3. EL PESO DE LAS ACTIVIDADES AGRARIAS ACTIVIDADES AGRARIAS,P.I.B., Y POBLACIÓN ACTIVA 1950-2005 % Aportación de las activida-des agrarias al PIB % Población activa dedicada a las actividades agrarias 1950 42,15 49,60 1960 24,78 39,70 1070 11,09 24,16 1985 5,70 16,90 1990 4,52 11,22 1995 4,20 8,54 2000 4,00 6,91 2001 3,90 6,68 2002 3,60 6,25 2003 3,60 6,00 2004 3,40 5,78 2005 2,90 5,31 A partir de Saenz de Lorite y de datos del INE 26 27 Las actividades agrarias, en España, en la actualidad aportan al PIB un poco menos del 3 % y dan trabajo a menos del 5,5 % de la población activa, manifestando esas cidras un constante y ahora lento retroceso, siguiendo la tónica general europea, cuyo sector agrario ocupa a un poco menos del 2 % de la población activa y aporta una cifra similar del VAB. Observándose, además, que los países más avanzados son los que presentan cifras menores, de lo que cabe deducir que en el futuro estas seguirán siendo decrecientes, al menos hasta alcanzar los parámetros medios de los países más avanzados. No obstante, cabe hacer varias observaciones: 1. La reducción del peso relativo de las actividades agrarias en el conjunto de la economía no se ha realizado de una forma continua y constante, sino que presenta dos claros períodos: 28 a. b. De 1950 a 1970 se observa un descenso rápido y acusado que se corresponde con la etapa “desarrollista” o de industrialización definitiva de España. Desde 1970 el descenso continúa pero de forma más lenta y suave, obedeciendo a otras causas que lego analizaremos. 2. Esta reducción no quiere decir que su producción esté disminuyendo; por el contrario, la introducción de los medios de producción creados por la industrialización (mecanización – tractores, motocultores, cosechadoras, aperos agrarios, etc.- fertilizantes, pesticidas, etc.) y más recientemente como resultado de la investigación (ingeniería genética aplicada a las semillas, aplicación de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, ingeniería agrícola y ganadera, etc.) han tenido como resultado un constante crecimiento de la producción, sólo que éste ha sido menor que el que han tenido los sectores secundario y terciario y ha llevado consigo una constante reducción de la mano de obra empleada. 3. La pérdida del peso económico de las actividades agrarias no les resta importancia en la medida en que, como señala la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea, las actividades agrarias son multifuncionales; esto es, su trascendencia no depende sólo de los bienes que producen, sino que cada vez cobran más valor otras funciones que realizan: a. Han organizado y dado forma al territorio rural, que hemos heredado y que forma parte del patrimonio colectivo, con el que el ciudadano español y europeo se sienten estrechamente vinculados. b. Son las actividades económicas “clave” de las zonas rurales, que ocupan el 90 % del territorio europeo y que albergan al 50 % de su población. c. De las actividades agrarias depende, en gran parte, el subsector de la industria agroalimentaria, que supone casi el 15 % de la producción industrial europea y el 17 % del español. d. Las actividades agrarias contribuyen al mantenimiento de una gran variedad de hábitats seminaturales de gran valor, que son un soporte importante para el mantenimiento de la biodiversidad española y europea. Por otro lado, las prácticas agrarias tienen importantes repercusiones sobre el medio natural: la sobreexplotación de las tierras, el abandono de las actividades agrarias, el uso abusivo de fertilizantes y pesticidas, la gestión de los residuos ganaderos, el uso del agua para el riego, etc. 29 e. tienen importantes repercusiones en el medio natural, ya que implementan os procesos de desertización y de deterioro de los suelos, son importantes fuentes de contaminación, o actúan negativamente sobre los recursos naturales. De la forma en la que se gestionan el patrimonio rural, los hábitats seminaturales y el medio ambiente, depende que se generen eslabonamientos que pueden dar lugar al fomento de otras actividades económicas (actividades culturales, de ocio, turísticas, etc.) en el mundo rural, que colaboren al mantenimiento de su tejido social y a la elevación de su nivel de rentas. 4. PROBLEMÁTICA DE LAS ACTIVIDADES AGRARIAS: 1. El envejecimiento de la población activa y el éxodo rural En la década de los años treinta, del pasado siglo, más de la mitad de la población activa se ocupaba en el sector agrario1. El desarrollo industrial supuso una reasignación de recursos, incluidos los humanos, desde los sectores menos productivos a los más productivos; esto es, desde el sector agrario tradicional al industrial y a los subsectores del sector terciario que se estaban desarrollando con fuerza. 1 Tras la Guerra Civil, el período de 1936-59 fue de ruralización, bien por la política de auto abastecimiento agrario del régimen (en la ideología inicial del franquismo había una defensa de lo agrario), bien por la crisis acusada de los otros sectores económicos. 30 Esta transferencia de población (éxodo rural) comenzó a mediados del siglo XIX, pero cobró verdadera importancia entre los años 1950 y 1975, en el período llamado del “desarrollismo”, cuando una gran parte de la población joven en edad de trabajar abandonó el mundo rural para trasladarse a las grandes ciudades, donde se ofrecían los nuevos empleos. Esta emigración masiva supuso el envejecimiento del mundo rural, especialmente de los municipios más pequeños del interior peninsular2 y de la población activa agraria. A partir de 1975 y hasta finales del pasado siglo XX, esta corriente migratorio continuó, aunque ralentizando su ritmo su ritmo. Las causas de este éxodo rural hay que buscarlas en: 1. La existencia de un nivel de rentas más bajo en el mundo rural que el en urbano. 2. La introducción de los nuevos inputs industriales en el mundo agrario ocasionó un “exceso” de mano de obra, que era necesaria en las grandes ciudades donde se estaban concentrando las nuevas oportunidades de empleo que generaba la industrialización. El llamado “baby boon” hizo más acusada esta situación. 3. En el mundo rural la accesibilidad a los dispensadores de servicios era mucho menor que en el mundo urbano, haciendo este mucho más apetecible para la población. 4. El desarrollo del turismo en el litoral mediterráneo generó puestos de trabajo de baja cualificación. Posteriormente, el ciclo recesivo mundial (1973-1996) y sus secuelas en el desempleo urbano, el envejecimiento del mundo rural y sus consecuencias en una baja tasa de natalidad y unas bajas tasas de población joven y en edad de trabajar, el comienzo de la desconcentración productiva desde las ciudades hacia localidades rurales próximas y/o bien comunicadas, y, paralelamente, el crecimiento de las ciudades y de su población joven hacia las localidades próximas y/o bien comunicadas: - Ha frenado el ritmo del éxodo rural. 2 Tuvo una importancia notabilísima en las pequeñas localidades de las zonas montañosas, particularmente en el Sistema Ibérico, donde se dio el fenómeno de los llamados “pueblos abandonados”. 31 - Ha creado dos ámbitos muy diferenciados: el de los núcleos de población cercanos y/o bien comunicados con las grandes ciudades, que presentan cifras de población progresivas y tasas de población joven relativamente altas; y el de las pequeñas localidades del interior, alejadas y/o mal comunicadas con los grandes núcleos de actividad, que siguen mostrando cifras regresivas, un altísimo envejecimiento y unas reducidísimas generaciones jóvenes. A partir de los años 90 del pasado siglo, comenzó un lento proceso de rejuvenecimiento de la población, que tenía poco que ver con el crecimiento de las generaciones jóvenes. Por el contrario, manteniéndose una suave salida de población joven hacia las áreas urbanas (hasta 2006, que parece que comenzó un levísimo repunte, ha seguido disminuyendo el porcentaje de población menor de 30 años dedicado a este sector), fue la mayor disminución de los grupos de edad más avanzados (mayores de 50 años) lo que produjo un disminución de su peso: el envejecimiento de la población había alcanzado tales dimensiones que unas tasas relativamente altas de mortalidad, las jubilaciones y los abandonos subvencionados, redujeron la población mayor de 50 años dedicada a las actividades agrarias, provocando que el peso de los grupos de edad correspondientes a los adultos mayores (entre 30 y 50 años) haya aumentado. 32 Pirámide de una localidad rural con la población claramente envejecida Desde comienzos de este siglo, un nuevo fenómeno ha venido a alterar este panorama: en las zonas con una agricultura competitiva, aquellas en las que se dan cultivos hortofrutícolas tempranos (zonas de muchas horas de sol de la España árida, donde es muy rentable la agricultura con invernaderos, zonas levantinas, donde las la insolación y las temperaturas veraniegas se dan pronto y, por lo tanto, tienen cosechas tempranas, las zonas agrarias de las islas canarias, y las zonas agrarias abastecedoras de productos hortofrutícolas a las grandes urbes), de fácil venta, especialmente en los países de la UE, y que buscan mano de obra barata para ser competitivos con productos similares producidos en países en vías de desarrollo, se está produciendo una fuerte llegada de inmigrantes extranjeros, que, entre otras cosas, está rejuveneciendo su estructura demográfica. Los datos que demuestran estas afirmaciones se encuentran en el capítulo dedicado al factor trabajo. Esta situación está agudizando las diferencias entre un mundo rural de interior, envejecido y regresivo, en el que aun continúa un lento éxodo hacia las ciudades de su población en edad de trabajar, especialmente la población femenina, y un mundo rural especializado en cultivos tempranos y de invernadero, que se está rejuveneciendo y recibe población en edad de trabajar. No obstante, cabe hacer aun otra diferenciación: en este mundo rural progresivo se dan dos zonas: - Las zonas que ofrecen trabajos eventuales o temporales y reciben trabajadores temporales (para la recolección de la cosecha o para la vendimia, por ejemplo) y las zonas, generalmente muy próximas al Norte de África, que reciben población inmigrante magrebí, que se plantea su inmigración por un limitado período de tiempo (varios años) y que no establece su familia en España, sino que la deja en su lugar de origen, son zonas con abultadas generaciones en edad de trabajar, con un clarísimo predominio de la población masculina, pero con tasas de natalidad bajas o muy bajas, en las que apenas se observan cambios con respecto a la situación anterior. 33 - Las zonas que ofrecen puestos de trabajo fijo o relativamente estables y reciben trabajadores que se plantean su emigración a largo plazo o de forma definitiva, y se establecen con su familia, presentan también crecimiento de sus generaciones en edad de trabajar, aunque aquí el predominio masculino no es tan grande, y las tasas de natalidad presentan cifras positivas originadas por el mantenimiento de hábitos reproductivos propios de sus países de origen. Bello es una localidad rural con la población muy escasa y muy envejecida Calahorra es una localidad que presenta una especialización en agricultura competitiva 34 Peñafiel es una localidad rural que sufrió un fuerte éxodo rural, pero que después se especializó en el cultivo de vid para vino de calidad (D.O. Ribera del Duero), altamente competitivo La Almunia de Doña Godina es una localidad rural que sufrió un fuerte éxodo rural pero que posteriormente se especializó en cultivos hortofrutícolas competitivos y utiliza mano de obra inmigrante. 35 El Ejido es una localidad fuertemente especializada en cultivos de invernadero orientados a la exportación hacia la UE. Utiliza abundante mano de obra inmigrante de origen norteafricano. Cullera es una localidad especializada en cultivos hortofrutícolas y en cítricos, que utiliza mano de obra inmigrante que presenta un cierto grado de permanencia. Tienen importancia también las actividades turísticas. 36 Biescas es una localidad rural de zona montañosa que sufrió un fortísimo éxodo rural pero que ahora acoge importantes actividades turísticas San Vicente de la Barquera es una localidad costera que sufrió el éxodo rural pero que lleva unos años notando la llegada de mano de obra inmigrante para trabajar en el sector turístico y otros relacionados. 37 Illescas es una localidad rural que está recibiendo actividades y población desde Madrid 2. Industrialización y éxodo rural: el nuevo modelo agrario. El modelo agrario tradicional español se sustentaba en cuatro grandes pilares: una mano de obra abundante y muy barata, una escasísima utilización de tecnología, una producción inferior a la demanda interna y un sistema arancelario proteccionista que dificultaba las importaciones y garantizaba ciertos niveles de rentabilidad para los productores. La industrialización acelerada del período desarrollista vino a trastocar este marco y a imponer un nuevo modelo agrario: el éxodo rural hizo que la mano de obra disponible para la agricultura fuese escasa y, por lo tanto, más cara que 38 MIGRACIONES INTERIORES ESPAÑA 1960-1980 Personas que cambiaron de residencia 1961 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970 175.340 349.346 444.587 498.203 448.126 280.082 383.259 370.523 389.908 380.351 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 216.010 358.993 438.919 493.406 396.704 224.001 421.092 397.524 418.682 371.985 antes. Este aumento en los costes llevó a los empresarios agrarios a sustituir mano de obra por los inputs que la industria le ofrecía, especialmente por la mecanización y el uso de fertilizantes, buscando aumentar la productividad. Siempre impulsados por un mercado en el que la demanda de productos alimenticios era mayor que la oferta (producción). Los problemas vinieron el escenario en el que se produjo este cambio. Europa y España llevaron a cabo, especialmente desde el comienzo de la década de los 50, unas políticas productivistas que buscaron aumentar la producción hasta alcanzar, al menos, el autoabastecimiento de productos alimenticios. Las principales herramientas de estas políticas fueron el proteccionismo frente a las producciones extranjeras más baratas y unas políticas de precios que, mediante subvenciones a los agricultores, garantizaban unos ciertos niveles de rentabilidad a éstos y, a la par, unos precios competitivos en el mercado. En este marco, los agricultores se lanzaron a invertir en tractores, cosechadoras, fertilizantes, plaguicidas, etc. sin tener en cuenta otra serie de cambios que eran necesarios para mantener la competitividad y, por ello, la rentabilidad de sus producciones: las explotaciones agrarias españolas siguieron siendo, en su inmensa mayoría, de un tamaño demasiado reducido para hacer rentables las nuevas inversiones, para poder obtener cosechas a precios competitivos y para, en definitiva, garantizar un nivel de rentas suficiente a los empresarios agrarios, que, de esta manera, pasaron a depender de las subvenciones y a mantener un fortísimo nivel de endeudamiento. 3. La llegada de inmigrantes a las zonas con una agricultura competitiva. El mercado laboral en el sector agrario está sufriendo también profundos cambios: 1. El progresivo envejecimiento de los empresarios agrarios y de sus familias, que tradicionalmente aportaban trabajo en momentos puntuales, y el avance de la agricultura a tiempo parcial (agricultores que son trabajadores en otros sectores productivos y sólo dedican a las actividades agrarias una parte de su tiempo) está originando que el sector, que tradicionalmente ocupaba a un reducido número de asalariados, pase a ser demandante de mano de obra. Este fenómeno es especialmente relevante en los sectores agrarios competitivos (agricultura de invernadero, sectores hortofrutícolas del litoral mediterráneo o de 39 las zonas de regadío del interior, vitivinicultura de calidad, etc.). El problema que se plantea es que, dado el escaso tamaño de muchas de las explotaciones, gran parte de ese trabajo es temporal y con carácter eventual, y en algunas ocasiones, no es regular (sin inscripción en la Seguridad Social). Así, en 2005, de las 1.079.413 explotaciones agrarias que había en España, 417.606 contrataron trabajo asalariado, pero sólo 89.307, las de mayores dimensiones y más rentables, dieron a ese trabajo un carácter fijo. Esta situación de incremento de la demanda de trabajo asalariado, pero de marcado carácter eventual y temporal, hace que sea poco “apetecible” para la oferta, a pesar de que los salarios agrarios están subiendo a buen ritmo en los últimos años. 2. El mundo rural, a pesar de las mejoras introducidas en los últimos años, sigue teniendo un nivel de rentas más bajo que el urbano y una accesibilidad a los dispensadores de servicios menor, lo que lo hace poco “deseable” para aquellos españoles que buscan trabajo y encuentran otras posibilidades en los sectores industrial, de la construcción o del sector servicios. 3. Por último, la sociedad española ha alcanzado ya un nivel de rentas que le está permitiendo renunciar a aquellos trabajos más duros, como son los realizados en el campo Este conjunto de situaciones está propiciando que esté llegando al mundo rural un contingente relativamente importante de población inmigrante extranjera, que está rejuveneciendo el mundo rural y, como ya hemos señalado, allí donde los nuevos puestos de trabajo son estables y los inmigrantes se plantean su estancia a largo plazo, un repunte de las tasas de natalidad. 40 41