Planteamiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja sobre la

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Planteamiento de la Cruz Roja
y la Media Luna Roja sobre la
gestión de desastres y crisis
Documento de posición
www.ifrc.org
Salvar vidas, cambiar mentalidades.
Nuestra organización
La Federación Internacional es la mayor red humanitaria de servicio voluntario en el mundo que, cada año, presta asistencia a 150
millones de personas por intermedio de las Sociedades Nacionales miembros. Juntos, la Federación Internacional y las Sociedades
Nacionales trabajan antes, durante y después de los desastres y las emergencias sanitarias para atender a las necesidades y
mejorar las vidas de las personas vulnerables, sin distinción de nacionalidad, raza, sexo, credo, clase social u opinión política.
Orientada por la Estrategia 2020 –el plan de acción colectivo para superar los principales desafíos humanitarios y en materia de
desarrollo de este decenio–, la Federación Internacional afirma su determinación de “salvar vidas y cambiar mentalidades”.
La fortaleza de la organización reside en su red de voluntarios, su pericia basada en las comunidades y su carácter neutral e
independiente. Obra en aras del perfeccionamiento de las normas humanitarias, en calidad de asociada para el desarrollo y en las
intervenciones en caso de desastres. Asimismo, intercede ante los encargados de adoptar decisiones para persuadirlos a actuar
en todo momento en favor de los intereses de las personas vulnerables. Así, la Federación Internacional promueve la salud y la
seguridad en las comunidades, reduce las vulnerabilidades, fortalece la capacidad para resistir y superar la adversidad y fomenta
una cultura de paz en el mundo.
© Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, Ginebra, 2011.
Se autoriza citar total o parcialmente el contenido de este estudio con fines no comerciales, siempre y cuando se mencione la fuente. La Federación
Internacional apreciaría recibir detalles acerca de su utilización. Las solicitudes para la reproducción comercial deben dirigirse a la Federación
Internacional a la dirección secretariat@ifrc.org.
Apartado postal 372
CH-1211 Ginebra 19
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Telefax: +41 22 733 0395
Correo electrónico: secretariat@ifrc.org
Cubierta: Yoshi Shimizu/IFRC
Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
Planteamiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja sobre la gestión de desastres y crisis Documento de posición
Los desastres y las crisis
contemporáneas
A lo largo de los últimos decenios, el mundo ha sido testigo de un aumento
significativo de la cantidad de desastres notificados; se ha pasado de menos
de 100 desastres notificados al año en 1975, a más de 400 en 20101. Al mismo
tiempo, se ha incrementado el número de personas afectadas y los daños
económicos causados por los desastres.
Seguimos enfrentando los graves problemas derivados de la creciente vulnerabilidad relacionada con amenazas mundiales como el cambio climático.
Debemos estar preparados para el aumento de los fenómenos meteorológicos
extremos, el deterioro ambiental y la inseguridad alimentaria; casi la mitad
(el 48 por ciento) de los desastres notificados en el Sistema de Información
para la Gestión en Casos de Desastre de la Federación Internacional de la Cruz
Roja y de la Media Luna Roja (la Federación) en 2004-2011 fueron catástrofes
hidrometeorológicas.
El crecimiento de la población y la urbanización no planificada pueden traer
aparejado un constante aumento de la cantidad de personas vulnerables. La
escasez de recursos, comprendidos los recursos naturales como el agua, contribuye probablemente a exacerbar las tensiones en el seno de las comunidades
y entre éstas, y puede provocar nuevos conflictos o prolongar los que ya existen.
Para enfrentar estas dificultades actuales y futuras, es necesario ampliar las
medidas de fortalecimiento de la capacidad de recuperación, de reducción del
riesgo, y de preparación para desastres e intervención a raíz de éstos.
Los cimientos de nuestra labor
de gestión de desastres y crisis
Los desastres y las crisis son
una perturbación grave del
funcionamiento de una comunidad,
que acarrea pérdidas y trastornos
generalizados que desbordan la
capacidad de ésta para hacerles
frente por sus propios medios. Un
desastre o crisis puede ser una
emergencia repentina o puede tener
una evolución lenta.
Durante un desastre –natural
o causado por el hombre– o
una crisis que se deriva de un
conflicto violento, el imperativo
inmediato es salvar vidas, reducir
los sufrimientos, los daños y las
pérdidas, y proteger, consolar y
apoyar a las personas afectadas
y brindarles asistencia. Estas
actividades combinadas con la
reducción del riesgo preventiva, el
fortalecimiento de la preparación
y la capacidad de recuperación
constituyen los elementos centrales
de nuestra labor de gestión de
desastres y crisis.
La Federación Internacional con 186 Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y
de la Media Luna Roja, es la red más grande del mundo que brinda asistencia
humanitaria a las personas vulnerables. Tenemos una tradición de varios
decenios excepcional en la tarea de asistir a las personas en desastres y crisis,
y el firme compromiso de perseguir siempre nuestro objetivo de salvar vidas,
proteger los medios de sustento y apoyar la recuperación después de desastres
y crisis, como se expone en nuestra Estrategia 2020.
1 EM-DAT, Base de datos internacional sobre desastres, Centro de Investigación sobre la
Epidemiología de los Desastres (CRED), http://www.emdat.be/natural-disasters-trends, 25 de
agosto de 2011.
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Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
Somos una red con arraigo comunitario que cuenta con más de 13 millones de
voluntarios que trabajan en las comunidades en los ámbitos de intervención
y recuperación en casos de desastre, preparación para desastres y reducción del riesgo, y salud y desarrollo. Dado que los voluntarios y el personal
que intervienen en casos de desastre están estrechamente vinculados en la
comunidad suelen ser los primeros en acudir al lugar donde ha ocurrido la
catástrofe. Despliegan los esfuerzos necesarios a fin de llegar a tiempo a las
comunidades vulnerables y dar la alerta anticipada, ayudarlas a prepararse
para hacer frente a desastres y crisis, prestarles asistencia para salvar vidas,
y permanecer junto a la población afectada a lo largo de todo el proceso de
recuperación posterior al desastre, reforzando su capacidad de restablecimiento de forma que puedan resistir nuevas adversidades.
Lejos de los proyectores de los medios de comunicación, los voluntarios trabajan en miles de crisis y situaciones de desastre que se producen diariamente
en distintos lugares del mundo. En 2010, los voluntarios de la Cruz Roja y la
Media Luna Roja prestaron servicios cuyo valor estimado se elevó a más de
6.000 millones de dólares estadounidenses y ayudaron a más de 30 millones
de personas, en situaciones de catástrofes.
Todo cuanto hacemos se inspira en siete Principios Fundamentales: humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, voluntariado, unidad y universalidad. Estos Principios velan por que, independientemente de consideraciones de nacionalidad, raza, creencias religiosas, condición social o credo
político, brindemos ayuda en función únicamente de las necesidades y prestemos asistencia de forma neutral y digna. Los voluntarios y miembros del
personal trabajan bajo la protección de los emblemas de la cruz roja, la media
luna roja y el cristal rojo, que están consagrados en el derecho internacional
humanitario. Estos principios y emblemas son respetados en todo el mundo
y, sumados a la relación privilegiada de nuestras Sociedades Nacionales en
calidad de auxiliares de sus respectivos gobiernos en el ámbito humanitario,
proporcionan la posibilidad única de gozar de acceso a las personas que necesitan asistencia dentro de las fronteras de un país y allende éstas.
El arraigo local no supone apenas una incidencia local. La red de la Cruz
Roja y la Media Luna Roja tiene un alcance mundial y cuenta con Sociedades
Nacionales miembros en casi todos los países del mundo, lo que nos permite
ampliar y reunir de forma eficaz los recursos y los conocimientos especializados para apoyar a las personas afectadas por desastres o crisis devastadoras.
En los casos de desastre de gran escala, como el terremoto que sufrió Haití en
2010, más de 120 Sociedades Nacionales de todos los continentes aportaron
fondos, recursos humanos o artículos a las operaciones de la Cruz Roja y de
la Media Luna Roja.
Gracias a una presencia en todo el mundo, podemos también llevar a cabo
actividades de diplomacia humanitaria basadas en pruebas a favor de las
Sociedades Nacionales y de las personas a las que asisten, y podemos ser
portavoces de quienes no pueden expresarse en las instancias donde se toman
decisiones al más alto nivel para persuadir a gobiernos y líderes de opinión de
que actúen siempre en defensa de los intereses de las personas vulnerables
de todo el mundo.
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Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
Planteamiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja sobre la gestión de desastres y crisis Documento de posición
Los resultados satisfactorios de la
recuperación en Perú
Tras el terremoto que tuvo lugar en agosto de 2007, la zona costera del Perú sufrió
varias réplicas y tsunamis de menor intensidad, que provocaron daños materiales
en los hogares, las escuelas y la infraestructura de la comunidad y afectaron a más
de 131.000 familias.
La Federación Internacional ayudó a la Cruz Roja Peruana a poner en marcha
un programa de socorro y recuperación inicial y, posteriormente, un programa
de reconstrucción como parte de la recuperación a largo plazo de la población
afectada. Se hizo mucho hincapié en fortalecer las capacidades locales de la
población afectada y de la Cruz Roja Peruana, promoviendo la actuación simultánea
de las propias familias, las comunidades, los organismos de cooperación y los
miembros del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
En la planificación del programa se incorporaron los problemas ambientales
terminando de evaluar las repercusiones en el medio ambiente, lo que se tradujo en
propuestas de bajo costo respetuosas con el medio ambiente.
La comunidad desempeñó un papel esencial en la construcción de sus propios
alojamientos, primero en la fase del albergue provisional y, posteriormente, en la
reconstrucción permanente de sus viviendas. La Federación Internacional colaboró
en esta tarea aportando recursos económicos y bocetos técnicos probados para
resistir a seísmos en los laboratorios de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Este fue un paso importante en el apoyo a la comunidad para impulsar su propio
proceso de recuperación, fortaleciendo su sentimiento de autosuficiencia (y, como
resultado de ello, un aumento del bienestar psicológico) y su preparación para pasar
a la siguiente fase de la recuperación.
El enfoque holístico adoptado por la Federación Internacional y la Cruz Roja Peruana
significaba que podían atenderse las necesidades de un amplio espectro de la
comunidad, como las siguientes: las dificultades relacionadas con la propiedad
de la tierra y las cuestiones de asentamiento; el suministro de servicios de salud,
educación y abastecimiento de agua, promoción de la higiene y el saneamiento,
y el restablecimiento de los medios de subsistencia al mismo tiempo que se
brindan nuevas oportunidades de generar ingresos. Todo ello dio lugar a una base
económica más sólida que antes del desastre, con mejoras en el mercado local y
más oportunidades de generación de ingresos para las mujeres.
Entre otros beneficios derivados del programa de socorro y recuperación cabe
citar una comunidad autosuficiente más capaz de trabajar unida para perseguir
el bien común con la creación de ‘espacios’ públicos que pueden utilizarse con
fines sociales colectivos. La comunidad se encarga de forma colectiva de esos
espacios y los administra. Además, se ha fortalecido a la sociedad civil mediante
la participación de las diversas organizaciones locales en cursos de capacitación
sobre dirección, gestión y trabajo en equipo. Por último, se ha reforzado a la Cruz
Roja Peruana mediante el fortalecimiento de la capacidad de sus voluntarios y la
ampliación de su programa de reducción del riesgo de desastre.
Nuestro plan de gestión
de desastres y crisis
Nuestra labor de gestión de desastres comienza a menudo mucho antes del
inicio de la catástrofe. Los voluntarios y el personal de la Sociedad Nacional
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Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
Actividades
simultáneas
de socorro y
recuperación en Kenia
A principios de 2011, la Cruz Roja
de Kenia lanzó un llamamiento
para tomar medidas preventivas y
de mitigación inmediatas en una
situación de sequía e inseguridad
alimentaria que se preveía que iba
a agravarse. Entre las actividades
estaban las siguientes: apoyo a los
medios de subsistencia y servicios de
agua y saneamiento a corto y largo
plazo en las comunidades afectadas.
Cuando unos meses más tarde ese
mismo año empeoró la situación de
sequía e inseguridad alimentaria, la
intervención de la Cruz Roja de Kenia
y de la Federación Internacional
utilizó un enfoque de dos vertientes
para satisfacer las necesidades de la
población afectada; se pusieron en
marcha actividades de emergencia
para atender las necesidades
humanitarias urgentes de las
personas afectadas, en particular
agua y alimentos. La Sociedad
Nacional está realizando también
operaciones a mediano y largo plazo
para volver a fortalecer la capacidad
de recuperación de las comunidades
frente a futuros desastres mediante
iniciativas de recuperación inicial,
como las innovaciones en el ámbito
agrícola y en materia de semillas.
Este enfoque combinado se propone
satisfacer la necesidad urgente
de salvar vidas y luchar al mismo
tiempo contra las causas básicas de
la vulnerabilidad en el largo plazo.
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ayudan a sus comunidades a determinar las amenazas y vulnerabilidades
más frecuentes, y las capacidades y los mecanismos para enfrentarlas de la
comunidad. Sobre la base del análisis, las comunidades elaboran iniciativas
encaminadas a hacer frente a los riesgos, garantizar que haya planes de preparación e intervención locales, mejorar los sistemas de alerta anticipada y,
siempre que sea posible, abogar por que se adopten medidas más amplias de
reducción del riesgo que tengan en cuenta el clima en el marco de procesos
dirigidos por la comunidad. Las Sociedades Nacionales ayudan también a
las comunidades a preparar sus intervenciones mediante la constitución de
reservas para emergencias locales y la capacitación de sus miembros en primeros auxilios. Mientras mejor preparada está la comunidad, mayor será su
capacidad de resistencia en casos de desastre.
Tras un desastre, la llegada del personal y los voluntarios de la Cruz Roja y de
la Media Luna Roja es, a menudo, el primer indicio para las personas afectadas de que su solicitud de socorro ha sido escuchada y que la asistencia está
en camino. Los equipos de intervención nacionales, de la comunidad y de la
filial de la Sociedad Nacional desempeñan un papel decisivo en vista de que
son los primeros en llegar. Estas personas conocen las necesidades, capacidades y vulnerabilidades locales; prestan asistencia en el momento que más
se necesita y son capaces de encontrar soluciones duraderas y basadas en las
necesidades locales. Los voluntarios pueden realizar actividades de socorrismo
de inmediato, como búsqueda y salvamento, primeros auxilios y evacuación.
Esta labor se ve reforzada por la atención de las necesidades básicas, como
alimentos, atención de salud, refugios, agua salubre y condiciones sanitarias
de emergencia.
Nuestra ayuda se extiende mucho más allá del final anunciado o percibido de la
fase de emergencia. El personal y los voluntarios de la Cruz Roja y de la Media
Luna Roja suelen ser integrantes de la comunidad; así apoyan constantemente
la recuperación de las personas afectadas. La asistencia para la recuperación
se sustenta en los esfuerzos espontáneos de las personas afectadas por hacer
frente a las dificultades, recuperarse y reconstruir. La labor comienza desde un
principio, al mismo tiempo que las actividades de socorro, intentando ayudar
a las personas más allá del punto culminante de la crisis, y sigue a mediano
plazo promoviendo una mayor capacidad de recuperación. Los programas
relativos a la recuperación abarcan actividades bien coordinadas encaminadas a proteger y restablecer los medios de subsistencia, mejorar la seguridad
alimentaria y una amplia diversidad de otras actuaciones como servicios de
salud públicos y comunitarios, suministro de alojamientos provisionales y para
períodos más prolongados, protección y apoyo psicosocial. Estas actividades
se llevan a cabo de una forma que tiende a reducir la dependencia, mitigar el
conflicto y lograr los objetivos de reducción del riesgo a largo plazo.
Las comunidades no compartimentan sus necesidades por sectores y tampoco
lo hace la Federación Internacional. Nuestro plan integral de gestión de desastres significa que, en lugar de prestar una asistencia por sector, adaptaremos
nuestra asistencia para satisfacer las variadas necesidades de las personas y
las comunidades de una forma holística que complemente la labor de las autoridades locales, los organismos internacionales y las organizaciones locales
de la sociedad civil.
Gracias a la red de Sociedades Nacionales y al sistema de intervención mundial
tenemos la capacidad de movilizar recursos y personal especializado desde
todas partes del mundo para complementar las operaciones locales siempre
que sea necesario. La Federación Internacional tiene capacidad, herramientas
Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
Planteamiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja sobre la gestión de desastres y crisis Documento de posición
y sistemas muy arraigados para intervenir eficazmente que pueden ponerse en
movimiento de inmediato y desplegarse en el escenario de la catástrofe apenas
transcurridas unas horas; entre ellos cabe citar los equipos de evaluación y
coordinación sobre el terreno (FACT), los equipos regionales de intervención a
raíz de desastres (RDRT) y las unidades de intervención de urgencia (ERU), que
forman un dispositivo sin fisuras que vincula los recursos locales, nacionales,
regionales e internacionales.
Entre los recursos para la gestión de desastres de la Federación Internacional
están los centros de socorro y logística ubicados cerca de las zonas propensas
a desastres y una amplia red de existencias de artículos de socorro almacenados en lugares estratégicos que garantizan la rápida asistencia vital a las
personas afectadas por desastres o crisis. Se invierte en herramientas de
gestión de la información, como el Sistema de Información para la Gestión
en Casos de Desastre (DMIS), que proporciona información sobre desastres
en el momento oportuno y el análisis de ésta al personal especializado en
la gestión de desastres. En todos los contextos, la Federación Internacional
concede enorme importancia a la seguridad y al bienestar del personal y los
voluntarios de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, y hace todo lo posible
para que trabajen de la forma más segura posible.
Si bien la Federación Internacional posee la capacidad de desarrollar actividades de preparación, intervención y recuperación frente a desastres no se da
por sentado que esa capacidad existirá en los años venideros. Por consiguiente,
el fortalecimiento constante de la capacidad es una parte fundamental del
plan de gestión de desastres y crisis de la Federación Internacional. En términos generales, en toda operación de intervención ante un desastre nos proponemos conseguir que las comunidades sean más seguras y tengan mayor
capacidad de resistencia y que las Sociedades Nacionales sean más fuertes y
estén mejor preparadas.
Nuestra intervención en casos de desastre
y en crisis de pequeña y mediana escala
Mientras que los desastres de gran escala suelen despertar mucho interés
en los medios de comunicación y absorben una parte enorme de nuestros
recursos y energías a escala internacional, la gran mayoría de los desastres
son de pequeñas dimensiones y se gestionan a nivel local. De hecho, nuestra
experiencia es que el 80 por ciento de los desastres se gestionan localmente
sin la intervención regional o internacional. Estos desastres de menor escala
afectan a la gran mayoría de todas las víctimas de desastres; y aunque no se
ven en las pantallas de televisión de todo el mundo, requieren una actuación
eficaz que llegue a tiempo.
En el caso de desastres de pequeña y mediana escala, las Sociedades
Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja están bien situadas para
actuar y tienen voluntarios capacitados que integran equipos locales y nacionales de intervención en casos de desastre. La Sociedad Nacional planifica y
lleva a cabo la intervención en el país afectado y, si lo solicita, la Federación
Internacional aporta más apoyo o colabora en la coordinación. Este apoyo
puede tomar la forma de asistencia técnica para fortalecer los equipos nacionales de intervención o de una contribución económica procedente del Fondo
de Reserva para el Socorro en Casos de Desastre (DREF). En 2010, se asignaron a las Sociedades Nacionales 17,4 millones de francos suizos de ayuda
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Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
económica para operaciones en desastres de pequeña y mediana escala, en
los que no se lanzó un llamamiento de emergencia internacional, y se brindó
asistencia directa a más de12 millones de personas afectadas por desastres
de pequeña escala.
La Federación Internacional enviará además, previa petición, además especialistas técnicos al país afectado para colaborar en las operaciones y coordinar
los ofrecimientos de asistencia de las Sociedades Nacionales hermanas de la
región y del mundo entero. De esa forma, la Federación respalda y complementa la labor de la Sociedad Nacional y de las autoridades competentes pero
no las sustituye ni tampoco añade trámites burocráticos innecesarios que
podrían llevar a la duplicación de los esfuerzos o de los recursos.
Nuestra intervención en casos de
desastre y crisis de gran escala
Los desastres grandes o complejos pueden devastar incluso al país más desarrollado y preparado y a su Sociedad Nacional. En esos casos, se requiere aplicar
distintas herramientas y sistemas. Cuando se produce un enorme desastre en
una región y, a petición de las Sociedades Nacionales afectadas, la Federación
Internacional pone en marcha su capacidad de despliegue en el mundo entero
y los mecanismos de intervención con personal especializado y recursos disponibles en todo el Movimiento. Entre estos recursos cabe citar los que figuran
a continuación:
El terremoto en Haití
En la operación realizada en 2010
a raíz del terremoto en Haití, la
Federación desplegó 21 unidades de
intervención de urgencia en total y
otros tres equipos de intervención.
Estas unidades colaboraron
en prestar servicios a cientos
de miles de supervivientes del
terremoto creando y administrando
hospitales sobre el terreno, plantas
de tratamiento del agua, bases
logísticas, centros de operaciones
móviles, infraestructura de
telecomunicaciones de emergencia,
y servicios de saneamiento, y
distribuyendo suministros y refugios
de emergencia.
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Unidades de intervención de urgencia (ERU): Cada unidad de intervención de
urgencia es un equipo internacional autosuficiente de especialistas técnicos
capacitados que cuentan con lotes de equipos previamente acondicionados
para operaciones de emergencia y pueden desplegarse en 48 horas. Estas unidades están concebidas para ser autosuficientes durante un mes y pueden
actuar durante un período máximo de cuatro meses, prestan apoyo a las
Sociedades Nacionales en la labor de asistencia vital en los ámbitos de agua y
saneamiento, atención de salud, distribución de artículos de socorro, logística
y tecnología de la información, y telecomunicaciones.
Equipos de evaluación y coordinación sobre el terreno (FACT): Estos equipos
están integrados por personal de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja especializado en la gestión de desastres procedente de nuestra red mundial que
ayuda a las Sociedades Nacionales a intervenir de forma eficaz evaluando
las necesidades urgentes, y facilitando y coordinando la puesta en marcha
de las actividades. Estos equipos se encuentran en estado de alerta y pueden
desplegarse en cualquier lugar del mundo en el plazo de 24 horas y durante
un período máximo de cuatro semanas.
Equipos regionales de intervención a raíz de desastres (RDRT): Estos equipos
promueven el fortalecimiento de los recursos regionales para la gestión de
desastres; están integrados por voluntarios o personal de la Sociedad Nacional
de la Cruz Roja o de la Media Luna Roja, por lo general son miembros de
sus propios equipos nacionales de intervención, capacitados para trabajar en
equipo y prestar asistencia a las Sociedades Nacionales en los países vecinos.
Se componen de un grupo central de personas con conocimientos especializados en todos los sectores, como salud y nutrición, seguridad alimentaria
y medios de subsistencia, logística, agua y saneamiento, y de trabajadores de
socorro generalistas. La mayoría tiene amplia experiencia en intervenciones
en casos de desastre en sus propios países y a escala regional.
Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
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También existe la capacidad operativa de despliegue para la recuperación, y
la Federación puede recurrir a ella sin dilación para aportar más medios especializados en la evaluación, el análisis y el diseño de programas detallados.
La Federación Internacional dirigirá y administrará, previa petición, un llamamiento de emergencia y coordinará las medidas adoptadas por los asociados
en el marco de la estructura de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y fuera
de ella, como por ejemplo, con las organizaciones del sistema de las Naciones
Unidas, la sociedad civil y otras organizaciones humanitarias. Estos mecanismos forman un plan de intervención coordinada que nos permite llegar a
tiempo para salvar vidas y ayudar en la labor de recuperación en cualquier
parte del mundo.
El camino a seguir frente
a los desafíos futuros
Ampliaremos la cantidad y calidad de nuestras actividades para atender tantas
necesidades de las personas vulnerables como lo permitan nuestros recursos
colectivos. Para enfrentar la creciente complejidad de los desastres y las dificultades de coordinación planteadas ante la intervención de otros agentes, como
militares y organizaciones del sector privado, promoveremos los Principios
Fundamentales y una labor humanitaria bien coordinada. Adaptaremos
nuestras medidas de prevención, preparación e intervención para que se
ajusten al contexto urbano y tengan en cuenta las tensiones y los conflictos
comunitarios. Prestaremos especial atención a los grupos vulnerables, como
las mujeres, los jóvenes y los ancianos, y los grupos marginales de la sociedad.
Trabajaremos de forma colectiva e individual para:
Salvar vidas y proteger los medios de sustento
interviniendo en casos de desastre y en crisis de
forma eficaz y coherente y en el momento oportuno
Nuestra prioridad es ayudar a las personas más vulnerables y velar por que
se atiendan las necesidades urgentes. Para hacerlo de manera eficaz, la evaluación de las necesidades y los sistemas logísticos tienen que interactuar a la
perfección, y hacer coincidir la información sobre las necesidades insatisfechas
con la información sobre la asistencia. Es mejor que armonicemos nuestros
sistemas y prácticas para que esa información esencial esté a disposición del
personal especializado en la gestión de desastres cuando se necesite.
La planificación de la fase inicial de recuperación debe comenzar al mismo
tiempo que la labor de socorro inicial para lograr que la intervención en casos
de desastre sea coherente y esté bien coordinada. Estamos ampliando nuestra
capacidad de despliegue para la recuperación y perfeccionando las herramientas de los programas de recuperación, como la evaluación minuciosa de las
necesidades multisectoriales.
Para que la intervención sea eficaz y pertinente es necesario comprender a
fondo que las comunidades son organismos sociales y núcleos económicos, y
conocer sus respectivos entornos locales y nacionales. Estamos empeñados
en establecer relaciones con los principales líderes de opinión y con los encargados de tomar decisiones para ejercer influencia sobre ellos, actividad que
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Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
ahora denominamos diplomacia humanitaria, con objeto de crear entornos
propicios para realizar intervenciones inmediatas y actividades de recuperación a mediano y largo plazo.
Aplicar enfoques
bien vinculados
y coordinados
para conseguir
una capacidad
de recuperación
duradera
Un ejemplo de una intervención para
el fortalecimiento de la capacidad
de recuperación es el proyecto de
plantación de manglares puesto
en marcha por la Cruz Roja de
Indonesia conjuntamente con
una Sociedad Nacional hermana a
lo largo de la costa este de la Isla
Simeulue, que fue afectada por el
tsunami del Océano Índico en 2004.
El proyecto se llevó a cabo mediante
un plan de “dinero por trabajo”, que
proporciona ingresos a la comunidad
que participa en la plantación de
manglares. Inicialmente, estas
plantaciones tenían por objeto
reducir los riesgos derivados de las
altas mareas y de los fuertes vientos.
Sin embargo, su función fue más
allá del plan de reducción del riesgo.
Se llegó a la conclusión de que la
comunidad podía utilizar las zonas
costeras cubiertas por la plantación
de manglares para criar cangrejos
y camarones. Por consiguiente, el
proyecto no proporcionó únicamente
una fuente de ingresos a corto plazo,
sino que introdujo también un nuevo
medio de subsistencia alternativo
al mismo tiempo que hacía frente al
riesgo de las altas mareas y de los
fuertes vientos.
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En el marco de amenazas relacionadas con el clima y del deterioro ambiental,
nuestra intervención basada en el conocimiento de los riesgos tendrá que ayudar a las comunidades a encontrar soluciones que promuevan la gestión sostenible de los recursos naturales y tengan en cuenta las repercusiones actuales
y futuras del cambio climático. Los centros de información de la Federación
sobre apoyo psicológico, medios de subsistencia y seguridad alimentaria, y
cambio climático tienen capacidad para aportar conocimientos especializados
a las Sociedades Nacionales que trabajan en estrecha colaboración con varias
comunidades para fortalecer su capacidad de recuperación.
Siempre que sea posible, las operaciones en casos de desastre serán dirigidas
por el personal y los equipos de voluntarios de la Sociedad Nacional del país
donde se ha producido el desastre o la crisis. Reforzaremos esta capacidad de
intervención local fundamental.
Cuando la situación lo exija, se recurrirá a la ayuda complementaria de nuestra
vasta red mundial de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y de los asociados
externos. Y nos aseguraremos de preparar desde el comienzo, mediante una
cuidadosa planificación, la finalización de las operaciones de socorro apoyadas
y coordinadas a escala internacional. Esta tarea comprende analizar y decidir
la mejor forma de transferir actividades y programas específicos a los asociados locales y nacionales pertinentes, en particular a las autoridades locales y
gubernamentales, y a la Sociedad Nacional beneficiaria. A modo de ejemplo,
podemos mencionar el caso de Haití, donde la Federación Internacional ha
suministrado agua salubre a más de 300.000 personas en la fase de emergencia
ampliada y, ahora, transfiere la responsabilidad del abastecimiento de agua
salubre a la autoridad nacional encargada del agua ya que está en condiciones
de retomar las funciones que tenía antes de producirse el desastre.
Llevaremos a cabo sin interrupción las siguientes tareas: analizar las tendencias en el ámbito humanitario, mejorar nuestras herramientas de gestión de
conocimientos, aprovechar las enseñanzas extraídas de operaciones anteriores, y mantener la flexibilidad para adaptarnos rápida y eficazmente a un
mundo en constante evolución. Y promover también enfoques como el programa de transferencias monetarias que habilita a las personas afectadas
por el desastre y la crisis para atender sus necesidades en función de sus
prioridades e impulsa la recuperación de la economía local.
Invertir en la reducción del riesgo y la
preparación de la comunidad
Las comunidades de todo el mundo están expuestas a fenómenos meteorológicos extremos, a la escasez de alimentos y a otros peligros naturales cada vez
más frecuentes. Estos peligros se convierten en desastres cuando perturban o
destruyen la capacidad de la comunidad de funcionar con normalidad. Por lo
tanto, la consolidación de la preparación y el fortalecimiento de la capacidad
de recuperación es la clave para prevenir y hacer frente a estas amenazas
futuras. Con la inversión en preparación preventiva -en 2010 se asignaron
88 millones de francos suizos a programas de reducción del riesgo de desastres bilaterales y multilaterales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja-, se
desea ampliar el ámbito de aplicación de las medidas de reducción del riesgo
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Planteamiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja sobre la gestión de desastres y crisis Documento de posición
y preparación, y lograr detectar de forma eficaz los riesgos urbanos, medioambientales y meteorológicos. Asimismo, hacemos todo lo posible por basar
nuestros enfoques en pruebas, utilizando indicadores mundiales, fomentando
el análisis de la relación del costo en función del beneficio de las medidas de
reducción del riesgo y estableciendo mecanismos para hacer el seguimiento
de la vulnerabilidad.
Fortalecer la preparación institucional
La preparación institucional y la planificación para situaciones imprevistas
son necesarias a la hora de enfrentar los desastres de pequeña y mediana
escala más frecuentes y menos previsibles, y de fortalecer las capacidades de
nuestra red para intervenir en desastres nacionales, regionales y mundiales
importantes.
La Federación Internacional y las Sociedades Nacionales intentan actuar con
antelación basándose en la información científica de alerta anticipada, y prepararse para desastres inminentes; esto comprende el tener en cuenta las previsiones estacionales sobre condiciones de sequía o lluvias poco comunes con
objeto de, por ejemplo, hacer acopio de existencias en lugares estratégicos, y
poner en guardia e impartir nuevos cursos de formación a los voluntarios para
prestar asistencia en operaciones de emergencia si fuese necesario. Abarca,
asimismo, la insistencia en la reacción ante señales de alerta anticipada disponibles en distintas escalas de tiempo -que van de días a decenios- con
objeto de mejorar la preparación y la planificación para situaciones imprevistas
locales y mundiales.
Nos hemos comprometido a ayudar a los gobiernos a prepararse mejor para
los problemas jurídicos que suelen plantearse en relación con la intervención
en casos de desastre. Como parte del programa de Normas, leyes y principios
aplicables en las acciones internacionales en casos de desastre, la Federación
y las Sociedades Nacionales difunden directrices internacionales para ayudar
a los gobiernos a fortalecer sus leyes y políticas nacionales relacionadas con
desastres. Si utilizan las directrices, los gobiernos pueden evitar demoras
innecesarias en la entrega de la ayuda humanitaria y lograr, al mismo tiempo,
mejorar la coordinación y la calidad de la asistencia prestada.
Centrar nuestras actividades en las personas
afectadas por desastres y crisis
Hemos aprendido que los enfoques que fomentan la participación son más
eficaces para fortalecer y mantener la capacidad de recuperación de la comunidad. Nuestra experiencia en la labor con poblaciones afectadas por desastres
y crisis es que capacitar a las personas para que tomen sus propias decisiones
y darles la posibilidad de elegir hace que nuestra asistencia sea adecuada y
apuntala la dignidad de las personas afectadas. Nuestro objetivo es centrar
nuestras actividades en las personas más afectadas por desastres y crisis, y
colaborar al máximo en su recuperación. Analizamos también la dinámica
y las posibles tensiones de la comunidad para asegurarnos de que el apoyo
que les brindamos refuerce la unión en las comunidades y no exacerbe las
tensiones existentes. Utilizamos herramientas y prácticas de comunicación y
retroalimentación avanzadas con las personas afectadas, y aplicamos métodos
locales tradicionales y soluciones tecnológicas contemporáneas.
Preparación eficaz
El programa de preparación para
ciclones de Bangladesh, dirigido
conjuntamente por el Gobierno
y la Media Luna Roja de
Bangladesh, tiene registrados
42.000 voluntarios capacitados,
y más de 2.000 refugios
multifuncionales disponibles. El
programa se centra en preparar a
las personas para desastres por
medio de voluntarios con arraigo
comunitario que llevan a cabo todo
tipo de actividades, como teatro
en la calle, clases en escuelas y
charlas para grupos de mujeres.
El único aspecto de alta tecnología
son las radios que se utilizan en
la sede ubicada en Dhaka para
transmitir advertencias a las
oficinas en el terreno.
Se ha probado la eficacia del
programa en desastres reales:
vestidos con impermeables
amarillos fácilmente identificables
y equipados solo con megáfonos y
tambores, los voluntarios evacuaron
a cientos de miles de personas poco
antes de la llegada del ciclón Sidr,
un ciclón de categoría 4 que golpeó
el delta de la costa sudoccidental
del país en 2007.
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Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
El valor de la Cruz Roja y de la Media Luna
Roja: aprovechar óptimamente su incidencia
El público, los donantes y las organizaciones asociadas miran a la Federación
Internacional y a sus Sociedades Nacionales buscando oportunidades para
apoyar nuestra misión a través de ofrecimientos de asistencia, como el servicio
voluntario, las donaciones y las asociaciones. Para ampliar nuestro ámbito y
alcance, y hacer buen uso de la confianza que el público deposita en nosotros,
debemos aprovechar al máximo esas oportunidades y ofrecimientos de asistencia. Las actividades de sensibilización y diplomacia humanitaria de la Cruz
Roja y de la Media Luna Roja basadas en pruebas complementarán nuestros
programas y servicios e incluirán medidas de lucha contra el estigma y la
discriminación de las personas vulnerables, y servirán para abogar por que
todas las personas puedan acceder por igual a los servicios de atención de
salud básica y otros servicios proporcionados en casos de desastre. Además, al
fortalecer nuestras relaciones con los responsables de la adopción de decisiones, en particular los gobiernos, se persigue el objetivo de que las Sociedades
Nacionales se sienten en la mesa de negociaciones donde se adoptan decisiones de índole humanitaria y se cuente con un flujo de recursos para realizar
la labor humanitaria que sea posible prever y mantener a largo plazo.
Desastres olvidados
La relación apropiada de la
financiación constituye un desafío
para la Federación al igual que para
el resto de la comunidad que trabaja
en el terreno humanitario: mientras
que el Movimiento contó con más de
1.000 millones de francos suizos para
sus operaciones tras el terremoto
de Haití, a la Cruz Roja y la Media
Luna Roja les resultó difícil recaudar
dinero para las crisis en Pakistán
y la crisis de seguridad alimentaria
en Níger, al menos tan dramáticas
como la de Haití, y que ocurrieron
en la misma época. Este hecho
resalta la importancia de utilizar el
reconocimiento y la reputación de
nuestro distintivo para dar realce
a las necesidades de las personas
afectadas por desastres que atraen
menos la atención de los medios.
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Colaboración
Mediante el fomento de asociaciones con carácter innovador en el seno de la
red y fuera de ella podemos aprovechar una amplia variedad de aptitudes,
competencias y experiencias que aumentan nuestra capacidad. Con un afán
de colaboración deseamos asumir una función rectora siempre que estemos
capacitados para hacerlo, como en el caso de los esfuerzos relativos a las
normas y principios aplicables en casos de desastre y el grupo temático sobre
refugio. Fomentamos las asociaciones para mejorar la capacidad de poner en
marcha una programación flexible mediante el Cash Learning Partnership (consorcio de aprendizaje de programas de transferencias en efectivo), y acogemos
importantes iniciativas interinstitucionales como el Proyecto Esfera, el Código
de Conducta, el Comité Directivo de Respuesta Humanitaria y la Asociación
Mundial para la Seguridad Vial.
Conceder prioridad a los resultados
y las repercusiones
Cuando nos confían recursos para prestar asistencia a quienes la necesitan
con urgencia, debemos asegurarnos de aprovechar de manera óptima esos
recursos, es decir: ser eficaces en relación con los gastos, atender las necesidades de las personas y ser capaces de exponer los resultados de nuestra labor.
Nos proponemos reforzar más nuestras actividades de evaluación, análisis
y planificación como la base para tomar decisiones a tiempo y actuar eficazmente a fin de cumplir con las normas del sector o incluso ir todavía más
allá. Asumimos el compromiso de mantener una comunicación significativa
con nuestros beneficiarios para lograr seguir mejorando la eficacia, pertinencia, sostenibilidad e incidencia de nuestra asistencia y continuar rindiéndoles cuenta de nuestro trabajo. Haremos el seguimiento de nuestros avances
sirviéndonos de indicadores claros de rendimiento, entre los cuales está la
información específica relacionada con cuestiones de género, y los informes
al respecto presentados en el plano local e internacional.
Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
Planteamiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja sobre la gestión de desastres y crisis Documento de posición
El aprendizaje es constante e intentamos mejorar nuestra actuación con la
utilización de herramientas de evaluación en tiempo real, a las que se recurre
en las operaciones más importantes para instruir al personal especializado
en la gestión de desastres y detectar las ventajas y las dificultades del sistema
de gestión de desastres.
Repercusiones de la gestión
de desastres y crisis
Los esfuerzos de la Federación Internacional en la gestión de desastres y crisis fortalecerán las capacidades de las Sociedades Nacionales y la eficacia de
nuestro sistema mundial de gestión de desastres que tiene por objeto ayudar a las personas antes, durante y después de desastres y crisis. En última
instancia, esta labor se traduce en el aumento de la capacidad de recuperación,
en la disminución de la pérdida de vidas y bienes, y en la mitigación de los
sufrimientos causados por desastres y crisis.
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Los Principios Fundamentales
del Movimiento Internacional de la Cruz Roja
y de la Media Luna Roja
Humanidad / El Movimiento de la Cruz Roja y de la
Media Luna Roja, al que ha dado nacimiento la preocupación de prestar auxilio, sin discriminación, a todos los
heridos en los campos de batalla, se esfuerza, bajo su
aspecto internacional y nacional, en prevenir y aliviar el
sufrimiento de los hombres en todas las circunstancias.
Tiende a proteger la vida y la salud, así como a hacer
respetar a la persona humana. Favorece la comprensión
mutua, la amistad, la cooperación y una paz duradera
entre todos los pueblos.
Imparcialidad / No hace ninguna distinción de nacionalidad, raza, religión, condición social ni credo político.
Se dedica únicamente a socorrer a los individuos en
proporción con los sufrimientos, remediando sus necesidades y dando prioridad a las más urgentes.
Neutralidad / Con el fin de conservar la confianza de
todos, el Movimiento se abstiene de tomar parte en las
hostilidades y, en todo tiempo, en las controversias de
orden político, racial, religioso o ideológico.
Independencia / El Movimiento es independiente.
Auxiliares de los poderes públicos en sus actividades
humanitarias y sometidas a las leyes que rigen los países
respectivos, las Sociedades Nacionales deben, sin embargo, conservar una autonomía que les permita actuar
siempre de acuerdo con los principios del Movimiento.
Voluntariado / Es un movimiento de socorro voluntario
y de carácter desinteresado.
Unidad / En cada país sólo puede existir una Sociedad
de la Cruz Roja o de la Media Luna Roja, que debe ser
accesible a todos y extender su acción humanitaria a la
totalidad del territorio.
Universalidad / El Movimiento Internacional de la Cruz
Roja y de la Media Luna Roja, en cuyo seno todas las
Sociedades tienen los mismos derechos y el deber de
ayudarse mutuamente, es universal.
“Las personas constituyen el eje central de las actividades que
emprenden la Cruz Roja y la Media Luna Roja en materia de
preparación preventiva, mitigación, intervención y recuperación, en
vista de que se considera que el fomento del sentido de apropiación
y autonomía son elementos esenciales para el fortalecimiento de la
capacidad de las comunidades de modo que puedan resistir y superar
la adversidad. En virtud de su arraigo comunitario, los voluntarios y
miembros del personal de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja suelen
ser los primeros en acudir a los lugares afectados por desastres.
Con el apoyo de personal profesional, los voluntarios invierten ese
esfuerzo adicional y necesario para dar la voz de alerta temprana en
comunidades vulnerables, apoyarlas en la preparación para hacer
frente a las crisis, aportar asistencia vital in situ y acompañar a las
personas afectadas a lo largo de todo el proceso de recuperación
posterior al desastre. Esta capacidad de intervención inmediata está
complementada por una capacidad sin igual para intensificar esta
presencia en casos repentinos e imprevistos, gracias a recursos
nacionales, regionales e internacionales. Los logros en cuanto a
capacidad de intervención y de coordinación están acompañados
de análogos progresos en la preparación en prevención de desastres
y reducción de riesgos así como del empeño de los voluntarios para
afianzar la capacidad de resistencia y recuperación ante eventuales
crisis futuras.”
1209600 11/2011 S 200
Bekele Geleta, Secretario General
www.ifrc.org
Salvar vidas, cambiar mentalidades.
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