En: Análisis, Interpretación y Gestión en la Arqueología de Sudamérica (ed. por R. Curtoni y M. L. Endere), Serie Teórica, Vol. 2, pp. 121-133. INCUAPA-UNICEN, Olavarría. LAS PARTICULARIDADES DE SUDAMÉRICA Y SUS IMPLICACIONES PARA EL PROCESO DE DISPERSIÓN DE Homo sapiens. Pineau, V., A. F. J. Zangrando, V. Scheinsohn, M. Mondini, P. Fernández, R. Barberena, I. Cruz, M. Cardillo, H. Muscio, A. S. Muñoz y A. Acosta1 Pineau, V., M. Mondini, R. Barberena, M. Cardillo, H. Muscio, A. S. Muñoz. Sección Arqueología, ICAFFyL, Universidad de Buenos Aires * V. Scheinsohn, P. Fernández, A. Acosta. Instituto Nacional de Antropología Pensamiento Latinaomericano ** I. Cruz. Universidad Nacional de la Patagonia Austral*** A. Zangrando, Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinaomericano**/ Asociación de Investigaciones Antropológicas Introducción A fines del siglo pasado, algunos biólogos sostuvieron que el Hemisferio Norte era el sitio de origen de todas las formas de vida actuales. A partir de allí y por distintos procesos, esos organismos se habrían dispersado hacia el Sur. Este modelo fue denominado efecto Sherwin-Williams (Crisci y Morrone 1990, ver también en Morello 1984, Darlington 1965) en referencia al logotipo de una empresa de pinturas en el cual se muestra una lata que derrama su producto desde el Hemisferio Norte al Sur. Cuando se trata de considerar la dispersión de Homo sapiens en Sudamérica el efecto Sherwin-Williams parece convertirse en un marco teórico (entre las excepciones se * 25 de Mayo 217, piso 3, (C1002ABE) Buenos Aires, Argentina. E-mail: marcelo_cardillo@hotmail.com, mmondini@filo.uba.ar ** 3 de Febrero 1378, (1426) Buenos Aires, Argentina. scheinso@mail.retina.ar pfernand@mail.retina.ar *** E.P. 4, Pinar de Festa, (8400) Bariloche, Río Negro, Argentina.. icruz@bariloche.com.ar Pineau et al. 2003. Las Particularidades de Sudamérica y sus Implicaciones para el Proceso de Dispersión de Homo sapiens. encuentran; Gamble 1993; Borrero 1999; Politis 1999; Anderson y Gilliam 2000; Dillehay 2000). Este subcontinente ha sido considerado como periférico al momento de dar cuenta de la dispersión global de nuestra especie. Esto se debe a que, por ubicarse hacia el final de este proceso, se asume que es poca la originalidad que ofrece para explicar el mismo. En consecuencia muchas veces se tendió a aplicar los mismos modelos postulados para el Hemisferio Norte de manera acrítica. No hay un justificativo evidente para esta idea, más allá del hecho geopolítico de la abundante producción teórica en el Hemisferio Norte en este campo, como es el caso de la producción norteamericana sobre el poblamiento de América (para una revisión ver Dillehay 2000). Consideramos que interpretar el caso sudamericano en estos términos implica pasar por alto, entre otras cosas, sus propiedades particulares como subcontinente. El efecto Sherwin-Williams se convierte así en un obstáculo teórico que impide considerar el aporte original que Sudamérica puede ofrecer para la comprensión de la historia evolutiva de nuestra especie. Si hemos de contemplar todo el rango de variabilidad que afronta Homo sapiens en su proceso de colonización global, es necesario establecer cuáles de las condiciones locales son contempladas por los modelos más generales y, en particular, cuáles fueron los nuevos desafíos y las nuevas oportunidades que planteó Sudamérica. Aquí intentamos hacer un aporte en ese sentido. Nuestro objetivo no es analizar la evidencia arqueológica disponible sino plantear una serie de expectativas teóricas derivadas de las particularidades del subcontinente. Este trabajo busca, más que conclusiones, presentar una agenda de investigación desde una nueva perspectiva. Consideramos a Sudamérica a escala subcontinental, es decir, no como un agregado de localidades sino como un todo. Esta perspectiva contempla el hecho de que existen factores y eventos a gran escala que, si bien afectan a los procesos que operan localmente, no son generalizables a partir de estudios a pequeña escala. Estos sólo pueden ser entendidos a nivel macro (Delcourt y Delcourt 1991; Brown 1995; Hugghett 1995; entre otros). Pensamos que este es el dominio espacial y temporal apropiado para discutir los problemas que nos atañen. Partimos de la existencia de un componente histórico y otro ecológico en el proceso de dispersión humana. Aquí abordamos este 2 Pineau et al. 2003. Las Particularidades de Sudamérica y sus Implicaciones para el Proceso de Dispersión de Homo sapiens. último, concentrándonos específicamente en las características abióticas del subcontinente. Los factores abióticos moldean el nicho de toda especie en combinación con los factores bióticos, y determinan en última instancia los patrones de diversidad geográfica de los organismos (cf. Pianka 1994 y Brown 1995). Una ventaja de comenzar nuestro análisis a partir de estos factores es que muchos de ellos son independientes de la densidad, es decir, afectan a la misma proporción de organismos a cualquier densidad (Pianka 1994). Además, esta vía de entrada nos permite, de momento, independizarnos de los debates en torno a la cronología y a las condiciones paleoclimáticas y paleoambientales al momento de la dispersión humana en la región. Así, manteniendo al agente dispersivo como constante, nos centramos en aquellos factores que menos han cambiado en el lapso temporal abarcado por este proceso, buscando algunas de las implicaciones más generales. En síntesis, nuestro trabajo constituye un primer acercamiento a este problema, donde evaluamos las potenciales implicaciones que las propiedades abióticas del subcontinente tuvieron para el proceso dispersivo humano. Al centrar nuestra atención en las particularidades del subcontinente en este nivel de análisis, esperamos generar una nueva visión del proceso de dispersión humana en Sudamérica. Al mismo tiempo dejamos explícitamente planteada la pregunta sobre cuál fue el significado de las singularidades de este evento en nuestra historia evolutiva. En arqueología son pocos los trabajos que abordan en forma activa las implicaciones que el caso sudamericano tiene para el proceso de poblamiento global, y menos aún los que lo hacen desde un punto de vista teórico. Finalmente, buscamos contribuir con una perspectiva que permita no sólo ver la información disponible bajo una nueva luz, sino también estimular el desarrollo de nuevas investigaciones que den cuenta de las especificidades de Sudamérica. Propiedades abióticas Las variables abióticas que consideramos relevantes para nuestro problema, desde una perspectiva biogeográfica, son: la geometría del subcontinente, la latitud, la altitud y el relieve, y la oceanidad. A continuación describimos cada una de ellas. Se trata de una división meramente analítica ya que, como veremos, sus efectos se manifiestan 3 Pineau et al. 2003. Las Particularidades de Sudamérica y sus Implicaciones para el Proceso de Dispersión de Homo sapiens. combinados, contrarrestándose o potenciándose mutuamente en configuraciones más o menos complejas. Mucha de esta información fue compilada por Morello (1984). • Geometría del subcontinente Sudamérica es un subcontinente unido a América del Norte por la estrecha faja de América Central (Figura 1). Uno de los factores que parecen clave para la dispersión de organismos en Sudamérica es precisamente el hecho de que la única vía de entrada territorial sea sumamente estrecha. El Itsmo de Panamá funcionaría entonces como un filtro o membrana (sensu Rapoport 1982), regulando la entrada de diversos organismos al subcontinente La masa continental sudamericana tiene la forma aproximada de un triángulo isósceles invertido, que se angosta hacia el Sur (Figura 1). El gradiente de angostamiento comienza en la vecindad del Ecuador pero sufre una brusca acentuación desde el Trópico de Capricornio, de modo que en las latitudes medias el ancho longitudinal es de 15º y en el extremo austral de poco más de 5º. Esta geometría precondiciona la existencia de ciertos gradientes, como el de oceanidad creciente y los de simplicidad ecosistémica y morfoestructural crecientes a medida que aumenta la latitud (Morello 1984). Dado que la mayor proporción de la superficie del subcontinente se encuentra en latitudes medias y bajas, el espacio físico disponible se vuelve un factor más limitante en las latitudes más altas. La diversidad de morfoestructuras y su alternancia Oeste-Este es máxima en el Ecuador. Desde los 35º latitud Sur se va simplificando gradualmente hasta que en Tierra del Fuego lo andino se extiende de océano a océano. La particular geometría de Sudamérica y sus efectos tienen una fuerte incidencia en las comunidades bióticas que habitan en la región. Un ejemplo de ello es la mayor homogeneidad que presentan los ambientes en el Sur del subcontinente. Este y otros aspectos se retoman más abajo. • Latitud Sudamérica, como Norteamérica, tiene una extensión latitudinal de casi 70º (Figura 1). 4 Pineau et al. 2003. Las Particularidades de Sudamérica y sus Implicaciones para el Proceso de Dispersión de Homo sapiens. Pero el primero de estos subcontinentes está emplazado aproximadamente entre los 13° N y los 56° S, atravesando el Ecuador y el Trópico de Capricornio. Más de la mitad de su superficie se ubica en los intertrópicos. Por su posición, constituye la tierra libre de hielos más austral del hemisferio. Sudamérica aparece como el único espacio del Hemisferio Austral en donde se pueden estudiar cambios de trópico a subtrópico y de éste a tierras templadas y frías hasta el borde mismo de las regiones subpolares (Morello 1984). Se prolonga hacia el Sur 20° más que África, pero aún así el Cabo de Hornos está a 1100 km del círculo polar (Figura 1). Esto explica que no aparezcan condiciones subpolares, lo que en la actualidad se refleja en la ausencia de geosistemas de tundra y en el hecho de que los bosques llegan hasta el extremo austral del subcontinente. En el Pleistoceno esto implicó que, a diferencia del Hemisferio Septentrional, las glaciaciones sólo abarcaron una pequeña fracción de la masa continental. La diferencia entre altas y bajas latitudes en cuanto a la magnitud y extensión de las fluctuaciones climáticas pleistocénicas no fue tan amplia en Sudamérica como en continentes del Hemisferio Norte. Esto implica, a la vez, potenciales diferencias respecto de sus efectos sobre los rangos geográficos de las especies (Brown 1995). En general, los patrones de las corrientes atmosféricas y de las oceánicas varían con la latitud, y con ellas los climas. De esta forma, con el aumento de la latitud se propician menores temperaturas, vientos mayores y precipitaciones menos efectivas (Pianka 1994). A su vez esto incide en las comunidades bióticas, condicionando, entre otras cosas, una menor riqueza taxonómica y rangos geográficos más amplios. Sin embargo, el estrechamiento de Sudamérica hacia las latitudes templadas y frías acentúa la influencia marítima. Esto redunda en ambientes menos rigurosos y más homogéneos que lo esperable meramente a partir de la latitud. Debido a la combinación de estos factores (geometría del subcontinente y oceanidad) con otros como la Cordillera de los Andes y las corrientes marinas, se hace difícil reconocer bandas o fajas latitudinales en los geosistemas sudamericanos, como ocurre en Eurasia y Norteamérica (Morello 1984). • Altitud y relieve La topografía, especialmente las montañas, constituyen uno de los principales factores 5 Pineau et al. 2003. Las Particularidades de Sudamérica y sus Implicaciones para el Proceso de Dispersión de Homo sapiens. locales que modifican las tendencias climáticas más generales (Pianka 1994). En el caso de Sudamérica, los factores relieve y altitud cobran especial importancia debido a la influencia de la Cordillera de los Andes a lo largo de la margen occidental del subcontinente. Con una orientación Norte-Sur, es el rasgo de relieve más importante. Su influencia es tan profunda, continua y homogénea en todo su recorrido, que permite considerar al subcontinente como asimétrico y diferenciado en sentido Oeste-Este (Morello 1984). Esto se debe a que la Cordillera reorganiza no sólo los vientos del Pacífico sino también numerosos procesos climáticos de control orográfico. Los contrastes en esta dirección tienen prioridad en cualquier subdivisión de Sudamérica2. A partir de esto pueden distinguirse dos megambientes sudamericanos definidos por la altitud, cuya morfología y distribución condicionan las propiedades de la biota: el de tierras altas andinas y el de tierras bajas (Reyes y Salcedo 1990). Las tierras altas presentan una gran diversidad de morfoestructuras asociada a las cadenas montañosas. Debido a su abrupto gradiente altitudinal presentan una alta heterogeneidad relativa de ambientes, distribuidos vertical y longitudinalmente (Reyes y Salcedo 1990) En las tierras altas los efectos de la latitud se combinan con los de la altitud. Estos efectos consisten en menores temperaturas, vientos mayores y precipitaciones menos efectivas. En las comunidades bióticas, esto se traduce en que los rangos geográficos de las especies abarcan una mayor amplitud de elevaciones (Pianka 1994 y Brown 1995). Los Andes tropicales son unos de los mosaicos físicos y biológicos más abigarrados y diversos del globo (Morello 1984). Las superficies de las tierras bajas del subcontinente son, en cambio, morfoestructuralmente monótonas (Reyes y Salcedo 1990). Se trata de un sistema de llanuras integrado por tres macrocuencas: Orinoco, Amazonas y del Plata. Estas se distribuyen principalmente en el noreste del subcontinente, donde tienen su mayor expresión areal, con una orientación preferencial Oeste-Este (excepto por la cuenca del Plata). Sin embargo, sus divisorias de aguas no son barreras potentes, por lo que se trata de sistemas de llanura conectados hidrológica y biológicamente (Morello 1984). Además, en las montañas sudamericanas extra-andinas, la altitud no es muy continua ni muy importante (Reyes y Salcedo 1990) Por último, además de la Cordillera, las costas constituyen una importante unidad de 6 Pineau et al. 2003. Las Particularidades de Sudamérica y sus Implicaciones para el Proceso de Dispersión de Homo sapiens. relieve en Sudamérica. En una macroescala, éstas pueden considerarse como ecotonos (Ray y Hayden 1992). La geometría del subcontinente condiciona una alta proporción de costas respecto de tierra emergida por unidad de área en las latitudes medias y altas. Algo similar ocurre en la costa Pacífica en toda su extensión, incluso en latitudes bajas, debido a la proximidad de la Cordillera. • Oceanidad Sudamérica es un continente isla, rodeado por océanos abiertos (Morello 1984). A diferencia de los grandes continentes del Hemisferio Norte o Hemisferio terrestre, nuestro subcontinente es una península que penetra en el Hemisferio oceánico, lo que parece haber precondicionado un arreglo físico absolutamente distinto al de aquellos (Figura 1). Además, como vimos, la forma del subcontinente precondiciona la existencia de ciertos gradientes, como el de distancias bioceánicas decrecientes. Como consecuencia, Sudamérica presenta un gradiente de oceanidad creciente a medida que aumenta la latitud, a diferencia del Hemisferio Norte donde es de continentalidad creciente. Debido al aislamiento y la geometría de nuestro subcontinente, la superficie sujeta a los efectos de la continentalidad es menor que en Norteamérica. El tamaño y posición de los cuerpos de agua y las masas de tierra cercanos, además de la topografía, están entre los principales factores locales que modifican las tendencias climáticas generales (Pianka 1994). La oceanidad se traduce en climas menos rigurosos y menos estacionales y fluctuantes, atenuando las temperaturas extremas de verano e invierno. Además, morigera los efectos de la latitud sobre las precipitaciones. Mientras que la latitud, a medida que aumenta, promueve precipitaciones más variables ya que los climas marítimos suelen tener precipitaciones todo el año, especialmente en invierno. La oceanidad es un fenómeno abarcador de todo el subcontinente sudamericano y define una de sus singularidades más importantes (Morello 1984). En combinación con la Cordillera de los Andes y las corrientes marinas, ha co-diseñado un subcontinente donde la propiedad equipotencial de los geosistemas, en el sentido de ordenarse latitudinalmente en bandas o fajas, aparece oculta (Morello 1984). Incide también en un 7 Pineau et al. 2003. Las Particularidades de Sudamérica y sus Implicaciones para el Proceso de Dispersión de Homo sapiens. menor contraste entre las zonas andinas y las extra-andinas en la región meridional del subcontinente. Esta combinación atenúa el gradiente esperado en las comunidades bióticas a partir meramente de la latitud, que básicamente consistiría en menos especies con rangos más grandes. Implicaciones para el Proceso Dispersivo Humano Los diferentes factores abióticos considerados y sus efectos se condicionan mutuamente, y sólo son discernibles en términos analíticos. A partir de su combinación hemos derivado una serie de implicaciones teóricas, que presentamos a continuación. • Expansión del rango geográfico Desde nuestra perspectiva, una vía de entrada a la problemática de la dispersión humana en Sudamérica es a través del rango geográfico de la población, es decir su área de distribución, y de cómo su tamaño y su forma fueron variando. En el marco de la biogeografía y la macroecología se ha propuesto que, cuando el rango geográfico de una especie es pequeño, la forma del mismo está restringida predominantemente por condiciones ecológicas locales o regionales. En cambio, en las especies con rangos grandes, éstos están circunscriptos principalmente por patrones a gran escala de clima y vegetación. En Norteamérica, por ejemplo, se ha observado en diferentes grupos taxonómicos que la forma de los rangos pequeños se extiende principalmente NorteSur, debido a la orientación preferencial de costas, valles fluviales y cadenas montañosas. En cambio, los rangos más grandes corren en bandas latitudinales EsteOeste (Rapoport 1982 y Brown 1995). En Sudamérica, basándonos en sus características físicas, podemos esperar una situación diferente, incluso para la dispersión humana. Mientras el rango geográfico de la población fuera relativamente pequeño, puede esperarse que los principales limitantes hayan sido de escala local a regional. Estos estarían condicionados principalmente por los Andes, las costas y los grandes valles fluviales. Es decir, mientras que en el sector occidental de la masa subcontinental los rasgos físicos preponderantes tienen una 8 Pineau et al. 2003. Las Particularidades de Sudamérica y sus Implicaciones para el Proceso de Dispersión de Homo sapiens. distribución más bien longitudinal, en las tierras bajas, a excepción de la costa atlántica, ésta es más bien latitudinal. Puede esperarse entonces que la forma del rango de nuestra especie al ingresar a Sudamérica siguiera uno o más de estos ejes. Al crecer el rango de la población y extenderse hacia latitudes más altas, son otros los factores que darían forma al rango, factores que son de una escala más amplia y varían con la latitud. En este sentido, puede esperarse que en las tierras bajas estos factores se distribuyan en sentido Este-Oeste, como en el caso Norteamericano. No obstante, como vimos, en nuestro subcontinente los efectos de la latitud están mitigados, por lo que puede esperarse que el rango no tenga una deformación principal. El margen occidental de Sudamérica plantea un caso diferente, ya que la influencia de los Andes es sumamente importante, siendo los efectos de la altitud análogos a los de la latitud. Allí, por lo tanto, la forma del rango probablemente haya seguido este eje longitudinal. En suma, tanto en el caso de factores a pequeña o mediana escala, que pudieron ser preponderantes al comienzo de la dispersión, como en el caso de los factores macro, que en algún momento debieron predominar en el moldeado del rango de esta población, la forma esperada del rango en el transcurso de la dispersión puede derivarse de las principales características físicas del subcontinente. • La influencia andina Debido a la fuerte influencia andina, puede esperarse que la corología de la población humana durante su dispersión tuviera una dirección preferencial Norte-Sur. Además de los factores ecológicos, en la vertiente pacífica se suma el limitante del espacio físico disponible, que direcciona cualquier expansión potencial en un sentido longitudinal. También puede pensarse, a partir de estos rasgos físicos, en la posibilidad de una divergencia evolutiva a ambos lados de la Cordillera. Esta pudo haber funcionado como un filtro en sentido Oeste-Este, al menos en las latitudes bajas, donde se da el mayor contraste morfoestructural y la mayor heterogeneidad ambiental, incluso con ambientes propios de latitudes más altas. Esto se vería acentuado por el contraste entre los ambientes extra-andinos a ambos lados de la Cordillera: una estrecha franja de tierra con mayor preponderancia de la costa y de la influencia marítima en el Oeste, y una 9 Pineau et al. 2003. Las Particularidades de Sudamérica y sus Implicaciones para el Proceso de Dispersión de Homo sapiens. gran planicie sujeta a una mayor continentalidad en el Este. Cabe destacar que esta particular configuración morfoestructural y ambiental de los Andes es única, y por ende también lo son sus consecuencias para el proceso de dispersión de nuestra especie. • Homogeneidad relativa del subcontinente y sus potenciales efectos en el flujo dispersivo La relativa homogeneidad de Sudamérica se sustenta en tres factores principales. En primer lugar, las máximas latitudes son mucho menores que aquellas de los subcontinentes septentrionales, por lo que el efecto de la latitud es también menor. Además, la heterogeneidad ambiental esperable de acuerdo a la latitud, se ve atenuada debido a los efectos de la oceanidad. Por último, el Sur del subcontinente es más homogéneo en términos morfoestructurales que el Norte (Morello 1984). Por otro lado, en la zona intertropical, los efectos de la latitud (que en este caso implican homogeneidad ambiental) tienen un mayor peso, debido en parte a que allí la oceanidad tiene su menor influencia. Debe considerarse la posibilidad de que en el pasado esa homogeneidad haya sido contrarrestada por la fragmentación de hábitats, pero de todos modos podemos considerarla en términos relativos. A partir de esto puede decirse que los efectos de la oceanidad como morigerante de la latitud, asociados a la geometría del subcontinente, redundan en que los factores relacionados con la latitud sean menos limitantes en Sudamérica respecto de los continentes septentrionales. Es decir, planteamos que los factores limitantes citados actuarían aquí en forma menos restrictiva. Esto se ve acentuado por el hecho de que la Cordillera corre en dirección Norte-Sur, perpendicular al gradiente latitudinal, constituyendose así en una franja homogénea que recorre diversas franjas latitudinales. Esta orientación favorece las migraciones a zonas con características ambientales diferentes (Margalef 1980 y Brown 1995) lo que podría minimizar las posibilidades de extinción de poblaciones de especies generalistas. Esto es pertinente tanto para las poblaciones humanas como para sus potenciales recursos. Asimismo, la ausencia de barreras hidrológicas importantes permite un flujo 10 Pineau et al. 2003. Las Particularidades de Sudamérica y sus Implicaciones para el Proceso de Dispersión de Homo sapiens. relativamente continuo por las tierras bajas (Morello 1984). En general, puede pensarse entonces que las poblaciones humanas que ingresaron a Sudamérica encontraron una relativa homogeneidad proporcionada por el ambiente físico del subcontinente. Es decir, las principales barreras físicas que pueden actuar como filtros (en términos de Rapoport 1982 y Schwabe 1968 cit en Morello 1984 ) para la dispersión, a saber, la temperatura, las lluvias y humedad y los accidentes geográficos y topográficos presentan en Sudamérica una porosidad relativamente alta para una especie como la nuestra. Consideramos que estas propiedades del subcontinente se conjugan para propiciar una dispersión más exitosa y/o más rápida de los humanos en comparación con otros continentes, al menos desde el punto de vista de las condiciones físicas. • La posición de Sudamérica en el globo El poblamiento de América del Norte se efectuó desde ambientes de tundra y marginales, a partir de adaptaciones humanas de latitudes altas o circumpolares. Esto no fue así para Sudamérica, que es colonizada desde la zona intertropical. Centroamérica funciona como un filtro que a diferencia de Beringia es tropical. Entre otras cosas, esto implica que las presiones selectivas pudieron ser de un carácter diferente en cada caso, ya que mientras que las interacciones bióticas son los parámetros que determinan la estructura de las comunidades en los trópicos, en latitudes más altas, las estructuras de las comunidades están principalmente determinadas por los parámetros abióticos (Slobodkin y Sanders 1968, en Putman y Wratten 1984). Hay aquí una fuente potencial de divergencia evolutiva respecto del subcontinente septentrional. Algunas conclusiones Podemos concluir que Sudamérica posee particularidades que pudieron ser importantes para las poblaciones humanas del pasado, y que seguramente condicionaron el rango de variabilidad que éstas manisfestaron. A partir de estas particularidades destacamos principalmente dos cosas, una de nivel teórico y otra de corte más empírico. La primera surge de la necesidad que tenemos de 11 Pineau et al. 2003. Las Particularidades de Sudamérica y sus Implicaciones para el Proceso de Dispersión de Homo sapiens. utilizar modelos que tengan en cuenta el escenario particular que Sudamérica representa para un estudio de este tipo, y evaluar críticamente la adecuación que puedan tener los modelos generados para casos con características físicas y ecológicas diferentes. Argumentos como el de la orientación preferencial Norte-Sur del rango geográfico de la población humana dispersiva en la región andina han sido planteados en muchas ocasiones, generalmente a manera de rutas de poblamiento, pero las más de las veces se lo ha hecho a partir de la evidencia arqueológica. Creemos que uno de los aportes de nuestro análisis es precisamente que se independiza de lo empírico como punto de partida, para derivar expectativas teóricas que podrán luego ser contrastadas con diferentes líneas de evidencia. Además, enfatizamos que hablar de una orientación preferencial del rango geográfico no implica hablar de una ruta de migración ni es equivalente al concepto de corredor. Otro aspecto que consideramos importante es el enfoque a partir de una macroescala, ya que muchas veces se ha analizado el poblamiento humano en todo el subcontinente sudamericano, pero como un agregado de información a escalas locales o regionales, y no como un todo. A partir de esta perspectiva teórica, que trasciende incluso a nuestra especie, hemos buscado aportar un punto de vista diferente al problema del poblamiento humano de Sudamérica. El otro aspecto que queremos destacar de nuestro análisis se relaciona con el hecho de que desde las variables más constantes, las abióticas, las particularidades de Sudamérica son potencialmente informativas de la naturaleza del proceso dispersivo de nuestra especie, resultando útiles para generar modelos explicativos de la variabilidad de los procesos biogeográficos y evolutivos a los que ha estado sujeta en este subcontinente. Se requiere entonces que sean tenidas en cuenta las combinaciones que esta variables presentan aquí, ya que habrían sido clave para el rumbo que siguió la colonización del subcontinente. Como plantea Morello (1984), la combinación de los efectos de la oceanidad y la Cordillera, entre otros, hace que las bandas climáticas latitudinales no sean evidentes como en otros subcontinentes, y por lo tanto los investigadores tradicionalmente familiarizados con las zonaciones de Eurasia y Norteamérica ven difícil su interpretación. Con relación a nuestro problema, estos efectos se manifiestan en características contrastables, como el rango geográfico de la población esperado, el 12 Pineau et al. 2003. Las Particularidades de Sudamérica y sus Implicaciones para el Proceso de Dispersión de Homo sapiens. efecto de la heterogeneidad ambiental y ecológica a distintas latitudes y en distintos momentos del poblamiento, y algo que supera los alcances de este trabajo, pero que puede ser explorado desde esta misma perspectiva: la variabilidad cultural y biológica entre subpoblaciones. Finalmente, sucesivos análisis dentro de esta macro-escala deberán contemplar las particularidades de nuestra especie en este momento específico de su historia evolutiva, así como los factores bióticos y la historia biogeográfica de la región, teniendo en cuenta aspectos tales como la saturación o no de nichos predadores al momento del poblamiento humano con relación a otros subcontinentes, ya que en este nivel de análisis también se encuentran muchos factores que hacen de Sudamérica un caso a ser estudiado en sus propios términos. En definitiva,creemos que el caso sudamericano no sólo debe ser comprendido en sí mismo, sino también que tiene importantes aportes que realizar a nuestro conocimiento de la historia evolutiva humana, especialmente en cuanto a la dispersión de nuestra especie, aportes que no pueden ser reemplazados por otros generados para otras partes del planeta. Planteamos por último, que aún deben ser llevados a cabo ciertos pasos esenciales para una aplicación de nuestras ideas. Concretamente, nos referimos a la generación de expectativas arqueológicas contrastables a nivel del registro. Esa sería una línea de investigación que se debe desarrollar a partir de este enfoque. Agradecimientos Queremos agradecer los valiosos comentarios de Luis Borrero, Cristóbal Gnecco y Adriana Ruggiero a manuscritos previos de este trabajo. Sin embargo, toda responsabilidad por los conceptos aquí vertidos es exclusivamente nuestra. REFERENCIAS CITADAS Anderson, D.G. y J. C. Gillam 2000. Paleoindian Colonization of the Americas: Implications from an Examination of Physiography, Demography, and Artifact Distribution. American Antiquity 65:43-66. Borrero, L. A. 13 Pineau et al. 2003. Las Particularidades de Sudamérica y sus Implicaciones para el Proceso de Dispersión de Homo sapiens. 1999. The Prehistoric Exploration and Colonization of Fuego-Patagonia. Journal of World Prehistory 13:321-355. Brown, J, H. 1995. Macroecology. The University of Chicago Press, Chicago. Crisci, J.y J. Morrone. 1990. En busca del paraíso perdido: la Biogeografía histórica. Ciencia Hoy 1 (5): 26-34. Darlington, J.D. Jr., 1965. Biogeography of the Southern End of the World. Harvard University Press, Cambridge, Massachussetts. Delcourt y Delcourt 1991 Quaternary Ecology. A Paleoecological Perspective. Chapman &Hall, Londres. Dillehay, T. D. 2000 The Settlement of the Americas. Basic Books, Perseus Books Group. Huggett, R. J. 1995 Geoecology. An evolutionary approach. Routledge, London. Gamble, C. 1993 Timewalkers The Prehistory of Global Colonization. Harvard University Press, Cambridge Margaleff. R 1980. Ecología . Ediciones Omega. Barcelona. Morello, J. 1984. Perfil Ecológico de Sudamérica. Características estructurales de Sudamérica y su relación con espacios semejantes del planeta. ICI - Ediciones Cultura Hispánica, Barcelona. Pianka, E. R. 1994. Evolutionary Ecology (5ta Edición). Harper Collins College Publishers, New York. Politis, G. 1999. La estructura del debate sobre el poblamiento de América. Boletín de Arqueología 14(2):25-51. Putman R.J. y S.D. Wratten. 1984 Principles of Ecology. University of California Press, Berkeley. 14 Pineau et al. 2003. Las Particularidades de Sudamérica y sus Implicaciones para el Proceso de Dispersión de Homo sapiens. Rapoport, E. H. 1982. Areography. Geographical strategies of species. Pergamon Press, Oxford. Ray, G. C. y B. P. Hayden 1992. Coastal Zone Ecotones. En: A. J. Hansen y F. di Castri, eds Landscape Boundaries. Consequences for Biotic Diversity and Ecological Flows., pp. 403-420. Springer-Verlag. Reyes, J. L. y F. Salcedo 1990 Desarrollo y Medio Ambiente en América Latina Y el Caribe una Visión Evolutiva. UNESCO, Buenos Aires. Ruggiero, A., J. H. Lawton y T. M. Blackburn 1998 The geographic ranges of mammalian species in South America: spatial patterns in environmental resistance and anisotropy. Journal of Biogeography 25: 1093-1103. NOTAS 1 Autores ordenados al azar. 2 Los efectos de los Andes trascienden incluso al subcontinente sudamericano. La Cordillera forma una barrera que, al frenar los vientos del oeste, divide el planeta en un Hemisferio oceánico y uno de tierra (que concentra el grueso de las superficies emergidas y el Atlántico), constituyendo el elemento morfológico más importante del globo (Morello 1984). Figura 1- Posición relativa de Sudamérica en el globo 15