APROXIMACIÓN PSICOLÓGICA PROCESO DE RADICALIZACIÓN. AL Rodríguez-González, JM (1), Ceballos-Becerril, MP (2). (1)Profesor Titular. Facultad de Psicología. Universidad de Sevilla. Grupo de Investigación CTS 441: Intervención Psicológica: Promoción de la Salud y la Seguridad. pepe@us.es (2)Asistente Honoraria. Facultad de Psicología. Universidad de Sevilla. Grupo de Investigación CTS 441: Intervención Psicológica: Promoción de la Salud y la Seguridad. marcebbec@alum.us.es RESUMEN: ¿Qué provoca que una persona se aproxime a un grupo radical? ¿Cuál es el detonante que hace que esa misma persona de un salto cualitativo y pase de ser un/a mero simpatizante a llevar a cabo conductas agresivas y violentas? Ha sido especialmente a partir de los atentados del 11S cuando tanto los cuerpos de seguridad (FBI o Departamento de Policía de Nueva York), la Criminología, agentes estatales e investigadores (desde la Psicología y la Psiquiatría hasta la Sociología) han comenzado a desarrollar modelos explicativos a partir de casos particulares. En el presente trabajo se revisan dichos modelos desde la óptica de la Psicología aplicada, intentando hallar las principales líneas y directrices comunes. 1 NOTA BIOGRÁFICA: (1)Doctor en Psicología por la Universidad de Sevilla. Responsable del Grupo de Investigación CTS 441 Intervención Psicológica: Promoción de la Salud y la Seguridad. Master en Estudios Estratégicos y Seguridad Internacional por la Universidad de Granada. Profesor de la Escuela de Seguridad Pública de Andalucía (ESPA), Junta de Andalucía. (2)Licenciada en Psicología. Master Oficial en Psicología de la Salud por la Universidad de Sevilla. Miembro del Grupo de Investigación CTS 441 Intervención Psicológica: Promoción de la Salud y la Seguridad. Profesora Colaboradora de la Escuela de Seguridad Pública de Andalucía (ESPA), Junta de Andalucía. PALABRAS CLAVE: Terrorismo Internacional, Proceso de Radicalización, Violencia, Salud Mental, Psicología y Terrorismo. 1.- SOBRE EL ESTILO DEL MENSAJE. En cualquier procedimiento de comunicación se considera que no sólo es importante lo que se verbaliza (en referencia al contenido), también lo es la forma en la que se hace (la puesta en escena). Este último aspecto ha sido hasta el presente muy cuidado por las diversas organizaciones terroristas a través de los tiempos, aunando mensajes simples (e incluso a veces de carácter burdo) a otros mucho más sofisticados y no siempre orientados hacia las emociones y sí hacia la razón. Es un requisito imprescindible que la comprensión de los mensajes en sí y de los argumentos empleados debe ser fácil y asumible por quienes van a recibirlos. Posiblemente en esta línea el ejemplo más representativo lo hayamos en Bin Laden, Se trataba de un líder - no tanto en el caso al Zawahiri- consciente de la diversidad formativa de sus seguidores pero, independientemente de ello, reconocía cuál era el núcleo del interés colectivo: religiosidad, frustración, espíritu de revancha, nostalgia de un pasado próspero que se difuminó, respuestas simples a problemas complejos, etc … Lawrence (2005, 22) llama la atención acerca de los mensajes del primero y estudia un total de 24, que abarcan desde 1994 hasta 2004. La mayoría de ellos se caracterizaban por: Insistencia continuada en los componentes religiosos. Olvido de los aspectos sociales de base. Es decir, la crítica sistemática al sistema imperante era evidente. Había un empeño característico en poner de manifiesto los errores del actual sistema en el que los musulmanes se ven envueltos pero, de otro lado, no se hallan propuestas de solución o simples alternativas. Por el contrario, tenía lugar una retrotracción a los componentes religiosos. De esta manera lo que se conseguía era, aparte de que el receptor llegara por sus propios medios a la conclusión como si de un descubrimiento personal se tratase, establecer un círculo cerrado en el 2 que lo ideológico era sustituido por lo religioso y se convertía siempre en la última referencia. Todo acababa subsumido en la Sharia como guía de la Umma y en la importancia de la Yihad. Precisamente este último aspecto sí que adquiría (y adquiere en los discursos de los grupos más actuales) un rol fundamental, tanto que cabe pensar en una actitud pesimista a priori. Tan destacable es esta cuestión que las metas (el Califato argumentado ocasionalmente por Bin Laden y continuamente por Abu Bakr al Baghdadi) aparecen como algo distante, tanto que su consecución parece difícil. En palabras del propio Bin Laden (citado por Lawrence 2005, 22) la práctica de la Yihad debe ser entendida como permanente, justo hasta “que nos reunamos con Dios y recibamos su bendición”. En definitiva, este tipo de alocuciones potencia la polarización del pensamiento y de la conducta de los seguidores del movimiento y de los propios terroristas. Polarización que es imprescindible para radicalizar Ideologías, Valores y Actitudes, estimular la aparición de un rechazo de la Sociedad y adoptar Artefactos (rasgos externos distintivos y con finalidad gregaria). El Metamensaje no es otro que el de: No hay salida a no ser que sea mediante el sacrificio personal, estar dispuesto a entregarlo todo en aras de un fin sumamente elevado, lo cual supone la máxima implicación con los objetivos de la organización. Así mismo es vital que los comunicados se realicen en un formato de fácil difusión, que permitan una gran inmediatez entre su emisión y la recepción por parte de los seguidores y traslade la sensación de control y dominio de la situación aún en el caso de un conflicto desigual. Un ejemplo característico lo hayamos cuando observamos de forma evolutiva las apariciones en público del Ejército Republicano Irlandés (IRA), de los diferentes líderes de Al Qaeda, Estado Islámico para Irak y Levante (ISIL), Movimiento de Unidad para la Yihad en África Occidental (MUYAO) como en las correspondientes a Boko Haram, nótese como en ellas el armamento siempre aparece, ya sea en primer o en segundo plano. Ello no quita que, como en el caso de Bin Laden, su estilo mostrase una reconocida prosa árabe. De otro lado, cualquier información que provenga de fuera del grupo debe ser reinterpretada, siempre van a ser consideradas como engañosas, incompletas y tendentes a inducir la duda, la sensación de fracaso y en definitiva la necesidad de abandono de la lucha. No hay que olvidar que todos estos mensajes y comunicados van dirigidos, sin duda, a un público que a veces se constituyen en meros simpatizantes curiosos, otras en seguidores pasivos y finalmente en sujetos activos y operativos ¿Cómo se produce el cambio de un tipo a otro?, ¿cómo tiene lugar la Radicalización de los individuos? 2.- LA RADICALIZACIÓN COMO FENÓMENO. 3 La Radicalización es un fenómeno que, de hecho, tiene lugar en cualquier faceta de la vida del ser humano. Toda actitud llevada a un extremo próximo a la irracionalidad o, por lo menos, apartada de una lógica cartesiana imperante resulta ser una manifestación de radicalismo, una cosa es que éste se mantenga tan sólo en el ámbito de la opinión, del gesto, y otra muy diferente es que acabe llegando a la acción (violencia) y/o potenciando la manipulación de otros a la vez que se les dispone para la citada acción. En su gestación y desarrollo no tienen por qué tener una injerencia importante ni la educación, ni la formación cultural. Quizás las afirmaciones recogidas a continuación puedan servir como una muestra evidente de lo planteado. “Tenemos que detenerlos, no podemos dejar que nos colonicen, (…). No podemos dejar que esto ocurra. Y para evitarlo tenemos que matar. Matar como bestias salvajes, matar para sobrevivir. Matar furtivamente, matar con alevosía, matar con premeditación, matar a los inocentes. Esto es lo que debemos hacer y más adelante lo haremos” (Humbert, 2008, 28). Agnés Humbert fue una figura de la Resistencia Francesa durante la Ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial. Como reconocida historiadora del Arte y antropóloga nadie podría dudar ni de su sensibilidad ni de su formación, no obstante sus palabras (escritas en la década de los años 40 del pasado siglo) podrían ser adjudicadas al líder de cualquier grupo violento actual. Una breve y sucinta revisión, circunscrita únicamente a tres puntos de vista (Policial, Investigador y de Inteligencia) nos permite identificar algunas posturas significativas en torno a la concepción de la Radicalización. La Royal Canadian Mounted Police (2009, 1) entiende este fenómeno como una previa exposición de los individuos a determinados mensajes ideológicos y la posterior aceptación por parte de estos de creencias procedentes de visiones extremistas. McCauley y Moskalenko (2008, 416) olvidan el primer aspecto citado en el párrafo anterior y focalizan su atención en los cambios de las creencias y el comportamiento de una/s persona/s justificando una modalidad de violencia intergrupal y donde no se descarta el sacrificio de unos pocos o de un grupo reducido para la promoción de unas ideas. Finalmente, uno de los Comités del Senado de EEUU (Senate Committee on Homeland Security and Governmental Affairs, 2007, 4) utiliza el término para vincular más estrechamente las creencias extremistas a la acción violenta. Así la radicalización “implica el proceso de adopción de un sistema de creencias extremistas, incluyendo la voluntad de utilizar, apoyar o facilitar la violencia, como un método para lograr el cambio social”. Bjelopera (2013, 11) insiste en la necesidad de discriminar entre Radicalismo y Extremismo Violento, por cuanto no es lo mismo la asunción de un ideario de creencias de tipo extremista que la puesta 4 en marcha de acciones violentas que se apoyan en una previa ideología radical.3.- LA RADICALIZACION COMO PROCESO. Una primera cuestión a valorar giraría en torno al hecho de si la Radicalización acontece en un breve espacio de tiempo o, por el contrario, es la última fase de un proceso insidioso, progresivo y por tanto con una cierta dilación en el tiempo, como ya se apunta en párrafos anteriores. Hacia los años 80 Clarke y Cornish (1985) plantean su Rational Choice Theory (RCT) en el ámbito de la Criminología y que si bien no ha tenido un reflejo inmediata en el contexto del Terrorismo ya apunta también a la existencia de fases progresivas en la aproximación a la delincuencia común y donde la elección (condicionada por circunstancias vitales o del propio ámbito en el que se desenvuelve el futuro delincuente) o capacidad de sopesar diversas alternativas y conocer las consecuencias de ellas se contempla como algo indudable. Cano (2010, 64) plantea que en Europa (y haciendo siempre referencia al ámbito yihadista) cabe la posibilidad de apuntar dos posibilidades. Por un lado se localizan aquellos individuos que una vez viviendo en Occidente se ven inmersos en un proceso de radicalización y, por otro, se encuentran aquellos otros que ya han asumido una actitud radical en sus naciones de origen; pero es en los países receptores en los que el mencionado proceso llega a su fin. Tanto en un caso como en otro, lo realmente importante es el hecho de la asunción de la existencia de un Proceso de Radicalización llevado a cabo a través de unos guías (unas veces presenciales, otras virtuales), más que de un cambio brusco resultante de situaciones vitales o frustraciones particulares y que si bien (en este último caso) puede implicar la puesta en marcha de conductas extremas; éstas no tienen por qué insertarse dentro de una pauta de comportamiento permanente y son más bien el resultado de una acción/reacción. Horgan (2009ª, 125-126) recurre a un argumento similar en cuanto a la consideración procesual del Terrorismo y, por tanto, del ejercicio activo de la violencia. En fechas mucho más recientes Mellón (2013) indica que “la radicalización es un proceso, no un estado, y en ese proceso deben distinguirse diferentes fases si queremos saber qué hay que hacer en cada una de ellas”. Sólo pueden considerarse como excepcionales, situaciones derivadas, por ejemplo, de la reclusión en prisión, que entrarían dentro de esas circunstancias vitales ya apuntadas más arriba. Es decir, se habla de aquellas ocasiones en las que un individuo ingresa en prisión como resultado de delitos comunes y, ya hallándose en una institución cerrada, con las condiciones especiales que esto entraña en su dinámica de vida, tiene lugar allí una radicalización acelerada, estimulada, eso sí, por un guía o reclutador. Brandon (2009, 1) afirma que son muy frecuentes los musulmanes que han acabado radicalizándose en las prisiones de países árabes, circunstancia que es 5 posible generalizar a fecha de hoy ya al entorno occidental; aunque con seguridad no en una proporción tal elevada como se desprende de lo indicado por este autor. Según la publicación Atenea Digital (2011)1 y usando datos del Ministerio de Interior español, en 2011 había en las prisiones un total de 7758 presos de origen musulmán (esta cantidad no difiere en gran medida con la citada unos años antes por Gutiérrez, Jordán y Trujillo en 2008, 22), calculándose que unos 155 (el equivalente a un 2%) se habrían radicalizado o estarían en trance de ello. 4.- RADICALIZACIÓN Y YIHAD. Es interesante la propuesta conceptual que incorpora Roy (2006), así el “Radicalismo Yihadista” es el punto de encuentro entre el Islam y determinadas circunstancias derivadas de la vida en Occidente en las segundas y terceras generaciones de inmigrantes europeos, en especial la adopción de estilos, pautas y valores occidentales por parte de comunidades cuya existencia se caracteriza por vivir en minoría en relación al resto de la población receptora. Se trata por tanto de una aproximación en la línea ya trazada hace unos años por Echeverría (2004, 188) en relación al Islamismo y con ubicación en los países árabes que han sido influenciados por factores occidentales exógenos considerados negativos. Se plantea así una aproximación terminológica más justificada en principios sociológicos que en los teológicos al uso (en referencia al yihadismo) y con el fin de explicar actitudes radicales en el entorno cultural que resulta conocido. No hay que olvidar tampoco a quiénes se identifica como “sujetos diana” propensos a adoptar posturas extremas, son aquellos que ya han nacido en los países receptores, han recibido una educación occidental y conocen a la perfección el sistema de valores y de relaciones imperante. Jordán (2009ª, 98) integrando tanto una visión sociológica como política, llega a definir la Radicalización de tipo yihadista como“…el proceso mediante el que el individuo incorpora un sistema de creencias que incluye la voluntad de emplear o apoyar activamente la violencia con el fin de alcanzar los objetivos del salafismo yihadista”. Es interesante destacar la matización que hace este autor acerca de que el fin último no tiene porqué ser forzosamente el ejercicio de la violencia. Algo que ya ratificaba en la misma fecha (Jordán, 2009b, 5:3) en referencia a la posición que el servicio de inteligencia holandés adoptaba al respecto y diferenciándose de la mantenida por la Comisión Europea en la misma época. En este sentido alcanza pleno sentido la frase de Waleed Saleh Alkhalifa (1951) “El islamismo radical tiene una gran dosis de política y un pequeño soplo de religión” (citado por Tarrero, 2010, 9). 1 Un 2 por ciento de presos musulmanes en España muestran conductas yihadistas. 2 6 Algo perfectamente asumido por los analistas en distintos momentos y que, en palabras de Jordán (2004, 162) se convierte en: “El objetivo estratégico y último de Al Qaida consiste en el establecimiento de regímenes islámicos en los países musulmanes”. En definitiva, se presenta un continuum que implica una serie de momentos o secuencias y cuyo último paso consiste en la adopción de la violencia. No obstante sería conveniente asumir la propuesta de De la Corte (2006, 347-349) cuando llama la atención sobre el hecho de que en ocasiones la mencionada radicalización supone un entorpecimiento de la misma estrategia terrorista, por cuanto algunas acciones de tipo indiscriminado repercuten en una pérdida de apoyos. En esta línea es posible encuadrar las acciones del desaparecido al Zarqawi como líder de al-Qaeda en Irak. ¿Se podría estar hablando, en conclusión, de una postura más extrema en la radicalización? ¿Se trataría de una Meta-Radicalización, que se alejaría de la “Inercia organizativa” planteada por este mismo autor (De la Corte, 355)? 5.- APROXIMACIONES EXPLICATIVAS. A partir de los atentados del 11S se han ido gestando toda una serie de modelos explicativos de este fenómeno, en concreto en el contexto de los extremismos de orden violento. Borum (2003, 7-10) propone una aproximación inicial, el denominado “Estilo de Pensamiento del Terrorista”. Se trata de un modelo simple (ideado más como planteamiento policial que como sistema explicativo científico), por derivarse de un análisis no sistemático de grupos extremistas violentos. Su núcleo parte de la transformación (en los componentes de estos grupos) de las “quejas” y las “vulnerabilidades” en “odio”, el cual se convierte en una vía en sí misma y se transforma en un acicate que anima a la agresión. En 2005 Moghaddam propone la que denomina “Escalera al Terrorismo”. En este caso la influencia de la Psicología es significativa, tanto en la base conceptual como en la metodología. La mencionada escalera adopta una mayor amplitud en la base y disminuye a medida que se va elevando (ya que el número de personas que inician la subida es grande; pero son muchos los que la abandonan). Localiza una planta baja así como 5 superiores. La “Frustración” como resultado del “Descontento” y la “Percepción de Adversidad” se constituyen en las principales variables motivacionales que posibilitan el acceso a la escala. Es bien conocido que la frustración puede degenerar en agresividad, un motor perfecto que anima en el ascenso y que se completa con el desplazamiento de esa agresividad hacia personas e instituciones y una mayor comprensión hacia los actos de aquellos que (dentro de la ideología o de las creencias religiosas) hacen uso de la violencia. Mitchell y Bhatt (2007) son los autores (asesorados por diversos expertos en terrorismo y en otras áreas de la criminalidad) del “Modelo de Radicalización Salafista-Yihadista”. Esta 7 radicalización, siempre contemplada en musulmanes afincados en Occidente, se describe en 4 fases: Preradicalización, Autoidentificación, Adoctrinamiento y Radicalización (Jihadization). Hablarían, por tanto, de una Captación seguida de una Búsqueda Personal de principios identitarios con la doctrina, Asimilación Profunda (siempre con la supervisión de un guía) del sistema de creencias y el último eslabón lo constituiría la Aceptación Completa de esa persona por parte del grupo. Finalmente Precht (2007), ya dentro del sector de influencia europeo, propone otro intento explicativo en el que de nuevo los actores parten de la “Frustración” (personal, social o política) y se complementa con la unión con otros tantos en circunstancias similares. Ese grupo comienza una travesía con paradas similares a las enunciadas en los modelos anteriores: Preradicalización, Conversión e Identificación con el islamismo radical, Adoctrinamiento, Incremento del Vínculo con el grupo y Acciones terroristas o de Apoyo. Es preciso coincidir con Borum (2011, 37) cuando modo de análisis crítico afirma que la práctica totalidad de todas estas propuestas explicativas se caracterizan por basarse en una elaboración racional y, por tanto, son eminentemente conceptuales. Es decir, el esperable enriquecimiento de la teoría como resultado de las aportaciones de la investigación de base tiene un peso muy reducido en estos intentos explicativos. Quizás a estas alturas se debería asumir que las aproximaciones cerradas de esta índole son algo fuera de lugar por cuanto la complejidad del ser humano juega un papel central. Sin lugar a dudas, como ya se recoge en párrafos anteriores, hay que entender que la radicalización entraña diversas fases, es un proceso que no ocurre de la noche a la mañana (sin contemplar que ocasionalmente y ante acontecimientos vitales inusitados cabe la posibilidad de un cambio brusco en los patrones de conducta, éste podría ser el caso de la venganza entendida como una dinámica de acción-reacción); pero tabular de forma cerrada momentos complejos equivaldría a encorsetar una realidad inabarcable. Es por ello que no resulta fuera de lugar la afirmación de Cano (2010, 93) “el proceso de radicalización islamista al que se somete un determinado individuo es de carácter fluido, no siguiendo así una fórmula determinada o un lapso temporal específico”. En lo que no parece haber demasiada discrepancia es en cuanto a los elementos que ayudan y propician el inicio de todo el proceso: la Frustración, Alienación, Odio (agresividad dirigida), …. y que, bajo la forma de una propuesta desde el punto de vista de la Psicología que resulta implícita en nuestro trabajo, se podrían representar gráficamente en la siguiente secuencia: 8 INSATISFACCIÓN SENTIMIENTOS DE FRACASO FRUSTRACIÓN ALIENACIÓN ODIO ACCIONES VIOLENTAS Y/O APOYO VENGANZA GRAFICO 1. DINÁMICA DE INFLUENCIAS Y PRESIONES ORIENTADAS HACIA LA RADICALIZACIÓN. Las conexiones unidireccionales informan de una derivación del estado, emoción o sentimiento hacia otro/a, mientras que las bidireccionales plantean la existencia de una interinfluencia. La Venganza (Vindicación), como relación especial entre Odio y Reacciones Violentas y/o Apoyo, obedecería a situaciones inmediatas y especiales de radicalización generadas a modo de Acción-Reacción y que no tiene por qué tener perdurabilidad en el tiempo. Como una alternativa a las producciones teóricas revisadas es posible recurrir a Jordán 2009ª, 198 y ss), quien propone un sistema comprensivo-explicativo que califica de “poliédrico”. Su aproximación tiene lugar desde tres diferentes puntos de vista: Nivel Macro. Implica a variables tanto de orden político como Social, Económico e incluso Cultural que conforman la sociedad en la que se desenvuelve al futuro sujeto radicalizado. Estos factores ya se encuentran presentes en el país e incluso en el contexto europeo cuando el individuo se incorpora (caso de un inmigrante) o nace (caso de las segunda o tercera generaciones a las que aludíamos anteriormente). Nivel Meso. Supone un escalón de orden inferior al anterior. Hace referencia exclusiva a las “Redes Sociales” las cuales se hallan condicionadas por componentes tanto de orden político como social. En una cultura como la musulmana, en la que las citadas redes sociales (contempladas bajo el prisma de la tribu, la familia, los amigos, los foros de participación de tipo religioso, influencia de predicadores ya radicalizados,…) son imprescindibles, la interacción que se establece sujeto-grupo facilita al primero un marco de referencia vital. El citado grupo ensalza o sanciona la/s conducta/s de los individuos, y la consecuencia es el logro una mayor integración o, 9 por el contrario, el aislamiento, la alienación y la pérdida de las referencias culturales. En la medida en la que el contacto con el nivel macro no tenga lugar o se sienta más defraudado por lo que emana de él, su refugio en este otro estrato será mayor. Por ello las estrategias preventivas, como se verá más adelante, juegan aquí un papel primordial. Nivel Micro. Propio y característico de la persona. Sin lugar a dudas supone un reto su captación y comprensión. Las mismas diferencias individuales cristalizan en una diversidad tan significativa que la realización de predicciones siempre va a incluir un porcentaje de error (mayor o menor en función de la cantidad de información de la que se disponga de cada sujeto en particular). El estrato unipersonal, siguiendo a Jordán (2009ª, 203-208) estaría representado por 4 pilares que representan la esencia de la persona: “Racional”, “Emocional”, “Normativo” e “Identitario”. Es, a nuestro criterio, el nivel más estimulante para la intervención externa (ya sea por parte de aquellos que ponen en marcha actividades de captación y reclutamiento ya para la prevención de la radicalización, la posterior desradicalización y/o “Desvinculación” en palabras de Horgan (2009b). Por todo ello, las intervenciones preventivas que puedan llevarse a cabo, están en todo momento condicionadas, por cuanto la especificidad y particularidad las dificultan. Las posibilidades más viables serían a partir de elementos mediadores (familiares, amigos, conocidos, …) localizados en el ya referenciado Nivel Meso. El siguiente cuadro recoge un desarrollo gráfico-comprensivo llevado a cabo por los autores de esta revisión a partir de la propuesta del mencionado autor, que consideramos debe entenderse como un modelo de estructuras y al que habría que complementar con un orden permeable, es decir, se debe asumir que acontecimientos localizados a nivel Macro afecten directamente en la estructura Micro y viceversa (esto en menos ocasiones) sin tener que pasar por el tamiz Meso. ESTRUCTURA MACRO FACTORES: - ESTRUCTURA MESO Sociales Económicos Políticos Culturales FACTORES: Redes Sociales (amistad y parentesco, comunidades virtuales…) NIVEL MICRO Elementos Racionales Elementos Emocionales Elementos Cognitivo-Normativos Elementos Identitarios 10 CUADRO 1. MARCO TEÓRICO EXPLICATIVO DE LA RADICALIZACIÓN YIHADISTA EN ESPAÑA (a partir de Jordán, 3 2009ª) 6.- PREVENCIÓN DE LA RADICALIZACION YIHADISTA. Una somera revisión de las distintas propuestas realizadas en diferentes países (estrategia CONTEST del Reino Unido en 2005, Plan de Acción Polarización y Radicalización 2007-2011 holandés, Oficina de Seguridad y Contraterrorismo del Home Office británico en 2008, …) y organizaciones europeas (Consejo de la Unión Europea en 2004, 2005, Oficina de Seguridad y Contraterrorismo del Home Office británico o el Departamento de Justicia norteamericano –US Department of Justice, 2013)-) es posible extraer las siguientes directrices significativas: Prioridad de las corporaciones locales en el tema a la hora de decidir cómo y de qué manera implementar los programas de prevención. Huida de las visiones restringidas fruto de burocracias departamentales inconexas. Preocupación por el logro y/o aumento de la integración y la cohesión de las comunidades minoritarias. Búsqueda de alternativas al extremismo yihadista; pero siempre desde el mismo Islam. Establecimiento de una postura gubernamental definida tanto hacia los grupos salafistas como islamistas. Limitar la acción de los reclutadores y difusores de actitudes radicales. Se trata de alternativas diversas pero que se podrían integrar dentro de una visión más estructurada. Para ello puede bastar, como una primera acción, con retomar la propuesta de los 3 niveles de Jordán (2009b) con el fin de incorporar - en nuestra opinión- a las estructuras Meso y Micro estas medidas (con unos objetivos a medio y a corto plazo), mientras que las intervenciones a nivel Macro (resultado más de decisiones de orden político y diplomático); aunque no imposibles, si que implican tempos más prolongados y soluciones no siempre aceptadas por todos los implicados. Quizás en esta línea sea representativo el caso del Líbano y la paz conseguida en 1991 y sus limitaciones como analizan Sánchez y Rodríguez, 2009. Conflictos como el palestino (en sus distintas versiones), Irak o las manifiestas intervenciones en Estados fallidos como Somalia, Mali (como la más reciente) y el resto de los que comparten la zona del Sahel, el actual Egipto y su crisis continuada desde la pasada 3 El siguiente cuadro es un desarrollo personal del autor de este trabajo de un sistema comprensivo propuesto, que en ningún caso tiene que coincidir con la representación gráfico del autor original. 11 primavera de 2011, la inestabilidad libia, la sangrante complejidad de la solución del problema sirio, así como el delicado equilibrio en la zona de los “Tanes” con Afganistán y Pakistán a la cabeza, hace necesaria la puesta en marcha de acciones resolutivas que permitan la eliminación de algunos de los argumentos esgrimidos por los grupos radicales yihadistas. No se trataría de la panacea; pero ayudaría en el cambio de los argumentos que a menudo sirven como “banderín de enganche” en primera instancia por parte de los reclutadores (ya clérigos, ya radicalizados violentos o no) o, como indica Jordán (2009ª, 214) en las elaboraciones de orden cognitivo-normativo de los individuos. Quedarían, no obstante, el resto de causas de tipo Macro a las que recurren en muchos de sus comunicados los grupos que nos ocupan y en las que los países árabes siempre aparecen como víctimas directas atemporales de Occidente. Diversos trabajos teóricos, desde los más clásicos a otros más recientes, recogen y analizan estos argumentos, es el caso de Arab (200, 183-260), Aristegui (2004, 89132), Armstrong (2002, 71-88), De la Corte (2006, 85-118), Doran (2002, 48-69), Echeverría (187 y ss), Laqueur (2003, 13-40) y Torres (2009, 63-110) entre otros varios. No es posible dudar de la dificultad que entraña esta alternativa en base a la cantidad de intereses en juego en cada caso de los planteados; pero no por ello habría que abandonar ese objetivo. Las soluciones más inmediatas pueden y deben lograrse a niveles Meso y Micro; aunque desde un punto de vista más propio de la Sociología y la Psicología Social, es el ámbito Meso el que merece mayor atención y recoge la práctica totalidad de las líneas recogidas más arriba. Las acciones que se emprendan en este estrato no sólo van a generar cambios en grupos importantes de individuos que además pueden estar vinculados (asociaciones, familias,…) si no que estos permitirán detectar eficazmente cambios que ocurran a nivel individual. Si a la vez que no se pierde de vista la concepción de los 3 niveles se asumen los principios de prevención en Salud, sería viable contemplar 3 posibles formas de intervención, a saber: Primaria, Secundaria y Terciaria. La primera de ellas (Primaria) no tendría lugar puesto que habría que ponerla en marcha antes de que realmente pudiera llegar a detectarse el problema y éste ya existe en nuestro país, Europa y el resto del mundo. En cuanto a la Prevención Secundaria, debe ser entendida como una forma de disminuir la vulnerabilidad de futuros radicalizados. Ante el hecho de que las tareas de captación están ocurriendo en nuestro entorno, es el mayor reto a afrontar. Es precisamente aquí donde se incorporaría la visión Meso. Se trataría de proporcionar a los integrantes de las comunidades musulmanas (en especial a los miembros de segunda y tercera generación) de 12 herramientas oportunas para que puedan manejar las Disonancias Cognitivas 4 que puedan surgirles como resultados de nuevas experiencias, de la simple evolución madurativa o de la injerencia de terceros (sujetos radicalizados). Contextos escolar, laboral, familiar, social próximo (barrio, ciudad), religioso, asociacionista y prisión son los pilares fundamentales alrededor de los que debe girar la acción de prevención. Coincidirían con una de las variables sobre las que Borum (2011)5 recomienda intervenir, las cuestiones de orden social que cristalizan en la discriminación, pérdida de derechos, paro, racismo, pobreza, problemas de integración, etc…. El malestar derivado de problemas en estos contextos pondría en marcha el sistema ya descrito por nosotros en el Gráfico I y el/los individuo/s se mostrarían más sensibles a las propuestas de los reclutadores. Finalmente, la Prevención Terciaria se orienta hacia quienes desean salir de ese ámbito radical o a quienes se ha detenido y al poder disponer de ellos se puede intervenir. En este caso lo primero a considerar es, siguiendo al ya mencionado Horgan (2005, 2009b y c) el tema de la diferenciación entre Desradicalización y Desvinculación. Este autor llama la atención acerca del hecho de que la consecución de una meta (habitualmente la desradicalización) no conlleva forzosamente el logro de la otra (la desvinculación) por cuanto no es muy habitual poner mediadas para conseguir el éxito en la segunda, ya que es en las últimas fechas cuando comienza a tenerse en cuenta. De otro lado se encuentran otros especialistas procedentes precisamente del ámbito radicalizado y que con el paso de los años han ido abandonando esas posiciones y han puesto su experiencia y conocimientos a disposición de la sociedad. Quizás el caso más representativo es el ya citado Ashour (2009) y sus propuestas de desradicalización basadas empíricamente en: “por qué” algunos islamistas son sensibles a adoptar una actitud revisionista bien de sus estrategias e incluso de su ideología. 4 Entiéndase por tales a los conflictos tanto ideacionales como emocionales, ideológicos, religiosos, etc… que pueden desencadenarse en los individuos, vivan a caballo entre dos culturas o no. 5 Además de esta línea de trabajo recomienda acciones sobre: 1.- Las ideas y el propio discurso empleado por los guías en la radicalización que tienen como efecto generar un tamiz a partir del cual se acaba por tener una visión distorsionada de la realidad. 2.- Aspectos de orden personal. Estabilidad emocional y personal, alteraciones o limitaciones psicológicas (caso de existir), tolerancia a la frustración, dimensiones de personalidad (búsqueda de nuevas experiencias, extraversión, afabilidad, energía, etc …) van a representar también un papel importante en la resistencia o aceptación de ideologías extremas. En este caso, identificable con el nivel Micro. 13 “cómo” se pueden crear las condiciones necesarias para lograr con éxito la mencionada radicalización. La combinación de la influencia de líderes carismáticos, represión estatal, interacciones sociales e incentivos selectivos encuadraría y condicionaría la transformación. De nuevo es posible hallar como la acciones a niveles Meso o Micro adquieren un papel fundamental en el caso de la Radicalización, casi podríamos calificarlo de vital en la prevención de un fenómeno que día a día adquiere un peso más significativo en nuestra sociedad y que, dado el caso, limitará nuestras (tanto de occidentales como de no occidentales) libertades. No se trata de predicciones, se trata de una realidad. Es preciso reseñar que la práctica totalidad de las cuestiones enunciadas acaban siendo contempladas en el Plan de Prevención de la Radicalización Violenta español de próxima implementación que, aunque se centra en cualquier tipo de radicalización, los medios de comunicación al uso hacen especial hincapié en el acento yihadista. 7.- BIBLIOGRAFÍA. Arab, Jaled. “Reflexiones de un árabe laico”, en El terrorismo integrista ¿Guerras de religión?, coordinación de Manuel Avilés, 183-260. Alicante: Editorial Club Universitario, 2005. Aristegui, Gustavo. El Islam contra el Islam. 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