“Coordinar esfuerzos, el esfuerzo de coordinar” Isabel A

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Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC
-Isabel Achard-
Montevideo, febrero 2015
Coordinar esfuerzos… el esfuerzo de coordinar
¿Nuevas respuestas para preguntas recurrentes?
En el marco de un nuevo encuentro de PROEDUCAR dedicado a construir el camino hacia
nuevas prácticas educativas, me parece interesante compartir con ustedes algunas búsquedas que
nos permiten ubicarnos como educadores en un lugar distinto.
En los últimos tiempos socialmente se han descargado muchas críticas y culpas sobre los
docentes y directivos, adjudicándoles toda la responsabilidad generada por una educación con
resultados insatisfactorios. Es frecuente que se identifique en forma excluyente a la escuela como
el espacio y lugar de la educación. Es evidente que el complejo mundo que habitamos no puede
interpretarse en forma tan simple y lineal. Es un hecho que la omisión de otros agentes educativos
significativos no es solo verbal, y, en la medida que se quitan del discurso, parecería que también se
eximen de su protagonismo, como si cada persona solo encontrara en el tiempo y espacio regulado
por la escuela, su oportunidad para desarrollarse, aprender y encontrar sentido a su existencia. Esta
concepción extendida y repetida, canaliza hacia la escuela y sus docentes la misión de “preparar
adecuadamente” a quienes deberán asumir la conducción futura de las sociedades. Sin rehuir a
nuestra responsabilidad, es fundamental que podamos contribuir a ampliar esta concepción
sumando agentes educativos de primera línea como las familias.
Incidir en la educación involucra no solo a quienes trabajamos profesionalmente en ella, sino a
todas las personas, desde la conciencia o inconsciencia de que todas nuestras acciones e
interacciones cotidianas también nos van formando, posibilitan nuevos aprendizajes y amplían
nuestra comprensión de la realidad. Claro que no alcanza solo con vivir experiencias. Para aprender
es preciso apropiarse de los procesos, reflexionar y develar el sentido de los mismos.
Es interesante levantar la mirada y descubrir que la revisión de las propuestas y estructuras
educativas no afecta solo al Uruguay. Nuestros vecinos de la región y el continente están
igualmente preocupados. Tampoco es casualidad que los expertos del mundo señalen con
insistencia la necesidad de fortalecer la educación de las nuevas generaciones…
Partiendo de una concepción amplia de educación, podemos afirmar que la misma implica
promover el desarrollo integral de las personas. Al restringir su espacio exclusivamente al ámbito
de la escuela, erróneamente se reduce el concepto al espacio y tiempo de la escolarización. La
educación de los niños y los adolescentes no es una ocupación exclusiva de la escuela, debería ser
preocupación y ocupación de toda la sociedad.
Ser profesionales de la educación nos compromete de forma singular en la búsqueda de
respuestas desde un trabajo histórica y culturalmente situado. Generar espacios para dialogar
sobre la forma en que definimos la educación y su alcance incide en lo que ubicamos como central
y periférico a la hora de desarrollar la propuesta educativa del centro e incide también en las
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dinámicas y actividades concretas que desarrollamos y en la asunción identitaria de nuestro rol
docente.
¿Qué nos está pasando como sociedades? ¿Hacia dónde estamos caminando, las bases de qué
futuro estamos generando? ¿Cuál es el sentido último de la educación? ¿Es que hay un único
sentido último, o los sentidos y significados de la educación son históricos y contextualizados? ¿Qué
deberíamos hacer entonces? ¿Qué estructuras, qué escuelas y qué prácticas son las más
adecuadas? ¿Cómo sentirnos realizados como educadores con lo que estamos haciendo? Son
preguntas que muchas veces nos hacemos… solos o colectivamente. Podemos caer en la tentación
de paralizarnos frente a tal amplitud de incertidumbres, pero humanamente siempre nuestro
desafío ha sido romper barreras y desplegarnos, vencer los límites, arriesgar y crecer…
Si analizamos la evolución de la educación formal encontraremos que de las reuniones de un
grupo de elegidos que recibían por parte de los maestros discusiones filosóficas abstractas -en la
antigüedad clásica-, también pasamos por escuelas centradas en la alfabetización y el
disciplinamiento, encargadas de “civilizar” a sus estudiantes y prepararlos para el ingreso laboral
masivo. Hoy la escuela centrada en la trasmisión de contenidos y conocimientos homogéneos se ha
transformado. La concepción de la educación como un derecho humano y el cometido de formar
ciudadanía junto a las nuevas teorías psicopedagógicas y los avances de las ciencias y las
tecnologías siguen imprimiendo cambios… El constructivismo ha modificado el rol de estudiantes y
docentes, el reconocimiento y la atención a la diversidad han sacudido las planificaciones, las TIC
han renovado la dinámica y metodología de las clases, la participación ha impactado en la
estructura escolar…
Tenemos en nuestras manos este tiempo y este espacio. Hoy es nuestro tiempo para construir
respuestas, para dar nuestro aporte y crear un saber, para re-pensar juntos nuestro quehacer.
Podemos darle el contenido y formato que nos parezca más adecuado, sabemos que serán
respuestas provisorias y útiles, hasta que nuevamente decidamos mejorarlas.
Nos parece oportuno compartir algunas pistas de trabajo que pueden fortalecer en estos
tiempos la labor educativa desde nuestras escuelas, potenciando el trabajo colaborativo formal de
los educadores como una forma directa de incidir en la cultura escolar y mejorar los aprendizajes,
consolidando la escuela como comunidad de aprendizaje.
¿Cuál es la realidad actual de la educación nacional?
En Uruguay cerramos el 2014 con dos grandes focos en materia educativa: una campaña
política donde se dio gran importancia a la necesidad de encontrar caminos y soluciones para
mejorar la educación y los aprendizajes, y la presentación del Informe Nacional de la Educación en
Uruguay del INEEd1 que, si bien no resulta novedoso en sus hallazgos, permite contar con un
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El Instituto Nacional de Evaluación Educativa elaboró este Informe Nacional de la Educación en Uruguay en diciembre
de 2014, tomando como fuentes las investigaciones realizadas por equipos propios y contratados, sumando
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Informe de la educación del país como punto de referencia significativo para iluminar decisiones y
nuevas investigaciones. Del mismo hemos seleccionado solo algunos pasajes para compartir.
Acerca de la finalidad de la educación señala que:
“El énfasis está ubicado en la relación pedagógica, en los modos de habitar los centros educativos
(por alumnos, docentes y funcionarios) y en las formas de relacionamiento que se enseñan y aprenden
durante el paso de un individuo por la educación formal. Del mismo modo, el problema no es tanto qué
se debe enseñar, sino cómo se debería enseñar, no tanto qué contenidos se enseñan, sino qué tipo de
vínculo se habilita entre los educandos y los contenidos·” (pág. 51)
Pensando en la educación como una actividad de desarrollo integral, y en particular en etapas
básicas de formación de identidad correspondientes a las edades escolares y liceales con las que
trabajamos, el desarrollo de vínculos interpersonales es también un aspecto educativo central
sobre el cual educar. Las investigaciones de INEEd constatan que:
“Para jóvenes y docentes lo vincular es importante, pero se manifiesta en clave de tensión. Para
los adolescentes en esta dimensión tiene un importante peso positivo la sociabilización, el encuentro
con otros similares a ellos mismos en cuanto a edades, vivencias y códigos. Esa sociabilización entre
pares, en cambio, es señalada por parte importante de los docentes como un obstáculo para el
aprendizaje. La relación desde lo afectivo con los docentes también es valorada positivamente por los
jóvenes y un carácter especial adquiere en este sentido el que el docente reconozca al joven o
adolescente “tal como es”.” (pág. 52)
El aporte de Gadner sobre las inteligencias múltiples nos ha movilizado en cuanto a la
importancia que tiene la inteligencia emocional no solo para promover su desarrollo sino para
visualizarla como vehículo que facilita o dificulta los demás aprendizajes. Cuántas veces hemos visto
la empatía de los educadores como factor decisivo para despertar el interés de los estudiantes en
sus clases! El mismo efecto estimulante o desmotivador opera en los educadores. Si las personas
que comparten el mismo centro educativo generan vínculos positivos los docentes procuran
mantenerse en esa escuela. Si los directores estimulan el trabajo colectivo, las coordinaciones
funcionan mejor. Si todos contribuyen a crear un buen clima de trabajo conjunto, la propuesta
educativa se consolida. En relación al trabajo colaborativo de los docentes, el vínculo con los
colegas y el rol de las direcciones, en el Informe del INEEd se expresa:
“La falta de instancias para intercambiar con los colegas respecto a los desafíos y problemas que van
encontrando en sus grupos, así como para enfrentar los nuevos desafíos que plantea la situación del
alumnado, genera sensación de soledad. Los docentes señalan que desde las instituciones se les
requiere trabajar con la diversidad, pero que no se los ha preparado para ello, lo cual constituye un
factor de insatisfacción laboral. El trabajo colectivo ayuda a superar esa primera sensación, operando
como elemento que retiene al docente en el ejercicio de la carrera o en un centro determinado.
En los tres subsistemas se asigna a la dirección un rol central en la conformación de la dinámica de
los equipos -en el caso de primaria- y en al aprovechamiento de los espacios de coordinación -en el
articulaciones (entrevistas con actores relevantes del Sistema Educativo Nacional), y analizando datos estadísticos
oficiales.
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caso de la educación media-. La cohesión del equipo docente les permite transitar momentos
problemáticos o de frustración ante las dificultades.”(pág. 214)
Pese a que las coordinaciones docentes no son una novedad2, sus resultados son muy variados:
en algunos centros el aprovechamiento es muy alto y han consolidado una dinámica real de trabajo
colaborativo. En otros solo se cumple con la formalidad de reunirse, sin tener objetivos claros ni
prepararlas, con el consiguiente magro o nulo aprovechamiento de cada encuentro. La Inspectora
Margarita Romero, en una muy interesante investigación realizada sobre el funcionamiento real de
las coordinaciones las categorizó en base a su contenido y logros en dos polos: las virtuosas y las
desvirtuadas.
“En las declaraciones de los profesores se puede constatar una fuerte diferencia entre Montevideo y
el interior del país con relación a los espacios de coordinación. Mientras en la capital se afirma que
esas horas en general no se cumplen, en el interior se utilizan sistemáticamente para planificar en
forma conjunta. En Montevideo hay consenso en reconocer que en muchos liceos la coordinación
termina siendo más un espacio de “catarsis colectiva” que de trabajo colaborativo.
El espacio de coordinación se ve obstaculizado, además, por las limitaciones que el pluriempleo
genera. Si bien las horas de coordinación están previstas y remuneradas, trabajar en varios centros
implica tener horas de coordinación para cada uno de ellos. En el interior los docentes tienen sus
horas distribuidas en dos o tres liceos cercanos entre sí, los que, además, comparten buena parte del
plantel docente. Adicionalmente, tanto por el tamaño de las capitales departamentales como por las
características del ritmo de vida, el encuentro cara a cara entre los docentes en instancias informales
es mucho más frecuente.”(pág. 214)
El informe recoge la evidencia de variantes culturales de contexto que exceden a las propias
escuelas. La cercanía y el conocimiento personal en el interior es diferente a la vida en Montevideo
en general, exceptuando algunas escuelas barriales más personalizadas. Hargreaves señala que la
forma en que los docentes trabajan entre sí afecta directamente su forma de trabajo en el aula con
los estudiantes. Va más allá todavía, afirmando que lo deseable es que el trabajo de los educadores
sea colaborativo no solo con sus colegas sino con amplitud a incorporar a otros especialistas que
pueden aportar en proyectos integradores, traspasando las fronteras de la escuela. Principio tienen
las cosas…
¿Qué puede aportar el trabajo coordinado?
Las dificultades de entendimiento en un mundo plural globalizado y las expresiones violentas
para resolver diferencias son moneda cotidiana a nivel internacional y también a nivel nacional.
Brindar una educación que contemple y mejore los vínculos entre las personas, atendiendo la
integración, el diálogo y el compromiso ciudadano democrático es esencial. El Informe de UNESCO
del año 19963, que ya tiene casi 20 años, advertía que las rupturas del vínculo social son profundas
2
Dispuestas como normativa oficial obligatoria por el Art. 19.9 de la Ley 15.739 cuyo Reglamento fue aprobado por el
CODICEN en1989.
3
También conocido como Informe Delors, de la Comisión Internacional para la Educación en el siglo XXI: “La educación
encierra un tesoro”, reconocía que “La educación no puede resolver por sí sola los problemas que plantea la ruptura (allí
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y no pueden resolverse solo desde la educación, siendo imprescindible alentar la cohesión social y
la convivencia pacífica. La forma de comprender a los demás y desarrollar tolerancia y capacidad
para dialogar y negociar se desarrolla aprendiendo a convivir juntos, fomentando una cultura de
paz y respeto por la diversidad. No es la diversidad lo novedoso sino el reconocimiento explícito de
la misma y la voluntad de atenderla como garantía de los derechos humanos. Ya no cabe la
posibilidad de tener un único enfoque, modelo e interpretación de la realidad. Al asumir esta
constatación se hace necesario modificar también nuestras estructuras edilicias, nuestros métodos
y propuestas educativas y también nuestras estructuras mentales (más difíciles de visualizar y
también más arraigadas). ¿Cuáles son los vínculos apropiados para posibilitar la educación que
manifestamos como deseable? ¿Qué rol, que tipo de comunicación, participación, e intercambio
establecer con niños, adolescentes, familias, colegas, directivos, fuerzas vivas del entorno será el
mejor…?
Coordinar esfuerzos parece un cometido básico que no requeriría mayor explicación en cualquier
comunidad educativa, -particularmente si se trata de un colegio católico-, sin embargo estamos
lejos aún de logar que sea una práctica generalizada. El título elegido para este intercambio puede
parecer un simple juego de palabras, pero lo cierto es que para coordinar los esfuerzos de todos
dentro de un colectivo hay que esforzarse, y mucho! La coordinación y la comunidad educativa no
son frutos casuales y espontáneos del devenir de un centro educativo, forman parte de una cadena
de decisiones y actividades que las van habilitando y construyendo (o lo contrario).
Podemos pensar que no se trata específicamente de nuevas prácticas, la realidad nos ha
demostrando que no es fácil coordinar esfuerzos, y que lo más sencillo de trabajar en equipos es
decirlo y recomendarle a otros que lo hagan.
Partiendo de formaciones iniciales dispares (particularmente en el caso de secundaria, pero
también extensivo a primaria cuando pensamos que la vida profesional de los docentes se extiende
30 años o más y las generaciones de estudiantes y el mundo circundante están en permanente
cambio), es preciso atender a la formación continua de los educadores. En este sentido, NOVÓA
(2009) señala que el lugar natural de perfeccionamiento para los docentes es el ámbito profesional:
las escuelas. Y en ellas la posibilidad de generar y compartir espacios de reflexión e incidencia en
proyectos de mejora profesional.
La idea de crear comunidades críticas profesionales postulada por CARR y KEMMIS (1986) desde
mediados de los años 80, promoviendo la investigación-acción a cargo de los docentes con algunas
variantes sigue siendo, 30 años después, una alternativa vigente en la actualidad. En el libro
“Replantear el cambio educativo. Un enfoque innovador” (HARGREAVES, 2003), se propone la
investigación cooperativa para la acción y la fijación de metas colectivas, que permitan a los
docentes aprender unos de otros. Crear culturas profesionales sólidas para vencer el aislamiento, la
donde la hay), del vínculo social. De ella debe esperarse, no obstante, que contribuya a desarrollar la voluntad de vivir
juntos, factor básico de la cohesión social y de la identidad nacional”.
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falta de respaldo y la soledad que los docentes sienten. La facilidad de acceso a la información y la
posibilidad de realizar intercambios entre docentes, combinando la modalidad presencial con el
trabajo virtual a distancia son buenos recursos. Sin embargo no es un perfil que se estimule
especialmente en la formación continua de los docentes en los ámbitos de enseñanza primaria y
media en nuestro país y tampoco desde los propios centros donde se desempeñan.
Reflexionar para la acción (planificar) y luego de la acción volver a reflexionar (para evaluar y
mejorar), es una dinámica más rica, estimulante y transparente cuando se realiza en forma
colectiva. Sin duda requiere un período de entrenamiento en el cual se logren grados de confianza y
reconocimiento profesional importantes para poder analizar juntos. Si estas prácticas nos permiten
además llegar a sistematizar experiencias, además de enriquecernos personal y profesionalmente,
fortalecerá la propuesta educativo del centro y permite compartirlas con otros colectivos.
Si ser educador entraña la misión de acompañar y facilitar el desarrollo de otros, ser educador
católico añade, además, valores evangélicos comunitarios para los cuales el trabajo colaborativo,
esperanzador y solidario es esencial.
Coordinar el trabajo supone reunir y potenciar las condiciones personales de un grupo de
personas para conseguir colectivamente la ejecución de un proyecto. No se trata solamente de
sumar capacidades como acumulación, por el hecho de reunir a varias personas. La propia
interacción y el intercambio estimulan la creatividad y permiten enriquecer sustantivamente la
propuesta inicial y también su desarrollo. Sin embargo, la diversidad no es sencilla de manejar y
puede generar más dificultades que mantenerse en el trabajo individual
Implementar proyectos de esta naturaleza supone generar procesos de trabajo que ponen a
prueba nuestra voluntad para realizar acuerdos, coordinar, sumar esfuerzos y recursos para
objetivos comunes, asumir tareas, cumplir plazos, compartir aciertos y asumir desaciertos juntos.
¿Cómo hacer entonces para que el resultado sea decididamente positivo y valga la pena optar
por una cultura diferente para gestionar el aula y la escuela?
HARGREAVES, (1992) ha dedicado mucho tiempo a estudiar las culturas escolares y el rol de los
profesores en ellas. Entre sus aportes figura el reconocimiento y modelización de tres culturas de
gestión que se manifiestan en cinco modalidades de trabajo diferentes: la cultura de separación
(individualismo), la cultura de conexión (balcanización, colegialidad impuesta y cómoda) y la
cultura de integración (colaborativa). El diagrama de la página siguiente facilita su visualización.
Posteriormente, procurando identificar la más recomendable, incluyó una nueva variante que
denominó “mosaico móvil”, caracterizada por su flexibilidad para alternar modalidades de trabajo
en función de los fines y las actividades perseguidos. La libertad de esta última permite el
funcionamiento dinámico, versátil y ajustado a cada situación. Es claro que no todas las escuelas
pueden llegar a aplicar esta gestión de mosaico móvil, pues para poder optar es necesario haber
experimentado previamente con todas ellas.
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Si los docentes de un centro educativo están acostumbrados a trabajar de una sola manera, o
conocen apenas dos variantes, su flexibilidad se verá restringida a lo que saben y están
acostumbrados a hacer. Sin duda la estabilidad del plantel docente incide en la elaboración del
trabajo colaborativo y el afianzamiento de vínculos. Lograr un equipo docente unido que desee
permanecer en la escuela es fundamental.
Figura 1 –Diagrama de elaboración propia, basado en las culturas de gestión en las escuelas de Hargreaves (1992)
Incursionar en el trabajo colaborativo con los docentes genera vínculos que permiten elegir la
modalidad más apropiada, además de facilitar las sinergias y los aprendizajes institucionales. Reúne
la dimensión profesional y la dimensión emocional, compartiendo saberes, habilidades y
experiencias profesionales y emocionales. Hargreaves lo identifica con la etapa de mayor desarrollo
profesional que permite resolver problemas y facilitar una dinámica de mejoramiento continuo que
resignifica la labor y el desempeño educativo.
NOVÓA (2009) privilegia cinco aspectos para trabajar en programas de formación de profesores:
1. Que tengan un fuerte componente práctico, centrado en el aprendizaje de los alumnos y en
el estudio de casos concretos, teniendo como referencia el trabajo escolar, la práctica
pedagógica habitual;
2. Que se realicen desde dentro de la profesión, basándose en la adquisición de una cultura
profesional y concediendo a los profesores con más experiencia un papel central en la
formación de los más jóvenes;
3. Dedicarle una atención especial a las dimensiones personales de la profesión docente,
trabajando esa capacidad de relación y de comunicación que define el acto pedagógico;
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4. Valorar el trabajo en equipo y el ejercicio colectivo de la profesión, reforzando la
importancia de los proyectos educativos de escuela;
5. Caracterizarse por un principio de responsabilidad social, favoreciendo la comunicación y la
participación profesional en el espacio público de la educación. Compartir, difundir las
experiencias.
Usualmente hablamos de trabajo en equipo cuando una actividad se realiza ente varias personas.
No siempre esta forma de organizarse implica coordinar, muchas veces solo se trata de fraccionar y
repartir una parte de las actividades a cada participante. Es frecuente que así se organicen los
estudiantes -en forma bastante autodidacta-, cuando los docentes les piden un trabajo en equipo,
sin darles pautas claras. Suele ser una simple sumatoria de trabajos individuales, con escaso
intercambio y dominio real del tema, sin lograr un trabajo integrado y colaborativo.
Las investigaciones que analizan buenas experiencias facilitadoras de dinámicas de trabajo
participativa, provechosa y placentera para todos, enfatizan el desarrollo de seis aspectos: clima
(distendido y agradable, optimista y entusiasta), confianza (en sí mismos y en su capacidad, y
disposición para trabajar con sinceridad y transparencia), comunicación (fluida, frecuente y clara),
colaboración (iniciativa y deseos de colaborar entre todos al logro de los objetivos fijados con
parámetros acordados de actuación), complementariedad (cada participante es responsable de una
parte del proyecto colectivo), compromiso (tenacidad en el trabajo; el resultado final es fruto de la
tarea asumida por todos y cada uno, hay conciencia recíproca de la responsabilidad que se asume).
Figura 2- Rueda del trabajo colaborativo. Elaboración propia.
Transformar la escuela en una organización que aprende, -al decir de SENGE (1994)-, supone
generar instancias y experiencias concretas de trabajo en modalidades diferentes a las que se
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aplican usualmente y ya son conocidas. Como todo aprendizaje, el organizacional, también requiere
destinarle un tiempo y un espacio.
Es interesante detenernos a pensar que habitualmente cuando hablamos del tiempo escolar
naturalmente lo hacemos vinculándolo a la organización administrativa y técnico-instrumental del
horario semanal dividido en una cuadrícula de asignaturas o actividades fragmentadas y
yuxtapuestas, y el calendario anual con su conjunto de eventos a desarrollar a lo largo del curso.
Esta organización del tiempo concebido en forma monocrónica y lineal deja poco espacio para
pensar en forma creativa, acciones pedagógicas con una implicancia colectiva y social (VÁZQUEZ,
2007). Insistir en este aspecto es fundamental para no quedarnos con la impresión de estar
hablando solamente de una técnica de trabajo en grupo. Es una transformación de la concepción
del centro educativo en su funcionamiento.
En este cambio de época donde las variables tiempo y espacio han sido fuertemente
movilizadas, destinar un tiempo para el trabajo integrado nos permite acompasar la cultura escolar
con la cultura social extraescolar que muchas veces vivimos como amenazante. Se trata de un
tiempo orientado a la acción y, simultáneamente, dirigido a facilitar y favorecer los vínculos entre
los educadores: un tiempo dialógico formativo, propiciado institucionalmente. Es imperioso
aprovechar al máximo esta oportunidad de reflexionar sobre el propio quehacer cotidiano mientras
se desarrollan proyectos de intervención que inicialmente podrán ser para sectores o áreas y
gradualmente posibilitarán proyectos de centro con grados mayores de coordinación e integración
(multi o interdisciplinaria).
Es fundamental destinar un tiempo para planificar, acompañar y fortalecer el buen
funcionamiento del trabajo coordinado durante el desarrollo de sus proyectos, brindándole
estímulos dinamizadores. Planificarlos permite prever los recursos y mejora los resultados,
impactando favorablemente en el ánimo de quienes participan en forma directa del mismo y en
toda la comunidad, evitando conflictos innecesarios. Los elementos a integrar son:
 DEFINICIÓN DE OBJETIVOS- claros y conocidos por todos. Esto implica fijar acuerdos básicos
y explicitar las metas que guían el trabajo.
 LIDERAZGO EFECTIVO- para trabajar en equipo es muy importante contar con alguna
persona altamente motivadora, creíble y respetada por la mayoría de los participantes.
Cada equipo irá definiendo sus liderazgos en función de su propia planificación, sus
objetivos y la marcha del proyecto. Pueden identificarse líderes permanentes o rotar en
base a sus características y habilidades para colaborar con la ejecución del proyecto. Quien
ocupe este rol deberá averiguar qué esperan los miembros unos de otros, cuáles son sus
preferencias, estilos y fortalezas y en qué difieren.
 PAUTAS DE TRABAJO- clarificar la planificación del trabajo compartido mediante normas,
calendario, cierto ordenamiento que facilite prever la marcha y las posibles dificultades del
proyecto para todos los que participan del mismo. El conocimiento y la buena comunicación
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de los integrantes, permitirá que se vayan distribuyendo y asumiendo con claridad roles y
responsabilidades, facilitando la dinámica interna.
 APLICACIÓN DE DINÁMICAS Y TÉCNICAS DE TRABAJO EN EQUIPO- no se trata solamente de
armar el equipo para llevar adelante una tarea o proyecto, también es preciso intervenir
durante la marcha del mismo para afianzar los vínculos y ofrecer la posibilidad de ir
intercambiando impresiones y generando confianza y una mirada colectiva del centro, el
diagnóstico y las soluciones. Es importante generar dinámicas de trabajo variadas, no solo
para dar dinamismo a la labor, sino también para dominarlas y poder aplicar en diferentes
situaciones educativas, con alumnos, en reuniones con colegas y reuniones de padres.
 CAUCES O CANALES DE COMUNICACIÓN- tanto formales como no formales. No siempre es
fácil reunir a todos los participantes, por lo que generar otras formas de intercambio y
comunicación es fundamental (ej. Cartelera, cuaderno de avances o coordinación, mail o
espacio web compartido, etc.).
 INTERDEPENDENCIA POSITIVA- cada integrante del equipo precisa libertad para actuar, e irá
ganando y construyendo la confianza con el resto de los integrantes del equipo de trabajo.
Crear un ambiente de trabajo armónico supone facilitar la participación de todos y la
búsqueda de lograr acuerdos que redunden en una mejora del desempeño. Es la contracara
de la responsabilidad mutua compartida y el compromiso requeridos.
 AUTOEVALUACIÓN- para poder analizar juntos aciertos, dificultades y rectificar rumbos o
prácticas determinadas. Son a la vez mecanismos de información y supervisión que
permiten buscar apoyos a tiempo, por eso es aconsejable realizar evaluación durante su
desarrollo y no solo cuando se finaliza un proyecto.
Son dinámicas de trabajo en equipo: las reuniones de trabajo, los plenarios, el trabajo por
comisiones, las mesas redondas, los seminarios, los foros, las dinámicas rompe-hielo. También
resulta fundamental conocer y aplicar instrumentos y técnicas variadas que permitan ir
sistematizando y dando cierto ritmo y novedad a los encuentros y la marcha del proyecto. Las
encuestas, informes, planillas, memos, presentaciones en ppt, videos, juegos, metaplan, espina de
pescado, cuestionario para completar en binas, son algunos ejemplos que cumplen estas
finalidades.
Luces y sombras
Si asumimos que nadie educa solo, y que la educación excede la escolarización y la instrucción,
es indudable que el trabajo conjunto y coordinado de todos los educadores optimizaría los
procesos y los resultados educativos. Sin embargo, como hemos repasado, no se trata de una tarea
sencilla.
De todos modos, el aprendizaje que genera es multidimensional, y por lo mismo, difícil de lograr
por otros medios. El trabajo colaborativo, coordinando esfuerzos es provechoso tanto a nivel de
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docentes, como de estudiantes, funcionarios y también para una comunidad educativa al elaborar
el proyecto educativo institucional y proyectos de mejora.
Es más fácil acompañar y propiciar el trabajo colectivo de los alumnos cuando antes uno ha
tenido la misma experiencia y sabe, -porque ya lo ha vivido-, la complejidad que supone
encaminarlo acertadamente.
El cuadro comparativo que presentamos a continuación procura analizar las ventajas e
inconvenientes del trabajo colaborativo. Puede servir como base para explicitar temores y buscar
minimizar posibles problemas. La lectura de las luces y sombras se puede realizar tanto a nivel
personal como colectivamente para la escuela, y se puede completar.
Cuadro 1- Ventajas y dificultades del trabajo colaborativo.
LUCES
SOMBRAS
- Genera efecto sinergia en la escuela, posibilitando
proyectos y resultados que superan las competencias de cada
uno de sus participantes.
- Enriquece el aprendizaje individual y colectivo mediante
intercambios que agregan ópticas diferentes, conocimientos
y amplían los vínculos.
- Satisface necesidades sociales.
- Contribuye a superar el burn out y mejora la motivación y el
entusiasmo colectivo, dando sentido de pertenencia e
identidad.
- Favorece el dinamismo del centro mediante acciones
concretas y estimula la flexibilidad en la escuela.
- Estimula el desarrollo de habilidades de comunicación,
negociación, persuasión y autoevaluación.
- Exige dedicación y responsabilidad asumida por cada uno
de los participantes
- Canaliza la motivación intrínseca al tener la posibilidad de
incidir cada uno en forma directa aportando ideas.
- Permite tomar decisiones con más reflexión e información.
- Estimula el desarrollo de proyectos que respondan a la
complejidad de la realidad.
- Favorece el diagnóstico y la solución de problemas en forma
contextualizada y cercana.
- Estimula la creatividad.
- Favorece una mayor aceptación e implicación de todos con
las decisiones.
- Genera condiciones favorables para las innovaciones.
- Motiva y fomenta la participación de cada uno y el auto
descubrimiento.
- Estimula la autogestión y la capacitación permanente.
- Posibilita el surgimiento de nuevos liderazgos.
- Permite centrarse más en las personas y prestarles otra
atención.
- Evidencia las dificultades para ponerse de acuerdo
y trabajar todos con igual dedicación y compromiso.
- Requiere mucho tiempo y paciencia (sobre todo al
principio, hasta que se consolidan los equipos).
- Pone en juego intereses personales que pueden
distorsionar los intereses pedagógicos.
- Surgen reclamos vinculados a las dificultades de
comunicación.
- Emergen conflictos por enfrentamiento de poder,
liderazgos, individualismo y relaciones
interpersonales.
- Generan cierta tendencia a mostrar resultados
exitosos, aunque no lo sean.
- Exige conseguir líderes internos e impulsarlos.
- Evidencia a las personas que realizan menos
esfuerzo o generan poco compromiso.
- Deja manifiesta la dificultad o incapacidad para
llegar a acuerdos.
- Mayor consumo de tiempo.
- Puede generar competencia entre los liderazgos
internos surgidos en las actividades y quienes dirigen
formalmente el centro educativo.
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El análisis permite destacar un conjunto interesante y significativo de potencialidades asociadas
a los trabajos colaborativos. Les falta la energía y el entusiasmo que surge cuando tenemos la
oportunidad de conocer experiencias conversando directamente con los participantes. A los efectos
de la lectura constituye un “intangible”, pero para la dinámica de la escuela la diferencia es
sustantiva. Por eso insisto en el valor que tiene el elemento emocional en todo emprendimiento
humano, pero muy particularmente en la tarea educativa, especialmente cuando la desmotivación
es una realidad para un alto porcentaje de docentes. Son tres los elementos que nos movilizan
hacia la acción: la pasión (sentir), la creencia (fe) y el pensamiento positivo (ideas). Si queremos
contagiar entusiasmo en nuestros educadores y estudiantes para que participen en actividades y
proyectos coordinados, deberemos influir en estos elementos. Entonces, ¿cómo avanzar para crear
una nueva cultura escolar que favorezca estas sinergias?
Concretar proyectos de mejora colaborativos que sean estimulantes para todos
Son muchas y variadas las experiencias que existen para ilustrar el potencial generado en el
trabajo colaborativo. Para poder registrar esa amplitud se creó el cuadro con la finalidad de
compartir un listado de proyectos y experiencias efectivamente desarrolladas mediante el trabajo
coordinado de docentes. El objetivo es que pueda resultarles inspirador para sus comunidades.
Como hemos insistido en las dificultades que pueden acompañar el trabajo coordinado de varias
personas, adjuntamos una serie de sugerencias para facilitarlo y manejar mejor los conflictos que
puedan surgir. No está de más recordar que los conflictos son inherentes a las organizaciones
humanas y no dependen de la generación de trabajos colaborativos o proyectos innovadores.
También surgen en centros rutinarios, con estructuras rígidas, y en ellos sus consecuencias suelen
producir fracturas dolorosas, precisamente por falta de flexibilidad.
Crear condiciones para un clima de trabajo que garantice condiciones de respeto y confianza
entre los integrantes (sean docentes, estudiantes o familias) es fundamental, así como enfrentar
desde el inicio los conflictos que vayan surgiendo para evitar que se acumulen y crezcan. Al
abordarlos, analizar las causas (buscando el origen) diferenciándolas de los síntomas (las formas
concretas de manifestarse que lo ponen en evidencia). En esta tarea puede colaborar un integrante
con más experiencia o neutral, que tenga condiciones naturales para comprender, negociar y
conciliar. Es muy importante que todos los involucrados en un problema tengan oportunidad de
expresar sus opiniones con argumentos, cuidando la forma tanto como el contenido, para seguir
siendo respetuosos y mantener el clima distendido. Concentrarse en los hechos y no en las
personas para no volver a repetirlos.
Al final de esta presentación encontrarán la recomendación de dos videos disponibles en
Youtube que resultan buenos como disparadores para compartir y discutir en las primeras
reuniones de trabajo.
Es preciso recordar que la resolución de los conflictos no siempre puede ser democrática, sino
que se relaciona directamente con las características del conflicto y los roles de cada uno. No se
trata de formar bandos ni se resuelve en función de quién presiona más o por votación en una
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dinámica de ganadores y perdedores. Lo importante es poder consensuar acuerdos y seguir
construyendo juntos. La voluntad de negociación de todos es esencial, estar dispuestos a ceder en
algo en primer lugar para poder comprender la complejidad del funcionamiento de una institución
y luego para comprender la diversidad de miradas y posiciones de sus integrantes, privilegiando el
bien común. Generar consensos para resolver las situaciones conflictivas es lo ideal, cuidando
especialmente los mecanismos de presión, intereses y poder que ejercen los involucrados. Sin
embargo, es preciso señalar que no siempre es posible lograr acuerdos.
Cuadro 2- Repertorio de algunas experiencias y proyectos de mejora ejecutados. Elaboración propia
Nivel o área
Experiencias de trabajos colaborativos coordinados con diversidad de finalidades
- Asambleas
Técnico-Docentes
de centro;
- Planificación conjunta de propuestas pedagógicas diversas (ej. pruebas diagnósticas
de sondeo diseñadas por nivel; salidas didácticas; definición de perfiles de egreso de
cada nivel; currículo diseñado por competencias, trabajos multidisciplinares o
interdisciplinares, evaluaciones diferenciales en función de tolerancias).
- Coordinación
docente de
centro;
- Proyectos integradores en áreas de conocimiento específicas (ej. “experimentando
en ciencias naturales” en la escuela, proyecto de fortalecimiento de lecto-escritura,
fortalecimiento de las ciencias físicas optimizando el uso de los laboratorios).
- Sala disciplinar;
- Equipos de
mejora por sector
(ej. Ed. Inicial,
Pastoral,
Deportivorecreativa);
- Facilitar interfaces mediante actividades conjuntas (ej. meriendas compartidas,
festejos y salidas de inicial y primaria; Jornadas de integración entre los alumnos de
6to de escuela y 1ero de liceo con participación de docentes, clases abiertas;
orientación vocacional facilitando encuentros entre estudiantes de 4to y 6tos de
bachillerato por orientación para compartir su experiencia de elección).
- Formación y actualización docente (grupo de estudio; jornadas de formación;
trabajo en equipos por proyectos de mejora; Planificación anual de las
- Equipos
interdisciplinarios; coordinaciones, adaptaciones curriculares a diferentes contextos o situaciones
estudiantiles; planificación de evaluaciones; elaboración de rúbricas).
- Reuniones de
delegados de
- Comisión de disciplina para la resolución de conflictos o necesidades del centro.
diversos sectores;
- Agrupamientos
docentes
espontáneos…
- Eventos periódicos o puntuales con finalidad motivacional y/o social (comisión de
festejos y eventos especiales, grupos de viaje, escuderías para compras vinculadas a la
tarea ej. Pc, libros, etc.).
El análisis detenido de la situación permite buscar juntos todas las soluciones posibles, y
ponderar cada una de ellas en un ejercicio que fortalece al equipo. Esta práctica resulta útil también
a la hora de argumentar las razones que respaldan las decisiones que se toman.
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Integrar la coordinación como desafío para este año 2015
Desde la complejidad del mundo actual, donde todo parece volcarnos hacia afuera, al consumo
de bienes y personas, donde se nos incita a consumir también experiencias, a jugar con el vértigo y
tocar el límite de nuestras sensaciones. Todo parece jugarse a nivel de piel. La emotividad y el
vínculo interpersonal sigue siendo un desafío, especialmente en la edad de los estudiantes, que
están configurando su personalidad. Si en todos incide la emocionalidad y lo que los demás piensan
y dicen de nosotros, en ellos la voz y el trato de sus pares es clave. Dejar que se guíen por las
apariencias o llegar a conocerse más humana y profundamente es una habilidad que en el trabajo
colaborativo se favorece. La educación católica agrega valor y profundidad a la Vida: trascendencia
y sentido para comprender cada existencia. No se agota en uno mismo. Sumamos a una
construcción que es colectiva, y nos enriquecemos compartiendo nuestra diversidad para aspirar a
logros más complejos y abarcadores, comunitarios, compartidos y compartibles. No nos ocupa el
consumir, sino el mejorar el mundo que recibimos, para todos. Sumamos a las habilidades técnicas
y académicas, la riqueza de vivencias sociales y los vínculos afectivos, alentamos la búsqueda
esencial de sentido y significado de la vida. Tejemos sueños altos y trabajamos comunitariamente
para concretarlos.
En una presentación de Google encontré una afirmación que me gustó: el trabajo colaborativo
no es una moda, es un modo! Implica aceptar ser movilizado en la propia forma de pensar y actuar
por otros. Acostumbrarse a re-pensar, re-visar y profundizar reflexivamente en cada opinión y en
cada cuestionamiento con la finalidad de mejorar en las acciones. Aceptar la pluralidad de miradas
e ideas enriqueciendo la comprensión de una realidad que, indudablemente, es compleja y nos
trasciende a todos y cada uno. En esencia eso es aprender: observar, describir, investigar, analizar
para llegar a conocer y comprender la realidad, y ser capaces de intervenir para optimizarla o aún
más: diseñar algo mejor.
El trabajo colaborativo es un modo educativo, un estilo intencional de construir colectivamente
el conocimiento y las actividades, sumando la colaboración recíproca, el diálogo abierto y la
voluntad de enfrentar juntos las incertidumbres. Es un modo impregnado de contenido explícito,
una escuela vivencial, que cobra más fuerza que los discursos y los modelos teóricos, que nos
permite tener un abordaje completo y complejo de la convivencia y el valor de cada persona. Una
propuesta evangélica y evangelizadora que nos ubica como co-creadores cotidianos del Reino. Si los
estudiantes ven que se trata de una práctica habitual consolidada en nosotros, que aplicamos tanto
para el trabajo en el centro y con los colegas, como para la clase y las tareas que les proponemos
hacer, su valor testimonial la potencia.
Solo nos humanizamos en el intercambio y la cercanía con otros humanos. Como tantas otras
habilidades y competencias, son educables y a la vista está, que es preciso incrementarlas. Son
prácticas democráticas que consolidan el tejido social, fortaleciendo las cercanías y la generación
de acciones transformadoras. Parten de los propios integrantes de la comunidad, de sus
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necesidades y aspiraciones y buscan su participación activa y comprometida. Impulsan mejoras
mediante proyectos concretos que se desarrollan en diferentes niveles y pueden involucrar a
distintas personas.
Trabajar y hacerlo en forma coordinada exige un esfuerzo. En plena globalización no parece
razonable pensar en la construcción de una nueva identidad docente acorde a estos tiempos, que
no procure sumar esfuerzos y capitalizar energías. A nivel teórico se suelen contraponer perfiles en
correspondencia con diferentes épocas: así al docente vocacional y cuasi concebido como apóstol
(imagen de los primeros tiempos de la educación formal escolarizada), le sucedió al expandirse la
matrícula el docente trabajador de la enseñanza, funcionario público, y actualmente se alude a un
nuevo perfil centrado en profesionalizar al docente. Nuestra mirada tiende a integrar todas estas
dimensiones, reconociendo que coexisten en cada docente los tres componentes, con cierta
prevalencia personal definida por las modalidades propias y de cada escuela. De este modo,
encontramos docentes que se sienten más definidos en su identidad por aspectos vocacionales,
otros que se inclinan hacia la mejora de las condiciones de trabajo y otros más volcados hacia el
desarrollo profesional. En un mundo cada vez más sensible a la atención a la diversidad, procurar la
integración y el diálogo de los diferentes estilos e identidades docentes y estudiantiles es una
apuesta al enriquecimiento que surge precisamente del intercambio y la construcción colectiva,
posibilitando el desafío de seguir creciendo y desarrollándonos todos.
“Nada ha cambiado, yo he cambiado, todo ha cambiado”.
Cuando uno evoluciona, descubre que a su alrededor evoluciona todo.
Fuentes consultadas

ASSMAN, H. (2002)- Placer y ternura en la educación. Madrid, Narcea.

GALLO, A. (2010)- Apuntes sobre el proceso de construcción de la identidad docente. En: Repensar
las prácticas educativas desde la convivencia escolar. Proyecto CONVIVENCIA: el centro educativo
como espacio de aprendizaje. Central de Impresiones, Uruguay.

INEEd (2014)- Informe sobre el estado de la educación en Uruguay 2014. INEEd, Montevideo.

HARGREAVES, A. (1992)- El tiempo y el espacio en la cultura del profesor. En: Revista de educación,
Madrid, No. 298, págs. 31-53.

MORENO OLIVOS, TIBURCIO . (2005). Replantear el cambio educativo. Un enfoque innovador: ANDY
HARGREAVES (COMP.) Buenos Aires, Amorrortu, 2003, 323 pp.. Perfiles educativos, 27(108), 117121.
Consultado
en
diciembre
2014.
Disponible
en:
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S018526982005000100009&lng=es&tlng=es. .

NOVÓA, A. (2009)- Para una formación de profesores construida dentro de la profesión. En: Revista
de Educación 350 setiembre-diciembre 2009, págs. 203-218. España, MEC.
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
SENGE, P. (1994)- La quinta disciplina. Ed. Granica. Buenos Aires.

UNESCO (1996)- Informe de la Comisión Internacional para la Educación del Siglo XXI. La educación
encierra
un
tesoro.
Consultado
en
diciembre
2014.
Disponible
en:
http://www.unesco.org/education/pdf/DELORS_S.PDF

UNESCO (2002)- Estudio cualitativo de escuelas con resultados destacables en siete países
latinoamericanos. LLECE, Santiago.

VÁZQUEZ RECIO, R. (2007)- El tiempo En: Revista Iberoamericana de Educación, No. 42/6 Mayo
2007. OEI.
Dos videos recomendados para facilitar la reflexión inicial en cada comunidad educativa

“Atrévete a soñar”Visto en diciembre
https://www.youtube.com/watch?v=a5BdtbHmTIE

“Sal de tu zona de confort y atrévete a destacar”- Visto en enero 2015. Disponible en youtube.
https://www.youtube.com/watch?v=ICAp2PssuY0
2014.
Disponible
en
youtube:
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