Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 Coordinar esfuerzos… el esfuerzo de coordinar ¿Nuevas respuestas para preguntas recurrentes? En el marco de un nuevo encuentro de PROEDUCAR dedicado a construir el camino hacia nuevas prácticas educativas, me parece interesante compartir con ustedes algunas búsquedas que nos permiten ubicarnos como educadores en un lugar distinto. En los últimos tiempos socialmente se han descargado muchas críticas y culpas sobre los docentes y directivos, adjudicándoles toda la responsabilidad generada por una educación con resultados insatisfactorios. Es frecuente que se identifique en forma excluyente a la escuela como el espacio y lugar de la educación. Es evidente que el complejo mundo que habitamos no puede interpretarse en forma tan simple y lineal. Es un hecho que la omisión de otros agentes educativos significativos no es solo verbal, y, en la medida que se quitan del discurso, parecería que también se eximen de su protagonismo, como si cada persona solo encontrara en el tiempo y espacio regulado por la escuela, su oportunidad para desarrollarse, aprender y encontrar sentido a su existencia. Esta concepción extendida y repetida, canaliza hacia la escuela y sus docentes la misión de “preparar adecuadamente” a quienes deberán asumir la conducción futura de las sociedades. Sin rehuir a nuestra responsabilidad, es fundamental que podamos contribuir a ampliar esta concepción sumando agentes educativos de primera línea como las familias. Incidir en la educación involucra no solo a quienes trabajamos profesionalmente en ella, sino a todas las personas, desde la conciencia o inconsciencia de que todas nuestras acciones e interacciones cotidianas también nos van formando, posibilitan nuevos aprendizajes y amplían nuestra comprensión de la realidad. Claro que no alcanza solo con vivir experiencias. Para aprender es preciso apropiarse de los procesos, reflexionar y develar el sentido de los mismos. Es interesante levantar la mirada y descubrir que la revisión de las propuestas y estructuras educativas no afecta solo al Uruguay. Nuestros vecinos de la región y el continente están igualmente preocupados. Tampoco es casualidad que los expertos del mundo señalen con insistencia la necesidad de fortalecer la educación de las nuevas generaciones… Partiendo de una concepción amplia de educación, podemos afirmar que la misma implica promover el desarrollo integral de las personas. Al restringir su espacio exclusivamente al ámbito de la escuela, erróneamente se reduce el concepto al espacio y tiempo de la escolarización. La educación de los niños y los adolescentes no es una ocupación exclusiva de la escuela, debería ser preocupación y ocupación de toda la sociedad. Ser profesionales de la educación nos compromete de forma singular en la búsqueda de respuestas desde un trabajo histórica y culturalmente situado. Generar espacios para dialogar sobre la forma en que definimos la educación y su alcance incide en lo que ubicamos como central y periférico a la hora de desarrollar la propuesta educativa del centro e incide también en las 1 Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 dinámicas y actividades concretas que desarrollamos y en la asunción identitaria de nuestro rol docente. ¿Qué nos está pasando como sociedades? ¿Hacia dónde estamos caminando, las bases de qué futuro estamos generando? ¿Cuál es el sentido último de la educación? ¿Es que hay un único sentido último, o los sentidos y significados de la educación son históricos y contextualizados? ¿Qué deberíamos hacer entonces? ¿Qué estructuras, qué escuelas y qué prácticas son las más adecuadas? ¿Cómo sentirnos realizados como educadores con lo que estamos haciendo? Son preguntas que muchas veces nos hacemos… solos o colectivamente. Podemos caer en la tentación de paralizarnos frente a tal amplitud de incertidumbres, pero humanamente siempre nuestro desafío ha sido romper barreras y desplegarnos, vencer los límites, arriesgar y crecer… Si analizamos la evolución de la educación formal encontraremos que de las reuniones de un grupo de elegidos que recibían por parte de los maestros discusiones filosóficas abstractas -en la antigüedad clásica-, también pasamos por escuelas centradas en la alfabetización y el disciplinamiento, encargadas de “civilizar” a sus estudiantes y prepararlos para el ingreso laboral masivo. Hoy la escuela centrada en la trasmisión de contenidos y conocimientos homogéneos se ha transformado. La concepción de la educación como un derecho humano y el cometido de formar ciudadanía junto a las nuevas teorías psicopedagógicas y los avances de las ciencias y las tecnologías siguen imprimiendo cambios… El constructivismo ha modificado el rol de estudiantes y docentes, el reconocimiento y la atención a la diversidad han sacudido las planificaciones, las TIC han renovado la dinámica y metodología de las clases, la participación ha impactado en la estructura escolar… Tenemos en nuestras manos este tiempo y este espacio. Hoy es nuestro tiempo para construir respuestas, para dar nuestro aporte y crear un saber, para re-pensar juntos nuestro quehacer. Podemos darle el contenido y formato que nos parezca más adecuado, sabemos que serán respuestas provisorias y útiles, hasta que nuevamente decidamos mejorarlas. Nos parece oportuno compartir algunas pistas de trabajo que pueden fortalecer en estos tiempos la labor educativa desde nuestras escuelas, potenciando el trabajo colaborativo formal de los educadores como una forma directa de incidir en la cultura escolar y mejorar los aprendizajes, consolidando la escuela como comunidad de aprendizaje. ¿Cuál es la realidad actual de la educación nacional? En Uruguay cerramos el 2014 con dos grandes focos en materia educativa: una campaña política donde se dio gran importancia a la necesidad de encontrar caminos y soluciones para mejorar la educación y los aprendizajes, y la presentación del Informe Nacional de la Educación en Uruguay del INEEd1 que, si bien no resulta novedoso en sus hallazgos, permite contar con un 1 El Instituto Nacional de Evaluación Educativa elaboró este Informe Nacional de la Educación en Uruguay en diciembre de 2014, tomando como fuentes las investigaciones realizadas por equipos propios y contratados, sumando 2 Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 Informe de la educación del país como punto de referencia significativo para iluminar decisiones y nuevas investigaciones. Del mismo hemos seleccionado solo algunos pasajes para compartir. Acerca de la finalidad de la educación señala que: “El énfasis está ubicado en la relación pedagógica, en los modos de habitar los centros educativos (por alumnos, docentes y funcionarios) y en las formas de relacionamiento que se enseñan y aprenden durante el paso de un individuo por la educación formal. Del mismo modo, el problema no es tanto qué se debe enseñar, sino cómo se debería enseñar, no tanto qué contenidos se enseñan, sino qué tipo de vínculo se habilita entre los educandos y los contenidos·” (pág. 51) Pensando en la educación como una actividad de desarrollo integral, y en particular en etapas básicas de formación de identidad correspondientes a las edades escolares y liceales con las que trabajamos, el desarrollo de vínculos interpersonales es también un aspecto educativo central sobre el cual educar. Las investigaciones de INEEd constatan que: “Para jóvenes y docentes lo vincular es importante, pero se manifiesta en clave de tensión. Para los adolescentes en esta dimensión tiene un importante peso positivo la sociabilización, el encuentro con otros similares a ellos mismos en cuanto a edades, vivencias y códigos. Esa sociabilización entre pares, en cambio, es señalada por parte importante de los docentes como un obstáculo para el aprendizaje. La relación desde lo afectivo con los docentes también es valorada positivamente por los jóvenes y un carácter especial adquiere en este sentido el que el docente reconozca al joven o adolescente “tal como es”.” (pág. 52) El aporte de Gadner sobre las inteligencias múltiples nos ha movilizado en cuanto a la importancia que tiene la inteligencia emocional no solo para promover su desarrollo sino para visualizarla como vehículo que facilita o dificulta los demás aprendizajes. Cuántas veces hemos visto la empatía de los educadores como factor decisivo para despertar el interés de los estudiantes en sus clases! El mismo efecto estimulante o desmotivador opera en los educadores. Si las personas que comparten el mismo centro educativo generan vínculos positivos los docentes procuran mantenerse en esa escuela. Si los directores estimulan el trabajo colectivo, las coordinaciones funcionan mejor. Si todos contribuyen a crear un buen clima de trabajo conjunto, la propuesta educativa se consolida. En relación al trabajo colaborativo de los docentes, el vínculo con los colegas y el rol de las direcciones, en el Informe del INEEd se expresa: “La falta de instancias para intercambiar con los colegas respecto a los desafíos y problemas que van encontrando en sus grupos, así como para enfrentar los nuevos desafíos que plantea la situación del alumnado, genera sensación de soledad. Los docentes señalan que desde las instituciones se les requiere trabajar con la diversidad, pero que no se los ha preparado para ello, lo cual constituye un factor de insatisfacción laboral. El trabajo colectivo ayuda a superar esa primera sensación, operando como elemento que retiene al docente en el ejercicio de la carrera o en un centro determinado. En los tres subsistemas se asigna a la dirección un rol central en la conformación de la dinámica de los equipos -en el caso de primaria- y en al aprovechamiento de los espacios de coordinación -en el articulaciones (entrevistas con actores relevantes del Sistema Educativo Nacional), y analizando datos estadísticos oficiales. 3 Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 caso de la educación media-. La cohesión del equipo docente les permite transitar momentos problemáticos o de frustración ante las dificultades.”(pág. 214) Pese a que las coordinaciones docentes no son una novedad2, sus resultados son muy variados: en algunos centros el aprovechamiento es muy alto y han consolidado una dinámica real de trabajo colaborativo. En otros solo se cumple con la formalidad de reunirse, sin tener objetivos claros ni prepararlas, con el consiguiente magro o nulo aprovechamiento de cada encuentro. La Inspectora Margarita Romero, en una muy interesante investigación realizada sobre el funcionamiento real de las coordinaciones las categorizó en base a su contenido y logros en dos polos: las virtuosas y las desvirtuadas. “En las declaraciones de los profesores se puede constatar una fuerte diferencia entre Montevideo y el interior del país con relación a los espacios de coordinación. Mientras en la capital se afirma que esas horas en general no se cumplen, en el interior se utilizan sistemáticamente para planificar en forma conjunta. En Montevideo hay consenso en reconocer que en muchos liceos la coordinación termina siendo más un espacio de “catarsis colectiva” que de trabajo colaborativo. El espacio de coordinación se ve obstaculizado, además, por las limitaciones que el pluriempleo genera. Si bien las horas de coordinación están previstas y remuneradas, trabajar en varios centros implica tener horas de coordinación para cada uno de ellos. En el interior los docentes tienen sus horas distribuidas en dos o tres liceos cercanos entre sí, los que, además, comparten buena parte del plantel docente. Adicionalmente, tanto por el tamaño de las capitales departamentales como por las características del ritmo de vida, el encuentro cara a cara entre los docentes en instancias informales es mucho más frecuente.”(pág. 214) El informe recoge la evidencia de variantes culturales de contexto que exceden a las propias escuelas. La cercanía y el conocimiento personal en el interior es diferente a la vida en Montevideo en general, exceptuando algunas escuelas barriales más personalizadas. Hargreaves señala que la forma en que los docentes trabajan entre sí afecta directamente su forma de trabajo en el aula con los estudiantes. Va más allá todavía, afirmando que lo deseable es que el trabajo de los educadores sea colaborativo no solo con sus colegas sino con amplitud a incorporar a otros especialistas que pueden aportar en proyectos integradores, traspasando las fronteras de la escuela. Principio tienen las cosas… ¿Qué puede aportar el trabajo coordinado? Las dificultades de entendimiento en un mundo plural globalizado y las expresiones violentas para resolver diferencias son moneda cotidiana a nivel internacional y también a nivel nacional. Brindar una educación que contemple y mejore los vínculos entre las personas, atendiendo la integración, el diálogo y el compromiso ciudadano democrático es esencial. El Informe de UNESCO del año 19963, que ya tiene casi 20 años, advertía que las rupturas del vínculo social son profundas 2 Dispuestas como normativa oficial obligatoria por el Art. 19.9 de la Ley 15.739 cuyo Reglamento fue aprobado por el CODICEN en1989. 3 También conocido como Informe Delors, de la Comisión Internacional para la Educación en el siglo XXI: “La educación encierra un tesoro”, reconocía que “La educación no puede resolver por sí sola los problemas que plantea la ruptura (allí 4 Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 y no pueden resolverse solo desde la educación, siendo imprescindible alentar la cohesión social y la convivencia pacífica. La forma de comprender a los demás y desarrollar tolerancia y capacidad para dialogar y negociar se desarrolla aprendiendo a convivir juntos, fomentando una cultura de paz y respeto por la diversidad. No es la diversidad lo novedoso sino el reconocimiento explícito de la misma y la voluntad de atenderla como garantía de los derechos humanos. Ya no cabe la posibilidad de tener un único enfoque, modelo e interpretación de la realidad. Al asumir esta constatación se hace necesario modificar también nuestras estructuras edilicias, nuestros métodos y propuestas educativas y también nuestras estructuras mentales (más difíciles de visualizar y también más arraigadas). ¿Cuáles son los vínculos apropiados para posibilitar la educación que manifestamos como deseable? ¿Qué rol, que tipo de comunicación, participación, e intercambio establecer con niños, adolescentes, familias, colegas, directivos, fuerzas vivas del entorno será el mejor…? Coordinar esfuerzos parece un cometido básico que no requeriría mayor explicación en cualquier comunidad educativa, -particularmente si se trata de un colegio católico-, sin embargo estamos lejos aún de logar que sea una práctica generalizada. El título elegido para este intercambio puede parecer un simple juego de palabras, pero lo cierto es que para coordinar los esfuerzos de todos dentro de un colectivo hay que esforzarse, y mucho! La coordinación y la comunidad educativa no son frutos casuales y espontáneos del devenir de un centro educativo, forman parte de una cadena de decisiones y actividades que las van habilitando y construyendo (o lo contrario). Podemos pensar que no se trata específicamente de nuevas prácticas, la realidad nos ha demostrando que no es fácil coordinar esfuerzos, y que lo más sencillo de trabajar en equipos es decirlo y recomendarle a otros que lo hagan. Partiendo de formaciones iniciales dispares (particularmente en el caso de secundaria, pero también extensivo a primaria cuando pensamos que la vida profesional de los docentes se extiende 30 años o más y las generaciones de estudiantes y el mundo circundante están en permanente cambio), es preciso atender a la formación continua de los educadores. En este sentido, NOVÓA (2009) señala que el lugar natural de perfeccionamiento para los docentes es el ámbito profesional: las escuelas. Y en ellas la posibilidad de generar y compartir espacios de reflexión e incidencia en proyectos de mejora profesional. La idea de crear comunidades críticas profesionales postulada por CARR y KEMMIS (1986) desde mediados de los años 80, promoviendo la investigación-acción a cargo de los docentes con algunas variantes sigue siendo, 30 años después, una alternativa vigente en la actualidad. En el libro “Replantear el cambio educativo. Un enfoque innovador” (HARGREAVES, 2003), se propone la investigación cooperativa para la acción y la fijación de metas colectivas, que permitan a los docentes aprender unos de otros. Crear culturas profesionales sólidas para vencer el aislamiento, la donde la hay), del vínculo social. De ella debe esperarse, no obstante, que contribuya a desarrollar la voluntad de vivir juntos, factor básico de la cohesión social y de la identidad nacional”. 5 Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 falta de respaldo y la soledad que los docentes sienten. La facilidad de acceso a la información y la posibilidad de realizar intercambios entre docentes, combinando la modalidad presencial con el trabajo virtual a distancia son buenos recursos. Sin embargo no es un perfil que se estimule especialmente en la formación continua de los docentes en los ámbitos de enseñanza primaria y media en nuestro país y tampoco desde los propios centros donde se desempeñan. Reflexionar para la acción (planificar) y luego de la acción volver a reflexionar (para evaluar y mejorar), es una dinámica más rica, estimulante y transparente cuando se realiza en forma colectiva. Sin duda requiere un período de entrenamiento en el cual se logren grados de confianza y reconocimiento profesional importantes para poder analizar juntos. Si estas prácticas nos permiten además llegar a sistematizar experiencias, además de enriquecernos personal y profesionalmente, fortalecerá la propuesta educativo del centro y permite compartirlas con otros colectivos. Si ser educador entraña la misión de acompañar y facilitar el desarrollo de otros, ser educador católico añade, además, valores evangélicos comunitarios para los cuales el trabajo colaborativo, esperanzador y solidario es esencial. Coordinar el trabajo supone reunir y potenciar las condiciones personales de un grupo de personas para conseguir colectivamente la ejecución de un proyecto. No se trata solamente de sumar capacidades como acumulación, por el hecho de reunir a varias personas. La propia interacción y el intercambio estimulan la creatividad y permiten enriquecer sustantivamente la propuesta inicial y también su desarrollo. Sin embargo, la diversidad no es sencilla de manejar y puede generar más dificultades que mantenerse en el trabajo individual Implementar proyectos de esta naturaleza supone generar procesos de trabajo que ponen a prueba nuestra voluntad para realizar acuerdos, coordinar, sumar esfuerzos y recursos para objetivos comunes, asumir tareas, cumplir plazos, compartir aciertos y asumir desaciertos juntos. ¿Cómo hacer entonces para que el resultado sea decididamente positivo y valga la pena optar por una cultura diferente para gestionar el aula y la escuela? HARGREAVES, (1992) ha dedicado mucho tiempo a estudiar las culturas escolares y el rol de los profesores en ellas. Entre sus aportes figura el reconocimiento y modelización de tres culturas de gestión que se manifiestan en cinco modalidades de trabajo diferentes: la cultura de separación (individualismo), la cultura de conexión (balcanización, colegialidad impuesta y cómoda) y la cultura de integración (colaborativa). El diagrama de la página siguiente facilita su visualización. Posteriormente, procurando identificar la más recomendable, incluyó una nueva variante que denominó “mosaico móvil”, caracterizada por su flexibilidad para alternar modalidades de trabajo en función de los fines y las actividades perseguidos. La libertad de esta última permite el funcionamiento dinámico, versátil y ajustado a cada situación. Es claro que no todas las escuelas pueden llegar a aplicar esta gestión de mosaico móvil, pues para poder optar es necesario haber experimentado previamente con todas ellas. 6 Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 Si los docentes de un centro educativo están acostumbrados a trabajar de una sola manera, o conocen apenas dos variantes, su flexibilidad se verá restringida a lo que saben y están acostumbrados a hacer. Sin duda la estabilidad del plantel docente incide en la elaboración del trabajo colaborativo y el afianzamiento de vínculos. Lograr un equipo docente unido que desee permanecer en la escuela es fundamental. Figura 1 –Diagrama de elaboración propia, basado en las culturas de gestión en las escuelas de Hargreaves (1992) Incursionar en el trabajo colaborativo con los docentes genera vínculos que permiten elegir la modalidad más apropiada, además de facilitar las sinergias y los aprendizajes institucionales. Reúne la dimensión profesional y la dimensión emocional, compartiendo saberes, habilidades y experiencias profesionales y emocionales. Hargreaves lo identifica con la etapa de mayor desarrollo profesional que permite resolver problemas y facilitar una dinámica de mejoramiento continuo que resignifica la labor y el desempeño educativo. NOVÓA (2009) privilegia cinco aspectos para trabajar en programas de formación de profesores: 1. Que tengan un fuerte componente práctico, centrado en el aprendizaje de los alumnos y en el estudio de casos concretos, teniendo como referencia el trabajo escolar, la práctica pedagógica habitual; 2. Que se realicen desde dentro de la profesión, basándose en la adquisición de una cultura profesional y concediendo a los profesores con más experiencia un papel central en la formación de los más jóvenes; 3. Dedicarle una atención especial a las dimensiones personales de la profesión docente, trabajando esa capacidad de relación y de comunicación que define el acto pedagógico; 7 Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 4. Valorar el trabajo en equipo y el ejercicio colectivo de la profesión, reforzando la importancia de los proyectos educativos de escuela; 5. Caracterizarse por un principio de responsabilidad social, favoreciendo la comunicación y la participación profesional en el espacio público de la educación. Compartir, difundir las experiencias. Usualmente hablamos de trabajo en equipo cuando una actividad se realiza ente varias personas. No siempre esta forma de organizarse implica coordinar, muchas veces solo se trata de fraccionar y repartir una parte de las actividades a cada participante. Es frecuente que así se organicen los estudiantes -en forma bastante autodidacta-, cuando los docentes les piden un trabajo en equipo, sin darles pautas claras. Suele ser una simple sumatoria de trabajos individuales, con escaso intercambio y dominio real del tema, sin lograr un trabajo integrado y colaborativo. Las investigaciones que analizan buenas experiencias facilitadoras de dinámicas de trabajo participativa, provechosa y placentera para todos, enfatizan el desarrollo de seis aspectos: clima (distendido y agradable, optimista y entusiasta), confianza (en sí mismos y en su capacidad, y disposición para trabajar con sinceridad y transparencia), comunicación (fluida, frecuente y clara), colaboración (iniciativa y deseos de colaborar entre todos al logro de los objetivos fijados con parámetros acordados de actuación), complementariedad (cada participante es responsable de una parte del proyecto colectivo), compromiso (tenacidad en el trabajo; el resultado final es fruto de la tarea asumida por todos y cada uno, hay conciencia recíproca de la responsabilidad que se asume). Figura 2- Rueda del trabajo colaborativo. Elaboración propia. Transformar la escuela en una organización que aprende, -al decir de SENGE (1994)-, supone generar instancias y experiencias concretas de trabajo en modalidades diferentes a las que se 8 Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 aplican usualmente y ya son conocidas. Como todo aprendizaje, el organizacional, también requiere destinarle un tiempo y un espacio. Es interesante detenernos a pensar que habitualmente cuando hablamos del tiempo escolar naturalmente lo hacemos vinculándolo a la organización administrativa y técnico-instrumental del horario semanal dividido en una cuadrícula de asignaturas o actividades fragmentadas y yuxtapuestas, y el calendario anual con su conjunto de eventos a desarrollar a lo largo del curso. Esta organización del tiempo concebido en forma monocrónica y lineal deja poco espacio para pensar en forma creativa, acciones pedagógicas con una implicancia colectiva y social (VÁZQUEZ, 2007). Insistir en este aspecto es fundamental para no quedarnos con la impresión de estar hablando solamente de una técnica de trabajo en grupo. Es una transformación de la concepción del centro educativo en su funcionamiento. En este cambio de época donde las variables tiempo y espacio han sido fuertemente movilizadas, destinar un tiempo para el trabajo integrado nos permite acompasar la cultura escolar con la cultura social extraescolar que muchas veces vivimos como amenazante. Se trata de un tiempo orientado a la acción y, simultáneamente, dirigido a facilitar y favorecer los vínculos entre los educadores: un tiempo dialógico formativo, propiciado institucionalmente. Es imperioso aprovechar al máximo esta oportunidad de reflexionar sobre el propio quehacer cotidiano mientras se desarrollan proyectos de intervención que inicialmente podrán ser para sectores o áreas y gradualmente posibilitarán proyectos de centro con grados mayores de coordinación e integración (multi o interdisciplinaria). Es fundamental destinar un tiempo para planificar, acompañar y fortalecer el buen funcionamiento del trabajo coordinado durante el desarrollo de sus proyectos, brindándole estímulos dinamizadores. Planificarlos permite prever los recursos y mejora los resultados, impactando favorablemente en el ánimo de quienes participan en forma directa del mismo y en toda la comunidad, evitando conflictos innecesarios. Los elementos a integrar son: DEFINICIÓN DE OBJETIVOS- claros y conocidos por todos. Esto implica fijar acuerdos básicos y explicitar las metas que guían el trabajo. LIDERAZGO EFECTIVO- para trabajar en equipo es muy importante contar con alguna persona altamente motivadora, creíble y respetada por la mayoría de los participantes. Cada equipo irá definiendo sus liderazgos en función de su propia planificación, sus objetivos y la marcha del proyecto. Pueden identificarse líderes permanentes o rotar en base a sus características y habilidades para colaborar con la ejecución del proyecto. Quien ocupe este rol deberá averiguar qué esperan los miembros unos de otros, cuáles son sus preferencias, estilos y fortalezas y en qué difieren. PAUTAS DE TRABAJO- clarificar la planificación del trabajo compartido mediante normas, calendario, cierto ordenamiento que facilite prever la marcha y las posibles dificultades del proyecto para todos los que participan del mismo. El conocimiento y la buena comunicación 9 Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 de los integrantes, permitirá que se vayan distribuyendo y asumiendo con claridad roles y responsabilidades, facilitando la dinámica interna. APLICACIÓN DE DINÁMICAS Y TÉCNICAS DE TRABAJO EN EQUIPO- no se trata solamente de armar el equipo para llevar adelante una tarea o proyecto, también es preciso intervenir durante la marcha del mismo para afianzar los vínculos y ofrecer la posibilidad de ir intercambiando impresiones y generando confianza y una mirada colectiva del centro, el diagnóstico y las soluciones. Es importante generar dinámicas de trabajo variadas, no solo para dar dinamismo a la labor, sino también para dominarlas y poder aplicar en diferentes situaciones educativas, con alumnos, en reuniones con colegas y reuniones de padres. CAUCES O CANALES DE COMUNICACIÓN- tanto formales como no formales. No siempre es fácil reunir a todos los participantes, por lo que generar otras formas de intercambio y comunicación es fundamental (ej. Cartelera, cuaderno de avances o coordinación, mail o espacio web compartido, etc.). INTERDEPENDENCIA POSITIVA- cada integrante del equipo precisa libertad para actuar, e irá ganando y construyendo la confianza con el resto de los integrantes del equipo de trabajo. Crear un ambiente de trabajo armónico supone facilitar la participación de todos y la búsqueda de lograr acuerdos que redunden en una mejora del desempeño. Es la contracara de la responsabilidad mutua compartida y el compromiso requeridos. AUTOEVALUACIÓN- para poder analizar juntos aciertos, dificultades y rectificar rumbos o prácticas determinadas. Son a la vez mecanismos de información y supervisión que permiten buscar apoyos a tiempo, por eso es aconsejable realizar evaluación durante su desarrollo y no solo cuando se finaliza un proyecto. Son dinámicas de trabajo en equipo: las reuniones de trabajo, los plenarios, el trabajo por comisiones, las mesas redondas, los seminarios, los foros, las dinámicas rompe-hielo. También resulta fundamental conocer y aplicar instrumentos y técnicas variadas que permitan ir sistematizando y dando cierto ritmo y novedad a los encuentros y la marcha del proyecto. Las encuestas, informes, planillas, memos, presentaciones en ppt, videos, juegos, metaplan, espina de pescado, cuestionario para completar en binas, son algunos ejemplos que cumplen estas finalidades. Luces y sombras Si asumimos que nadie educa solo, y que la educación excede la escolarización y la instrucción, es indudable que el trabajo conjunto y coordinado de todos los educadores optimizaría los procesos y los resultados educativos. Sin embargo, como hemos repasado, no se trata de una tarea sencilla. De todos modos, el aprendizaje que genera es multidimensional, y por lo mismo, difícil de lograr por otros medios. El trabajo colaborativo, coordinando esfuerzos es provechoso tanto a nivel de 10 Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 docentes, como de estudiantes, funcionarios y también para una comunidad educativa al elaborar el proyecto educativo institucional y proyectos de mejora. Es más fácil acompañar y propiciar el trabajo colectivo de los alumnos cuando antes uno ha tenido la misma experiencia y sabe, -porque ya lo ha vivido-, la complejidad que supone encaminarlo acertadamente. El cuadro comparativo que presentamos a continuación procura analizar las ventajas e inconvenientes del trabajo colaborativo. Puede servir como base para explicitar temores y buscar minimizar posibles problemas. La lectura de las luces y sombras se puede realizar tanto a nivel personal como colectivamente para la escuela, y se puede completar. Cuadro 1- Ventajas y dificultades del trabajo colaborativo. LUCES SOMBRAS - Genera efecto sinergia en la escuela, posibilitando proyectos y resultados que superan las competencias de cada uno de sus participantes. - Enriquece el aprendizaje individual y colectivo mediante intercambios que agregan ópticas diferentes, conocimientos y amplían los vínculos. - Satisface necesidades sociales. - Contribuye a superar el burn out y mejora la motivación y el entusiasmo colectivo, dando sentido de pertenencia e identidad. - Favorece el dinamismo del centro mediante acciones concretas y estimula la flexibilidad en la escuela. - Estimula el desarrollo de habilidades de comunicación, negociación, persuasión y autoevaluación. - Exige dedicación y responsabilidad asumida por cada uno de los participantes - Canaliza la motivación intrínseca al tener la posibilidad de incidir cada uno en forma directa aportando ideas. - Permite tomar decisiones con más reflexión e información. - Estimula el desarrollo de proyectos que respondan a la complejidad de la realidad. - Favorece el diagnóstico y la solución de problemas en forma contextualizada y cercana. - Estimula la creatividad. - Favorece una mayor aceptación e implicación de todos con las decisiones. - Genera condiciones favorables para las innovaciones. - Motiva y fomenta la participación de cada uno y el auto descubrimiento. - Estimula la autogestión y la capacitación permanente. - Posibilita el surgimiento de nuevos liderazgos. - Permite centrarse más en las personas y prestarles otra atención. - Evidencia las dificultades para ponerse de acuerdo y trabajar todos con igual dedicación y compromiso. - Requiere mucho tiempo y paciencia (sobre todo al principio, hasta que se consolidan los equipos). - Pone en juego intereses personales que pueden distorsionar los intereses pedagógicos. - Surgen reclamos vinculados a las dificultades de comunicación. - Emergen conflictos por enfrentamiento de poder, liderazgos, individualismo y relaciones interpersonales. - Generan cierta tendencia a mostrar resultados exitosos, aunque no lo sean. - Exige conseguir líderes internos e impulsarlos. - Evidencia a las personas que realizan menos esfuerzo o generan poco compromiso. - Deja manifiesta la dificultad o incapacidad para llegar a acuerdos. - Mayor consumo de tiempo. - Puede generar competencia entre los liderazgos internos surgidos en las actividades y quienes dirigen formalmente el centro educativo. 11 Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 El análisis permite destacar un conjunto interesante y significativo de potencialidades asociadas a los trabajos colaborativos. Les falta la energía y el entusiasmo que surge cuando tenemos la oportunidad de conocer experiencias conversando directamente con los participantes. A los efectos de la lectura constituye un “intangible”, pero para la dinámica de la escuela la diferencia es sustantiva. Por eso insisto en el valor que tiene el elemento emocional en todo emprendimiento humano, pero muy particularmente en la tarea educativa, especialmente cuando la desmotivación es una realidad para un alto porcentaje de docentes. Son tres los elementos que nos movilizan hacia la acción: la pasión (sentir), la creencia (fe) y el pensamiento positivo (ideas). Si queremos contagiar entusiasmo en nuestros educadores y estudiantes para que participen en actividades y proyectos coordinados, deberemos influir en estos elementos. Entonces, ¿cómo avanzar para crear una nueva cultura escolar que favorezca estas sinergias? Concretar proyectos de mejora colaborativos que sean estimulantes para todos Son muchas y variadas las experiencias que existen para ilustrar el potencial generado en el trabajo colaborativo. Para poder registrar esa amplitud se creó el cuadro con la finalidad de compartir un listado de proyectos y experiencias efectivamente desarrolladas mediante el trabajo coordinado de docentes. El objetivo es que pueda resultarles inspirador para sus comunidades. Como hemos insistido en las dificultades que pueden acompañar el trabajo coordinado de varias personas, adjuntamos una serie de sugerencias para facilitarlo y manejar mejor los conflictos que puedan surgir. No está de más recordar que los conflictos son inherentes a las organizaciones humanas y no dependen de la generación de trabajos colaborativos o proyectos innovadores. También surgen en centros rutinarios, con estructuras rígidas, y en ellos sus consecuencias suelen producir fracturas dolorosas, precisamente por falta de flexibilidad. Crear condiciones para un clima de trabajo que garantice condiciones de respeto y confianza entre los integrantes (sean docentes, estudiantes o familias) es fundamental, así como enfrentar desde el inicio los conflictos que vayan surgiendo para evitar que se acumulen y crezcan. Al abordarlos, analizar las causas (buscando el origen) diferenciándolas de los síntomas (las formas concretas de manifestarse que lo ponen en evidencia). En esta tarea puede colaborar un integrante con más experiencia o neutral, que tenga condiciones naturales para comprender, negociar y conciliar. Es muy importante que todos los involucrados en un problema tengan oportunidad de expresar sus opiniones con argumentos, cuidando la forma tanto como el contenido, para seguir siendo respetuosos y mantener el clima distendido. Concentrarse en los hechos y no en las personas para no volver a repetirlos. Al final de esta presentación encontrarán la recomendación de dos videos disponibles en Youtube que resultan buenos como disparadores para compartir y discutir en las primeras reuniones de trabajo. Es preciso recordar que la resolución de los conflictos no siempre puede ser democrática, sino que se relaciona directamente con las características del conflicto y los roles de cada uno. No se trata de formar bandos ni se resuelve en función de quién presiona más o por votación en una 12 Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 dinámica de ganadores y perdedores. Lo importante es poder consensuar acuerdos y seguir construyendo juntos. La voluntad de negociación de todos es esencial, estar dispuestos a ceder en algo en primer lugar para poder comprender la complejidad del funcionamiento de una institución y luego para comprender la diversidad de miradas y posiciones de sus integrantes, privilegiando el bien común. Generar consensos para resolver las situaciones conflictivas es lo ideal, cuidando especialmente los mecanismos de presión, intereses y poder que ejercen los involucrados. Sin embargo, es preciso señalar que no siempre es posible lograr acuerdos. Cuadro 2- Repertorio de algunas experiencias y proyectos de mejora ejecutados. Elaboración propia Nivel o área Experiencias de trabajos colaborativos coordinados con diversidad de finalidades - Asambleas Técnico-Docentes de centro; - Planificación conjunta de propuestas pedagógicas diversas (ej. pruebas diagnósticas de sondeo diseñadas por nivel; salidas didácticas; definición de perfiles de egreso de cada nivel; currículo diseñado por competencias, trabajos multidisciplinares o interdisciplinares, evaluaciones diferenciales en función de tolerancias). - Coordinación docente de centro; - Proyectos integradores en áreas de conocimiento específicas (ej. “experimentando en ciencias naturales” en la escuela, proyecto de fortalecimiento de lecto-escritura, fortalecimiento de las ciencias físicas optimizando el uso de los laboratorios). - Sala disciplinar; - Equipos de mejora por sector (ej. Ed. Inicial, Pastoral, Deportivorecreativa); - Facilitar interfaces mediante actividades conjuntas (ej. meriendas compartidas, festejos y salidas de inicial y primaria; Jornadas de integración entre los alumnos de 6to de escuela y 1ero de liceo con participación de docentes, clases abiertas; orientación vocacional facilitando encuentros entre estudiantes de 4to y 6tos de bachillerato por orientación para compartir su experiencia de elección). - Formación y actualización docente (grupo de estudio; jornadas de formación; trabajo en equipos por proyectos de mejora; Planificación anual de las - Equipos interdisciplinarios; coordinaciones, adaptaciones curriculares a diferentes contextos o situaciones estudiantiles; planificación de evaluaciones; elaboración de rúbricas). - Reuniones de delegados de - Comisión de disciplina para la resolución de conflictos o necesidades del centro. diversos sectores; - Agrupamientos docentes espontáneos… - Eventos periódicos o puntuales con finalidad motivacional y/o social (comisión de festejos y eventos especiales, grupos de viaje, escuderías para compras vinculadas a la tarea ej. Pc, libros, etc.). El análisis detenido de la situación permite buscar juntos todas las soluciones posibles, y ponderar cada una de ellas en un ejercicio que fortalece al equipo. Esta práctica resulta útil también a la hora de argumentar las razones que respaldan las decisiones que se toman. 13 Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 Integrar la coordinación como desafío para este año 2015 Desde la complejidad del mundo actual, donde todo parece volcarnos hacia afuera, al consumo de bienes y personas, donde se nos incita a consumir también experiencias, a jugar con el vértigo y tocar el límite de nuestras sensaciones. Todo parece jugarse a nivel de piel. La emotividad y el vínculo interpersonal sigue siendo un desafío, especialmente en la edad de los estudiantes, que están configurando su personalidad. Si en todos incide la emocionalidad y lo que los demás piensan y dicen de nosotros, en ellos la voz y el trato de sus pares es clave. Dejar que se guíen por las apariencias o llegar a conocerse más humana y profundamente es una habilidad que en el trabajo colaborativo se favorece. La educación católica agrega valor y profundidad a la Vida: trascendencia y sentido para comprender cada existencia. No se agota en uno mismo. Sumamos a una construcción que es colectiva, y nos enriquecemos compartiendo nuestra diversidad para aspirar a logros más complejos y abarcadores, comunitarios, compartidos y compartibles. No nos ocupa el consumir, sino el mejorar el mundo que recibimos, para todos. Sumamos a las habilidades técnicas y académicas, la riqueza de vivencias sociales y los vínculos afectivos, alentamos la búsqueda esencial de sentido y significado de la vida. Tejemos sueños altos y trabajamos comunitariamente para concretarlos. En una presentación de Google encontré una afirmación que me gustó: el trabajo colaborativo no es una moda, es un modo! Implica aceptar ser movilizado en la propia forma de pensar y actuar por otros. Acostumbrarse a re-pensar, re-visar y profundizar reflexivamente en cada opinión y en cada cuestionamiento con la finalidad de mejorar en las acciones. Aceptar la pluralidad de miradas e ideas enriqueciendo la comprensión de una realidad que, indudablemente, es compleja y nos trasciende a todos y cada uno. En esencia eso es aprender: observar, describir, investigar, analizar para llegar a conocer y comprender la realidad, y ser capaces de intervenir para optimizarla o aún más: diseñar algo mejor. El trabajo colaborativo es un modo educativo, un estilo intencional de construir colectivamente el conocimiento y las actividades, sumando la colaboración recíproca, el diálogo abierto y la voluntad de enfrentar juntos las incertidumbres. Es un modo impregnado de contenido explícito, una escuela vivencial, que cobra más fuerza que los discursos y los modelos teóricos, que nos permite tener un abordaje completo y complejo de la convivencia y el valor de cada persona. Una propuesta evangélica y evangelizadora que nos ubica como co-creadores cotidianos del Reino. Si los estudiantes ven que se trata de una práctica habitual consolidada en nosotros, que aplicamos tanto para el trabajo en el centro y con los colegas, como para la clase y las tareas que les proponemos hacer, su valor testimonial la potencia. Solo nos humanizamos en el intercambio y la cercanía con otros humanos. Como tantas otras habilidades y competencias, son educables y a la vista está, que es preciso incrementarlas. Son prácticas democráticas que consolidan el tejido social, fortaleciendo las cercanías y la generación de acciones transformadoras. Parten de los propios integrantes de la comunidad, de sus 14 Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 necesidades y aspiraciones y buscan su participación activa y comprometida. Impulsan mejoras mediante proyectos concretos que se desarrollan en diferentes niveles y pueden involucrar a distintas personas. Trabajar y hacerlo en forma coordinada exige un esfuerzo. En plena globalización no parece razonable pensar en la construcción de una nueva identidad docente acorde a estos tiempos, que no procure sumar esfuerzos y capitalizar energías. A nivel teórico se suelen contraponer perfiles en correspondencia con diferentes épocas: así al docente vocacional y cuasi concebido como apóstol (imagen de los primeros tiempos de la educación formal escolarizada), le sucedió al expandirse la matrícula el docente trabajador de la enseñanza, funcionario público, y actualmente se alude a un nuevo perfil centrado en profesionalizar al docente. Nuestra mirada tiende a integrar todas estas dimensiones, reconociendo que coexisten en cada docente los tres componentes, con cierta prevalencia personal definida por las modalidades propias y de cada escuela. De este modo, encontramos docentes que se sienten más definidos en su identidad por aspectos vocacionales, otros que se inclinan hacia la mejora de las condiciones de trabajo y otros más volcados hacia el desarrollo profesional. En un mundo cada vez más sensible a la atención a la diversidad, procurar la integración y el diálogo de los diferentes estilos e identidades docentes y estudiantiles es una apuesta al enriquecimiento que surge precisamente del intercambio y la construcción colectiva, posibilitando el desafío de seguir creciendo y desarrollándonos todos. “Nada ha cambiado, yo he cambiado, todo ha cambiado”. Cuando uno evoluciona, descubre que a su alrededor evoluciona todo. Fuentes consultadas ASSMAN, H. (2002)- Placer y ternura en la educación. Madrid, Narcea. GALLO, A. (2010)- Apuntes sobre el proceso de construcción de la identidad docente. En: Repensar las prácticas educativas desde la convivencia escolar. Proyecto CONVIVENCIA: el centro educativo como espacio de aprendizaje. Central de Impresiones, Uruguay. INEEd (2014)- Informe sobre el estado de la educación en Uruguay 2014. INEEd, Montevideo. HARGREAVES, A. (1992)- El tiempo y el espacio en la cultura del profesor. En: Revista de educación, Madrid, No. 298, págs. 31-53. MORENO OLIVOS, TIBURCIO . (2005). Replantear el cambio educativo. Un enfoque innovador: ANDY HARGREAVES (COMP.) Buenos Aires, Amorrortu, 2003, 323 pp.. Perfiles educativos, 27(108), 117121. Consultado en diciembre 2014. Disponible en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S018526982005000100009&lng=es&tlng=es. . NOVÓA, A. (2009)- Para una formación de profesores construida dentro de la profesión. En: Revista de Educación 350 setiembre-diciembre 2009, págs. 203-218. España, MEC. 15 Jornadas PROEDUCAR XIX – AUDEC -Isabel Achard- Montevideo, febrero 2015 SENGE, P. (1994)- La quinta disciplina. Ed. Granica. Buenos Aires. UNESCO (1996)- Informe de la Comisión Internacional para la Educación del Siglo XXI. La educación encierra un tesoro. Consultado en diciembre 2014. Disponible en: http://www.unesco.org/education/pdf/DELORS_S.PDF UNESCO (2002)- Estudio cualitativo de escuelas con resultados destacables en siete países latinoamericanos. LLECE, Santiago. VÁZQUEZ RECIO, R. (2007)- El tiempo En: Revista Iberoamericana de Educación, No. 42/6 Mayo 2007. OEI. Dos videos recomendados para facilitar la reflexión inicial en cada comunidad educativa “Atrévete a soñar”Visto en diciembre https://www.youtube.com/watch?v=a5BdtbHmTIE “Sal de tu zona de confort y atrévete a destacar”- Visto en enero 2015. Disponible en youtube. https://www.youtube.com/watch?v=ICAp2PssuY0 2014. Disponible en youtube: 16