Lectio Divina miércoles 20 de febrero 2013 I Semana de Cuaresma

Anuncio
Lectio Divina Miércoles 20 de febrero 1 semana de Cuaresma- Ciclo –C Lecturas:
Jonás 3,1-10; Salmo 50; Lucas 11, 29-32
PALABRA QUE DA VIDA
TU SEÑAL, MI SEÑAL, NUESTRA SEÑAL
1. Hagamos las LECTURAS
La gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una
generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás.
Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del
hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la
reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines
de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que
Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y
harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí
hay uno que es más que Jonás.»
2. MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
La gente reclama una señal extraordinaria. Esa ha sido la lógica de todos los pueblos, en
todos los tiempos: pedir señales extraordinarias para creerle a Dios. Jesús siente tristeza,
y al mismo tiempo rabia, por esa actitud tan infantil del pueblo. Los judíos no aceptan
que han estado rodeados de falsos mesías que los han incitado a las armas en nombre de
Dios. Ahora reclaman una señal del cielo; pero Jesús responde con algo imprevisto e
inimaginable. No habrá una señal irrebatible y poderosa por parte de Dios. El Padre de
Jesús no funciona de esa manera ni entra en esa lógica. Dios no es el “Dios máquina”
que interviene en la historia de los hombres imponiendo su poder aterrador. Dios no se
mueve en la lógica infantil de los creyentes que necesitan señales o avisos
sobrenaturales para actuar con radicalidad. La señal que recibirán no es la de un Dios
“Todo-Poderoso” que se impone, sino la de un “Dios-Misericordioso” que se expone
hasta la muerte en cruz. La gran señal de Dios es el Fracaso del Hijo del Hombre, su
muerte, en manos de los poderosos, explotadores y detentadores de poder que se
ensañaron contra la humanidad. Pero al tercer día resucitará.
b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Le piden a Jesús un signo -segno, señal- En apariencia, una señal divina para poder
creer. En realidad, se busca un signo porque no se cree en Él.
Se busca una señal que satisfaga las ambiciones individuales, el éxito, pero no una señal
que indique -¡Dios!-. El signo deja de ser un simple medio y se lo toma por valor en sí
mismo.
La respuesta del Señor a los que le reclamaban un signo es fuerte, contundente :¡Generación malvada!Porque al igual que la señal de Jonás para los ninivitas es la señal del Reino de los
Cielos para esta época: es elegido no ya aquel que recibe por herencia una raza, una
condición social, una religión... El pueblo elegido -Mi familia, ha dicho Jesús- es aquel
que humildemente escucha la Palabra y la pone en práctica, con los riesgos del salto sin
red que implica el creer.
La virulencia de Sus palabras debería llevarnos en esta Cuaresma al desierto de la
reflexión... ¿Si tenemos los sacramentos -signos sensibles y eficaces de la Gracia de
Dios-, tenemos la oración y la vida de la Iglesia, necesitamos algún signo más?
Porque hay una cierta idolatría en nuestros corazones que a veces buscan signos para
obtener lo que queremos. Y hay que tener mucho cuidado porque esa idolatría hasta
puede ser eclesiástica también. Porque la fé y la conversión a la que Jesús, nuestro
hermano y Señor nos invita, tiene por signos los frutos del Reino de Dios: la humildad,
la pobreza y la sencillez.
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del
corazón
Dios ama a los paganos. Dios ama a los pecadores. Dios ama a todos los hombres. A
Dios no le agrada castigar. Todo el relato tiene por objeto llegar a esta conclusión: los
Ninivitas van a poder "vivir"; su conversión les lleva a ser más felices, a vivir en
plenitud. El mal comporta su propio castigo. El esfuerzo para hacer el bien, comporta
también su recompensa. Señor, cambia mi corazón.
4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Danos, Señor, un corazón sensible, abierto, respetuoso, comprensivo, solícito por el
bien propio, por el bien de los demás y por la gloria de Dios; golpea a las conciencias
para que no fomenten o aprueben guerras, discordias, atropellos, deshonra de los demás;
y haz que todos recuperemos nuestra dignidad de hijos y colaboremos mutuamente a la
felicidad. Amén.
5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy?
Motivación: Hoy no tenemos más signo que el de Jonás, hoy no tenemos más remedio
que cambiar si queremos que el Señor habite en nuestra sociedad. PIDIENDO
SEÑALES
¿Tú también le pides señales a Dios? ¿Tú también eres de los que quiere tener todo bajo
control, y no le deja ni un pequeño hueco al Espíritu, para que actúe? Si no quieres que
Jesús pase a la otra orilla, fíate de Él. Reza un poquito, y pídele fuerzas para hacer
aquello que descubras que tienes que hacer. Y si no sabes cómo hacerlo, lee este relato:
Aquella tarde, la comunidad monástica hacía, en su oratorio, una plegaria de
intercesión. Una tras otra, se escuchaban las oraciones de los monjes: "Señor, te pido",
"Señor, te pido", "Señor, te pido". También el Abad hacía su plegaria: "Señor, te
pido...". Por fin, todos callaron largamente. Hasta que de nuevo se dejó oír la voz del
Abad: "Ahora, Señor, dinos en qué podemos ayudarte; te escuchamos en silencio". Al
cabo de un rato concluyó: "Gracias, Padre, porque quieres contar con nosotros". Y
todos los monjes respondieron al unísono: "Amén". (Porque habían comprendido que
la oración, como el amor, tiene dos tiempos: dar y recibir, y que si falta uno de ellos, se
muere).
Descargar