Reflexiones sobre el Análisis Técnico Parte I. Semiótica

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Reflexiones sobre el Análisis Técnico
Parte I. Semiótica
Por Leopoldo Sánchez Cantú (polosanchezc@hotmail.com)
Profesor de Cátedra de la División de Negocios del ITESM, CCM.
No podemos ver al mercado de valores con los ojos —las gráficas no son el mercado,
son apenas una pálida sombra de lo que de hecho es el mercado— pero eso no nos
debe impedir que podamos verlo con la razón. Puesto que no podemos ver a los
mercados, lo que pensemos de ellos será la única forma de acceso que tendremos
hacia ese fenómeno tan complejo.
Semiótica. Identificar los signos.
Vista fuera de contexto, una foto en la que estoy entregándole un ramo de rosas a una
de mis alumnas que me sonríe desde su cama, puede dar pie a malos entendidos (yo
rondo los 50 años de edad y mis alumnos tienen 21 o 22 años). Si tomamos en cuenta
el contexto al ampliar el campo visual y observamos que mi alumna es la feliz mamá
de un recién nacido y que su orgulloso esposo está de pie detrás de ella, se entenderá
que el objeto (las rosas) como “signo” es, en este caso, distinto al de una insinuación
galante.
La palabra “semiótica” proviene del vocablo griego “semeión” que significa señal,
signo, marca, es decir, todo aquello que sobresale y se distingue de un continuo. De
ahí deriva la palabra “semeiotiké”, nombre de la disciplina que estudia los sistemas de
signos.
Por ejemplo, la semiótica médica es la ciencia de los signos y síntomas de las
enfermedades, como puede ser la fiebre, el dolor, la palidez, etcétera. De la misma
forma, podríamos decir que el análisis técnico es la semiótica del comportamiento de
los mercados, es decir, disciplina que estudia los signos que aparecen en las gráficas
y que nos ayudan a entender la situación del mercado al identificar señales de las
fuerzas dominantes que actúan en un momento dado.
Según Ferdinand de Saussure (1857-1913), gran lingüista suizo y uno de los padres
de la semiótica, un signo “es todo lo que nos habla de algo distinto de sí mismo”. En
nuestro caso, una gráfica de los precios de una acción es un signo porque nos habla
de las operaciones que han sucedido en el sistema de compra/venta de la bolsa de
valores. Al observar dicha gráfica, no se trata de que pensemos en las líneas trazadas
sobre el papel o mostradas en un monitor, sino que se busca analizar las fuerzas que
operan en el mercado las cuáles, por otro lado, no podemos ver.
Para de Saussure existen dos componentes de un signo; el significante, es decir, el
aspecto material que lo compone: un sonido en el caso del lenguaje hablado; un dibujo
en el caso de un cartel; un grafo en el lenguaje escrito; una línea trazada en la gráfica
de precios en el caso de los mercados y el significado, que equivale al concepto
mental subyacente al signo; “lo que quiere decir el signo”. Es relevante considerar que
la única razón que une al significante (el aspecto material del signo) con su significado
(el concepto subyacente) es la existencia de una relación convencional, es decir, un
arbitrario aceptado por el grupo que lo utiliza.
Los signos que se describen en el análisis técnico no relacionan unas líneas
observadas con una cosa que existe como tal, sino que relacionan una forma o un
patrón percibido en la gráfica con un concepto establecido y aceptado como algo que
Semiótica y Hermenéutica
Leopoldo Sánchez Cantú
sucede en el mercado. Ciertamente hay que conocer las reglas bajo las cuales operan
dichas convenciones.
Desde esta perspectiva, la gráfica es como un texto en el que hay signos que tenemos
que interpretar. Como en la sintaxis, es importante ver la relación que guardan unos
signos con los elementos que le preceden o que le suceden en la secuencia del
gráfico. Además, podrá incorporarse información externa a la gráfica que se está
interpretando para entender en qué contexto se dan los signos o las señales que
estamos estudiando. Y como en el lenguaje, en el análisis de las gráficas, entran en
una interacción compleja la mente del analista con los signos de la gráfica y con los
fenómenos del mundo bursátil.
Cuando observamos un signo técnico, es decir, un cambio en la gráfica, como podría
ser el aumento en el precio de una acción, éste puede tener una naturaleza variada.
Por un lado puede deberse a que algunos participantes han conocido una nueva
información que juzgan valiosa y positiva para el valor del activo, por lo tanto han
comprado el activo y como resultado de su demanda el precio ha aumentado.
Esta sería la interpretación más directa. Sin embargo, también es posible que los
participantes que han salido a comprar han buscado precisamente elevar el precio de
la acción debido a que conocen información negativa para el valor del activo y lo que
buscan es elevar artificialmente el precio para poder vender un paquete grande de
acciones a buen precio antes de que la información negativa sea difundida y otros
participantes depriman el precio al ofrecer las acciones en el mercado. Hay, además,
un tercer grupo de participantes que simplemente saldrán a comprar precisamente
porque los primeros lo hicieron, sin conocer información fundamental relevante que
justifique su proceder.
Habrá muchas otras razones por las que cada quien decide comprar o vender un
activo en un momento dado y que aquí estamos simplificando para hacer un esquema
muy general. Lo que hemos querido ejemplificar es la separación que hay entre el
signo (la subida del precio) y el significante (la intención o la razón que subyace al acto
de quien opera en el mercado). En ello recae precisamente lo arbitrario de la
interpretación de un sistema de signos. De todos los signos, no sólo los del análisis
técnico.
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