La trampa de la hipervaloración Las posiciones extremas no son

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La trampa de la hipervaloración
Las posiciones extremas no son muy apropiadas en ningún orden de la vida.
Este es un punto a tener en cuenta en el momento de encarar una búsqueda
laboral. El espíritu de autocrítica se debe reflejar en el curriculum y en la carta que
lo introduce.
Las pautas para juzgar nuestros propios valores y capacidades y para actuar
acertadamente según las circunstancias, no pueden emanar, frecuentemente, de
nosotros mismos. Pero entonces... ¿cómo proceder?... ¿cómo hacer para disponer
de los elementos que nos permitan ubicarnos con cierta aproximación en el
ambiente en el que deberemos movernos?
En cuestión de aptitudes naturales y capacitaciones adquiridas, existe toda
una gama de formas de ser: el modesto, el tímido, el pedante, el agresivo, el
sobreestimado o hipervalorado, etc., etc. Las variantes y combinaciones son
infinitas. Por suerte, también existen los "bien ubicados", que con saludable sentido
de autocrítica, se aproximan al conocimiento del "propio yo", saben de sus
debilidades y fortalezas, suelen actuar con mesura y criterio, y si destacan sus
puntos fuertes lo hacen sobriamente. Por todo esto, sus presentaciones ante sus
futuros empleadores suelen ser eficaces.
La hipervaloración de uno mismo
Este fenómeno se manifiesta en aquéllos que jamás se han detenido a
analizar el verdadero peso de sus condiciones y se creen arrogantemente "dueños
del mundo", están totalmente convencidos que serán llamados a cumplir "un gran
destino". Pero siempre tendrán tropiezos en su plan de carrera, tanto mayores
cuanto más relucen estas características.
Para quienes manejan las cuestiones relacionadas con la inserción laboral, el
hipervalorado
se
descubre
rápidamente.
Posee
un
curriculum
vitae
pretendidamente "inflado", con letras y espacios de amplitud desmesurada,
sustantivos comunes con iniciales en mayúscula como si fueran nombres propios,
destaques exagerados con guiones, comillas, letra "negrita" o viñetas, y ubicación
de los diversos ítems en páginas separadas aunque sobre espacio.
Suele haber insistencia y tozudez en la aparente trascendencia de antecedentes de
poco valor, y esto transforma el encuentro con el asesor o la entrevista con el
selector en un momento poco agradable, en lugar de ser un diálogo durante el cual
se intercambian informaciones e ideas.
Esta modalidad de comportamiento puede "tolerarse", aunque no
justificarse, en los que tienen reales méritos para ello (la Humanidad, en todas las
épocas y terrenos, ha dado miles de ejemplos sobre este asunto). Pero, aún en
estos casos excepcionales, es decididamente un serio inconveniente. Con más
razón, si luego, durante el desempeño laboral, condicionado por pautas erróneas de
sobreestimación, no se perciben las realidades que deben afrontarse de continuo.
Buscando el equilibrio
Día tras día, un buscador de empleos, sobre todo en sus primeras
experiencias, se ve bombardeado por consejos y datos diversos sobre cómo debe
proceder
para
lograr
el
ansiado
objetivo
de
obtener
un
cargo.
Mientras la propuesta laboral tarda en llegar, la angustia crece y surgen mayores
dudas: "¿Estaré haciendo lo correcto?"
"Fulano consiguió un empleo como el que yo quiero ¿cómo se presentó?"
"Para
aspirar
a
algo
así
¿bastará
mis
antecedentes?"
"Leí que la fórmula es dar la imagen de un campeón y destacarse en la
presentación y en las entrevistas, mostrando una personalidad arrolladora"
"¿Será necesario emplear una política agresiva para aumentar el impacto?"
"Algunos compañeros de facultad me comentaron que es mejor agregar a mi
curriculum datos inexistentes, que muestren que tengo más antecedentes. ¿Esto es
así?"
"Con un magro curriculum seguramente nadie se interesará en mí"
"¡Los puestos en empresas líderes son para esos que apabullan con sus
antecedentes!"
Esta postura, en la práctica no genera más que rechazo entre los selectores,
aburridos de tanta insinceridad. Los obliga a gastar buena parte del tiempo que
debiera estar destinado a la selección, buceando entre los datos que aporta el
postulante, para tratar de encontrar alguna información de real interés en esa
verdadera maraña de conceptos rimbombantes.
Hemos aprendido, en contacto estrecho con muchos buscadores de empleo,
que, en muchísimos casos (y en todos los niveles de búsqueda), ésta es una
posición que adoptan por miedo al fracaso, más que por el íntimo convencimiento
de lo que hacen o dicen.. Toman esa postura de sobreestimación por desesperación
e ingenuidad. Ignoran que es mucho más sencillo y efectivo brindar una
información veraz, medida, que permita ver el grado de autoanálisis de que son
capaces. Probablemente sea más eficaz sorprender dando más de lo que se espera,
que desencantar demostrando que no es lo que se aparenta.
¿Ejemplos?
Para conseguir empleo: "1994 Viaje de negocios a EE.UU. Contacto con
empresas productoras de máquinas - herramientas. Bahco - Denver - Tecnotools."
Para evitar conseguir empleo: "En 1994 toma contacto con las grandes
empresas Norteamericanas del mundo de las Máquinas - Herramientas. En una
fluida charla con los más altos ejecutivos, es informado de los avances en el
proyecto del Tornillo de Rosca Cuadrada (valor invertido en el proyecto: $
14.800.000)"
¿Tengo un C.V. Hipervalorado?
Aumento innecesario del número de páginas, usando hojas distintas para
cada ítem, aún cuando sobre espacio.
Detalles intrascendentes de las funciones realizadas.
Inclusión de datos irrelevantes como por ejemplo nombres de los padres o
la dirección de los institutos donde estudió.
Asignación en carácter de logro personal, cuando en realidad fue una
participación secundaria dentro de un grupo de trabajo.
Destaque de datos con títulos en tipografía de gran tamaño.
El uso innecesario de la 1º o 3º persona cuando corresponde el
impersonal.
Abuso de la tipografía especial (negrita, mayúsculas en sustantivos
subrayados) con la intención de destacar cosas de importancia relativa.
Uso de papelería
Universidad-Empresa
ostentosa
o
colores
llamativos.Autor:
Fundación
Autores: Liliana Velarte y Waldo Cacopardo
Fuente: Extracto de la nota "CV: La trampa de la hipervaloración",
publicada en la Revista Becas & Empleos Nº 70
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