DOCTRINAS FUNDAMENTALES DIPLOMADO EN LIDERAZGO LECCIÓN No. 7 SEGUNDA UNIDAD ORDENANZAS DE LA IGLESIA 7. LA CENA DEL SEÑOR: 7.1 INTRODUCCIÓN: La cena del Señor o Santa Cena, está considerada, junto con el bautismo de agua y el lavatorio de pies, como las ordenanzas de la iglesia. Se le llama “ordenanzas”, porque fueron divinamente ordenadas por el Señor. En el caso de la santa cena, el Señor les dijo a sus discípulos: “…esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí” La cena del Señor o santa cena, puede ser definida como “un rito distintivo de la adoración cristiana, instituida por el Señor Jesucristo en la víspera de su muerte expiatoria. Consiste en la participación religiosa del pan y del vino, los que, habiendo sido presentados al Padre en memoria del inagotable sacrificio de Cristo, se convierten en medio de gracia por el cual se nos inspira a aumentar la fe y la fidelidad hacia El.” 7.2 ALGUNAS CARACTERISTICAS NOTABLES DE LA CENA DEL SEÑOR. Las siguientes podríamos decir que son las principales características que entramos en la cena del Señor o santa cena: 1. Conmemoración: Cada vez que nos acercamos a participar de la cena del Señor, debemos recordar el sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz del calvario. Esta muerte expiatoria nos liberó del pecado y de la condenación. El Señor Jesucristo dijo: “…en memoria de mí” (Lucas 22:19). ¿Por qué es necesario recordar su muerte por sobre todo otro acontecimiento en su vida? Porque la muerte de Cristo es el acontecimiento cumbre de su ministerio, y porque somos salvos, no meramente por su vida y enseñanzas, aunque no podemos negar que son divinas sino por su sacrificio expiatorio en la cruz del calvario. 2. Inspiración: En la cena del Señor o santa cena intervienen dos elementos que son: El pan y el vino. El pan nos recuerda que su cuerpo fue dado por el Señor Jesucristo como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. El vino nos recuerda, que por la fe podemos participar de la naturaleza de Cristo, es decir, podemos disfrutar de comunión con El. Además, nos recuerda el “nuevo pacto” en su sangre, que por muchos fue derramada” (Mateo 26:28). Además, nos la promesa del Señor Jesucristo: “Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre”. (Mateo 26:29). 3. Instrucción: La cena del Señor es una lección objetiva sagrada que enseña las dos verdades esenciales del Evangelio: a. La encarnación: Juan Bautista dijo, refiriéndose al Señor: “Este es el cordero del mundo que quita el pecado del mundo” (Juana 1:29), haciendo alusión con ello, de la humanidad del Señor y de su muerte expiatoria en la cruz del calvario. Juan el apóstol dice: “y aquel verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros” (Juan 6:33). De acuerdo a los pasajes anteriores, al tomar el pan, el la santa cena, lo que estamos tomando es el cuerpo encarnado de Cristo, en forma figurada. b. La expiación: Las bendiciones incluidas en la encarnación, nos son incluidas e impartidas por medio de la muerte de Cristo. El pan y el vino constituyen un cuadro de la muerte, la separación del cuerpo y la vida, la separación de la carne y la sangre. Al tomar el pan, nos recuerda que el Pan de vida (Cristo), debe ser partido o quebrado en la muerte con el objeto de ser distribuido entre los que tienen hambre espiritual. Al tomar el vino vertido, nos recuerda que su sangre, que es su vida, debe ser derramada en su muerte con el objeto que su poder que limpia y vivifica, sea proporcionado a las almas necesitadas. 4. Seguridad: En épocas antiguas, la forma más solemne de un acuerdo era el pacto de sangre, sellado o firmado con la propia sangre. El pacto hecho con Israel en el Monte Sinaí fue un pacto de sangre. Después que Dios pusiera sus condiciones, y el pueblo las hubiera aceptado, Moisés tomó una jobaina llena de sangre del sacrificio y roció con la mitad de ella el altar del sacrificio, significando que Dios se obligaba a cumplir su parte del pacto; luego derramó el resto de la sangre sobre el pueblo, comprometiéndolo a cumplir parte del pacto (Éxodo 24:3-8). El nuevo pacto instituido por Cristo es también, un pacto de sangre. Dios ha aceptado la sangre de Cristo (Hebreos 9:14-24) y por lo tanto se ha comprometido, por amor de Cristo, a perdonar y salvar a todos los que vienen a El. La sangre de Cristo es la garantía divina de que será misericordioso y benigno con el penitente. Nuestra parte del nuevo pacto o contrato es creer en la muerte expiatoria de Cristo (Romanos 3:25-26). Luego podemos testificar de haber sido rociados con la sangre del nuevo pacto. (1ª De Pedro 1:2) 5. ¿Quiénes pueden participar de la cena del Señor? El Señor Jesucristo instituyó el sacramento de la cena del Señor, y la tomó con un puñado de personas que lo habían seguido, convirtiéndose así en seguidores o discípulos de El. Estos hombres son los primeros miembros de la iglesia primitiva. Por lo anterior, solo pueden participar de la santa cena, aquellas personas que han aceptado al Señor Jesucristo de todo corazón, y lo han reconocido como su único y suficiente salvador personal. 6. Responsabilidad: De los que han aceptado a Cristo, ¿Quiénes serán admitidos o excluidos de la cena del Señor? Pablo habla de este asunto en 1ª de Corintios 11:30-34 al decir: “Porque el que come y bebe indignamente, será culpado (de ofensa o pecado) del cuerpo y de la sangre del Señor”. En este pasaje, Pablo no está hablando de la indignidad de la persona, sino de la dignidad de las acciones de esta DOCTRINAS FUNDAMENTALES DIPLOMADO EN LIDERAZGO LECCIÓN No.8 TERCERA UNIDAD ORDENANZAS DE LA IGLESIA 8. BAUTISMO EN AGUA: 8.1 INTRODUCCIÓN: El bautismo en aguas y el lavatorio de pies son sacramentos instruidos por el Señor y practicados en la iglesia cristiana. El bautismo en aguas es el rito de ingreso en la iglesia, y simboliza el comienzo en la vida espiritual. Este bautismo es administrado una sola vez, debido a que solo hay un comienzo en la vida espiritual. El lavatorio de pies por el contrario, debe practicarse todas aquellas veces que se estime necesario hacerlo, tomando como base el ejemplo que el Señor dio al lavar los pies de los discípulos. Mientras que el bautismo en agua debe ser practicado por un ministro ordenado por un ministro ordenado de la iglesia, el lavatorio de pies debe practicarse "lavándose los pies unos a otros." 8.2 EL BAUTISMO EN AGUA: 1. La instrucción del bautismo en agua: a) Fue instituido con autoridad divina: El bautismo fue instituido por el mismo señor Jesucristo después de haber resucitado de los muertos y antes de retornar al cielo. Antes de dar a sus discípulos lo que se conoce como "la gran comisión", el señor les dijo:"...toda potestad me es dada en el cielo y la tierra" (Mateo 28:18). Estas palabras son muy significativas, pues por medio de ellas entendemos que el Señor al instituir el bautismo en agua lo hizo con el poder y la autoridad que se le había dado. Al instituir el bautismo en agua lo hizo obligatorio para todas las generaciones siguientes. "La gran comisión" está comprendida en las palabras siguientes: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén." (Mateo 28:19-20). b) La fórmula del bautismo: Fue dada por el Señor Jesucristo a sus discípulos y debe ser: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. (Mateo 28:19). Siendo esta la orden expresada por el Señor, no puede haber otra fórmula diferente ni debe aceptarse. No obstante lo anterior, en Hechos 2:38 encontramos que Pedro mandó que se bautice "cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo". ¿De qué manera podemos reconciliar la ordenanza específica del Señor Jesucristo con el mandato de Pedro? El mandamiento de Pedro no representa una fórmula bautismal, sino que era simplemente una declaración de que las personas eran bautizadas al reconocer a Jesús como Señor y Cristo. Cuando Pablo dice que Israel fue bautizado en el mar "en Moisés" no se refiere a una fórmula que fue pronunciada en ese momento, significa simplemente que en virtud del pasaje milagroso por el mar rojo, los israelitas aceptaron a Moisés como el guía enviado por Dios. De la misma manera al ser bautizados en el nombre de Jesús significa reconocerlo por completo como el Señor y Cristo y el Salvador enviado del cielo. 2. Los sujetos propios del bautismo: El bautismo es solo para seres tradicionales debidamente calificados, es decir, para los creyentes y para sus hijos. Los católicos romanos pierden esto de vista y aplican el sacramento a los relojes públicos, casas, negocios, edificios públicos, etc. a) El bautismo de los adultos: Solo puede realizarse después que ellos han aceptado al Señor Jesucristo como su único y suficiente salvador personal, es decir han hecho una profesión de fe. El Señor Jesucristo dejó establecido claramente ese orden: "El que creyere y fuere bautizado será salvo..." (Marcos 16:16) (Véase también Hechos 2:41; 8:37; 16:31-33) En la iglesia primitiva, el rito del bautismo venía acompañado de las siguientes manifestaciones externas. I. Profesión de fe. (Hechos 8:37); II. Oración, (Hechos 22:16); III. Voto de consagración, (1ª de Pedro 3:21). b) El bautismo de los niños: El Nuevo Testamento no contiene evidencias directas para la Práctica del bautismo de los niños en los días de los apóstoles. Sin embargo, habla repetidas veces del bautismo de familias, y no da indicación alguna de que este se considerara como algo fuera de lo ordinario, sino más bien se refiere como asunto ordinario. (Hechos 16:15, 33; 1ª de Corintios 1:16). Por consiguiente es enteramente posible, pero no muy probable, que ninguna de estas familias tuviera niños, y si los había, resulta moralmente cierto que ellos fueron bautizados juntamente con sus padres. c) El bautismo de los bebés: Puesto que el bebe no tiene pecados de que arrepentirse, y no puede ejercitar su fe, es excluido del bautismo en agua. Lo que si debe tenerse en cuenta es que debe ser presentado al Señor y dedicado en un servicio público. (Mateo 19:13-14) 3. El significado del bautismo en agua: Tomando como base Romanos 6:3-4, el bautismo en agua ilustra las siguientes ideas: a) El descenso del convertido al agua representa el cumplimiento de la muerte de Cristo. b) La inmersión -sumergir en el agua- del bautizado, simboliza la ratificación de la muerte o sepultura de Cristo. c) El ascenso o levantarse del convertido significa la resurrección de Cristo. 8.3 EL LAVATORIO DE PIES: Muchas iglesias hoy en día, no practican el lavatorio de pies, unas aducen que esto se practicó Únicamente en la época del Señor, debido a la clase de calzado usado len esa época, el cual eran unas sandalias descubiertas en las que penetraban el polvo de las calles y que por lo tanto, esta práctica del lavatorio de pies, era únicamente de orden higiénica. Otras argumentan, que lo que Señor mandó es a practicar el ejemplo de humildad que El les dio al lavar los pies de sus discípulos, y no la práctica misma del lavatorio físico de los pies. 1. El lavatorio de pies como una ordenanza: Después de haber lavado los pies a sus discípulos, el Señor dio la ordenanza que esto lo realizaran ellos y nosotros, en las siguientes palabras: "Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. (Juan 13:14) 2. ¿Es el lavatorio de pies una purificación de tipo espiritual?: Juan 13:10 nos da la idea, que los discípulos, a excepción de uno, estaban limpios espiritualmente hablando, por lo que se excluye la idea que el practicar el lavatorio de pies sea un propósito espiritual. 3. Algunas lecciones del lavatorio de pies: a. Participación con el Señor: Cuando el Señor se acercó a Simón Pedro para lavarle los pies, Simón le dijo: "No me lavarás los pies jamás" (v. 8a). Jesús le respondió: "Si no te lavare, no tendrás parte conmigo" (v. 8b). Por lo anterior, entendemos que para tener parte con el Señor, es necesario practicar el lavatorio de pies cada vez que se realice en nuestra iglesia. b. Humildad: El lavatorio de pies en la época de Jesús, era un acto realizado por los sirvientes o esclavos de las casas. Al lavar los pies de los discípulos, el Señor les dio una enseñanza de humildad y servicio a la vez, las cuales El confirmó con sus propias palabras: "Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros."