157 NUTRICIÓN L Consecuencias en la salud del consumo excesivo de fructosa Rosa Bárbara Reyes Ortiz Docente de la Facultad de Nutrición de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla. a fructosa, también llamada levulosa, es un monosacárido que, desde el decenio de 1970, la industria alimentaria utiliza como sustituto del azúcar de mesa; en la actualidad es uno de los edulcorantes naturales más consumidos. De la mano con el aumento de casos de diabetes mellitus, la obesidad y el síndrome metabólico, el consumo de fructosa se ha incrementado porque se ha destacado su ventaja de no tener un efecto significativo en las concentraciones de glucosa en la sangre ni en el aporte energético total de la dieta. A pesar de esta aparente ventaja, en los últimos años se ha determinado que el consumo excesivo de fructosa puede provocar diversas alteraciones en la salud; entre las más investigadas están: obesidad, resistencia a la insulina, alteraciones en la saciedad y en el metabolismo de los lípidos, hiperuricemia y problemas gastrointestinales. Por esto la revisión bibliográfica de estas alteraciones es decisiva para crear conciencia no sólo en el público en general sino en los profesionales de la salud comprometidos con la divulgación de información veraz, de las posibles consecuencias del consumo descontrolado y no vigilado de la fructosa.1,2 Composición, propiedades y metabolismo de la fructosa En los últimos años el consumo de fructosa ha sido tema de controversia porque, por un lado, la industria alimentaria la ocupa como ingrediente de muchos alimentos, sobre todo de los “libres en kilocalorías” o para diabéticos; por el otro, se han estudiado las diversas consecuencias en la salud cuando su consumo es excesivo. El conflicto que aún persiste es definir cuánto es excesivo y qué otros factores influyen para que sea nocivo. Sx Cardiometabólico Diabetes La fructosa es un monosacárido, con fórmula química C6H12O6, similar a la de la glucosa. La fructosa se diferencia de la glucosa por la existencia de un grupo cetona unido al carbono 2 de la molécula, mientras que la glucosa tiene un grupo aldehído en el carbono 1. Los principales productos del metabolismo de la fructosa, a través de la vía glucolítica, son: glucosa, glucógeno, lactato y piruvato; otros, en menor cantidad, son oxidados a bióxido de carbono, cuerpos cetónicos o convertidos a triacilglicerol.3,4,8 La fructosa es un componente del disacárido sacarosa (azúcar de mesa) que proviene de la caña de azúcar. En la industria de alimentos la principal fuente de fructosa es el jarabe de maíz, VOL. 1 Número 4, 2014 158 que se agrega a muchos productos, como: cereales de caja, postres, helados, bebidas industrializadas y refrescos.1,2 En la actualidad, la fructosa se ocupa de manera importante en gran variedad de productos para el consumidor “sano” y para el consumidor con diabetes mellitus, como sustituto de la sacarosa. Al igual que la sacarosa, la fructosa es parte del grupo de edulcorantes nutritivos avalados por la Food and Drug Administration (FDA).3 Ambos monosacáridos aportan 4 kcal por gramo; sin embargo, una de las características principales de la fructosa es su poder edulcorante de 173, en tanto para la glucosa es de 74 y de 100 para la sacarosa. Esta es la razón por la que ha aumentado su consumo en los últimos años al aportar el mismo contenido energético, y no alterar las concentraciones de glucosa en la sangre.3 Para poder entender los efectos del consumo excesivo de fructosa, es importante remarcar las diferencias que ésta tiene con la glucosa. En cuanto a la absorción gastrointestinal, la glucosa se transporta a través del borde en cepillo por un sistema específico de acarreadores dependientes de sodio, a diferencia de la fructosa que se absorbe en el duodeno y yeyuno, gracias a los transportadores GLUT 5 y GLUT 2, que no dependen del sodio. Ya en las células, la glucosa entra, por un mecanismo de transporte GLUT 4 que es dependiente de insulina, mientras que la fructosa entra a través de GLUT 5, sin requerir insulina. Este transportador no se encuentra en las células β del páncreas ni del cerebro, lo que limita su entrada en estos.3,4,8 (Figura 1) Cuando la fructosa se absorbe, se transporta por el epitelio intestinal hacia el hígado a través de la vena porta, ahí es fos- forilada por la enzima fructocinasa a fructosa 1 fosfato, que se convierte a gliceraldehído 3 fosfato. Estas triosas fosfato pueden entrar al ciclo de Krebs hasta formar piruvato y oxidarse y posteriormente a acetil CoA.4 En el hígado, el acetil CoA proporciona carbonos para la síntesis de ácidos grasos, triglicéridos y colesterol. Contrario a la glucosa, la fructosa entra a la glucólisis sin pasar por el punto de regulación: la reacción catalizada por la fosfofructocinasa. La fructosa puede entrar continuamente a la vía glucolítica y descontrolar la producción de glucosa, glucógeno, lactato y piruvato, proporcionando grupos glicerol y acil para formar moléculas de acilglicerol, lo que ocasiona sobreproducción de triglicéridos.2,4 En contraste, el metabolismo hepático de la glucosa se limita por la capacidad de almacenar glucosa como glucógeno y más importante aún, por la inhibición de la glucólisis regulada por la fosfofructocinasa. (Figura 2) Además, la fructosano estimula la secreción de insulina por lo que su consumo en alimentos y bebidas provoca menor incremento de la insulinemia que el que producen los alimentos ricos en glucosa.2,4 Resistencia a la insulina Existen varios estudios que ponen de manifiesto una clara relación entre el consumo excesivo de fructosa y la resistencia a la insulina. Está demostrado que la fructosa incrementa levemente la glucemia e insulinemia posprandial, en comparación con otros hidratos de carbono. El aumento excesivo de fructosa se ha asociado con disminución de insulina y leptina, lo que reduce la sensibilidad a la insulina.3 Capilares Espacio Naintercelular ATPasa Na+ 2NA+ Glucosa SGLT 1 Fructuosa GLUTS Lumen intestinal ATP ADP Glucosa GLUT 2 GLUT 4 Fructuosa GLUT 2 GLUTS Borde en cepillo Sx Cardiometabólico Diabetes LEC Células Figura 1. Mecanismo de transporte. Fuente: Pérez E, Serralde A, Meléndez G. Efectos benéficos y deletéreos del consumo de fructosa. Revista de Endocrinología y Nutrición 2007;15:67-74. VOL. 1 Número 4, 2014 159 Fructuosa Fructocinasa Glucosa Fructosa 1 fosfato GLUCONEOGÉNESIS Dihidroxiacetona fosfato Gliceraldehído Glicerol 3 fosfato Gliceraldehído 3 fosfato GLICÓLISIS Piruvato Ácidos grasos Triglicéridos Acetil CoA Figura 2. Metabolismo de la fructosa. Fuente: Esquivel V, Gómez G. Implicaciones metabólicas del consumo excesivo de fructosa. Acta Médica Costarricense 2007;49:198-202. CO2 + H2O La fructosa puede ser anticetogénica o cetogénica, dependiendo de las circunstancias. In vivo, durante el ayuno, la ingesta fisiológica es anticetogénica, debido a la inhibición de la movilización de ácidos grasos no esterificados (NEFAs) en el tejido adiposo, lo que resulta en reducción del sustrato cetogénico principal por el hígado. Se convierte en cetogénica si se consume en exceso; esto se ha demostrado en animales donde la cetogénesis se incrementa, en relación directa con las concentraciones sanguíneas de fructosa, porque saturan las vías metabólicas con sobreproducción de carbonos que conduce a mayor cantidad de cuerpos cetónicos y lactato. El incremento de ácidos grasos no esterificados en la circulación, ocasionado por el alto consumo de fructosa, puede reducir la sensibilidad a la insulina por incremento del contenido de lípidos en el músculo esquelético. La acumulación de ácidos grasos no esterificados, particularmente en el tejido adiposo visceral, daña el metabolismo de los hidratos de carbono a causa de una elevada concentración portal y al incremento en la producción hepática de glucosa. También se han reportado efectos negativos en la función de las células β del páncreas.3 Existen investigaciones que proponen que la infusión aguda de fructosa induce insulino resistencia hepática y extrahepática, ocasionada por el aumento en la síntesis en el hígado de glucosa-6-fosfato. También se ha evaluado la relación entre el consumo de fructosa, el índice glucémico, el consumo de hidratos de carbono y las concentraciones plasmáticas de péptido C, que se ha vinculado con resistencia a la insulina y, por consiguiente, con la diabetes mellitus tipo 2. Se concluyó que una dieta rica en fructosa y alta en índice glucémico se asocia con el incremento del péptido C.2 Sx Cardiometabólico Diabetes Saciedad y obesidad La obesidad se relaciona con el consumo excesivo de energía a través de la dieta, por lo tanto, un nivel de saciedad bajo lleva al incremento en el consumo de alimentos, que tiene como consecuencia el sobrepeso y, posteriormente, la obesidad. El consumo excesivo de fructosa se vincula con la obesidad, al reflexionar acerca del efecto que tiene ésta con la insulina. La insulina estimula la liberación de leptina, que tiene un efecto anorexígeno en el hipotálamo. Al consumir grandes cantidades de fructosa, las concentraciones de insulina y, por consiguiente de leptina, son menores, por lo que existe menor efecto inhibidor del apetito.2 Las concentraciones circulantes de leptina disminuyen en respuesta a una dieta con alto contenido de fructosa, porque su producción por los adipocitos es regulada por el metabolismo de la glucosa y ésta, a su vez, por la insulina.3,5,6 En hombres sanos se ha observado que el consumo de 3 g/kg/día de fructosa incrementa la ingesta calórica total en 25%, con resistencia a la insulina en seis días.3 Sin embargo, hasta el momento, no existen investigaciones que puedan evidenciar de manera más clara esta relación y se ha mencionado que la obesidad tiene causas multifactoriales por lo que no debe dejarse de lado en todas las demás posibles causas de sobrepeso y obesidad.3,5,6 Dislipidemia La fructosa es un monosacárido más lipogénico que la glucosa debido a que al haber exceso de fructosa en el cuerpo, por su elevada ingestión, la formación de triglicéridos se incrementa de manera significativa considerando que no hay nada que regule su formación. (Figura 3) VOL. 1 Número 4, 2014 160 No control Glucosa G-6-P Fructosa F-I-P Glicerol 3P Leptina Insulina AGI (portal) apoB Tg VLDL-TG Acil-CoA Músculo Figura 3. Metabolismo hepático de la fructosa. Insulina Fuente: Esquivel V, Gómez G. Implicaciones metabólicas del consumo excesivo de fructosa. Acta Médica Costarricense 2007; 49:198-202. Tejido adiposo Los efectos a corto y largo plazos en el metabolismo de los lípidos implican cambios en la vía de oxidación de los ácidos grasos, esterificación y lipogénesis. El alto flujo de fructosa en el hígado incrementa significativamente la lipogénesis de novo y síntesis de triglicéridos. Estos pueden empaquetarse con apo B y secretarse al plasma en forma de partículas de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL). Las VLDL liberadas se almacenan en los adipocitos, músculo cardiaco y esquelético para ser utilizados como sustrato energético.3,5,7 La fructosa puede disminuir los ácidos grasos no esterificados por cambios mínimos en las concentraciones de insulina, lo que indica que cualquier reducción en la secreción de VLDL se debe a la menor disponibilidad de ácidos grasos no esterificados. Sin embargo, los efectos directos en el hígado de este azúcar son únicos, pues la fructosa incrementa la esterificación de ácidos grasos no esterificados y la secreción de VLDL, que al acumularse en el hígado y en el músculo esquelético reducen la sensibilidad y regulan la resistencia a la insulina, sin olvidar que es capaz de proveer carbonos para ambas porciones glicerol y acil de los triglicéridos. En general, la producción neta de VLDL por el hígado es el resultado del equilibrio entre estos dos efectos opuestos.3,8 En estudios efectuados en ratas se han observado concentraciones elevadas de homocisteína, incluso en 72%, que se asocian con incremento de la secreción de VLDL a consecuencia de la ingesta crónica de fructosa. A nivel molecular, la hiperlipidemia se explica debido dos procesos independientes de la insulina que responden rápidamente a los cambios metabólicos: 1) menor oxidación de ácidos grasos. Los PPAR (Peroxisome ProSx Cardiometabólico Diabetes liferation Actived Receptor) son receptores nucleares de ácidos grasos implicados en las enfermedades metabólicas relacionadas con la obesidad, como: hiperlipidemia, resistencia a la insulina y enfermedad arterial coronaria. Los tres subtipos de PPAR α, γ, β tienen distintos patrones de expresión que involucran componentes diferentes: el PPARα se expresa en el hígado, corazón, músculo y riñón donde regula el metabolismo de los triglicéridos. La expresión de PPARα incrementa la oxidación de ácidos grasos y disminuye el transporte y uso de glucosa; sin embargo, en estudios realizados en ratas alimentadas con dietas enriquecidas de fructosa, la expresión de PPARα disminuye. 2) Mayor producción de enzimas lipogénicas. Existe un incremento de SREBP-1 (Sterol regulatory element binding protein-1), proteína que tiene como papel central la expresión genética de enzimas lipogénicas. También se ha observado que los antagonistas de PPAR inducen aumento de la expresión hepática de proteínas implicadas como mediadores de termogénesis, modificando la producción de ATP, con repercusiones en la vía glucolítica y oxidación de ácidos grasos.3 Hiperuricemia Un efecto importante del consumo excesivo de fructosa es la hiperuricemia. Algunas investigaciones señalan que 0.5 g de fructosa por kilogramo de peso son suficientes para generar elevación del ácido úrico.1,5 La relación se da porque las enzimas que intervienen en la conversión de fructosa a fructosa -1-fosfato y de gliceraldehído a gliceraldehído-3- fosfato ocupan una cantidad importante de fosfatos y ATP para poder realizar las reacciones, lo que provoca que haya poco de este material para la síntesis de ácido adenílico (AMP), que nece- VOL. 1 Número 4, 2014 161 sita de un exceso de ATP para su producción. El precursor del AMP es el ácido inoasínico (IMP) y si éste no puede sintetizar AMP, provoca que las concentraciones de inosina aumenten, lo que acelera su ruta de formación de ácido úrico a través de la hipoxantina y xantina, provocando sobreproducción del ácido úrico. (Figura 4) Este efecto negativo que provoca la fructosa es importante mencionarlo porque la hiperuricemia predice el inicio de hipertensión arterial, vasoconstricción renal entre otras enfermedades.1,3,5,7 AMP + ATP Adenosina Adenilosuccinato IMP Inosina Hipoxantina Xantina Ácido úrico 5 fosforibosilamina 5-fosforibosil-1-fosfato (PRPP) Ribosa 5-P Figura 4. Producción de ácido úrico Fuente: Pardío J. La fructosa y sus discrepancias con la glucosa; a propósito del jarabe de maíz con alto contenido de fructosa. Cuadernos de Nutrición 2008;31: 95-106. Problemas gastrointestinales El consumo de fructosa puede provocar problemas gastrointestinales, como: síndrome del colon irritable, distensión abdominal, dispepsia y otros cuando, en particular, el consumo de ésta es libre, es decir no se encuentra junto con la glucosa en algún alimento. Estos problemas se dan cuando existe malabsorción de la fructosa provocada por inadecuada actividad del GLUT5 o cuando los microorganismos del intestino delgado fermentan la fructosa antes de que pueda absorberse. La malabsorción de la fructosa puede diagnosticarse mediante la aparición de hidrógeno en el aliento después de su ingestión.9 Las investigaciones al respecto mencionan que al consumir 25 g de fructosa, 53% de ésta no se absorberá por completo, mientras que cuando se consumen 50 g de fructosa, 73% de ésta no se absorberá.9 La malabsorción de fructosa es muy común, no puede predecirse el colon irritable a través de ésta. Sx Cardiometabólico Diabetes Sin embargo, sí puede concluirse que el consumo excesivo de fructosa puede generar problemas gastrointestinales por mala absorción de ésta. CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS Existe suficiente evidencia para concluir que el consumo excesivo de fructosa tiene una variedad de consecuencias negativas en la salud. En primer lugar debe definirse qué es excesivo para, entonces, poder empezar a prevenir y divulgar la información completa acerca del consumo de la fructosa. Las investigaciones actuales no recomiendan un consumo específico de fructosa y, más bien, se aplican las recomendaciones generales basadas en el consumo máximo de energía en forma de azúcar añadida. La Organización Mundial de la Salud sugiere que el cosumo sea de 10% del total energético diario. Algunos organismos, como el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) y la Asociación Americana de Dietética (ADA) a través de guías alimentarias, recomiendan que la ingestión sea de 6 a 10%. En México, estas recomendaciones las ha revisado el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, respaldadas y avaladas por la Secretaría de Salud y la Academia Nacional de Medicina. Para pacientes con diabetes mellitus las recomendaciones de la EASD (Asociación Europea para el estudio de la Diabetes) y la ADA permiten un consumo limitado menor a 10% de la ingesta energética y aunque en estos pacientes el consumo alto, como de 60 g de fructosa, no tiene efectos adversos en la respuesta glucémica, porque hay un incremento en las concentraciones de triglicéridos y colesterol LDL. La adición de fructosa, como agente edulcorante, no es recomendable para este tipo de pacientes.3 Es importante destacar que no debe limitarse el consumo natural de fructosa, a través de las frutas, sino controlarlo en los productos industrializados que ocupan la fructosa como edulcorante. Un futuro sin consecuencias en la salud por el incorrecto consumo de fructosa está, primeramente, en futuras investigaciones que propongan cantidades adecuadas de fructosa, que se investigue en qué momento es excesivo su consumo. Los pro- VOL. 1 Número 4, 2014 162 fesioales de la salud deben fomentar la educación en nutrición mediante la adecuada lectura de las etiquetas nutrimentales y de los ingredientes de los productos que se consumen para hacer conciencia de qué alimentos contienen fructosa y en qué cantidades. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. Sx Cardiometabólico Diabetes El consumo de fructosa debe considerarse un parámetro fundamental para el diagnóstico y tratamiento médico y nutricio, pues este consumo tiene relación directa con enfermedades y alteraciones metabólicas, por lo que el tomarlo en cuenta logrará un tratamiento mucho más adecuado y pertinente para el paciente. Pardío J. La fructosa y sus discrepancias con la glucosa; a propósito del jarabe de maíz con alto contenido de fructosa. Cuadernos de Nutrición 2008;31:95-106. Esquivel V, Gómez G. Implicaciones metabólicas del consumo excesivo de fructosa. Acta Médica Costarricense 2007;49:198-202. Pérez E, Serralde A, Meléndez G. Efectos benéficos y deletéreos del consumo de fructosa. Revista de Endocrinología y Nutrición 2007,15:67-74. Baynes J, Dominiczak, M. Bioquímica Médica. 2 ed. Madrid: Elsevier; 2005. Nanne E, Rojas E, Granados J. Efecto del consumo de fructosa sobre los niveles plasmáticos de ácido úrico, colesterol y triacilglicéridos VOL. 1 6. 7. 8. 9. en ratas. Revista Médica de la Universidad de Costa Rica 2009;3:110. Moran T. Fructose and Satiety. The Journal of Nutrition 2009;139: 1253S-1256S. doi: 10.3945/jn.108. 097956. Livesey G. Fructose Ingestion: Dose-Dependent Responses in Health Research. The Journal of Nutrition 2009;139:1246S-1252S doi:10.3945/jn.108.097949. Biesalski H, Grimm P. 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