2 MERCOSUR Y LIBERALIZACION COMERCIAL PREFERENCIAL EN AMERICA DEL SUR: RESULTADOS, TEMAS Y PROYECCIONES ROBERTO BOC%4S El MERCOSUR es una unión aduanera en formación que comprende al 50% de la población, el 58% del producto interno bruto y el 40% del comercio exterior total de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI)’ (ver Cuadro N” 2.1). Los cuatro países del MERCOSUR -Argenlind, Brasil, Paraguay y LJruguay- tienen una población de 200 millones dc personas, y un PIB agregado superior a US$800.000 millones. En 1994 su comercio externo total alcanzó un monto superior a los USSI 17.000 millones. El MERCOSlJR reune a un grupo heterogéneo de países. Brasil, con una economía continental cuyo producto representa cerca de dos tercios del total regional, el 80% de la población y una base industrial extensiva. Del resto, Argentina aporta la mayor parte. En efecto, los dos países más grandes contribuyen con el 97% de la población total y del producto. El PIB per cápita también difiere notablemente entre los cuatro miembros: el relativamente alto ingreso por habitante de Argentina (US$X.O04) es casi seis veces el de Paraguay (US$1.400). Los coeficientes de comercio externo son también dispares, en parte por las diferencias de tamaño de cada país: el comercio extranjero bidireccional representa el 123 ?6 del PIB en Argentina y el 14,1% I I.a AI.ADl fue creada en 1980 tras el liacaso dc w predecesora -la Asociación I.atinoamericana de Libre Comercio. ALALC. cstahlecida dos decadas antes- en la pcr~ecucion de sus ambiciosos ob.jetivos Son micmhm~ de la ALADI Argentina. Bolivia. Brasil, í’hile, C‘olomhia. Ecuador, México. Parapua?. Pcru, Ilruguaq y Venezuela ROBERTO YO CXK&» W 2. I. Mercosur: infonnac&~resumida, Fuente: Banco Mundial nd: no distmnihle (1991)- CFPAI BOUZAS 1994 (1994a) en Brasil. mientras que en Uruguay y Paraguay -las economías más pequeñas y relativamente más abierta- éste se eleva por sobre el 30% Este trabajo se divide en cinco secciones. La primera, revisa el desempeño del MEKCOSIJK en el periodo de transición 199111994. La segunda, aborda las perspectivas planteadas por el establecimiento de la unión aduanera a partir de enero de 1995. La tercera sección se detiene en aquellas áreas que van más allá de una agenda “minimalista” (inversión, servicios financieros, adquisiciones del gobierno y política de competencia). La cuarta sección revisa brevemente la agenda de comercio exterior del MERCOSUR, particularmente con vistas al NAFTA, a ALADI y a la Unión Europea. La sección final resume algunas conclusiones. 1. UNA EVALUACION DEL PERIODO DE TRANSICION 1991/1994 El Tratado dc Asunción, firmado el 26 de marzo de 1901, estableció que para el 1 de enero de 1995 Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay debían haber completado la transición hacia un mercado común. el MERCOSUR. Los dos principales instrumentos puestos en funcionamiento entonces fueron un programa de liberalización comercial de cuatro años (PLC) y un compromiso para cstableccr un Arancel Externo Común (AK), para enero de 1995. El tratado establecía además el objetivo de coordinar las políticas sectoriales y macroeconómicas, pero no se detallaron calendarios ni procedimientos específicos El PLC constaba, por un lado, de un programa lineal y automático de reducción tarifaria a las importaciones y, por otro. de un compromiso para MERCOSUR Y LIBERAI IïA<‘lON (‘t:)ML RC‘IAI 91 eliminar todas las barreras no arancelarias (BNA) al comercio intrarregional. La aplicación del PI,C conduciría así al establecimiento de un área de libre comercio entre los cuatro paises, para enero de 1995. El arancel externo común, a su vez, se negociaría durante el período dc transición y se implementaría a partir de esa misma fecha. El tratado creó asimismo dos cuerpos intergubernamentales: el Consejo de Mercado Común (CMC) y el Grupo de Mercado Común (GMC). El CMC, compuesto por los respectivos Ministros de Economía y Relaciones Exteriores, sería el cuerpo encargado de proveer de lidcrargo político al proceso. El GMC, en tanto, sería la agencia ejecutiva a cargo de supervisar y aplicar el tratado, imponiendo las decisiones del CMC y estableciendo los programas para aproximarse al mercado común. También según el tratado, durante el período de transición, las decisiones serian tomadas por consenso. Los países miembros se comprometieron a determinar una estructura de gobierno de carácter permanente, para fines de 1994. Tres anexos al tratado definieron un régimen de reglas de origen, un mecanismo para solución de controversias y procedimientos de salvaguardia aplicables al período de transición. 1. LIBERALIZACION COMERCIAL PREFERENCIAL La liberalización unilateral del comercio de los países miembros proporcionó un contexto favorable que contribuyó al éxito del programa de liberaliLación comercial. Comenzando desde un margen de 47% de preferencia en marzo de 199 1, el PLC estableció un programa en cuotas semianuales para la reducción arancelaria que debía alcanzar un 100% de margen de preferencia para fines de 1994. El PLC también autorizó a los países a eximir a un número limitado de mercadcrías del programa de liberalizaci6n de aranceles*, número que se iría reduciendo en un 20% cada año hasta completar la zona de libre comercio a fines de 19943. Durante el segundo semestre de 1994 el margen de preferencia para el comercio intrarregional era de más del 90%, y los dos socios más grandes tenían solamente ROitemes arancelarios cubiertos por el régimen de exenciones. El progreso en la eliminación de barreras no arancelarias fue más lento y desigual. Nuevamente, el contexto de liberalización comercial unilateral y la reforma de la política comercial contrihuycron decisivamente a la reducción de las barreras no arancelarias fronterizas. A pesar dc su tendencia a la 2 3 Argentina eximió 394 lineas tarifarias (18.6% del total dc las cxcncioneî), Rrasil, 324 (15.3% del lota¡), Para?=wy, 960 (45.2%) y Urugua). 439 (20.7%) Paragq y Ilrugoay temm un año adicional para eliminar todas las cxcncioncs liberalización, el régimen comercial brasileño mantuvo ciertas restricciones fronterizas sobre actividades y productos individuales, tales como autorización previa para importar quimicos y harina de trigo, o prohibiciones sobre ciertos tipos de semillas, vino embotellado y embarcaciones de placer. Además, persisten algunas barreras no arancelarias no fronterizas, tales como las prácticas de adquisiciones de gobierno. El desempeño argentino ha sido algo diferente. Aunque ese país experimentó una rápida liberalización comercial después de 1989, en 1992 un número de medidas ad-hoc habían revertido parcialmente esa tendencia En respuesta a una oleada de importaciones las autoridades argentinas aumentaron la sobretasa estadística desde 3% a 10% sobre una base no discriminatoria, a mediados dc 1992. Tal decisión indignó a los socios del MERCOSUR, y Argentina acabó eximiendo a todos los productos paraguayos y a ciertas importaciones uruguayas de esta sobretasa más alta, aunque la mantuvo para las cada vez mayores importaciones desde Brasil. El rápido crecimiento de las importaciones en 1993 y 1994 también indujo a las autoridades económicas argentinas a imponer cuotas y derechos específicos no discriminatorios sobre ciertos productos de papel y textiles, y a hacer uso intensivo de procedimientos antidumping, incluso respecto de mercaderías compradas en Brasil. También se establecieron cuotas de importación amparadas en las provisiones de la cláusula de salvaguardia del Tratado de Asunción”. 2. FLUJOS DE COMERCIO E INVERSION En forma paralela a la eliminación unilateral y preferencial de aranceles y barreras no arancelarias fronterizas, al interior del MERCOSUR, las corrientes comerciales aumentaron rápidamente en el período de transición. En efecto, el valor de las exportaciones totales intrarregionales se elevó desde US$4.100 millones, en 1990, a un total de US$l 1.600 millones, en 1994, muy por encima de los US$2,6 millones de 1986. Aunque este veloz crecimiento ha sido parcialmente estimulado por las vent+josas condiciones de crédito y por las apreciaciones de los tipos de cambio real de los primeros años de los 90, cl que la tasa de crecimiento de las importaciones intrarregionales haya sobrepasado a la de las compras totales al exterior sugiere que el crecimiento 4 Hasta agosto de IYY4, Argentina habla aplicado la cláosula de salvaguardia a ccrcü dc 20 productos.incluyendo ciertos tipos de papel. neumatiux polictilcno. con&tdorar, refrigeradores. motocompresoras y muebles de madera Entre nwicmbrc dc 1992 ) octubre de 1994. se aplicaron derechos antidumping a un xlecto grupo dc productos textiles, motocomprcsoras y lentes otMmol15gicoî A tineî dc 1994 aun se llevaban ü cabo inveQ¡gacionec antidumping para cicnnï producto5 de acero y matcrialcs clcctricos. MLRCOSUR Y LIRERALIZACION C‘OMERC’IAI. 93 de las interacciones comerciales sc basa en fundamentos más sólidos que movimientos de corto plazo del tipo de cambio, o en auges transitorios de importaciones (Cuadro N” 2.2 ). Indices de intensidad comercial mayores que uno también sugicrcn significativas interacciones comerciales estructurales entre los socios del MERCOSUR. El aumento de estos índices en el periodo 1990-93 (particularmente para el comercio entre los dos socios más grandes) indica una expansión consistente en las interacciones comerciales5 (Cuadro N” 2.3). Tradicionalmente, Argentina y Brasil han sido socios comerciales importantes para las economías más pequeñas de la región. En efecto, entre un tercio y la mitad del total de los flujos comerciales bidireccionales uruguayos y paraguayos involucran a sus socios del MERCOSUR más poderosos. Aunque la concentración comercial es menos marcada en el caso de Argentina y Brasil. la importancia relativa recíproca de estos dos países ha aumentado notablemente en los últimos años. El cambio ha sido más marcado en el papel de Argentina como suministrador de importaciones a Brasil y como mercado para las exportaciones brasileñas: en el período 1990/1993, Argentina subió desde el quinto al segundo lugar -sólo superada por Estados Unidos- entre los abastecedores más importantes de compras braaileñab al exterior. Argentina también pasó, de ser el décimo, a ser el segundo mercado más grande para las exportaciones brasileñas. Brasil, en el mismo período, subió del segundo lugar, al comenzar la década, llegando a ser el mercado más importante para Argentina. LJna característica de los recientes flujos comerciales entre Argentina y Brasil ha sido el rápido incremento del come!,cio de manufacturas (Cuadros N” 2.4 y N” 2.5). El comercio intrainduslrial parece importante en los sectores químicos, de transporte y maquinaria (Lucángeli, 1993). Como es sabido, la expansión del comercio intraindustrial es bienvenida, porque reduce los costos de ajuste y pennitc a ambas partes cosechar los beneficios de una mayor variedad de productos, así como de las economias de escala. La interacción entre flujos de inversión hacia y dentro de ia región y la perspectiva de un mercado regional ampliado son más difíciles de identificar. Los flujos de inversión extranjera hacia la región han estado w:lculados principalmente con programas de privatización y, particularmente en Argentina, con el rápido crecimiento de la demanda interna. Sin embargo, 5 El mdice de inknsidad comerchl mide la panicipaci<> 1de las exporiaciuncs del p ISi al país j respecto de bus wportaciones totales(XijiXi). con,,,propo~ci<jn de la participok>ndc la\ importaciones dc j cn la\ importaciones netas mundiales (Mi/Mw-Mi) Un indicc ~fcrior a I indica que el paí\ ticnc un mayor comercio que el esperndo. segim la par~icipucih dc \u socio en el wmercio mundial (Ver Primo Draga. Safadi y Yeats, 1994) Czmdm N”Z.2. Imprtaciones: Argentina Brasil Paraguay 1lruguay Mercosur: Estructura regional de comercio 1.833 1.318 379 591 1977 2.309 259 532 2.327 4.128 24b 622 3.684 5.397 2x7 699 4.737 26.8 5.921 45.6 151 a -8.9h x99 Il.1 12.352 31.391 959 1.693 Il ,964 31.636 737 I .605 12.233 36.207 657 1.703 13. Il7 15.739 38.617 43.5% 694 413 a 1.645 1.913 6.2 8.5 -10.0 h 3.1 876 2.327 367 535 1.805 2.268 397 663 3.765 2.215 475 883 4.214 3.329 571 1.125 5.129 55.6 4.658 18.9 342 a 15.8 h 1.371 26.5 4.079 20.65 I 1.352 1.343 8.276 21.042 1.460 1.636 Id.872 20.500 1.422 2.043 16.784 21.544 25.652 33.549 1.689 945 a 2.324 2.773 51.6 12.9 1.7 ” 19.9 Fumte: Data INTAL (1995) a Primer semestre. b 1990193 MkK(‘OSIIR Y LIBERALIZAClON COMFRCIAL 95 Ct~adw~N”2.3. Mercosur: índices de intensidad de comercio’ 1986 Argentina Brasil Paraguay LJruguay 9,S8 66,46 36.60 1990 Argentina Brasil Paraguay Uruguay 17,18 48.70 40,4x 1993 Argentina Brasil Paraguay Uruguay 20,70 19.75 38,30 13,56 52,68 35,05 17,58 49.76 45,26 2x,34 39,59 30,42 Intensidad de comercio: variación 1986/93 Argentina 14,77 Brasil 10,82 Paraguay -46,7 1 -13,09 LJruguay 1,70 -4,63 Intensidad de comercio: variación 1990/93 Argentina lo,76 Brasil 3,52 Paraguay -24.96 -lo,17 Uruguay -2, IS -14,85 35,27 63,5 I 44.93 32,72 65.67 14,91 30,33 30,62 51,52 22.61 29,23 9.66 59,64 54,OI 61,85 31,52 15,77 21.97 24,37 -9,50 16,91 -1,20 -49,90 7,07 29,; 1 23,38 10.33 8.9 1 -13,46 12,32 Fuente: Naciones Unidas (1994) a El Índice dc intensidad de comercio midr la participación de las exportaciones dc pals i a país i en el total dc las exportaciones de psis i, (Xij/Xij, COI>relacih a le participacih dc las ~impwtacioncs de país j en las importaciones II&IS mundialcs (Mi/Mw-Mj) Un mdice superior (inferior) a 1 indica que los paises cuentan con mqor (menor) comercio que lo cspcrado haïado en la participación de las importacionrs del wcio comercial en las imporlacioncs mundiales 96 ROBERTO BOUZAS Cuadro IV”?.-/. Flujos comerciales totales: Argentina-Brasil 1984-93 (porcentaje y US$ billones) l’rMh«,r>< IYY, , unli , !A‘ix IPP,, /P!J/ ,!NI ,993 Ab~r~cn~oi> beb~das(CUCI 011-22-4) rvtmna prima agncola ,C”CI J-22 -27.281 31.3 38.7 21.6 109 32.4 233 22 0 2.2 2.7 i:T 8.7 3.0 7.9 Pet,ól&s y c”Inbus,,blr\ (CIICI ij Mlnnelr,) ,,,e,a,es,C"C127+2*-68) Manufacturas (CUCI 5+6+7+8-68) No-claxficadns (CIJCI 9) Y 1 I 0:7 0 8 1.1 o.L, 2.5 i.Y 70, I 0.” 61.7 0.” 0.3 0.3 0.0 1.0 1.3 5.0 61.0 0.0 Total 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 Valor(USs bllloncs) ,329 l.37h 1.579 2 05Y 2974 4 280 6300 Fueote: Elaboración 28 0.4 56.3 48.4 propiaenbase a Lucangeli 64.8 6.9 49.4 9.1 :.2 (1993) Cwdw N”2.5. Comercio intra-industria : Argentina-Brasil. 1984-93 (% del total de comercio) Allme","~ 20.6 Brbldas , tabaco Malcnale, nu-~onm~hlrs crudos Petr6leos y combustlblrs Acmer comest~hles Ploductos quim,cos h-I.7 5.2 68.4 0.0 18.2 22.1 0.X 0.1 31.7 6.0 8.2 Maqumana y equpos de transpone Manofacturas vanas 30.9 552 T"til 1 x.0 Man"&ct"rai Claalicd~a por rrmv¿,1d 12.1 79.0 12.3 57.6 31.4 3.2 512 21.0 ll.2 50.0 1, 7 74.9 5.0 40.5 0.2 52,Y 61,X 32.4 13.6 45,0 51.4 67.0 34.4 65,X 39.7 23.4 26.2 37.8 O,U 1.1 65 7 25.7 60.2 73.5 15.4 24.7 9.3 41.2 x.2 62.3 17.1 34.8 32.3 13.5 27.X 1 KO 31.4 11.6 49.6 21.9 60.1 37.9 35.6 28.5 3x.x 1222 Fuente: Lucangeli 2440 (1993) existe evidencia de que, por lo menos en Argentina, el MEXCOSIJR ha sido un factor que ha influido en los nuevos flujos de inversión. La industria automovilística es un buen ejemplo de ello. aunque resulta difícil separar los incentivos que surgen del proceso de integración de aquellos vinculados al régimen especial de promocion sectorial actualmcntc en operación. De hecho, la industria argentina de motorizados ha experimentado un proceso de globalización desde la segunda mitad de los 80, estimulada por la MCRCOSI’R Y LIBERALIZACION <‘OMERCIAL al Cua<l’ïo N”2.6. Iniciativas inter- e intra-empresariales: Argentina-Brasil (Hasta noviembre 1994) Con implicancias comerciales Acuerdos comerciales Acuerdos de distribución OficinasITradings 18 7 12 Con implicancias productivas Plantas nuevas Joint ventures Joint ventures/plantas nuevas Adquisiciones Participación en capital Complementación productiva Información tecnológica Regionalización 23 15 9 17 3 17 3 5 Servicios Acuerdos operacionales o de complementación Participación en capital Joint ventures Concesiones Representaciones Afiliados Adquisiciones Asociaciones para participar en licitaciones públicas Otros Total 37 92 86 21 9 14 10 2 14 3 8 5 215 Fuente: Embajada dc Argentina en Brasil (1994) especialización de la producción y la complementariedad con la industria de automóviles brasileña, más grande y relativamente más modcma. En otros sectores no hay evidencias directas o concluyentes de que esas corrientes de inversión hayan apuntado a explotar las ventajas de un mercado regional más grande (Chudnovsky, López y Porta, 1994). pero el reciente auge de la 98 ROBERTO BOUZAS inversión extranjera cn scctorcs como las industrias del papel y alimentaria puede estar sentando las bases para una futura expansión de las exportaciones, aun cuando su fuerza impulsora fue. hasta 1994, el incremento de la demanda doméstica más que la ampliación del mercado. De igual modo, aunque no se puede hablar de un auge en los flu.jos intrarregionales de inversión, desde 1991 se registra en toda la región una actividad sin precedentes que involucra tanto a firmas domésticas como extranjeras. Según la embajada argentina en Brasil, a fines de 1994 existían 2 15 iniciativas bilaterales inter e intra-empresas, 43% de las cuales tuvieron implicaciones directas en la producción (Cuadro N” 2.6). Más de trescientas empresas brasileñas tenían algún tipo de compromiso de inversión en Argentina. en contraste con poco más de treinta firmas argentinas en Brasil. Las firmas brasilefias involucradas en inversiones intra-regionales operan en diversos sectores e incluyen algunas con largas experiencias de internacionaliLación y otras que han hecho sus primeras aproximaciones a inversiones en mercados externos vía MERCOSUK, y particularmente Argentina (Goulart, Arruda y Brasil, 1994). 3. LIEiERALIZAC’ION COMERCIAL Y DESEMPEÑO MACROBCONOMICO El proceso de liberalización comercial unilateral y preferencial del MERCOSUR se llevó a cabo en un clima de inestabilidad macroeconómica, particularmente en los dos socios más grandes (Cuadro N” 2.7). Es bien sabido que la apertura comercial -tanto unilateral como preferencial- puede ser puesta en peligro por una excesiva volatilidad macroeconómica. Efectivamente, condiciones macroeconómicas inestables pueden ocasionar grandes cambios en la competitividad y dar origen a la desestabilización de las corrientes comerciales y a demandas irresistibles por la protección. Los dos socios más grandes del MEKCOSlJR han exhibido desempeños macroeconómicos no sólo volátiles sino también divergentes; dicho asincronismo se ha reflejado parcialmente en un tipo de cambio real bilateral inestable y en ciclos de negocios domésticos divcrgcntcs. En las etapas iniciales del MERCOSUR tuvo lugar una discusión política y académica de vasto alcance con respecto a las perspectivas de la liberalización preferencial de comercio entre países con una macroeconomia inestable. Con frecuencia se esgrimió el argumento de que, para fomentar un rápido crecimiento en el comercio, era necesaria una coordinación macroeconómica más estrecha. Sin embargo, los incentivos para ello se veían muy limitados por el nivel relativamente bajo de interdependencia económica, en los inicios del proceso de integración. Dicho problema fue mitigado temporalmcntc por una combinación de circunstancias favorables. Una de MTRCOSUR Y LIBERALIZACION Czrnáro Y2.T. C‘OMI~K<‘IAI 99 Argentina y Brasil: indicadores macroeconómicos. 1986-94 ..lI”y2I7llIZU Rwx2/ PIR: tasa de variación ’ (promedioanual‘33) (Coeficientede variación) Tipo de cambio Prr~ngllll~~ c:rqgtq 3.2 149.4 2.0 169.6 3.4 59.0 3.9 79.2 76.9 18.0 85.0 21.2 93.0 6.6 2.4 134.9 -1.3 125,6 0,9 155.1 1.144.7 63.5 23.8 38.8 72.6 32.9 real h (promedio 1986=100) (Coeficientede variación) Déficit fiscal/PIB ’ (porccntajc promedio) (Coeficientede variación) Inflación (anual promedio) (Coeficientede variación) 91.7 13.1 2.3 108.3 780.5 194.6 Fuente: CEPAL (1994~~).CFI (19Y4) a Valores del PIB para el año 1994 son estimacionrs de CEPAL II Defhctado por cl IPM Datou para Paraguay y Uruguq corresponden a 19X6-93 c Argentina Gohicmo Central no-financiero Brasil Déficit operacional del scclor ptihlico no-financiero Paragxq y l Iru~uay Gobierno Central Datos corresponden a 19X7-93. con cxccpcion dc Argentina (lYX7-Y4) ellas fue el acceso relativamente fluido a los mercados internacionales de capital, lo que facilitó cl financiamiento de déficit crecientes de cuenta corriente, en Argentina sobre todo. Otra, la constituye el hecho de que el comercio se expandió rápidamente en ambas direcciones, contribuyendo a mantener el ímpetu del PLC; en efecto, por el lado argentino, cl acelerado crecimiento de las importaciones (en ténninos globales y desde Brasil en particular) después del Plan de Convertibilidad (1991) resultó parcialmente compensado por el hecho de que Brasil era tambikn uno de los mercados de más rápida expansión para las exportaciones argentinas. Las autoridades brasileRas estuvieron así mejor preparadas para aceptar una aplicación pragmática de medidas de alivio comercial o medidas ud hoc por parte de las autoridades argentinas: las exportaciones totales crecían de cualquier manera. La rápida expansión de los flujos comerciales, en ambos sentidos, de allí en adelante se convirtió en un mecanismo retroalimentador. Al menos temporalmente, la puesta en marcha del Plan Keal en Brasil. en 1994, produjo algún grado de convergencia macroeconómica entre las dos naciones. Tal como se podía haber esperadode dos países con escasa intcrdcpcndcncia económica, la convcrgcncia macroeconómica fuc “exógena” al proceso de integración, principalmente generada por consideraciones domésticas. Sin embargo, 1994 puede considerarse un punto de inflexión en el favorable ambiente económico externo que venia predominando desde principios dc los 90. El efecto del alza en las tasas de interés internacionales y la crisis cambiaria mexicana de dicicmbrc dc 1994 rcstringicron scvcramcntc el acceso a los mercados de capitales internacionales. La frágil situación de la cuenta corriente de Argentina, y el aún precario programa de estabilización en Brasil, sugieren un potencial para nuevas divergencias macroeconómicas en el futuro. Ello pondrá una mayor presión sobre el proceso regional de integración económica, precisamente cuando la flexibilidad se ha visto limitada por la aplicación de políticas comerciales comunes. Sin embargo, la expansión del comercio y de los flujos de inversión durante el período de transición justifican un optimismo razonable en el sentido de que la flexibilidad requerida para acomodar las alteraciones macroeconómicas no conducirá auna reversión del proceso de integración económica regional’. II. LA UNION ADUANERA: TEMAS Y PROYECCIONES Tras prolongadas negociaciones, la reunión de Presidentes en Ouro Preto en diciembre de 1994 confirmó el establecimiento de una unión aduanera a partir de enero de 1995. El cumplimiento con el compromiso original se había visto amenazado por preferencias nacionales divcrgcntcs con respecto al nivel y la estructura del AEC, y debido a la renuencia del gobierno argentino a comprometer su política comercial con la de Brasil. Pero estas divergencias se zanjaron con una combinación de flexibilidad y calendarios automáticos de convergencia. 1. ACCESO Al. MERCADO El establecimiento de la unión aduanera no implicará el libre comercio irrestricto entre los países miembros. El “régimen de adecuación” incluye un 6 Para acomodar los OhJetivoS inflacionarioï domé~ticw. a fine? de lYY4 el &whierno hrasileilo íix autor~rado temporalmente (haîta el 10 de abril de IYYS) a reducir las tarifa9 por debajo de los AFC para determinadas importaciones adicionales a la lista de excepciún A comicnn~ dc 1995. Hraîil uolicit15 extender esta reduccion por un año. y propnso la adopcion dc una “lkta adicional de excepcion’con un mawimo de 150 productoî Del mkmo modo. dcïpucs dc la crkiis mexicana, el gobierno argenrino propu~n una clevacion temporal del ALC‘ que no fue aceptada por Io< otro< wciw del Mercosur A peîar dc que laî pohtica\ comuneî han qidn oh.jeto de ten%nef dqueî del shoct exrerno de fines de 19Y-1. su rcsistcncia ha Cdo notable MERCOSURY I.IHl-RAI I/A(‘ION COMCRCIAL 101 número limitado de excepciones al comercio libre intrarregional, permitiendo a los miembros eximir una cierta cantidad de productos del tratamiento libre de impuestos, hasta 1999, aunque Paraguay y Uruguay gozarán de un año adicional (Cuadro N” 2.8). El comercio intrarregional dc estos productos pagará inicialmente la tarifa arancelaria naciona17, que será reducida automáticamcntc en cuotas anuales. Para ser clasificados como exenciones dentro del “régimen de adecuación” los productos debían ser incluidos en las listas nacionales de exención, o bien estar sujetos a procedimientos de salvaguardia. El objetivo del “régimen de adecuación” es dar tiempo a los sectores domésticos sensibles para adaptarse a las nuevas condiciones competitivas en la subregión. Su innovación principal frente a las listas de exención del período de transición es que la protección disminuye progresivamente en un período de cuatro años. Como algunos productos se eximirán temporalmente del AEC, las reglas de origen tendrán que mantenerse para evitar la deflección comercial*. La regla general de origen en MERCOSUR consiste en el cambio en la clasificación arancelaria: sin embargo, ciertos productos seleccionados tendrán que cumplir con un 60% de contenido de valor agregado regional yio requerimientos específicos. Es la situación dc bienes tales como químicos, acero, informática y telecomunicaciones. EI tratamiento de las barreras no arancelarias constituye un complejo desafío, a causa de la falta de transparencia y los frecuentes cambios legislativos requeridos para poner en práctica las decisiones del GMC’. Un comité técnico supervisará el proceso de identificación y eliminación --<) armonización- de dichas barreras. Si el comité identifica una barrera no arancelaria no declarada, el país en cuestión tendrá un máximo de seis meses para removerla. L,os cuatro miembros eliminaron una lista de barreras no arancelarias designadas a fines del afro 1994”. Uruguay obtuvo un tratamiento especial hasta el año 2001 para productos incluidos en sus acuerdos preferenciales bilaterales con Argentina 7 x Los ärâncelc~ì ar_eentino\ inclu>en la sobreras” estadirtica u las importaciones I oï producto% exentos del AK incluyen aquellos que CS&” cn dos reqnenes espec~aleî sectorialra (automóviles ) azúcar), bieors de capital, productos de ielecomunicaciones e int’ormai~ca y productos de las listas nacionales de exenciim Los bicncs con un 40% de FU valor FOB en insumos importados exentos del AK lambic” tendrán que cumplir COK las re&v de origen 9 I.a lista de barreras no arancelarias contahilia aproximadamente 200 practicaî, mucha? de ellas del lado brasilefio 10 La barrera no arancelaria más importante que Arpcntina dehio wprimir fue la sohretasa e?tadntica a las importaciones Brasil eliminó la prohihiciím dc importar embarcaciones recreativas y cienas semillas, ademk de los requisito\ dc autori~acion previa para petroq”ímicos. azí1car. alcohol. miel y harina Ilor Paraguq y Ilrupuay anularon las prohibiciones y los requerimientos de ““tori~~ciu” previa 102 ROBERTO BOUAS Czrad~~N”I.8. Mercosur: exenciones al Area de Libre Comercio Ml?K(‘OS11K Y I IRERALIZACION COMFRCIAL Fuente: Flahoración propiaconbase en documentos oficiales a FI porcentajeincluye el número de lineas arancelarias como porceotajrdel 103 lotal de las ca+e_rmasarancelmas eximidas .4 = (mendrnte) R = (descendente) (CAUCE) y Hrasil (PEC). La ventaja principal de Uruguay es que los productos que actualmente se benefícian de los acuerdos bilaterales tendrán que cumplir con un 50% de valor agregado regional, en contraste con la regla general del 60%. La convergencia tendrá lugar también a lo largo del período de transición. Los paises miembros mantendrán la legislación anti-dumping para el comercio intrarregional hasta que sea acordado un estatuto común sobre la competencia. La Comisión de Comercio debe proponer un estatuto de defensa 104 IIOISI III 0 IK)IJ/.AS de la competencia en la subregión para el 30 deJm.io de 1995, pero este plazo probablemente deba ampliarse. Entretanto, SC continuará haciendo uso del arreglo existente para intercambiar información. 2. ASPbCIOS SEC’TOKIALES I,as industrias del akcar y los automóviles recibirán un tratamiento especial por un período limitado, siendo temporalmente excluidas de las políticas comerciales comunes. Otros sectores, como los bienes de capital, las telecomunicaciones y la informática -esto es, alrededor de 1300 artículos arancelarios- tambikn dispondrán dc tratamiento diferencial al ser excluidos del AK. Los otros productos sensibles incluidos en las listas nacionales de exención (como los textiles) probablemente desarrollarán un régimen común especial en un futuro próximo. A. Automóviles Argentina y Brasil cuentan ambos con importantes industrias automovilísticas, aunque con marcadas diferencias estructurales”. Mientras que la producción de automóviles en Brasil alcanza el millón y medio de unidades al alio, Argentina no sobrepasa los 400.000 vehículos. También hay diferencias notorias en las estructuras reguladoras: Brasil impone un 70”/ de arancel sobre los vehículos impor(ados. Existen asimismo 200 ítemes -insumos estratégicos- que pueden importarse libres de impuestos. Argentina, por su parte, cuenta con un programa contractual más elaborado y comprometido, hasta 1999. El programa argentino incluye requerimientos de contenido local (6O”/u), compromisos de inversión y racionalización por parte de las empresas y un régimen de importación que protege el mercado interno y establece el derecho de los fabricantes a importar a tarifas arancelarias preferenciales. Así. los requerimientos argentinos de contenido nacional influyen en kas decisiones de inversión, y la capacidad de los fabricantes cstablccidos para importar a tasas preferenciales anula las preferencias de los productores brasileños en el mercado argentino. En el período de transición 19911 94, el Protocolo 21 entre Argentina y Brasil reguló el comercio bilateral sectorial mediante cuotas libres de impuestos. La fórmula acordada desde cncro de 1995 en adelante incluye un rCgimcn transitorio hasta el año 2000. En el período de transición el comercio intrarregional se liberará, pero Argentina mantendrá cuotas sobre las importaciones desde el resto del mundo, y también MtK<‘OSlIR Y I IHkRALIZACION COMFRCIAL 10s cl requerimiento de un balance cambiario para fabricantes establecidos. Los productores brasileños tendrán acceso preferencial al mercado argentino, puesto que cada dólar de exportaciones argentinas al mercado brasilefio se valorara en una tasa de 1,20, a los efectos del balance cambiario. Un comité técnico convocado por la Comisión de Comercio del MERCOSUR (CCM) elaborará una propuesta para liberalizar el comercio intrarrcgional, establecer el AEC, eliminar los incentivos domésticos que distorsionan la competencia y proponer un mecanismo de transición para moverse desde los regimenes nacionales existentes a u”o regional. Dicha propuesta debería estar lista antes de 1997, para ser impuesta el año 2000’2. 6. Bienes de capital, telecomunicaciones e informática Los bienes de capital, telecomunicaciones e informática se convirtieron en un obstáculo al acuerdo sobre el AEC. Mientras que los negociadores brasileños preferían tarifas relativamente altas (Brasil tiene productores establecidos), los negociadores argentinos eran reacios a abandonar el arancel cero para importaciones de bienes de capital. debido a que Argentina requiere importar bienes de capital libres de impuestos para modernizar los equipos y plantas de sus empresas. El tema de los bienes de capital fue particularmente delicado porque Argentina había reducido unilateralmente sus tarifas sobre bienes de capital en 1992, contraviniendo así el Tratado de Asunción. Argentina también había rechazado la propuesta brasileña de permitir excepciones sólo por encima de las tasas del AEC. El acuerdo final comprende exenciones por sobre y por debajo de las tarifas del AEC, con lo cual Argentina mantiene su tarifa de arancel cero para importaciones de bienes de capital. Para compensarlos por la erosión de preferencias, los productores brasileños de bienes de capital recibirán una subvención del 10% (5% menos que el recibido por productores domésticos). Sin embargo, la aplicación del acuerdo es dudosa, a causa de sus implicaciones presupuestarias, de procedimientos administrativos engorrosos y de la oposición de los productores argentinos13. El acuerdo AEC contempla una tasa arancelaria máxima dc 14% para bicncs de capital -que entraría en vigencia el 200 l- y un máximo de 16% para productos dc telecomunicaciones e informática, el que debe hacerse 12 A mediados de 1995 el gobierno brasileñu rcfwmó unilateralmrnte su r.+men sobre motorizados La vehemente protesta arpenlina pmbahlcmentc culminará en un r6gimen comun antes de la fecha prevista 13 Cn marzo de 1995. y como resultado de la crisis mexicana, el gohlemo argentino elevo los aranceles de importación sobre los bienes de capitel a un 10%. acortando en gran medida la brecha existente entre la tasa arancelaria nacional 1 las tasas del AH‘ 1íh ROBERTO BOLIZAS cfcctivo cn cl 3006. La convergencia será gradual y comienza desde las tarifas nacionales inferiores y superiores a las del AEC acordado. C. La agricultura f-2 azúcar también se eximirá temporalmente de las políticas comerciales comunes. El sector está fuertemente distorsionado por las subvenciones al programa Pro-Alcool brasileño y la elevada protección en Argentina, donde las importaciones de azúcar pagan derechos cspccíticos para compensar los altos costos de producción de los productores domésticos. Argentina mantendrá su régimen comercial nacional para las importaciones de azúcar. pero los usuarios industriales tendrán una cuota libre de impuestos en las importaciones desde Brasil, para compensar los precios domésticos más altos. Un grupo técnico estará a cargo de definir un plan de convergencia, a partir del 2001, con la misión de alcanzar una liberalización gradual del comercio intrarregional y una neutralización de las distorsiones producidas por políticas nacionales asim&ricas. Brasil ya se ha comprometido a la eliminación de las subvenciones sectoriales en un período de diez años. Entretanto, los países miembros serán autorizados a mantener las políticas arancelarias nacionales para el comercio intra y extrarregional del azúcar. El comercio de trigo también se verá regido por reglas transitorias especiales para compensar las grandes distorsiones que predominan en el mercado internacional, toda vez que Argentina es un productor no subsidiado de bajo costo y Brasil un importador neto. Las regulaciones especiales destinadas al comercio del trigo ilustran la importancia de imponer un régimen común para tratar con las prácticas comerciales desleales de terceros. Desde enero de 1995 en adelante, y paralelamente al período en el cual se vende la cosecha argentina, Brasil impondrá una sobretasa transitoria del 10% a la importación de trigo desde terceros paises. EI 10% del A EC más el 10% de sobretasa debería resultar suficientes para compensar los diferenciales de precio causados por los subsidios de producción y exportación. Un régimen permanente ha sido negociado en 1995. D. Textiles Una comisión técnica evaluará las ventajas de desarrollar una política común de importaciones para el sector textil, mas allá de la vigencia del AEC. Muchos productos textiles están en el “régimen de adecuación” o en listas de excepción. El comité ha entregado sus recomendaciones en septiembre de 1995. Mientras tanto, los países miembros mantendrán las tasas arancelarias nacionales y Argentina no aplicará derechos específicos al comercio MERCOSURY LIBERALIZAC’ION (‘OMtRC‘IAL 107 intrarregional. Argentina podrá continuar cobrando derechos específicos a las importaciones textiles desde tcrccros países, y cargando un arancel del 30% a las importaciones textiles desde paises miembros del MERCOSUR para productos incluidos en el “régimen de adecuación“. Todos los productos textiles incluidos en el “régimen de adecuación” argentino tendrán cuotas libres de impuestos para las importaciones de países del MERCOSUR. 3. REGLAS COMUNES DE <‘OMEKCICI El acuerdo sobre aranceles externos comunes, principal instrumento de comercio común en la primera etapa del MERCOSUR, no fue fácil de lograr. Mientras los negociadores brasileños inicialmente abogaron por tasas arancelarias relativamente altas (35%) para bienes dc capital, productos de informática y de telecomunicaciones, el resto de los socios impulsó tarifas reducidas, particularmente para loa bienes de capital. En un movimiento anticipatorio, las autoridades argentinas adoptaron unilateralmente en 1992 derechos de importación iguales a cero para los bienes de capital, eliminando de ese modo el margen de preferencias en favor de Brasil. El acuerdo AEC contempla once niveles tarifarios con un mínimo de 0% y un máximo de 20% dc arancel. Cerca de un 85% del total de las líneas arancelarias tienen su AK operacional a partir de enero de 1995. El resto mantiene las tasas nacionales en sus relaciones con terceros países, aunque la tendencia es hacia la convergencia automática en el año 200 1 para bienes de capital, y en el 2006 para productos de informática y telecomunicaciones. Aparte de los productos de las líneas anteriores. los países miembros aprobaron excepciones al AEC para un máximo de 300 líneas tarifarias hasta el 31 de diciembre de 2000’“. Al momento de escribir estas líneas, Argentina tiene ya diseñada sus listas de excepciones, mayoritariamente compuesta por químicos (con tasas tarifarias menores que el AEC) y productos de acero, instrumentos y materiales eléctricos, papel, zapatos y plásticos (todos por encima de las tasas AEC). Entretanto, Brasil designó 286 productos, en su mayoría químicos (con aranceles por encima y por debajo de los del AEC), derivados del petróleo (sobre las tasas AEC) e insumos textiles, piedras preciosas, manufacturas chinas, cueros y pieles (por debajo de las tasas AEC). En marzo de 1995, Brasil amplió la lista para incluir automóviles y clcctrodomésticos, que pagarán tarifas superiores a las del AEC’“. 14 El numen> \c eleva a 3YY para Paraguay y el penodo de convergencia SCcxticnde hasta 2006 15 El gobierno hra~ileflo ha propuesto la aplicac¡ de un r&imcn lransilorio para incrementar el numero de exenciones a 150 ítemes tarifaarios que serán Iratado\ a\i por “circunsfanc~as especiales” El mccankmonohasido aprobado todavio El nuevo AEC representa una significativa reducción cn cl promedio de protección de Argentina, particularmente si la tarifa nacional considera la sobretasa estadística sobre las importaciones. Allí las tasas arancelarias previas eran de 1X,98% en promedio -incluyendo la sobretasa estadística , mientras que el promedio AEC es inferior al 12%. Solamente un 13% de los productos presentan aranceles inferiores a aquellos en vigencia en enero de 1995, mientras que el 40% de las lineas tarifarias redu.jeron sus tasas entre un 8 y un 13% (los productos más afectados fueron el papel, el cuero y la madera). En contraste, en Brasil, el promedio tarifario previo al AEC era del 14%. La transición será más suave en el caso de Brasil. Los países miembros desarrollarán asimismo un régimen común para los derechos compensatorios y de anti-dumping, aplicables a las importaciones del resto del mundo según las indicaciones del GATT. En el intertanto, se mantendrán los regimenes nacionales anti-dumping. Los socios han acordado aplicar ciertos incentivos a las exportaciones compatibles con el GATT hasta que las políticas impositivas sean armonizadas. El acuerdo bilateral entre Argentina y Brasil implica la mantención de una zona aduanera especial en Manaos y Tierra del Fuego, hasta el 2013. Las importaciones desde zonas aduaneras especiales, áreas de procesamiento de exportaciones y zonas libres de impuestos -exceptuadas Manaos y Tierra del Fuege pagarán el AEC o la tarifa nacional (si el producto está en una lista de excepción) cuando se cxportc a un país miembro. También hay un inicio de acuerdo sobre un esquema común de salvaguardias. Si la expansión de las importaciones causa o amenaza causar daño a los productores de un país o de la región como un todo, la Comisión de Comercio podrá imponer medidas de salvaguardia antes de iniciar una investigación. Bajo detenninadas circunstancias podrán aplicarse medidas provisionales de salvaguardia por parte de las divisiones nacionales de la Comisión, por un máximo de 200 días. Las salvaguardias no deben ser discriminatorias y pueden asumir la forma de aranceles más altos o cuotas, pero no pueden permitir la reducción del volumen de importaciones por debajo del promedio de los últimos tres años. Las salvaguardias serán aplicables por cuatro años, con una extensión máxima de ocho años. 4. ADMINISTRAClON Y RESOLUCION DE DISPI~JTAS Por el momento, el MERCOSUR mantendrá su estructura intergubemamental más que una dc gobierno supranacional. El Consejo de Mercado Común (CMC) reunirá a Ios Ministerios de Relaciones Exteriores y de Economía de los respectivos países -ue se establecerán como un cuerpo de gobierno con poder legal para negociar con terceras partes- y el Grupo de Mercado Mt RCOSIIR Y LIBERALIZAClON COMERCIAI. 109 Común (GMC) se constituirá en el cuerpo ejecutivo. Se crea una Comisión de Comercio cuatripartita para supervisar la aplicación de las reglas de comercio y las políticas comunes, como también para observar las relaciones comerciales intra y extrarregionalcs. La Comisión de Comercio también estará a cargo de la aplicación de los mecanismos comunes de salvaguardias, de autoriLar el establecimiento de normas específicas sobre reglas de origen, de revisar las existentes y de modificar el AEC. El MERCOSUR también contará con una comisión parlamentaria de articulación, un foro social consultivo y un secretariado administrativo con sede en Montevideo. Todas las propuestas y decisiones sobre políticas comerciales deberán ser adoptadas por consenso. Los procedimientos para la solución de controversias establecidos por el Tratado de Asunción contemplan tres mecanismos: 9 ii) iii) III. negociaciones directas entre las partes, un análisis de la disputa por parte del GMC, el que tendrá un plazo máximo de 60 días para expedirse, y un análisis de la disputa por parte de la CMC. Los procedimientos específicos para la solución de controversias fueron detallados hacia fines de 1991 en el Protocolo de Brasilia. Este expandió significativamente el ámbito de las materias a tratar, desde los desacuerdos respecto de la aplicación del Tratado hasta aquellos casos de no obediencia y problemas de interpretaciGn’6. Las resoluciones son definitivas y obligatorias. “PROFUNDIZACION”: MINIMALISTA MAS ALLA DE UNA AGENDA Como hemos visto, aun cuando haya optado por un enfoque minimalista, el MERCOSUR enfrenta una agenda intensa dc negociaciones. Dicha agenda gira en tomo a la constitución efectiva de la unión aduanera, incluyendo los espinosos temas de las barreras no arancelarias y las reglas comunes de comercio. Las materias involucradas son suficientemente complejas como para justificar sólo un cauteloso optimismo. Pero resulta improbable un progreso sostenido hacia la constitución efectiva dc la unión aduanera si las negociaciones no se proyectan más allá de esa agenda mínima. Una agenda más ambiciosa debe contemplar las prácticas no fronterizas que influyen en 16 El Protocolo de Brasilia eslahlccc i) negnciaciones directas entre las partes, ii) análisis de la conlroversia por park del GM(‘ (30 días). > iii) un mecanismo de arbitraje Este último se refiere a “II tribunal ud hor formado por +res.iueces. dos designados por cada parir y uno por acuerdo ROBERTO BOUZAS 110 las ventajas de localización de las empresas. aLcomo las regulaciones sobre la inversión y el sector servicios. 1. INVIXSION En enero de 1994, los cuatro países del MERCOSUR firmaron un acuerdo recíproco de promoción y protección de la inversión -el Protocolo de Coloniaen el cual acordaron otorgar tratamiento nacional a los inversionistas de la región. El Protocolo de Colonia también incluye una cláusula de nación más favorecida que obliga a que los inversionistas de la región sean tratados tan favorablemente como cualquier otro inversionista extranjero. Como regla general, el acuerdo también establece la prohibición de usar requerimientos dc desempeño. Los países miembros han identificado un número de excepciones transitorias en la cobertura, con un tiempo de duración no especificado. Argentina ha reservado su derecho a mantener o establecer excepciones a la inversión en bienes raíces fronterizos, transporte aéreo, construcción naval, generación de energía nuclear, minería del uranio, seguros y pesca. La lista de excepción de Brasil es larga e incluye la exploración y explotación de minerales, la energía hidroeléctrica, el sistema de salud, las frecuencias de radio y las telecomunicaciones, la propiedad rural, los servicios bancarios y los seguros, la construcción y el transporte marítimo. Asimismo se reserva el derecho dc preservar la excepción a las compras del gobierno establecidas por la reforma constitucional de 1988. Ambos países se reservan también el derecho de mantener requerimientos de desempeño para el sector automovilístico. Las regulaciones comunes a la inversión proscriben la expropiación, excepto por razones de interés público y sobre una base no discriminatoria con el debido proceso y un pronto y justo pago de indemnización. El Protocolo de Colonia también prohibe las restricciones a la repatriación de capital y a las remesasde utilidades en moneda corriente. En caso de controversia, los países del MEKCOSUR decidieron recurrir al Protocolo de Brasilia. Si se presentara una disputa entre un inversionista individual y el gobierno del país anfitrión, aquél puede solicitar una reparación ante los tribunales del país anfitrión, un mecanismo de arbitraje internacional o un mecanismo para la solución de controversias entre individuos (aún no establecido). 1.a elección del inversionista será definitiva, y las regulaciones seran indiscutibles y obligatorias. El Protocolo de Colonia constituye una flexibilización de la posición brasileña en comparación con otros tratados bilaterales. Sin embargo, los cambios más significativos serán consecuencia del proceso de reformas MERCOSIJR Y I.IR~KAI.I/A~‘ION C‘(OMCRCI.41. III constitucionales en curso en Brasil. Para Argentina, el Protocolo de Colonia no introduce innovaciones porque el r&gimen de inversión extranjera ha sido generosamente liberalizado en años recientes. 2. SERVICIOS FINANCltKOS Aunque el Tratado de Asunción estableció el libre comercio de bienes y servicios, no se ha establecido un calendario o una provisión respecto a los medios para avanzar en la liberalización del sector servicios. El sector de los servicios financieros, en particular, presenta grandes asimetrías regulatorias entre los paises miembros del MERCOSUR. Mientras el mercado financiero argentino ha tenido un vasto proceso de liberalización en los últimos años, el régimen brasileño es bastante restrictivo. Es más, algunas regulaciones brasileñas son parte de la Constitución de 1988’7. En cuanto a ias políticas regulatorias, los países miembros han acordado adoptar las reglas de la Convención de Basilea sobre requisitos minimos de capital, pero su puesta en práctica aún se halla pendiente en el caso de Paraguay. Las cuatro autoridades regulatorias están negociando asimismo la aplicación de un régimen consolidado para la supervisión de la banca, la clasificación de deudores y las reservas precautorias. Las asimetrías regulatorias son también notorias en el mercado de seguros. El mercado de seguros argentino se encuentra temporalmente cerrado al establecimiento de nuevas empresas -excepto para cl retiro o para empresas reaseguradoras-, compradas por empresas pero internas compaiiias existentes con tratamiento En contraste, con un monopolio estatal establecido en el negocio de reaseguros. ADQUISICIONES de seguros brasileño pueden nacional norma. 3. el mercado las o extranjeras es fuertemente ser como regulado, DEL GOBIERNO Las regulaciones para las adquisiciones del gobierno también varían entre los países del MERCOSUR. Mientras el régimen argentino es de tipo abierto y el tratamiento nacional es la regla, en Brasil prevalecen las preferencias para los proveedores domésticos. El articulo 171 de la Constitución de ese pais autoriza el tratamiento preferencial para empresas de capital “nacional”. El Decreto Ley N” 2300, que regula las adquisiciones del Estado, establece que los productores domésticos tendrán preferencia cuando el precio, la calidad y los plazos sean comparables con los de los proveedores extranjeros. Las 112 ROBERTO BOUZAS regulaciones que rigen las compras de algunas firmas estatales detenninan que sus adquisiciones se orienten sólo a los licitantes nacionales (por ejemplo Telebras para equipos de telecomunicaciones, y Petrobras para insumos del petróleo). El Decreto Ley N” 666 estipula también que cl transporte de los bienes importados comprados por el Estado debe hacerse efectivo en buques brasileños. El impacto de esta regulación, sin embargo, está siendo erosionado por la privatización. 4. POLITICA DE COMPETENCIA En junio de 1995, la Comisión de Comercio ha propuesto al GMC un estatuto de defensa de la competencia. El GMC decidirá si dicho estatuto se toma como referencia para las legislaciones nacionales (proveyendo de parámetros comunes) 0 si se aplica como protocolo. Los principios básicos de armonización incluyen las prohibiciones convencionales a las prácticas que afectan la competencia y el libre acceso a los mercados (prácticas colusivas y abuso de posición dominante). Las operaciones entre empresas con más de un 20% de participación en el mercado serán supervisadas por los países miembros. La Comisión de Comercio también establecerá un comité técnico que deberá identificar políticas públicas que puedan influir en las condiciones de competitividad en la región. IV. RELACIONES COMERCIALES EXTERNAS MERCOSUR: NAFTA, ALADI Y OTROS DEL La composición del comercio externo del MERCOSUR por región y por mercancías otorga una alta prioridad al muhilateraiismo. Pero el escenario internacional predominante sugiere que las iniciativas regionales continuarán jugando un papel clave en las relaciones comerciales externas del MERCOSUR. En particular, es probable que el regionalismo se convierta en un instrumento para la conformación de las relaciones con el resto del hemisferio occidental y los países europeos. En la práctica, ello se refiere a las relaciones con el NAFTA, la ALADI y la Unión Europea. 1. EL ACUEKDO NOKI EAMEKICANO Db LIBKE COMEKCIO (NAFI’A) El establecimiento del NAFTA y el anuncio por las administraciones de Bush y Clinton de que podrán negociarse nuevos acuerdos de libre comercio con otros países del hemisferio occidental dieron origen a reacciones dispares entre los miembros del MERCOSUR (Bouzas. 1994). Para Paraguay y MERCOSIJR Y I.IHtKAI I/AC‘ION COMTRCIAI. 113 Uruguay cl tema pasó casi inadvertido, y la atención pública y las energías burocráticas se canalizaron hacia el más relevante proceso subregional de apertura comercial preferencial. En Brasil, en tanto, la opción de negociar un acuerdo de libre comercio con el NAFTA o Estados Unidos Iùc considerada en general con escepticismo, mientras que en Argentina dio origen a reacciones positivas -por lo menos en círculos oficiales- y a una discusión pública. En un momento dado las divergencias entre los dos socios más grandes amenazaron con bloquear el progreso hacia la unión aduanera; sin embargo, la materialización de dicha unión en cncro de 1995 sepultó el tema por ahora. Los puntos de vista disímiles entre los gobiernos brasileño y argentino se explican por difcrcntes “preferencias” políticas con Brasil, supuestamente más reticente hacia la apertura comercial unilateral y más prudente respecto de un acuerdo comercial preferencial con Estados Unidos. Aunque tales diferencias jugaron un papel innegable, probablemente resultan más relevantes ciertos factores estructurales subyacentes. Si es así, incluso en un escenario de una convergencia política más estrecha entre ambos países ~ algo que cabe esperar en el futurc+ cs probable que persistan ciertas diferencias respecto a cómo enfocar posibles futuras negociaciones con Estados Unidos o el NAFTA. No obstante la alta concentración comercial de los paises menores con sus vecinos más grandes, todos los socios del MERCOSUR tienen en común el ser “comerciantes globales”18. Efectivamente, Estados Unidos no es en este caso un socio comercial “natural” -al menos como lo es de México y de las economías de la cuenca caribeha-, pero sí es un importante abastecedor y un mercado importante para las importaciones y exportaciones del MERCOSIJR. Ello es especialmente cierto en cl caso de las exportaciones brasileñas, un cuarto de las cuales se destinan al mercado estadounidense. Más importante aún, las exportaciones del MERCOSLJR a Estados Unidos están tendiendo hacia los productos manufacturados, lo que estaría expandiendo el espacio para ganancias dinámicas. El acceso mejorado y predecible al mercado es un objetivo compartido por todos los miembros del MERCOSUR. Sin embargo, su relevancia en cada caso nacional depende de dos factores: el primero son las diferencias en la influencia de las condiciones de oferta y acceso al mercado sobre el desempeño de las exportaciones a Estados Unidos. Efectivamente, mientras que las condiciones de acceso al mercado norteamericano (particularmente las IX Esta sección extrae información del estudio de cuatro casos nacionales whrc las relaciones entre el Mercosur y Estados Unidos Ve, Barhora. Bouas y Tussic ( 1994). Ua Motka Vciga ( 1994). Rodriguez Giy~a ( 1994) y Borda y Masi ( 1994) II? ROBERTO BOUZAS barreras no arancelarias y la protección continsete) parecen jugar un papel importante en el caso de las exportaciones brasilefias. las limitaciones de oferta parecen mas decisivas para los dos países menores, incluyendo la Argentina (Barboza, Bouzas y Tussie, 1994). La segunda calilicación se relaciona con las dificultades para eliminar. sobre una base bilateral o tninilateral, muchas de las restricciones comerciales que afectan a las exportaciones del MEKCOSIJR al mercado estadounidense, particularmente para los productos agrícolas. Aquí los temas invohtcrados -como 105 subsidios de producción y exportaciónson principalmente sistémicos y sólo pueden ser tratados adecuadamente sobre una base multilateral. Los paises del MERCOSUR también comparten incentivos “defensivos” respecto de sus relaciones comerciales con Estados Unidos, pero nuevamente su importancia difiere de un país a otro. Las exporuaciones brasileñas parecen las más dañadas por las preferencias del NAFTA: aunque estimaciones rccicntes han encontrado que el efecto estático del acceso de México al NAFTA sobre las exportaciones brasileñas es moderado, el efecto sobre dichas exportaciones de la eliminación de Fas barreras no arancelarias norteamericanas a las importaciones de fruta, productos dc acero, maquinaria, automóviles y tcxtilcs tncxicanos puede cambiar esta conclusión en el mediano plazo, particularmente cuando se considera su efecto sobre las decisiones de inversión (da Motta Veiga, 1994). El efecto estimado sobre las exportaciones argentinas es más modesto. Nogués (1993) argumenta que las condiciones relativas de acceso de casi un tercio de las exportaciones argentinas a Estados Unidos pueden verse afectadas negativamente por el NAFTA, pero otras estimaciones sugieren que en términos absolutos el efecto no será considerable”. Resulta interesante indicar, para el caso de Argentina, que tas exportaciones despkdzaddsen el mercado mexicano son de mayor importancia (en relación a las exportaciones totales) que las desplazadas en el mercado de Estados IJnidos. Sin embargo, las condiciones de acceso a otros mercados regionales podrían deteriorarse si el NAFTA se expande mediante acuerdos minilaterales o bilatcralcs. Nuevamcntc, estos cfcctos serán más importantes en el caso de Brasil, pero también juegan un papel para Argentina. Para Paraguay y Uruguay, el riesgo de erosión de las preferencias en el mercado subregional es probablemente el más relevante. 19 Bianchi > Robbio (1994) calculan un US$IO millones las pkdidasrr~el nwcadodeUSA MEKCtOSiIK Y I IBtKALIZACION COMERCIAL - 115 La naturaleza divergente de los incentivos que existen en el MERCOSUR para negociar un acuerdo de libre comercio con el NAFTA puede explicarse por dos razones. Una es la significación de los costos de ajuste involucrados en la liberalización preferencial con Estados Unidos. La otra se refiere a las divergencias predominantes en los temas no fronterizos, los “temas nuevos” -inversión, servicios y propiedad intelectual- y los asi llamados “temas novísimos” (normas ambientales y laborales). Los incentivos asimétricos originados en costos de transicii>n divergentes pueden ser explicados por dos circunstancias, una de carácter estructural y la otra relacionada con la política. La primera es la diferencia en el grado de complejidad de las estructuras productivas nacionales; Brasil tiene una estructura productiva más sofisticada, lo que sugiere altos costos de transición a corto plazo. Sin embargo, dicha situación aumenta a la vez la potencialidad para cosechar ganancias dinámicas en el mediano a largo plazo2’. La segunda circunstancia -no completatnente independiente de la primera- es la divergencia en los niveles predominantes de protección legal. En todo caso, este último obstáculo comienza a desaparecer pro resivamente una vez entrado en vigencia el AEC (a partir de enero de 1995)2k Las diferencias que se originan en prácticas no fronterizas -los “temas nuevos” y “los temas novísimos”también deben ser tomadas en consideración. Se dice que las dos economías menores tienen pocos conflictos con Estados Unidos sobre estos temas, aunque la implementación puede presentar dificultades, sobre todo en el caso de Paraguay. En cuanto a Argentina, el proceso de reforma emprendido en los últimos años ha eliminado muchas de las diferencias preexistentes. DC hecho, el único tema pendiente es el de la protección a los derechos de propiedad intelectual, actualmente bajo consideración del Congreso. Para Brasil, en contraste, esta agenda extendida implica problemas más complejos. La armonización de prácticas no fronterizas, “temas nuevos” y “temas novísimos” según los lineamientos patrocinados por Estados Unidos, exigiría cambios considerables en las prácticas domésticas. En Brasil el sector servicios y el régimen para la inversión extranjera están fuertemente regulados. Los obstáculos no fronterizos al comercio son también extensivos, 20 Pera un análisis de esta ambiguedad y de las conclusmncs conrra~tantes con el análisis convencinnal. ver Bouzas y Ros (1994) 21 LS mas. las actitudes prevalecientes haciala políticacomercial pueden w má? retoricx que concretas Brasil. señalado como el más proteccionista, ha Ilcrado a cabo SI, proceso de liberalizaciones sin titubeos ni interrupcionrs. hasta fines dc 1994 Fn contraste, Argentina se ha visto forzada a aplicar barreras 110 arancelaria\ puntuales, como las dc l9Y3 Contrariamente a lo que se cree, el promedio de la lasa arancelaria brasileña en 1994 era menor que el de Argentina (incluyendo la sobreka estadlstica a la mportacinnes) 116 ROBERTO BOUZAS particularmente a raíz de los monopolios públicos y del régimen de adquisiciones gubernamentales. También es probable que la agenda ambiental y laboral cause irritación, como ya se ha visto recientemente, sobre todo en el campo ambiental. Sin embargo, algunos de estos puntos tendrán que ser abordados por el MERCOSUR en un futuro próximo. Asi, las negociaciones intrarregionales podrán contribuir a preparar el camino para negociaciones futuras con Estados llnidos. En síntesis, no todos los países del MBRCOSUR encuentran igualmente deseable un acuerdo comercial prefcrcncial con Estados Unidos o el NAFTA. Para los socios menores, el punto principal es la liberalización comercial subregional; sus incentivos principales respecto de Estados Unidos son defensivos: asegurar que las preferencias en el mercado subregional no sean erosionadas unilateralmente. Para Brasil el balance es diferente: sus exportaciones tienen probabilidades de ganar más --en términos del acceso a mercados- de la liberalización comercial preferencial frente a Estados Ilnidos, y es también el país más seriamente amenazado por la desviación de comercio en los mercados norteamericanos. Las exportaciones brasileñas pueden sufrir también en los mercados regionales si el NAFTA se expande a otros paises de América Latina. La renuencia de Brasil a entrar en negociaciones con Estados Unidos y/o el NAFTA surge de la difundida creencia de que el ajuste y los aspectos macroeconómicos planteados por la apertura comercial no han recibido una atención adecuada en el NAFTA, y de que es improbable que dicha situación cambie en el futuro (da Motta Veiga, 1994). Finalmente, el caso de Argentina es peculiar. Aunque el acceso a mercados no es un punto clave en sus relaciones comerciales con Estados Unidos, el gobierno argentino en ciertas oportunidades ha parecido muy interesado por la perspectiva de negociaciones sobre libre comercio con Estados Unidos yio el NAFTA. F.1incentivo principal parece haber sido la consolidación de las reformas económicas y la obtención de un “sello de aprobación” para las políticas domésticas. Asimismo puede haber influido el objetivo de fortalecer su postura negociadora frente a Brasil. Frecuentemente se ha aducido que resulta altamente insatisfactorio evaluar el impacto de un acuerdo preferencial con Estados Unidos y/o el NAFTA tomando en consideración únicamente los flujos comerciales. Sin embargo, la idea de que los países menores del MERCOSUR (incluyendo a Argentina) se beneficiarán mucho de los flu.jos de inversión directa si se negocia un acuerdo preferencial con Estados Unidos no parece convincente. frente a México y un acuerdo Las desventajas de localización preexistente con México son dos poderosas razones en contra. MEK~‘OSIIK 2. Y I IHt:RALIZACION LA ASOCIACION 117 C‘OMFRC’IAL LATINOAMERICANA DE INTEGKACION (ALADI) El MERCOSUR es un factor clave en las relaciones comerciales dentro de América Latina, y también en el proceso de apertura comercial preferencial en el hemisferio occidental. Sus miembros contribuyen con aproximadamente el 40% del total de los flujos comerciales bidireccionales en la ALADI, mientras que los montos comerciales inlra-MERCOSUR superan los dos tercios del comercio exportaciones-importaciones intra-ALADI. Desde el principio, el MERCOSUR ha dejado una puerta abierta a la inclusión de Chile. El artículo 20 del Tratado de Asunción estableció que el acuerdo se abriría a la adhesión de otros miembros dc la ALADI tras un quiquenio de espera (los paises que no participan de acuerdos subregionales o extra-regionales podían incorporarse inmediatamente). A pesar de esta cláusula hecha a la medida de Chile, los sucesivos gobiernos de ese país se han mostrado reacios a aprovecharla, supuestamente debido a las políticas comerciales divergentes y a la inestable trayectoria macroeconhmica del MERCOSUR. El establecimiento de MERCOSUR como unión aduanera a partir de enero de 1995 implica que todo arreglo preferencial bilateral deberá caducar, aunque los acuerdos existentes SChan extendido hasta el 30 de junio de 1995 a fin dc concluir negociaciones con los países socios. MERCOSUR ha hecho ya una oferta a sus socios de ALADI, cuyos puntos principales son: “Multilatcralirar” las preferencias bilaterales preexistentes, a menos que haya oposición expresa dc uno de los socios del MERCOSIJR. Otorgar un mínimo de preferencia generalizada de 40% a los restantes productos. Definir un calendario para aumentar los márgenes de preferencia automática y linealmente. Definir una lista de productos exentos y un calendario para su gradual eliminación. Definir una lista de productos sensibles que recibirán una preferencia inferior al mínimo (30%), por un periodo de tres años. Después de este período dc espera. y si las barreras no arancelarias se han armonizado o eliminado, los productos SCintegrarán al programa general. Un acuerdo sobre reglas de origen, salvaguardias, solución de controversias, zonas libres de impuestos, valorización aduanera, incentivos a la exportación, rcgímenes especiales de aduana, armonización de técnicas y normas sanitarias, y prácticas comerciales desleales. Extensión automática de beneficios negociados con miembros extraregionales. ll8 ROBERTO BOUZAS Los dos casos más complejos serán las negociaciones con México y Chile. Las primeras serán problemáticas debido al NAFTA: el Artículo 44 del tratado de la ALADI establece que los países miembros deben extender automáticamente las preferencias otorgadas a partes extra-regionales. A pesar de ello. México no extendió a los miembros de la ALADI las prefcrcncias otorgadas a Canadá y Estados Unidos. I.as consecuencias de esta negativa tuvieron un principio de solución a mediados de 1994, al firmarse un protocolo interpretativo del Artículo 44. Según dicho protocolo, un país miembro dc la ALADI podría pedir una suspensión temporal de sus obligaciones derivadas del Articulo 44, a cambio del compromiso dc efectuar negociaciones bilaterales con los demás socios, con el propósito de mantener un nivel de concesiones igualmente favorables que las de antes del nuevo acuerdo. El protocolo establece un calendario de negociaciones y crea un Grupo Especial para determinar la compensación apropiada si no se alcanza un acuerdo. México aún no ha comenzado las negociaciones. Los temas en juego en el caso de Chile son más sustantivos. Argentina, sobre todo, ha insistido en la búsqueda de alternativas para incorporar a Chile al MERCOSUR, pero sus esfuerzos se han visto frustrados por la renuencia de los otros socios a aceptar un mecanismo especial para cl acceso dc Chile, y por la negativa de éste a comprometerse con los AEC. Es posible que Chile deba pagar un precio -probablemente la no participación en los cuerpos gobernantes o un proceso de eliminación arancelaria más prolongado- para ingresar a la unión aduanera. El MERCOSUR es un mercado atractivo para las exportaciones chilenas, no solamente a causa del valor del comercio sino, sobre todo, por su composición: Chile vende la mayoría de sus exportaciones manufacturadas a la subregión, y la proporción de productos comerciados con preferencias es más alta para las exportaciones chilenas a MERCOSUR que para las exportaciones del MERCOSUR a Chile22. A mediados de 1994 el gobierno brasileño propuso iniciar negociaciones para crear un Area Sudamericana de Libre Comercio -ASLCcon base en las convergencias entre el MERCOSUR, el Pacto Andino y Chile. La propuesta implicaba negociaciones para establecer un calendario para una reducción automática, lineal y progresiva de las tarifas arancelarias, por un mínimo del 80% de las líneas arancelarias totales, así como la remoción de las barreras no arancelarias. Las excepciones se incorporarian gradualmente al proceso de liberalización. Si se materializa, MERCOSIIR Y LIBERALIZACION COMFRUAL 119 algo parecido al ASLC puede convertirse en un actor clave en el proceso de apertura comercial en el hemisferio occidental. 3 IA IINION EUROPEA La Unión Europea (UE) es otro de los interlocutores para negociaciones comerciales minilaterales con MERCOSUR. En junio de 1994, el Consejo Europeo reunido en Corfú decidió fortalecer las relaciones con los países del MERCOSIJR bajo dos condiciones: el establecimiento de un AEC y la definición de una representación común para negociar con la UE. Ambos requisitos se cumplieron con el establecimiento de la unión aduanera en enero de 1995. Las etapas de la negociación han contemplado la firma de un acuerdo marco interregional para la cooperación comercial y económica (fines de 1995), al que le sigue la negociación de un acuerdo de libre comercio. El interés de la UE en el MERCOSUR se basa en razones comerciales, pero también en intereses de política exterior más amplios. Los países del MEKCOSIJR son los socios más importantes para la inversión y el comercio de la UE en América Latina. Además, un acuerdo con MERCOSUR asegura a la UE una presencia más efectiva en el sur de las Américas, para contrarrestar la progresiva influencia de Estados Unidos después del NAFTA y la propuesta de un área hemisférica de libre comercio. Además, el que el MERCOSIJR haya adoptado la estructura dc una unión aduanera antes que la de un área de libre comercio la hace más similar -salvando las distancias- a la estructura de la UE. Sin embargo, es probable que la agenda de negociación resulte sumamente compleja. A principios de 1995 la UC acordó finalmente no excluir ningún sector de las negociaciones. En un comienzo ésta había mostrado una fuerte preferencia por negociar un área de libre comercio referida únicamente a productos industriales. Tal objetivo habría fracasado tanto en el cumplimiento de la prueba del Artículo 24 de la OMC incluir “sustancialmente todo el comercio”- como también en la satisfacción de las expectativas del MERCOSIJR, que incluyen la extensión de la, negociaciones a los productos agrícolas. Es posible que ello retarde el proceso de apertura comercial recíproca, pero con el beneficio de una cobertura de productos más considerable. V. CONCLUSIONES Los logros del MERCOSUR son notables comparados con situaciones del pasado. Los flujos de comercio se han expandido rápidamente, y las corrientes IZO ROBERTO BOLIZAS de inversión han mostrado algunas sefiales de respuesta. Ademas, como parte de la expansión comercial ha sido de tipo intra-industrial -donde es más probable obtener economías de escala-, la desviación de comercio puede no haber tenido un costo en términos del bienestar neto de los consumidores. Las condiciones domésticas -es decir, la apertura comercial unilateral y el contexto internacional 41 resurgimiento de los acuerdos indiscutiblemente han jugado un papel en este comerciales preferenciales proceso. En este contexto, las relaciones comerciales entre socios comerciales naturales, tradicionahnentc orientados hacia adentro, se han incrementado fuertemente. I.a inestabilidad macrocconómica no ha ido en detrimento de la ampliación de las interacciones comerciales, gracias a factores ud hoc tales como el fácil financiamiento externo hasta 1994 y un rápido crecimiento de kas corrientes comerciales bikterales. Pero el entorno financiero externo favorable de principios de los 90 ya se ha esfumado. Desde 1995 en adelante, es más probable que las trayectorias macroeconómicas divergentes influyan más fuertemente sobre las corrientes comerciales. Sin embargo, si Brasil es capaz de estabilizar exitosamente su economía, y si Argentina evita una crisis financiera, el MERCOSUR ofrece rdZOneS para el optimismo. Como el relativamcntc ba.jo cocfíciente de importación de la economía brasileña deberá aumentar, el margen de preferencia del que disfrutan los socios del MERCOSUR podría conducir a una veloz expansión del comercio intrarregional. Donde el MERCOSUR debe hacer más progresos en el futuro -y de una forma rapida y segura- es en el área institucional. La renuencia a crear agencias supranacionales parece comprensible, dada la experiencia previa en América Latina, y también el hecho de que la supranacionalidad no compensa un compromiso político débil y una interdependencia poco sólida. Sin embargo, para avanzar hacia la unión aduanera y la profundización, un número cada vez mayor de temas tendrá que ser tratado con mecanismos supranacionales, más que mediante negociaciones intergubernamentales. La conduccicin de las relaciones comerciales externas del MERCOSUR también será una demostración de su coherencia y compromiso hacia el futuro. Continúa pendiente una compleja agenda de negociaciones con la ALADI y, si los compromisos de Miami se materializan, con el resto del hemisferio occidental (particularmente con el NAFTA). Un procedimiento acordado para avanzar hacia la armonización de los arreglos comerciales subregionales preferenciales en cl hemisferio occidental exigirá una participación activa tanto del NAFTA como del MEKCOSUR, los dos grupos comerciales más grandes en la región. Para que ello ocurra, este último deberá diluir progresivamente los conflictos internos sobre la base del sentido económico de la asociación natural que vincula a sus miembros entre sí. MERCOSIIK Y I.IHtKALIZACION COMFKCIAL 121 REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS BANCO MUNDIAL ( 1994). C?‘w/</liewlopw~r Hqor-1 IYW. Washin@on DC HAKHOZA J C R BOIJZAS y D TUSSIE ,1994), “Las relaciones comerciales Estado9 I!nidos-MERCOSUR la agenda mimlateral Ll caso de Ar_eentina”, Docwwn~u~ e Inbrnze~ de lnresrr~n&n N” 166. Buenos Aires. FLACSO BIANCHI. E y KOBBIO. .l (1 YY-I). Trando de 1rhl.eCOIIIEITIOde .t~kr,ri/ dei Vwre. desviu de romvcro en p~~,~rrrrrade ..lr~rnlinu,~ B,z~sI/.Buenos Aires, CEI, mimen BORDA. D ) F MASI (14Y4). “Las relaciones comerciales Estados Unidos-MEKCOSUK la agenda minilateral El caso de Parepuq”, Docw~enloî e 1~~f~nnesde Inwsf,gari~n N” 167, Bueno\ Airc\ kl ACSO BOUZAS. R. (1992). “IJS-MERCOSUR Frec Tradc”, en S Sahorio & contrihutors. T%ePwmrsc and Ihe Promu~ I,ree ïinde ,>,rhe ,Anren~ns. Ne\h Brunswick, Transaction Uooks BOUZAS. K (1994). “Las rrlacioncs comerciales MERC‘OSUK-Lstados Ilnidos. Elementos para una agenda minilateral-‘, Serir LIocrrnwzlos de Trabqu N” 4, Bucno\ Aircï, ISFN BOUZAS K y J. 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Durante este proceso los “socios menores” tienen muy poca tlexibilidad para redefinir parámetros que se descubren como problemáticos’. En contraste, en el Mercosur se da un proceso más iterativo cuyos pasos son una negociación parcial, la definición de objetivos generales y la puesta en marcha de algunos acuerdos iniciales; posteriormente, se inicia una nueva ronda de negociaciones que conduce auna definición más detallada de los objetivos, lo que permite hacer ajustes a lo largo del camino e incluso cambiar de dirección si es necesario. Sin duda, esta flexibilidad del Mercosur se debe en gran parte a que éste no involucra a un socio como Estados IJnidos, cuyo predominio absoluto en el Nafta determina rígidamente la naturaleza del acuerdo, tal como lo ha enfatizado Bruce Wilkinson. El Mercosur es un acuerdo de alcance más reducido, sin el impacto que el Nafta ha tenido sobre Canadá y, particularmente, sobre México. La magnitud del impacto del Nafta procede del hecho de que no se trata sólo de uro acuerdo comercial y de inversiones; el NafPd es mucho más que eso: es un marco condicionante orientado a promover y consolidar un proceso de ajuste estructural. El acuerdo de libre comercio con Estados IJnidos que Canadá pone en marcha en 1989 indica el comienzo de una transformación estructural 1 Unc podna augcrir que Mcxico. sumido actualmcntc cn una crisis. bien qucrria rcdetinir aspectos del Nafta que han contribuidu a la desestabiliackín economica ) social de CSCPals Es el caso. por ejcmpla dc la IibcraliraciCm gradual pcn, complcla del comercio dc grano\ básicos. un elemrnlo que contribuye a la deiestabili~acion social del qro mexicanu Las reglas que promueven la librraliraci6n financiera y de IO& flujos de capilal diîicullancl rcstablccimicnto dc controles que limiten cl cfccto dcscstabilizador dc cstos flujos Sin embargo. cn Iü practicó.la opci6ndc cchar marcha atras ) rcdclinir cicrto~ temas esta cerradtI MERCOSUR Y LIBERALl7A(‘ION (‘OMtRC‘IAL -123 de ese país. Asimismo cl Nafta es abiertamente promovido como un tratado internacional que sella las profundas transformaciones que México ha experimentado durante la última década, al modo dc una barrera que impide la vuelta atrás. Tal circunstancia no debería resultar sorpresiva para nadie, puesto que el Nafta responde directa y agresivamente a los intereses estratégicos de Estados Unidos y de las corporaciones transnacionales norteamericanas, intereses que pueden ser identificados de forma muy precisa. Un excelente ejemplo de ello cs la agenda de derechos de propiedad intelectual (DPI) promovida a través del Nafta y otros acuerdos “comerciales” como la Ronda Uruguay. Esta transformación en el sistema regulatorio de los derechos de propiedad intelectual tendrá una influencia duradera y significativa sobre los países de la región. Para no extenderme demasiado mencionaré un solo aspecto clave: la extensión de los derechos monopólicos sobre medicinas patentadas y las restricciones consiguientes a la distribución dc remedios genéricos más baratos provocan un alza en el precio de las medicinas, además dc la limitación en el acceso a los servicios de salud para los sectores empobrecidos. Por ésta y otras rarones, el Nafta tiene un impacto negativo directo sobre la salud y el bienestar dc los canadienses y los mexicanos. Entiendo que Chile ya ha comenzado a transformar su legislación cn materia de derechos de propiedad intelectual como precondición para negociar su acceso al Nafta; lamentablemente, la experiencia en otros países indica que la salud de los chilenos también se verá afectada directamente por esa circunstancia. La agenda de negociación de Mercosur es bastante más limitada y posee una vinculación más cercana a las necesidades de la región en si misma; hay quizás en el Mcrcosur -aunque siempre será oportuno relativizar este comentario-~ un mayor reconocimiento de las disparidades existentes entre los miembros de dicha asociación comercial. Cuando se habla de disparidades, en todo caso, no se está aludiendo principalmente al tamaño de las economías -Uruguay y Paraguay son economías muy pequeñas-, sino al nivel de desarrollo, en términos de producto per cápita, por ejemplo. Un problema fundamental del Nafta, según mi parecer, es la falta de reconocimiento que ha catalizado la seria crisis mexicana. La agricultura mexicana se caracteriza por agudas disparidades. En el Mercosur se reconoce -como lo menciona Roberto Bouzas- que el precio internacional del trigo no es un precio de equilibrio, sino un precio afectado por los subsidios que algunas economías desarrolladas proveen a sus productores de trigo. En el contexto del Nafta, un país como México tendrá que eliminar todas sus trabas a la importación de productos agrícolas, aun si éstos son subsidiados por otros países. Además, México ha debido desmantelar gran parte de sus sistemas de subsidio y apoyo técnico a la ROBERTO BOIJZAS 124 agricultura, creando una situación de gran des=Jaro y ruina en el sector, la que a la larga conduce a la emigración en grandes proporciones hacia las ciudades mexicanas y estadounidenses. Este es el resultado de una agenda de negociación agrícola que no consideró las realidades sociales de un país como México, y que en cambio sí SC hizo cco de los intereses de las grandes transnacionales de alimentos instaladas en Estados Unidos. las que tienen un interés estratbgico en desarrollar en México un sector exportador de frutas y verduras de bajo costo orientado al mercado estadounidense. Como podemos ver, el Nafta asume una posición desestabilizadora y miope que ha contribuido directamente al empobrecimiento y al deterioro social del área rural. lo que en gran medida explica la insurrección de Chispas. Las inversiones, por su parte, han representado un asunto muy problemático, por lo menos desde el punto de vista mexicano. El sentido general de las provisiones apunta hacia una eliminación del control sobre la inversión extranjera -sobre todo con la aplicación estricta de la cláusula de “tratamiento nacional” para la inversión proveniente del otro país- y a la desregulación casi completa de los flujos de capitales internacionales. Este nuevo marco regulatorio ha tenido un cfccto catastrófico en México, puesto que ha contribuido a la agudización de la inestabilidad económica, sobre todo a nivel macroeconómico. La crisis mexicana de estos momentos ha sido, en parte, causada por una confluencia masiva de capitales volátiles hacia el interior de la economía -capitales que se mantuvieron en la esfera financiera, sin propagarse casi hacia la estructura productiva del país-. y que, tras originar un descalabro en la balanza de pagos, huyeron del país (y de la región) por una creciente falta de “confianza” en Wall Street, dejando tras de sí un desastre económico y social. Este es un tema de gran relevancia para Chile, puesto que este país ha logrado mantener un nivel envidiable de estabilidad macroeconómica, en parte gracias a los controles existentes sobre la inversión extranjera, y también debido a cierta regulación de los flujos internacionales. Lamentablemente, dicho marco regulatorio es altamente divergente de los objetivos globales estratégicos de Estados Unidos, que puede “utilizar“ la anexión chilena al Nafta para presionar por cambios que podrían contribuir a algún nivel de desestabilización económica. Este es, entonces, un punto en el cual los negociadores chilenos deberán actuar con la mayor cautela. ALEJANDRA MIZALA El traba.jo de Roberto Bouzas constituye un análisis muy completo dc lo que ha estado ocurriendo con el Mercado Común del Sur -Mercosury de las opciones que este bloque comercial tiene hacia el futuro. MF-RCOSIIR Y LIBERALIZACION COMERCIAL 123 Un primer elemento que yo destacaría cs la interacción positiva. potcnciadora, entre los procesos de liberalización unilateral dc las economías que componen el Mercosur, y el proceso de integración. Una de las características de lo que podemos denominar una nueva fase integracionista en América Latina a partir de los años SOes que ésta be da conjuntamente con una apertura comercial unilateral de los países latinoamericanos, 10 que contrasta con la posición característica de los años 60 que no dejaba máa opción que escoger entre una apertura unilateral o la negociación de acuerdos bilaterales o regionales. Del trabajo de Bouzas se desprende que uno de los elementos que han permitido el avance del proceso integracionista del Mercosur. a pesar de la gran inestabilidad macroeconómica de los principales paises miembros, ha sido el creciente y sostenido aumento de los flu.jos comerciales entre estos países, el cual se explica fundamentalmente -aunque hay otras razones- por la reducción arancelaria unilateral, que potenció factores tales como las circunstancias geográficas, provocando una importante creación de comercio entre socios naturales2. En otro sentido, el proceso de formación del Mercosur ha sido un importante catalizador de las relòrmas económicas liberalizadoras llevadas a cabo en los paises miembros, dado que, por una parte, los compromisos asumidos a nivel regional hacen más creíbles las reformas nacionales, y por otra, la integración regional a través del efecto de reciprocidad mueve muchas veces a los países a aplicar medidas de liberalkación más profundas que las que estarían dispuestos a llevara cabo en forma unilateral. Este puede ser, por ejemplo, el caso de Brasil, que ha realizado su apertura comercial sin interrupciones ni retrocesos, a pesar dc su imagen proteccionista. La misma idea puede ser útil para comprender por quC, si bien ha habido un significativo aumento en los flujos de comercio de bienes al interior del Mercosur, no ocurre lo mismo con otras materias de integración como la inversión, por ejemplo. En efecto, los datos que Bouzas presenta muestran un comportamiento relativamente modesto de la inversión entre Argentina y Brasil, sobre todo comparados con los montos que Chile ha invertido en Argentina cn los últimos años3. Ello se explicaría por las diferencias existentes en las regulaciones sobre inversión en los principales países del Mercosur (el tratamiento a la inversión extranjera es mucho más liberal en Argentina que en Brasil) y por el hecho que las negociaciones del Mercosur 2 3 El patron de con~ercio está si@kaiivamente influenciado por la localizaci6n geo~r%ica dos paisesquetieoenfronteras comunesesperimentan, CCIEI’IS pmrbzrs. 0.7% más comercio Ver Hamilton y Winterí (1992) y Frankel (1992) La inversión chilena eo Argentina rcalizida sólo a través del Capitulo XII del Compendio de Normas de Cambios Internacionales alcawa una cifra equivalente a US$ 730 millones 126 ROBERTO BOUZAS no han avanzado aún lo suficiente en temas como el tratamiento de la inversión extranjera y la armonización de las regulaciones que afectan al sector servicios. Tales ítemes, como postula el autor, deben ser planteados en la mesa de negociación si se quiere lograr efectivamente una unión aduanera. Por lo tanto, la agenda que tiene por delante el Mercosur, antes dc convertirse en una unión aduanera efectiva, es densa y compleja. Esta complejidad reside no sólo en los temas que requieren de acuerdos, sino también en la situación económica de los países miembros, en particular en la evolución de sus saldos comerciales bilaterales. También quisiera agregar algún comentario sobre Chile y el Mercosur, si bien es un tema que el trabajo de Bouzas sólo esboza brevemente. Como es bien sabido, Chile ha optado por un modelo de economíade mercado abierta al mundo, y su mejor alternativa dentro de este contexto es continuar fortaleciendo la presencia del país en los mercados externos. Para ello, tal como Chile lo ha venido haciendo durante los últimos años, es necesaria una estrategia que sustente múltiples objetivos, profundizando su apertura unilateral y suscribiendo diversos acuerdos comerciales ya sea en bloques o bilaterales. En este sentido, una asociación con el Mercosur es extremadamente importante para Chile, por varias razones. En primer lugar, el comercio de Chile con este bloque ha crecido fuertemente en los últimos años: las exportaciones aumentaron en 107,4%, y las importaciones en 82,8% en el período 1990-94, siendo Argentina y Brasil su tercer y cuarto socios comerciales, respectivamente. En estos resultados, las preferencias que Chile ha negociado con los países del Mercosur en el marco de la AI,A DI han tenido un papel centra14. En segundo lugar, Chile exporta productos manufacturados principalmente a los países latinoamericanos <uyos mayores mercados son Argentina y Brasil-, tendencia que debe mantenerse para avanzar hacia una mayor diversiticación de la canasta de bienes exportados por el país. En efecto, un 34,7% de las exportaciones totales de Chile a ALADI en 1993 fueron productos industriales, mientras que sólo un 1% y un 12,8% de las exportaciones totales a sus dos principales socios comerciales, Japón y Estados Unidos, cran productos industriales. En tercer lugar, a Chile le interesa servir de puente entre el Mercosur y otros mercados, como los del Asia-Pacífico, aspiración que se ve favorecida con su reciente ingreso al Foro de Cooperación Económica del Asia-Pacífico 4 Más del 70% de Iab exportaciones chilenas a Argentina. y mBs del 93% de las exportaciones chilenas a Brasil cstä,, afectas a alguna prcfcrcncia arancelaria. Menos del 40% de las cxportacioncs argentinas a Chile, y menos del 30% dc laa brasilefias, están negociadas al interior dc la ALADI MCRCOSLIR Y LIBERALIZACION COMERCIAL 127 (APEC). Finalmente. IU asociación dc Chile con el Mercosur le facilitaría el establecimiento de un diálogo con la IJnión Europea. A pesar de todo lo anterior, en las actuales condiciones el ingreso de Chile al Mercosur resulta imposible. dado que el arancel externo común implicaría una vuelta atrás cn su proceso de apertura hoy consolidado y cuyos costos de ajuste el país ya sufrió. En este sentido, Chile está buscando formas alternativas de asociación con el Mercosur, en particular la posibilidad de una zona de libre comercio. Argumentos tanto estáticos como dinámicos avalan esta decisión: Chile tiene bastante que ganar en términos dinámicos, y poco que perder en cuanto a desviación de comercio, puesto que el arancel chileno es bajo y parejo y las manufacturas argentinas y brasileñas ya están aumenldndo su presencia en Chile sin necesidad de acuerdos preferenciales. Los productos manufacturados chilenos, por su parte, enfrentan clevadas barreras comerciales cuya eliminación podría incrementar las exportaciones hacia el Mercosur e incentivar mayores inversiones para abastecer este mercado. 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