INTERVENCION DEL SEÑOR CONTRALOR GENERAL DE LA REPUBLICA, DOCTOR EDGARDO JOSE MAYA VILLAZON, EN LA INSTALACION DEL SEMINARIO “LAS REGALIAS BAJO UN NUEVO ENFOQUE DEL CONTROL FISCAL”, EVENTO ORGANIZADO POR LA CGR Y LA ESCUELA DE GOBIERNO Y ETICA PUBLICA DE LA UNIVERSIDAD JAVERIANA. La crisis de la economía mundial, la más grave desde 20081, ocasionada principalmente por la sobre oferta de petróleo que se originó en yacimientos de los EEUU que resultaron de las nuevas tecnologías incorporadas por ese país, y en la desaceleración del crecimiento de la China, generaron una sobre oferta de bienes primarios2 que dio lugar a una drástica caída de sus precios, a punto de que por ejemplo el precio del petróleo, en menos de un año, se redujo de 103 a 40 dólares el barril, con una tendencia al estancamiento. Situación particularmente grave para América Latina y en especial para Colombia, cuyas exportaciones en un 75% corresponden a petróleo, carbón y oro no monetario, fuentes principales de los ingresos por regalías, lo que afecta de manera drástica y a largo plazo las proyecciones sobre las que se había construido el presupuesto del Sistema General de Regalías, 2015- 2016, proyecciones que inexplicablemente, a mediados del año pasado, cuando ya las señales de la crisis eran inequívocas, seguían soportándose en un precio promedio del petróleo de 85 dólares el barril. Tal situación fue analizada de manera oportuna por la CGR, que en un primer informe del Grupo Macro de regalías proyectó acertadamente la reducción en los ingresos del sistema como resultado de la caída de los precios del petróleo, en una cifra del orden de los $5billones, cifra que podría incrementarse en $4.3 billones dada la tendencia. En un país como Colombia, este escenario compromete significativamente las metas de crecimiento e inversión orientadas a lograr más equidad, igualdad social y cumplimiento de los fines esenciales del Estado, lo que reclama un mayor esfuerzo y compromiso del gobierno, de los órganos de control y en general del Estado y la sociedad, para afrontar las consecuencias del decrecimiento y la devaluación que hoy llega aproximadamente el 65%, correspondiéndole a la CGR contribuir, desde el ejercicio de sus funciones constitucionales y legales de vigilancia y control fiscal, a la protección y optimización de esos recursos y a la superación de una crisis que afecta de manera directa a los más pobres y desprotegidos. 1 Crisis generada por las hipotecas sub-prime en los EEUU, que afectó de manera importante a los bancos de los países desarrollados que las habían comprado. 2 Materias primas: minerales, hidrocarburos ( petróleo, carbón, gas, etc.), granos, entre otros. 1 La coyuntura descrita hace especialmente oportuno un ejercicio como el de hoy, que ha contado con el apoyo de la Escuela de Gobierno y Ética Pública de la Universidad Javeriana, pues debemos analizar en conjunto las perspectivas, los resultados, retos y compromisos de la estructura que desde mi llegada a la CGR, en septiembre del año pasado, hemos diseñado e implementado para atender el compromiso de vigilancia y control fiscal de los recursos que ingresan al país y se incorporan al Sistema General de Regalías. Esa estructura se diseñó a partir de la premisa fundamental que rige mi administración: una función de control y vigilancia fiscal orientada prioritariamente al mejoramiento y fortalecimiento de las entidades, antes que al ejercicio coercitivo y sancionatorio, sin que desde luego éste se excluya cuando se imponga, que garantice la mayor eficiencia y oportunidad en el cumplimiento de nuestra función de vigilancia y control. El Acto Legislativo 05 de 20113 modificó el sistema de regalías4 del país, con el objetivo de garantizar el principio de equidad en su distribución en tres dimensiones: Equidad intergeneracional, a través de un mecanismo para generar ahorros para épocas de escasez, promover el carácter contra-cíclico de la política económica y mantener estable el gasto público a través del tiempo. Equidad social, priorizando la inversión de los ingresos mineroenergéticos hacia la población más pobre. Equidad regional, a partir de un cambio en la distribución hacia toda la población, para favorecer el desarrollo regional de todos los departamentos y municipios, reconociendo que los recursos del subsuelo de la Nación son propiedad de todos los colombianos. Los ingresos del Sistema General de Regalías se destinan entonces al financiamiento de proyectos de inversión de las entidades territoriales; al ahorro para su pasivo pensional; a inversiones en ciencia, tecnología e innovación; a generación de ahorro público; a fiscalización de la exploración y explotación de los yacimientos; al conocimiento y cartografía geológica del subsuelo y al funcionamiento del Sistema General de Regalías. Para tal efecto, se crearon los Fondos de Ahorro y Estabilización, el Fondo de Ciencia y Tecnología, el Fondo de Desarrollo Regional y el Fondo de Compensación Regional. La ley 1530 de 20125 desarrolló el Acto Legislativo y definió la distribución, objetivos, fines, administración, ejecución, control, el 3 “Por el cual se constituye el Sistema General de Regalías, se modifican los artículos 360 y 361 de la Constitución Política y se dictan otras disposiciones sobre el régimen de regalías y compensaciones”. 4 Las regalías son contraprestaciones económicas que pagan al Estado colombiano las empresas que explotan recursos naturales no renovables, en el suelo y subsuelo del territorio nacional, tales como hidrocarburos (petroleo y gas) y minerales (combustibles, metálicos, no metálicos, preciosos y piedras preciosas). 5 “Por la cual se regula la organización y el funcionamiento del Sistema General de Regalías”. 2 uso y la destinación de las regalías, precisando las condiciones de participación de sus beneficiarios. Hasta el año pasado, las funciones de vigilancia y el control fiscal del Sistema General de Regalías las cumplía la CGR con la planta temporal que le fue asignada, conformada por 338 funcionarios, 190 en el nivel central distribuidos en 13 grupos que dependían de 9 áreas diferentes, y 148 en las distintas gerencias departamentales. Esa estructura dificultaba la coordinación y manejo y, lo más grave, obstaculizaba el cumplimiento del propósito central: Fortalecer la vigilancia y el control fiscal de unos recursos que deben contribuir a que las regiones avancen en disminución de la pobreza, mejoren su competitividad y logren mayores niveles de igualdad, inclusión y equidad. El objetivo inicial del proceso de reingeniería que nos propusimos fue, con la misma planta temporal, simplificar la organización interna para corregir problemas de dispersión, desarticulación e ineficiencia, armonizándola en lo fundamental con la estructura existente en la entidad, pero sobre todo diseñando un modelo que atienda las particularidades de esos recursos que reclaman un control complejo, eficiente y oportuno. Así las cosas, establecimos que las características de una estructura sectorial como la de la CGR, la cual está dada en función de las instituciones sujetos del control y vigilancia, no respondía a las singularidades de un control como el que reclama el Sistema General de Regalías. Lo anterior, porque el caso de regalías de alguna manera “rompe” esa estructura dado que se trata de realizar el control sobre unos recursos específicos que se ejecutan a través de proyectos en distintos sectores. Y es en función de éstos que se seleccionan los sujetos de control. Un caso similar es el del Sistema General de Participaciones, sólo que los recursos se dirigen casi en su totalidad a los sectores de educación y salud, por lo cual el control sobre los mismos naturalmente está en la Delegada para el sector social. La ejecución de los recursos a través de proyectos que atraviesan distintos sectores, característica del Sistema General de Regalías, exige poder hacer una buena selección de aquellos que requieren mayor control y vigilancia. Esto supone realizar esfuerzos por establecer líneas de coordinación efectivas, –suministro de información, por ejemplo – con las delegadas sectoriales, y fortalecer la coordinación con las gerencias departamentales dado que los sujetos de control de regalías son los entes territoriales. Además, ejercer el control sobre un recurso como las regalías que tiene finalidades estratégicas en términos de política pública, supone realizar la doble tarea de vigilar tanto el manejo transparente de los recursos, como el logro de los objetivos que el Estado y la sociedad definieron para tales recursos. El primero tiene énfasis en lo procedimental y el segundo en lo 3 consecuencial. En la estructura de la CGR, estas dos caras del control se reflejan en cada Delegada en la existencia de dos áreas: Vigilancia Fiscal – control micro- y Estudios –control macro-. Si bien la sinergia entre ambos grupos tiene problemas, en teoría da respuesta a esas “dos caras del control”, por lo que se concluyó que el Grupo de Regalías, aunque con singularidades, debería adoptar un esquema básico similar. El nuevo esquema, que entró en vigencia en febrero de 2015, creó un grupo de vigilancia fiscal encargado del proceso auditor; un grupo cuya principal responsabilidad es realizar estudios y hacer seguimiento en tiempo real a todo el ciclo de las regalías, desde su liquidación hasta su ejecución en los departamentos; y mantuvo y fortaleció el grupo de responsabilidad fiscal, adscrito a la Unidad de Investigaciones Especiales contra la Corrupción, en el cual había iniciado un proceso de consolidación que hoy continúa. En esa dimensión, el Grupo Macro de Regalías de la CGR, debe ocuparse de los objetivos de política pública asociados al uso de las regalías en tanto son estratégicos. Hasta ahora, el juicio general sobre su manejo y sobre su impacto es negativo, ni se usan adecuadamente, ni favorecen el desarrollo de las regiones. Entre 1994 y 2009 se generaron $42.2 billones (pesos contantes de 2009), y los estudios muestran que esos recursos no contribuyeron de manera significativa a mejorar el bienestar de los municipios beneficiarios, ni favorecieron la equidad regional debido en gran medida a la atomización de los recursos, las debilidades de los municipios y obviamente el manejo indebido de los mismos. Por eso, el Acto Legislativo 05 de 2011 y la Ley 1530 de 2012 introdujeron modificaciones en la distribución de las regalías y en el sistema de monitoreo, evaluación y seguimiento, a partir de los cuales se creó la planta temporal. Dos años después, hay problemas de fondo que persisten: la falta de pertinencia de los proyectos y la atomización no parecen haberse corregido; los problemas de corrupción que demandarían acciones coordinadas entre los distintos entes de control prevalecen, y la incapacidad técnica de muchos de los entes territoriales sigue provocando despilfarro y malos usos. En este contexto, el papel de la CGR, tanto en el control micro como en el macro – con pronunciamientos que contribuyan a mejorar la política pública o que motiven reorientaciones de política en los planes de mejoramiento de los entes territoriales - es decisivo. Mi compromiso con el país, con la sociedad y los sectores más deprimidos, derivado del mandato constitucional que se le atribuye a la Contraloría, es, a través de la vigilancia y el control fiscal, evitar que los recursos de regalías se dilapiden, que como en el pasado se inviertan en obras inconclusas, los llamados “elefantes blancos”; inocuas o no pertinentes en tanto no consultan las necesidades más sentidas de la población; o de baja calidad y alto riesgo; 4 y que ello se propicie por la precaria capacidad técnica de las regiones, y, la mayoría de las veces, por problemas de clientelismo y corrupción. Como anoté antes, la implementación definitiva del nuevo esquema, diseñado con la planta temporal, para ejercer vigilancia y control fiscal a los recursos de regalías, quedó en firme en febrero del presente año cuando se expidieron las Resoluciones Nos. 169, 170 y 246, por lo que es viable y oportuno que analicemos cuáles son los resultados que a la fecha arrojan los grupos conformados para cumplir ese propósito sobre los recursos del Sistema General de Regalías, su pertinencia y real posibilidad de impacto. Veamos: El Grupo de Vigilancia y Control Fiscal Micro, encargado del proceso auditor, aplicando las metodologías diseñadas en el marco del nuevo modelo, acredita en el primer semestre, presencia y actuaciones en 25 departamentos, cubriendo 34 municipios y 13 gobernaciones, éstas últimas de significativa importancia si se tiene en cuenta que ellas concentran el 75% de los recursos de regalías, por eso tiene previsto en lo que falta del año desarrollar similares ejercicios en las 19 gobernaciones que restan; ha realizado 47 ejercicios auditores en 13 gobernaciones y municipios, registrando 142 hallazgos con presunta incidencia fiscal que ascienden a $112. 707 millones y beneficios fiscales por $ 11.438 millones. A través de esos ejercicios el grupo ha identificado los tres departamentos más problemáticos: El Cesar con 37 hallazgos fiscales que ascienden a 29.000 millones; Casanare, con 3 hallazgos fiscales por $ 24.000 millones y Magdalena con 4 hallazgos por $ 11.000 millones. Ahora nos corresponde evaluar la incidencia de estos resultados, verificar que los fundamentos del nuevo enfoque que nos hemos propuesto, que supone modificar de fondo el modelo de control fiscal que hasta ahora ha prevalecido, centrado en el control de legalidad y en el control financiero, han sido de verdad apropiados por los funcionarios, que con nuestros ejercicios trascendemos ese paradigma, y en consecuencia que contribuimos al desarrollo de proyectos y políticas públicas que realmente impacten de manera positiva la calidad de vida de la población, sirviendo a los propósitos de equidad que se pretenden con el sistema general de regalías. Debo reiterar, que como lo he dicho en otros escenarios, el modelo de control que venía operando, el cual pretendemos superar dados los crecientes fenómenos de corrupción y de ineptitud en el ejercicio de la administración de recursos, bienes e intereses patrimoniales del Estado, es limitado e insuficiente para responder al reto que supone para el máximo órgano de control fiscal enfrentarlos, por eso es urgente un cambio sustancial de enfoque que debe caracterizarse por promover desde el control real, oportuno, posterior y selectivo, una cultura de mejora en la rentabilidad 5 social de los productos a cargo de los sujetos públicos y privados que son titulares de la gestión de recursos y bienes públicos. Ello implica pensar, diseñar e implementar un modelo de evaluación de resultados de las políticas públicas definidas y desarrolladas por los gobiernos, especialmente las de carácter social, que trascienda lo meramente financiero, presupuestal y contable y muestre el real impacto de esas políticas en la calidad de vida y dignificación de todos y cada uno de los colombianos. En ese modelo estamos y seguimos trabajando bajo la premisa de que se requiere el concurso de todos los funcionarios y dependencias de la CGR y de las comunidades receptoras afectadas por la gestión de los responsables de implementar y ejecutar esas políticas públicas. En tal sentido, el enfoque de control fiscal con el que trabajamos debe privilegiar la vigilancia de la gestión y de los resultados obtenidos, de tal manera que no se limite a hacer una trazabilidad de los recursos públicos y de los presupuestos a través de los cuales los mismos se ejecutan, sino que garantice una efectiva verificación de desempeño y cumplimiento material de los objetivos misionales del gestor fiscal. Por tal razón, resulta imperativo acoger, como lo permite la ley que actualmente nos rige, el uso estratégico de los sistemas de control en consonancia con las normas internacionales de auditoría del sector público, que recomiendan el uso especializado y alternativo de esos sistemas y que centran su enfoque en la evaluación del desempeño, el rendimiento y los resultados tangibles de la gestión vigilada. Así, los tipos de la auditoría de regularidad, de la auditoría financiera, de la auditoría de legalidad o cumplimiento, de las auditorías de rendimiento y de las auditorías de desempeño, deben aplicarse en función del perfil de la gestión fiscal vigilada en cada caso. La diversidad de entes y sujetos sobre los que recae el control fiscal, exige de la Contraloría un conocimiento altamente calificado de cada sector objeto de control y de cada tipología de gestión fiscal, pues solo así podrá aplicar los sistemas o tipos de auditoría según la naturaleza de la actividad fiscal desarrollada por cada sector, ente y sujeto vigilados, ello sin perjuicio de que su aplicación también pueda inspirarse en criterios transversales e intersectoriales, que permitan medir los resultados frente a los objetivos trazados en los planes y programas de desarrollo. En cuanto al Grupo para el conocimiento y trámite de procesos de responsabilidad fiscal relacionados con el Sistema General de Regalías, como se dijo éste se mantuvo adscrito a la Unidad de Investigaciones Especiales contra la Corrupción de la CGR, en la cual había iniciado un proceso de consolidación que hoy continúa, entre los resultados obtenidos de septiembre del año pasado a la fecha vale destacar lo siguiente: Dando 6 aplicación al artículo 128 de la Ley 1474 de 2011, mi Despacho ha declarado de impacto nacional 102 procesos de responsabilidad fiscal relacionados con el manejo de recursos del Sistema General de Regalías, referidos a temas de alcantarillados pluviales, acueductos, construcción de colegios, vivienda de interés social y hospitales, cuya cuantía aproximada es de $387.113 millones, esos procesos se venían adelantando en las diferentes Gerencias Departamentales Colegiadas del país, pero su trascendencia y costo justificaba desplazarlos al Grupo de Regalías de la Unidad, grupo que tramita un total de 160 procesos de responsabilidad fiscal en cuantía aproximada de $729.309 millones. En el mismo periodo se han profirieron 6 fallos con responsabilidad fiscal en cuantía aproximada de $13.700 millones de pesos. El Grupo Macro de Regalías tiene como principal función realizar estudios que permitan evaluar y hacer seguimiento al funcionamiento del Sistema General de Regalías, priorizando la verificación de los resultados en la dimensión que indica que éstos efectivamente hayan impactado el entorno y contexto de la población a la que están dirigidos y hayan contribuido al fortalecimiento y desarrollo de la respectiva región. Es decir, verificando que los proyectos y políticas públicas que se financian con recursos de regalías, real y objetivamente han mejorado la calidad de vida de esa población aportando a su dignificación y empoderamiento y al propósito de cerrar brechas que históricamente han afianzado la inequidad y la desigualdad. La conformación de este grupo es estratégica en el modelo de control y vigilancia fiscal del Sistema General de Regalías que hemos diseñado, son 5 contralores delegados intersectoriales, profesionales en distintas áreas, los que tienen el compromiso de producir informes que contengan insumos de calidad, cuyos pronunciamientos puedan servir para propiciar debates y reflexiones que den paso a necesarios replanteamientos o reformulaciones que reclama el sistema. Ese grupo desde febrero de este año ha producido varios informes, de los que quiero destacar los siguientes resultados: Al analizar la eficiencia en la ejecución de los recursos, encontró por ejemplo que entre los años 2012 y 2014 los recursos de regalías ascendieron a $26.4 billones, de los cuales $17.8 billones se destinaron a financiar proyectos de inversión en los 32 departamentos del país, y $1.2 billones a gastos de funcionamiento. No obstante las evidentes necesidades de esas mismas regiones, a diciembre de 2014 la ejecución, medida por los compromisos, fue de $9.9 billones en inversión, es decir que apenas alcanzó el 55% del total disponible, mientras que en funcionamiento de los 1.2 billones se ejecutaron cerca de $800 mil millones quedando un remanente cercano a los 500.000 millones. De tal manera que el sistema presentó un superávit (ingresos menos gastos) de $8.4 billones, lo que por lo menos es preocupante en un país que reclama constantemente más inversión en sus necesidades básicas. 7 Lo anterior tuvo como consecuencia no deseada que los recursos de regalías de esas vigencias, 2012, 2013-2014, que ya habían sido recaudados y en gran parte girados a los entes territoriales y demás beneficiarios del sistema, se quedaran en las cuentas bancarias ascendiendo a más de $ 7 billones de pesos. La complejidad de esa situación llevó a la necesidad de que el grupo se ocupara de estudiar y analizar cada uno de los reportes de los saldos y rendimientos financieros de las cuentas donde se manejan los recursos de regalías, encontrando que los entes territoriales no están reportando de manera oportuna y confiable la información, lo cual entorpece el seguimiento y control, y debilita la transparencia en el manejo de los recursos, incrementando los riesgos de corrupción. En otro estudio del Grupo Macro, próximo a divulgarse, se concluye que en un alto porcentaje los proyectos financiados con recursos de regalías no responden a las necesidades reales y objetivas de las diferentes regiones, ejemplos paradigmáticos de esa situación, pero no los únicos, son los relacionados con los proyectos financiados con recursos del Fondo de Ciencia y Tecnología y el Fondo de Desarrollo Regional. La intención del Acto Legislativo 05 de 2011, de asignar un porcentaje fijo, el 10% de los recursos de regalías a proyectos de ciencia y tecnología, sin duda fue positiva dado el rezago que presenta el país en la materia. No obstante, esa buena intención se distorsionó en gran medida, cuando la ley 1530 de 2012 determinó que estos recursos se distribuyeran entre las regiones a partir de criterios de pobreza y desempleo. La aplicación de estos criterios ha llevado a que los recursos se dispersen y a que regiones que no tienen las suficientes ventajas construidas para aprovecharlos, como recurso humano calificado, universidades de alta calidad, e instituciones que hagan investigación o inicien ese tipo de procesos, los dilapiden en una multiplicidad de proyectos cuya pertinencia es cuestionable. Así por ejemplo, Bogotá, que tiene el mayor número de grupos de investigación reconocidos por Colciencias, 2.259, tiene menos recursos que por ejemplo el Departamento de Córdoba que acredita 69 grupos e investigación, o la Guajira que apenas registra 20 grupos. De lo anterior se deriva otro grave problema, que se traduce en que los proyectos de ciencia y tecnología financiados con recursos de regalías, no están siendo ejecutados por las personas idóneas y acreditadas ante el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología del país. De un total de 1.478 contratistas de los proyectos de ciencia y tecnología, 1.014 son personas naturales, de las cuales solo 61 son investigadores reconocidos por Colciencias. De 464 personas jurídicas, solo 61, es decir el 13%, están reconocidos por esa entidad. 8 En el caso del Fondo de Desarrollo Regional, a través del cual debe materializarse ese propósito, la conclusión del análisis es que no hay proyectos verdaderamente regionales, que como tales convoquen varios departamentos que se reúnan con un propósito de fortalecimiento en esta dimensión. Solo 9 de casi 334 proyectos que a diciembre de 2014 habían sido aprobados por ese Fondo cumplían esa condición; la inmensa mayoría, 180, son proyectos que impactan entre uno y cuatro municipios y de ellos 106 impacta solo uno, lo que desvirtúa totalmente el objetivo constitucional del Fondo de Desarrollo Regional. Uno de los principales propósitos del Acto Legislativo 05 de 2011 fue contrarrestar el grave fenómeno de dispersión y atomización de los recursos que caracterizó el anterior sistema de regalías, desafortunadamente los estudios de la CGR muestran como ese fenómeno se mantiene, pues el 10% de los proyectos financiados con recursos del sistema concentra el 65% del valor total, lo que quiere decir que el valor promedio supera los 14.000 millones de pesos, proyectos de envergadura, mientras que el 90% de los proyectos, más de 6.000, son “pequeños” proyectos con un valor promedio inferior a $ 850 millones, que dada la magnitud de las necesidades identificadas, difícilmente lograrían algún impacto. Hemos avanzado, en un año diseñamos e implementamos, con un enfoque de integralidad, un nuevo modelo para cumplir las funciones que como máximo órgano de control nos corresponden frente al Sistema General de Regalías, podemos presentar interesantes resultados producto de un proceso que ha sido complejo, por eso la exigencia ha sido y es la máxima, no obstante el camino es largo y es mucho lo que tenemos por hacer, mucho lo que tenemos que mejorar y mucho lo que se nos reclama por parte de la sociedad. Hoy más que nunca tenemos que cumplir a cabalidad con nuestro mandato y garantizar, desde el ejercicio de nuestras competencias, un óptimo y oportuno ejercicio de vigilancia y control fiscal sobre las regalías, asumiendo responsablemente que se trata de recursos finitos, no renovables, de los cuales como sociedad nos beneficiaremos por un período de tiempo determinado. Tenemos que ser conscientes que somos responsables de impedir que esos recursos se despilfarren y se dilapiden y de garantizar que se inviertan en beneficio de las poblaciones y regiones más vulnerables. La inversión adecuada y oportuna de esos recursos seguramente podrá contribuir a que en un futuro podamos evitar o responder a crisis humanitarias como la que hoy viven miles de colombianos y colombianas en la frontera, que seguramente, si encontraran condiciones de vida diga, no migrarían, un objetivo que se nos impone como imperativo ético en tanto servidores públicos y conciudadanos. 9 Bogotá 31 de agosto de 2015. 10