resumen cap1 marshall berman

Anuncio
Texto: “TODO LO SOLIDO SE DESVANECE EN EL AIRE”
Autor: Marshall Berman
Tema: Introducción: La Modernidad ayer, hoy y siempre (resumen)
En líneas generales la tesis central del trabajo de Marshall Berman, se podría reconstruir citando la
frase con la que da inicio a su análisis: “Hay una forma de experiencia vital –la experiencia del
tiempo y el espacio, de uno mismo y de los demás, de las posibilidades y los peligros de la vidaque comparten hoy los hombres y mujeres de todo el mundo de hoy. Llamare a este conjunto de
experiencias la “modernidad”. Ser moderno es encontrarnos en un entorno que nos promete
aventura, poder, alegría, crecimiento transformación de nosotros y de el mundo y que al mismo
tiempo, amenaza con destruir todo lo que tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos. Los
entornos y la experiencia modernos atraviesan todas las fronteras de la geografía y la etnia, de la
clase y la nacionalidad, de la religión y la ideología: se puede decir que en este sentido la
modernidad une a toda la humanidad. Pero es una unidad paradójica, la unidad de la desunión: nos
arroja a todos en una vorágine de perpetua desintegración y renovación, de lucha y contradicción,
de ambigüedad y angustia. Ser moderno es formar parte de un universo en el que, como dijo Marx,
“Todo los sólido se desvanece en el aire”. En esta cita, queda al descubierto que el propósito del
autor no es otro que mostrar a través de una periodización histórica, que la modernidad es solo un
proceso continuo, de discontinuidades, y paradojas que viene sucediéndose en occidente desde hace
más de 500 años, mucho antes de que el mundo se viera invadido por el impulso transformador de
la maquinización, propia y característica de la Modernidad. Para el autor lo más característico de la
modernidad radica en sus fuerzas progresivas y revolucionarias. Se trata de una suerte de
“torbellino” que se presenta siempre a sus contemporáneos como una amenaza a sus tradiciones. A
los ojos de Berman, el impulso que anima toda esta compleja experiencia de la modernidad
descansa, en última instancia, sobre el mercado mundial capitalista, este desencadena la
“modernización económica” de cuya experiencia surge, así mismo, el “modernismo cultural”, esto
es, toda las variadas visiones e ideas, que afloran junto al desarrollo colosal de la vida material,
como resultado de la tensión dialéctica entre, los hombres y mujeres modernos que son sujetos y
objetos de esta vorágine moderna. La relación modernización y modernismo ha variado en los tres
periodos históricos por la que ha atravesado la modernidad: en el primero de estos, que se
extendería entre principios de el siglo XVI -con el advenimiento del mercado mundial- hasta finales
del siglo XVIII, la experiencia moderna aún es tímida, los hombres de entonces carecen de un
vocablo que les permita definir toda la marea de sensaciones espirituales y cambios materiales que
se hacen sentir en los nacientes centros urbanos. Y en medio de todo surge una figura arquetípica
Rousseau. La segunda fase incluye todo el siglo XIX, aquí hay ya una mejor aprehensión de la
realidad moderna, la dicotomía entre modernización y modernidad se enfatiza. Es este el periodo en
el que el capitalismo arremete con fuerza, expandiéndose, ahogando y fascinando, al mismo tiempo,
a todos los hombres y mujeres del mundo. Aquí las dos figuras arquetípicas serían Marx y
Nietzsche quienes (desde su “Manifiesto del partido comunista” y su “mas allá del bien y el mal”)
pudieron vivir e interpretar el esplendor del sentir de la modernidad, protagonistas de un
modernismo que se definiría –según Berman- por su capacidad de captar las dos caras de la
contradicción sin precedente entre el mundo material y el mundo espiritual, “viven –al tiempo- el
auto descubrimiento y la burla de si mismo, la auto complacencia y la duda de sí mismo”(pág. 10).
Controvirtiéndoles pero sin llegar a suponer jamas que serían inmutables o insuperables. Por el
contrario los intelectuales del siglo XX, asisten a la polarización de la modernidad: de un lado están
los que la aceptan de modo acrítico (como los futuristas italianos de la primera década de este siglo)
y del otro lado los que la condenan (aquí menciona a autores como Max Weber y Herbert Marcuse)
para estos la vida moderna es una “Jaula de hierro”, un ordenamiento capitalista, legalista y
burocrático que condiciona y dispone de la vida de todos de suerte que esa visión abierta, propia del
siglo XIX se ha cerrado, quedando condenados a la modernidad que acepta la aniquilación de lo
humano que hay en ella, hoy no queda otro camino que comprenderla y vivirla. Para Nuestro autor
es esto lo que diferencia a la modernidad de hoy de la modernidad de ayer, aún cuando estas tres
compartan el ser radicalmente contradictorias, en este último siglo el espíritu moderno se nos
presenta pasivo e impotente, plagado de figuras arquetípicas entregadas a la futilidad y la
desesperación irremediable, convertidas en “guardianas de la Jaula” en cuyo interior yacen los
hombres nulos, vacíos de ilusión, carentes de libertad. Que como masas pululan por las calles, los
centros comerciales, universidades y congresos, etc. Frente a todo ello Berman, propone volver la
vista al modernismo del siglo XIX “este acto de recuerdos podría ayudarnos a volver el
modernismo a sus raíces para que se nutra” (pág.27) en espera de que las modernidades del
mañana y pasado mañana, curarán las heridas causadas a los Hombres y Mujeres de nuestros días.
Descargar