Una muerte que sienta bien

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Una muerte que sienta bien
Fernanda Vargas Romero
La conciencia individual de la muerte es esencial en la vida de las
personas, las maneras en que la muerte se piensa y se representa son
parte fundamental de las mitologías y las religiones. Por ejemplo para el
cristianismo medieval y renacentista, las almas de los cristianos después
de morir, eran
objeto de un juicio final, en el que según su
comportamiento moral en vida, serían condenadas al cielo o al infierno.
Por otro lado, para las culturas prehispánicas la muerte del individuo era
sólo una etapa de un ciclo cosmogónico, un cambio de estado. Pese a
pensar en la muerte propia y la de otros aterroriza, ahora sabemos
también que muchos seres vivos necesitan de ella a nivel celular para
poder vivir y que se formen adecuadamente todas las estructuras que lo
componen. La muerte celular nos acompaña durante el transcurso de toda
nuestra vida.
Más muertes celulares para crecer mejor
Durante el desarrollo de casi cualquier ser vivo, la muerte juega un papel
fundamental para la creación de un organismo bien formado. Si no fuera
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gracias a un tipo de muerte celular no sería posible que un ser humano
tuviera dedos bien definidos, que una rana dejara de ser renacuajo o que
el sistema nervioso de una persona tuviera la cantidad precisa de
neuronas para realizar actividades de manera adecuada. A diferencia de la
muerte definitiva a consecuencia de la incapacidad de mantener la
organización del funcionamiento de las células de los órganos que nos
mantienen con vida, nuestro cuerpo experimenta miles de muertes de las
viejas células como balance del gran número de divisiones celulares que
generan nuevas células; un ejemplo de esto son las millones de células del
sistema inmunológico mueren cada mes para mantenernos libres de
cualquier infección.
La muerte celular tiene un papel muy importante en el desarrollo
embrionario de animales y plantas, la cual representa una necesidad para
dar forma y funcionalidad al organismo. Durante la formación de un
embrión las estructuras se desarrollan a partir de una masa celular que en
sus primeras etapas no parece tener una forma definida. En el caso de la
formación de la mano, en una de las primeras etapas embrionarias se
forma en esta masa un primordio o engrosamiento que dará lugar a ella.
Cuando el embrión adquiere forma sus estructuras se definen hasta llegar
a una mano funcional. Pero todo esto sucede gracias a la muerte
organizada o programada de células que forman el delgado tejido que une
a los dedos de la mano y que ya han concluido su función.
.
Este espacio o tejido se encuentra aún más grande cuando un embrión
humano (y también de varios animales) está en desarrollo. Sin la muerte
celular, este espacio y unión entre dedo y dedo permanecería hasta el
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nacimiento y la edad adulta teniendo como resultado que nuestras manos
y pies se vieran como las patas de un pato o ganso.
En el caso del renacuajo de la rana ocurre exactamente lo mismo. Durante
la formación de la rana, se forma un renacuajo que es como una pequeña
larva. Los renacuajos poseen una cola que los ayuda a nadar en el
agua durante su desarrollo. Sin embargo, cuando inicia la metamorfosis, en
el renacuajo empiezan a degenerar las branquias con las que respiraba
bajo el agua y se desarrollan los pulmones que le permitirán dejar de vivir
en ella. Lo mismo sucede con la cola que le servía para nadar y que ya
no le sirve; se activa el programa de muerte celular y las células que
formaban la cola se mueren.
De muertes a muertes
En casi todos los organismos existen varios tipos de muerte celular. Aquí
me enfocaré sólo en dos: la necrosis y la apoptosis. Ambas surgen por
razones distintas. La necrosis es una muerte no programada de las células
debida a algún agente maligno que se produce en condiciones no
favorables para su vida, provocando que éstas células mueran súbitamente
de forma notoria, en donde las células “explotan”; si el agente persiste
puede provocar que se destruya todo un tejido. Por otro lado, la apoptosis
es la muerte celular programada que vimos anteriormente. Ésta sucede,
como vimos, de manera organizada en una o varias células con un
propósito; en este proceso, las células cada vez se hacen más pequeñas
hasta formar cuerpos apoptóticos que son los restos de la célula ya
muerta en forma de vesículas.
Un ejemplo de necrosis es el cáncer de pulmón en el que los pulmones
se tornan grisáceos. Otro ejemplo es cuando a causa de un accidente las
células que conforman una extremidad empiezan a morirse y ésta se ve
morada e incluso negra.
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El estudio de la muerte celular ha abierto una serie de horizontes en la
investigación. Desde una perspectiva biológica, la muerte también
representa salud y funcionalidad. Además, permite la modificación de
órganos según las necesidades del organismo.
Referencias
1. B. Alberts, A. Jhonson, J.Lewis, M.Raff, K.Roberts y P.Walter., Bruce. Biología molecular
de la célula. 5ª edición. Barcelona. Omega. 2008.
3. M. Cereijido y F. Blanck-Cereijido. La muerte y sus ventajas. Fondo de cultura
económica. La ciencia para todos. Vol. 156. 2012
2. http://www.arqueomex.com/S2N3nEntierros102.html
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3.
University
of
New
South
Wales.
(2012).
UNSW
http://php.med.unsw.edu.au/embryology/index.php?title=BGDA_Lecture__Development_of_the_Embryo/Fetus_2
Embryology.
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