INICIAL HE IDO bajo Helios, que me mira sangrante laborando en silencio mis jardines ausentes. Mi voz será la misma del sembrador que cante cuando bote a los surcos siembras de pulpa ardiente. Cierro, cierro los labios, pero en rosas tremantes se desata mi voz, como el agua en la fuente. Que si no son pomposas, que si no son fragantes, son las primeras rosas – hermano caminante – de mi desconsolado jardín adolescente. 16 INICIAL TENHO ANDADO sob Hélios, sangrento mirante, trabalhando em silêncio meus jardins ausentes. A minha voz será a do semeador que cante quando lança nos sulcos a ardente semente. E fecho, fecho os lábios, e em rosas trementes desata-se a voz, como a água na fonte. Que se não têm a pompa, e se não são fragrantes, são as primeiras rosas – irmão caminhante – do desconsolo, o meu jardim adolescente. 17 ESTA IGLESIA NON TIENE ESTA IGLESIA no tiene lampadarios votivos, no tiene candelabros ni ceras amarillas, no necesita el alma de vitrales ojivos para besar las hostias y rezar de rodillas. El sermón sin inciensos es como una semilla de carne y luz que cae temblando al surco vivo: el Padre-Nuestro, rezo de la vida sencilla, tiene un sabor de pan frutal y primitivo... Tiene un sabor de pan. Oloroso pan prieto que allá en la infancia blanca entregó su secreto a toda alma fragrante que lo quiso escuchar... Y el Padre-Nuestro en medio de la noche se pierde, corre desnudo sobre las heredades verdes y todo estremecido se sumerge en el mar... 18 ESTA IGREJA NÃO TEM ESTA IGREJA não tem as lâmpadas votivas, não tem candelabros nem ceras amarelas, não necessita a alma de vitrais e ogivas para beijar as hóstias e ajoelhar por elas. O sermão sem incenso é como uma semente de carne e luz que cai tremendo ao sulco vivo: o Padre-Nosso, reza e viver simplesmente, tem um sabor de pão frutal e primitivo. Tem um sabor de pão. Perfumado pão preto que lá na infância branca deu o mais secreto a toda alma fragrante pronta para escutar... O Padre-Nosso em meio da noite se perde, corre desnudo sobre as herdades tão verdes e estremecido salta e mergulha no mar... 19 PANTHEOS OH PEDAZO, pedazo de miseria, en qué vida tienes tus manos albas y tu cabeza triste? ...Y tanto andar, y tanto llorar las cosas idas sin saber qué dolores fueron los que tuviste. Sin saber qué pan blanco te nutrió, ni qué duna te envolvió con su arena, te fundió en su calor, sin saber si eres carne, si eres sol, si eres luna, sin saber si sufriste nuestro mismo dolor. Si estás en este árbol o si lloras conmigo, qué es lo que quieres, pedazo de miseria y amigo de la cansada carne que no quiere perderte? Si quieres no nos digas de qué racimo somos, no nos digas el cuándo, no nos digas el cómo, pero dinos adónde nos llevará la muerte... 20 PANTHEOS OH PEDAÇO, pedaço de miséria a vida, onde estão tuas mãos alvas e a cabeça triste? ...E tanto andar, e tanto chorar coisas idas sem saber como foram as dores que tiveste. Sem saber que pão branco te nutriu, que duna te envolveu na areia e te fundiu no seu calor, sem saber se eras carne ou sol, se lua ou tuna, sem saber se sofreste a nossa mesma dor. Se estás nessa mesma árvore e choras comigo, o que queres, pedaço mísero e amigo, dessa cansada carne que te quer consorte? Se quiseres não nos digas que ramos somos, não nos digas o quando, nem nos digas como, mas nos digas para onde nos levará a morte... 21 VIEJO CIEGO, LLORABAS VIEJO CIEGO, llorabas cuando tu vida era buena, cuando tenías en tus ojos el sol: pero si ya el silencio llegó, qué es lo que esperas, qué es lo que esperas, ciego, qué esperas del dolor? En tu rincón semejas un niño que naciera sin pies para la tierra, sin ojos para el mar y que como las bestias entre la noche ciega – sin día y sin crepúsculo – se cansan de esperar. Porque si tú conoces el camino que lleva en dos o tres minutos hacia la vida nueva, viejo ciego, qué esperas, qué puedes esperar? Y si por la amargura más bruta del destino, animal viejo y ciego, no sabes el camino, yo que tengo dos ojos te lo puedo enseñar. 22 VELHO CEGO, CHORAVAS VELHO CEGO, choravas quando tua vida era boa, quando possuías nos teus olhos o sol: mas se o silêncio já chegou, o que é que esperas, o que é que esperas, cego, desta maior dor? Em teu rincão pareces menino nascido sem os pés para a terra, sem olhos de mar e como os animais dentro da noite cega – sem dia e sem crepúsculo – cansas de esperar. Porque se conheces o caminho que leva em dois ou três minutos para a vida nova, velho cego, o que esperas, que podes esperar? E se pela amargura mais dura e destino, animal velho e cego sem caminho e tino, eu que tenho dois olhos saberei te ensinar. 23