LA MEDIUMNIDAD Y EL ESPIRITISMO Son muchas las personas que poseen mediumnidad. Buena parte de ellas tienen miedo, pues no saben qué les puede pasar, para qué existe esa facultad, con qué fin son molestados por ese problema, pues las gentes los toman por brujos o locos cuando se atreven a hablar lo que perciben, escuchan, ven o sienten. Por otro lado, hay aquellos que, al percibir que la poseen, se creen unos iluminados y pasan a explotar a las gentes que sufren y son crédulos, estando dispuestos a pagar para liberarse de sus dolores. Esos son llamados o se autodenominan espiritistas, cuando en realidad ni conocen a la Doctrina Espírita, pues, si la conocieran, sabrían que se están engañando a sí mismos además de engañar a otras personas. Los Espíritus superiores no se prestan a adivinanzas, a atender las personas a tanto por sesión o la voluntad y cosas de esa naturaleza. Los que concurren a ese tipo de actividad son Espíritus poco evolucionados que, la mayor parte de las veces, no tienen condiciones de auxiliar a nadie, ni a sí mismos pues están necesitados de esclarecimientos y orientaciones a propósito de su evolución espiritual y de la necesidad de cambiar los malos hábitos a fines de progresar. La mediumnidad ha existido desde siempre. Los libros más antiguos de la Humanidad registran hechos relacionados con esa facultad. La Biblia ya trata de los charlatanes que explotan la ignorancia del pueblo, pero deja claro la importancia de la comunicación con los Espíritus de forma desinteresada con el propósito de hacer el bien (Números, 11:26-29). El Nuevo Testamento presenta al Cristo en diversos momentos hablando a los Espíritus como en el caso de la transfiguración en el Tabor. Los Hechos de los Apóstoles, que son los continuadores de la divulgación de la Buena Nueva, registran muchas referencias a curaciones y expulsiones de Espíritus inferiores que molestan a las personas, hechas por la mediumnidad de los discípulos de Jesús. Pablo de Tarso, en su segunda epístola a los Corintios, habla de la diversidad de dones, que son distintas formas de comunicación con los Espíritus a través de la mediumnidad. No siendo cosa nueva, ¿por qué las personas tienen tanto miedo de la mediumnidad? El miedo es fruto de la falta de conocimiento acerca del tema y de la importancia que generalmente se da a la opinión de los demás. Es natural que la opinión de la mayoría no sea favorable a la mediumnidad, pues la religión, desde hace siglos, afirma que ella es cosa del demonio o de brujería. Muchas personas fueron quemadas vivas en la edad media por poseer mediúmnidades. Juana de Arco fue llevada a la hoguera porque hablaba con los Espíritus y de ellos recibía instrucciones y orientaciones. Más tarde fue considerada santa, porque se reconoció que ella había prestado inmensurable servicio a Francia orientada por los llamados santos de la Iglesia, que son, en verdad, Espíritus superiores que trabajan bajo el comando del Cristo para auxiliar a la Humanidad a avanzar en su camino de progreso. La falta de conocimiento, sí es un peligro, pues, con la mediumnidad el hombre traba contacto con Espíritus de todas clases. La verdad es que esos Espíritus son los propios hombres sin el cuerpo de carne, o sea, son los mismos, buenos y malos que vivieron entre nosotros y que siguen en el mundo espiritual igual que fueron aquí. Los que ignoraron siempre la realidad espiritual, que no se preocuparon en dominar sus malas inclinaciones y hacer bien hacia los demás, llegan al mundo espiritual como el viajero que no lleva equipaje ni recursos para buscarse un buen sitio donde acomodarse. Se encuentran perdidos y desorientados. Como no tienen merecimiento, los buenos no pueden auxiliarlos, aún que busquen hacerlo siempre. Habrá la necesidad de que ellos cambien sus formas de actuar, que busquen elevar el nivel de sus pensamientos para percibir que a su lado vibran Espíritus superiores que desean verlos salir de esas situaciones de dolor y sufrimiento. Mientras no despiertan, muchas veces se ponen al lado de los que quedaron en la Tierra, familiares, conocidos y a veces hasta desconocidos. No será por el hecho de ignorar esa realidad que la persona estará liberada de esas influencias. Ellas existen, aunque se desee el contrario, porque la vida sigue en el más allá como ella es aquí donde estamos ahora. Los buenos encuentran su camino y siguen buscando las oportunidades de auxiliar a los demás. Los malos siguen intentando atender a sus necesidades groseras como es la satisfacción de los vicios que llevan para el plan espiritual. Como ya no pueden manipular las cosas materiales, pues son Espíritus, se aproximan de las personas que tienen los mismos vicios o costumbres mal educados para satisfacción de sus necesidades a través de ellas. Al contrario de lo que se piensa normalmente, el conocimiento de esa realidad puede auxiliar a las personas a saber cómo evitar las malas influencias y como prepararse para recibir las buenas. La mediumnidad existe independiente del Espiritismo, pero el Espiritismo puede auxiliar a que las personas encuentren la utilidad de esa facultad y como ahorrarse dolores y sufrimientos. Eso no ocurrirá por magia o milagro. Será fruto del esfuerzo por mejorarse a la luz de las enseñanzas de los Espíritus superiores que presentan la moral de Jesús de forma que pueda ser vivida por las personas sin misterios o falsas prácticas exteriores que no llevan a los cambios necesarios al progreso espiritual. De esa forma, al estudiar el Espiritismo, aquel que posea cualquier tipo de mediumnidad – que no es privilegio de algunos iluminados, sino que es una facultad común que muchos tienen y no le dan la debida importancia – tendrá la oportunidad de conocer a que viene esa facultad y cómo actuar para que ella, al revés de ser un problema sea un medio de progreso y adelantamiento espiritual. Artículo de Carlos Roberto Campetti