QUE REFORMA EL ARTÍCULO 39 DE LA LEY DEL BANCO DE

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QUE REFORMA EL ARTÍCULO 39 DE LA LEY DEL BANCO DE MÉXICO, A
CARGO DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PT
El suscrito, diputado federal de la LX Legislatura del honorable Congreso de la Unión,
integrante del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo, con fundamento en lo dispuesto
en los artículos 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos; y 55, fracción II, 56 y 62 del Reglamento para el Gobierno Interior del
Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, somete a consideración del Pleno de
la honorable Cámara de Diputados la presente iniciativa con proyecto de decreto que
reforma la fracción II y deroga el primer párrafo de esa fracción del artículo 39 de la Ley
del Banco de México bajo la siguiente
Exposición de Motivos
Los estudiosos de la política económica plantean que un Estado cuenta con dos
instrumentos fundamentales para orientar el rumbo de la política económica: la política
monetaria; y la política fiscal.
La política monetaria hace referencia a la facultad y capacidad del banco central de
administrar y orientar la magnitud del crédito interno neto; esto es, la suma de billetes y
monedas que circulan a lo largo y ancho de un territorio. Esta facultad de manipulación de
la magnitud de ese crédito es lo que permite hacer política monetaria a un banco central.
Cuando no tiene esa capacidad, se dice que no hace política monetaria y que pierde, en
consecuencia, soberanía.
En este último caso, se encuentran aquellas naciones que adoptan consejos monetarios,
donde una divisa externa pasa a constituir el volumen de billetes y monedas en circulación,
cuya magnitud depende enteramente de la capacidad de ese Estado de allegarse divisas
mediante las relaciones comerciales y financieras que mantiene con el país proveedor de
dicha divisa y con el resto del mundo.
Es tal la importancia del manejo del crédito interno neto que cuando un banco central
establece la magnitud de ese crédito, quedan determinadas el resto de las políticas públicas.
Por ejemplo, cuando decide elevar ese crédito, determina en consecuencia una masa mayor
de billetes y monedas en circulación; por tanto, se eleva la liquidez en la economía y crean
las condiciones para que descienda la tasa de interés. Pero también, mayores posibilidades
de aumentar las inversiones y el crecimiento económico, aún cuando puede producirse un
nivel moderado de inflación y así quedan definidas la política salarial y la política
cambiaria, entre otras.
Caso contrario ocurre cuando decide reducir el crédito interno neto, porque se reduce la
liquidez de la economía y, en consecuencia, se eleva la tasa de interés y su expresión en la
reducción de la demanda de crédito para inversiones y del crecimiento económico, aún
cuando puede por esa vía influir en el control de la inflación, pero a costa de provocar una
sobrevaluación cambiaria de la moneda nacional frente a la divisa extranjera, con los
beneficios consiguientes para quienes importan bienes y servicios y exportan capitales,
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porque una política cambiaria de este corte permite comprar con la divisa nacional dólares
baratos.
El otro instrumento fundamental de la política económica es la política fiscal, entendida
como el proceso de disponer las contribuciones y gastos públicos para influir sobre el
comportamiento del ciclo económico y regular la tendencia de la estructura económica.
Ambas políticas de ingresos y gastos corresponden a los ministerios o dependencias
encargadas de la hacienda pública y no al banco central.
Queda entendido que cuando se define una política fiscal amplia y activa, el rumbo del país
se enfoca al crecimiento económico y las demás variables integradas de forma estructural al
ritmo de la economía, quedan también determinadas sus tendencias.
Con esto queremos ilustrar la importancia y orientación que pueden tomar ambos
instrumentos de política en manos de un Estado y, sobre todo, mostrar que dependiendo de
los intereses del bloque en el poder se definen las orientaciones de esos dos instrumentos,
que van siempre a beneficiar al grupo en el poder, pero que pueden perjudicar en mayor o
menor medida al resto de la población, en función de la orientación y profundidad que se le
den a ambos instrumentos.
En este contexto, queda clara la importancia para una nación de la dirección y orientación
de la política monetaria, para que quede en manos de profesionales que defiendan los
intereses de la sociedad en su conjunto y no los de una oligarquía.
Por esa razón, el Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo considera es necesario que en
la dirección del Banco de México estén representadas las diversas orientaciones
macroeconómicas y, en particular, de la política monetaria, para que el rumbo de esa
política no permanezca como monopolio de una sola orientación, como ha ocurrido
tradicionalmente en nuestro país.
Para garantizar la reproducción de una élite burocrática que representa los intereses de la
oligarquía, la Ley del Banco de México establece en la fracción segunda del artículo 39,
una serie de limitaciones estructurales, que permiten que sólo los funcionarios del Banco de
México, o del medio financiero, pueden formar parte de la junta de gobierno del instituto
central, porque establece que se debe "gozar de reconocida competencia en materia
monetaria, así como haber ocupado, por lo menos durante cinco años, cargos de alto nivel
en el sistema financiero mexicano o en las dependencias, organismos o instituciones que
ejerzan funciones de autoridad en materia financiera".
Tal como está redactada la fracción segunda del artículo 39 de esa ley, es un modelo para
continuar imponiendo de manera perpetua a funcionarios neoliberales, excluyendo a otras
corrientes interpretativas del pensamiento económico, para favorecer a una cauda de
monetaristas formados en la escuela de Chicago.
Con estas barreras legales, se excluye la posibilidad de que cualquier mexicano formado en
la ciencia económica pueda acceder a formar parte de esa estructura burocrática o a ser el
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gobernador del Banco de México, no digamos que por su concepción del mundo
económico, sino por no tener la experiencia en el ámbito específico que se señala en la ley.
Además, no sólo tiene importancia la orientación y dirección del banco central, sino
también su carácter, porque ser autónomo o no ser autónomo, tiene una serie de
connotaciones económicas y políticas.
Desde el punto de vista económico, ser autónomo implica que no se puede financiar
mediante la emisión monetaria al gobierno central o mediante otros instrumentos
crediticios. Por tanto, se garantiza prioritariamente para el gran capital privado el acceso al
crédito de la banca privada, obligando al gobierno central a recurrir a otros espacios de
financiamiento.
Al mismo tiempo, implica instrumentar políticas de restricción del crédito interno neto, que
tienen como objetivo el control de la inflación y el fortalecimiento de la moneda, pero no
como un fin en sí mismo, sino con el claro propósito económico y político de fortalecer el
poder de compra externo de la moneda y, con ello, abaratar la compra de dólares en el
mercado interno, para que se puedan realizar importaciones baratas y compra de activos
empresariales en otras partes del mundo por parte de los grandes grupos económicofinancieros de México, tal como ha venido sucediendo en nuestra nación desde 1990.
Desde el punto de vista político, ser autónomo implica para un banco central la defensa de
un proyecto económico que convierte a la gran empresa privada en el eje dominante de la
acumulación capitalista; por tanto, la garantía del crédito a los grandes grupos económicos
y financieros se vuelve una exigencia fundamental, que se complementa con la estabilidad
de las variables financieras y el fortalecimiento de la moneda nacional para promover la
atracción del capital internacional y el cálculo económico en condiciones de estabilidad.
Por las razones expuestas, el Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo considera que el
Banco de México, como institución responsable del manejo de la política monetaria y, en
consecuencia, como administrador de una variable fundamental del desarrollo nacional, no
puede quedar solamente en manos de una élite burocrática que responde a los intereses de
una oligarquía empresarial-financiera tanto del interior como del exterior.
Para nosotros es una exigencia que el poder de decisión del Banco de México se someta a
la lógica de las diferentes visiones económicas, porque en los momentos cruciales de las
distintas fases del ciclo de la economía mexicana, el instituto central no ha estado a la altura
de las circunstancias que demanda la regulación monetaria y crediticia, por el contrario, lo
que hemos visto ha sido siempre respuestas pragmáticas basadas en recetas plagadas de
instrumentos monetarios que siempre conducen a una parálisis del aparato productivo.
La dimensión de la crisis financiera actual en el mundo y sus repercusiones en la economía
mexicana, han puesto en evidencia a los funcionarios del Banco de México y en particular a
su gobernador, porque no han estado a la altura de las circunstancias, porque mientras la
coyuntura económica actual exige respuestas rápidas y de fondo, el Banco de México
continúa con la visión neoliberal fracasada de política monetaria.
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En síntesis, nuestra propuesta consiste en crear las bases legales para que cualquier
mexicano formado en la disciplina de la economía y la política, egresado de cualquier
escuela de educación superior, pueda llegar a ser miembro de la Junta de Gobierno del
Banco de México, ya sea en su calidad de gobernador o de subgobernador, sin que
necesariamente tenga que tener la experiencia en los términos que establece la actual ley en
materia monetaria y financiera; porque para tomar decisiones en este campo no se requiere
necesariamente el dominio de la política monetaria, sino el conocimiento profundo de la
economía nacional y mundial, cuestión que se logra con el estudio de las disciplinas afines
y el ejercicio profesional macroeconómica de la economía y la política como disciplinas
integradas.
Por las consideraciones antes expuestas y con fundamento en lo dispuesto en los artículos
71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y 55, fracción
II, 56 y 62 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados
Unidos Mexicanos, someto a la consideración del Pleno de la Comisión Permanente del
honorable Congreso de la Unión, la presente iniciativa con proyecto de
Decreto que reforma la fracción II y deroga el primer párrafo de esa fracción del
artículo 39 de la Ley del Banco de México
Artículo primero. Se reforma el artículo 39, fracción II, de la Ley del Banco de México,
para quedar como sigue:
Artículo 39. …
I. …
II. Tener reconocida trayectoria profesional en el campo de la economía, la
política o del derecho, así como haber ejercido la profesión en un período de
cuando menos 15 años, sea en el campo de la docencia o la investigación o en el
ejercicio de la profesión en el sector público o privado, debiendo ser tres de
ellos, al menos, egresados de escuelas de educación superior de carácter
público.
III. …
Transitorio
Único. La presente iniciativa entrará en vigor el día siguiente al de su publicación en el
Diario Oficial de la Federación.
Dado en el Palacio Legislativo de San Lázaro, a 16 de abril de 2009.
Diputado Ricardo Cantú Garza (rúbrica)
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