Ignacio Irarrázaval: "Vamos a tener piqueteros en todo Chile pidiendo subsidios especiales" -El experto, que participó en el estudio de Banco Mundial sobre zonas extremas analiza su problemática a la luz de Aysén y pone el foco en el combate a la pobreza. PAMELA FIERRO | ECONOMÍA | 02/03 HERRAMIENTAS Imprimir More Sharing Services A COSTA DE convertirse en una persona no grata en Magallanes, el director del Centro de Políticas Públicas de la UC, Ignacio Irarrázaval, se manifiesta absolutamente contrario a subsidiar el gas en esa región, y califica dicha política de "una locura". El experto, que en 2005 participó junto a otros economistas en la elaboración del estudio del Banco Mundial que cuestionó los beneficios para las zonas extremas, asegura que es equivocado pensar en resolver los problemas de estos territorios con subsidios indirectos, y sigue atento a las soluciones del gobierno para Aysén. ¿Cuál es su diagnóstico de lo que sucede en Aysén, por qué estalla el movimiento ahora? Esto es una continuación de los movimientos sociales que explotaron el año pasado con los estudiantes. Nuestro país ha sido bastante exitoso en su modelo de desarrollo, pero siempre hay cosas pendientes, algunas con más historia que otras. En Aysén, Illapel, Iquique, Lota para qué decir, hay problemas pendientes. Entonces, la coyuntura se da por la mayor presencia de estos movimientos ciudadanos donde "está legitimado socialmente" el protestar, y por problemas genuinos que se arrastran desde hace tiempo. Quienes defienden la existencia de los beneficios especiales para las zonas extremas apelan al fortalecimiento de la soberanía ¿Es la mirada correcta? Todo el régimen de las zonas extremas viene de los años 75, en la época de Pinochet, por un tema de seguridad nacional. Ese era el gran objetivo y en ese sentido fueron bastante visionarios: hubo un conflicto con Argentina y se requería poblar estas zonas para dar soberanía. Desde un punto de vista económico a lo mejor podría haber sido "más barato" poner un par de regimientos en Aysén y Magallanes y no hacer esta política de incentivos, pero, obviamente, que eso no es muy sostenible en el tiempo y la soberanía se defiende mejor con población civil. Ahora cuánta plata vamos a destinar para parar el eventual despoblamiento de Aysén y Magallanes, es algo que el gobierno debe determinar. Usted advertía en twitter que el problema con estos subsidios es que uno sabe donde empiezan, pero no donde terminan... Pregúntele a cualquier intendente, alcalde, cuáles son sus problemas y siempre van a tener problemas que nadie más tiene. Lo complicado es tener políticas diferenciadas para cada territorio, porque eso es absolutamente inmanejable, como ocurrió en los años 60-70. Las decisiones se van tomando en base a las presiones que cada grupo hace para lograr estas compensaciones. Si abres la llave, el problema que te queda es que se acaba el sistema de precios. Al final es más rentable hacer lobby para obtener compensaciones especiales, que operar bajo un sistema de precios. Eso no obsta para que el Estado en función de la equidad social haga compensaciones por diferencial de costos, pero siempre por la línea de subsidios directos. ¿Cómo? Si, por ejemplo, la canasta básica de alimentos en Santiago cuesta "x" y en Aysén "x+2", lo sensato es que el subsidio ético familiar contemple ese diferencial de costo de vida de Aysén versus Santiago, porque al país le interesa que haya menos pobres. Una cosa distinta son los subsidios indirectos al gas, al combustible, porque eso no va a ir al consumo directo de las personas, sino que va al consumo de la industria, lo que es bastante ineficiente. Lo mismo pasa con el transporte; si es caro, habrá que subir el precio de la canasta, pero no subsidiar el combustible porque me va a beneficiar más a mí como turista que a quien vive en la región. Entonces, ¿Más que a una zona específica las políticas deben enfocarse en la pobreza? Esa mi postura. Además, podría haber alguna compensación para generar algunos bienes públicos que por diversas restricciones el sector privado no pueda hacer, ya sea por tamaño o por inaccesibilidad. Por ejemplo, un aeropuerto en Cochrane es probable que a los privados no les interese, pero sí al Estado para mejorar la conectividad, una caleta portuaria, etc. Incluso, hay algunos intangibles que el gobierno podría subsidiar como estudios de mercado para descubrir el potencial de ciertas zonas. ¿Qué le parece el proyecto de ley que envió el gobierno el año pasado al Congreso donde extiende los beneficios existentes? Estos subsidios no han funcionado muy bien, pero el proyecto del gobierno tiene una cosa positiva, que da más certeza a los inversionistas al prorrogarlos al 2025. En ese sentido, la propuesta del gobierno es sensata. Ahora, en general nuestra evaluación es que estos subsidios no generan todos los beneficios que se esperan. Usted también criticó en la red que se dieran beneficios a zonas específicas ¿Por qué? Por qué tiene que ser Aysén y no otras 100 ciudades que están deterioradas en el país, por qué no el secano costero del Maule que ha estado súper olvidado, todas las regiones quisieran beneficios. El problema es que vamos a tener pliegos de peticiones y piqueteros en todo Chile pidiendo subsidios especiales. De hecho, el mismo gobierno tiene antecedentes de futuros movimientos en Calama. No va a parar las demandas y lo paradojal es que estas zonas: Calama, Aysén y Magallanes son socioeconómicamente las mejores de Chile, con desempleo bajo, ingreso per cápita sobre el promedio del país, indicadores que ya se los quisiera el secano costero del Maule, pero ellos no tienen la capacidad de lobby ni de presión que las otras regiones.