antonio lópez de santa anna y la guerra de francia

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ANTONIO LÓPEZ DE SANTA ANNA
No había estabilidad, el poder sólo buscaba privilegios y los gobiernos no
tenían el dinero suficiente para resolver los problemas que surgían con cada
sublevación.
Durante esta época de caos surge la figura de Santa Anna, presidente de la
República once veces.
Antonio López de Santa Anna era un hombre que sabía aprovechar las
oportunidades. No era tanto el valor de los ideales por los que luchaba sino el
puesto que se le podía ofrecer. Era ambicioso y esto le llevó a ser leal sólo a sí
mismo.
En 1829 España quiso reconquistar México y Santa Anna defendió al país de
tal manera que el Congreso le otorgó el nombramiento de Benemérito de la
Patria.
En 1832 se sublevó nuevamente, pero esta vez contra el gobierno de
Anastasio Bustamante. Gracias a este movimiento se vio en la posibilidad de
ocupar la presidencia por primera vez.
Su vicepresidente, Valentín Gómez Farías, escribió una serie de reformas
liberales que posteriormente serían anuladas por el propio Santa Anna por
tratarse de reformas que ponían en peligro su cargo presidencial.
En 1835 se dirigió con sus tropas hacia Texas para someter a aquellos que
buscaban la independencia del estado. Muchas veces ya se había dicho que la
manera de controlar el norte era poblándolo, pero nadie había hecho caso. Los
norteamericanos habían visto en ello una oportunidad para expandirse
territorialmente y activar su economía.
Santa Anna llegó al norte con sus tropas y ganó la primera batalla en el Álamo.
En la segunda batalla, en San Jacinto, fue derrotado por los soldados de
Samuel Houston. Santa Anna, para salvar su vida, se vio obligado a firmar dos
convenios en los que se estipulaba que el ejército de México no volvería a
atacar a los texanos.
Entre 1838 y 1839, México se vio invadido y amenazado por los franceses, que
atacaron durante la Guerra de los Pasteles. Durante esta guerra, Santa Anna
perdió una pierna.
México y Estados Unidos combatieron de 1846 a 1848. Durante este tiempo los
mexicanos empezaron a desconfiar de Santa Anna. Tras esta guerra, Santa
Anna fue apodado el vendepatrias, ya que se creía que el presidente llegó a un
acuerdo con los norteamericanos, favoreciendo sus intereses y no los de su
país.
Al concluir la guerra Santa Anna salió del país; regresó en 1853 para gobernar
por última vez. Su gobierno fue estricto y llegó a límites absurdos como el de
cobrar impuestos a aquellos que tuvieran balcones o perros. Estados Unidos
se vio nuevamente gratificado cuando Santa Anna les vendió el territorio de la
Mesilla.
Santa Anna se hizo llamar Su Alteza Serenísima.
Los liberales, ante los errores de Santa Anna, iniciaron la revolución de Ayutla.
Lo desterraron en 1855. En 1874 el presidente Lerdo de Tejada dio su
autorización para su regreso. Santa Anna murió en 1876, en la Ciudad de
México.
LA GUERRA DE FRANCIA
La guerra de los pasteles fue el primer conflicto bélico entre México y Francia, y
formalmente tuvo lugar entre el 16 de abril de 1838 y el 9 de marzo de 1839.
A partir de la consumación de la Independiente en 1821, los fraceses, que
profesaban la misma religión, y además pertenecían a una cultura que influía
grandemente en la mexicana, pudieron radicarse en el país, consagrandose al
comercio, la pequeña industria, el artesanado e ingresando en el ejército
nacional.
En 1827, se había celebrado un convenio con Francia bajo el nombre
de"Declaraciones Provisionales", que sentaban las bases para el futuro arreglo
de las relaciones entre ambos países.
Las rebeliones y asonadas ocurridas en las primeras décadas afectaron tanto a
los mexicanos y extranjeros, al igual que los préstamos forzosos que el
gobierno impuso a la población para salir de sus apuros económicos.
De esos hechos, y a través del barón Deffaudis, embajador de francés, los
comerciantes franceses avecinados en México enviaron una serie de
reclamaciones,
que
fueron
recibidas
en
Paris
con
alarma.
Entre estas reclamaciones, se encontraba la del señor Remontel, dueño de un
restaurante de Tacubaya, donde algunos oficiales del presidente Santa
Anna en 1832 se habían comido unos pasteles sin pagar la cuenta, por lo cual
exigía ser indemnizado. Ese fue el motivo a que el pueblo mexicano identificara
a esta guerra con Francia con el nombre de "Guerra de los Pasteles".
Deffaudis, en un comunicado a su gobierno le indicaba que había que actuar
con energía.
Deffaudis redactó el 21 de ese mes un ultimátum al gobierno exigiéndole el
pago de seiscientos mil pesos para cubrir daños ocasionados a los franceses.
Exigía también, que fueran retirados varios oficiales del ejército y se
exceptuara a los franceses de los préstamos forzosos expidiendo una ley
especial.
Fondearon frente a la Isla Sacrificios, Veracruz, amenazando con invadir el
territorio mexicano si México no cumplía las condiciones de Deffaudis.
Al ver que México no cedía ante la presión, Francia envió en octubre veinte
barcos más bajo el mando del contraalmirante Charles Baudin y se reunió en
Jalapa con el ministro de relaciones interiores y exteriores de México don Luis
G. Cuevas, quien se negó a exceptuar a los franceses de préstamos forzosos y
de ventajas comerciales. Aceptó pagar la indemnización de seiscientos mil
pesos en un plazo de seis meses. Inconforme, Baudin amenazó con iniciar las
hostilidades el 27 de noviembre, lo cual realizaron 26 navíos con cuatro mil
hombres, que atacaron San Juan de Ulúa causando graves daños y gran
numero de muertos.
Las
tropas
francesas
atacaron
varios
puntos
fuertes
y
cuando
se
retiraban,Santa Anna, que había recibido refuerzos, intentó atacar en muelle al
contra-almirante Baudin, las cuales contraatacaron utilizando un cañón que
mató al caballo de Santa Anna destrozándole a éste la pierna izquierda,
forzado el ejército nacional a abandonar Veracruz, este hecho provocó en la
capital descontento, culpándose al presidente Bustamante de esos hechos.
El 9 de marzo de 1839 se firmó un tratado de paz, en el cual México se
comprometió a pagar las indemnizaciones exigidas (seiscientos mil pesos en
total), en plazos cómodos y del modo que menos podía perjudicar el erario
nacional.
Francia retiró, a cambio, la flota invasora, desistió de la indemnización a los
gastos de guerra y el desconocimiento de las Declaraciones Provisionales de
1827 devolviendo además las naves incautadas.
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