¿QUÉ ES LA INTENCIÓN POSITIVA O GANANCIA SECUNDARIA? “El optimista ve una oportunidad en todo problema que se le presente” Winston Churchill El concepto de intención positiva suele ser juzgado como absurdo cuando se habla de personas que cometen actos socialmente despreciables. En general, cuesta comprender el concepto, porque nos quedamos juzgando la conducta, y no logramos llevar la atención a lo que obtiene la persona cuando realiza semejantes actos. Por eso es importante aclarar desde el inicio que no se justifica nunca la conducta, sino que se presta atención a la ganancia psicológica que obtienen este tipo de personas al exponerse y arriesgarse tanto. Por esta razón, es importante hacer la distinción entre comportamiento e intención. Incluso acciones catalogadas como adecuadas, también tienen una intención positiva, y que, sin embargo, pueden estar perjudicando a la persona. Se me ocurre una persona que ayuda en exceso, permanentemente pendiente de que todos estén bien. Esto puede verse como un buen gesto, pero esa persona está pagando un precio por estar ayudando tanto a los demás, y en casos extremos descuidarse a sí misma. Con esta introducción, dejo claro que la intención positiva aplica tanto para conducta reprochables como agradables, porque no se trata de juzgar la conducta, sino de determinar que obtiene quien la realiza, para que, con las técnicas de PNL pueda reemplazar la conducta original, por una más funcional, manteniendo la ganancia. Las técnicas del re-encuadre y de integración de partes, son conocidas por trabajar con la ganancia secundaria de las conductas. Las adicciones, por ejemplo, ocasionan graves daños a la salud, pero muchas veces esconden la intención o ganancia de auto-gratificarse o de evadir situaciones difíciles. También los síntomas tienen su intención positiva: muchas veces nos están avisando que necesitamos descansar, o que nos estamos alimentando mal, o que necesitamos ejercicio. Otro ejemplo son las conductas agresivas que pueden haber sido útiles en un determinado momento, como en el caso de niños criados en ambientes disfuncionales que conservan su actitud defensiva a lo largo de toda la vida, aun cuando ya no necesiten defenderse de nadie. Con este enfoque, es más fácil responder a la intención que a la realización del comportamiento problemático. Lo interesante de obtener la intención de una conducta es que nos brinda información sobre lo que procura obtener una persona, siendo que generalmente ni ella misma puede darse cuenta. De esta forma podemos ayudar a una persona a que descubra por sí misma la intención positiva o ganancia secundaria de sus conductas. En otros casos puede que usemos esta capacidad de detectar la ganancia secundaria para uso personal, de manera de tener una mayor comprensión de lo que está pasando en una determinada interacción. Por ejemplo, si una persona responde en forma agresiva ante un comentario, entender que está defendiendo su ego, aunque la acción sea desmedida, nos sirve para tomar otro camino que no le lastime y de esta manera obtener lo que procuramos. La intención positiva también se da en nuestras propias conductas. Aun cuando realizamos comportamientos que no nos gustan, y que, generalmente se han convertido en hábitos, continuamos realizándolos. La PNL permite, a través de ciertas técnicas, detectar cuáles son esas intenciones o ganancias secundarias. De esta forma podemos obtener la misma ganancia realizando un comportamiento que sea más funcionales. Por ejemplo, podemos preguntarnos ¿cuál es la intención positiva del insomnio? ¿cuál es la intención positiva de rechazar la ayuda de otros?, y así sucesivamente en todos los hábitos y diferentes dominios de nuestra vida. Incluso en las conductas criminales, existe una intención positiva. Destaco nuevamente que no se juzga la conducta, sino lo que obtiene la persona al llevarla a cabo. Por ejemplo, no hay duda alguna que un abusador, ya sea que lo haga sexual o psicológicamente, es reprochado porque son conductas o personas que generan daño. Pero si pensamos por un momento, estas personas estás arriesgando su integridad, poniéndose en riesgo de ir a la cárcel, y muchos de ellos seguramente se sentirán culpables después de sus actos. Sin embargo, sabiendo todo esto, lo siguen haciendo. De ninguna manera, la intención positiva o ganancia secundaria justifica el actuar. Si por un momento, soltamos la posibilidad de juzgar la acción, podemos preguntarnos: ¿qué llevará a una persona a que realice semejante acto? ¿Qué obtiene cuando hace eso? No nos interesa hacer un análisis de su historia personal, sino simplemente de saber a un nivel psíquico, ¿cuál es la ganancia secundaria para que lo siga haciendo? Reflexiona un poco sobre hábitos que realizas y que no te gustaría hacer. Pueden ser cosas tan simples como ser impuntual u otras cosas de mayor importancia. Piensa por un momento… ¿qué puedes estar obteniendo al hacerlo? Por ejemplo, en las personas impuntuales, es muy fácil responder: “lo que buscan es no esperar”. Pues esa no es la intención positiva, esa es la consecuencia inmediata de su actuar. La pregunta entonces sería: ¿Qué obtienen al no esperar? Así nos vamos acercando a algo más inconsciente. En mi experiencia, las personas impuntuales, se sienten más importantes al llegar más tarde, otras veces tienen miedo a que no llegue la otra persona. Claro que no es en todos los casos, y por supuesto, que es tan inconsciente, que cuesta reconocerlo.