TEMAS FUNDAMENTALES DE LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA EN LA JUSTICIA PENAL JUVENIL convencional -que reviste la forma de tratados-, como institucional -que incluye otra variedad de fuentes del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, como las Declaraciones-. En efecto, la violación a una fuente de Derecho Internacional distinta al tratado por acción reÁeja –de modo análogo a los tratados respecto del art. 144 inc. 2° Cn.– puede transgredir el art. 83 Cn., pues éste, al caliÀcar al Estado salvadoreño de soberano y reconocerle personalidad internacional, lo habilita jurídicamente para integrar las organizaciones internacionales, de las cuales emanan las fuentes de Derecho Internacional aludidas -resolución de 28-IX-2006, pronunciada en la admisión del proceso de Inc. 26-2006-. b) Para robustecer la anterior idea, es preciso aÀrmar que la soberanía es el poder originario y superior de una comunidad política, siendo, precisamente, esas cualidades las notas esenciales a dicho poder; en tanto que no depende de otro poder y se impone a todos los demás existentes en el ámbito territorial en el que se asienta dicha comunidad -Sentencia de 7-IX-1999, pronunciada en el proceso de Inc. 3-91-. Sin embargo, en la actualidad la soberanía debe matizarse y compaginarse con una realidad evidente: los Estados ya no pueden ejercer su actividad aisladamente de la comunidad internacional, por lo cual necesariamente deben establecer relaciones de diverso tipo con otros sujetos de Derecho Internacional. En ese sentido, el análisis jurídico de la soberanía parte de dos perspectivas: la externa y la interna. Desde la perspectiva externa, la soberanía del Estado implica la independencia frente a poderes estatales externos; es decir, en el territorio estatal no pueden ejercerse competencias jurídicas independientes de otro Estado. Se aÀrma, entonces, que el poder soberano es excluyente. En esta dimensión, el principio de la no intervención en los asuntos internos de otro Estado adquiere especial relevancia, pues a nivel de Derecho Internacional, la soberanía comprende la plena e igual capacidad jurídica y de acción de todos los Estados para crear obligaciones internacionales, a lo cual responde el carácter coordinador del Derecho Internacional. En ese contexto, en el que se sitúa el Estado ante la Comunidad Internacional, la asunción de obligaciones internacionales no signiÀca per se una limitación a la soberanía de los Estados. Efectivamente, en tanto una Constitución prevé que el Estado -a través de los funcionarios legitimados para ello- pueda asumir de forma voluntaria obligaciones internacionales, se está ejerciendo la faceta externa de la soberanía y no limitándola, pues el pueblo -a cuyo servicio se encuentra este atributo del Estado- así lo ha decidido libremente y la ha expresado en la norma jurídica de máximo rango. c) De esta manera, dentro de la comunidad internacional y en ejercicio de la soberanía externa, el Estado es partícipe y receptor de las aspiraciones que en 119 9