COLEGIO “SAN IGNACIO” UN FUEGO QUE ENCIENDE OTROS FUEGOS CURSO ESPECIAL DE PEDAGOGIA IGNACIANA TRABAJO FINAL “ES MOMENTO DE HACER UNA REFLEXIÓN” PARTICIPANTE : Prof.: JOSÉ HUMBERTO LEÓN GARFIAS TUTORA : Lic. MAIRA BALCAZA LA PAZ – BOLIVIA AGOSTO 2010 ES MOMENTO DE HACER UNA REFLEXIÓN Prof.: José Humberto León Garfias 1. INTRODUCCIÓN. ¿Alguna vez te has detenido a reflexionar?, esa pregunta me la hice muchas veces y esta experiencia que me fortifica en mi accionar o duda; fue este curso de Pedagogía Ignaciana. Motivado en esta experiencia que me guía a realizar este trabajo en ese afán de organizar y realizar mejor mi labor docente, despejando dudas que viene de un accionar interno. Al interiorizarme del texto he sentido un cambio gradual en mi ser que me lleva a renovar mi fe así como la esperanza de poder desenvolverme de manera más eficiente en todos los aspectos de la vida. El tema o unidad informativa 3, “La reflexión en la Pedagogía Ignaciana” es el tema de mi elección, reflexión sobre mí accionar docente, humano y sobre todo en la labor diaria. En un momento en que todo el mundo reflexiona sobre su accionar no nos convierte en personas reflexivas, por el contrario es necesario que distingamos la verdadera reflexión profesional y la reflexión personal de cada uno en el quehacer diario. Para encaminarse hacia una verdadera practica reflexiva, será necesario que esta actitud se vaya a convertir en algo permanente y se asiente dentro de una relación metódica con referente a la acción. Si retomamos el texto de consulta que expresa: “Tenemos serias razones para sentirnos insatisfechos con la baja calidad de pensamiento y de razonamiento que manifiestan nuestros niños, adolescentes, jóvenes y adultos” (pág. 113) Pienso que no se puede reclamar lo que no se ha afianzado aun dentro de uno mismo, una práctica reflexiva supone una actitud, una forma de identidad, hasta un hábito. La realidad no se considera según la alocución o la intención, sino según el lugar, el entorno y las futuras consecuencias sobre la reflexión en el ejerció cotidiano de la labor docente. Invoco a Dios a que me ayude a reconciliarme como una persona reflexiva e idónea en el trabajo y me permita ingresar en ese mundo de la reflexión para poder llegar y guiar a mis educandos en el proceso de la humanización efectiva. 1 2. OBJETIVO GENERAL. ORGANIZAR LA INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA ACERCA DE LA REFLEXIÓN EN LA PRÁCTICA DOCENTE, COMO ESTRATEGIA DE ASIMILACIÓN Y COMPRENSIÓN DE CONFLICTOS TEÓRICOS PERTINENTES Y COMO MOTIVACIÓN DE UN ACCIONAR IGNACIANO EN LA LABOR EDUCATIVA. OBJETIVOS ESPECIFICOS. • Analizar de manera comprensiva y analítica la Unidad 3, “La reflexión en la Pedagogía Ignaciana”. • Repasar y visualizar profundamente los documentos de la Compañía de Jesús, relacionados con la pedagogía, principalmente con la reflexión. • Revisar posturas de otros autores sobre la reflexión en la práctica docente. • Elaborar conclusiones que permitan adquirir actitudes prácticas sobre la reflexión en el accionar docente. 3. DESARROLLO. a) EL DOCENTE IGNACIANO. En el texto de las Características de la Educación de la Compañía de Jesús, puntos 122 y 123 expresa lo siguiente: “En cuanto sea posible, las personas escogidas para incorporarse a la comunidad educativa en un centro educativo de la compañía deberán ser hombres y mujeres capaces de comprender la naturaleza distintiva de aquel y de contribuir a la realización de las características resultante de la visión ignaciana”. “Con el fin de promover un sentimiento común de sus intenciones aplicadas a las circunstancias concretas de la vida de la escuela, profesores, directivos y personal auxiliar, jesuitas y laicos, fomentan la comunicación mutua de modo regular, a nivel personal, profesional y religioso. Y están dispuestos a intercambiar sobre su visión y sus esperanzas, sus aspiraciones y experiencias, sus éxitos y fracasos. En el documento de Pedagogía Ignaciana, encontramos lo siguiente: 2 El papel del profesor es crucial. 140 En un centro educativo jesuítico la responsabilidad principal de la formación tanto moral como intelectual recae últimamente no en los métodos, o en cualquier actividad reglada o extraescolar, sino en el profesor, como responsable ante Dios. Un centro de compañía debe ser una comunidad abierta, en la cual florezca una relación personal autentica entre profesores y alumnos. Sin tal relación de amistad, nuestra educación perderá de hecho la mayor parte de su influjo en los alumnos. Porque una autentica relación de confianza y amistad entre profesor y alumno es la condición de gran valor para fomentar un autentico crecimiento en la entrega de los valores. (pág. 56) La responsabilidad crucial en un centro jesuítico es muy importante, pero no imposible si se tiene la convicción de llegar a ese valor autentico que se llama Dios, está en nuestras manos para conseguir el resultado deseado. 141 Y así, la Ratio de 1591 en que los profesores deben conocer a sus discípulos. Recomienda que los estudien detenidamente y reflexiones sobre sus cualidades, defectos y las implicaciones de su conducta en clase. Al menos alguno de los profesores, observa, debería estar bien informado sobre su contexto familiar. Los profesores deben respetar en todo momento su dignidad y personalidad del discípulo. En clase aconseja la ratio, los profesores deberían ser pacientes y saber cómo cerrar los ojos aciertos errores o dejar la corrección para un momento psicológico oportuno. Deberán estar mucho más dispuestos a alabar que a culpar, y si hace falta corregir, debe hacerse sin resquemor. El clima de amistad que se comenta al aconsejar al alumno de forma frecuente y casual, posiblemente fuera de las horas de clase, puede contribuir mucho esto. Estos mismos consejos no hacen sino acentuar el concepto subyacente de la naturaleza del colegio como comunidad y el papel del profesor como crucial dentro de la misma. (pág. 56-57) La reflexión a este párrafo es muy importante hay que interiorizarse del contexto y de su entorno en el que lo rodea de nuestro educandos. Tal vez el trabajo diario y la supervaloración de contenidos conceptuales nos hacen olvidar el principal rol al que nos hemos comprometido. 142 En el preámbulo de la Cuarta Parte de las Constituciones coloca. San Ignacio de forma clara el ejemplo personal del profesor, por delante de su ciencia o su oratoria, como un medio apostólico para ayudar al alumno a crecer en los valores positivos. Dentro de la comunidad escolar el profesor influirá decisivamente en el carácter del alumno, para bien o para mal, según el modelo que presente de sí mismo. En nuestros mismos días el Papa Pablo VI observa de manera llamativa en el Evangelii Nuntiandi que “Los estudiantes de hoy no oyen 3 con atención a los profesores sino a los testigos; y si prestan atención a los profesores es porque son testigos”. (pág. 57) En nuestro interior hay algo que no queremos ver, pero es necesario reflexionar en este punto e innovar en nuestros alumnos los valores que fundamenten su espíritu. 143 Como profesores de colegios de la compañía, además de ser profesionales cualificados de la educación, debéis ser hombres y mujeres del Espíritu. Sois la ciudad edificada sobre la colina. Lo que sois habla más alto que lo que hacéis y decís. En nuestra cultura de la imagen, los jóvenes aprenden a responder a la imagen viva de los ideales que vislumbras en el corazón. Las palabras sobre entrega total, servicio del pobre, un orden social justo, una sociedad no racista, apertura al Espíritu, etc., pueden hacerles reflexionar. El ejemplo vivo las arrastrará a aspirar a vivir lo que las palabras significan. Por eso, el crecimiento constante en el Espíritu de la Verdad debe conducirnos a una vida de plenitud y bondad tales que nuestro ejemplo suponga un reto para que nuestros alumnos crezcan como hombres y mujeres que se distingan por su competencia, integridad y compasión. (PÁG. 57) El reto hay que asumir y ser un ejemplo vivo de la integridad y realidad, ser el instrumento de nuestro Altísimo, entonces podemos equilibrar nuestra formación en lo académico y lo espiritual. Así llegaremos al Altísimo. Agradeciéndole por la ayuda brindada en su trabajo. b) LA REFLEXIÓN EN Y PARA ELDOCENTE IGNACIANO Considerando el texto de la Pedagogía Ignaciana tomemos los siguientes puntos: 47 LA REFLEXIÓN: A lo largo de su vida Ignacio se dio cuenta de que él estuvo constantemente sometido a diferentes tendencias y sugestiones, alternativas contradictorias casi siempre. Su mayor esfuerzo fue tratar de descubrir lo que le movía en cada situación: el impulso que le conducía al bien o el que se le inclinaba al mal; el deseo de servir a otros o la preocupación de su propia afirmación egoísta. Se convirtió en el maestro de discernimiento, y continúa siéndolo hoy porque logro distinguir esa diferencia. Para Ignacio “discernir” era clarificar su motivación interna, las razones que estaban detrás de sus opiniones, poner en cuestión las causas e implicaciones de lo que experimentaba, sopesar las posibles opciones y valorarlas a la luz de sus probables consecuencias, para lograr el objetivo pretendido: ser una persona libre que busca, encuentra y lleva a cabo la voluntad de Dios en cada situación. (Pág. 24) Nosotros también estamos sometidos a diferentes situaciones en nuestro diario vivir, no solo en impartir una clase, al contrario en las relaciones con nuestros 4 alumnos, con los padres de familia, los colegas, los directivos y la misma comunidad ignaciana. Por la experiencia acumulada en el proceso enseñanza aprendizaje de cualquier asignatura, por la capacitación que se va adquiriendo, no garantiza una educación de calidad dentro de los valores ignacianos. Entonces no llegaremos a discernir sobre los resultados de una clase, sea un método o estrategia; las observaciones realizadas por los padres, los colegas y directivos tampoco se discierne, se buscan excusas y no la motivación interna de hacer intervenir de una u otra manera. Es importante recordar el siguiente punto de la Pedagogía Ignaciana: 49 Con el término reflexión queremos expresar la reconsideración seria y ponderada de un determinado tema, experiencia, idea, propósito o reacción espontanea, en orden a captar su significado más profundo. Por tanto la reflexión es el proceso por el cual se saca a la superficie el sentido de la experiencia. Del texto: El concepto de reflexión en San Ignacio vale la pena analizar lo siguiente: Para San Ignacio, la reflexión es una actividad mental preponderante. Podría afirmarse que todo su pensamiento -y, ciertamente, el que propone para el ejercitante en Los ejercicios Espirituales -es “pensamiento reflexivo” La reflexión que Ignacio nos presenta es una actividad mental compleja, con tantas modalidades que no se puede encerrar en un concepto simple. Todas las formas de reflexión están orientadas directa o indirectamente al cambio personal y a la acción. La riqueza de su capacidad y de su experiencia reflexiva es tanta que, aunque en general su vocabulario es escaso, usa muchos sinónimos para hablar de esta actividad mental: “reflexionar”, “raciocinar”, “examinar”, “deliberar”, “considerar”, “conferir”, “discurrir”, “discernir”, ”inducir”, “investigar”, “mirar las causas”, “meditar”, “ponderar”. Se trata de sinónimos enriquecidos con matices significativos propios de cada uno, que pondrían considerarse como conceptos diferentes. Aun sea la meta el amor y aun buscando vivencias y experiencias de máxima densidad afectiva (p.e. “Contemplación para alcanzar amor”, “Tres grados de humildad”, etc.), tanto uno como otras están sometidos, antes o después, a la racionalidad, por medio de la reflexión (“en todos los ejercicios espirituales 5 siguientes usamos de los actos del entendimiento discurriendo y de los de la voluntad afectando” (EE, 3). Jamás en San Ignacio el amor se contrapone a la racionalidad, porque ambos deben ser purificados (“ordenados”) y lograr su capacidad profundamente humana en una síntesis radical. La reflexión personal es una exigencia de Ignacio para el ejercitante. Cuando en las anotaciones explica cómo debe el director “narrar la historia” de las meditaciones o contemplaciones, dice por qué ha de ser breve: “porque la persona que contempla, tomando el fundamento verdadero de la historia debe discurrir y raciocinar por sí misma, hallar alguna cosa que haga un poco más declarar o sentir la historia, sea por la raciocinación propia, o sea porque el entendimiento es esclarecer por la virtud divina”. Ignacio incorpora al campo consciente de la reflexión el subconsciente onírico. Ha comprobado, con el análisis de sus repetidas experiencias, que el mundo subconsciente condiciona nuestras actividades mentales conscientes y que puede contribuir activamente en nuestros procesos de búsqueda y encuentro. No sobreestima la autonomía de la reflexión ni vuelve absoluto su valor. Sabe que la reflexión está condicionada y puede ser distorsionada por agentes inconscientes. Este es el sentido y la intencionalidad de la primera adicción. “después de acostado, ya que me quiera dormir, por espacio de un avemaría pensar a la hora que me tengo de levantar y a qué, resumiendo el ejercicio que tengo que hacer” (EE 73. Ver Ballester, Mariano. En: Psicología y Ejercicios Ignacianos 11, 22-34). Para Ignacio la experiencia espiritual supone necesariamente una conflictividad interna, que requiere una atenta reflexión del ejercitante. La ausencia de conflictividad interna haría sospechar que algo esta fallando en el proceso y que, por tanto, éste puede no ser autentico (EE 6). Funciones en la reflexión en San Ignacio La reflexión no es para San Ignacio un deporte intelectual ni un entretenimiento diletante, como pudieron haberlo sido sus divagaciones de pensamientos frívolos de caballero andante, o las realizadas durante su convalecencia, antes de la conversión. Su fuerte sentido económico de las actividades interiores (“tanto-cuanto”) está ordenado a los fines de los ejercicios y, en general, a los grandes fines de su vida. 6 Reflexionando sobre sus experiencias, Ignacio ha descubierto la extraordinaria funcionalidad de la reflexión. Éstas son algunas de las funciones más importantes que le otorga en los Ejercicios Espirituales: Para Ignacio, se reflexiona para: • • • • • • • c) Alcanzar los fines de los ejercicios; Hacer “sana elección”; Orientar el proceso de transformación de la persona; Conocer internamente, amar y seguir a Cristo; Alcanzar las actitudes “fundamentales” de la libertad y el dinamismo interior; Hacer el discernimiento y la evaluación; Lograr la comunicación por el diálogo. LA REFLEXIÓN DESDE OTRAS MIRADAS. Acudimos al diccionario OCEANO UNO COLOR Reflexión: fig. Acción y efecto de reflexionar *fig. Advertencia o consejo para convencer o persuadir. *Gram. Manera de ejercerse la acción del verbo reflexivo. Reflexionar: intr. y prnl. Volver a considerar una cosa detenidamente y con profundidad. Tomando en cuenta los trabajos de Schon (1983 – 1992) nos damos cuenta que han impulsado de manera categórica esa posibilidad de introducir la reflexión en los programas de formación del profesorado el mencionado autor basándose en la noción Deweyana de acción reflexiva (opuesta a la acción de rutina, significa la consideración activa de una creencia o conocimiento a la luz de las bases en las que se apoya y de sus consecuencias) propone la reflexión en la acción como el mecanismo mediante el cual se produce y reconstruye el conocimiento práctico. Esta visión se enfatiza más el proceso que el contenido y admite que es un acto individual. Liston y Zeichner proponen una definición de práctica reflexiva: “La práctica reflexiva competente presupone una situación institucional que lleve a una orientación reflexiva y una definición de rol que valore la reflexión y la acción colectivas orientadas no sólo a alterar las interacciones dentro del aula y la escuela, sino también entre la escuela y la comunidad inmediata, y entre la escuela y las estructuras sociales amplias” Esta definición nos indica que la enseñanza reflexiva no supone la simple presencia de un pensamiento no habitual que se relaciona directamente con la acción sino que la verdadera esencia reside en la incorporación a esa forma de 7 proceder de una perspectiva de análisis que incluye siempre las implicaciones sociales, económicas y políticas de la tarea docente. Del texto: “DESARROLLAR LA PRÁCTICA REFLEXIVA EN EL OFICIO DE ENSEÑAR” de Philippe Perrenoud, el autor expresa que los saberes racionales no bastan para hacer frente a la complejidad y a la diversidad de situaciones laborales. Por ese motivo, dice, la principal apuesta consiste en recuperar la razón práctica, es decir los saberes de la experiencia basada en un diálogo con lo real y la reflexión en la acción y sobre la acción. Según Perrenoud, la práctica reflexiva tiene como objetivo coparticipar y hacer platicar entre si los diversos saberes. Su texto pretende profundizar algunos aspectos de la formación docente reflexivo e intenta demostrar que mediante la practica reflexiva del docente se puede conciliar la razón científica con la práctica, el conocimiento de procesos universales con los saberes de la experiencia, la ética y la eficacia. Ante la siguiente pregunta: ¿Por qué formar a los enseñantes para reflexionar sobre su práctica? El autor considera diez razones para una práctica reflexiva: 1. Compense la superficialidad de la formación profesional. 2. Favorezca la acumulación de saberes de experiencia. 3. Acredite una evolución hacia la profesionalidad. 4. Prepare para asumir una responsabilidad política y ética. 5. Permita hacer frente a la creciente complejidad de las tareas. 6. Ayude a sobrevivir en un oficio imposible. 7. Proporcione los medios para trabajar sobre uno mismo. 8. Ayude a la lucha contra la irreductible alteridad el aprendiz. 9. Favorezca la cooperación con los compañeros. 10. Aumente la capacidad de innovación. En la introducción me preguntaba ¿es momento de hacer una reflexión?, si tomamos en cuenta este decálogo nos sentiremos llamados a reflexionar sobre el cambio trascendental que pueda ocurrir en nuestro interior, cada día aprendemos algo más e innovamos esa cooperación hacia nuestros compañeros. Rescataremos del documento, “LA FORMACIÓNDE DOCENTES REFLEXIVO” del Dr. José luís Medina el siguiente párrafo: Una primera aproximación a la noción de reflexión podría llevarse a cabo atendiendo tanto al proceso como al contenido/orientación de la misma. Se ha de ser cuidadoso con el significado que se otorga al término reflexión puesto que se puede estar diciendo dos cosas y aludiendo a dos acciones simultáneamente: una 8 meta a conseguir (el profesor como profesional reflexivo) y un medio para conseguir esa finalidad (la reflexión) La reflexión, según este documento está presente como un proceso de la mayoría de los docentes reflexivos. Para Medina, la reflexión puede estar caracterizada según su función del contenido u orientación, entonces el contenido de la reflexión puede comprender tres orientaciones que puntualizaremos: a) Reflexión técnica. Si tiene como objeto la resolución de problemas a través de aplicación de métodos de solución, estamos ante una reflexión de carácter técnico, reduciéndose a un instrumento de acción. b) Reflexión práctica. Aquí se orienta a la interpretación y comprensión del mundo, de la vida. La práctica radica en su potencial para proporcionar sentido, comunicabilidad y orientación a la acción. El fin es establecer la convivencia con los propósitos y finalidades de la acción a la experiencia personal. c) Reflexión crítica. Modalidad que toma en cuenta a las dos anteriores. El cuestionamiento docente acerca de sus actividades prácticas y la incertidumbre que estas le ocasionan el analizar y cuestionar las estructuras institucionales en las que trabaja. Los fundamentos de estas acciones están determinadas en parte por las estructuras sociales en que estas se producen. La reflexión crítica a diferencia de la práctica reconoce las estructuras y factores que actúan inconscientemente a menudo en el proceso de reflexión. Entonces su objetivo será analizar el contexto social e histórico en el que se ha formado, es decir los modos con que los docentes comprenden y valoran su práctica, y para conseguirlo hay que ir más allá de los límites de la práctica diaria y revelar el origen socio histórico y los intereses a los que sirve. 4. CONCLUSIONES. Con todo lo expuesto necesitamos un adiestramiento práctico que nos movilice y capacite; para poder reflexionar sobre la experiencia con el uso de nuevos métodos. Dentro el contexto de la Pedagogía Ignaciana es necesario complementar con los Ejercicios Espirituales, el deseo de servir a otros y a través de la reflexión llegar a lo profundo de nuestro conocimiento; pues queremos expresar la 9 reconsideración seria de un determinado tema, este proceso de la reflexión nos saca a la luz el sentido de la experiencia. Sin duda el trabajo realizado se convierte en un compromiso que genere un resultado de profunda reflexión, dentro lo positivo y lo negativo de la experiencia misma del entorno que me rodea. Y me pregunto: ¿Estaré comprometido conmigo mismo? ¿Cuál es el compromiso con mis educandos? ¿Cumplo con mi labor docente? ¿Estoy predispuesto a superarme? ¿Estoy convencido de que alguien me ayuda y me tiende su mano? Entonces tengo que superar estas interrogantes, ¿Cómo? REFLEXIONANDO Para concluir tomo el siguiente punto que me parece interesante en la Pedagogía Ignaciana (Planteamiento Práctico) 49 Con el término reflexión queremos expresar la reconsideración seria y ponderada de un determinado tema, experiencia, idea, propósito o reacción espontánea, en orden a captar su significado más profundo. Por tanto la reflexión es el proceso por el cual se saca a la superficie el sentido de la experiencia. 10 BIBLIOGRAFÍA. • • • • • Comisión Internacional para el Apostolado Educativo, ICAJE. PEDAGOGÍA IGNACIANA. Planteamiento práctico, 1993 Comisión Internacional para el Apostolado Educativo, ICAJE. CARACTERÍSTICAS DE LA EDUCACIÓN DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS, 1989 Montero, Jesús CURSO ESPECIAL DE PEDAGOGÍA IGNACIANA. Editorial de Ediciones Santillana, 2007 Perrenoud, Philippe. DESARROLLAR LA PRÁCTIOCA REFLESIVA EN EL OFICIODE ENSEÑAR, 2004 Medina, José Luis. LA FORMACIÓN DE DOCENTES REFLEXIVOS. 2005 11