Cuando se juntan dos caminos, se hace un camino largo

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EL INSTITUTO MULTIDISCIPLINARIO DE ESPECIALIZACIÓN
Cuando se juntan dos caminos, se hace un camino largo.
Cuando se juntan dos ríos, se hace un río caudaloso.
Cuando se juntan dos pueblos, se hace un pueblo grande.
Así de nosotros.
Entonces seremos un camino largo.
Entonces seremos un río caudaloso.
Entonces seremos un pueblo grande.
Entonces seremos uno sólo.
(Filosofía de los zapotecas de la Sierra Norte de Oaxaca)
El Instituto Multidisciplinario de Especialización (IME) nació iluminado por el
ideal educativo de ofrecer un espacio crítico y creativo de libertad educadora,
donde el aprender a ser, a saber, a aprender y a convivir con la realidad social
oaxaqueña se cristalizó en una mística de servicio, compromiso y de solidaridad
con los docentes de Oaxaca.
El
IME tiene su génesis en Puebla.
A partir de octubre de 1998 se
establece en Oaxaca atravesado por un inicio difícil, rutas complejas de ir y venir,
hacer y deshacer, pero sin derrotar el impulso vivo de cumplir con una misión
institucional: inaugurar una opción de formación profesional de postgrado para los
docentes de Oaxaca.
La comprensión de la cultura oaxaqueña, una manera de ser de un pueblo
multicultural, conformó la entereza del IME para ofrecer una institución confiable
que ha llegado a ser suma de corazones en un latido vivo que se identifica como
un solo río con aguas procedentes de distintas latitudes, pero encaminadas por un
mismo cauce.
La acción de quienes fundaron el Instituto ensanchó el río por el que hemos
fluido después de 14 años de perseverancia y constancia, sin presunción ni
triunfalismo, sólo con el ideal de irrigar tierras ávidas de conocimiento y superación
profesional, y garantizar un ciclo de fertilidad y siembra, en el que ya hoy algunos
de quienes fueron irrigados se suman como formadores.
Las actividades académicas el IME comenzaron con la legalidad de los
registros de validez oficial que otorga el Gobierno del Estado de Oaxaca a través
del Instituto de Educación Pública de Oaxaca, IIEPO. Los registros amparaban
estudios de posgrado de Maestría en Educación Básica, Maestría en Dirección de
Organizaciones y la Especialidad en Docencia. El 12 de diciembre de 1998,
extraoficialmente, las autoridades del IEEPO autorizaron el inicio de actividades
académicas con la publicación del Registro en el diario oficial el 19 de enero de
1999. Esas actividades iniciaron en la tercera semana de febrero de 1999, con el
sólido respaldo de los señores Hernández Sibaja, de la Fundación cultural ―Benito
Juárez‖. En esa fecha se habían inscrito 34 estudiantes para las maestrías en:
Dirección de organizaciones, Educación Básica y la Especialidad en Docencia.
Desde entonces, bajo el espíritu del gran Quetzalcóalt, en la historia de
Oaxaca nos encontramos fluyendo como un gran río con diferentes afluentes que
hoy irrigan
las tierras del conocimiento, de la
justicia y de la solidaridad,
haciendo fértiles los campo educativos de la tierra que nos cobija, tierra de
culturas múltiples con lenguas, etnias y tradiciones originarias y mestizas,
recogidas en una sola voz, un solo camino, un solo río.
FILOSOFÍA EDUCATIVA DEL IME.
El Instituto Multidisciplinario de Especialización [IME] privilegia la educación
c+omo principio del desarrollo social al considerar que
la educación es un
derecho y una responsabilidad: es derecho porque es un inalienable modo de vivir
humanamente, y es responsabilidad porque todas las instancias sociales tendrían
que defender esta base central de la condición humana: la perspectiva conjunta de
humanización.
Gracias a la educación, la persona se humaniza. Gracias a la educación las
culturas producen, reproducen y modifican su particular y singular concepción del
mundo, su historia y su modo de organizar y vivir su esperanza de un mejor vivir,
esperanza que puede ser reprimida pero no suprimida, anestesiada pero jamás
cancelada, agredida pero nunca anulada.
Es necesario renunciar a los paradigmas alienantes de la globalización que
obliga a privilegiar el tener sobre el ser. Debemos confiar en las posibilidades de la
educación y reafirmar cada día la esperanza y la fe, para decir y defender que,
entre el error y el horror, los diversos modelos de belleza, verdad y justicia aún
pueden ser posibles.
Sabemos que existen procesos educativos reproductores y procesos
educativos transformadores. Los primeros privilegian la enseñanza sobre el
aprendizaje y, en consecuencia, centran su acción sobre un eje cuasi
todopoderoso que sirve de modelo a imitar y copiar: el maestro, lo externo, lo
existente. Este tipo de educación es, por lo tanto, no creativa ni crítica sino
reproductora.
En cambio, los procesos
transformadores, por profundos
y radicales,
privilegian la pregunta sobre la respuesta, organizan y democratizan la interacción
socioeducativa: son deliberativos y, por ello, emancipativos; se centran en el
aprender social del alumno, son paidocéntricos.
Hay que alejarse de la educación reproductora y privilegiar la educación
transformadora, la educación que se convierte en diálogo permanente desde la
escucha del decir del otro. Gracias a la educación que libera, los niños y jóvenes
se convierten en
autónomos, críticos y creativos: cuando es educación que
potencia la instrucción se cae en la reproducción y, por ello,
traslada saberes
legitimados por un grupo dominante. La instrucción como relación sujeto–objeto es
opresora pues objetiviza a la persona humana.
En cambio, la educación liberadora construye conocimientos y vida
libertaria. La educación liberadora es una inter–relación crítica entre seres
humanos mediatizados por la realidad natural y social en las que se vive. La crítica
produce conocimiento libertario porque transforma mundo. Conocer significa
relacionar la verdad con la conciencia y con la esperanza de un necesario y
consolidar el posible cambio social.
Como la escuela es una pequeña sociedad, en ella pueden distinguirse
con absoluta claridad y certeza cada uno de los elementos estructurales e
ideológicos que configuran cualquier comunidad humana.
Comprendida así, la escuela deja de ser simplemente un puente o vínculo
entre familia y sociedad política para transformarse en una estructura autónoma
que, al producir y comunicar cultura, colabora en otorga identidad y proyecto a un
grupo, a un pueblo, a una comunidad o a una nación. Es por esta razón que la
escuela no permanece cerrada ni ajena a las avasalladoras transformaciones
ideológicas y estructurales del mundo contemporáneo.
Muy por el contrario: pensarla separada y ajena de los cambios en el
pensamiento e inmunizada de las profundas transformaciones tecnológicas y
sociales significaría clausurar y enmudecer la esencia misma de la escuela que es
la educación.
Esta es la singularidad que debe caracterizar a la educación libertaria en un
mundo que tiende a la globalización inhumana de la economía, a la masificación
de la pobreza, a la anulación de la individualidad y a la colonización de mentes y
culturas.
Dicho de otra manera: la escuela no debe bajo ninguna excusa o
pretexto, cercar su acción y responsabilidad a los límites geográficos de sus
colindancias territoriales; no debe hacerlo precisamente porque la escuela es,
junto con la vivienda, la matriz espacial donde es fertilizado y gestado la
especificidad del proyecto social. La escuela continúa siendo —sin importar sus
inmanentes limitaciones y sus espectaculares fracasos—, el espacio público y
cívico por antonomasia: el ―ágora‖ que garantiza la factibilidad del proyecto
democrático.
Cualquier separación entre escuela y sociedad no sólo escinde y confronta
los grupos sociales sino transgrede el principio elemental de toda pedagogía que
no es otro que educar a mujeres y hombres para humanizar sus condiciones
materiales y espirituales de existencia.
La propuesta educativa del IME
tiene como fundamento ético la
humanización de los hombres y del mundo en el que viven y transforman. Es
humanizando al mundo como mujeres y hombres podremos recuperar el valor
histórico y trascendental de nuestra existencia, siendo la educación una de las
formas más humanas para la realización de este proceso; proceso por su
indeterminación e inconclusión; proceso por su carácter vitalicio y permanente;
proceso por su capacidad transformadora de la realidad.
De ahí que el Instituto Multidisciplinario de Especialización (IME) defienda
que la educación, como proceso para la producción y reproducción cultural,
requiere de un acercamiento diverso, interdisciplinario y especializado capaz de
emitir opción y propuesta a una realidad social compleja en permanente
transformación:
 La institucionalidad se ha construido bajo un proceso de legitimación, no
exclusivamente jurídico sino basado en el reconocimiento académico del
sector magisterial hacia el IME, como institución válida y pertinente para la
formación de docentes con solvencia académica y preceptos democráticos.
 El enfoque multidisciplinario articula epistémicamente los componentes de
las disciplinas para el ámbito académico, propicia diálogo entre las diversas
ciencias sociales, esgrime un amplio respeto por la reproducción y
transformaciones de la identidad de las culturas, y asume el marco de la
pluralidad cultural para la atención a los diversos problemas que presenta la
construcción de la identidad cultural.
La aproximación epistemológica multidisciplinaria no debe comprenderse
como una neutralidad sin sentido o como un sincretismo coyuntural. La educación
fundada en abordajes multidisciplinarios permite que la integración de las
diferentes disciplinas se realice en la praxis educativa de nuestro alumnado. La
educación multidisciplinaria permite que los diferentes paradigmas, teorías y
disciplinas (filosóficas, antropológicas, pedagógicas, psicológicas y sociológicas,
etc.) encuentren un clima apropiado para el diálogo y la deliberación.
La especialización se convierte en una opción para condensar el horizonte
del conocimiento que es complejo y, a menudo, inasible. Especializar significa
focalizar, centrar, orientar y organizar una perspectiva de investigación,
intervención y transformación desde la praxis educativa, pero sin perder de vista la
dimensión holista desde la que ha partido.
En consecuencia, el proyecto educativo del IME apoya la construcción de
los conocimientos, las habilidades y las actitudes que conformen competencias
profundas, capaces de humanizar las condiciones materiales de existencia
respetando y propiciando la diversidad y la singularidad espiritual de las distintas
expresiones culturales de la especie humana.
Por eso podemos afirmar que
los valores defendidos por el IME son los
de una educación humanista para el S.XXI, que tiene como centro los valores
de la libertad, justicia, la solidaridad , la tolerancia, la equidad y la apertura a la
interculturalidad, valores que condensen y potencien
dignidad del ser humano,
el principio básico de la
como fin y nunca medio: todas y todos ― libres e
iguales en dignidad y derechos, en posibilidades y realidades de justicia y equidad,
viviendo al interior de estructuras socioculturales que potencien esas posibilidades
y realidades .
Ya hemos dicho que concebimos a la educación como un derecho del ser
humano, un proceso intransferible que abreva necesariamente en la libertad, la
solidaridad
y
la esperanza, valores implícitos pero presentes en
su Lema
―Formación con sentido humano‖.
Con este Lema, el IME
defiende que
respeto y la libertad conforman
el clima indispensable para que se den
el
educativamente los procesos de enseñanza-y de aprendizaje pues la escuela se
convierte, así, en un foro democrático y el aula se transforma en un permanente
encuentro horizontal y abierto, en una fecunda experiencia de aprendizaje, donde
alumnos y alumnas, maestras y maestros, deliberan su realidad, diseñan su
opción y protagonizan su historia.
De esta manera, la educación es
proyecto
libertario, personal y colectivo, construcción humana que de, ninguna manera, se
restringe al espacio escolar, pues mujeres y hombres, al humanizar al mundo,
recuperan el valor histórico y trascendental de su existencia.
Estos principios, valores e ideales humanistas están condensados en la
Misión y Visión del IME:
Como Misión quiere contribuir a
la formación de profesionales de la
educación como una de las misiones sociales con más sentido y radicalidad. El
IME se siente orgulloso y altamente corresponsable de esta Misión.
Por otra parte, como Visión queremos que el IME se vea y sea vista por los
diversos actores sociales como una Institución educativa de postgrado que, para
la consecución del
Educación, tenga
objetivo principal de
formadora de profesionales de la
en cuenta los elementos estructurales, económico-políticos y
culturales-ideológicos que configuran el conjunto social en la que se desenvuelve
como Institución Educativa, y, que por lo tanto, no pueda permanecer ajena a las
transformaciones ideológicas y materiales de la sociedad, aunque eso sí, con la
libertad que le otorga su propia y libre estructura
para la correspondiente
producción y reproducción cultural.
Con estas Misión y Visión, el IME se ha comprometido a formar y/o
apoyar la formación de hombres y mujeres profesionistas de la educación y de
otras disciplinas afines para que
tengan espíritu humanista y científico, esto es,
que sean críticos, creativos y solidarios, capaces, sobre todo, de diagnosticar
acertadamente la realidad de los diversos procesos educativos y de diseñar y
aplicar alternativas de solución , con reflexión y acción, en correspondencia con
los desafíos educativos de México.
Para ello, son necesarios no sólo el fomento y el apoyo institucionales a la
investigación educativa ligada a la solución de las injustas contradicciones de la
realidad social, sobre todo, en el sector de la educación, sino que sea hecha
desde una práctica educativa reflexiva tanto en el interior de la Comunidad
educativa del IME, como en las cotidianas actividades educativas de sus alumnos
y egresados.
Esto implica una práctica educativa reflexiva hecha con el corazón y con la
razón de todos los que componen interna
y extensivamente la Comunidad
Educativa del Instituto Multidisciplinario de Especialización.
IME, OCTUBRE 2012.
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