Comentarios de Coyuntura Económica Año 24 / Número 3 / Diciembre 2010 M Esta publicación es un servicio exclusivo para los miembros de la IESE Alumni Association. Índice 1 3 "Demasiado grandes para quebrar", un peligroso argumento Pedro Videla 5 España en la encrucijada: ciclos económicos diferentes y reformas pendientes de confirmación Javier Díaz-Giménez Historia de veinte Estados Alfredo Pastor Fecha de cierre: 30 de noviembre de 2010 Con esta fábula se pretende ilustrar dos conceptos: en primer lugar, que las denominadas guerras de divisas son absurdas y, en segundo lugar, que si los persistentes desequilibrios por cuenta corriente constituyen un problema, no admiten una solución rápida. Historia de veinte Estados Fábula Si bien Daniel Defoe explica profusamente la historia de Robinson Crusoe y Viernes en su novela del mismo nombre (1719), no son tan conocidos los acuerdos en que se basaba su convivencia. En primer lugar, se pusieron de acuerdo sobre la distribución del trabajo: como el Sr. Crusoe ya estaba cansado de arar, plantar y cosechar, de cazar y pescar, y teniendo en cuenta que Viernes era un buen trabajador y muy ágil, establecieron que Viernes proporcionaría al Sr. Crusoe arroz, fruta, pescado y carne a cambio de recibir lecciones de inglés (un siglo más tarde, David Ricardo denominaría "ventaja comparativa" al principio subyacente en este acuerdo). También acordaron que todas las transacciones tendrían como moneda de cambio un tipo de concha –de las que, por cierto, el Sr. Crusoe era el único proveedor–; se acordó que una lección de inglés valdría cien conchas, y el valor de una comida sería de diez conchas. Dado que el apetito del Sr. Crusoe era considerable en relación con el deseo de Viernes de aprender inglés, muy pronto se le agotaron las conchas. Como era demasiado perezoso para buscar más, le pidió un crédito a Viernes, quien se lo concedió. A medida que pasaban los meses, el valor de sus clases de inglés era inferior al de la comida que ingería (estaba experimentando lo que más tarde los expertos denominarían déficit por cuenta corriente). Al cabo de un año, su deuda con Viernes era bastante cuantiosa, pero cuando Viernes se lo hizo notar, el Sr. Crusoe se puso furioso: «¡Es culpa tuya!», le dijo. «El precio de tu comida es demasiado bajo; pongamos un precio de veinte conchas por comida: yo comeré un poco menos y tu recibirás más clases de inglés. De esta forma pronto habré cancelado la deuda.» «Con el debido respeto, Sr. Crusoe –fue la respuesta de Viernes–, dado que el problema es que usted come demasiado, con este cambio que sugiere no vamos a resolver nada: pasará hambre y estará enfadado; y en lo que a mí se refiere, no recibiría más clases de inglés ni aunque fueran gratuitas.» El Sr. Crusoe no supo qué responder al argumento de Viernes, aparte de llamarle de todo ("manipulador" fue su expresión preferida), y así quedó el asunto. Sin embargo, con el tiempo, el Sr. Crusoe se dio cuenta de que su salud mejoraba cuando comía menos, mientras que Viernes empezó a desear poder leer la Biblia que el Sr. Crusoe le había regalado y que, junto con el ejemplar personal de éste, constituían toda la biblioteca de la isla. De modo que, finalmente, accedió a recibir una clase diaria de inglés, mientras que el Sr. Crusoe se limitó a comer una vez al día. También acordaron ajustar gradualmente el precio relativo de cada cosa, de modo que, cuando un barco que pasaba por allí les envió un bote para rescatarlos, ya no quedaba ni rastro de la deuda. La reunión del G-20 en noviembre Con esta fábula se pretende ilustrar dos conceptos: en primer lugar, que las denominadas guerras de divisas son absurdas y, en segundo lugar, que si los persistentes desequilibrios por cuenta corriente constituyen un problema, no admiten una solución rápida. La reunión del G-20 que se celebró en noviembre estaba pensada para que fuera, en palabras de un economista chino, una olla a Comentarios de Coyuntura Económica - Diciembre 2010 Podría ser preferible crear expectativas inflacionarias. Y, por supuesto, sería mucho mejor tomar medidas estructurales —¡ay, esas medidas estructurales! La QE2 provocará entradas de capital en las economías emergentes, especialmente porque algunas de ellas (China y Brasil, y quizá también India) subirán los tipos de interés para evitar el recalentamiento. En cualquier caso, los defensores de la movilidad del capital deberían relajarse: en el peor de los casos, los efectos de los controles de capital son transitorios. Una solución rápida al aprieto en que se encuentra Estados Unidos no puede venir de China. A China le interesa una moneda flotante, pero no la tendrá hasta que reforme su sistema financiero y sus mercados de capital evolucionen más. 2 presión para China (Xie), con Estados Unidos en el papel del Sr. Crusoe. Sin embargo, el anuncio de una expansión monetaria considerable por parte de la Reserva Federal ha puesto a Estados Unidos a la defensiva. Es un cambio que se acoge con satisfacción, porque acerca el debate al origen del problema, y el hecho de que el comunicado final fuera tan insustancial como era posible es un buen presagio, porque cualquier solución simple al problema de los desequilibrios externos habría sido equivocada. Pero es posible que un primer paso haya sido un mejor entendimiento mutuo de las dificultades de todos los participantes, como sigue: de interés como los coeficientes de reserva) y restringirán tanto como puedan las entradas de dinero "caliente" mediante unos controles de capital estrictos. Y, por cierto, estas medidas no deben considerarse proteccionistas: el libre comercio de productos y servicios ha coexistido durante mucho tiempo con los controles de capital, y aunque es evidente que existe un riesgo en la movilidad del capital, a menudo se han cuestionado sus beneficios. En cualquier caso, los defensores de la movilidad del capital deberían relajarse: en el peor de los casos, los efectos de los controles de capital son transitorios. QE2: inevitable, pero arriesgada. La QE2 (flexibilización cuantitativa, por sus siglas en inglés) no es una respuesta a la política cambiaria china (como sostiene el Sr. Yang ). Su objetivo es estimular la demanda interior estadounidense, tanto en inversión como en consumo (a través del efecto riqueza inducido por un mayor valor de los activos), a la vista de un índice de desempleo persistente y elevado. Es inevitable, porque es la única herramienta que a corto plazo les queda a las autoridades (la política fiscal es demasiado costosa políticamente). Es arriesgado, pero no necesariamente peligroso (como han sugerido los señores Feldstein y Greenspan), porque se prevé que la inflación sea muy baja y el resto del mundo sigue comprando bonos del Tesoro con unos rendimientos ridículamente bajos; además, la Reserva Federal dispone de medios para invertir la situación con rapidez en caso de que la inflación empezara a subir. Pero puede no ser eficaz. Es posible que los consumidores estadounidenses, cargados de deudas y con pocas perspectivas de empleo, dejen de consumir. Las grandes empresas están utilizando sus grandes provisiones de efectivo (estimadas en 2 billones de dólares, según el Sr. Xie) en adquisiciones o recompra de acciones, más que en nuevas empresas. Y, aunque surta efecto, la QE2 no es la mejor política. Podría ser preferible crear expectativas inflacionarias (como han indicado los señores Krugman y Wolf). Y, por supuesto, sería mucho mejor tomar medidas estructurales –¡ay, esas medidas estructurales! Mientras tanto, la expansión monetaria es el único juego en marcha, y Estados Unidos va a participar. La QE2 y China: ajuste lento. Como decía Viernes, una solución rápida al aprieto en que se encuentra Estados Unidos no puede venir de China. A China le interesa una moneda flotante, pero no la tendrá hasta que reforme su sistema financiero y sus mercados de capital evolucionen más. El ajuste del tipo de cambio nominal avanza lentamente, y el tipo de cambio efectivo real se ha revalorizado un 60% en quince años (como indica el Sr. Boitani: la competitividad de China se está deteriorando). De este modo puede reducir su desequilibrio por cuenta corriente, aunque vale la pena recordar que, de la misma forma que Viernes ya no quería recibir más clases de inglés, la tendencia de China ha sido entrar en un superávit por cuenta corriente durante la mayor parte de su historia comercial. En el interior, la composición de la demanda hacia una participación más alta del consumo está cambiando, una vez más lentamente (aunque el consumo de China crece dos veces más rápido que el de Estados Unidos). Para elevarlo harían falta no sólo cambios en los hábitos de los consumidores, sino también una reducción del control estatal sobre la distribución de la renta, y esto también requiere tiempo. Economías emergentes: medidas defensivas, sin protección. La QE2 provocará entradas de capital en las economías emergentes, especialmente porque algunas de ellas (China y Brasil, y quizá también India) subirán los tipos de interés para evitar el recalentamiento. Ante la determinación de Estados Unidos de continuar con la expansión monetaria, y para evitar que se repita la crisis del Sudeste Asiático de 1997, las economías emergentes pondrán en práctica una política monetaria más estricta (subiendo tanto los tipos Alemania: poca inversión nacional. Aunque en general el resto de Europa ha permanecido callada en el debate, Alemania tiene dos objeciones a la QE2, pero ninguna de las dos es muy sólida: la primera es la inflacionaria, de la que ya hemos hablado; la segunda –que el "modelo" estadounidense, con un déficit por cuenta corriente persistente, es insostenible «en una situación de crisis profunda», como afirma el Sr. Schäuble–, es absurda. La postura de Estados Unidos en el exterior es un vivo reflejo de la de Alemania, basada en un persistente superávit por cuenta corriente, y ambos "modelos" son igual de frágiles: son idénticos. Si el Sr. Crusoe debía comer un poco menos, Viernes debía hacer dos cosas, comer un poco más y tomar más lecciones de inglés. Existe otra similitud más profunda entre Estados Unidos y Alemania: ambas son economías indus- Comentarios de Coyuntura Económica - Diciembre 2010 triales avanzadas y ricas, donde cada vez parece que es más difícil encontrar buenas oportunidades de inversión, en el sentido de nuevas empresas. Durante mucho tiempo, Alemania ha elegido invertir sus grandes ahorros en el extranjero, en forma de superávit por cuenta corriente, en vez de invertirlos en casa. Hasta cierto punto, era previsible: con un nivel de vida alto, un crecimiento de la población bajo y una intensidad de capital elevada, su índice de crecimiento natural debería estar muy por debajo del de las economías emergentes, y sólo la magia de las políticas estructurales podía aportar un cambio (aunque existen ciertas dudas acerca de que sean realmente mágicas). El problema tanto de Alemania como de Estados Unidos no reside en su posición exterior, sino en que basan su rendimiento económico –y su estabilidad social– en las expectativas de un crecimiento persistentemente alto. Las leyes fundamentales Existe una solución a estos problemas satisfactoria para todos, y parece que las partes avanzan en la dirección correcta. Pero el progreso será demasiado lento para los votantes y los formadores de opinión, y aquí reside el peligro: con la presión de lograr compromisos concretos (topes de cuenta corriente del Sr. Geithner), pueden aumentar las tensiones, y el resultado podría ser una conducta estúpida. Para el difunto Carlo Cipolla, «una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas (…) provocándose daño a sí misma en el proceso». Los participantes en la reunión del G-20 no son nada estúpidos en el sentido ordinario de la palabra, pero esto no nos consuela, porque, con arreglo a la segunda ley, «la probabilidad de que una persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica propia de dicha persona». Por desgracia, el hecho de prestar demasiada atención a unos intereses nacionales limitados, a corto plazo, puede hacer que su conducta entre en la definición de Cipolla. Esperemos que esto no ocurra, porque, de acuerdo con su quinta ley, «una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que puede existir». Probablemente no tiene por qué ocurrir: una persona con experiencia en este tipo de reuniones dice que «es probable que el proceso del G-20 desemboque en (…) un mejor entendimiento mutuo para los responsables políticos y el personal» (Dervis). La falta de contenido del comunicado de la reunión es, pues, un buen augurio: un indicio de que los participantes habrán pasado más tiempo escuchando los problemas de unos y otros que intentando llegar a falsas soluciones. Alemania tiene dos objeciones a la QE2, pero ninguna de las dos es muy sólida: la primera es la inflacionaria, de la que ya hemos hablado; la segunda -que el “modelo” estadounidense, con un déficit por cuenta corriente persistente, es insostenible “en una situación de crisis profunda”–, es absurda. El problema, tanto de Alemania como de Estados Unidos, no reside en su posición exterior, sino en que basan su rendimiento económico -y su estabilidad socialen las expectativas de un crecimiento persistentemente alto. Alfredo Pastor, Profesor de Economía, IESE. "Demasiado grandes para quebrar", un peligroso argumento El 30 de septiembre de 2008, el Gobierno irlandés anunció su intención de avalar las obligaciones de los seis mayores bancos irlandeses. La garantía incluiría todos los depósitos (particulares, comerciales, institucionales e interbancarios), cédulas hipotecarias, deuda principal y deuda subordinada. La garantía no venía acompañada de una quita (haircut) aplicada a los propietarios de la deuda bancaria. Estos inversionistas aportaron el combustible para la temeraria concesion de préstamos hipotecarios, causante de los enormes agujeros en los bancos. Ellos obtuvieron altos retornos durante el boom inmobiliario y ahora, gracias a las medidas del Gobierno, no van a sufrir lo más mínimo durante la cuesta abajo. ¿Por qué razón el Gobierno de Irlanda aplicó esta política tan absurda? Pues lo hizo para salvaguardar la estabilidad sistémica del sector bancario. El Gobierno consideraba que los bancos eran "demasiado grandes para quebrar". Y para que quedara constancia, sus representantes nos recordaban que los seis mayores bancos poseen un 87% del mercado hipotecario interno y un 83% de los depósitos. En una palabra, el Gobierno irlandés decidió socializar el riesgo financiero de los bancos y, en consecuencia, el contribuyente irlandés tendría que pagar los platos rotos si había problemas. Como reza el dicho, "somos capitalistas cuando ellos ganan y socialistas cuando pierden". Pero el Gobierno irlandés subestimó la gravedad de las pérdidas y pronto quedó patente que no iba a poder salvar a los bancos por sus propios medios. En septiembre de este año tuvo que reconocer que el coste del rescate financiero de los bancos podría llegar a costar 50.000 millones Cuando los mercados comprendieron que el coste del rescate era demasiado elevado para que Irlanda pudiera asumirlo, la crisis bancaria se precipitó y pronto se convirtió en una estampida en toda regla. 3 Comentarios de Coyuntura Económica - Diciembre 2010 Según el Banco de Pagos Internacionales, los bancos europeos acumulan más de 535.000 millones de euros de deuda irlandesa. Bajo la premisa de que los bancos irlandeses son demasiado grandes para quebrar, este plan de ayuda obliga a los ciudadanos irlandeses a rescatar a los bancos británicos, alemanes, franceses y norteamericanos. Según Bernanke, "la lección más importante de esta crisis es que hay que acabar con el problema de las 'entidades demasiado grandes para quebrar'". Y tiene razón. Y la pregunta esencial es la siguiente: ¿cuál sería el marco regulador que permitiera que el sector financiero fuera competitivo e innovador y que, al mismo tiempo, dejara que las entidades con problemas quebraran. 4 de euros (aproximadamente el 30% del PIB de Irlanda), de los cuales 36.000 irían a parar al Anglo Irish Bank, que había sido nacionalizado en enero de 2009, cuando se dispararon las pérdidas tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. Cuando los mercados comprendieron que el coste del rescate era demasiado elevado para que Irlanda pudiera asumirlo, la crisis bancaria se precipitó y pronto se convirtió en una estampida en toda regla. El Allied Irish Banks perdió un escalofriante 17% del total de sus depósitos. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE) tuvieron que apresurarse a intervenir para evitar el desplome del sistema financiero irlandés. Así pues, el 21 de noviembre, el Gobierno irlandés pidió un plan de ayuda financiera. Al día siguiente, en la portada del Financial Times podía leerse: «Europa acude al rescate de Irlanda: En la noche del domingo, la crisis de la deuda que atenaza la zona euro se cobró su segunda víctima, cuando los ministros de economía europeos accedieron a la petición por parte de Irlanda de una ayuda urgente por valor de decenas de miles de millones de euros. Se estima que el rescate ascenderá a una cantidad de entre 80.000 y 90.000 millones de euros, e incluirá aportaciones de Reino Unido y de Suecia». Aunque la economía irlandesa no puede considerarse de gran importancia sistémica para la economía global, los representantes de la UE y del FMI estimaron que las repercusiones de permitir quebrar a sus bancos serían rápidas e intensas. Según el Banco de Pagos Internacionales, los bancos europeos acumulan más de 535.000 millones de euros de deuda irlandesa (a 31 de marzo). La exposición de Reino Unido a créditos de Irlanda es mayor que la de cualquier otro país, con 171.000 millones de euros. El Royal Bank of Scotland y el Lloyds, los dos bancos semipúblicos, reúnen entre ambos una exposición de 120.000 millones. Les siguen de cerca los bancos alemanes, con 158.000 millones de euros (véase la Figura 1). Otra vez el argumento de que son "demasiado grandes para quebrar". De hecho, el "plan de rescate irlandés", como lo ha bautizado la prensa, en realidad no es tal. Es más bien un plan de ayuda para aquellos bancos que están expuestos a los problemas económicos de Irlanda. Bajo la premisa de que los bancos irlandeses son demasiado grandes para quebrar, este plan de ayuda obliga a los ciudadanos irlandeses a rescatar a los bancos británicos, alemanes, franceses y norteamericanos. El mes pasado, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, afirmaba ante la Comisión de Investigación sobre la Crisis Financiera que «la lección más importante de esta crisis es que hay que acabar con el problema de las "entidades demasiado grandes para quebrar"». Y tiene razón. Este argumento está costando a los contribuyentes miles de millones de dólares en rescates, incentiva la asunción de unos riesgos excesivos, distorsiona la economía real y hace que el coste de la quiebra repercuta en los ciudadanos. Ésta no es la primera vez que se pide a los contribuyentes que paguen la cuenta. Ya lo hemos visto en otras ocasiones, desde el rescate de Long Term Capital Management en 1998 hasta el de AIG y Citigroup diez años después. Ésta no es la forma como debe funcionar el sistema capitalista. Como decía el economista Allan Meltzer con gran ingenio: «El capitalismo sin quiebra es como la religión sin pecado; no funciona». Pero vivimos en un mundo imperfecto. Es probable que la presión para rescatar a las entidades financieras continúe y, por tanto, es importante para el futuro de la economía de mercado que vayamos debilitando el argumento del "demasiado grandes para quebrar". Hay que buscar la forma de extirpar este argumento de las manos de los políticos. La pregunta esencial es la siguiente: ¿cuál sería el marco regulador que permitiera que el sector financiero fuera competitivo e innovador y que, al mismo tiempo, dejara que las entidades con problemas quebraran? Ésa es la cuestión primordial. Comentarios de Coyuntura Económica - Diciembre 2010 Muchos aseguran que la solución iría en la misma línea que la Ley Glass-Steagall, que separaba la banca de inversión de la banca comercial. Esta ley fue aprobada por el Congreso de Estados Undidos en 1933 y prohibía que los bancos comerciales colaboraran con empresas de intermediación financiera o participaran en actividades de banca de inversión. En 1999, esa disposición fue derogada por la Ley GrammLeach-Bliley. El economista Charles Calomiris afirma ("US Bank Deregulation in Historical Perspective", Cambridge, 2000) que la Ley Glass-Steagall fue una respuesta a un conflicto de intereses surgido al mezclar la banca de inversión y comercial, ya que «los bancos podían coaccionar a sus clientes corporativos o estafar a los compradores de valores». Pero eso no es todo. Calomiris asegura que también era necesaria debido a la preocupación por el abuso del seguro de depósitos y para reducir los incentivos que tenía el Gobierno para subvencionar el riesgo en las nuevas actividades. Y ésta sigue siendo la principal preocupación. Si se promulgara una ley del tipo de la GlassSteagall que creara una barrera entre la banca de inversión y la comercial, no habría motivo alguno que impidiera que los bancos de inversión dispusieran de libertad absoluta. Se les permitiría apostar por cualquier tipo de innovación y de riesgo que escogieran dentro de unos mercados competitivos, pero tendrían que asumir todos los costes en caso de errores. Por desgracia, éstas no son las ideas en las que se basa la Ley Dodd-Frank –la reforma más radical introducida en la legislación financiera estadounidense desde la Gran Depresión, según Wikipedia– que se aprobó en Estados Unidos el pasado mes de julio. Esta ley subordina las instituciones a la supervisión y las decisiones de la Reserva Federal, que tendrá la última palabra sobre lo que se puede permitir hacer a las empresas con total seguridad, lo cual supone una amenaza para la innovación y la competencia en el sector financiero. Mientras tanto, los irlandeses continúan luchando contra el rescate. Saben que no traerá nada bueno, que arruinará la Hacienda pública y que sus problemas irán agravándose con el paso del tiempo. Se preguntan por qué les han obligado a pagar las pérdidas de los propietarios de los bonos. Como resulta tan difícil encontrar algún beneficio a este rescate –aparte de ser una subvención directa a los libros de esos bancos extranjeros expuestos a la deuda irlandesa–, es probable que sea rechazado por los ciudadanos. Los votantes irlandeses podrían fácilmente seguir los pasos de los votantes de Islandia, despojar del poder al Gobierno de coalición y escoger uno nuevo que revoque el acuerdo de rescate. Muchos aseguran que la solución iría en la misma línea que la Ley Glass-Steagall, que separaba la banca de inversión de la banca comercial. Si se promulgara una ley que creara una barrera entre la banca de inversión y la comercial, no habría motivo alguno que impidiera que los bancos de inversión dispusieran de libertad absoluta. Pero tendrían que asumir todos los costes en caso de errores. Si eso sucediera, ¿cuáles serían las repercusiones para el futuro de la Unión Monetaria Europea? Pedro Videla, Profesor de Economía, IESE. España en la encrucijada: Ciclos económicos diferentes y reformas pendientes de confirmación Ciclos económicos diferentes Si nos fijamos en las tasas de crecimiento del producto interior bruto (PIB) medido a precios constantes, formar parte de la eurozona ha sido bueno para España. La Figura 1 representa la evolución trimestral de los índices del PIB real de España y de la eurozona normalizados a 100 en el primer trimestre de 1998, cuando se creó el euro. Desde el primer momento, España ha crecido más deprisa que la eurozona y diez años después, en el primer trimestre de 2008, España había acumulado 18,4 (=143,4-125,0) puntos porcentuales de diferencial de crecimiento. Pero desde el primer trimestre de 2008 hasta la fecha, a España no le ha ido tan bien. La disminución del PIB real de la eurozona fue más rápida que la del PIB real español. La eurozona tocó fondo en el segundo trimestre de 2009, y España se retrasó dos trimestres. La caída fue un poco más profunda en la eurozona –el valor mínimo de su índice fue 94,6, mientras que el español se quedó en 95,0. Pero la recuperación de la eurozona ha sido mucho más vigorosa. En el tercer trimestre de 2008, el índice del PIB real de la eurozona había recuperado el 41 (=2,2/5,4) por ciento de la brecha, y el español, tan sólo un preocupante 6 (=0,3/5,0) por ciento. En la Figura 2 aproximamos el objetivo a la Si nos fijamos en las tasas de crecimiento del producto interior bruto (PIB) medido a precios constantes, formar parte de la eurozona ha sido bueno para España. 5 Comentarios de Coyuntura Económica - Diciembre 2010 recesión, renormalizando las series del PIB real para hacer que el valor del primer trimestre de 2008 sea igual a 100. Sin entrar en los detalles de un estudio comparado de los ciclos económicos, lo que la Figura 2 pone de manifiesto es que la economía española corre el serio riesgo de estancarse en el valle de la recesión. La crisis financiera global, el desplome del sector de la construcción, la disfuncionalidad del mercado de trabajo español, los problemas de la banca española, y la cuantía –y la ineficacia– de la parte discrecional del rescate fiscal, han llevado a la economía española al borde del abismo. Una explicación que nos sirve para las dos Figuras es la mayor volatilidad de los ciclos económicos en España. O mejor dicho de este último ciclo, o sea desde que España se integró en la eurozona, y por primera vez en su historia fijó su tipo de cambio con el de otros quince países y decidió consensuar su política monetaria. Esa mayor volatilidad justifica que España haya crecido más deprisa que la eurozona en este último ciclo y habría hecho que la reducción de su PIB hubiera sido mayor. Pero sin entrar en los detalles de un estudio comparado de los ciclos económicos lo que la Figura 2 pone de manifiesto es que la economía española corre el serio riesgo de estancarse en el valle de la recesión. Este riesgo de estancamiento se agrava en un régimen de tipos de cambio fijos, y se agrava todavía más cuando se comparte la política monetaria con un grupo de países que te están dejando atrás. Los tipos de cambio fijos obligan a España a tener una tasa de inflación menor que la de la eurozona si quiere depreciar su tipo de cambio real para aumentar la competitividad de sus empresas. Y eso no está ocurriendo. Entre enero de 1998 y octubre de 2010, según el índice de precios de consumo armonizado, la tasa de inflación española ha superado en 13,6 puntos porcentuales a la tasa de inflación de la eurozona –el valor del índices de precios de la eurozona ha pasado de 100,0 a 128,8, y el español, de 100,0 a 142,4. El riesgo de la política monetaria compartida es que cambie de signo en el momento más inoportuno. Durante la expansión, la debilidad del crecimiento de Alemania y Francia hizo que el Banco Central Europeo (BCE) siguiera una política monetaria expansiva que exacerbó el ciclo del sector de la construcción español. Y ahora, si la recuperación de Alemania se consolida, el BCE puede cambiar el signo de su política monetaria y hacerla más contractiva, dificultando todavía más la recuperación en España y en los demás países de la periferia de la eurozona. La encrucijada La falta de crecimiento es la consecuencia de los otros tres problemas y, a su vez, contribuye a agravarlos. 6 De una forma o de otra, es evidente que en el otoño de 2010 España se encuentra en una encrucijada. La crisis financiera global, el desplome del sector de la construcción, la disfuncionalidad del mercado de trabajo español, los problemas de la banca española, y la cuantía –y la ineficacia– de la parte discrecional del rescate fiscal, han llevado a la economía española al borde del abismo, al que se asomó por primera vez en mayo de 2010 con la crisis griega, y al que se ha vuelto a asomar en noviembre con la crisis irlandesa. La falta de crecimiento del PIB –cuya tasa se quedó en el 0,0 intertrimestral en el tercer trimestre de 2010–, el desempleo masivo –cuya tasa alcanzó el 20,2 por ciento según la Encuesta de la Población Activa en el mismo período–, la falta de crédito a las familias y a las empresas fuertemente endeudadas –debidos sobre todo a la exposición de la banca al sector de la construcción y que han hecho que de las 43 cajas de ahorros que había en 2009 quedaran únicamente 14 en julio de 2010–, y las dudas sobre la solvencia del Estado –el déficit público español alcanzó el 11,2 por ciento del PIB en 2009– son las cuatro esquinas de un rombo vicioso que se retroalimenta y del que es muy difícil salir. La falta de crecimiento es la consecuencia de los otros tres problemas y, a su vez, contribuye a agravarlos. Como no hay crecimiento, las empresas reducen su actividad y sus plantillas, y el paro aumenta. Y como hay mucho paro, el consumo disminuye y las expectativas de crecimiento se deterioran. Como no hay crecimiento, las personas y las empresas pierden el crédito –o sea, la capacidad de convencer a la banca de que van a devolver sus créditos. Y como no hay demanda de créditos solventes, la banca reduce su volumen de negocio y sus cuentas de resultados se resienten. Por último, como no hay crecimiento, el déficit público aumenta por el funcionamiento de los estabilizadores automáticos: los ingresos fiscales se reducen y los gastos del subsidio por desempleo aumentan. Y como aumenta el déficit, el Gobierno se ve obligado a realizar un ajuste fiscal –a reducir sus gastos y a subir los tipos de los impuestos–, que a su vez reduce el crecimiento. Entre el desempleo, la banca y el déficit también hay iterrelaciones parecidas que contribuyen a agravar esos tres problemas. El desempleo reduce la solvencia de los hogares, puede obligar a entrar en mora a los propietarios de las hipotecas y agrava los problemas de la banca, que se queda sin clientes y que tiene que provisionar las insolvencias. Y a su vez, las dificultades para obtener financiación dificultan la creación de nuevos puestos de trabajo, reducen el consumo y agravan el problema de desempleo. El desempleo agrava el déficit al aumentar los gastos del seguro de desempleo, y el déficit agrava el desempleo porque limita la posibilidades de una expansión keynesiana que podría contribuir a crear empleo temporalmente. Por último, los problemas de la banca agravan el déficit publico –los casos de Irlanda y de Islandia son dos ejemplos recientes especialmente graves y llamativos–, y el déficit público puede agravar los problemas de la banca obligándola a financiar su deuda y dificultando su acceso a los mercados del ahorro cuando la calificación de la deuda pública se deteriora. Comentarios de Coyuntura Económica - Diciembre 2010 Reformas pendientes de confirmación ¿Qué puede hacer el Gobierno de España en esta coyuntura tan compleja? Antes que nada, cumplir lo prometido. Y terminar cuanto antes las reformas que se pusieron en marcha en mayo de 2010. La reforma laboral ha reducido los costes de despido. Se ha dejado en el tintero la unificación del contrato laboral y se ha dejado para el desarrollo reglamentario la reforma de la negociación colectiva, que es absolutamente fundamental para reducir los costes laborales y para adecuar la negociación de los salarios a las circunstancias individuales de las empresas. La Ley de Cajas, que ha reformado el sector y ha abierto la posibilidad de transformar las cajas en bancos, ha servido para consolidar el sector en Sistemas Institucionales de Protección (SIP). Pero los SIP todavía no han adoptado su forma definitiva y, por tanto, todavía no han pasado por la prueba de los mercados. La reforma de las pensiones –una reforma de mínimos– se ha anunciado y se ha retrasado dos veces por lo menos. El último retraso ha puesto la fecha límite en marzo de 2011, y quizá fuera conveniente adelantar esa fecha. Y otras reformas mucho más radicales La mayor parte de estas reformas son parches a un modelo económico que no ha pasado las duras pruebas de la unión monetaria y del final del ciclo inmobiliario en una economía globalizada. Haciendo un ejercicio de imaginación, que quizá sea un poco irresponsable, olvidándome de los innegables costes políticos de las propuestas, y aprovechándome de que este artículo –como todos los que aparecen en los Comentarios de Coyuntura– contiene la opinión individual de su autor y en ningún caso la opinión corporativa del IESE, podríamos pensar en otras reformas mucho más radicales que realmente contribuyeran a modernizar la economía española y a flexibilizar sus estructuras. En el mercado laboral se podría crear un contrato único con una indemnización creciente hasta un máximo de 20 días por año trabajado y topada en seis meses de salario, y se podrían desjudicializar los despidos. Además, se debería potenciar el trabajo a tiempo parcial y se debería perseguir con más firmeza a la economía sumergida. En la regulación de la banca, se podrían nacionalizar las cajas, sanearlas y venderlas, quizás exceptuando aquellos casos de solvencia probada. Y en el sector público, se podría reformar por completo el modelo del estado de bienestar basado en la prestación gratuita y en el monopolio público de la provisión de los servicios. La sanidad pública podría mantener la universalidad, pero creando un cheque médico que abriera la prestación de servicios sanitarios al sector privado y que instaurara el copago. En las pensiones se podría preservar el sistema de reparto, pero se debería instaurar el principio de la contributividad, con un sistema unificado de cuentas nocionales que tuviera en cuenta las aportaciones hechas durante toda la vida laboral, en el que la edad de jubilación fuera completamente flexible, y en el que las pensiones fueran actuarialmente sostenibles y se actualizaran automáticamente para reflejar, además de la edad de jubilación, la evolución de la economía y el aumento de la esperanza de vida. Y ya puestos, podríamos replantearnos la función pública y el modelo de organización territorial del Estado, para aumentar su eficiencia, evitar duplicidades y mejorar los incentivos de todas las Administraciones. Comprendo que a muchos de vosotros estas reformas os puedan parecer un cuento de hadas. Pero las Navidades se acercan y no he podido resistirme a escribir mi carta particular a los Reyes Magos. ¿Qué puede hacer el Gobierno de España en esta coyuntura tan compleja? Antes que nada, cumplir lo prometido y terminar cuanto antes las reformas que se pusieron en marcha en mayo de 2010. Olvidándome de los innegables costes políticos de las propuestas, y aprovechándome de que este artículo contiene la opinión individual de su autor y en ningún caso la opinión corporativa del IESE, podríamos pensar en otras reformas mucho más radicales que realmente contribuyeran a modernizar la economía española y a flexibilizar sus estructuras. Todos los que hacemos los Comentarios de Coyuntura os deseamos buena suerte, mucho ánimo y felices Navidades, y yo aprovecho para recordaros que nunca llovió que no escampara. Javier Díaz-Giménez, Profesor de Economía, IESE. 7 Comentarios de Coyuntura Económica Año 24 / Número 3 / Diciembre 2010 www.iese.edu/Alumni "Sin duda, existe financiación para la empresa" Los Miembros de la Agrupación tienen disponible el vídeo de la Sesión de Continuidad del profesor Jorge Soley titulada "Pero, ¿existe financiación para mi empresa?", que se celebró el 9 de noviembre en Barcelona. Soley daba respuesta a una serie de preguntas que se plantean muchos empresarios: dónde pueden encontrar créditos, cómo deben presentar su proyecto, cómo debe ser la relación entre empresa y banco, entre otras cuestiones. La e-Conference se encuentra disponible en la web www.iese.edu/alumni ¿Cómo afrontar negociaciones complejas? Del 18 al 20 de enero en Barcelona se celebrará el Programa Enfocado "High-Performance Negotiation", en inglés, dirigido por el profesor Juan Roure. Se trabajarán los pasos a seguir para preparar negociaciones complejas, cómo situar las habilidades de negociación como competencia central, cómo negociar con eficacia para conseguir mis objetivos o cómo aprender de una negociación y mejorar para las siguientes. Programa de dirección de campañas electorales ¿Cómo ganar las próximas elecciones? Este es el atractivo título de un Programa que ofrece el IESE en su campus de Madrid, del 17 al 20 de enero. El programa lo impartirán profesores del IESE, con la colaboración especial de Steve Jarding, profesor de Campaign Management de la Harvard Kennedy School of Government y campaign manager; y por el Dr. Klaus Schüler, director de campaña de la actual canciller de la República Federal de Alemania; ambos ponentes son reconocidos expertos en la gestión de campañas y estrategia política en Estados Unidos y Alemania. Redes de venta indirecta; oportunidades en épocas de incertidumbre El 27 de enero el campus de Barcelona acogerá el III Encuentro de Dirección Comercial, organizado por los profesores Cosimo Chiesa y Julián Villanueva. Los profesores presentarán una nueva investigación de mercado sobre Redes de Venta Indirecta. El primer panel se centrará en el tema "Conviviendo entre redes", en el que parti- ciparán Paloma Beamonte, directora general y consejera delegada de Xerox España, Ignasi Ricou, director general de la unidad de negocio de particulares de Vodafone, e Ignacio Mariscal, director general de negocio de Reale Seguros. En el segundo panel, sobre "Alternativa de crecimiento y expansión", participarán Verónica Fisas, directora general de Natura Bissé, Jordi Vinyals, director general de marketing y ventas del Grupo Torres, y Juan Jesús Domingo, director general de Pronovias. Por último, en el panel "Controlando el rumbo" debatirán Javier Pijoán, director general comercial Horeca de Heineken, Luis Carlos Lacorte, presidente y consejero delegado de Henkel Ibérica, y Javier de la Gándara, director general, comercial y de marketing del Grupo Leche Pascual. Sesiones de Continuidad Publicamos con antelación algunas de las sesiones de enero y febrero, que esperamos resulten de tu interés. • Organización y management: polémicas y controversias actuales. Prof. Albert Fernández. Barcelona, 13 de enero. • Situación económica en España. Prof. Antonio Argandoña. Zaragoza, 24 de enero. • Kingdom From Eureka to Execution - 12 months in the life of WhipCar, a World-First-Business. Prof. Rob Johnson. Londres, 27 de enero. • Viviendo en la incertidumbre: el liderazgo como arte. Prof. Santiago Álvarez de Mon. Bilbao, 27 de enero. • Retos para un desarrollo humano integral. Prof. Domènec Melé. Barcelona, 27 de enero. • The Consumer of the Future. Prof. José Luis Nueno. París, 31 de enero. Los Comentarios de Coyuntura Económica también están disponibles online, tanto en su versión en inglés como en castellano. Puedes acceder a ella a través del Portal: www.iese.edu/alumni/coyunturaeconomica Estimados lectores, Hemos abierto una nueva sección en Comentarios de Coyuntura: "Cartas al editor". En este espacio queremos ofrecerte la oportunidad de hacernos llegar tus comentarios y opiniones. Me gustaría animarte a participar; para hacerlo sólo tienes que escribir un correo electrónico al editor través del Portal de Alumni: www.iese.edu/coyunturaeconomica. En cada nuevo número intentaremos dar respuesta a aquellas cartas que sean de interés. De antemano, te agradecemos tu colaboración. Un cordial saludo, Editor Especificaciones técnicas: Recuerda que los mensajes deben ir firmados e incluir el número de Miembro. La extensión no debería sobrepasar los 2.000 caracteres. Por exigencias de espacio, los editores se reservan el derecho de resumirlos o extractarlos cuando lo consideren oportuno. Comentarios de Coyuntura Económica Consejo de Redacción: Pedro Videla, Antonio Argandoña, Luis Cabral, Rolf Campos, Jordi Canals, Javier Díaz-Giménez, Nuria Mas, Alfredo Pastor y Juan José Toribio. ISSN: 1133-4010, Depósito legal: B. 22.561-1988. Publica: División Publicaciones IESE, Avda. Pearson 21, 08034 Barcelona, España. Tel.: 93 253 42 00, Fax: 93 253 43 43 Copyright © IESE. Prohibida la reproducción, total o parcial, sin el permiso escrito de la redacción. La distribución de esta publicación es un servicio exclusivo de la Agrupación de Miembros del IESE y pretende comentar hechos relevantes de la coyuntura económica nacional e internacional. Las opiniones expuestas por el Consejo de Redacción son de su exclusiva responsabilidad.