SAMPLE - COPYRIGHTED MATERIAL v i v e l a e u ca r i s t í a n A Ñ o B Quinto Dom ingo de Cuaresm a 5 Participación plena, consciente, activa “Yo no canto en Misa”, “Si oyes mi voz, ¡te taparías los oídos!”, “¿Por qué toda esa gente allí en el altar? Me gustaba más cuando era sólo el sacerdote”, “El hecho de que los jóvenes siguen viniendo es un milagro”. ¿Has escuchado este tipo de comentarios? Las personas que van a la iglesia varían en sus opiniones sobre el valor e incluso la posibilidad de participación activa en la liturgia. Es triste decirlo, no todo el mundo está convencido de que su propia participación plena y activa –o la de los demás– son posibles. Sin embargo, la participación plena, consciente, activa es la visión de la Iglesia para todo el mundo. No sólo para los más devotos, o aquellos con las mejores voces para cantar o para los adultos, o algún grupo selecto de iniciados. La participación es para todos. Espectadores y participantes Imagínate que estás en un juego de pelota de tu equipo. ¿Te sería posible no mostrar entusiasmo y algarabía cuando anotan? Incluso los espectadores pueden estar activos con porras (que son como una aclamación o un canto), prestando atención a lo que ocurre (igual que cuando escuchamos las lecturas o seguimos las acciones de la misa), y sintiéndonos que el resultado nos importa (igual que cuando recordamos que la misa es para nuestro bien y por la salvación del mundo). Espera, ¡sin embargo! Ser un espectador, hasta un espectador entusiasta, no es la mejor analogía para lo que hacemos en la Eucaristía. La participación en la misa nos se parece tanto como al estar en las gradas mirando, sino como el ser parte del equipo. Es cierto. Cada persona en la liturgia es un “jugador” de una manera u otra. n La asamblea reza, canta, escucha y se suma a las acciones y gestos que le corresponde. n Los ministros: acomodadores, lectores, servidores, músicos, cantores y ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión, desempeñan un papel especial al servir a la asamblea. n El sacerdote y el diácono tienen funciones específicas en la liturgia, tales como dirigir, proclamar el Evangelio, predicar, rezar y así sucesivamente. Todas estas funciones interactúan. Aunque diferentes, forman un todo orgánico y ordenado. Esto contribuye a la belleza y la riqueza de la liturgia. Cuando el sacerdote dice: “El Señor esté con ustedes”, es como “tirar la pelota” a la asamblea. ¡No pueden dejar caer la pelota! Sus respuestas son importantes. Una visión de la Iglesia Manifestamos la verdadera naturaleza de la Iglesia con nuestra participación activa en la liturgia. Cuando todos hacemos nuestra parte, en concierto con otros, apoyamos a otros y al mismo tiempo fortalecemos nuestra propia experiencia. Al igual que un buen equipo, llevamos a cabo la acción litúrgica juntos, cada uno de nosotros, teniendo cuidado de hacer nuestra parte en su forma correcta. San Pablo dijo: “Hay diversidad de dones espirituales, pero el mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor“(1 Corintios 12,4-5). La participación en diferentes funciones es un esfuerzo unificado. También, como un buen equipo, no podemos salir al terreno de juego así como así. Necesitamos entrenarnos. La catequesis es una forma de entrenamiento. Tener una vida de oración fuera de la misa, es otra. Vivir nuestra fe activamente en la vida SAMPLE - COPYRIGHTED MATERIAL SAMPLE - COPYRIGHTED MATERIAL v i v e l a e u ca r i s t í a n A Ñ o B cotidiana es una tercera. Algunas personas se benefician leyendo las lecturas del domingo antes de ir a la iglesia, o llegando a la iglesia unos minutos antes, o alguna otra disciplina sencilla. Algunos necesitan descanso y relajamiento. Lo que sea necesario, vale la pena considerar cómo nos preparamos. Formada por la participación Cuando participamos activamente en la liturgia, nos formamos por lo que hacemos. Hacemos la señal de la cruz; nos paramos, sentamos o arrodillamos, respondemos, cantamos himnos y aclamaciones. Donamos a la recolecta; comulgamos, nos unimos a la música, en los silencios, en las oraciones. Estas acciones, realizadas con fidelidad, están grabadas en nuestra mente y corazón. Se convierten en parte de lo que somos. Quinto Dom ingo de Cuaresm a 5 REFLEXIÓN Recuerda un ejemplo cuando participaste plena, activa y conscientemente en la liturgia. ¿Qué te ayudó a participar? ¿Qué dificulta tu participación? ¿Cómo podrías prepararte mejor la semana que viene para participar más plenamente en la Eucaristía el próximo domingo? ACCIÓN Invita a un amigo, vecino o compañero de trabajo También vuelven a nosotros en momentos en los que los necesitamos. Un fragmento de música, una oración, una actitud o un gesto nos pueden ayudar a encontrar el camino y recordar la presencia de Dios, mucho después de que la liturgia haya terminado. Es una experiencia común, por ejemplo, el ver que un fragmento de la canción de la liturgia viene a la mente durante una “noche oscura” de dolor o pérdida. Es como si el soplo del Espíritu ha sido enviado para revivirnos. Pero ¿y si nunca cantamos esa canción? Debemos participar en primer lugar, para que la experiencia pueda continuar haciendo eco en nuestra vida. Debajo de las expresiones externas de la liturgia hay otro nivel de participación que se podría llamar interior o espiritual. Deseo y aceptación sinceros –decir “Sí” a Dios– es participar. Así el Espíritu lucha en nosotros para llevarnos a la conversión continua. La participación incluye la voluntad de vivir la vida compartida –con todas sus alegrías y sus luchas– en comunión los unos con los otros. Estos son los movimientos hacia el interior de la fe, las disposiciones del corazón. La participación hacia fuera y también hacia adentro son importantes. Necesitamos los signos externos de la liturgia que nos comprometen por medio de nuestros sentidos. Pero es la disposición del corazón la que permite que la liturgia dé sus frutos a largo plazo. Autora n para que te acompañe a la misa. Presta atención a sus necesidades, especialmente si no está familiarizado con la comunidad. O podrías ofrecer transporte para alguien que tiene dificultades para llegar a la iglesia. La participación comienza estando presente allí. ORACIÓN Oh Dios de amor, que nos invitas a participar en la vida de Jesús, tu Hijo, al compartir la Sagrada Eucaristía. Ayúdanos a participar plena, consciente y activamente en este admirable sacramento de tu Iglesia. Bendice nuestros esfuerzos en conjunto y ¡hazlos fructíferos! Amén. Rita Ferrone es escritora y conferencista sobre liturgia, catequesis y la renovación de la Iglesia Católica. Copyright © 2011, de Paulist Evangelization Ministries. Todos los derechos reservados. Nihil obxtat: P. Christopher Begg, S.T.D., Ph.D., Censor Deputatus. Imprimatur: Reverendísimo Barry C. Knestaut, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Washington, 7 de febrero de 2011. El Nihil obstat y el Imprimatur son declaraciones oficiales de que un libro o folleto está libre de errores doctrinales o de moral. 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