5 EJERCICIO DE CONTROL POLÍTICO EN EL CONGRESO DE COLOMBIA ROBERTO CAMACHO Representante a la Cámara del Congreso de Colombia Efusivo saludo a todo el auditorio. Muchas gracias a los organizadores de este evento por esta importante oportunidad de expresar la posición del Congreso de Colombia frente al control político, no sólo en cuanto a la política actual sino en general a las políticas que tienen que ver con el orden público y la seguridad nacional. Yo creo que nadie hoy discute el derecho que tienen los civiles de controlar el uso de la fuerza pública, el empleo de la misma. Creo que ni los mismos militares discuten ese hecho. Sin embargo, la dificultad radica en entender en qué consiste ese control y quiénes son los civiles que tienen que controlar a la fuerza pública. ¿Qué se entiende por control civil y cuáles son los ámbitos de aplicación del mismo? En el programa de gobierno del actual Presidente de la República de Colombia se estableció como propuesta fundamental para este cuatrenio la política de seguridad democrática, que se define como el compromiso de proveer seguridad a todos los ciudadanos cualquiera que sea su condición, y cuyo objetivo general es reforzar y garantizar el estado de derecho mediante el fortalecimiento de la autoridad democrática al asignarle a cada uno de los agentes de poder una tarea especial. A la rama judicial se le asigna la función de administrar justicia de manera pronta y cumplida. Al Ejecutivo, cumplir con las responsabilidades constitucionales y al Congreso legislar teniendo presente la seguridad como el bien común por excelencia. En el resto del programa del presidente Uribe nunca se vuelve a hacer mención del Congreso, del que se presume tiene que, necesariamente y de forma más o menos dócil, seguir las políticas del gobierno, que en un momento determinado fueron Ponencias y debates 125 propuestas de campaña exitosas, pero que cuando se ejecutan en el gobierno encuentran otras dificultades. Es bien claro que en esta política de gobierno es a la sociedad, a la sociedad civil, entendida como todo el conglomerado, a la que se le vincula directamente a su desarrollo y eficacia con facultades como la participación de ella en la elaboración de políticas públicas de seguridad, redes de cooperantes, recompensas, etc.; y a las Fuerzas Militares, que se fortalecen no sólo en lo operativo, sino en lo administrativo e incluso en lo moral. Y se establece una correlación entre esa fuerza pública y la sociedad, pero todavía sigue sin aparecer la tarea del Congreso que es fundamental. Dentro del esquema de seguridad democrática se fijan seis líneas de acción: coordinar, fortalecer, consolidar, proteger, cooperar y comunicar. Con esto se busca legitimar el Estado democrático y permitir que dentro de él se desarrolle el esquema de lucha política, proscribiendo así la contradicción política violenta. Pero dicho esquema no funciona en la medida en que el puente principal de conducción de esa política, el Congreso, aparezca sólo como un espectador del desarrollo de toda esa política, con lo que se contraría el origen de esta institución que es el de ser el foro político por excelencia en el que se deben reunir todas las posiciones y contraposiciones para enriquecer de esta manera la controversia a fin de llegar a acuerdos que comprendan a toda la sociedad. Y es aquí donde realmente debe rescatarse la función que debe cumplir el Congreso en todo el proceso, ya que éste es el máximo órgano de representación social del Estado, como lo consagra el Artículo 133 de la Constitución Nacional, condición que le asigna a este ente la obligación de no ser un convidado de piedra en la elaboración de políticas, sino la de ser el centro del debate, y ejercer de esta manera un contrapeso al Ejecutivo, sin ánimo obstruccionista, sino como ejercicio de una función constitucional que legitima las políticas adoptadas por el Ejecutivo, además de ser un ejercicio de responsabilidad no sólo frente a los electores sino al conjunto de la sociedad. Y este es el punto central que quiero destacar en esta intervención. Determinar en la actual política de seguridad democrática cuál es la función que le compete al Congreso en un momento histórico 126 Instituciones civiles y militares en la política de seguridad social que requiere una actitud nueva frente a un fenómeno que parece volverse endémico y que por tanto necesita mucha instrumentación jurídica y bastante vigilancia política. Claro, el Congreso tiene competencias que le son propias, que están previstas en la Constitución y la ley y a través de las cuales ejerce esos controles. Vamos a hablar de ellas para luego enlazarlas con la primera parte de la inquietud que les acabo de plantear. Son básicamente cinco escenarios en los que el Congreso ejerce el control político frente al gobierno, en esta coyuntura o en cualquier otra. Primero: a través de la aprobación o revisión del ascenso de los generales y almirantes de la República que efectúa la Comisión Segunda del Senado. Segundo: frente a las decisiones relacionadas con el Plan de Desarrollo Económico y las leyes de presupuesto que las desarrolla. Tercero: mediante las competencias que ejercen, distinta a la de ascenso de generales, las Comisiones Segundas del Congreso. Cuarto: la legislación acerca de políticas de seguridad. Quinto: en los estados de excepción que existen y están previstos en la Carta Política. En el primer caso, o sea, el ascenso de los generales, es una aprobación exclusiva de la Comisión Segunda del Senado mediante un trámite similar a un proyecto de ley. Es decir, llega la solicitud del gobierno, se nombra un ponente, éste hace una exposición y luego se somete a votación de la Comisión el respectivo ascenso. Este control en el ascenso de los altos oficiales, generales y almirantes, se ha estimado como un control de carácter formal. Sin embargo, últimamente la actitud de la Comisión Segunda del Senado ha cambiado bastante y tiende a modificarse aún más. Antes los ascensos se aprobaban tres o cuatro años después de que se había hecho la ceremonia de imposición de insignias. Ahora, antes de que se hagan esas ceremonias, tiene que darse un pronunciamiento de la Comisión Segunda del Senado y ya se han presentado, hecho que históricamente no había sucedido, algunos debates acerca de algunos, para el momento coroneles, que se han pospuesto para el ascenso. Respecto al plan de desarrollo y de presupuesto, sin bien es cierto estos son iniciativas de origen gubernativo, o gubernamental como manda la Constitución, la injerencia del Congreso es enorme por- Ponencias y debates 127 que este es el estadio en el cual los congresistas, primero en las comisiones económicas y, luego, en la plenaria, le dan una orientación al gasto público, que obviamente tiene una intervención definitiva en la instrumentación económica y presupuestal de cualquier política de seguridad, llámese ahora democrática o cualquier otra denominación. A través de esa aprobación del gasto público, del plan de desarrollo, del presupuesto nacional, el Congreso ejerce una gran función de control, o al menos debería hacerlo, porque se hace el gran debate de las prioridades y destinación del gasto público, por tanto, eso tiene un gran efecto sobre la instrumentación económica de estas políticas. En el momento presente, obviamente el Congreso, en la adopción del Plan de Desarrollo y del presupuesto, le dio instrumentos a este Gobierno para adelantar las políticas que requería en materia de seguridad democrática. Pero habría sido mucho mejor si el Congreso, además del cumplimiento de sus funciones propias, hubiera sido invitado, en un momento determinado, a hacer parte de la formulación de las políticas, porque entonces hay un compromiso mayor en las mismas y no se pone, más adelante, en peligro la continuidad de esta política. Las Comisiones Segundas del Congreso, que son las encargadas de la defensa nacional y la fuerza pública en el Senado y la Cámara de Representantes, ejercen un control que últimamente se ha vuelto bastante permanente. El señor General Mora sabe cuánto tiempo tiene que pasar en esas Comisiones, por medio de citaciones, de cuestionamientos, de preguntas, de vigilancia. Las Comisiones Segundas del Congreso están permanentemente en actividad en materia del desarrollo de todas estas políticas que tienen relación con la seguridad. Frente a la función de legislar en cuanto políticas de seguridad, el Congreso actúa dentro de lo que se conoce como Cláusula General de Competencias. Con base en ella el Congreso asume el conocimiento de las materias que el gobierno le propone y mediante actos legislativos o leyes las desarrolla, es decir, fija esa política para que sirva de marco o carrilera para la actuación gubernativa. Actualmente, por ejemplo, y con base en esta facultad, se adelantan proyectos de ley como los de acuerdo humanitario, alternatividad pe- 128 Instituciones civiles y militares en la política de seguridad social nal, o actos legislativos como la denominada ley antisecuestro y antiterrorismo que realmente es un acto legislativo que está hoy está en curso en el Congreso. Todas estas leyes fijan y concretan la política de seguridad del Estado y tienen mucho que ver con la calidad de la percepción que el Congreso tenga acerca de su desarrollo, de sus alcances, de sus propósitos y de la manera como se vaya a ejecutar. De otra parte, es pertinente aclarar que el presidente decidió dirigir la Fuerza Pública y disponer de ella como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de la República, es decir, el de ser un coordinador en el uso de la fuerza. Pero en ninguna parte se le asigna la función de establecer una política en este campo. La política se fija en un Estado de Derecho, mediante la norma jurídica. Es la Ley o la Constitución la que fija una política de Estado, la que la refleja y la convierte en derecho público de obligatorio cumplimiento. De no ser así sería muy difícil establecer un control político y jurídico, porque no se tendrían referentes de certeza para el ejercicio de ese control. Dentro de los controles que ejerce el Congreso sobre el Ejecutivo, el de mayor trascendencia es el que se da en los estados de excepción, guerra exterior, conmoción interior, emergencia económica, social y política, ya que durante la vigencia de ellos, los hechos que se pretenden conjurar con facultades extraordinarias por parte del presidente, le dan la facultad de asumir transitoriamente la función legislativa del Congreso. Durante el tiempo de estos estados el Congreso sigue funcionando con pleno uso de sus facultades. Voy a citar una sentencia de la Corte Constitucional que es pertinente en esta conversación. Los estados de excepción no pueden desconocer el principio democrático llamado a no decaer ni siquiera en épocas de normalidad. En los estados de excepción se adoptan las medidas que se incorporan a un Decreto Legislativo y, luego, por la vía de los controles político y jurídico, el Congreso y la Corte Constitucional, se busca el consenso democrático. De ahí que el Congreso potencie su papel de censor y que este órgano del poder se convierta en foro de discusión acerca de la actuación del gobierno. Ponencias y debates 129 En los estados de excepción, a pesar de que hay una absorción transitoria de la facultad legislativa por parte del gobierno, como dice la Corte Constitucional, paradójicamente lo que hace es potenciar la función de control del Congreso de la República al convertirlo en un censor, precisamente por ese desplazamiento transitorio de competencia. Ese control político que se ejerce a través de los estados de excepción genera no sólo un cuestionamiento del uso mismo del instrumento, sino todo un debate acerca del diagnóstico del conflicto, un debate acerca de la terapia del mismo, y obviamente, un debate acerca de la eficacia o resultados del uso del instrumento. En los estados de excepción la normalidad no desvirtúa la separación de poderes. La visión de una rígida separación de los poderes debe ser superada por una concepción que concilie el ejercicio de funciones separadas que no pertenecen a un órgano sino al Estado, con la colaboración armónica para la realización de sus fines que no son otros que los del servicio a la comunidad. La organización del poder que la Constitución contempla para épocas de normalidad consulta fundamentalmente la necesidad de estructurar una respuesta rápida y eficaz frente a la misma con la preservación de un mecanismo particular de separación de funciones. La función legislativa asumida por el gobierno, y sin agotar el trámite legislativo ordinario por la vía de los decretos legislativos, busca articular un eficiente mecanismo de respuesta. La función de control, según la técnica clásica de frenos y contrapesos, le corresponde al Congreso, que de todas maneras conserva la plenitud de sus atribuciones. En este punto voy a saltarme un montón de asuntos, para relevar lo que quería demostrar con la charla. Si bien es cierto que el Congreso tiene funciones propias constitucionales, naturales para el ejercicio del control político que debe ejercer de forma permanente, sería mucho más importante que, además de ejercer esas funciones, hiciera parte de la formulación de una política de seguridad, porque siempre hay que considerar que en Colombia el problema es producir una doctrina apropiada frente a la hipótesis de conflicto interno que el país tiene, que es de naturaleza singular y de características propias, que no necesariamente puede quedar bien 130 Instituciones civiles y militares en la política de seguridad social construida por el hecho de que doctrinas generales universales de defensa puedan ser aplicadas para estos efectos. Y el Congreso, de todas maneras, con todo y sus defectos, refleja el sentimiento, el temperamento y la idiosincrasia del pueblo, y tiene una posibilidad de expresar un fenómeno sicológico que es la manera también como el pueblo ve su propio conflicto y por eso sería muy útil que hiciera parte de esta formulación. Muchas gracias, y qué pena si me excedí. ■ JUAN GOSSAÍN Muchas gracias a Roberto Camacho, miembro del Congreso de la República, Representante a la Cámara. Y le pido al señor Chuck Wexler que pase, por favor, al podio. Él es el Director del Foro Policial Ejecutivo para la Investigación, Riegos y Vulnerabilidad de las Instituciones de Seguridad.