10 principios para la interpretación de narraciones bíblicas Extraído del libro “How to Read the Bible for all its Worth”. Gordon D. Fee y Douglas Stuart 1. Una narración del Antiguo Testamento usualmente no enseña directamente una doctrina. 2. Una narración del Antiguo Testamento usualmente ilustra una doctrina o doctrinas enseñadas proposicionalmente en otro lugar de las Escrituras. 3. Las narraciones relatan lo que pasó; no necesariamente lo que tenía que haber pasado o lo que debía de haber pasado en cada momento. Por lo tanto no toda narración tiene una aplicación moral individual e identificable. 4. Lo que las personas hacen en las narraciones, no es necesariamente un buen ejemplo para nosotros. Frecuentemente, es exactamente lo contrario. 5. La mayoría de los personajes en las narraciones del Antiguo Testamento están lejos de ser perfectos, como los están sus acciones también. 6. No siempre se nos dice al final de una narrativa si lo que pasó fue bueno o malo. Se espera que nosotros seamos capaces de juzgar esto sobre las bases de lo que Dios nos ha enseñado directa y categóricamente en otros lugares de la Escritura. 7. Todas las narraciones son selectivas e incompletas. No todos los detalles relevantes se dan siempre (cf. Juan 21:25). Lo que si aparece en la narrativa es todo lo que el inspirado autor pensó que era importante que nosotros supiéramos. 8. Las narraciones no fueron escritas para responder todas nuestras preguntas teológicas. Ellas tienen propósitos concretos, específicos y limitados y abordan ciertos problemas, dejando otros para ser abordados de otras maneras y en otros lugares. 9. Las narraciones pueden enseñar tanto explicita (declarando algo claramente) como implícitamente (dando a entender algo claramente, sin realmente declararlo). 10. En el análisis final, Dios es el héroe de todas las narraciones bíblicas.