ORACIÓN SÁBADO MAÑANA Ambientamos la oración con sonido de naturaleza de fondo. - Lectura del padre nuestro (realizada por dos personas) Lectura “ La novedad del Evangelio” (realizada por una persona) Minutos para reflexionar y compartir si queremos lo que hemos sentido en la lectura Lectura del salmo 126 “ El esfuerzo humano es inútil son Dios” (realizado todos juntos) Canción Power-point PADRE NUESTRO PADRE NUESTRO NIÑO: PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN LOS CIELOS DIOS: Sí, ¿qué quieres? NIÑO: ¡Oye! No me interrumpas, ¡estoy rezando! DIOS: Pero ¿no me has llamado? NIÑO: Yo no te he llamado DIOS: Entonces, ¿por qué has dicho “Padre nuestro”? NIÑO: Yo no quiero llamar a nadie, yo sólo estoy rezando DIOS: Bueno..., sigue NIÑO: SANTIFICADO SEA TU NOMBRE DIOS: ¡Un momento!, ¿Qué quieres decir con eso? NIÑO: ¡Déjame en paz! Yo no quiero decir nada, yo estoy rezando.... DIOS: Pero, cuando se reza se habla con alguien y se le quiere decir algo. Tú ¿con quién estás hablando y qué le quieres decir? NIÑO: ¡Anda! ¡Pues es verdad! ¿Qué quiere decir “Santificado sea tu nombre”? DIOS: Es muy fácil. Eso significa que los que rezáis así habéis aceptado el ser hijos y pareceros a mi Hijo Jesús, que siempre hizo el bien a los demás. Así es como se santifica a los demás. NIÑO: ¡Oye! Ahora tiene sentido esto de rezar. Yo nunca lo había pensado. Bueno… yo estaba rezando. ¡Voy a seguir! VENGA A NOSOTROS TU REINO. HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO DIOS: ¿Quieres decir eso de verdad? NIÑO: Pues claro DIOS: Y ¿qué haces para que sea verdad? NIÑO: Hacer, hacer.... nada...., eso lo tendrás que hacer Tú. Yo pienso que sería fenomenal que Tú hicieras que aquí abajo hubiese tanta paz, tanta alegría y tanto amor como debe haber allí arriba. DIOS: ¡Claro que sería fenomenal!, pero... ¿sabes una cosa? Eso lo quiero Yo hacer a través de ti. Tú puedes realizar aquí mi Reino, llevando alegría, paz y amor a los demás. Esa es mi voluntad. NIÑO: Esto es muy complicado. ¡Deja de meterte conmigo! Yo estoy rezando, porque me han dicho que para ser bueno hay que rezar. Pero... me parece que voy a dejar de rezar porque esto se está alargando mucho DIOS: ¡Venga! No te canses, sigue rezando NIÑO: DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DIA DIOS: ¿Para qué pides el pan si ya lo tienes? Y además de pan tienes muchas cosas que no necesitas. NIÑO: Pero bueno.... ¿no es eso lo que dice “el Padre nuestro”?...Si estoy rezando, lo tendré que decir, ¿no? DIOS: Sí, pero no basta con decirlo. Es necesario que otros que no tienen pan lo tengan. Así que comparte algo de lo que tú tienes con otros que no lo tienen.... Yo lo doy para todos… no te quedes tú con más de lo que necesitas. NIÑO: ¡Ozú! Cada vez me lo pones peor. No sigo. Tengo miedo de seguir DIOS: ¿Miedo de qué? ¿De seguir rezando? Sigue, que estoy interesado por lo que viene después. NIÑO: PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIEN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN DIOS: ¡Claro que te voy a perdonar! Y tú, ¿perdonas a tu amigo? NIÑO: ¡Ni hablar! Me ha hecho una faena… y me la pagará DIOS: Pero… ¿tu oración, qué? NIÑO: Pues mi oración… bueno.... Yo estoy rezando el Padre nuestro DIOS: Sí, estás rezando, pero rezar no es sólo decir palabras, es vivir lo que dices. NIÑO: Bueno... ya me voy enterando. Es difícil, pero me estás convenciendo lo perdonaré. DIOS: Esto es maravilloso. ¿Cómo te sientes? NIÑO: No muy mal del todo. Estoy un poco contento, pero no te vayas, que has prometido ayudarme. DIOS: ¡No me voy, hombre! ... Sigue tu oración, que todavía no has terminado. NIÑO: NO NOS DEJE CAER EN LA TENTACION Y LIBRANOS DEL MAL DIOS: ¡Estupendo! Lo haré… pero tú déjame ayudarte y no te empeñes en hacerle más caso a tu comodidad, a tus caprichos, a tu egoísmo, a tu envidia, a tu… que a Mí. ¿De acuerdo? NIÑO: De acuerdo. Gracias, Señor, porque ahora sé lo que es rezar. Hasta ahora creía que si rezaba podía hacer lo que quisiera. Pero ahora me doy cuenta de que cuando rezo hablo contigo y no te puedo engañar y decirte una cosa y hacer otra. DIOS: ¡Fenomenal! Ahora sí que puedes llamarme Padre. Ahora sí es auténtica tu oración y lo que me pides se va a realizar porque estás dispuesto a poner todo lo que puedas de tu parte. NIÑO: ¡Buenas tardes, Padre! DIOS: ¡Buenas tardes, hijo querido! INTRODUCCIÓN A LA LECTURA: Como personas tocadas por Dios, ese Dios que pasa por nuestra historia como laicos encarnado en Jesús nos anima casa día a vivir la novedad del evangelio desde el amor y el servicio. Hacemos una lectura atenta y orada del texto. LECTURA La novedad del Evangelio La novedad del Evangelio está en su ley fundamental: Amarás a tu prójimo como a ti mismo: en ese solo precepto alcanza la ley su plenitud (Cal. 5, 14). Y lo haréis como Yo lo he hecho, como yo os he amado: así debéis amaros entre vosotros (Jn. 13,34). Ese “como Yo” es la verdadera característica del cristiano: “En eso se notará que sois discípulos míos’ (idem). Y ese amor incondicional a Dios y a los hermanos pasa por el servicio de Cristo, hasta la muerte (Jn. 15,13). Él no aspira a ser servido, sino a servir (20,28); Cristo despojándose de su condición de Dios tomó la condición de siervo y se hizo servidor (Fil. 2,7). Esta novedad del evangelio es el punto le referencia para la inspiración del ideario de vida de todo cristiano. Lo que ha un cristiano hace dar el salto será siempre la insuperable radicalidad en el servicio y la intensidad en el amor. Esa intensidad se sancione por un compromiso; y ese compromiso, en el caso de los religiosos y laicos, se evoca y revoca en la radicalidad del bautismo. La vocación de un elegido por Cristo no es solamente anunciar a Cristo o predicarlo, sino implantar la economía evangélica; hacer que los hombres se amen entre sí como Cristo nos ha amado y que tomen conciencia de que este amor les es dado gratuitamente y gratuitamente lo tienen que ofrecer. Familia marianista New York junio 1995 José maría Arnaiz, sm. INTRODUCCIÓN AL SALMO: El hombre es propenso a enaltecer la obre de sus manos; a olvidarse de que Dios es quien da la fuerza. Reconocer a Dios en todos los caminos, saber que la bendición que enriquece viene de Dios, es afirmar la solidez de nuestra obra. Efectivamente, en Dios vivimos, nos movemos y existimos. Se puede y se debe trabajar con todo el entusiasmo; conscientes, sin embargo, de que Dios da el crecimiento. La semilla crece sin cesar, día y noche, sin que el sembrador sepa cómo. Al final, la obra de cada uno quedará al descubierto: aquel que construyó sobre el cimiento ya puesto, recibirá la recompensa. Depositemos nuestra confianza en Dios, eficaz constructora de la casa y vigía de la ciudad. SALMO SALMO 126 “EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS” Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas. Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, que comáis el pan de vuestros sudores: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen! Constrúyenos la casa, danos tu herencia; guarda nuestro pueblo que reine la paz. La herencia que da el señor con los hijos; su salario, el fruto del vientre: son saetas en manos de un guerrero los hijos de la juventud. Dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba: No quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza. Constrúyenos la casa, danos tu herencia; guarda nuestro pueblo que reine la paz.