LA AEDH SE MOVILIZA PARA LAS ELECCIONES EUROPEAS 2009 ¿La lucha contra el terrorismo justifica una restricción de las libertades individuales? El 11 de septiembre de 2001 se convirtió en el símbolo del terrorismo moderno. Para algunos, señala un corte que permitió adoptar nuevas medidas contra el terrorismo. Si, por su desmesura y su objetivo, para la mayor potencia del mundo, los atentados del 11 de septiembre de 2001 adquirieron efectivamente la dimensión de un símbolo, las manifestaciones de terrorismo no datan del 11 de septiembre de 2001 y las legislaciones antiterroristas tampoco. En Francia, como ejemplo, datan de 1986 y en Alemania o Italia son aún más anteriores. Los atentados del 11 de septiembre, en cambio, desencadenaron un proceso que permitió desarrollar un conjunto de medidas represivas que, al amparo de proteger las poblaciones, ponen seriamente en juego las libertades individuales y colectivas y abren la vía a la represión de una simple oposición política o social. Mientras que la lucha contra el terrorismo integra un aspecto policial, judicial y también un aspecto político, la “guerra contra el terrorismo”, concepto reducido a los solos aspectos coercitivos, lanzado por los Estados Unidos, fue ampliamente adoptado por la Unión Europea. A partir de 2002, la creación de una orden de detención europea, dando fe de todos procedimientos protectores, y la decisión-marco de definición del terrorismo abrieron la vía a una extensión de la definición del terrorismo que podía llegar hasta el campo de las luchas sociales o de la desobediencia civil, y a una alianza de las policías y de los fiscales sin verdaderos controles y sin verdadero respeto de las libertades individuales. La extensión, en toda Europa, de procedimientos de excepción aumentando considerablemente los poderes de las policías y del Fiscal, no se contrapesa de ninguna manera por la Carta de los Derechos Fundamentales, al alcance jurídico muy limitado; es pues, fuera de la Unión Europea, gracias al Convenio Europeo de Protección de los derechos Humanos que algunos abusos pueden sancionarse. Aún es necesario ser consciente de los límites de las garantías concedidas a los ciudadanos. Los Estados no dudaron pasar además sus propias legislaciones o incluso ratificar a posteriori, violaciones patentes del derecho. Así es, por ejemplo, el caso de la sumisión de la Unión Europea a las exigencias de los EE.UU. en cuanto a transportes de pasajeros, transferencias financieras e informaciones fraudulentamente comunicadas ultra-Atlántico. Las lógicas en marcha conducen entonces inevitablemente a no satisfacer jamás la sed de control de los Estados que se nos presenta como la condición de nuestra seguridad. Se sabe con todo, y los países de Europa han de echo definido los primeros el principio, que la seguridad de los ciudadanos no cubre la seguridad del Estado. En la actualidad, esta voluntad de aumentar siempre los poderes de los Estados conduce a la Unión Europea a prever modificar la directiva marco sobre el terrorismo para extenderla a la libertad de expresión. Algunas expresiones públicas se volverían reprensibles en nombre de la lucha contra el terrorismo. Vinculada con la imprecisión de la definición del propio terrorismo, se ve bien cómo una provocación pública a un delito mal definido puede muy rápidamente convertirse en un verdadero ataque a la libertad de expresión. El espacio de libertad que quiere ser la Unión Europea no puede adaptarse a tales derivas. La Unión debe volver de nuevo a una legislación que no sacrifica las libertades y la democracia frente a una ilusoria seguridad absoluta. Ficha N°11 Para más información, visiten nuestra página de Internet: www.aedh.eu