Texto XII España sin pulso 1.- El sistema canovista: la Constitución de 1876. Oligarquía y caciquismo La Restauración supuso la vuelta de los Borbones al trono español en la persona del príncipe Alfonso, hijo de Isabel II, que reinaría como Alfonso XII. El monarca llega a España el 9 de enero de 1875, tras el inútil pronunciamiento del general Martínez Campos y la formación por Cánovas de un Gabinete de Regencia. A partir de entonces, se pone en práctica la maquinaria política, que, desde años atrás, está construyendo Antonio Cánovas del Castillo. a) El sistema canovista Cánovas considera que el régimen monárquico es la forma natural del Estado y no tiene discusión porque cuenta con raíces históricas muy profundas. Sin embargo, consciente de la pérdida de prestigio que sufrió la Corona durante el reinado de Isabel II, sabe que es preciso purificarla y devolverle la dignidad que debe caracterizarla. La Monarquía ha de compartir la soberanía con las Cortes, la otra institución histórica. Otro principio del sistema canovista es que la Constitución debe servir para que, con ella, pueda gobernar cualquier partido político, siempre que acate la Monarquía, por ello, no puede ser una Constitución partidista, como todas sus predecesoras, sino que debe ser ecléctica. Por último, para que el régimen funcionara, Cánovas, admirador del sistema político del Reino Unido, consideraba que debía haber dos partidos, que se alternarían en el gobierno y en la oposición. Estos partidos serán el Partido Conservador y el Partido Liberal, liderados respectivamente por el propio Cánovas y por Sagasta. b) La Constitución de 1876 .La Constitución de 1876 pretendía ser una síntesis de las de 1845 y 1869 y realmente consiguió el consenso de un amplio sector de las fuerzas políticas del momento, lo que hizo, como pretendía Cánovas, que fuera duradera. No obstante, se trata de una Constitución conservadora, cuyos principios más importantes son: • Soberanía compartida. La potestad de hacer las leyes reside en “las Cortes con el Rey”. Esto marca una ruptura con el Sexenio, que reconocía exclusivamente la soberanía de la nación y enlaza, por el contrario, con el moderantismo, al coincidir con la Constitución de 1845 en quiénes son los depositarios de la soberanía. • Prolija declaración de derechos y deberes. Recoge casi todas las conquistas de 1869, pero sólo en teoría, ya que serán las leyes ordinarias las que concreten estos derechos, y éstas, en su mayor parte, tendieron a restringirlos, especialmente los derechos de imprenta, expresión, asociación y reunión. • Poder legislativo depositado en las Cortes y en el Rey, ambos con iniciativa legal. La Corona tiene la potestad de sancionar las leyes, de vetar por una legislatura una 1 • • • • • Ley y de disolver las Cámaras, en cuyo caso debe convocar nuevas elecciones en un plazo máximo de tres meses. Cortes bicamerales, en las que se adopta el patrón moderado en lo que se refiere a la composición de la Cámara Alta o Senado, que está compuesto por tres tipos de senadores: por derecho propio, por designación real, y elegidos por las corporaciones y los mayores contribuyentes. Los diputados son elegidos por sufragio directo, pero la Constitución guarda silencio sobre la forma de votación, por lo que será el partido gobernante el que decida, a través de la ley electoral, si el sufragio debe ser censitario o universal. Poder ejecutivo ejercido por la Corona a través de los ministros, que responden ante las Cámaras. El Rey elige libremente al Jefe de Gobierno y no es responsable ante las Cortes. El Rey es inviolable, tiene el mando supremo de las fuerzas armadas, declara la guerra y firma la paz, etc. El Gobierno aparece en la Constitución de manera imprecisa, pues sólo se habla en ella de los ministros, pero se irá consolidando a través de la figura del Presidente de Gobierno, que tiene el cometido de presentar al Rey la lista de ministros. Poder judicial independiente. Se mantiene la unidad de códigos, al quedar suprimidos los fueros vascos. Ayuntamientos y Diputaciones bajo control gubernamental, otra herencia de la Constitución moderada del 45. De nuevo se reconoce la confesionalidad católica del Estado y se garantiza el sostenimiento del culto y el clero. A cambio se concede una ambigua libertad de creencias, siempre que respetaran la moral católica y se practicaran en privado. c) Oligarquía y caciquismo Una vez aprobada la Constitución, se podría esperar que ésta fuera el hilo conductor de la acción política, sin embargo, la práctica política responde a realidades que no están presentes en el texto constitucional: • Por un lado, los electores no deciden quiénes serán sus representantes políticos, ya que se manipula el resultado electoral, según convenga a los intereses de los dos partidos del turno. Así, no es el electorado el que determina la composición de las Cortes, sino el gobierno de acuerdo con los “caciques” rurales, que simulan la elección. • En segundo lugar, el Rey no nombra gobierno de acuerdo a lo que han manifestado los electores, designando una mayoría parlamentaria, sino al contrario, el Rey nombra un Jefe de Gobierno, que presenta sus ministros a aquél a la vez que recibe un decreto de disolución de las Cortes, tras lo que se convocan nuevas elecciones, las cuales tienen como resultado una amplia mayoría favorable al gobierno. • Por último, la capacidad para decidir quién debe gobernar, no es del cuerpo electoral sino del Rey, que busca mantener un equilibrio entre los dos partidos (Conservador y Liberal), destituyendo al que se ha desgastado en el ejercicio del poder y nombrando al que, hasta entonces, hacía oposición. Por tanto, no son los éxitos electorales lo que llevan a un partido al gobierno, sino, como destaca Varela Ortega, su capacidad para mantener la “unidad del partido”. 2 A partir del Pacto de El Pardo, a raíz de la muerte prematura de Alfonso XII (1885), los conservadores y los liberales acuerdan la rotación en el poder. Cuando un partido se desgasta, el otro lo sustituye. Los demás partidos quedan excluidos de la vida política, pues no sólo no pueden formar gobierno, sino que apenas cuentan con representantes en las Cortes. Esta práctica política se sustenta gracias al caciquismo. Los caciques son los jefes locales de los dos grandes partidos, que controlan una determinada área electoral. Basan su poder en el control de la administración del Estado y utiliza ilegalmente las instancias estatales para favorecer a sus amigos y perjudicar a sus enemigos. Actúan a nivel local y comarcal y son los intermediarios entre el Estado y su comunidad. Para conseguir ascendencia sobre su clientela, el cacique intercambia con ésta votos por favores. Además la protege y defiende. Es una relación basada en lo personal y en el interés político mutuo. En un sistema político como éste, el hecho de que en 1890 se implantara el sufragio universal, no tuvo repercusión alguna, al practicarse el “pucherazo” para alterar el resultado electoral. En la España de Cánovas, gobierna una oligarquía, parapetada en los partidos Conservador y Liberal, el resto de los partidos contempla impotente cómo se falsean las elecciones y se manipula la Constitución. 2.- La crisis de 1898: El fin del imperio colonial español y sus consecuencias A finales del siglo XIX tendrá lugar un acontecimiento que sumiría a España en una fuerte crisis: la guerra colonial y la pérdida de las últimas posesiones españolas en ultramar. a) Desarrollo del conflicto Desde 1878 (Paz de Zanjón) hasta 1895 (grito de Baire), se produjo un importante crecimiento económico en Cuba, que no se vio secundado por un desarrollo político. El descontento en la isla era evidente y, para reprimir nuevas sublevaciones, era necesario mantener en la colonia un ejército de unos 24.000 soldados. Sin embargo, a partir de 1892, la política restrictiva de gastos que se lleva a cabo cuando Antonio Maura es ministro de Ultramar, hace descender la guarnición a 14.000 soldados, con lo que las sublevaciones son difíciles de reprimir. En febrero de 1895, se produjo un nuevo levantamiento independentista en Cuba que se traduciría en una guerra definitiva, no acabada hasta la derrota de España por Cuba y Estados Unidos. A pesar de lo acordado en la paz de Zanjón (1878), el Gobierno español siguió desentendiéndose de los abusos que sufrían los trabajadores indígenas a manos de sus patronos criollos y españoles debido a las presiones que, sobre los distintos gobiernos ejercían los grupos de poder de la isla, dispuestos a defender sus ganancias en la explotación de la colonia. El movimiento independentista indígena se fue haciendo cada vez más fuerte y organizado, más aún cuando los Estados Unidos, guiados por su propio interés, deciden apoyarlos. La guerra cubana pasó por distintos momentos: al principio, el gobierno liberal intentó el diálogo, enviando al general Martínez Campos a la isla, pero fue un fracaso, porque la insurrección estaba mejor planeada que la de 1872. El general se negó a aplicar medidas 3 represivas sobre la población civil y regresó a España. Un nuevo gobierno conservador envió al general Weyler, que arrinconó a los sublevados en las montañas y, para evitar que la población civil pudiera ayudarles, dividió el territorio por líneas fortificadas y encerró a la población en compartimentos. Sin embargo, no consiguió domeñar a los cubanos, sino que, la guerra de desgaste que se llevó a cabo durante los dos siguientes años, no sirvió para nada, porque a la superioridad militar española, se oponía el dominio del terreno por los insurgentes cubanos. Cuando Sagasta vuelve al Gobierno, tras el asesinato de Cánovas (1897), intentó aplacar a los sublevados con un nuevo proyecto de autonomía para la isla, encargando al general Blanco de ponerlo en marcha. Con la formación del nuevo gobierno cubano, parece que, al fin, se va a conseguir pacificar la isla, pero, entonces, los Estados Unidos intervienen y se inicia el camino de la guerra. El pretexto de la misma va a ser el hundimiento, el 15 de febrero, del Maine, acorazado estadounidense anclado en la bahía de La Habana. El resultado es la pérdida de 254 vidas. España propone la formación de una comisión internacional para investigar los hechos, pero Estados Unidos se opone y, tras su particular investigación, concluye que la responsabilidad de la explosión es de España. Las opciones que el gobierno norteamericano da a nuestro país son comprarle la isla por 300 millones de dólares o la declaración de guerra en tres días, si España no renunciaba a la soberanía sobre la isla. La única salida digna que le queda a España es enfrentarse con el gigante americano y la derrota no se hace esperar: la flota española, sitiada en Santiago, termina siendo vencida el 3 de julio. Por su parte, Puerto Rico estaba bajo el mando de un gobernador que dependía de la autoridad de La Habana y no parecía que la población de la isla tuviera intención de desvincularse de España, sin embargo, con la entrada en la guerra de los Estados Unidos, la situación cambió. Una vez tomada Cuba, Puerto Rico cae también en manos norteamericanas En 1896 estalla en Filipinas una insurrección dirigida por el médico José Rizal, lo que obliga a España a aumentar su presencia militar en el archipiélago. Junto a las fuerzas terrestres, crece también la presencia naval, pero la escuadra española anclada en Cavite sólo estaba preparada para frenar la piratería y las insurrecciones por vía fluvial. En vísperas de la guerra entre España y Estados Unidos, la flota americana fondeada en Hong Kong se dirige a las islas para apoyar a los rebeldes, la flota española fue destrozada y Manila fue conquistada sin apenas luchar, cuando ya se había efectuado el armisticio. El 10 de diciembre se firmó el Tratado de París, que fue una imposición yanki. A España no le quedaba otra opción que aceptar las exigencias de Estado Unidos, de lo contrario se reanudaría la guerra. España renunciaba definitivamente a su soberanía sobre Cuba, entregaba a Estados Unidos las islas Filipinas, a cambio de 20 millones de dólares, y Puerto Rico, al igual que la isla de Guam en las Marianas. Al año siguiente, por el Tratado hispano-alemán, las islas Marianas (excepto la isla de Guam), las Carolinas y las Palaos son cedidas a Alemania a cabo de 15 millones de dólares. España queda circunscrita al territorio europeo, cosa que no ocurría desde 1492. b) Consecuencias 4 El desastre del 98 dio lugar a una herida demasiado profunda en la sociedad española, que tardó en manifestarse, lo que no quiere decir que el pueblo español fuera insensible a la catástrofe ocurrida. El desastre supuso una importante pérdida de vidas humanas, unos 120.000 muertos, de los que la mitad fueron españoles. Además, el pueblo sencillo tuvo que contemplar cómo sus hijos y hermanos llegaban enfermos, mutilados y envejecidos en los pocos meses que habían permanecido fuera. Las pérdidas materiales es otra de las consecuencias, la metrópoli perdió los ingresos provenientes de las colonias, los mercados privilegiados que allí se tenían y las mercancías (azúcar, cacao, café) que ahora habría que comprar a precios internacionales. Se inicia la defensa del mercado interior por medio de una política proteccionista. Se produjo una crisis política, pues se puso en evidencia la incapacidad de los gobiernos para gestionar el conflicto y, además, se abrió un debate sobre los defectos de la nación y española y sobre las decisiones que había que tomar para ponerles fin. Se da a conocer la corriente generacionista. La pérdida de las colonias de ultramar hace mirar con más atención al norte de África. El colonialismo ultramarino fue sustituido por el africanismo. 3.- Movimientos socio-políticos: regeneracionismo, regionalismo y nacionalismo a) El regeneracionismo Se trata de una corriente de opinión que, aunque surge mucho antes del Desastre, va a alcanzar mayor protagonismo a raíz de las críticas que hacen los regeneracionistas al Gobierno y al sistema tras la pérdida de las colonias. Lo que buscan hombres como Joaquín Costa, Ricardo Macías o Damián Isern es la regeneración de la vida política del país, de ahí su nombre. Para ello parten de un análisis de la realidad: la falta de respeto al cuerpo electoral, la corrupción de los partidos políticos y el atraso social y económico en que se encuentra España con relación a otros muchos países europeos. Una vez planteados los problemas, aportan las soluciones: transparencia del sistema electoral y respeto a sus decisiones; honestidad en la vida parlamentaria; reforma educativa, que saque al país del atraso en que se encuentra; programa de obras públicas, etc. Los regeneracionistas plantean la necesidad de buscar el bien común en lugar de defender los intereses de unos pocos. A pesar de sus críticas y de sus propuestas, no quisieron tomar parte activa en la política, por lo que sus planteamientos resultaron inútiles al no ir respaldados por una fuerza política con capacidad de acción. b) Regionalismo y nacionalismo A finales del siglo XIX surgen en la periferia movimientos políticos de signo nacionalista. El movimiento regionalista nacerá con más fuerza y en primer lugar en Cataluña y el País Vasco, al coincidir la existencia de una lengua propia y de una burguesía desarrollada, que abrazará la ideología nacionalista. 5 En Cataluña, el nacionalismo surge en torno a intelectuales como Prat de la Riba o Valentí Almirall. Los grupos liderados por ellos se unen en 1892, formando la Unió Catalanista, que elabora las Bases de Manresa como programa fundacional. No pretenden la separación de España, sino la creación de un Estado federal compuesto por la unión de regiones con autogobierno con sus propias instituciones. Sus componentes son de origen burgués. El nacionalismo vasco es algo posterior. Sabino Arana fundó en 1895 el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Sus planteamientos iniciales fueron muy radicales, proponiendo la independencia de las provincias vascas y haciendo gala de afirmaciones xenófobas y racistas, pero se vio obligado a suavizar su postura para ganar apoyos a su proyecto. Renunció al separatismo y conectó con el pensamiento cristiano, convirtiendo su propuesta en una opción nacionalista de corte conservador. El nacionalismo vasco caló en las clases medias, que veían temerosas cómo el socialismo se extendía entre la clase obrera vasca. El regionalismo gallego surgió en la década de los ochenta y obtuvo respaldo de los comerciantes y propietarios agrarios. Su representante fue Alfredo Brañas, que defendía una tendencia tradicionalista mitificando la sociedad tradicional gallega; Manuel Martínez Murguía era el defensor de una tendencia liberal-democrática y presentaba a Galicia como un ente nacional. El regionalismo valenciano surgió de manera minoritaria y tardíamente. Surge a raíz del renacimiento cultural de los años setenta. El regionalismo andaluz se origina en el cantonalismo de 1873. Se considera a Blas Infante padre del andalucismo. Relaciona el problema campesino con el andalucismo. El regionalismo andaluz no fue apoyado por la burguesía, vinculada al poder central. Los obreros, por su parte, tampoco lo respaldaron, al sentirse más identificados con el anarquismo. 4.- La crisis general de 1917: causas, desarrollo y consecuencias En 1917 se producirá la crisis del liberalismo español, impulsada por una serie de problemas que se venían arrastrando desde tiempo atrás, estos problemas son de carácter político, económico y social. a) Causas de la crisis • Quiebra del bipartidismo. La alternancia en el poder de los partidos dinásticos cada vez se complicaba más, debido a la existencia de otros partidos, que, aunque minoritarios, iban obteniendo representantes parlamentarios. Esto daba lugar a una gran inestabilidad en los gobiernos y a una permanente necesidad de disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones. En febrero de 1917, el presidente Romanones decretó la suspensión de las Cortes, lo que provocó una serie de huelgas y la publicación de un Manifiesto por la CNT y la UGT, en el que expresaban su propósito de organizar una huelga general contra el Gobierno; éste respondió encarcelando a los dirigentes de la UGT y suspendiendo las garantías constitucionales. • Crisis económica. Viene motivada por la Primera Guerra Mundial y la neutralidad de España. Al principio, el país se vio favorecido por mantenerse al margen de la 6 • guerra: las exportaciones se multiplicaron, la industria creció enormemente, y los industriales y grandes propietarios, especialmente, alcanzaron enormes beneficios. Pero, a partir de 1917, la demanda de productos por los países en conflicto disminuye a medida que aquellos van recuperando su capacidad productiva. Además, los precios se disparan debido al desabastecimiento de algunos productos básicos. Comienza entonces a percibirse el desigual reparto de los beneficios. Descontento social. El hambre provocada por el alza de los precios y el escándalo que suscitan las fortunas levantadas con la especulación, enrarecen el ambiente en las zonas campesinas y obreras y las huelgas se hacen cada vez más frecuentes. b) Desarrollo de los acontecimientos Romanones se vio obligado a dimitir, ante las críticas dirigidas a su Gobierno, y debido a las repetidas huelgas y al hundimiento de barcos mercantes por submarinos alemanes sin que se diera una respuesta a tales hechos. Lo sustituirá en el cargo otro liberal, García Prieto, pero tampoco él es capaz de reconducir la vida política y hacer frente a los problemas. La situación sigue agravándose hasta el mes de junio, en el que se empieza a desarrollar la crisis: • • • Las Juntas de Defensa. El Ejército dejó patente ya en 1905 su interferencia en asuntos políticos, cuando en Cataluña, tras la aparición de unas viñetas contra la institución militar en sendas revistas satíricas, éstas fueron asaltadas por militares. Esta crisis acabó con el Gobierno del momento y originó la aprobación de la Ley de Jurisdicciones. A esto hay que sumar la división cada vez mayor entre los militares “peninsulares” y los militares “africanistas”. Los primeros consideraban un agravio comparativo el hecho de cobrar menos y ascender más despacio que los segundos por el mero hecho de no estar destinados en África. El malestar de los “peninsulares” fue aumentando hasta crear las Juntas Militares de Defensa para velar por sus intereses. En el mes de junio, las Juntas pedían un aumento de los presupuestos para el Ejército y la convocatoria de Cortes Constituyentes, y, aunque al principio el Gobierno intentó atajar la crisis reprimiéndolas, finalmente, García Prieto tuvo que dimitir y el nuevo Gabinete, presidido por Dato, acabó reconociéndolas. La Asamblea de Parlamentarios. Son los protagonistas de la segunda crisis. En el mes de julio, los diputados catalanes liderados por Cambó, convocan en Barcelona una reunión de parlamentarios (catalanistas, republicanos, socialistas, reformistas) para formar un gobierno provisional y exigir, como ya hicieran los militares, la convocatoria de Cortes Constituyentes. La huelga general. Será el principal factor de la crisis y tendrá lugar en el mes de agosto. A medida que la vida se iba encareciendo, iba aumentando la tensión social. Los sindicatos y partidos de izquierda estaban preparando una huelga general desde el mes de marzo, huelga que tendría a la vez un carácter económico y un carácter político, ya que se exigía un aumento salarial, la reducción de la jornada laboral y, al mismo tiempo, profundos cambios políticos. La huelga estallará en el sector ferroviario y comenzará en Valencia, desde donde se extenderá al norte. La UGT convocó una huelga general para el 13 de agosto y ésta tuvo un importante apoyo en las grandes ciudades y centros fabriles (Cataluña, Madrid, Asturias y País Vasco). El Gobierno echó mano del Ejército, que efectuó una dura represión entre los huelguistas, ocasionando más de cien muertos y deteniendo a sus líderes. 7 Besteiro y Largo Caballero fueron condenados a cadena perpetua, aunque al año siguiente salieron a la calle, al ser elegidos diputados y aprobar las Cortes una amnistía. c) Consecuencias • Desaparición del turnismo. A raíz de la crisis, y tras la forzada dimisión del presidente Dato, se formarán gobiernos de coalición, que caracterizarán el periodo final del régimen y que se sucederán poniendo de manifiesto su inoperancia. • Constatación de la capacidad organizativa de la clase obrera. A pesar de la derrota sufrida en agosto, los sindicatos demostraron que eran capaces de organizarse para reivindicar sus derechos. A partir de entonces se empezó a temer el estallido de una revolución social, temor respaldado por el triunfo de la revolución soviética. • Reanudación de la intervención militar en la vida política. Al recurrir el Gobierno de Dato a los militares para reprimir la huelga, el poder civil evidenciaba su debilidad y la dependencia del Ejército para resolver los conflictos. Por otro lado, la presión de las Juntas, acabó por derribar al gobierno de Dato, lo que refleja de igual modo la participación militar en asuntos políticos. 5.- Describe y analiza la situación económica de España a finales del siglo XIX Debido a la estabilidad política que se extiende entre 1876 y 1890, la economía crece relativamente, porque los inversores se sienten confiados y porque la política librecambista que se aplica en toda Europa favorece el crecimiento de la industria del norte y de Cataluña. En la década de los ochenta se produce un aumento de la producción agrícola a causa de las buenas cosechas que se suceden en una serie años y a costa de la crisis vitivinícola que originó en Francia una plaga de filoxera, que coloca a los vinos españoles en la mayoría de los mercados mundiales. Al desaparecer la protección arancelaria, disminuye el cultivo de cereal y en su lugar aumenta la producción oleícola y la de los cultivos de regadío. El capitalismo industrial español empieza a consolidarse, lo que, junto a las inversiones extranjeras, provoca la expansión del sector minero y siderúrgico. En cuanto al sector de las comunicaciones, aumenta el tendido ferroviario y mejora la red de carreteras, también se desarrolla el servicio de correos, el telégrafo y el teléfono. El sector financiero crece fuertemente tanto en Cataluña como en el País Vasco. En este último, en relación con la industria del hierro, surge una poderosa banca, que se convierte en la más próspera del país. A partir de 1890, se empiezan a adoptar por los Gobiernos medidas proteccionistas de acuerdo con la realidad internacional, dominada por el nacionalismo y la rivalidad imperialista. El Gobierno sube los aranceles para proteger los productos españoles, aunque esto provoca el aumento de tarifas en los países con los que se tenían relaciones comerciales, y el aumento de los precios nacionales. No obstante, la llegada de capitales de las antiguas colonias y ciertas decisiones en política económica, como la estabilización presupuestaria acometida por Fernández Villaverde en 1899, hace que el periodo de crisis 8 internacional, se sobrelleve en España, aunque aumentó el precio de los cereales y los sectores populares volvieron a padecer hambre. Sin embargo, al terminar el siglo, los grandes problemas económicos del país seguían presentes: la atrasada agricultura, el débil mercado interior, inversores poco arriesgados y un nivel mínimo de exportaciones. 6.- El desarrollo del movimiento obrero durante la Restauración Al estar limitados los derechos de asociación, de reunión y expresión, el movimiento obrero tuvo dificultades para actuar durante la Restauración. Además, existía una fuerte división en el seno del movimiento, que, en los años sesenta, se había escindido en dos corrientes antagónicas: la socialista y la anarquista. • El socialismo. En 1879, se funda el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), siendo su primer secretario general Pablo Iglesias. Su programa fundacional recogía tres objetivos fundamentales: la abolición de las clases sociales y la emancipación de los trabajadores; la transformación de la propiedad privada en propiedad colectiva y la conquista del poder político por la clase obrera. El partido tuvo dificultades para implantarse, pero, en 1910, gracias a la Conjunción Republicana Socialista, obtuvo un diputado. En 1888 se funda en Barcelona un sindicato afín al Partido, la Unión General de Trabajadores (UGT). Fue un sindicato con escasos afiliados, excepto entre la población minera de Asturias y el País Vasco. En 1890, deciden establecer el 1 de mayo el Día del Trabajo. • El anarquismo. Su reorganización tiene como punto de partida el año 1881, año en el que se funda la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). Tendrá una gran implantación en Cataluña y Andalucía. En Andalucía tuvo lugar el suceso de la Mano Negra (1883), supuesta organización clandestina de Cádiz y de Jerez a la que se responsabilizó de una serie de asesinatos. Fue el pretexto para una fuerte represión del anarquismo andaluz. Los anarquistas planteaban la acción violenta (como el asesinato de Cánovas en 1897); la acción sindical, a través de la huelga general y la reivindicación de la jornada laboral de ocho horas; y la producción cultural. BIBLIOGRAFÍA: HERNÁNDEZ ÚBEDA, J. A. y otros: Historia de España, 2º de Bachillerato. Editorial Akal. Madrid, 2.000. GARCÍA DE CORTÁZAR, J. A. y otros: Historia de España, 2º de Bachillerato. Editorial Santillana. Madrid, 2.003. TORTELLA CASARES, G. y otros: Revolución burguesa, oligarquía y constitucionalismo (1.834-1.923). Historia de España deirigida por Muñón de Lara. Tomo VIII. Editorial Labor. Barcelona 1981. SECO SERRANO, P. y otros: España en 1898. Las claves del desastre. Editorial Galaxia Gutemberg – Círculo de Lectores. 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