SECOND ANNUAL MEETING of the LATIN AMERICAN COMPETITION FORUM June 14-15, 2004 Inter-American Development Bank Andrés Bello Auditorium Washington, D.C., United States GUATEMALA: Desafíos institucionales para promover la competencia INTER-AMERICAN DEVELOPMENT BANK Research Department 1300 New York Avenue, NW Washington DC 20577 United States Special Office in Europe 66 Avenue d’Iena 75116 Paris France ORGANISATION FOR ECONOMIC CO-OPERATION AND DEVELOPMENT Competition Division 2 rue André-Pascal, 75775 Paris Cedex 16 France Website: www.oecd.org/competition 1 Competencia y competitividad: las perspectivas de la economía en Guatemala Luis Oscar Estrada Viceministro de Inversión y Competencia Gobierno de Guatemala Introducción Los países en desarrollo se caracterizan por poseer mercados no desarrollados, es común la existencia de carteles y monopolios en industrias importantes en la economía, la nueva forma de enfrentar el reto del desarrollo económico, se basa en el funcionamiento de mercados en los cuales puedan ser asignados en forma adecuada, los escasos factores productivos (tierra, capital, y trabajo), pero antes se necesita resolver los problemas que conlleva la edificación de una economía de mercado eficiente. Para que los mercados funcionen con un mínimo de defectos, se deben eliminar de los mismos todas las distorsiones que impiden la ejecución de las principales tareas de un mercado las cuales consisten en asignar los factores de producción, y proporcionar la información para que los agentes tomen decisiones. Para ello, los gobiernos deben orientar el desarrollo de instituciones que favorezcan el desarrollo económico. Se espera que las instituciones (leyes, normas, costumbres y usos, valores culturales y éticos, etc.), si son diseñadas correctamente, ayuden a intensificar la competencia en los mercados, ofreciendo incentivos para que los productores y distribuidores se desempeñen mejor, por medio de precios competitivos, mejor calidad de los bienes y servicios, y nuevos productos a los consumidores y eliminando los obstáculos a la libre entrada y salida de los mercados, disciplinados por el acicate de la competencia. Objetivos de la competencia y la competitividad Durante la última década se ha venido acrecentando la importancia percibida de la libre competencia para coadyuvar al desarrollo económico de los países en desarrollo. Se le han asignado objetivos diversos a las leyes marco de competencia, entre ellos: el cuidado del proceso competitivo o libre competencia, el mantenimiento y el fomento de la libertad de comercio y el acceso a los mercados. Otro objetivo importante es el de 2 apoyar el bienestar del consumidor, lo cual se espera que suceda como consecuencia de las mejoras en la eficiencia económica promovida por la competencia entre las empresas. También se incluye dentro de los objetivos de la ley, la protección a las pequeñas y medianas empresas, el fomento de regiones con menor desarrollo relativo, e incluso, la moderación de los ritmos inflacionarios, como consecuencia de la disciplina de los precios establecidos en mercados competitivos. Pero quizá el principal objetivo de todos los que se han mencionado es el de la mejora de la eficiencia económica. Esta cualidad de los mercados se manifiesta cuando: (1) los recursos son asignados eficientemente entre las empresas, (2) los productos finales se distribuyen eficientemente entre las familias y (3) el sistema produce las cosas que la gente desea. No obstante, estas condiciones no son generalizadas en los mercados; todo el tiempo se están produciendo fallas en los mercados, fallas que impiden un funcionamiento eficiente en la economía. Estas fallas del mercado se producen cuando los recursos están mal asignados. El resultado es desperdicio o una pérdida de valor. Cuatro causas importantes de las fallas del mercado son: (1) la estructura imperfecta del mercado o su comportamiento no competitivo, (2) la existencia de bienes públicos, (3) la presencia de costos y beneficios externos y (4) la información imperfecta. Cada situación se presenta cuando falla alguno de los supuestos en los que se basa el modelo perfectamente competitivo. Además, cada uno indica un papel potencial respecto a la participación del gobierno en la economía. Las leyes marco de competencia, apuntan a reducir el primer tipo de causas. En los últimos años se ha hecho cada vez mayor hincapié en la diferencia entre la eficiencia de corto plazo o eficiencia estática, y la eficiencia de largo plazo o eficiencia dinámica. El primer tipo de eficiencia está relacionado con una asignación adecuada de los recursos y que permite obtener precios y cantidades adecuadas de bienes y servicios que benefician al consumidor. La eficiencia de largo plazo o eficiencia dinámica está relacionada no sólo con una adecuada asignación de recursos sino también con la 3 generación de una tasa estable de innovaciones que mejora constantemente la competitividad de las empresas. Es en este punto en el cual convergen las políticas de competencia y las que fomentan la competitividad de las empresas nacionales. La competencia efectiva asegura las condiciones iniciales para el desarrollo de la competitividad de las empresas, pero estas condiciones aunque necesarias no son suficientes para mejorar la capacidad competitiva de las empresas, hacen falta otras condiciones tales como: superar la situación del capital humano, la infraestructura institucional, el acceso a mercados, la tecnología de punta y los flujos de inversión económica. Parece, por tanto, pertinente analizar las relaciones entre la competitividad y la competencia, centrando la atención en aspectos de la política de competencia que se encuentran más cercanos, tales como: las instituciones, el marco legal, la abogacía de la competencia, la cultura de la competencia y la relación entre la política de competencia y otros objetivos de política económica. Pero antes, tal vez sea necesario revisar la historia de la competencia en el país. Época colonial Desde el período colonial, los monopolios y los privilegios fueron condiciones normales en el funcionamiento de los mercados locales en Guatemala. Tradicionalmente el Estado ha protegido las industrias y las actividades comerciales. En la época colonial y aún en los primeros años de vida independiente del país, se establecieron estancos, que eran monopolios sobre bienes cuya comercialización se otorgaba a aquellos que se avenían al pago de una suma entregada como compensación a la administración pública, así por ejemplo, existían estancos sobre la pólvora, los naipes y el tabaco. El monopolio Comercial El monopolio regía también en materia de comercio exterior, los productores locales no podían exportar libremente sus mercancías, especialmente tintes, viéndose obligados a venderlos a aquellos exportadores que teniendo relación comercial con las casas comerciales de la metrópoli, controlaban totalmente los embarques de mercancías. Incluso las actividades de la industria artesanal requerían de permisos especiales, pues la entrada a dichas industrias estaba controlada por las organizaciones gremiales que 4 protegían los intereses de sus asociados, dificultando la participación de quienes no pertenecían al gremio. La protección de la industria artesanal por parte de los gremios, especialmente de tejedores, alfareros y ceramistas y por otra parte, la importación y el contrabando, significaron la desaparición de ambas industrias. A fines del siglo XVIII, cuando se importaron bienes del extranjero, particularmente manufacturas inglesas, muchas veces ingresadas en forma ilegal, los productos artesanales no pudieron competir con las manufacturas importadas. Una industria basada en privilegios A fines del siglo XIX, todavía se solicitaban autorizaciones especiales y el privilegio de monopolios para actividades tales como la producción de aguardientes, cerveza, jabones y textiles, ocasionando una falta de concurrencia de competidores en los mercados protegidos. La estrechez de los mercados derivada de una economía poco monetizada dio como resultado, incluso, en pleno siglo XX, una economía con poca diversificación de bienes y servicios, en donde la competencia ha constituido una práctica poco común. La costumbre de acudir a la cesión de privilegios no siempre dio los resultados apetecidos como se muestra en el recuadro. La fábrica de hilados y tejidos Cantel La historia de esta empresa refleja la política mercantilista que caracterizó al período liberal y el clima de inversión prevaleciente en dicha época. En 1880 los fundadores de Cantel presentaron una solicitud al gobierno para que se les concediera un privilegio exclusivo consistente en el derecho de establecer fábricas de tejidos e hilados en toda la república, de acuerdo a los peticionarios, los beneficios para el país consistirían en: “la creación de un nuevo artículo de exportación, incentivos al cultivo del algodón, la ocupación de un número considerable de obreros y su preparación técnica, además de preparar el desarrollo ulterior de este tipo de industrias”. El gobierno acordó acceder a la demanda con la condición de que no se importase la misma clase de maquinaria de hilar y tejer que importó José María Samayoa con anterioridad. Los términos de la concesión comprendían seis puntos: 1) Concesión de privilegio exclusivo por diez años para establecer en toda la república, máquinas para hilar y tejer el algodón y la lana; 2) Plazo de un año para empezar a construir y de dos años para empezar los trabajos; 3) Importación libre de derechos de máquinas y accesorios; Importación libre de derechos de la materia prima si ésta no era provista por el mercado local; Exención de impuestos a la empresa y sus edificios por el término del privilegio y 6) Esta concesión no 5 impediría a José María Samayoa o sus cesionarios a manufacturar telas en los departamentos de Guatemala, Amatitlán, Escuintla, Sacatepéquez y Chimaltenango utilizando sus máquinas. La región occidental de Guatemala que era el destino de inversión de la empresa, se encontraba aislada y a una buena distancia de la capital, pero tenía una adecuada densidad poblacional. Esta concentración de habitantes representaba una potencial fuente de mano de obra para la empresa. El conocimiento sobre el manejo de máquinas-herramientas así como las etapas del proceso de producción, eran tareas que requerirían un breve período de capacitación con técnicos extranjeros ya que los conocimientos básicos sobre hilatura y tejido eran comunes entre los habitantes. En 1880, se adquirieron los terrenos, comprándolos a propietarios comunales, aproximadamente 600 cuerdas (aproximadamente unas 25 hectáreas). En dicho terreno se edificó una construcción formal de grandes dimensiones y especialmente adaptada para el funcionamiento de la fábrica, con especial cuidado en los ambientes de las máquinas. La maquinaria fue traída de Inglaterra entre 1882 y 1883 y su instalación y puesta en marcha estuvo a cargo de 4 ingenieros ingleses quienes luego capacitaron a los técnicos locales. Desde su inicio, la empresa tuvo dificultades para aprovisionarse de materias primas y de fuerza de trabajo local. A pesar del apoyo del Estado al cultivo del algodón, su producción, era insuficiente para llenar las necesidades de la Fábrica Cantel y de otras empresas textiles. De tal forma que fue necesario importar materia prima procedente de los países industrializados. Se dice que la dificultad de obtener trabajo de los habitantes de la localidad se debió a problemas con respecto al negocio de la compra de tierras para la fábrica, sin embargo, se sabe también que la empresa solía producir en buena parte con trabajo forzado, valiéndose del Reglamento de Jornaleros, razón que pudo generar oposición entre los trabajadores de la localidad. (Ver: Tania Sagastume. En Historia del proceso de industrialización en Guatemala. Dirección De Investigación USAC, 1992) El reto actual A partir de la década de los años ochenta se han dado importantes transformaciones como consecuencia de la apertura a los mercados externos; la reducción de aranceles y las facilidades para la inversión directa externa lo que significa el ingreso de productos y servicios del exterior y de capitales, que pueden suponer una amenaza para los competidores nacionales, en caso que los nuevos entrantes abusen de su tamaño o establezcan una posición de dominio en el mercado correspondiente, ya que no existe una adecuada protección de la competencia. Otras reformas económicas importantes han obligado a la privatización de los servicios públicos. Estos servicios prestados anteriormente por empresas de propiedad estatal, disfrutaban de una posición monopólica. La regulación de los mercados donde éstas operaban no estuvo a la altura necesaria para atajar las prácticas monopólicas de las nuevas entidades privadas, de tal forma que los mercados manifiestan una débil práctica competitiva con costos para los consumidores y con obstáculos para aquellos competidores dispuestos a entrar a dichos mercados. 6 Actualmente, dados el relativo pequeño tamaño de la economía, y las numerosas regulaciones existentes, los mercados locales siguen mostrando poca actividad competitiva. En aquellas industrias en las que los precios no son fijados o sugeridos por parte de distribuidores mayoristas, los precios tienden a seguir un acuerdo sobreentendido, que permite una posición cómoda a los oferentes y una falta de opciones a los consumidores. Puede decirse por lo tanto que la característica destacada de los mercados nacionales es la presencia generalizada de monopolios, oligopolios y mercados cartelizados. Apertura comercial A partir de 1986 se inicio un proceso de apertura comercial, por el cual se eliminó el 95% de las restricciones no arancelarias tales como cuotas y permisos de exportación, y se redujeron los niveles arancelarios desde un promedio del 6O% al 11.38% actual, con un techo del 20% y un piso del 1% a partir de 1996. La apertura ha reducido substancialmente el sesgo antiexportador derivado de los aranceles a los insumos importados, pero ha incidido negativamente en el incremento del déficit en la balanza comercial. Por otra parte la apertura no fue aprovechada para intercambiarla con mejores condiciones de acceso para las exportaciones guatemaltecas. Se establece mayor interés por reactivar el Mercado común Centroamericano, participando en acciones concretas para la eliminación de los obstáculos intrarregionales al comercio, la homogeneización de políticas macroeconómicas, el establecimiento de las normas de origen, la solución de controversias y el arancel externo común. Asimismo, se reorienta la política de desarrollo dejando a un lado la política de sustitución de importaciones y adoptando un modelo de desarrollo hacia afuera en donde se da mayor importancia a las negociaciones con terceros países para asegurar el acceso de la producción centroamericana al mercado externo. El sector privado participa activamente en este proceso a través de varias organizaciones regionales como FEDEPRICAP, FECMCA, FECAMCO y FECAEXCA. Dentro de la dinámica de la liberalización comercial, el país tiene vigente a partir del año 2001dos Tratados de Libre Comercio, uno con México y otro con República Dominicana. En el primero se trataron temas relacionados a Competencia entre otros, se pueden distinguir el de 7 prácticas desleales de comercio internacional, comercio transfronterizo de servicios, Telecomunicaciones, Medidas relativas a la normalización, propiedad intelectual. Mientras que con República Dominicana, se ha definido un tema específico de Competencia, además los ya mencionados. En la actualidad, se encuentra suscrito el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos de América, documento de importancia para el país dado que éste es nuestro principal socio comercial, y se espera que entre en vigencia en enero de 2005. Además, se encuentran en estudio el Tratado de Libre Comercio con Chile, Canadá y Panamá. En el ámbito multilateral, se encuentra también en estudio el Área de Libre Comercio de América (ALCA), así como en la instancia de la Organización Mundial de Comercio -OMC-, en la cual se estudia la interacción entre el comercio y la política de competencia, para lo cual se ha establecido un grupo de trabajo en el tema. Instituciones y Competencia Junto al marco legal, las instituciones se muestran cada vez más, como uno de los primeros ingredientes que determinan la eficiencia de las economías. La pregunta por lo tanto es: ¿Esta la economía adecuadamente dotada de instituciones que fortalezcan la competencia y la competitividad? La pregunta no es fácil de responder. Se puede decir que la economía cuenta ya con algunas instituciones que permitirán el desarrollo de una política explícita de competencia y de una política de promoción de la competitividad. Estas instituciones se hallan relacionadas con los mercados regulados tales como la Superintendencia de Telecomunicaciones (SIT), la Comisión Nacional de Energía Eléctrica (CNEE), y la Superintendencia de Bancos; las cuales regulan los mercados de sus respectivas industrias, aunque con poco compromiso con los aspectos competitivos. En materia de defensa del consumidor, la Dirección de Atención y Asistencia al Consumidor (DIACO) se renueva con base en una nueva ley que vela por el respeto y el cumplimiento de los derechos de los consumidores y usuarios y de las obligaciones de los proveedores, dejando atrás las ineficaces prácticas de controles de precios. Una institución directamente comprometida con el incremento de la productividad es el Programa Nacional de Competitividad (PRONACOM), cuya misión es incrementar la 8 productividad de la economía guatemalteca mediante la promoción de reformas y mejoras a los marcos legales e institucionales, la integración de los actores de los sectores motores y la transferencia de tecnologías, capacitación, facilitación del acceso a servicios de desarrollo empresarial y apoyo a las Micro Pequeñas y Medianas Empresas. Por otra parte, se lamenta la falta de desarrollo institucional por carencia de agencias, como es el caso de la falta de una agencia de competencia. Actualmente existe como dependencia del Ministerio de Economía, la Dirección de Promoción de la Competencia, pero es evidente que necesita mayores recursos y facultades, su principal función es la de promover los instrumentos legales que den cuerpo a una política de competencia. Ligada por razones de complementariedad, se encuentran las agencias del Sistema Nacional de Calidad que de acuerdo con el proyecto de ley deberán ser: el Centro de Normalización, el Centro Nacional de Acreditación, el Centro Nacional de Metrología, el Comité de Coordinación de la Reglamentación Técnica y el Centro de Información; estas entidades vendrán a consolidar el proceso de modernización de la economía, fortaleciendo las áreas de producción, exportación, desarrollo tecnológico y protección al consumidor. Necesidad de establecer políticas de competencia Una de las soluciones encontradas es establecer políticas de competencia. Estas constituyen un conjunto de acciones y disposiciones, por medio de las cuales, los gobiernos aseguran que los mercados funcionen en forma eficiente, de manera competitiva y en defensa de los intereses de los consumidores. Estas políticas incluyen leyes y políticas particulares que tratan de enfrentar las prácticas contrarias a la competencia que llevan a cabo algunas empresas, tales como los carteles, el abuso de una posición de dominio en el mercado, la concentración económica y las restricciones verticales. La política y la ley de competencia se basan, principalmente, en una presunción justificada en favor del papel que juegan los mercados competitivos como instrumentos para realizar las metas mencionadas. 9 La política de competencia ha sido impulsada en muchos países, con distintos objetivos, durante los pasados cien años, ciertos temas principales se destacan entre los demás. El más común de los objetivos es el mantener el proceso competitivo o de libre competencia. Se han tomado en cuenta otros objetivos asociados con la promoción o defensa de la libre competencia teniendo entren ellos: la libertad de comercio, la libertad de opción, y el acceso a los mercados. Marco Legal Existe, sin embargo, un marco legal que regulan algunos aspectos en materia de competencia, que se desarrolla a partir de la Constitución Política de la República, en la cual en su artículo 130, se distingue la prohibición de los monopolios y privilegios, señalando que el Estado debe limitar el funcionamiento de las empresas que absorban o tiendan a absorber, en perjuicio de la economía nacional, la producción en una o más ramos industriales o de una misma actividad comercial o agropecuaria, así como proteger la economía de mercado e impedir las asociaciones que tiendan a restringir la libertad del mercado o a perjudicar a los consumidores. Se tipifica además como obligaciones del Estado, entre otras, impedir el funcionamiento de prácticas excesivas; promover el desarrollo ordenado y eficiente del comercio, y crear condiciones adecuadas para promover la inversión de capitales. Dentro de las normas ordinarias, el Código Penal en sus artículos 340 y 341, tipifica la prohibición de monopolios, carteles y otras formas de monopolio; mientras que en el Código de Comercio, en sus artículos 256, 361-363, se tipifican las fusiones, prohibición de monopolio y actos desleales. Durante la década de los años noventa, se decretaron leyes de subsectores para regular áreas técnicas y especializadas, entre estas leyes están: la Ley General de Telecomunicaciones, La Ley General de Electricidad, la Ley de Comercialización de Hidrocarburos y la Ley de Propiedad Intelectual. A pesar de que existen normas específicas que tratan el tema de competencia, éstas han sido insuficientes, pues en algunos casos dejan vacíos que permiten que los sectores económicos puedan realizar prácticas anticompetitivas. Es aquí donde cobra importancia para el país una 10 Ley que promueva la libre competencia, para reprimir este tipo de prácticas y eficientar el uso de los recursos para beneficio de los consumidores. Dado a que se encuentra vigente una Ley de Protección al Consumidor y Usuario, que permite promover, divulgar y defender los derechos de los consumidores y usuarios, establecer las infracciones, sanciones y los procedimientos aplicables en dicha materia, que constituyen un mínimo de derechos y garantías de los consumidores y usuarios, es necesaria aplicar tanto una Ley que promueva y preserve la libre competencia con el propósito de incrementar la eficiencia económica y el bienestar del consumidor, mediante el control de actos y conductas que de cualquier forma restrinjan indebidamente la competencia, así como una Ley de un sistema nacional de calidad que permita promover en el mercado mundial la seguridad, la calidad y la competitividad de los sectores productivos, importador y exportador de bienes y servicios. Abogacía de la Competencia Actualmente se considera que la competencia tiene obstáculos establecidos por las mismas políticas del Estado, que por otra parte, desea promover la libertad de los mercados. Realmente la incidencia de las intervenciones del gobierno en la economía facilita las prácticas comerciales restrictivas. Eso significa una responsabilidad de las agencias de competencia, esto es, la de participar con amplitud en la formulación de las políticas económicas de su país a fin de evitar que se promulguen leyes que puedan afectar adversamente la estructura competitiva del mercado. La agencia debe actuar proactivamente para presentar al gobierno políticas que reduzcan las barreras a la entrada de los mercados, promuevan la desregulación y la liberalización del comercio, promoviendo un papel mínimo del gobierno en materia de intervención innecesaria en los mercados. Un anteproyecto de ley, elaborado por el Ministerio de economía, incluye en sus estipulaciones que la agencia resultante emita opiniones y recomendaciones técnicas no vinculantes sobre las acciones estatales que tengan efectos contrarios a la competencia; se promueva la cultura de la competencia y; colabore en la simplificación administrativa y en la desregulación de los trámites que obstaculizan la libre competencia. 11 Dentro de las evaluaciones ya realizadas se han encontrado algunas leyes que podrían armonizarse, derogarse o modificarse debido a que facilitan o permiten la existencia de obstáculos a la competencia; entre ellas: el Código de Comercio, en los artículos referidos a las fusiones, prohibición de monopolios y actos legales; el Código Civil, en lo que se refiere a la potestad del gobierno para fijar las tarifas de los servicios públicos; la Ley General de Telecomunicaciones; la Ley General de Electricidad, la Ley de Comercialización de Hidrocarburos; la Ley de Propiedad Industrial; a Ley de Propiedad Intelectual, en lo que se refiere a la competencia desleal; la Ley de Inversión Extranjera; la Ley de Bancos; la Ley de Fortificación de alimentos; y la Ley de Alcoholes y Bebidas Alcohólicas y fermentadas. Cultura de la Competencia Para que las políticas de competencia y los programas de competitividad comiencen a dar sus primeros frutos, es necesario desarrollar primero una tarea que consiste en preparar a los agentes económicos en un papel económico diferente, y que al parecer aún no han internalizado: el ser competidores con visión moderna. Se ha constatado en diferentes observaciones la falta de una cultura de competir en libertad, situación que ha sido percibida entre empresarios, en las opiniones de entidades académicas, en las conductas que se dan cotidianamente en los tribunales, así como entre consumidores que piden controles de precios y calidades y entre funcionarios públicos, que parecen no confiar en el funcionamiento de los mercados. Debido a ello se ha venido implementando un plan de educación y divulgación, a fin de empezar a abrir una brecha que facilite entre los agentes económicos la adopción de un criterio procompetitivo. Conclusiones 1. Actualmente se le empieza a dar más énfasis a la eficiencia de largo plazo o eficiencia dinámica, la cual está relacionada no sólo con una adecuada asignación de recursos, sino también con la generación de una tasa estable de innovaciones que mejora constantemente la competitividad de las empresas. Es en este punto en el 12 cual convergen las políticas de competencia y las que fomentan la competitividad de las empresas nacionales. 2. Debido a la sinergia entre la competitividad y la competencia, se hace necesario analizar las relaciones que se dan entre dichos factores de eficiencia, centrando la atención en aspectos de la política de competencia que se encuentran más cercanos, tales como: las instituciones, el marco legal, la abogacía de la competencia, la cultura de la competencia y la relación entre la política de competencia y otros objetivos de política económica. Pero antes, tal vez sea necesario revisar la historia de la competencia en el país. 3. Se considera que debido al relativo pequeño tamaño de la economía, y las numerosas regulaciones existentes, los mercados locales siguen mostrando poca actividad competitiva. En aquellas industrias en las que los precios no son fijados o sugeridos por parte de distribuidores mayoristas, los precios tienden a seguir un acuerdo sobreentendido, que permite una posición cómoda a los oferentes y una falta de opciones a los consumidores. Todo lo anterior pone en relieve la necesidad de una ley marco de competencia en el país. 4. Se puede decir que la economía cuenta ya con algunas instituciones que permitirán el desarrollo de una política explícita de competencia y de una política de promoción de la competitividad. Pero también se lamenta la falta de desarrollo institucional por carencia de algunas agencias indispensables, como es el caso de la falta de una agencia de competencia. 5. Dentro de las evaluaciones ya realizadas se han encontrado algunas leyes que podrían armonizarse, derogarse o modificarse debido a que facilitan o permiten la existencia de obstáculos a la competencia, la promoción de la revisión de tales instrumentos legales que pudieran estar ya en un estado de obsolescencia sería una de las primeras tareas de una agencia de competencia en Guatemala. 13 6. BIBLIOGRAFÍA 1. Arthur Andersen Diccionario de Economía y Negocios Espasa Calpe, S. A., siglo XXI Madrid, 1999 2. Ayala Espino, José Instituciones y Economía Fondo de Cultura Económica México, 1999. 3. Azqueta Oyarzum, Diego Valoración Económica de la Calidad Ambiental Mc. Graw Hill España, 1996 4. Conrath, Craig W. Practical Handbook of Antimonopoly Law Enforcement for an Economy in Transition Mimeo, s.f. 5. Graham, Edwuard M. & Richardson, J. David Global Competition Policy Institute for international Economics Washington, 1997 6. 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