INTRODUCCIÓN Los sonidos que el hombre primitivo podía producir variaron según sus emociones y grados de excitación. Gradualmente empezaron a usar combinaciones de sonidos que se asociaban con ciertas acciones. Probablemente no existían en un principio palabras, y una idea se expresaba en una serie continua de sonidos. El esquimal moderno hace lo mismo. Por ejemplo takasariartorumagalurunanlrpa significa ¿Cree usted en realidad que él está dispuesto a hacerlo?. El esquimal no puede dividir este grupo sonoro en palabras: tiene que repetir cada vez toda la frase. Uno de los idiomas primitivos de la humanidad, fue el llamado indoeuropeo, que apareció en el Norte de Europa central unos 30 siglos a. de J.C., cuando los egipcios construían sus pirámides y ensayaban sus primeros jeroglíficos. Los diversos grupos del tronco común indoeuropeo se separaron, dirigiéndose unos a Asia, la India, y otros hacia la región entre los mares Negro y Caspio, los terceros se dirigieron hacia Grecia. Uno de los grupos del tronco indoeuropeo se estableció en el territorio que ocupaba la Francia actual. Se extendió hacia Gales e Irlanda, y hacia el Sur de Italia a lo largo del Río Po. Poco a poco este grupo descendió hacia el Sur y llegó al Valle del Tíber, en Roma. Finalmente llegaron los etruscos, que trajeron con ellos un idioma indoeuropeo y como ninguno de estos grupos tenían un sistema de escritura, su lengua se fue diferenciando en distintos idiomas. Roma se fundó en 753 a. de J.C. En poco tiempo la pequeña ciudad comenzó a crecer y dentro de un área limitada se habló un lenguaje común, el latín, que recibió su nombre de los latinos, una de las tribus del Valle del Tíber. Era una mezcla de los idiomas hablados en los alrededores de Roma. Pocos rastros quedan de este latín primitivo, que era pesado y duro, sin la gracia del griego antiguo. Después de la época arcaica (250−90, aprox., a. de J.C.) se suele dividir la literatura latina en la edad de oro que comprende la época de Cicerón y la época de Augusto (81a. de J.C.−14), y la edad de plata, que comprende el siglo I de la era cristiana. La literatura latina continúa durante los cuatro siglos siguientes hasta la caída del Imperio de Occidente en 476. DESARROLLO La Época Arcaica Roma había crecido enormemente dominando toda Italia y Grecia. Livio Andrónica fue el primero que escribió versos en latín, donde imitó a los autores griegos en sus obras dramáticas. Tradujo la Odisea de Homero en versos saturnios, que es una adaptación de la métrica griega. Nevio, que al mismo tiempo era poeta épico y dramático, cantó los orígenes de Roma y compuso comedias y tragedias. Quinto Ennio escribió también tragedias para el teatro, donde llegó a imitar a Eurípides. También introdujo el latín por medio de su poesía épica, y además fue muy importante para uniformar la ortografía latina. La Edad de Oro La edad de oro fue la época de Cicerón y de Augusto, donde la lengua latina alcanzó su nivel más alto. Tito Lucrecio Caro hizo predicciones sobre la bomba atómica al igual que supo sobre la existencia del átomo, aunque nunca explicó su origen. Lucrecio fue el poeta del epicureismo, donde se creía que la paz del espíritu se encuentra en una vida sencilla llena de goces elevados. El poeta moderno que más se pareció a él es Walt Whitman, ya que ambos se preocupaban por la naturaleza y gozaban con la belleza y los cambios del universo; ambos buscaban la fuerza oculta que causaba esa belleza y esos cambios. Cayo Valerino Catulo no compartía ese propósito, en lugar de evitarla, la vivía y la cantaba en poemas de amor que figuran entre los 1 mejores trozos líricos de cualquier idioma. Cicerón Cicerón es una de las figuras más importante del periodo, que ha sido llamado el espejo de su tiempo porque sus escritos reflejan los problemas de la vida romana. Vivió cuando las fuerzas democráticas luchaban contra las ambiciones del César y Pompeyo. Por el camino de la oratoria entró Cicerón en la política. Sus discursos, que han sido modelo de la oratoria política en todos los países, muestran la altura a la que podía llegar la lengua latina. Virgilio y Horacio Durante el reinado de Augusto se consolidó el imperio gracias a sus contemporáneos los poetas Virgilio y Horacio, entre otros. Y la tradición literaria de Roma da sus mejores frutos en esta época. Publio Virgilio Marón amaba el campo, su patria y su emperador y escribió celebrando estos temas. Las Eglogas o Bucólicas son una serie de diez poemas en elogio de la vida del campo: sus Geórgicas, que se dividen en cuatro libros, tratan de los trabajos agrícolas, de los árboles, de la cría del ganado y de la apicultura. Es, sin embargo, en La Eneida en donde Virgilio alcanza su expresión más alta. Aun durante la decadencia del latín, Virgilio continuó siendo una poderosa influencia literaria, que se siente desde el Renacimiento hasta nuestros días. En cierto modo es un precursor que abrió el camino que condujo hacia la novela romántica. Horacio Flacco Quinto es el poeta amable y refinado de la edad de oro. Se distingue en los géneros en que comenta la vida y reflexiona sobre la conducta, y en que confiesa sus preferencias mundanas y su filosofía epicúrea, como las Sátiras, las Epístolas y las Odas. En latín alcanza su elegancia y precisa concisión, y un dibujo ceñido y armonioso. La Edad de Plata El latín, habiendo alcanzado ya su pleno desarrollo, se vuelve más elaborado y artificial, al mismo tiempo que se van reduciendo los temas a que se aplica, ya que bajo los emperadores era peligroso escribir con libertad, porque éstos podían ofenderse. La epopeya se siguió cultivando. Marco Anneo Lucano cantó en La Farsalia, que es el mejor poema épico latino después de La Eneida, la guerra entre César y Pompeyo. También trabajo 12 años en los 12 cantos de La Tebaida, que narra la expedición contra Tebas para forzar a Eteocles a entregar el trono a su hermano Polinices. La filosofía del siglo I tiene su representación más ilustre en Lucio Anneo Séneca, quien muestra su filiación estoica en una serie de ensayos o tratados sobre la bondad divina, la fortaleza del sabio, la verdadera felicidad, el ocio y la meditación, la clemencia y la piedad. Pertenecen a él también nueve tragedias, relativas a Medea, Fedra, Agameón y Edipo, adaptadas a los trágicos griegos que contienen largas tiradas morales y que parecen escritas para recitarlas ante auditorios literarios. Ya en el siglo III el cristianismo a triunfado y, al lado de los escritores del paganismo, florece los escritores cristianos, cuya primera misión es la defensa de su religión, la exposición y el comentario de ciertos puntos de doctrina. Ya para entonces la literatura latina corre por dos corrientes paralelas: la de los escritores paganos y la de los cristianos. Durante el prodigioso crecimiento de Roma, mientras el latín desarrollaba sus formas cultas en manos de los 2 escritores, se fue formando una lengua popular, el latín vulgar, el cual era distinto a la lengua escrita o literaria. La mayor parte de los romanos no podían utilizar esas formas elegantes del latín escrito, ya que éste era un medio de expresión de letrados y hombres cultos. El latín vulgar de los conquistadores de España, Francia y Rumania no estaba escrito y sufrió varios cambios en los diversos territorios ocupados por los romanos. Como consecuencia de estos cambios fue apareciendo las lenguas romances; El español, el portugués, el francés, el provenzal, el italiano y el rumano. Todas estas lenguas fueron desarrollándose siglos después, como en otro tiempo ocurrió con el latín, y son actualmente instrumentos de expresión y comunicación de pueblos que constantemente las enriquecen u les dan mayor poder expresivo. BIBLIOGRAFÍA Enciclopedia Barsa de Consulta Fácil, Tomo IX. Ed. Enciclopedia Británica, INC. Estados Unidos 1958, Págs. 284−290 Nueva Enciclopedia Temática Planeta, Lengua y Literatura. Ed. Planeta España, Págs. 161−344 Enciclopedia Encarta 98. INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE MONTERREY CAMPUS CIUDAD DE MÉXICO Diferencias y Similitudes entre la Literatura Griega y Latina Melanie Jaimes Hoy 92911 Clásicos de Literatura Norberto Morales PL95500−07 Enciclopedia Barsa de Consulta Fácil, Tomo IX. Ed. Enciclopedia Británica, INC. Estados Unidos 1958, Págs. 284−290 3