%%%^, ! /%!^^ /o ^ % ^^^ ^i o^ ^% %^% %°^ ^ ^^ / %%i%,^ ^% ^^/^^O/%i^///O///,^^^//^%i%% ^^ /^^ ^i/O^%%^%i/^^////O%^i/O/O^///%i^/^/%^%i^O/%i%^%D%^%/^O///%%^%%%% / ^ ^^ ^^/ ! ii i ; i ; ^ /^í % i ^^ ^%//y".^, ^ %^ i ^^ i /^, % ^ ^ / % ^^ ^ i % i ^ i ,;^^^^ ^ ^%^ ^ ! í/ /;, ^ MHUrtiD NUMERO 15-56 H AGOSTO 1956 TRACTORES CON NEUMATICOS %%%i^%%^/^^^i%% ^,^;; „^,;;/ /^^ ^ ^-,,,,.,^,,, ; ^ i-,,.^í^jj^ ^i ,,,ii ,^ii^//, /,"i/////%í^j///%%%%///%////%' %/,/i ^i ,,, % / , / / / / / / / / , / / % / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / , / í ^^..^ , , ;! % % % Por ELADIO ARANDA HEREDIA lnl;cniero Agrcinomo. %//,%%°^i/^%/O///% ^ % ^ ////////% % % % ^ /'////^// /%//' , / ory/ %/y /íy ^í;%'^/!i /^%iy,/,.: % /' // ^ ' í//// i i ^//////^ %%/^j^^%y ^ _; ^; , o,^/ i i, ^ ,' ^,/^,^/^^ ^..^.. ^-^ TRA^CTORES CON NEUMATICOS Con la generalización del neumático en lo^ tractores, han recobrado actualidad las antiguas disputas sobre el resbalamiento de las ruedas cua^ndo la tracción excede d^el límite consentido por su adherencia^ al terreno. De ahí, que convenga repetir los conceptos y las recomeudaciones más interesantes para el agricultor cuando desea agotar las posibilidades del tractor montado sobre ruedas de goma. Cu.ándo y por qué patinan los tractores. Es un hecho de observación corriente que la tuerza al gancho de cualquier tractor, sea de ruedas o de cadenas, aumenta a medida que disminuye la velocidad, permitiendo en la labor de arado, hor ejemplo, adaptarle monosurcos de d^esfonde si se persigue remover el terreno más hondc^ de donde llegan la^s labores corrientes, o sacrificar la pr^^fundidad en beneficio de la anchura p^oniéncíole más cuerpos al polisurco. En ambos casos, comparando el trabajo hecho cn igual tiempo, ganaremos en fuerza lo que se pierdc en camino recorrido. La aplica^ción de este p^ incipio de mec^lnica ta.n conocido nos hace concebir que ^es posible obtener grandes fuerzas al gancho avanzando con lentitud, y hasta nc^s lleva a la conclusión, si no importase el tiempo, de vencer cualquier resistencia, por grande que se,a, con nttestro tractor, Mas esta ilusión se desvanece pronto: si grande es la fuerza que se opone al avance del tractor, grande debe ser también ]a firmeza del terreno donde apoyamos las ruedas para ^uperarla y que el equipo marche. Las características del strelo han de dejarse sentir, en primer término : tierras sueltas, arenosas que "huyen" al contaeto de las ruedas y las impenetrables a los órganos de adherencia, cuando pretenclen hundirse en ellas buscando un punto firme donde aplicar la fuerz^a tangencial disponible en la llanta, son poco propicias para el motocultivo, más aun si se pretend^en la- -3- bores hondas que requieren ahlicar al ai°^do tracciones grancles. ^s entonces cuando, no bast^ndo ^1 tractor la aclherencia de sus ruedas metálicas ni tampoco cíe los neum^iticos, que tan bi^en ag^rran sobre las tierras duras, hay que buscarle un punto de apoyo firme tuera de la p^arce^a y tirar del aradu con cable, cr^i1^-irtiendo el tractor en mal^cate. iDi- u^ aA<ao ^^^ A un met^o^o^ se^uado séña/a^á e/dinamómet^o 75^^ ^o^ ^_}/ ^ BOS ARAOOS O OOBtf PROFUNDi0A0 ('ON UNO SO/O A medio metro/^o^ se^undo seda/ará e/doainómefro A50 /l^ l^i^. t.-F^rerza y velocidad varían en proparción inver,a. ch^^ se está duc, entonces, sin temor a qu^e el ap^oyo talle, cabe elegir velocidades reducidas par^ el cable ^^ inultiplicar cuando convenga la ftterza disponible en cl arado. Los órganos de adh^erencia desemh^ñan, ^x^i- su parte, un papet cuya iml^ort.ancia es obvia, Gra^cias ^ las caden^s, lc,s tractores grandes han ido elin^iil^ndo la labranza con cable, costosa e in^decuada cuanclo las p^rcelas sc^n gequeñas, para ejecutar desfondes en tra^cció^^n directa, que antes ^^arecíat^ imposibles. Todo se debe a qtte el apoyo del trac- tor no se busca dircctamente en el suelo, sino por intermedio de las cadenas para formarle una vía metálica exeuta de irregularidades. iVIotores con más de un centenar de caballos consiguen así transmitir a la barra de tiro fuerzas A Fig. 2.-La fuerza P, con el casco de la caballería o las garras del tractor, comprime el terreno, determina la fuerza F al gancho; son, pues, imprescindiblcs firmes puntos de apoyo para no patinar. Cuanta más tracción F pretendamos del tractor, mayor firmeza sobre el terreno sería precisa, requiriéndose aumentar el peso o la superficie de contacto de ]as ruedas para que se claven y afiancen bien las garras o emplear cadenas en último extreino. de muchos miles de kilogramos (8.606 kilogramos a^2'3 kilómetros por hora en el internacional TD 18 de 8o'3z caballos a la polea). 11iIas, donde tales dificultades, derivadas de la naturaleza del suelo o de los trabajos que ^exigen grandes esfuerzos de tracción, no ^existen o quedan en un segundo plano, la antigua rueda metálica con sus clásicas garras angulares o de cuña tienen positivas ventajas, sobre todo si en vez de estas piezas rígidas de contacto se provee de neumá- - J - Fig. 3.-Las rwedas cou neumáticos, cruzad.as por proíuudos dibujos, tieneu magnífica adherencia, al propio tiempo que son r^esistentes y elásticas. 6 - ticos de baja presión cruzados de protundos dibujos, duc hac:.n las veces de ór^anos de adherencia, resistentes y elásticos al mismo tiem^o. Su triunfo h.ay due atribuírselo tanto a las ^-elocidades que cabe emplear hara el trabaio y los traslados, como a la sorprendente adherencia entre la goma y el suel^^ cuando el est~ado de éste es favorable. La velocidad de los tractores. La ^-elocidad lenta de los antiguos tractor^es, aunque necesaria, como antes d^ecimos, para ]levar al gancho una fuerza grande de tracción, er:a incompatible con la rapidez requerida por otros trabajos de la finca (^radeos, siembra, acarreos, etc.), que obli^aban a conservar muchas yuntas Pig^. ,^.-Los g^radeos precisan poca fuerza de tracción y brau rapidez en su ejecución, condicioues que únicameute proporcionau los tractores con ue^miáticos. convi^-iendo c^^n el tractor, incapaz de rodar sin desarticularse sobre sus viejas llantas y garras metálicas Por los caminos cle la finca y las carreteras que conducen al ferrocarril y a los mercados próximos. Esta notable ^-entaja de cons^eguir velocidades mayores que las utilizadas hasta ahora, ha renovado la duda de si era mejor continuar labrando despacio, con grandcs polísurcos, o reducir rejas a cambio de g.anar velocidad, ya que se puede ahora con los neumáticos. La elección de uno y otro sistema no puecle decidirse de manera detinitiva, por- - ^ - ^jttc la ^:aricttlttu^a no ace^t^l tórniulas generales, y mttcho mcnc;s cuanclo entr^e en juego la dish^ar naturaleza. del terreno para hacer bueiia o inala la adherencia del tractor ; pero hay dos razones mtty interesai^tes qtte aconsejan trabaj^_^r de hrisa : una es, el n^ejor volteu }' inullido del terreiw cuandu áalc laiizadu con cierta violencia, ^^ otra, la posibiliclad dc cambi,ar de velocicíad empleando las m^^s cort^is disponi171es, si momentáneas dificultades del trabajo, atribuíbles al terrcnu u la hendiente, por ejen^plo, imhi<len seguir labranclo cle prisa, situaciones éstas due no tienen mejor salida, cuando ^^a cl tractor march.aba en la velocicl^id inás corta, clue reducir el níunero de cuerpos clel ^olisurco, lo cual no es oP^eración pat-a hacers^e y deshacerse ^en un inomento o quitar proiundidad a la labor parando previamente. Frente ^^ cst,^s ventajas hay que señal^r el peligro de due cualduier ubstáculo en la marcha del arado producii-á av^erías ^n^i^ araves que trabaj^^ndo cles^acio, pero, en tales casos, es cuando más útil y necesario resulta el enganche de seguridad, ctryo riiuelle cecle .al aumentar de improviso la resistencia clel arado, dejárldole desenganchado. Aparte 1as consideracioiies expuesta^, elenii- la velocidad inás ea>nón^ica clel tractor y la anchura clel ^irado hara 1 oi-niar equipo, es cuestión que huede tantearse con los clatos t^cnicos del tractor, pero que sólo se resuelven con ensay^os eu la pruhia finca u en otras de características análogas, ya c^ue, en fin cle cuentas, se persigue labrar por hora la niayor ^uperficic, comproband^^ si el tractor soporta, sin ii^ay^oi- resl^alainiento del previsto por el fabricante; la velocidad hara la cual su potencia a 1^ barra de tiro es máxiii^a. Uicho está que, entonces, no sólo la labor queclar^^ hecha en el menor tieinpo, sino que el consuino de cvinbustible l^or luctár^ea será iuínimo. 1^ampoco se puede alearemente etaaer,ar la ^-elocidad sup^nliendo que todos los aperos de labranza la resisten. "I ^n^;ase en cuenta que la fi-icción de la rej^l determina Lu1 c.alentamie»to v desg^aste clel acero, tanto mayor cuanto más de l^risa se hacc 1a labor. I'^or ello, la superioridad de lc^s ^^heros de discos hara trabajar a ele^^aclas ^^elociclades. -sRued,as con neum,ático. La contingencia de que el tractor, provisto de neumáticos, p^atine, no debe nunca descorazonar al qtte lo emplea conscientemente. Hay, por parte de los constructores, tm criterio loable de aligerar sus máquinas, buscando, en primer lugar, que resulten baratas de adquisición y, luego, económicas de tuncionamiento, pues, evidentemente, a medida que aumenta su peso muerto, mayor es la potencia consumida sin provecho para hacerlas marchar, Vlas, como, por otra parte, los grandes estuerzos ^al gancho para labores penosas producen un resbalamiento exagerado y éste puede ^ooca ^ N/NCwAav ^ MUY N/NCNAO^ Fig. ^.-El neumático tiene que pegars,e al terreno. Si está poco hinchado, cede en el centro y se pierde superficie de contacto; si está muy hinchado, sólo apoya en el centro, y también patina por insuficiente adherencia. La presión del aire ha de comprobarse semanalmenfe para que el contacto de goma y terreno sea total. ser contrarrestado aumentando ^el peso adherente del tractor, resulta indispensable para cualquier agricultor que sea dueño de un tractor con neumáticos conocer la manera de asegurar la mayor adherencia de las ruedas al terreno, evitándolas un desgaste prematuro si patinan dem^asiado. En primer término es preciso destacar la influencia grandísima de la presión sobre e1 resbalamiento y la duración del neumático. Una rueda con exceso de presión no puede aplastarse contra el terreno y proporcionar unK^ amplia base de adherencia, a menos de sobrecargarla peligrosamente; a su v^z, un neumático que no está bastante hinchado cederá en el centro de la banda de rodadura y se apoyará sólo en los bordes, reduciendo la superficie de contacto con el terre- -9- nu, en cietrimento de la adherencia y de su cluración, pues pronto aparecerán grietas y r^otura^ en los flancos por donde la deformacióii es mayor. Cuando el tractor m,archa por terreno Ilano, las ruedas traseras soportan igual peso, y también el que gravita sobre las clelanteras 5e reparte por igual entre ellas; la pre^ión dehe, pues, ser idéntica para oada pareja. Pero si el tract^^r labra inclinado, con una rueda trasera y otra delantera dentro del surco precedente, el peso carga más sobre ella^ ^- se hace preciso contrarrest.arle con una presión mavor dc aire. I'resión de los neumáticos. En todo caso, las recomendaciones del fabricante han de seguirse con rigurosa exactitud al hinchar los neumáticos a la presión justa. Después, uua vez por seman^, cuan<lu menos, el tractorista, provisto siempre de un buen comprobad^r, marcado de libra en libra, verificará si no ha habido pérdida de aire y también si por exceso de calor l.a presión resulta excesiva. r1 título informativo, pueden aconsejarse las presiones siguientes : \ FUMATIOOS DELANTI?ROS (TODAS LAS MEDIDAS) (.inrnti Cuatro telas . ............................................ Seis telas ................................................ z8 36 NEUIVIATICOS TRASF_ROS (TODAS LAS MEDIDAS) LibrHs I^C2S1ÓI1 ITIÍIIICIIa .. ..................................... Con contrapesos o cargas líquidas ............... I2 r4 ó 16 Cuando el tractor labra con las ruedas por el surco, la presión de éstas debe ser cu.atro libras mayor que la indicada anteriormente. A pesar de este cuidado en conservar la presi.ón correcta, el tractor patinará cttando se le solicite mayor fuerza al gancho de la consentida por su adherencia al terreno, se^ítn antes queda explicaclo. Es el momento de emplear las- tre para darle más firme apoyo, bien con piezas ^netálicas --contra^esos-ajustaclos a los discos cle las ruedas o llenando de líquido los neumáticos. Mejor soltición es sienzpr^ la de los contrahesos, qtie se quitan y ^^onen con facilidad, a^rupándolos como convenga para com^^oner la sobrecar^a Pig. 6. EI peso de las ruedas se aumcuta cou contrapcs^^s atornillado^ a la ]lanta o llcnándáas de líquido, agua generalmentc, si nu ;on temiblcs las hcladas. cieseada, sin los ^>eligro; que tiene el Y^tg^ua para las cámaras. sobre todo en tien^l^o frío, cuando puede lle^ar a helarse; hie^^ es verdad c^ue, ent^^nees, ^en vez cle ag^ua, deben utilizarse soluciones de cloruro cálcico, cuyo ptu^to de congelación es más bajo, pero de cualquier nlodo, pret^ararlas en ]^ig. y.-La tuerza al gancho aumenta con ^el lastre de las rucdas; pero, como es natural, el mayo^r peso muerto supoue mayor g^asto de combustible. D^e ahí que convenga siempre llevar la menor sobrecarga compatible con el trabajo que se cjecute; ninguna, si son remolques ligeros, o mucha, para labrar en coudiciones difíciles. 1^^ finca y carg•arlas cn las ruedas restilta entretenido ^- siemhre ^•ar^^, dado el l,recio que en nuestro país alcanzan lo^ productos quúnicos recon^endables. ^ledida de resbalamiento. ^uieri clenuncia el escesu de la resistencia sobre la fuerza aplicada al gancho del tractor, es el resbalamiento de las ruedas motrices. Una rueda que patina gasta energía en cavar la ;epultura, donde el tractor puede quedar aprisionado, y ell^ a cnsta de combustihle ^^ de goma, ^lue cuestan car^,s. Todo agricttltor celu^u debe vigilar y comprobar el resbalamientc^ de las ruedas cíe ,u tractor. El procedimiento en l^len^ caml^^^^ es sencillísim^^ y nc^ necesita ningún instru- I^ig. 8.-Me^iida del resbalamienio de ruedas y cadenas. mento : basta desenganchar el apero, hacer una señal en el neumático donde éste t^^ca el suelo y rodar, por ejemplo, veinte vueltas justas marcancío en el terreno el punto correspondiente. Engánchese entonces el aper^ y cuéntense las vueltas de- la rueda, pur ejemplo, veintidós y media, que son ah^ ^ra precisa para llegar, a la misma velocidzid, hasta el punto marcado antes en el terreno. El camino perdido por resbalamiento sun dus vuelta^ y inedia, es decir, 2'5 : 22' S = o' i> en cada vuelta, ^ más vulgartnente, el once por cien- to, ctue está toda^^ía por debajo del límite tolerable del quince por ciento admitido como máximo. Conclusión. Con lo dicho, se comprende hasta dóncl^ aspiran a llegar los tractores provistos de neumátic^,s. Su meta de servir para todos los trabajo^ pesados y lo^ li^erus de ^carre^^ con remol^lue, gue tanto represent^,n en cualquier finca, no cleja^ de presentarse ambiciosa, ,obr^e tod^^ conju^ándcla con la gran baratura que les caracterira, derivada cie su p^ ^c<^ peso. L.ógico es admitir, en estricta regla económica, qiie si el agricultor pued^e a voluntacl aumentar ^ reducir el peso muerto dc ^u tractor lastrándole como conven^a a la fuerza de traeción que haya de transmitir al gancho, no tiene n^cesidad cle gravar el inventario de la finca adquiriendo tractores, como les de c^denas, más caros, pesados }^ complica^l^^s mecánicamente e incapaces de hacer acarreos por biiencs caniinos y carreteras. En definitiva, la consagración del tractor cie ruedas con neumáticos tiene que hacerla el agricultor, aplicancíc su fin^^ sentido de empresario para sentenciar, con la prueba del resbalamiento, cuándo y dónde vencen estcs tractores. En términos prácticos, stt in^apelable fallo nos descubrirá cuánd^^ los caballos desarrollados por e] tractcr, a l.a vara de tiro, resultan más baratos. clue es l^^ interesante desde un pnnt^.^ dc ^'1St1 171ClOnal. GRAFICAS UCUINA-MELENDEZ VALDES, ^-MADRID