Construir con nuestras propias manos

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NACIONALES
NOVIEMBRE 2011 > miércoles 30
Para lograr seguridad
Toda mujer en edad fértil cuando planifique el embarazo debe
acudir a las Consultas de Atención de Riesgo Preconcepcional
JOSÉ A. DE LA OSA
En la actualidad los especialistas en Ginecología y
Obstetricia, sustentados en
los extraordinarios avances
de la Medicina, son del criterio que incluso las mujeres
consideradas aparentemente sanas deben evitar embarazos “por casualidad” y, por
el contrario, establecer una
adecuada planificación familiar para la concepción,
que comprende investigaciones previas que aseguren su buena salud y eviten
riesgos innecesarios.
Para ello nuestro sistema
sanitario, con su proverbial
empeño y esmero en las
labores de prevención y
asistencia a la madre y al
niño, dispone en todo el
país de las Consultas de
Atención de Riesgo Preconcepcional.
El tema es hoy de suma
importancia si partimos de que la
edad biológica ideal para parir es la
comprendida entre los 20 y los 29
años. Hace alrededor de una década,
en esas edades daban a luz en nuestro país el 80 % de las mujeres. Sin
embargo, en ese rango de edad el
porcentaje ha descendido a un 50 %,
y se está produciendo un incremento
notable de nacimientos en mujeres
menores de 20 años y, especialmente, un significativo aumento en las
mayores de 30.
“Ese patrón reproductivo nos obliga a
poner en primer plano de atención la
necesidad de que las futuras madres
acudan a las Consultas de Atención de
Riesgo Preconcepcional a fin de evitar
contingencias maternas y perinatales”,
indica el profesor Miguel Sosa Marín,
presidente de la Comisión Nacional de
Salud Sexual, Reproductiva y Planificación Familiar del Ministerio de Salud
Pública.
En general, dice, cualquiera de los
riesgos que presenten puede ser eliminado, modificado o al menos atenuado,
si son atendidas y orientadas por nuestros especialistas altamente calificados,
y señala que la atención preconcepcional debe iniciarse como mínimo seis
meses antes de la planificación de un
embarazo deseado.
Cita ahora también las principales
enfermedades que pueden comportar
un mayor riesgo para lograr embarazos
seguros: desnutrición, anemia, diabetes
mellitus, hipotiroidismo, hipertensión,
infecciones del aparato reproductivo y
génito-urinarias, respiratorio (asma), y la
que califica de “poco percibida como
riesgo por la población”: los accidentes
tromboembólicos, que en las embarazadas generalmente son concomitantes
con la insuficiencia vascular periférica
(léase várices), presentes con frecuen-
FOTO: JORGE LUIS GONZÁLEZ
cia en las mujeres mayores de 30 años.
Punto y aparte quiere dedicar nuestro
entrevistado para referirse al aborto
voluntario (interrupción del embarazo),
considerado “un problema de seguridad
materna”, no importa la vía por la cual se
realice: quirúrgica, regulación menstrual
o la administración de medicamentos,
porque pueden acarrear infecciones,
sangramientos, laceraciones (perforaciones uterinas) entre otros, y a largo
plazo, posibles complicaciones maternas y perinatales. Es la primera causa
de infertilidad por obstrucción de las
trompas.
Y subraya: En Cuba el derecho de las
mujeres a recurrir al aborto voluntario es
un logro reconocido en el país, pero no
debe ser empleado, por sus riesgos
inmediatos y futuros, como un anticonceptivo más para la regulación de la
fecundidad.
El profesor Sosa, especialista de
segundo grado en Ginecobstetricia, indica que, como mínimo, unos seis meses
antes de la planificación de un embarazo los médicos de las Consultas de
Atención de Riesgo Preconcepcional
prescriben a las mujeres un suplemento
vitamínico (Mufer) contentivo de hierro y
ácido fólico, que se les entrega gratuitamente.
Para lograr embarazos seguros mencionó igualmente la necesidad que
desde el primer mes de gestación las
futuras madres concurran a la consulta
de su médico a fin de que comiencen a
recibir los múltiples cuidados que les
brinda nuestro sistema sanitario.
Asimismo, pueden contar con una
atención calificada en el proceso del
parto y un seguimiento diferenciado
durante el puerperio (hasta 42 días después), lo que garantiza la seguridad
materna en todo el ciclo del proceso
de atención médica.
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Construir con nuestras propias manos
LIVIA RODRÍGUEZ DELIS
La integración de los ciudadanos en la
construcción de sus viviendas es esencial
para resolver el déficit habitacional en Cuba.
No obstante la preocupación del Estado por
erradicar esa problemática y ser la construcción de viviendas uno de los programas sociales priorizados desde el triunfo de la Revolución, la demanda continúa alta debido,
entre otras causas, a la escasez de fuerza de
trabajo estatal para acometer esta acción.
Por ello, la implementación de programas
participativos resulta indispensable, pues en
estos la familia es la protagonista en la construcción de sus casas, con el apoyo activo de
los Consejos Populares, las Asambleas
municipales del Poder Popular, las oficinas
de la Vivienda y de Planificación Física.
En conjunto con las autoridades locales, la
Oficina del Historiador de La Habana ha
dedicado años de esfuerzo a la ejecución de
proyectos participativos de viviendas sociales, que figuran en el Plan de Desarrollo
Integral de La Habana Vieja y mediante los
cuales han sido beneficiadas más de 21 000
familias desde1995 hasta octubre del 2010.
Este tipo de estrategia demuestra, entre
otros aspectos, la viabilidad de la construcción y rehabilitación de viviendas por esfuerzo propio, además de que genera empleo,
contribuye a fomentar valores de respeto y
de conciencia social y a mejorar las condiciones de vida de los residentes, explicó a
Granma el máster Sergio Raymant Arencibia Iglesias, arquitecto de la Dirección
General de Proyectos de Arquitectura y
Urbanismo, de la Oficina del Historiador.
UNO DE LOS PRIMEROS BENEFICIADOS
Para Roberto Fornells, de 55 años de
edad y residente en el edificio Aguiar 68 de
La Habana Vieja, el 29 de octubre de 1992
pasó a ser una fecha imborrable en su
memoria. Ese día, el edificio donde había
nacido sufrió un derrumbe parcial y fue
declarado inhabitable, por lo que las nueve
familias que ocupaban el inmueble fueron
reubicadas de manera temporal en comunidades de tránsito en las afueras de la ciudad.
En 1999, tras la firma de convenios de
colaboración entre organizaciones no gubernamentales y la Oficina del Historiador, se inició la rehabilitación del inmueble, en conjunto con la dirección de proyectos, lo cual permitió devolver en el 2006 el uso residencial a
la edificación con la participación activa de
sus moradores.
“En una reunión se nos informó de la grata
noticia, posteriormente fuimos consultados
para la idea del proyecto de rehabilitación y
sobre nuestras necesidades habitacionales,
con vista a reconstruir el edificio con un mejor
aprovechamiento de los espacios”, comenta
Fornells.
“Aun cuando era voluntario, todos laborábamos más de cuatro horas diarias unidos a
una brigada de la Oficina del Historiador,
todos estábamos interesados. Eran nuestras
nuevas viviendas”, puntualizó.
Aunque el resultado final de la obra fueron
10 apartamentos con igual número de familias
beneficiadas, el edificio no perdió su imagen
original, pues estas acciones siguen el principio
inviolable de protección de los valores culturales y patrimoniales que caracterizan la zona.
MURALLA 408-410, EN LOS CIMIENTOS
En fase de ejecución de obra se encuentra el proyecto de nuevo desarrollo Muralla
408-410, que prevé su culminación en el
2013. La nueva edificación, de 25 apartamentos y dos locales comerciales como es
usual en las construcciones de La Habana
Vieja, acogerá a residentes de varios inmuebles que se encuentran en grave estado de
deterioro, entre los que figura el antiguo hotel
Quinta Avenida.
Sus convivientes forman parte de la brigada de construcción, junto a la fuerza de trabajo contratada por la Empresa Constructora
Puerto Carena.
“Estamos organizados para acometer el
trabajo. Mi esposo, como arquitecto, confeccionó el proyecto, el cual fue oportunamente
avalado por la Oficina del Historiador y las
entidades correspondientes. Ya desde sus
cimientos cada vecino sabe en qué parte del
edificio va a vivir, cuántos cuartos tendrá su
departamento y cómo va a ser su distribución, debido a que el diseño se hizo de
acuerdo con la composición de cada núcleo
familiar”, señaló Mirtha Rodríguez Venegas.
Aclaró que para vivir en la nueva edificación es requisito indispensable estar
vinculado directamente con la ejecución
de la obra; lo cual enriquece el sentido de
pertenencia y contribuye al cuidado y preservación del inmueble.
Manuel Muñoz, inversionista residente del
Grupo Prado, quien visita la obra de dos a
tres veces en el día, argumentó que los propios vecinos se ocupan de la custodia de los
recursos, lo que garantiza la seguridad de los
materiales, al tiempo que disminuye el costo
del proyecto, al no tener que destinar fondos
para pagar a un agente de protección.
Ambos proyectos, tanto el de Aguiar 68
como el de Muralla 408-410, son solo dos
ejemplos de lo que puede lograrse con la participación ciudadana para obtener una vivienda
confortable.
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