El Anglicanismo (HA) El anglicanismo [anglicanismo: doctrina protestante de fe cristiana fundada en Inglaterra por Enrique VIII] fue fundado en 1534 por el rey Enrique VIII de Inglaterra. Enrique no fue un reformista religioso como Martín Lutero o Juan Calvino. En cambio, rompió con la Iglesia Católica por razones personales y políticas. En cuanto al ámbito político, Enrique no quería compartir ni su poder ni las riquezas de su reino con la Iglesia. En cuanto a lo personal, quería obtener el divorcio para poder casarse con otra mujer, Ana Bolena. También quería tener el heredero varón que no había podido engendrar con su primera esposa, Catalina de Aragón. Cuando el Papa se negó a concederle el permiso para el divorcio, Enrique tomó el asunto en sus propias manos. Ordenó al Parlamento, el órgano legislativo de Inglaterra, que lo declarara jefe de la Iglesia de Inglaterra. De este modo se fundó la Iglesia de Inglaterra, o Iglesia Anglicana, encabezada por el monarca. Bajo la autoridad de Enrique, la Iglesia de Inglaterra siguió pareciéndose mucho a la Iglesia Católica. Con el tiempo, sin embargo, combinó elementos del catolicismo y del protestantismo. Las Creencias Sobre el Pecado y la Salvación Las creencias anglicanas tenían mucho en común con las de la Iglesia Católica. Al igual que los católicos, los anglicanos creían que el bautismo borraba el pecado original. Los anglicanos, sin embargo, estaban también influenciados por las ideas protestantes. A diferencia de los católicos, aceptaban la idea de Lutero de la justificación por la fe. Para ir al cielo, todo lo que se necesitaba era creer en Dios, arrepentirse de los pecados y recibir la misericordia de Dios. Más adelante, los anglicanos comenzaron a creer que cada uno tenía derecho a decidir cómo practicar su religión. Dependía de cada individuo encontrar la mejor manera de vivir de acuerdo con sus creencias religiosas. La Máxima Fuente de Autoridad Los anglicanos basaban sus creencias en la Biblia. Sin embargo, el monarca inglés, como jefe de la Iglesia, era el principal intérprete del significado de la Biblia. El obispo de mayor jerarquía de Inglaterra, el Arzobispo de Canterbury, ayudaba al monarca en esta tarea. El clero local y los feligreses podían interpretar las enseñanzas de la Iglesia a su manera, con tal de que se mantuviesen fieles al monarca. Los Rituales y el Culto Los oficios religiosos anglicanos eran similares al culto católico y al luterano. Se desarrollaron dos versiones del oficio religioso de la Iglesia Anglicana. El oficio de la Alta Iglesia se parecía mucho a la misa católica y era muy formal. El oficio de la Baja Iglesia era similar al oficio luterano. Los oficios anglicanos tenían lugar en iglesias que habían sido católicas. Se las hacía más sencillas quitando la mayoría de los cuadros, estatuas y otros adornos. El interior de cada iglesia se pintaba de blanco y los Diez Mandamientos se pintaban sobre una simple pared blanca. Los feligreses cantaban himnos sencillos en inglés y con melodías fáciles. Al igual que otros grupos protestantes, los anglicanos tomaban sólo dos sacramentos: el bautismo y la comunión. El idioma inglés reemplazó poco a poco al latín en los oficios anglicanos. Bajo el reinado de Eduardo VI, el hijo de Enrique, se publicó un libro oficial de oraciones, el Libro de oración común. Contenía oraciones en inglés para los oficios religiosos y las oraciones de la mañana y de la tarde. También expresaba las ideas básicas de la doctrina anglicana. A principios del siglo XVII, el rey Jaime I ordenó a un comité de eruditos que prepararan una nueva traducción de la Biblia al inglés, conocida como la Versión autorizada, o la Versión del rey Jaime. La Vida en Comunidad Las comunidades anglicanas no eran todas iguales. Las comunidades de la Alta Iglesia estaban formadas en su mayoría por gente adinerada. Las comunidades de la Baja Iglesia estaban constituidas normalmente por gente de la clase media y la clase trabajadora. La hija de Enrique VIII, la reina Elizabeth I, afirmó que nadie debía ser obligado a creer o practicar un tipo particular de anglicanismo. Las personas podían escoger su culto con tal de que obedecieran las leyes de Inglaterra y fueran leales al monarca. La herejía dejó de ser un delito. Sin embargo, los ciudadanos tenían que cuidarse de no atacar al monarca ni la posición de la Iglesia Anglicana como iglesia oficial de Inglaterra.