Universidad de Buenos Aires Facultad de Ciencias Económicas Seminario de Integración y Aplicación Licenciatura en Economía “Devaluación de 2002. Recesión y distribución del ingreso” Titular del curso: Victoria Giarrizo Tutor: Andrés Asiain Alumno: Nicolás Javier Puebla Registro: 848.988 1 Índice 1. Introducción. 3 2. Enfoques teóricos. 4 2.1. Modelo Mundell-Fleming. 4 2.2. Enfoque Monetario del Balance de Pagos. 7 2.3. Estructuralismo. 9 3. Evolución de los componentes de la Oferta y Demanda Agregada argentina 2001-2005: de la crisis al crecimiento. 13 3.1. Sector Externo. 13 3.2. Sector Interno. 18 4. Devaluación y mecanismo redistributivo. 22 4.1. La distribución del ingreso entre los diferentes actores económicos. 23 4.2. La cúpula empresarial, cambios y continuidades. 30 5. Factores que relajaron la restricción externa. 33 5.1. Precio de los commodities agrícolas. 33 5.2. Default de la deuda externa. 36 6. Conclusión. 37 7. Bibliografía. 40 2 “En una serie de trabajos publicados en el transcurso de los últimos años hemos insistido en que la incapacidad del país de salir de su estancamiento y las recurrentes crisis de las que padece se originan en un divorcio entre las ideas de la sociedad argentina y la realidad. Dichas ideas se derivan de teorías económicas tradicionales y se basan en propiedades de las estructuras productivas de los países industriales, muy diferentes a las que tiene un país exportador primario en proceso de industrialización como la Argentina. Sin embargo, se aplican obstinadamente, sin que la sociedad se percate de que ni las ideas ni las prioridades operativas que surgen a partir de ellas corresponden a la realidad. Como resultado de la desorientación resultante, la mayor parte de los sectores de actividad económica no tienen ni idea de cómo defender sus intereses e incluso algunos de ellos ejercen sistemáticamente una presión política suicida, totalmente contraria a ellos” Marcelo Diamand, 1972. 1. Introducción: Al estarse por cumplir una década del fin de la convertibilidad, el debate acerca del efecto de la devaluación de la moneda en la economía argentina es un tema que aún continúa dando discusión. Esta temática es abordada en el trabajo de Saúl Keifman “Tipo de cambio y empleo, a treinta años de Canitrot y Porto” (2005) donde trata de demostrar que esta última devaluación fue “expansiva” debido a la rápida recuperación y crecimiento de la economía argentina. Una visión opuesta es la de José Luis Nicolini Llosa, en su publicación “El enfoque estructuralista del balance de pagos” (2008), siguiendo una línea de pensamiento estructuralista, donde afirma que el efecto fue recesivo y distribuyó el ingreso en favor del sector de mayores ventajas comparativas, el agropecuario. El análisis de estos efectos tiene su origen a partir de la segunda mitad del siglo XX con el Estructuralismo. Esta vertiente de pensamiento económico latinoamericano se vuelca al análisis de los problemas que atañen a las economías de los países de la región (subdesarrollados), donde el crecimiento económico está directamente ligado al resultado de sus transacciones comerciales con el exterior. No va a depender de factores internos como la inversión o la expansión de la oferta de trabajo, sino de la disponibilidad de divisas que posea. De esta manera la oferta de la moneda de comercio internacional actuará como una restricción a la expansión del ciclo económico. Si el saldo comercial es superavitario la restricción se relajará, mientras que si hay una situación deficitaria la economía se verá encaminada hacia un ciclo recesivo. Entre este grupo de países se encuentra la Argentina, caracterizada por tener una Estructura Productiva Desequilibrada [Diamand, 1972], donde al producirse una devaluación, el sector primario (agropecuario), caracterizado por tener una alta productividad y un alto grado de inserción en los mercados externos, resulta ampliamente beneficiado, no así los sectores secundario (industrial) y terciario (servicios), en razón de que su mayor proporción de producto tiene como destinatario el mercado interno. En Argentina las decisiones de devaluar la moneda a lo largo su historia se tomaron exclusivamente por estar atravesando una crisis en la Balanza de Pagos. Al encontrarse en una situación deficitaria la única salida se encontraba en una devaluación capaz de 3 reestablecer el equilibrio. Más allá de ser una decisión de los distintitos gobiernos locales, fue un condicionamiento de los organismos de crédito externo (Fondo Monetario Internacional, etc.) para otorgar préstamos que ayuden a solventar las cuentas externas. Estas “recetas” de tinte ortodoxo se basan en modelos de economías abiertas como el Mundell-Flemming o el Enfoque Monetario del Balance de Pagos (EMBP), cuyos resultados teóricos solucionan el problema del desequilibrio externo de las cuentas nacionales, pero su aplicación en economías con estructuras como la argentina no tienen los mismos efectos. Si bien es indiscutible que a partir de mediados de 2002 el crecimiento de la economía argentina casi no tuvo precedentes por las altas tasas en que lo hizo, ni tampoco sufrió períodos recesivos posteriores, ¿fue la devaluación la causa por la cual el país salió de la recesión económica que sufrió desde 1999?, ¿influyeron otras variables como el default de la deuda externa y el aumento de la demanda externa de alimentos, que verdaderamente impulsaron el despegue de la economía?, ¿favoreció a todos los sectores económicos por igual? Estas cuestiones serán el objetivo de análisis del presente trabajo, el cual se estructurará de la siguiente manera: En la primer parte del trabajo se desarrollará un marco teórico que analice los efectos de las devaluaciones en la economía de un país con una economía cuyo crecimiento depende de la restricción de divisas, tanto desde un enfoque heterodoxo, exponiendo la visión estructuralista, como ortodoxo, presentando el modelo Mundell-Fleming y el EMBP. En la segunda, se analizarán las cuentas nacionales argentinas del período 2001-2005, observando los diferentes elementos de la Oferta y Demanda Agregada, mostrando como se contrajeron y se impulsaron los diferentes componentes de las mismas. Luego se focalizará la cuestión en el impacto en la distribución del ingreso, tanto entre los diferentes actores económicos de la sociedad, y dentro del sector privado, más precisamente en el sector empresarial. En la cuarta, se enunciarán que otros shocks, al margen de la devaluación, impulsaron el crecimiento de la economía argentina, como el alza de los precios de commodities agrícolas y el default de la deuda externa argentina. Por último, se expondrá una conclusión final en base a la investigación realizada. 2. Enfoques Teóricos. En el presente se desarrollarán tres visiones diferentes de cómo afecta la devaluación de la moneda en una economía subdesarrollada como la argentina. En principio se enunciaran el modelo Mundell-Fleming y el Enfoque Monetario del Balance de Pagos, dando una perspectiva ortodoxa, y luego un enfoque heterodoxo, el Estructuralista. 2.1 Modelo Mundell-Fleming. El modelo Mundell-Fleming o IS-LM-BP es uno de los más utilizados por la Síntesis Neoclásica para explicar el funcionamiento de una economía abierta. Fue creado por Robert Mundell y Marcus Fleming en la década del 60, basado en el modelo IS-LM tradicional para una economía cerrada, en el cual se analizan el equilibrio en el mercado de bienes (curva IS), de dinero (curva LM) y el sector externo de la economía (curva BP). Toma a todos los sectores de la economía tanto el real, analizando el mercado de bienes, como el financiero, observando el comportamiento del mercado de dinero y de capitales. Su fin es analizar la efectividad de políticas fiscales y monetarias bajo diferentes condiciones, viendo sus resultados en los niveles de producto y tasa de 4 interés que se podría alcanzar. Una implicancia observada en su aplicación es la imposibilidad de llevar adelante un régimen de tipo de cambio fijo con libre movilidad de capitales y una política monetaria autónoma, siendo únicamente posible elegir solamente dos de estas opciones relegando la tercera. Ecuaciones: IS: Y = C(Y)+I(r)+G+XN(Y; Y*; e) (+) (-) (-) (+) (+) LM: M = L(Y; r) P (+) (-) BP: ΔR =CC (e; Y; Y*)+CK(r; r*)=0 (+) (-) (+) (+) (-) Variables: Y = Producto nacional Y* = Producto externo C = Consumo I = Inversión G = Gasto del Gobierno XN = Exportaciones Netas [exportaciones (X) – importaciones (M)] r = Tasa de interés doméstica r* = Tasa de interés externa e = Tipo de cambio nominal P* = Nivel de Precios externos P =Nivel de Precios internos M = Oferta de dinero CC = Cuenta Corriente CK = Cuenta Capital ΔR = Variación de Reservas internacionales Se supone que se analiza una economía pequeña cuyas fluctuaciones y/o decisiones no afectan al resto del mundo, se produce internamente un solo bien homogéneo que compite en el mercado mundial, siendo la producción determinada por la demanda y con precios fijos. Además no hay “lags” que retarden el equilibrio de la economía ya que ajusta de manera inmediata, las expectativas de los agentes económicos son estáticas [Williamson, 1983], y la tasa de interés local se iguala a la externa permitiendo una perfecta movilidad de capitales1, siendo sustitutos perfectos los activos financieros internos y externos. Otro supuesto importante el cumplimiento de la condición Marshall-Lerner, que en este análisis va a ser fundamental para observar los efectos en el Balance de Pagos de la devaluación de la moneda. Al cumplirse, la suma de las elasticidades de las exportaciones e importaciones, en valor absoluto, deberá ser mayor a la unidad (│εx│+ │εm│>1). De esta manera si una economía devalúa su moneda la demanda de exportaciones (infinitamente elástica) por parte del sector externo aumentará debido a 1 Se cumple la condición de la Paridad de Interés Descubierta (UIP): r = r* + E(ê). Esto quiere decir que la tasa de interés local (r) se iguala a la internacional (r*) descontando las expectativas de devaluación de la moneda local (E(ê)). 5 su abaratamiento respecto de los precios externos, y las importaciones disminuirán en razón de su encarecimiento, pudiendo mejorar el balance externo de la economía e incrementando el producto interno. Para simplificar y facilitar el análisis se supondrá estar ante un régimen de tipo de cambio fijo, donde el gobierno local intervendrá en el mercado cambiario con el fin de mantener la paridad, impidiendo que ajuste por si mismo. De esta manera pierde su capacidad de realizar política monetaria expansiva o contractiva que lo saque de su tipo de cambio establecido, volviéndose una variable endógena la oferta de dinero (M/P) ya que un déficit en el Balance de Pagos genera una variación negativa en la cantidad de reservas internacionales (R), y al no haber esterilización, se reduce la oferta monetaria. Si por el contrario el saldo comercial fuese superavitario, las reservas internacionales aumentarían al igual que la oferta monetaria. Ante las condiciones enunciadas, se plantea un caso en el que se parte de una situación de déficit en el Balance de Pagos (E0) y se quiere llegar a un ponto donde haya un nivel de actividad económica de pleno empleo (Y1) y equilibrio externo (E1). r LM E1 r = r* BP E0 r0 IS Y0 Y1 Y En la situación inicial (E0) el déficit (BP<0) se da por el lado de la cuenta corriente, ya que las exportaciones son menores a las importaciones. Respecto de la cuenta capital, al haber perfecta movilidad, con una tasa de interés interna menor a la internacional (r<r*) los capitales preferirán adquirir activos financieros externos. La solución planteada por esta visión ortodoxa para salir del déficit externo es la devaluación. Al llevar adelante el gobierno esta política, las exportaciones netas (XN) aumentarán (gracias al cumplimiento de la condición Marshall-Lerner) provocando un incremento del producto interno, desplazándose la curva IS hacia la derecha. Esto también repercute en la curva BP, trasladándola paralelamente hacia abajo, mejor dicho hacia la derecha de su posición inicial, debido a que el aumento del tipo de cambio mejora la situación de la cuenta corriente. Asimismo, la afluencia de divisas provoca que la oferta monetaria aumente y con ello disminuya la tasa de interés, desplazando la curva LM hacia la derecha. De esta manera se logra llegar al equilibrio externo (E1) con pleno empleo (Y1). 6 r r = r* r1 = r* r0 LM LM´ BP BP´ E1 E0 IS Y0 Y1 IS´ Y Con este análisis resulta muy fácil salir de un déficit del Balance de Pagos ¿pero pude aplicarse a una economía como la de Argentina? Este modelo está claramente basado en una economía cuyo sector industrial posee una alta productividad y es muy competitivo en mercados internacionales, como Alemania, Estados Unidos o Japón. Al devaluar su moneda, la demanda de sus productos exportables aumentará notablemente debido a su abaratamiento, posicionándolos en una situación más ventajosa respecto de sus competidores en cuanto a precio. En cuanto a las importaciones se verá el efecto antes descripto, bajando su demanda por su encarecimiento, sustituyéndolas por producción interna. Para el caso Argentino se torna limitado explicar el equilibrio externo de la economía con el modelo Mundell-Fleming. La existencia de dos sectores económicos con diferentes productividades (campo e industria) imposibilita aplicar un modelo pensado para un solo bien cuya demanda externa es infinitamente elástica. En cuanto a como se logra el equilibrio externo luego de una devaluación, la condición MarshallLerner no se cumple debido a que el efecto que genera en la economía es una gran caída de las importaciones sin el aumento de las cantidades exportadas (su comportamiento es constante prácticamente). 2.2 Enfoque Monetario del Balance de Pagos. El Enfoque Monetario del Balance de Pagos (EMBP) radica su estudio a los fenómenos monetarios que se observan dentro de una economía, dándole preponderancia en su análisis a lo que acontece en la Cuenta Capital del Balance de Pagos. A diferencia del modelo Mundell-Fleming, se plantea que los desequilibrios observados en las cuentas externas de una economía son puramente monetarios y no un problema real de precios relativos [Meller, 1988]. Su análisis se centra en una teoría monetaria que permita ver los movimientos en el mercado de dinero interno y cómo estos afectan al equilibrio de las cuentas externas. Se supone que en la economía hay tipo de cambio fijo, un solo bien transable internacionalmente, se cumple de la Paridad del Poder Adquisitivo2 y la Teoría 2 Esta paridad establece que el tipo de cambio real (E) es igual al tipo de cambio nominal (e) por el nivel de precios internacionales (P*) sobre el interno (P): E = e.P*/P. Así el poder de compra de una moneda es igual en cualquier país del mundo. 7 Cuantitativa del Dinero3, hay pleno empleo y los precios son completamente flexibles. De esta manera se plantea una identidad contable para el Banco Central de un país que permite ver con facilidad como afectan las variaciones en el mercado interno de dinero: H≡R+C (1) H=Base Monetaria R=Reservas internacionales C= Crédito interno Como se observa en (2) la oferta monetaria puede variar debido a la variación de reservas internacionales y también por la de crédito interno. ΔH ≡ ΔR + ΔC (2) Si hay un superávit en el Balance de Pagos la oferta monetaria aumentará, en el caso contrario existiendo un déficit se reducirá. Este enfoque plantea que la problemática se genera cuando el Banco Central financia un déficit de las cuentas externas mediante políticas de esterilización [Meller, 1988]. Al aumentar la cantidad de crédito interno evita la caída del nivel de actividad de la economía pero con la existencia de desequilibrio externo. En cambio si no intervendría, la economía ajustaría por si misma ya que si cae el nivel de actividad interno el gasto disminuirá al igual que la demanda de divisas, permitiendo un mecanismo natural que reequilibre el Balance de Pagos. Asimismo, si se agrega el supuesto de perfecta movilidad de capitales el mecanismo natural de ajuste se sigue cumpliendo. Al contraerse la oferta monetaria por la caída del nivel de divisas por el déficit externo, la tasa de interés interna se encontrará por sobre el nivel de la externa, de esta manera los capitales foráneos verán conveniente este diferencial de tasas, con lo cual ingresarán a la economía local haciendo que suba el nivel de divisas del Banco Central y permitiendo reequilibrar la balanza comercial. En este ejemplo se observa claramente la importancia que toma en este modelo la tasa de interés y la cuenta capital para poder reestablecer las cuentas externas. La solución que plantea este enfoque a los desequilibrios externos no da lugar a lo que acontece en la cuenta corriente ya que al cumplirse el supuesto de la Paridad del Poder Adquisitivo, la devaluación de la moneda no provoca efectos sobre los precios relativos de una economía, pero si un impacto inflacionario que se traslada totalmente al precio de los bienes [Meller, 1988]. Al tomar el EMBP solamente el análisis de la cuenta capital se deja de lado todo lo atinente al sector real de la economía, en donde se genera la problemática del balance comercial en economías subdesarrolladas como la Argentina. Además, la evidencia empírica demuestra que al ocurrir una devaluación, en general, no hay un efecto “passthrough” unitario sino que los precios son rígidos en el corto plazo (en especial el del salario), afectando el nivel de precios relativos de una economía. 3 Establece que la cantidad de dinero por su velocidad de circulación (constante por factores institucionales) es igual al nivel de precios por el producto de pleno empleo (M.V=P.Y). Esto implica que la demanda de dinero es puramente transaccional y que si aumenta la cantidad de dinero lo harán los precios en igual magnitud. 8 2.3 Estructuralismo. La corriente de pensamiento estructuralista tiene su origen a principios de la segunda mitad del siglo XX con la creación de la Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidad (CEPAL), cuyo principal exponente fue Raúl Prebisch. El enfoque que se planteó fue acerca de la “teoría ricardiana” de las ventajas comparativas y el deterioro de los términos de intercambio entre las economías centrales o desarrolladas y las periféricas o subdesarrolladas, cuyo fracaso se vio en el agotamiento del modelo agroexportador que se implementó en el país hasta la década del 30. Luego de este modelo de acumulación económica, le siguió la etapa sustitutiva de importaciones hasta mediados de la década del 70, y aquí es en donde se centra el análisis de los pensadores estructuralistas. Otro de sus principales exponentes fue Marcelo Diamand, quien señaló que la característica esencial de los países exportadores primarios en proceso de industrialización, como Argentina, es la de poseer una estructura productiva desequilibrada [Diamand, 1972]. Esta peculiar cualidad se refiere a la existencia en la estructura productiva de dos sectores cuyo principal diferenciador son los niveles de precios que poseen. El sector primario4 es poseedor de una alta productividad lo que le permite tener mayores ventajas comparativas para poder competir en los mercados externos. Se desarrolla en un mercado que es casi de competencia perfecta ya que su producción es homogénea y toma los precios de la economía mundial, rigiendo una “ley de precio único” por lo que la demanda internacional es infinitamente elástica respecto del precio [Asiain, 2011]. Además de destinar su producción a la exportación, esta es comercializada dentro de la economía local, con lo cual si el precio determinado en el exterior aumentara lo haría de igual manera en el interno de no mediar impuestos ad valorem que lo impidan. El otro sector en cuestión es el secundario5, cuyo producto en su mayoría es destinado al mercado interno debido a su poca competitividad externa por su baja productividad. Al contrario que en el primario, no rige la “ley del precio único” y su precio es fijado a partir de un margen de ganancia por sobre los costos de producción [Asiain, 2011]. Por lo antes descripto, le resulta necesario para su vitalidad un tipo de cambio diferenciado que le permita competir con productos sustitutos importados, de lo contrario si el valor de la moneda local es fijado a partir de la productividad sector primario, su existencia se verá amenazada. El nexo que une y genera la dependencia del sector secundario para con el primario son las divisas, las cuales le resultan imprescindibles debido a la necesidad de importar bienes de capital e insumos para llevar a cabo su producción. Al no tener la capacidad de exportar lo suficiente como para satisfacer su demanda de moneda extranjera, estas tienen que ser transferidas desde el sector primario exportador, cuyo ingreso depende de las cantidades demandadas y precios fijados en el exterior. Este desequilibrio provocó que la economía argentina sufra recurrentes ciclos económicos ascendentes y descendentes conocidos como “Ciclos de Stop and Go”. En un primer momento la industria comienza a sustituir bienes importados que no necesitan de un proceso complejo de producción permitiendo ahorrar divisas y equilibrar el balance de pagos [Diamand, 1972]. Hasta aquí no se observan problemas en el sector externo ni interno de la economía, entrando en un ciclo expansivo debido al aumento de demanda interna por los bajos niveles de desempleo. Al ir avanzando el proceso de 4 5 Para el presente análisis se utilizará al sector agropecuario por ser el más representativo. En este caso englobaremos a la industria y los servicios. 9 industrialización se llega a una etapa en la que se busca reemplazar productos mucho más complejos, donde es necesario importar bienes de capital e insumos que no se pueden producir localmente. Aquí es en donde comienza a tornarse dificultoso mantener balance externo equilibrado. La demanda creciente de divisas del sector industrial provoca que las reservas internacionales del Banco Central comiencen a descender debido a que las exportaciones agropecuarias no alcanzan a compensar las erogaciones de los productos importados. Esta secuencia sigue su rumbo hasta llegar a un momento en el cual la balanza de pagos entra en crisis por el gran aumento de las importaciones, limitando el proceso de industrialización y el crecimiento de la economía. Sumado a este inconveniente de la cuenta corriente, la falta de un mercado de capitales interno desarrollado y la carencia de créditos bancarios [Diamand, 1972], hace que las empresas se endeuden con entidades financieras externas para solucionar las dificultades que poseen para continuar con la importación de bienes necesarios en su producción. Si la mayoría de su producto es destinado al mercado interno y un pequeño remanente es exportado, por si misma no es capaz de abastecerse de divisas suficientes como para cancelar su deuda externa. Ante esta situación no le queda otra opción que endeudarse nuevamente con capitales foráneos, lo cual se torna altamente riesgoso debido a las cargas financieras que deberá afrontar a futuro y el peso que le genera al Balance de Pagos. Como se puede observar, la existencia de estos dos sectores genera un desequilibrio en la estructura productiva de la economía. Por un lado encontramos la dependencia del sector industrial ligada a las divisas, por el otro las diferentes productividades que poseen crea otro problema en torno a la fijación de la paridad de cambio interna. Al tener el sector agroexportador una productividad muy elevada, la apreciación de la moneda local no lo perjudica en cuanto a competitividad en los mercados externos. En cambio al sector industrial si, debido a que posee una baja productividad y costos elevados es incapaz de competir tanto en la economía local como en los mercados externos, siendo la salida más rápida a este problema un tipo de cambio relativamente alto que lo favorezca. Ante este escenario descripto, la respuesta por parte de los distintos gobiernos fueron grandes devaluaciones que logren reequilibrar las cuentas externas del país, sumado a planes de estabilización y ajuste, tendientes a solucionar problemas macroeconómicos como la inflación. Devaluación, ¿solamente implica la pérdida de valor de la moneda? La salida que encontraron los diferentes gobiernos de la Argentina a los desequilibrios en el Balance de Pagos fue la devaluación de la moneda. Esta medida provoca que se reestablezca inmediatamente el equilibrio en las cuentas externas debido a que las exportaciones van a resultar mayores que las importaciones, de esta manera los egresos de divisas al país serán menores que los ingresos obtenidos por las ventas hacia el exterior. Si esto se analiza desde la visión del modelo Mundell-Fleming se concluye que la devaluación provoca el abaratamiento de los productos del país que lleva adelante la medida cambiaria, lo cual genera que la demanda externa aumente al igual que los ingresos de divisas y que los productos importados al resultarles más caros ingresen en menor volumen. Desde la visión estructuralista el equilibrio del balance comercial no ocurre de esa manera. Las exportaciones del sector primario lejos de aumentar su volumen de ventas se mantienen debido a que la producción se encuentra determinada desde la oferta por la disponibilidad fija del factor productivo tierra [Asiain, 2011], pero 10 lo que si se observa es una gran caída en las importaciones. Este último ajuste se da por el encarecimiento de la producción externa y por la gran caída del producto interno, mereciendo un análisis especial porque aquí es en donde se observa el carácter recesivo de la devaluación. Si el tipo de cambio sube, la capacidad de obtener divisas se dificulta por su encarecimiento, por lo tanto se observará una caída en la demanda de importaciones debido a su encarecimiento. Sumado a esto se da lo que Marcelo Diamand denominó “Inflación Cambiaria”, que no es la suba generalizada de precios por el aumento de la demanda de bienes, sino es efecto puro y exclusivo de la devaluación. Como los productos que exporta el país en su mayoría son agropecuarios, su encarecimiento por ser constante en moneda extranjera [Braun y Joy, 1968] afecta directamente al nivel de precios internos de los alimentos debido a que su demanda es constante por ser vital para la vida humana. Asimismo, la producción industrial local se ve afectada por el encarecimiento de insumos importados y bienes de capital, trasladando esta suba de costos a los precios de su producto. Este tipo particular de inflación afecta tanto al sector primario como al secundario de la economía, pero también lo hace entre empresarios, terratenientes y trabajadores. Al ser valuados los productos primarios en moneda extranjera los ingresos de terratenientes y empresarios relacionados con el sector no se ven afectados, pero si se benefician cuando entran en juego sus costos de producción. Si utilizan insumos importados no verán variación alguna porque los ingresos y egresos se mantendrán constantes, pero si en su estructura de costos hay insumos y manos de obra local obtienen un beneficio extraordinario por su abaratamiento ya que la remuneración es en moneda autóctona. Respecto del sector secundario se da una ambigüedad en el efecto que provoca la devaluación. El aumento del tipo de cambio le permite una cierta protección respecto de las importaciones industriales con las que compiten en mercado interno, de esta manera se da lugar a una etapa sustitutiva de importaciones de manufacturas debido al encarecimiento de estas últimas. Además de este efecto directo hay que analizar como afecta al sector que demanda su producción, el mercado interno compuesto mayormente por asalariados, y aquí es en donde se observa como afecta negativamente una devaluación al sector industrial. El estrato trabajador o asalariado es uno de los más afectados por la devaluación. Su remuneración es afectada negativamente debido al aumento generalizado de los precios, cayendo de esta manera su salario real. Si hay un escenario con niveles de pleno empleo de mano de obra, la caída de las remuneraciones provoca una inmediata reacción de las organizaciones sindicales en demanda de aumentos salariales para compensar la disminución de su ingreso, derivando en una espiral precios-salarios [Braun y Joy, 1968]. Si por el contrario hay elevados índices de desempleo, es muy difícil que se obtenga rápidamente una mejora en el ingreso de los trabajadores por el poco poder de negociación que posee frente a los empresarios debido a la gran cantidad de mano de obra desocupada, siendo fácil su reemplazo. De ambas maneras, el salario real se ve afectado negativamente por la merma en su poder de compra. Esta baja afecta directamente a la producción del sector industrial, en razón de que la demanda de su producto por parte del mercado interno disminuirá por su encarecimiento. Sumado a que el consumo de alimentos por parte de los asalariados es más inelástico que la demanda de los bienes industriales [Braun y Joy, 1968], solamente dispondrán de un pequeño margen para el consumo de manufacturas. Pese al aumento del ingreso del sector agroexportador, esto no llega a compensar la caída de la demanda de los asalariados debido a la diferente composición en los gastos de ambas clases. El ingreso de los 11 primeros vira del consumo de bienes industriales de consumo durable y no durable, hacia el consumo y la inversión suntuaria y al ahorro de divisas [Ferrer, 1963]. La disminución de la demanda de producción industrial genera desempleo tanto de la capacidad instalada como de mano de obra, profundizando así el efecto recesivo de la devaluación por la redistribución del ingreso desde el trabajo al capital y del sector secundario al primario. Sumado a esta problemática de la cuenta corriente, por el lado de la cuenta capital del Balance de Pagos el movimiento de capitales cataliza la salida de divisas ante expectativas de devaluación o bien cuando esta se genera, provocando que el desequilibrio de las cuentas externas se agrave aún más. Como solución se puede plantear un control a los movimientos de capitales para mantener la estabilidad del balance, pero esta medida no asegurará por si mima el equilibrio del balance de pagos con pleno empleo [Braun y Joy, 1963]. La solución debe primar en la obtención de divisas por parte de la cuenta corriente que es en donde se genera el problema. Para algunos autores como O. Braun y L. Joy la clave está en aumentar los ingresos de divisas por parte del sector agropecuario debido a la gran capacidad que este posee y a las dificultades que posee el industrial para competir en mercados externos. En contraposición a esta visión M. Diamand y N. Crovetto advierten que las exportaciones primarias por si solas no bastan para solucionar los problemas del balance de pagos, proponiendo como única salida el estímulo de exportaciones industriales capaces de abastecer de divisas al sector por si mismo. Si bien no es una solución fácil debido a que afianzar una industria nacional capaz de competir en mercados externos conlleva un largo camino, es necesario compensar la menor productividad relativa del sector con tipos de cambio diferenciados capaces de protegerla. Además al aumentar la capacidad productiva del sector, afecta directamente a los niveles de empleo demandando mayor cantidad de mano de obra, algo que el sector primario emplea en poca cantidad. No solamente esta temática fue abordada por economistas latinoamericanos, P. Krugman y L. Taylor en su obra “Contractionary effects of devaluation” (1978) describieron como afecta una devaluación en el producto de un país, especialmente en de los menos desarrollados. Lejos de ver resultados de estimulación de la actividad económica como lo apuntado por el modelo Mundell-Fleming, se observa una caída en el producto doméstico y en las importaciones, provocada por la transferencia de ingresos hacia sectores con una alta propensión al ahorro, creando un exceso de ahorro sobre la inversión planeada ex-ante. En el siguiente extracto del precitado texto queda plasmada esta idea, de cómo resultan beneficiadas aquellas actividades cuyo producto se destina al mercado externo y las consecuencias en la distribución del ingreso: “Aún cuando el balance externo esté balanceado, la devaluación incrementa los precios de los bienes transables en relación a los domésticos, dándole una suba en las ganancias a las industrias competitivas de exportación e importación. Si los salarios monetarios se retrasan respecto de la suba de precios y si la propensión marginal a ahorrar sobre las ganancias es mayor que sobre los salarios, el ahorro nacional se eleva en forma ex-ante. La magnitud de la contracción resultante depende de la diferencia entre la propensión al ahorro de las dos clases.” 12 3. Evolución de los componentes de la Oferta y Demanda Agregada argentina 2001-2005: de la crisis al crecimiento. La salida del régimen de convertibilidad con la devaluación del Peso a principios de 2002 marcó grandes cambios pero a su vez continuidades respecto de las diferentes variables de la Oferta y Demanda Agregada observadas en la década de los 90`s. Desde 1999 la economía argentina tuvo un período recesivo de actividad económica hasta la crisis de la convertibilidad. Al llevarse a cabo la devaluación, el nivel de actividad económica sufrió su descenso más profundo debido al efecto redistributivo que provoca la suba del tipo de cambio en el ingreso. Los sectores exportadores no sufrieron los efectos de esta crisis pero si las actividades que destinaban su producción al mercado interno argentino. Sin embargo, a partir de este punto de inflexión la economía argentina salió de esta etapa recesiva comenzando a crecer el PIB a tasas promedio del 8,5% anual. Gráfico N° 1 PIB desestacionalizado en millones de Pesos Argentinos de 1993 y variación porcentual respecto del trimestre anterior -2,0 20 05 200.000 20 04 0,0 20 03 250.000 20 02 2,0 20 01 300.000 20 00 4,0 19 99 350.000 19 98 6,0 150.000 -4,0 100.000 -6,0 50.000 -8,0 0 Variación porcentual del PIB PIB Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC En el siguiente análisis se considerará por un lado a la Oferta (Producto Interno Bruto + Importaciones) y a la Demanda Agregada (Consumo Privado + Inversión + Gasto Público + Exportaciones) para el estudio del sector interno de la economía, mientras que por el otro se analizarán las variables externas, estudiando el Balance de Pagos en su conjunto. 3.1 Sector externo. Argentina durante los 90`s tuvo su moneda muy apreciada respecto del Dólar, y al no llevar adelante una política comercial que proteja a su sector industrial que no poseía niveles de productividad elevados y menos de competitividad frente a productos importados, dejó que el mercado actúe privilegiando a los sectores de mayores ventajas comparativas para competir en el exterior (agropecuario) y en el interior. Es así como se permitió la inserción en el mercado local de productos manufacturados de origen extranjero que desplazaron a los locales debido a su bajo precio, generando que la 13 cuenta corriente mantenga un saldo negativo durante toda esta etapa. Para compensar este resultado, la cuenta capital mantuvo un saldo positivo con fondos obtenidos de las privatizaciones de las empresas de servicios públicos, la venta de empresas privadas a capitales externos y el incremento de la deuda pública externa. El mecanismo antes descripto perduró hasta el año 2001 cuando el resultado positivo de la cuenta capital era insostenible debido a la imposibilidad de seguir accediendo a préstamos de organismos de crédito internacional y a que ya no quedaban empresas públicas por privatizar. A esto se le sumó la gran fuga de capitales del sector privado por las altas expectativas de devaluación, con lo cual se profundizó más el saldo negativo, provocando que el nivel de reservas de divisas del Banco Central registre un saldo negativo en dicho año de aproximadamente u$s 5500 millones. Al devaluar el Peso en 2002 ocurrió un cambio drástico en el resultado del balance comercial. Con la depreciación de la moneda, en un principio devaluada en un 40% y luego llegando a casi un 350% por acción libre del mercado de divisas, las importaciones se encarecieron y su demanda disminuyó, viendo una caída de más de 70 puntos en el índice de cantidades importadas. En lo que respecta a las exportaciones, al observar en el Grafico N° 2 la trayectoria de las cantidades exportadas, se aprecia que el crecimiento de estas sigue el sendero que venía recorriendo desde la década pasada, sin marcar un punto de inflexión la devaluación del Peso, indicando una fuerte insensibilidad del sector exportador respecto a su rentabilidad [Asiain, 2010]. Gráfico N° 2 Indice de cantidades de bienes exportados e importados, y términos de intercambio (Base 1993=100) 300,0 250,0 200,0 150,0 100,0 50,0 0,0 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Indice de cant. X Indice de cant. M Incide de términos de intercambio Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC. Este comportamiento difiere mucho de lo apuntado en teorías de economías abiertas como el modelo Mundell-Fleming, donde ante una devaluación las cantidades exportadas aumentarán debido a su abaratamiento en el comercio internacional. Lo que si se observa es que desde que la economía argentina comienza a entrar en recesión a partir de 1998 las importaciones descienden y con la devaluación se acentúa, como lo postula la vertiente estructuralista. Siguiendo con el análisis, para los siguientes años hasta 2005 el nivel de exportaciones continúa con su tendencia de crecimiento. Las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA), destacándose los aceites, subproductos de la industria oleaginosa y carnes, y las Manufacturas de Origen Industrial (MOI), como los automotores, 14 productos químicos y manufacturas de metales, tuvieron un crecimiento anual promedio del 14%. Gráfico N° 3 Exportaciones de manufacturas (En millones de dólares) 14.000 13.000 12.000 11.000 10.000 9.000 8.000 7.000 6.000 2001 2002 2003 MOA 2004 2005 MOI Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC. Si bien se observa una mejora en las exportaciones de las MOI, la composición de las exportaciones argentinas se centró en torno a bienes primarios y commodities industriales [Agis et al, 2010; Cetrángolo, Heymann, Ramos, 2008]. Con respecto a las importaciones, luego de la abrupta caída de 2002 su incremento fue ininterrumpido creciendo a una tasa anual del 35% aproximadamente (Ver Gráfico N° 2). La composición de estas muestra que los bienes de capital fueron los que más se incrementaron en esta etapa, estrechamente relacionado al proceso de rápida recuperación de la demanda doméstica y aceleración de la actividad productiva, dando como resultado un pujante proceso inversor que tuvo lugar en el país desde 2003, en un contexto de alta rentabilidad y al agotamiento de la capacidad ociosa visto en algunas ramas industriales post crisis [Agis et al, 2010]. Asimismo, este aumento de las importaciones no opacó el saldo superavitario del balance comercial. Pese a que el saldo físico fue disminuyendo respecto de 2002, con la creciente demanda de alimentos y commodities agropecuarios que se registro a partir de 2002 por parte de economías en pleno crecimiento como China, provocó que el precio de estos bienes comenzaran a aumentar de manera extraordinaria, lo cual permitió que los términos de intercambio del país mejoraran (Ver Gráfico N° 2) e incrementar el poder de compra de las exportaciones. 15 Gráfico N° 4 Poder de compra de las exportaciones 45.000,0 40.000,0 35.000,0 30.000,0 25.000,0 20.000,0 15.000,0 10.000,0 5.000,0 0,0 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Exportaciones (Millones de u$s a precions de 1993) Poder de compra de las exportaciones (Millones de u$s a precios de 1993) Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC. Así, el saldo positivo se logró mantener, pese a que se siguió registrando un saldo negativo en los rubros de Servicios y Rentas, observándose en este último un gran crecimiento en el envió de utilidades y dividendos al exterior por la alta rentabilidad de las empresas extranjeras radicadas en el país. Respecto de la cuenta capital y financiera, esta continuó mostrando un comportamiento negativo hasta el año 2003, teniendo un pico deficitario en 2002 de casi u$s 12000 millones debido a la profundización de la fuga de capitales. Ya para los años 2004 y 2005 el saldo fue superavitario debido a que cada vez más fue mermando la fuga de capitales, reduciéndose para el primero a una décima parte de lo que fue en 2002 y obteniendo una entrada de capitales de aproximadamente u$s 2200 para el segundo. Gráfico N° 5 Cuenta Capital y Financiera (En millones de dólares) 20.000 15.000 10.000 5.000 0 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 -5.000 -10.000 -15.000 Total Cuenta Capital y Financiera Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC 16 Este comportamiento se debió los siguientes motivos: Al haber ocurrido la devaluación y un tiempo después el Overshooting cambiario6, el Peso se apreció y se estabilizó dándole una señal clara a los agentes de que la moneda no iba a perder más valor respecto del Dólar. Ante tal circunstancia, el sector privado vio conveniente reinsertar su ahorro en el mercado interno para invertir en sectores como la construcción, en razón de que se continuaba desconfiando del sistema bancario local luego de episodios como el “corralito y el “corralón”. Los empresarios locales actuaron de igual manera repatriando activos externos, pero impulsados por las expectativas de inversión en un contexto de crecimiento y alta rentabilidad. Los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) se comportaron de la misma manera por las expectativas positivas que veían en la economía local, multiplicándose por tres en 2005 respecto de 2003, pasando de u$s 1700 a u$s 5200 millones. El default de la deuda externa declarado a finales de 2001, sumado a la renegociación y la reestructuración de la mayor parte de esta7 redujeron los stocks de pasivos con el resto del mundo, quebrando una tendencia creciente de endeudamiento vista desde décadas pasadas. Finalizando en análisis del Sector Externo de la economía argentina en el período 2001-2005, resta ver como afectaron los resultados de ambas cuentas en la variación de reservas internacionales. Gráfico N° 6 Variación Total de Reservas Internacionales (En millones de u$s) 10.000 5.000 0 -5.000 -10.000 -15.000 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Variación de Reservas Internacionales Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC Ya comenzada la crisis de la convertibilidad a partir de 1999 los niveles de reservas internacionales empezaron a mermar. En 2001 fue el pico record en la variación 6 En 2002 la paridad del Peso fue en un principio fijada a $ 1,40 por Dólar. Luego el Gobierno decidió “liberarlo” para que mercado fijara su precio, llegado a pasar en el tercer trimestre del año los $ 3,50 por Dólar. Luego de este pico comenzó a apreciarse y a estabilizarse en torno a $2,90. 7 En 2002 y 2003 la correspondiente al sector privado, y en 2005 la del sector público, logrando una quita de aproximada mente un 70%. 17 negativa debido al déficit que se registró tanto en la cuenta corriente como en la capital y financiera, llegando a pasar los u$s 12000 millones. Al año siguiente la variación fue también negativa pero se redujo a u$s 4500 millones, casi la tercera parte de lo registrado en 2001, debido al saldo positivo de la cuenta corriente que compensó el gran déficit que registro la cuenta capital. A partir de 2003 hasta 2005 la variación fue positiva, registrando una incremento de aproximadamente u$s 5200 millones entre año y año, en razón de que ambas cuentas tuvieron abultados superávits, sobrepasando los niveles registrados durante la totalidad de la etapa de la convertibilidad. Este análisis permite apreciar como la economía argentina logró superar en este período un problema que siempre la aquejó, la disponibilidad de reservas internacionales. Además es de remarcar el cambio que se dio en la composición del balance de pagos, pasando de depender del superávit de la cuenta capital y financiera obtenido por prestamos de organismos financieros internacionales y la privatización de empresas públicas, al superávit de la cuenta corriente por el saldo comercial positivo con el exterior, en un principio, y luego al de ambas cuentas. 3.2 Sector interno. Como se mencionó al comienzo de este capítulo, en esta sección el análisis se centrará en los componentes de la economía interna donde encontramos a la Oferta y Demanda Agregada. Al analizar el Cuadro N° 1 se observa que a partir del año 1999 todas las variables de ambos agregados, salvo las exportaciones, descendieron hasta llegar a su piso en 2002. Cuadro N° 1: Tasa de crecimiento en porcentajes respecto del período anterior. Oferta Agregada Año PIB Importaciones de bienes y servicios Demanda Agregada Consumo Privado Consumo Público Inversión Bruta Interna Fija Exportaciones de bienes y servicios 1998 3,9 8,4 3,5 3,4 6,5 10,6 1999 -3,4 -11,3 -2,0 2,6 -12,6 -1,3 2000 -0,8 -0,2 -0,7 0,6 -6,8 2,7 2001 2002 -4,4 -10,9 -13,9 -50,1 -5,7 -14,4 -2,1 -5,1 -15,7 -36,4 2,7 3,1 2003 8,8 37,6 8,2 1,5 38,2 6,0 2004 9,0 40,1 9,5 2,7 34,4 8,1 2005 9,2 20,1 8,9 6,1 22,7 13,5 Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC Poco tiempo antes de ocurrir la devaluación, el descenso del consumo interno se aceleró sumado a una acentuada contracción del crédito doméstico que influyó en los flujos de intercambio comerciales, repercutiendo negativamente en el nivel de actividad y por ende en el producto interno del país. En 2002 el descenso del PIB respecto del año anterior fue del 10,9%, siendo el punto más bajo de la caída que había comenzado a registrar desde 1999, entrando el país en una de las crisis económicas más grandes de su historia. Esto a su vez repercutió en las importaciones de bienes intermedios y de capital, contrayendo su demanda en un 13,9% en 2001 respecto de 2000 y en un 50,1% en 2002 respecto de su año anterior. La merma del consumo privado se genero debido a las expectativas de devaluación que tenían los agentes internos, con lo cual el ahorro privado aumentó volcándose a la 18 compra de dólares, provocando una salida masiva de capitales. El sector público se comportó de igual manera reduciendo su gasto para cumplir con las condiciones impuestas por el Fondo Monetario Internacional a cambio de ayuda financiera. De esta manera llevó a cabo en 2001 un recorte en los salarios de empleados públicos provocando que cada vez más decaiga la demanda interna de bienes y servicios. En lo que respecta a la inversión, se dio un comportamiento similar ya que la devaluación del Real brasilero en 1999 provocó que caiga aún más la competitividad de las industrias locales ya afectadas por la apreciación del Peso respecto del Dólar, dando esto un contexto poco atractivo para invertir. En cuanto a las exportaciones, salvo el descenso de 1999, continuaron una tendencia creciente sorteando sin ningún inconveniente la crisis económica que vivió el país en 2002. Pasada la devaluación el escenario cambió rotundamente. El sector privado al ver cumplida su expectativa devaluatoria comenzó a volcar su ahorro en consumo [Agis et al, 2010; Nicolini Llosa, 2008]. Esto también se vio impulsado por el aumento del gasto social por parte del Gobierno en los planes “Jefes y Jefas de Hogar” y “Trabajar”, dirigido a personas desocupadas y en situación de pobreza, cuyo monto tenía la finalidad de adquirir las prestaciones básicas de subsistencia de la familia, sin margen de ahorro. En 2001 el gasto destinado a “Programas de Empleo y Seguros de Desempleo”, representaba solo el 0,37% del PIB, al año siguiente fue del 1% y en 2003 aumentó al 1,23%. Además, dado el historial argentino de devaluaciones, el alza de precios resultó inherente a la suba del tipo de cambio, incentivando el consumo presente ya que a futuro se esperaban más subas en el valor de los bienes. Pese a esto, ante el alto nivel de desempleo (en 2002 llegó a superar el 20% de la PEA) por la baja actividad económica, el efecto Pass Through no fue completo y la suba del precio del Dólar no se trasladó completamente al valor de los bienes, sin derivar en una rápida y elevada espiral inflacionaria. Gráfico N° 7 Variación del Tipo de Cambio Nominal e Índice de Precios al Consumidor (Base IV 2001=100) 400,000 350,000 300,000 250,000 200,000 150,000 100,000 50,000 I01 II 01 III - IV - I 01 01 02 II 02 III - IV - I 02 02 03 II 03 TCN III - IV - I 03 03 04 II 04 III 04 IV - I 04 05 II 05 III - IV 05 05 IPC Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC y del BCRA. Asimismo, por parte del Gobierno se llevaron adelante medidas tendientes a frenar el aumento de precios para que no se erosione en un nivel mayor el ingreso de los asalariados. El congelamiento de las tarifas de servicios públicos mediante subsidios directos a las empresas prestatarias y la aplicación de retenciones a las exportaciones 19 agropecuarias8, le dieron un mayor margen de disponibilidad de ingreso a la población para consumir otros bienes y servicios. El incremento en la demanda interna antes descripto envió una clara señal a los empresarios de que el ciclo recesivo de la economía ya había culminando. La suba del tipo de cambio fue un punto fundamental para la toma de decisiones de inversión por parte del sector empresarial. La nueva paridad cambiaria le permitió volver a recuperar los márgenes de rentabilidad y competitividad que había perdido a principio de la década de los 90`s con el plan de convertibilidad. A esto se le suma la reducción de las tasas internas de interés, que los incentivaron a invertir en la economía real y no en la especulación financiera, causada por la gran liquidez internacional que empujó hacia abajo la tasa de interés de referencia, la menor prima de riesgo soberano una vez reestructurada la mayor parte de la deuda externa pública, la menor expectativa de devaluación, y los mayores niveles de inflación promedio [Arceo, N. et al, 2007]. Gráfico N° 8 Niveles de Tasas de Interés locales 90,00 80,00 70,00 60,00 50,00 40,00 30,00 20,00 10,00 en e96 ju l-9 en 6 e97 ju l-9 en 7 e98 ju l-9 en 8 e99 ju l-9 en 9 e00 ju l-0 en 0 e01 ju l-0 en 1 e02 ju l-0 en 2 e03 ju l-0 en 3 e04 ju l-0 en 4 e05 ju l-0 5 0,00 Plazo f ijo en $ de 30 a 59 días Plazo f ijo en $ de 60 días o más Plazo f ijo en u$s de 30 a 59 días Plazo f ijo en u$s de 60 días o más Fuente: elaboración propia en base a datos del BCRA. La pesificación de las deudas crediticias fue otro punto clave para la recuperación del sector, permitiéndoles a las empresas licuar sus obligaciones anteriormente pactadas en Dólares e incrementando el valor de los activos externos líquidos en su posesión. Si a esto se le suma el incremento del flujo de caja por el aumento de la demanda interna, se dio un contexto en el cual el sector obtuvo una alta rentabilidad por la nueva paridad cambiaria, facilitando la auto financiación en un contexto de estrecha oferta crediticia. 8 La no aplicación de este impuesto ad valorem hubiese generado que un pequeño excedente de producción (bienes alimenticios) sea destinado al mercado interno, siendo valuado a precios internacionales. 20 Gráfico N° 9 Participación de la RTA y el EEB en Valor Agregado bruto en el total de la economía 60,0 50,0 40,0 30,0 20,0 10,0 0,0 1998 1999 2000 2001 2002 Remuneración al trabajador asalariado 2003 2004 2005 Excedente de explotación bruto Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC Asimismo, el abaratamiento de los costos laborales permitió la incorporación rápida de trabajadores al proceso productivo como respuesta al exceso de demanda de bienes, especialmente por sectores trabajo-intensivos dada la elevada capacidad ociosa con la que se contaba al salir de la crisis. A su vez el descenso del nivel de desempleo, sumado a la paulatina recuperación del salario real debido al mayor poder de negociación de los sindicatos, incrementó la masa absoluta de salarios. Dada esta especial coyuntura, se dieron las condiciones necesarias para formar una importante base de demanda para el consumo de manufacturas locales e iniciar un proceso de reindustrialización para sustituir importaciones. Gráfico N° 10 Tasa de desocupación y utilización de capacidad instalada trimestral 80,0 70,0 19 17 60,0 15 13 50,0 11 9 UCI DESOCUPACIÓN 23 21 40,0 30,0 7 5 20,0 I II 02 02 III IV I 02 02 03 II III IV 03 03 03 I II III 04 04 04 IV I II 04 05 05 III IV 05 05 Tasa de desocupación (en 28 aglomerados urbanos) Nivel general de utilización de la capacidad instalada Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC En el análisis no se puede dejar de lado el lugar que ocupó la inversión en construcción en esta etapa. Gran parte del ahorro del sector privado generado previo a la devaluación fue destinado a la adquisición de bienes inmuebles. Este comportamiento se debió a las expectativas de ahorro y ganancia que proporcionaba este tipo de inversión en razón de su alta revalorización a futuro. Cabe destacar que esta conducta 21 también fue adoptada por los sectores agrarios exportadores, dirigiendo gran parte de sus altos beneficios a la inversión inmobiliaria [Asiain, 2011]. Gráfico N° 11 Composición de la Inversión Bruta Interna Fija (a precios de 1993) 80.000 70.000 60.000 50.000 40.000 30.000 20.000 10.000 0 1998 1999 2000 2001 Construcción 2002 2003 2004 2005 Equipo durable Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC Como consideración final de este análisis en particular podemos destacar que claramente la demanda fue el factor que permitió que este proceso se ponga en marcha. Ante la salida de un régimen cambiario estable de casi una década y dadas las expectativas del futuro incierto de la economía en ese momento, el exceso de demanda de bienes marcó una clara señal al sector empresarial privado para llevar adelante el despegue de los niveles de inversión, cuya tasa de crecimiento fue casi cinco veces superior a la del PIB en el mismo período (Ver Cuadro N°1). Pese a que el consumo interno aumentó, su participación en el PIB disminuyó avanzado en su lugar la inversión y las exportaciones en menor medida, cuyos aportes representaron un 19,84% y un 14,14% respectivamente, para el año 2005. Cuadro N° 2: Porcentaje de participación en el PIB. Oferta Global Demanda Global PIB Importaciones de bienes y servicios Consumo Privado Consumo Público 2001 100 11,23 68,67 13,50 15,81 12,17 2002 100 6,30 66,01 14,38 11,28 14,08 2003 100 7,96 65,60 13,40 14,32 13,71 2004 100 10,23 65,88 12,63 17,65 13,60 2005 100 11,26 65,73 12,27 19,84 14,14 Año Inversión Exportaciones Bruta de bienes y Interna Fija servicios Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC 4. Devaluación y mecanismo redistributivo. Analizada la coyuntura económica post devaluación, ahora el análisis se centrará en el aspecto redistributivo que se generó entre el Trabajo, Capital y Estado. Generalmente en la literatura económica ortodoxa esta temática no es abordada y dejada de lado, restándole la importancia que merece debido a los efectos que genera en la sociedad y 22 sus diferentes segmentos. En cambio enfoques económicos como el estructuralismo, lo analizan con profundidad en razón de que al estudiar economías subdesarrolladas como las de Latinoamérica, la distribución del ingreso es un problema que las afecta profundamente dada la estructura económica heterogénea que poseen. 4.1 La distribución del ingreso entre los diferentes actores económicos. Según la visión estructuralista las devaluaciones son recesivas debido a los efectos que provocan en la distribución del ingreso, conllevando esto a una gran caída del producto interno de la economía. Al subir el tipo de cambio se genera lo que Marcelo Diamand denominó “inflación cambiaria” [Diamand, 1972], que es el aumento del precio de los bienes por el simple hecho del cambio de la paridad de la moneda y no por un exceso de demanda. Pensando únicamente en el origen de los bienes, se deduciría que la suba de precios se da solamente en los importados ya que se necesita mayor cantidad de moneda interna para pagar su precio fijado en numerario externo, pero esta suba también afecta a los que se producen en el interior de la economía. Los bienes producidos por el agro, como los alimentos, son en los que se observa generalmente un comportamiento de inflación de precios que va a la par de la suba del tipo de cambio. Como este sector destina la mayoría de su producto a la exportación y el precio se fija en el mercado extranjero, solamente rezaga un excedente al comercio interno en donde el precio de venta está a la par del valor externo. Por último, también se observa una suba en los precios de los bienes de origen industrial por la inflación de sus costos debido a la utilización de insumos importados. Además, los empresarios al querer mantener los márgenes de ganancia del momento previo al salto cambiario, trasladan la suba de sus costos al precio final del producto. Cuadro N° 3: Variación porcentual anual del IPC GBA respecto del período anterior (Base 1999=100) Vivienda Equipamiento y mantenimiento del hogar Atención médica y gastos para la salud Transporte y comunicaciones Esparcimiento Educación Otros bienes y servicios varios -4,6 -0,5 -1,3 1,1 0,4 -3,0 -1,4 0,4 34,6 35,9 6,6 37,5 21,2 20,2 34,4 3,9 29,9 13,4 19,2 21,6 8,0 11,9 8,1 9,1 14,4 3,1 11,6 2004 4,4 5,0 6,7 4,5 2,3 4,1 1,5 5,5 5,0 8,7 2005 9,6 11,0 11,4 12,0 8,4 7,6 5,3 9,1 13,5 11,4 Año Nivel General Alimentos y bebidas Indumentaria 2001 -1,1 -1,9 2002 25,9 2003 Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC Esta suba de precios genera una redistribución de ingresos en favor de los sectores productores de bienes destinados a la exportación y perjudica a los que se dedican al mercado interno. Sumado a este efecto distributivo dentro del capital, el sector de la sociedad que resulta más afectado es el estrato trabajador cuyos ingresos al estar fijos en Pesos se degradan con la suba del tipo de cambio y el aumento de precios, perdiendo capacidad en su poder de compra. El efecto recesivo de la devaluación es claramente visible al observar el valor del PIB argentino de 2002. Respecto de 2001, registró una caída cercana al 11% (Ver Cuadro N° 1) donde conjuntamente se registraron fuertes subas en los niveles de 23 precios, tanto en el Índice de Precios al Consumidos (IPC) como en el Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM), aproximadamente del 26% y 80% respectivamente. Gráfico N° 12 Evolución de Índice de Precios al Consumidos y de Precios Internos al por Mayor (Base 1999=100) 300,00 250,00 200,00 150,00 100,00 50,00 2001 2002 2003 IPC Nivel General 2004 2005 IPIM Nivel General Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC Pese a esta coyuntura, a partir de 2003 al producirse la devaluación en un período ya recesivo que se vivía desde 1999, se comienza una etapa expansiva donde la tasa de ganancia empresarial se recuperó con el nuevo tipo de cambio competitivo, el salario real cayó y la productividad se incrementó [Varesi, 2010]. La salida de la paridad cambiaria significó para el sector agroexportador un cambio positivo relacionado con la estructura de precios relativos. Su poder adquisitivo se incrementó por los ingresos valuados a precio dólar obtenidos de las exportaciones, a la vez de que sus costos internos disminuyeron debido a que aumentaron en menor magnitud que las retribuciones obtenidas por su actividad comercial, dado el incremento del precio de los commodities en los mercados externos. Tradicionalmente, este sector tuvo el desempeño más importante en lo que respecta a exportaciones, cuya participación no mermó con la nueva coyuntura económica. En el lapso 2001-2005, su producción explicó aproximadamente el 65% de las exportaciones, englobando a los productos primarios y a las manufacturas de origen agropecuario (MOA). Como ya se analizó en el capítulo anterior, la trayectoria creciente de las exportaciones siguió su tendencia al igual que los ingresos de este sector, amplificados por el aumento de los precios de los commodities a nivel mundial. Pero si se mide la incidencia en la generación y participación del empleo en la economía argentina, no fue relevante como tampoco lo fue en décadas pasadas. Según la cuenta de Insumo de Mano de Obra e Ingresos Generados en la Producción calculada por el INDEC 9, entre 2002 y 2007 la elasticidad empleo-producto del sector Agricultura, Ganadería, Pesca y Silvicultura fue de 0,13, mientras que la del total de la economía fue ampliamente superior, llegando a 0,58 [Agis, 2010]. Viendo este dato es de destacar que su incidencia fue muy pequeña en el notable proceso de crecimiento del empleo durante la expansión económica postdevaluatoria. Solamente se crearon 51000 nuevos puestos de trabajo (asalariados registrados, no registrados y no asalariados) en el sector, siendo el 1,3% del total de empleos generados en el total de la economía [Agis, 2010]. Además de estos importantes datos en cuanto a empleo, en Ferrer (1963) se remarca la poca incidencia de los salarios en el ingreso neto generado, aclarando que en el sector 9 Instituto Nacional de Estadística y Censos. 24 agropecuario las remuneraciones del trabajo representaban alrededor del 25% del ingreso neto generado en el sector y la del capital y la empresa el 75% restante. Dada la excelente rentabilidad del agro durante este período por el aumento del precio de los commodities, se generó a su vez un gran aumento del valor de los arrendamientos de las tierras, llegando a picos históricos especialmente en el área pampeana (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos). Esta zona es la denominada “maicera”, cuyo nombre tendrían que cambiarlo al de “sojera” por el monopolio de este cultivo que se dio en los últimos años, donde en el año 2000 el valor de la hectárea era de u$s 4000 pasando a valer u$s 12000 en 2008. Esto nos demuestra que no solamente la devaluación benefició a los productores, tanto a grandes como a chicos, sino que a los terratenientes les generó una inmensa ganancia en su patrimonio. Para el sector industrial la devaluación significó el recupero de la rentabilidad perdida durante la etapa de la convertibilidad. Al igual que al sector agroexportador, le propició una merma en los costos de producción, sumado al encarecimiento de los productos importados que competían con su producción por la suba del tipo de cambio. Al analizar el Índice del Tipo de Cambio Real Multilateral, el salto que registra al llevarse a cabo la devaluación en 2002 fue mayor al 250%, que luego de la moderada apreciación del Peso a mitad de ese año, se encontró oscilando dentro del 230%. Este nuevo escenario cambiario le permitió obtener mayor competitividad tanto en el mercado interno, dando lugar al comienzo de un ciclo de sustitución de importaciones manufactureras industriales, como en el externo, favoreciendo a su expansión y su afianzamiento en las plazas foráneas. Gráfico N° 13 Indice de Tipo de Cambio Real (Dic. 2001=100) 300,00 250,00 200,00 150,00 100,00 en e97 ju l-9 en 7 e98 ju l-9 en 8 e99 ju l-9 en 9 e00 ju l-0 en 0 e01 ju l-0 en 1 e02 ju l-0 en 2 e03 ju l-0 en 3 e04 ju l-0 en 4 e05 ju l-0 5 50,00 Tipo de Cambio Real Fuente: elaboración propia en base a datos del BCRA Este despegue de la actividad fabril se observa con la evolución del Estimador Mensual Industrial (EMI). Desde 1998, el mejor año de la etapa de convertibilidad, descendió ininterrumpidamente hasta tocar fondo en el año 2002 con la devaluación. No se puede dejar de lado la influencia de la depreciación del Real brasilero en 1999 en este proceso, cuyo acontecimiento desgastó por completo la actividad industrial argentina. A partir de 2002 el crecimiento del nivel de actividad mostró un ascenso ininterrumpido y una rápida recuperación, en tan solo dos años llegó a los niveles de 1998, marcando una tendencia de continuo crecimiento para los próximos períodos. 25 Cuadro N° 4: Estimado Mensual Industrial (EMI) desestacionalizado, base 2004=100. Año EMI 1996 90,6 1997 98,8 1998 100,9 1999 94,3 2000 94,0 2001 86,9 2002 77,8 2003 90,3 2004 100,0 2005 108,0 Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC Asimismo, el ascenso de actividad se refleja en el nivel de uso de la capacidad instalada, aumentando en aproximadamente un 25% para 2005 respecto de 2002, llegando al nivel del 73% de utilización (Ver Gráfico N° 10). Además, como se mencionó en el capítulo anterior, este fue uno de los sectores más significativos en explicar el crecimiento de la IBIF, estando estrechamente relacionado con el incremento de las importaciones de bienes de capital e intermedios, sumamente necesarios para el proceso productivo, las cuales se incrementaron en un 542,32% y 237,51% respectivamente. Cabe destacar que este repunte no afectó a todos las ramas industriales por igual. Con la suba del tipo de cambio, los productos importados se encarecieron para el grueso de la población, y los ingresos erosionados le permitían acceder a los de producción nacional pese a su aumento. Uno de los sectores que resultó más beneficiado fue el de “Artículos para el hogar”, mostrando un crecimiento porcentual en la producción del 75% entre 2002 y 2005. Los sectores “Metalmecánicos” y “Automotriz y material de transporte” incrementaron su producto en más del 50%, siendo este último un pilar clave entre la relación comercial bilateral con Brasil. El grupo de “Materiales para la construcción” tuvo un comportamiento similar pero con un crecimiento menor, explicado por el auge que se registró en la construcción de inmuebles durante el período. Cuadro N° 5: Porcentaje de incremento de la producción entre 2002 y 2005. Grupo de productos Incremento Artículos para el hogar 75,42 Productos metalmecánicos 57,91 Automotriz y material de transporte 50,86 Materiales para la construcción 45,31 Productos alimenticios, bebidas, tabaco, cuero y calzado 20,7 26 Fibras e hilados manufacturados 17,77 Petroleo y productos petroquímicos 15,79 Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC Sumado a la mejora de estos indicadores de nivel de actividad, lo mismo ocurrió con el nivel de empleo, donde el Índice de Obreros Ocupados (IOO) en la industria manufacturera aumentó entre 2002 y 2005 un 16%. Como ya se mencionó, un factor influyente en la decisión del incremento de personal en la industria fue el descenso de los costos laborales por la caída del salario real. La merma en los salarios reales le significó una reducción en los costos laborales al sector empresarial de alrededor del 20%, influyendo en esto tanto la inflación del precio de los bienes como la rigidez en los salarios nominales. Si bien las remuneraciones al trabajo comenzaron a recuperarse en nivel general a partir de 2003, recién a finales de 2006 pudo recomponerse el poder de compra perdido antes del salto cambiario. Cabe destacarse la disparidad en como evolucionaron los salarios al interior de la clase trabajadora, donde los más beneficiados resultaron ser los asalariados nucleados en el privado registrado. A partir de 2002 comenzó a revertirse su ciclo de descenso, ya recuperando el poder de compra pre-devaluatorio a principios de 2005, mientras que el sector privado no registrado y el público fueron los más perjudicados sin poder lograr un recobro de los niveles iniciales, pero tampoco sufrieron una erosión más profunda que la registrada en 2003. Gráfico N° 14 Evolución del Salario Real (Base cuarto trimestre 2001=100) 120,00 110,00 100,00 90,00 80,00 70,00 oc t-0 1 en e02 ab r02 ju l-0 2 oc t-0 2 en e03 ab r03 ju l-0 3 oc t-0 3 en e04 ab r04 ju l-0 4 oc t-0 4 en e05 ab r05 ju l-0 5 oc t-0 5 60,00 Sector Privado Registrado Sector Privado No Registrado Sector Público Nivel General Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC Como además hubo una importante caída del nivel de desempleo general (Ver Grafico N° 10), la masa salarial aumentó y con ella la demanda de bienes. Esta combinación de caída de costos y aumento de demanda le permitió al sector industrial obtener tasas de rentabilidad muy altas al igual que de ganancias. Viendo el Gráfico N° 9 queda en claro lo beneficiados que resultaron por la caída de la Remuneración al Trabajador Asalariado y la suba del Excedente de Explotación Bruto, en la participación del total del Valor Agregado Bruto en el total de la Economía. Pese a como se señaló 27 anteriormente acerca del recupero de los salarios reales, tanto registrado como no registrado, estos aumentos estuvieron lejos de provocar un estrangulamiento en el nivel de ganancias empresariales, en un contexto de alto incremento de la productividad cercano al 13% entre 2001 y 2005. Cuadro N° 6: Productividad por hora de la industria10 Año Productividad 1996 92,6 1997 100 1998 104,5 1999 103,9 2000 110,8 2001 109,6 2002 111,7 2003 116,9 2004 119,3 2005 122,5 Fuente: elaboración propia en base a datos del CEP Un punto para destacar fue el accionar que tuvo el Gobierno en cuanto a la toma de decisiones tendientes a frenar el avance inflacionario. La sanción y promulgación de la “Ley de Emergencia Pública y Reforma del Tipo de Cambio”11 el 6 de enero de 2002, aplacó el aumento de las tarifas de servicios públicos (algo que las empresas prestatarias exigían a toda costa para mantener sus márgenes de ganancia respecto de la década anterior), dictando su congelamiento y arbitrando los recursos legales para que el Estado evaluara y discutiera los aumentos con las empresas privatizadas en la década de los 90`s [Varesi, 2010]. Dicho efecto puede apreciarse en la diferencia de los incrementos del IPC, conformado por una canasta de bienes y servicios, y del IPIM, que incluyen solamente los bienes destinados al comercio mayorista tanto importados como de de origen nacional (excluyendo los destinados a la exportación), los cuales entre 2001 y 2005 registraron una suba del 63,47% y 143,22% respectivamente. No solamente se controló el precio de las tarifas de los servicios públicos sino que también el de un segmento que afectaba (y afecta) especialmente a las clases populares, el de los alimentos. Con el auge de las exportaciones de los commodities agropecuarios por la suba de sus precios en los mercados externos, el Gobierno debió implementar impuestos a las exportaciones (llamados “retenciones”) para poder contener el ritmo creciente de los precios internos. En 2002 estableció una tasa del 10% para las exportaciones de trigo y maíz, y del 10,5% para las de soja y el girasol, incrementándolas un 10% en abril de ese año. Estos aranceles se mantuvieron hasta 2007, los cuales se volvieron a incrementar en razón del alza constante del precio de los productos agrícolas. De esta manera se logró regular la capacidad acumulativa de los sectores exportadores, especialmente agropecuarios, sin dejar que se apropien de la totalidad de los beneficios extraordinarios que les rendía la actividad. Si bien la estrella de estos cultivos fue la soja, y su uso como alimento en la canasta argentina es insignificante, el efecto de su expansión en los campos más fértiles desplazó a otros cultivos y actividades, como la ganadería, que sí afectan la disponibilidad alimentaria del país y con ello su precio. Pese al accionar de este 10 11 Se obtiene del cociente entre el Índice de Volumen Físico (IVF) y el Índice de Horas Trabajadas (IHT). Ley N° 25.561. 28 impuesto, el aumento en alimentos fue muy significativo12 castigando a las clases más bajas, pero si no se hubiese tomado ninguna medida, los efectos hubiesen sido aun peores. La implementación de las retenciones afectó directamente a las cuentas del Estado siendo una gran fuente de ingresos, entrando así en una etapa de superávits gemelos. Por un lado, el saldo positivo del balance comercial por la caída de las importaciones y el aumento del precio de las commodities agrícolas, le implicó obtener una afluencia constante y creciente de divisas (Ver Gráfico N° 6). Por el otro, el superávit primario se comportó de igual manera, donde la recaudación neta total del Estado aumentó entre 2001 y 2005 un 154%, y uno de los componentes que más se incrementó fue el de impuestos sobre el comercio y transacciones internacionales, marcando un alza en el período del 850%. Los ingresos por retenciones generaron entradas fiscales equivalentes al 2,3% del PIB en 2004, de los cuales casi la mitad provenía del impuesto aplicado a la soja y sus derivados [Damil, Frenkel y Rapetti; 2005]. Gráfico N° 15 Superávits gem elos (en m illones de Dólares) 10.000 5.000 0 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 -5.000 -10.000 -15.000 Saldo de cuenta corriente Superavit primario total Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC y del MECON Si bien hay que tener en cuenta la influencia de la inflación en la recaudación de impuestos, muchas de las erogaciones del Estado, como los sueldos, se mantuvieron constantes o variaron en muy poca proporción permitiendo mantener el resultado superavitario de sus cuentas. Otro punto clave en la distribución del ingreso fue la pesificación asimétrica de la deuda privada llevada a cabo inmediatamente después de la salida de la convertibilidad con la promulgación del Decreto N° 214/2002 “Reordenamiento del Sistema Financiero”. Durante la década de los 90`s la economía se había dolarizado de tal manera que los bancos locales otorgaban créditos fijados por contrato en Dólares. Mientras duró la paridad fija no hubo inconvenientes, pero con la variación del tipo de cambio estos contratos se tornaron incobrables para las entidades bancarias y sus niveles de solvencia no les eran suficientes para devolver sus pasivos en Dólares. La pesificación asimétrica consistió en que los bancos devolverían los depósitos en Dólares a $1,40 por Dólar (Pese a que el tipo de cambio ya había sobrepasado esta paridad), mientras que los préstamos en Dólares sería pesificados a $1 por Dólar, aplicándoles un 12 En el rubro de Alimentos y Bebidas el IPC registra un aumento entre 2001 y 2005 del 86,82%. 29 coeficiente indexatorio, el CER13. En un principio se había fijado un techo de u$s 100000 de deuda, pero el lobby empresarial logró forzar al Gobierno a quitarlo generando una gran licuación de deudas del capital productivo y las empresas privatizadas para con la banca local [Varesi, 2010]. El objetivo de este accionar fue el de evitar la quiebra generalizada del sector privado endeudado en moneda estadounidense a costa del deterioro patrimonial de los bancos, pero como este sector también peligraba14, el Estado se hizo cargo de esta deuda privada emitiendo títulos por un monto de u$s 5900 millones. Es suma, computando las distintas medidas y efectos derivados de la administración del colapso de la convertibilidad y la declaración del default, el stock de deuda pública bruta se expandió entre diciembre de 2001 e igual mes de 2003 en unos u$s 28184 millones [Damil, Frenkel y Rapetti; 2005]. El resultado concreto de la pesificación asimétrica fue una transferencia de pasivos desde sector privado empresarial al capital financiero, y desde este último hacia el Estado. Si bien también se pesificaron deudas de personas físicas, sus depósitos en dólares no se devolvieron en esta moneda, de esta manera los habitantes de la Argentina además de hacerse cargo de las deudas del capital privado tanto productivo como financiero, sufrieron una gran erosión de sus activos bancarios. 4.2 La cúpula empresarial, cambios y continuidades. La nueva realidad económica que se recreó a partir de la devaluación generó cambios en los precios relativos influyendo en la composición del sector empresarial como en su cúpula. El abaratamiento de los costos laborales, el incremento del precio de los commodities y los elevados niveles de consumo internos, provocaron que el crecimiento del sector productor de bienes supere rotundamente al de servicios, quebrando la tendencia que se observaba desde la década de los 90`s. Al analizar la composición de las 500 empresas más grandes de Argentina de los sectores no financieros, excluido el agropecuario, se observa la caída en la participación del sector de servicios, perdiendo veintitrés empresas que participaban en esta cúpula entre 2001 y 2005, y un mayor peso la actividad minera y extractiva, pasando de veinte a treinta y nueve en el mismo período, casi un 100% más. En lo atinente a la participación de las industrias manufactureras, aumentaron solo en cuatro, donde las más dinámicas fueron la industria alimenticia y la de maquinarias. 13 Coeficiente de Estabilización de Referencia Pese a ser bancos de capitales extranjeros, sus casas matrices no se hicieron cargo del salvataje de sus sucursales argentinas. 14 30 Gráfico N° 15 Grandes empresas: participación por actividad principal de la empresa. 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% 1993 1994 1995 1996 1997 1998 Minas y canteras 1999 2000 2001 Industria manufacturera 2002 2003 2004 2005 Servicios Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC y del MECON Un aspecto a destacar es la continuidad en el proceso de extranjerización comenzado en la etapa de la convertibilidad. La entrada de capitales externos para la compra de empresas, tanto de servicios públicos como de capitales privados, y para nuevas inversiones desplazó cada vez más a los capitales nacionales, y este comportamiento no estuvo ausente en la cúpula empresarial. Si bien no se vio una brusca y abultada diferencia como en la década de los noventas, la brecha entre empresas nacionales y extranjeras se amplió entre 2001 y 2005, ganándoles estas últimas 16 puestos en el podio de las más grandes a las argentinas. Cuadro N° 7: Participación según el origen del capital en las 500 empresas de mayor tamaño. Origen del capital Cantidad de empresas 1993 2001 2002 2003 2004 2005 Nacional (1) 281 175 160 160 162 159 Con participación extranjera 219 325 340 340 338 341 Total 500 500 500 500 500 (1) Incluye hasta un 10% de participación de capital de origen extranjero, que es inversión de cartera y que no se discrimina del total. 500 Fuente: elaboración propia en base a datos de la Encuesta Nacional a Grandes Empresas - INDEC Así como las cantidades de empresas extranjeras aumentaron su participación dentro de las 500 más grandes, el valor de producción de estas también se incrementó al igual que su participación en el total general. En 1993 las compañías de origen nacional aportaban el 40% del valor, descendiendo año a año hasta llegar a 2001 donde el aporte fue del 20,67%, la mitad de lo que aportaba una década atrás, y ya en 2005 la tendencia siguió su rumbo hasta llegar al 16,44%. 31 Cuadro N° 8: Valor de producción según el origen del capital en las 500 empresas de mayor tamaño. Valor de producción Origen del capital 1993 2001 2002 2003 2004 2005 Nacional (1) 40,00 20,67 17,85 17,73 17,25 16,44 Con participación extranjera 60,00 79,33 82,15 82,27 82,75 83,56 Total 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 (1) Incluye hasta un 10% de participación de capital de origen extranjero, que es inversión de cartera y que no se discrimina del total. Fuente: elaboración propia en base a datos de la Encuesta Nacional a Grandes Empresas - INDEC Como se señaló en este capitulo y en el anterior, los niveles de ganancias de las empresas luego de la crisis de 2002 se incrementaron sustancialmente. Esto se explica debido a la caída en las remuneraciones reales al trabajo, con lo cual sus costos se vieron reducidos, y al aumento de la demanda interna por la ampliación de la masa salarial total. Si a esto le sumamos el incremento en la suba del precio de las commodities en los sectores primarios, como en la minería y combustibles, para los sectores exportadores, observamos que esta nueva coyuntura de precios relativos favoreció al sector empresarial incrementando sus ganancias en mayor proporción que los niveles obtenidos durante las mejores épocas de la convertibilidad [Arceo, González y Mendizábal; 2010]. En esta última etapa mencionada el promedio de utilidades sobre el valor de producción fue del 8,24%, mientras que luego de la devaluación hasta 2005 fue del 12, 03%. En este grupo de grandes empresas, el sector extractivo (mineras y canteras) fue el que mayor ventaja obtuvo, pasando de un promedio de ganancias del 28,87% durante la década de los 90`s, al 39,26% en la etapa post convertibilidad. También el sector industrial manufacturero resultó muy beneficiado, si bien su tasa de utilidad sobre valor de producción es menor a la del grupo anterior, el promedio de ganancias fue más que duplicado, pasando del 4,85% al 10,64% luego de la devaluación del Peso. En este análisis se aprecian los cambios y continuidades en la cúpula empresarial post convertibilidad. La nueva estructura de precios relativos revirtió el avance del sector productor de servicios, y los sectores de manufacturas industriales y de extracción de metales ganaron espacio dentro de las 500 empresas más grandes de la economía argentina. El ritmo de extranjerización siguió su expansión pero no en las magnitudes vistas en la etapa de la previa a la devaluación. Lo mismo ocurrió con el nivel de ganancias que se incrementó de manera extraordinaria, explicado mayormente por la caída de los costos laborales. Para tener una visión más global del aspecto redistributivo de la devaluación, en el Cuadro N° 9 se refleja como el crecimiento de la concentración de la cúpula empresarial está estrechamente vinculado con el hecho del empeoramiento sustantivo del cuadro social. Cuadro N° 9: Indicadores socio – laborales seleccionados. 2001 vs. 2002. PIB a precios de 1993 en millones de pesos (Primer trimestre del año) Tasa de Desempleo del total de aglomerados urbanos (mes Octubre) 2001 2002 Variación $ 259.200 $ 216.849 -$ 42.350 16,40% 21,50% 31,10% 32 Población Desocupada (mes Octubre) 1798606 1840606 42000 Tasa de Pobreza (mes Octubre) 38,30% 57,70% 50,65% Población Pobre (mes Octubre) 13887630 20922095 7034465 Tasa de Indigencia (mes Octubre) 13,60% 27,50% 102,21% Personas Indigentes (mes Octubre) 4931378 9971536 5040158 $ 544 $ 512 -$ 32 Ingreso Medio de los ocupados (Octubre 2001=100) 100 94,1 -5,90% IPC (IV Trimestre 2001=100) 100 140,3 40,30% Ingreso Medio real de los ocupados (IV Trimestre 2001=100) 100 76,3 -23,70% Brecha de ingresos entre 1º decil y 10º decil 35,10% 36% 2,56% Participación de la masa de ingresos de los ocupados en el PIB 37,10% 30,20% -18,60% Ingreso Medio de los ocupados (mes Octubre) Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC - EPH Esta comparación entre los años 2001 y 2002 deja a la luz como, dado el nivel de concentración heredado de la convertibilidad, este se profundizó aún más a costa del desempleo, la degradación de los ingresos y el aumento de la pobreza e indigencia. 5. Factores que relajaron la restricción externa En esta última sección se analizarán dos factores claves que le permitieron a la Argentina relajar la restricción para su crecimiento por la disponibilidad de divisas, la suba del precio de los commodities agrícolas y el default de la deuda externa. Ambos elementos significaron un gran flujo de entrada y ahorro de Dólares capaces de equilibrar el balance de pagos y los déficits internos. 5.1 Precio de los commodities agrícolas. Ya en los capítulos anteriores se mencionó el importante papel que juegan las exportaciones de bienes primarios y las manufacturas de origen agropecuario (MOA) en las exportaciones argentinas. Esto no ocurrió en las últimas décadas sino que se dio a lo largo de toda la historia debido a la especialización en la producción agropecuaria por las ventajas comparativas que este sector poseía (y posee) respecto de otros, como el industrial. La supremacía de esta actividad se debe a las condiciones climáticas y a la fertilidad de los suelos de la llanura pampeana, generando un escenario ideal para desarrollar una producción agropecuaria extensiva y de alta calidad, capaz de proveer alimentos al país y al mundo. Si bien esta ventaja es innegable y lo posiciona al país como uno de los mejores productores agropecuarios a nivel mundial, resulta ser un arma de doble filo por la volatilidad de los precios de su producción y la definición de estos en los mercados 33 externos, dándole un alto grado de exogeneidad y dependencia externa. Esto fue señalado en el siglo pasado por toda la vertiente estructuralista, mostrando como se deterioraban los términos de intercambio para la Argentina por la caída de los precios de la producción agrícola exportada y se apreciaba el de las manufacturas industriales importadas. Sin embargo en la última década, más precisamente desde 2001 con el ingreso de China a la OMC15, la creciente demanda mundial de alimentos y materias primas provocó que esta tendencia se revierta incitando un alza histórica en el precio de estos productos. A ello se le suma la demanda de países desarrollados para la producción de biocombustibles y el bajo nivel de inventarios de granos a nivel mundial, generando un mayor exceso de demanda. También este fue un terreno en el que los especuladores pusieron sus ojos. Debido al alto grado de desregulación financiera nacieron muchos mercados Over The Counter especializados en el comercio de contratos futuros de commodities, y con ello fondos comunes destinados para invertir en estos derivados financieros. Se ha estimado que la inversión en dichos fondos se incrementó de u$s 46000 millones en marzo de 2005 a u$s 250000 millones en el mismo mes de 2008 [Lines; 2010], estimulando de esta manera el incremento del precio los commodities. Gráfico N° 15 Ev olución de los pre cios de commodities agrícolas 1400,0 1200,0 1000,0 800,0 600,0 400,0 200,0 0,0 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 Porotos de soja (U$S/ton) Aceite de soja (U$S / ton) Torta de Soja (U$S/kg) Maíz (U$S/tn) Trigo (U$S/tn) Carne bovina (U$S/tn) Fuente: elaboración propia en base a datos del MECON Como se observa en el gráfico, el mayor dinamismo se registró en los productos sojeros, en especial en aceites, mientras que el maíz y el trigo muestran una tendencia creciente pero en un menor rango de precios. Desde 1996 el precio de estos productos descendió, y en 1999 se registró la baja más importante del período, donde el precio del trigo, del maíz y la soja bajaron aproximadamente un 40%. Este escenario de bajos valores para los commodities agrícolas duró hasta el segundo trimestre de 2002, comenzando a recuperarse los precios y ya en 2003 el trigo y la soja incrementaron su valor en un 20%, mientras que el maíz continuó estancado en sus marcas bajas. La tendencia alcista se mantuvo para los años subsiguientes y en 2007 fue el gran auge de estos precios, llegando a valores históricos. El más significativo de estos productos fue 15 Organización Mundial del Comercio. 34 el aceite de soja, cuyo valor de enero de 2007 al mismo mes del siguiente año se incrementó en un 83%, llegando a valer u$s 1276 por tonelada. Esta señal del mercado fue rápidamente tomada por los productores de todo el país y se comenzó un proceso de sojización de la producción agropecuaria. Al resultarles más rentable que otras actividades y cultivos se volcaron a sembrar más áreas con soja, tanto las más productivas como las zonas marginales. Es así como la superficie de campos destinada a este cultivo pasó de 5,3 millones hectáreas en 1993 a 12,26 millones en 2005. Gráfico N° 16 Superficie implantada por cultivo (en miles de hectáreas) 14.000,0 12.000,0 10.000,0 8.000,0 6.000,0 4.000,0 2.000,0 0,0 1993 2005 Girasol Soja Trigo Maíz Fuente: elaboración propia en base a datos de la Encuesta Nacional Agropecuaria - INDEC No solamente el incremento de la producción de soja se vio impulsado por la expansión de su superficie cultivable. Desde la década de los 90`s el desarrollo tecnológico y científico del sector le permitió incrementar su productividad. El mejoramiento genético de la especie, como la Soja RR, la aplicación de la siembra directa como técnica de manejo y la modernización de maquinarias agrícolas, influyeron positivamente en la capacidad productiva. De esta manera la producción de soja se incrementó de una manera notoria, variando de 10,22 millones de toneladas en 1993 a 29,46 millones en 2005, siendo un aumento total de 187%. Respecto del maíz y del trigo en el mismo período, la suba registrada no tiene comparación con la de la soja, siendo del 100% y 18% respectivamente. Así como aumentó la producción sojera y le ganó terreno a los demás cultivos, ocurrió lo mismo en el ámbito del comercio externo. Al analizar la evolución de la participación de las materias primas en las exportaciones argentinas, deja a la luz como la soja y sus subproductos le ganaron terreno a los demás productos. En 1995 los porotos de soja, el aceite de soja y las tortas de soja representaban un 35,6% del total de las materias primas exportadas, y la participación de estas en las exportaciones totales fue del 33,5%. Con el correr de los años estos porcentajes se fueron incrementando moderadamente y en 2004 los productos sojeros representaban el 52% y las materias primas en las exportaciones el 42,6%. 35 Cuadro N° 10: Evolución de participación de las materias primas en las exportaciones argentinas. 1995 2001 Participación % 2002 2003 2004 2005 Porotos de soja 7,6 11,8 10,4 13,5 11,8 14,1 Aceite de soja 13,4 10 12,5 15,3 15,8 13,8 Tortas de soja 14,6 22,8 23,7 24 24,4 23,4 8,4 Producto Maíz 9,7 9,4 8,6 9,1 8,1 Trigo 14,3 12,3 10,2 6,9 9,3 7,9 Petróleo crudo 22,7 22,7 20,6 16,7 15,5 15,3 Aluminio primario 2,7 2,6 2,7 2,2 2 2 Acero 5,1 3,4 4,2 3,6 3,2 3,3 Carne bovina 9,9 1,1 3,2 3,4 5,6 7,2 Cobre 0 3,8 4,1 5,1 4,5 4,7 Participación en las exportaciones totales de Argentina 33,5 39,6 42 45,7 42,6 40,2 Fuente: Informe del Índice de Precios de las Materias Primas - BCRA 5.2 Default de la deuda externa. Durante la etapa de la convertibilidad, al tener el tipo de cambio muy apreciado, se produjo un aluvión de importaciones en la economía argentina. Como resultado del accionar de estos productos el saldo del balance comercial fue deficitario en toda esta época, siendo necesario para sostener el equilibrio de las cuentas externas el superávit de la cuenta capital y financiera. Si este objetivo no se lograba las reservas internacionales que el país poseía comenzarían a descender y con ello peligraría la estabilidad de la paridad cambiaria, tan celosamente cuidada en ese período. A fin de lograr este cometido se recurrió a dos mecanismos capaces de inyectar Dólares a la economía de una manera ágil y rápida, la privatización de empresas de servicios públicos a capitales extranjeros y el endeudamiento externo. El primer mecanismo era una fuente de recursos finitos por la cantidad fija de empresas estatales, mientras que el restante era capaz de proveer flujos de divisas de una manera no infinita pero sí más dinámica que el anterior. Para obtener los fondos se recurrió a organismos multilaterales de crédito, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, pero con condicionamientos para futuros préstamos, como el “ordenamiento” de las cuentas públicas. De esta manera se ajustaron las cuentas fiscales viéndose una mejoría en un principio respecto de lo que fueran en la década del ochenta. Con el correr de los años se hizo cada vez más difícil sostener este resultado por el aumento de los intereses de la deuda, pasando del 5.8% en 1996 a 9.4% en 2001, y por las diversas crisis financieras que afectaron a la economía, como el “Efecto Tequila” de 1995, la crisis asiática de 1997 y la rusa de 1998. Otro agravante del déficit fue la pérdida de ingresos fiscales por la privatización del sistema previsional en 1994. De esta manera se creó el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones, donde el grueso de los trabajadores optó por traspasarse al sistema privado y las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) fueron las receptoras de todos sus aportes, mientras que el Estado percibía una menor cantidad de fondos y debía hacerse cargo del pago de jubilaciones y pensiones previas a la implementación de este sistema. Es así como el déficit anual promedio de 1998-2001 resultó ser superior al de 1994 en u$s 7112 millones, siendo consecuencia del aumento 36 de los pagos de intereses de deuda (+ u$s 6784 millones) y de la ampliación de la brecha del sistema de seguridad social (+ u$s 4867 millones) [Damil, Frenkel y Rapetti; 2005]. Sumado a estos inconvenientes de la cuenta capital y financiera, el saldo deficitario de la cuenta corriente continuaba con su tendencia sin revertir su signo, haciéndose cada vez más insostenible el equilibrio del balance de pagos y el tipo de cambio fijo. Se intentó a toda costa evitar el default de la deuda externa y seguir manteniendo el mismo mecanismo para obtener divisas, llevando adelante el Gobierno medidas que ganaran la confianza de los organismos multilaterales de crédito, como la “Ley de Responsabilidad Fiscal” en 1999 y la “Ley de Déficit Cero” en 2001, ajustando cada vez más las cuentas públicas. El resultado de estas medidas fueron bien vistas por los organismos y en 2000 otorgaron un préstamo, al que se denominó “blindaje”, que cubría vencimientos de 2001 y parte de 2002 por la suma de u$s 40000 millones, y a mediados de 2001 se llevó a cabo un canje de deuda, el “mega canje”, extendiendo el plazo de pago, pero con un alto incremento de de capital e intereses, empeorándose la situación y tornándose insostenible [Damil, Frenkel y Rapetti; 2005]. Para 2001 la argentina se encontraba en plena crisis, tanto económica como política y social. La fuga de capitales era incesante pese a las medidas que se tomaron para frenarla, y a principios de 2002 se abandonó la convertibilidad y el Peso se devaluó. Previo a esta medida, en diciembre de 2001, se declaró la suspensión de los pagos del servicio de una parte de los u$s 144453 millones que alcanzaban en esa época la deuda pública, afectando a u$s 61803 millones en bonos y títulos públicos y a otros u$s 8030 millones de diversas obligaciones. El remanente, que incluía un monto de u$s 32362 millones adeudado a organismos multilaterales y u$s 42258 millones de reciente emisión de préstamos garantizados, permanecieron en situación regular [Damil, Frenkel y Rapetti; 2005]. Esta medida política resultó ser un alivio para la economía argentina debido a la insostenibilidad que le generaba seguir con el pago de la deuda externa y sus intereses. Si bien se continuó con el pago de la deuda en situación regular y sumado a la emisión de nueva deuda que se hizo al realizar la “pesificación asimétrica” (Ver Capítulo N° 3), si se contabilizara el monto de intereses sobre la deuda pública al tipo de cambio de 2004, de no mediar el default, habría ascendido a ese año a cifras de entre 9 y 11 puntos del PIB, lo que es equivalente a aproximadamente toda la recaudación fiscal de dicho año y, claramente, hubiese sido incompatible con la recuperación económico y con el reestablecimiento de cierto orden social [Damil, Frenkel y Rapetti; 2005]. 6. Conclusión. A lo largo de todo este trabajo se dejó en claro el efecto recesivo de la devaluación ocurrida en Argentina en 2002. El cambio generado a partir de la modificación de los precios relativos al interior de la economía provocó una redistribución del ingreso a favor del sector agroexportador en detrimento de los demás, especialmente de los asalariados, y con ello la caída del PIB del país. Esta problemática es en donde enfoca el estudio la corriente estructuralista y explica las consecuencias que trae consigo la “inflación cambiaria” generada a partir de la suba del tipo de cambio. Como ya se explicó, el incremento del precio de los alimentos inciden directamente en la canasta básica de consumo de la población interna, en especial de los sectores más bajos ingresos, sumando esto a la inflación en los bienes manufacturados, tanto importados y de producción nacional con insumos extranjeros, 37 erosionando los salarios y perjudicando su poder de compra. A raíz de esto los niveles de consumo privado descendieron drásticamente, al igual que la demanda de importaciones. Si a estos factores se le agrega la caída de la inversión bruta interna fija y del gasto público, la recesión que acarreó la devaluación es innegable. En cuanto a las exportaciones, fue la única variable del producto que no registró caída alguna post devaluación, siguiendo la tendencia creciente que mantuvo a lo largo de la década previa. Sin embargo, pérdida del valor del Peso tuvo un efecto muy positivo para el sector industrial al permitirle recuperar los márgenes de ganancia que había perdido durante los noventas. Las altas tasas de ganancia, la licuación de deudas por la pesificación asimétrica y la tenencia de activos externos, generaron saldos positivos de caja y con ello una autofinanciación para llevar adelante el proceso de inversión. Asimismo, dentro de la cúpula empresarial se continuó el rumbo tomado desde la convertibilidad, agudizándose la extranjerización de las empresas más grandes del país. Sin embargo, con la nueva estructura de precios relativos, el avance del sector de servicios dentro de este podio se frenó, siendo ocupada la vacante por los productores primarios y en menor medida los industriales. Es indiscutible que luego de la suba de tipo de cambio la Argentina retomó el sendero del crecimiento económico perdido desde hacía varios años y con récords históricos, pero no siendo a causa de la devaluación. Si bien a la industria le permitió recuperar un piso de rentabilidad y con ello aumentar su nivel de actividad, contribuyendo al descenso del desempleo, esto no fue el motor del despegue inicial. El default de la deuda externa y la suba del precio de los commodities agrícolas en los mercados externos le significaron una fuente extraordinarias de ingreso de Dólares al país, permitiéndole relajar la restricción de divisas para el crecimiento sin depender de los fondos otorgados por organismos multilaterales de crédito, junto con sus condicionamientos, como durante los noventas. Estos flujos generaron un exceso de oferta de divisas al Estado capaz de cederle el control de la política monetaria y cambiaria, e incrementar el gasto público para reactivar la economía. Además, otro factor importante que contribuyó al despegue inicial fue el consumo atrasado del sector privado por el agotamiento de las expectativas devaluatorias, que una vez ocurrida y alejadas las posibilidades de nuevas corridas cambiarias, el ahorro en activos externos fue volcado a consumo interno. Dado el análisis de este trabajo, es claramente concluyente de que las devaluaciones siguen siendo recesivas por el efecto que provocan en la distribución del ingreso. Además, en cuanto al campo teórico, el análisis que hizo la corriente estructuralista al respecto continúa siendo válido para el caso argentino, resultando más apropiado de aplicar su análisis antes que el modelo Mundell- Fleming o el Enfoque Monetario del Balance de Pagos. Para el primero de estos últimos dos, el crecimiento post-devaluación es provocado por el aumento de las exportaciones, donde en este caso se mantuvo la tendencia creciente pero con precios más altos, residiendo aquí el aumento del ingreso de divisas. Para el segundo, la devaluación no afecta a la economía debido a que los precios relativos no se modifican ya que estos se mueven al mismo nivel que la depreciación de la moneda, sin existir variaciones reales. Esta consecuencia está mucho más alejada que la del anterior enfoque ya que, al margen de no analizar lo acontecido en la cuenta corriente del balance de pagos, los precios variaron tanto nominal como realmente, y no lo hicieron de la misma manera. Prueba de esto fue que el efecto passthrough no fue unitario, debido a que la suba del tipo de cambio no se trasladó un 100% a los precios de la economía. 38 Es importante señalar que la salida del régimen de la convertibilidad se llevo a cabo en última instancia ya cuando se había tornado un modelo insostenible. Quizás la decisión no se tomo previamente, cuando comenzó a mostrar señales de agotamiento, debido al alto costo político que correría el gobierno de turno por las consecuencias que la medida acarrearía. Al margen de ganarse la antipatía de los sectores medios de la sociedad, fervientes defensores del uno a uno, el shock que se produciría en todos los niveles de la economía sería devastador por el alto grado de dolarización en que se encontraba. 39 7. Bibliografía: - Agis, E., Bianco, C., Charvay, P., Girard, C., Giudicatti, M., Kicillof, A., Marongiu, F., Nahón, C., Rodriguez, J. y Seain, C. (2010). “Notas de la Economía Argentina”, Edición 07, Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (CENDA), Buenos Aires. - Arceo, N., Bianco, C., Bonofiglio, N., Ceriani, P., Costa, A., Giudicatti, M., González, M., Kicillof, A., Marongiu, F., Nahón, C., y Rodríguez, J. (2007). “Notas de la Economía Argentina”, Edición 04, Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (CENDA), Buenos Aires. - Arceo, N., González, M. y Mendizábal N. (2010). “Documento de Trabajo N° 4. Concentración, centralización y extranjerización. 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