LA FILOSOFÍA DE KANT

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LA FILOSOFÍA DE KANT
ÍNDICE
1.
2.
3.
Biografía y obras de Kant
Influencias en la filosofía kantiana.
El problema del conocimiento.
introducción:
humano.
esquema
general
del
conocimiento
el análisis de la sensibilidad. La estética trascendental.
el análisis del entendimiento. La analítica trascendental.
el análisis de la razón. La dialéctica trascendental.
4.
5.
6.
7.
(b)
(c)
(d)
(a)
Uso práctico de la razón.
La Paz Perpetua.
La importancia de la filosofía de Kant.
Términos.
1. BIOGRAFÍA Y OBRAS.
Su vida no tiene nada de particular. Transcurre toda ella en una pequeña ciudad alemana
del báltico, Könisberg (Prusia Oriental), en la que nace en 1724 y muere en 1804. Se licencia en su
Universidad, comienza ganándose la vida como preceptor; pasa después a profesor auxiliar de la
Universidad y a los 47 años es nombrado profesor titular.
Filosóficamente es educado en el dogmatismo racionalista de Leibniz y Wolf. Pero al entrar en contacto
con la obra y el escepticismo de Hume se produce una crisis filosófica que dará lugar a su genial obra,
calificada de criticismo e idealismo trascendental.
Es conocido su carácter austero, frío, intelectual, un tanto misántropo y misógino, con metódicas
costumbres (su paseo diario a las 5 servirá a los vecinos para poner el reloj en hora).
OBRAS:
Ø Crítica de la Razón Pura
Ø Crítica de la Razón Práctica
Ø Crítica del Juicio
Ø Prolegómenos a toda metafísica futura
Ø Fundamentación de la metafísica de las costumbres
Ø La religión dentro de los límites de la razón
Ø La paz perpetua (1795) (de donde se extrae el texto del comentario)
2. INFLUENCIAS EN LA FILOSOFÍA KANTIANA
a) Racionalismo:
Consideraba que una vez demostrada la existencia de Dios como idea innata de la razón, se podía
garantizar el conocimiento de la cosa en sí. Por tanto, pensaban que se podía conocer el objeto a través del
conocimiento subjetivo. Kant comprobó que no se puede salir del sujeto, que éste es siempre el que conoce
y por lo tanto el que establece los límites de ese conocimiento. Éste es siempre subjetivo, y conocer las
estructuras a priori que permiten el mismo, es el objetivo kantiano. (Siempre tenemos unas “lentes” que van
a “obligarnos” a ver el mundo en función de ellas. ¿Cómo son esas lentes…?)
b) Hume:
Hume somete el conocimiento a la experiencia y termina en el escepticismo, lo cual va a volver
imposible el conocimiento verdadero tanto en ciencia como en filosofía.
La virtud de Hume, sin embargo, es que se sitúa frente a todo dogmatismo, lo que va a impulsar
irremediablemente el movimiento crítico de Kant, ya que éste surge de la síntesis de racionalismo y
empirismo. Decía Kant, que Hume le había despertado del sueño dogmático de la razón…
3. EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO EN KANT.
El objetivo de la teoría del conocimiento de Kant es responder a la pregunta ¿QUÉ PUEDO
CONOCER? Se trata de investigar las condiciones de nuestras facultades cognoscitivas: saber las
posibilidades y los límites del conocimiento. Así continúa uno de los temas básicos de preocupación de la
Edad Moderna: el conocimiento (ya desarrollado por corrientes y autores anteriores: el racionalismo,
Descartes; el empirismo, Hume).
Si bien es cierto que es ésta una de las principales cuestiones que va a investigar en La crítica de la razón
pura, también hay que aclarar que la teoría del conocimiento aquí planteada es un tema introductorio para
resolver otra cuestión importante: el carácter científico de la metafísica. Se trata de justificar el estatuto
científico de la metafísica (disciplina sometida a continuas disputas y polémicas desde la Edad Media) a
partir de un análisis crítico llevado a cabo por la razón. Pero hay un cambio considerable en el modo de
concebirla: no será ya la razón acrítica al modo cartesiano (prepotente, a la que nada se le escapaba, que
no tiene límites cognoscitivos). Tampoco la razón desechada por el escepticismo empirista de Hume, sino
una razón crítica (por eso el título de la obra). Esta necesidad de someter a análisis crítico la razón, viene
dada por:
A) RAZONES HISTÓRICAS:
Desde la filosofía griega hasta la empirista ha habido muchas interpretaciones de la
RAZÓN. Éstas pueden resumirse en:
a) RACIONALISMO: la razón al margen de la experiencia puede conocer la verdad.
b) EMPIRISMO: el conocimiento proviene de la experiencia y la razón no tiene ningún
papel en dicho proceso.
B)
RAZONES FILOSÓFICAS:
Tanto el empirismo como el racionalismo analizan el proceso de conocimiento como algo
propio del sujeto, pero centrando su atención en el objeto. Por esto es necesario llevar a cabo un
profundo análisis del SUJETO en el proceso de conocimiento; es necesario investigar el SUJETO
COGNOSCENTE, (es decir, aquel que conoce). Éste es el elemento activo del conocimiento que
aporta su modo de ser cuando conoce. El conocimiento se produce en cuanto el sujeto es capaz
de integrar el objeto en su sistema cognoscitivo (hablamos de la revolución copernicana - revolución
kantiana en materia gnoseológica).
De este modo la RAZÓN CRÍTICA se convierte en la protagonista: hay que someter a juicio a la
razón. Ésta va a ser, a la vez, juez y abogado defensor: vamos a valorar la razón desde la propia razón- es
la razón la que se va a someter a crítica. Este modo de pensar la razón no es exclusivo de Kant, sino que
se inserta en la más clásica tradición ilustrada: la razón no sólo es un medio de conocer, sino que además
es el instrumento para sacar al hombre de su minoría de edad.
Si un verdadero uso de la razón, hace a los hombres libres, hay que plantearse la necesidad de
someter a juicio a la razón para fijar sus posibilidades y reconocer sus límites. Esta crítica se convierte en
el motor de su obra y le lleva a plantearse el sentido de la vida humana y sus últimos fines e intereses. Los
problemas fundamentales del hombre que se resuelven en cuatro preguntas claves son:
1.
2.
3.
4.
¿Qué puedo conocer?
¿Qué debo hacer?
¿Qué puedo esperar?
¿QUÉ ES EL SER HUMANO? Pregunta que resume las tres anteriores.
1.
Problema analizado en la teoría del conocimiento como paso previo para aclarar las
condiciones de la ciencia y en concreto de la más polémica entre ellas qué es la metafísica.
Este tema lo estudia en La crítica de la razón pura.
2.
Cuestión tratada en la ética. Aquí estudia los principios y condiciones para que la razón
actúe con plena libertad.
Obra: Crítica de la razón práctica.
3.
Analiza el problema del destino humano, y las condiciones y posibilidades de su
en el tiempo y en el espacio, es decir, la religión y la historia.
Obras: La religión dentro de los límites de la mera razón.
La paz perpetua.
realización
4.
La pregunta más importante pues compendia en sí a todas las demás. Es la máxima
inquietud humana: conocerse. Se responde desde la antropología fundamentalmente.
a) INTRODUCCIÓN: ESQUEMA GENERAL DEL CONOCIMIENTO HUMANO.
Punto de partida:
- ¿Es posible un conocimiento riguroso y científico sobre realidades de las que no tenemos un conocimiento
sensible?
- ¿Es posible la metafísica como ciencia?
Para resolver estas cuestiones Kant analiza los siguientes problemas:
A) ¿Cómo se produce el conocimiento? Análisis de las facultades cognoscitivas humanas:
la
sensibilidad, el entendimiento y la razón (que depende del entendimiento).
La doctrina kantiana del conocimiento parte de una distinción fundamental entre dos fuentes
de conocimiento: la sensibilidad y el entendimiento. Las dos vías de conocimiento poseen características
opuestas entre sí.
a) Sensibilidad: es pasiva y se limita a recibir las impresiones procedentes del exterior, (colores,
sonidos, etc., equivalentes a lo que Hume impresiones de sensación).
b) Entendimiento: es activo y produce espontáneamente ciertos conceptos e ideas sin derivarlos de la
experiencia, como los de «sustancia», «causa», «necesidad», «existencia», etc.
B) ¿Qué es la ciencia? La ciencia es un conjunto de juicios que pueden ser de distintos tipos:
analíticos/sintéticos, según su contenido, y a priori/a posteriori, según su origen:
i) Juicios analíticos: aquellos cuyo predicado está incluido en el sujeto, y basta analizar el
sujeto para conocer el predicado correspondiente, no nos proporcionan ninguna información
acerca del mundo, y por ello no amplían nuestro conocimiento. Ej.: «todo cuerpo es extenso».
ii) Juicios sintéticos: aquellos cuyo predicado no está incluido en el sujeto. Amplían nuestro
conocimiento sobre el mundo. Ej.: «las clases de filosofía son entretenidas». Para saber si
este juicio es verdadero o no, no basta analizar el sujeto «clase de filosofía», porque no
incluye en absoluto la idea -predicado- de entretenimiento…
Pero si atendemos al modo en que podemos conocer si un juicio cualquiera es verdadero o falso, cabe otra
distinción:
iii) Juicios a priori: aquellos cuya verdad puede ser conocida al margen de la experiencia. Por
lo mismo, son universales y necesarios: no admiten ninguna excepción posible. Ej.: «todo
cuerpo es extenso».
iv) Juicios a posteriori: sólo sabemos si son verdaderos a partir de la experiencia, comprobando
lo afirmado. No son universales ni necesarios. Ej.: «las entradas para la ópera son
caras». Sólo podemos considerarla verdadera si hemos efectuado las comprobaciones
correspondientes entre distintos teatros. Además, caben muchas excepciones:
seguramente habrá alguno más barato. Tampoco puede ser éste un juicio necesario, porque
nada obliga, en principio, a que necesariamente la ópera deba ser cara. Por tanto, todo juicio
extraído de la experiencia será siempre particular y contingente, sujeto a excepciones.
Las anteriores son clasificaciones de juicios que de un modo y otro ya se encontraban en filósofos
anteriores. Para Hume, esta clasificación sería equivalente a su distinción entre «relaciones de ideas»
y «relaciones de hechos». Además, los juicios analíticos pueden ser considerados también a priori y los
juicios sintéticos son asimismo a posteriori. Pero Kant introduce una clase de juicios nueva:
v) Juicios sintéticos a priori. Ej: «La recta es la distancia más corta entre dos puntos» no
puede ser considerado analítico porque en el concepto de línea recta no entra para nada
la idea de distancia. Es, por tanto, sintético. Pero no puede ser considerado a posteriori,
porque conocemos que es verdadero sin necesidad de ir midiendo distancias entre dos
puntos y sin tener que recurrir a ningún experimento que lo demuestre. Además, es
rigurosamente universal y necesario, porque no admite excepción posible. Y Kant llega a la
conclusión de que, frente a lo que Hume creía, existen juicios sintéticos a priori.
Como son sintéticos, proporcionan nueva información sobre el mundo que amplía nuestros conocimientos;
y por ser a priori, son universales y necesarios. Su verdad no depende de la experiencia. Kant estaba
convencido de que los principales juicios de la matemática y la física son de este tipo.
Un juicio sintético a priori en geometría: «los ángulos de un triángulo suman dos rectos». Otro juicio así
en física: «Todo suceso o fenómeno tiene una causa». Hume consideraría un juicio así a posteriori y no
universal, resultado de una generalización a partir de observaciones sucesivas que han creado en nosotros
el hábito de poner una causa a la raíz de todo fenómeno.
La respuesta de Kant a estas objeciones de Hume mostraría una aparente confusión. Hume parece
confundir leyes particulares, como por ejemplo: «El agua hierve a 100° », con el principio de causalidad.
Mientras las primeras pueden ser contingentes, (sabemos que el agua hierve a esa temperatura, pero si el
agua tiene alguna impureza necesita más temperatura y pueden apreciarse excepciones), el principio de
causalidad no lo es: siempre que el agua hierva, debe ser por alguna causa, independientemente de que se
necesiten 100 grados o 200 para hacerlo. Por tanto, el principio de causalidad es una ley universal y necesaria,
que el entendimiento aplica necesaria y universalmente a todos los fenómenos de la experiencia. Si eliminamos
esta ley, la experiencia misma y la ciencia serían imposibles.
C) ¿Es la Metafísica ciencia? Para responder a esta cuestión, es necesario hacer una comparación
entre las ciencias admitidas incondicionalmente como tales, (física y matemáticas), y la
metafísica.
Desde antiguo la metafísica ha estado sometida a múltiples disputas y desacuerdos que
no han hecho más que desacreditarla y convertirla en objeto de desprecio e indiferencia.
Basta comparar la situación de las ciencias con la de ésta:
- Las ciencias progresan, la metafísica no.
- Las ciencias tienen rigor metodológico; la metafísica no.
- Las ciencias producen un acuerdo en quienes las estudian; la metafísica no.
Sin embargo, a pesar de esta situación de desprestigio de la metafísica es imposible una actitud de
olvido de ella: siempre ha habido, hay y habrá metafísica porque el hombre jamás se deja de plantear temas
como Dios, libertad, mundo, alma. La razón se plantea continuamente estos temas: no se puede renunciar
a ellos porque forman parte de la naturaleza humana. Pero es necesario un cambio de método en la forma
de pensar: hay que ver si son tratables o no científicamente: si lo son dejará de existir la polémica; si no lo
son dejaremos de hablar de ellos en términos científicos y pasaremos al ámbito de lo práctico (postulados
de la razón práctica).
Se trata de conocer las condiciones de nuestras facultades cognoscitivas. Se centra, pues, en el estudio del
papel activo del sujeto porque es el sujeto quien organiza el conocimiento.
Para entender este planteamiento hemos de considerar los dos elementos que intervienen en el
conocimiento:
1. OBJETO
- A posteriori
- Materia del conocimiento.
2. SUJETO
- A priori
- Forma del conocimiento
EL OBJETO proporciona las condiciones empíricas del conocimiento. Éstas son fácticas,
particulares, concretas y mutables. Por sí mismas no proporcionan ciencia, es decir conocimiento universal
y necesario.
EL SUJETO es quien otorga universalidad y necesidad a ese conjunto de datos recibidos del objeto.
Es el sujeto quien organiza ese conjunto de datos informes o desordenados provenientes del objeto. Por
esta labor tan importante, es necesario considerar al sujeto cognoscente como centro de explicación del
conocimiento. No es el objeto quien conforma al sujeto cognoscente, sino que es el sujeto quien conforma
o rige el objeto. Kant convierte al sujeto en objetivo del conocimiento. Ésta es la auténtica revolución
kantiana - revolución copernicana: cambio de enfoque en materia de conocimiento, semejante a la que
perfiló Copérnico en astronomía.
Kant afirma:
Todo conocimiento comienza con la experiencia, pero no todo procede de ella.
Lleva a cabo entonces un estudio de las condiciones a priori del conocimiento, es decir, del sujeto.
Éstas son:
Condiciones universales y necesarias.
Comunes a todos los sujetos.
A priori, pertenecen a la estructura del sujeto.
Hacen posible la experiencia.
El conocimiento no se da, hay que construirlo. Es un proceso de unificación de la pluralidad que se da en la
experiencia.
b) EL ANÁLISIS DE LA SENSIBILIDAD. LA ESTÉTICA TRASCENDENTAL.
La parte de La Crítica de la Razón Pura que se ocupa de las condiciones sensibles del conocimiento,
de la posibilidad de los juicios sintéticos a priori (JSaP) de las matemáticas, y del análisis de la sensibilidad
es la Estética Trascendental. En ella Kant define la sensibilidad como: “la capacidad de recibir sensaciones”.
1.La característica fundamental de la sensibilidad es su pasividad, se limita a recoger
representaciones, tanto del exterior como del propio yo a través de los sentidos internos o
externos.
2. En nuestro conocimiento existen dos componentes diferentes:
• la materia, formada por todo aquello que aporta la sensibilidad, las representaciones internas o
externas. Ese es el material del que disponemos para elaborar todo nuestro conocimiento.
• la forma que supone el modo en que son recibidas las sensaciones, y por lo tanto, no depende
de la experiencia, sino del sujeto que conoce.
3. Tenemos así, intuiciones que son las condiciones sensibles del conocimiento. En función de su
componente formal o material, se hablará de INTUICIONES EMPÍRICAS, o INTUICIONES
PURAS.
4. Los elementos a priori de la sensibilidad son los que proporcionan la unidad a nuestras
representaciones. Estos elementos son a priori debido a que tienen tres características:
• Son universales, válidos para todos los sujetos racionales.
• Son necesarios, sin ellos serían imposibles nuestras representaciones.
• Son a priori: son anteriores e independientes de la experiencia empírica, forman la condición de
posibilidad de toda experiencia.
5. Estos elementos a priori o intuiciones puras de la sensibilidad son el espacio y el tiempo.
6. Los juicios sintéticos a priori en matemáticas. Puede resultar paradójico que Kant se ocupe de las
matemáticas donde habla de la sensibilidad. La explicación está en que para Kant la posibilidad
de los juicios sintéticos a priori en matemáticas depende precisamente de que espacio/tiempo son
intuiciones puras:
• La geometría y la aritmética se ocupan, respectivamente, del espacio/tiempo. Parece evidente que
la geometría se ocupe de precisar las propiedades del espacio. Pero la relación de la aritmética con
el tiempo es más extraña. Sin embargo, al ocuparse la aritmética de la serie numérica -1, 2, 3..., está trabajando con algo que se basa en la sucesión temporal, (2 antes de 3, 5 después de 4, etc.)
Por tanto, el tiempo es el fundamento último de la aritmética. Las matemáticas pueden formular juicios
sintéticos a priori porque espacio/tiempo son intuiciones puras, a priori:
- Las matemáticas formulan juicios acerca del espacio/tiempo porque son condiciones previas,
independientes de toda experiencia particular, son a priori.
- Las matemáticas formulan juicios acerca del espacio/tiempo; y todos los objetos de nuestra experiencia
se dan en el espacio/tiempo. Luego en todos los objetos de nuestras experiencias particulares se cumplirán
necesariamente los juicios de las matemáticas: son, por tanto, estrictamente universales y necesarios.
C) EL ANÁLISIS DEL ENTENDIMIENTO: LA ANALÍTICA TRASCENDENTAL.
Kant define el entendimiento como la capacidad de pensar los objetos a partir de las representaciones de la
sensibilidad.
1. Al contrario que la sensibilidad el entendimiento es activo y en su actividad produce los conceptos. Estos
conceptos pueden ser:
a) empíricos, referidos a intuiciones sensibles.
b) puros, (o categorías) independientes de toda representación, y condición de posibilidad
de todo conocimiento empírico. Estos últimos son los elementos a priori del entendimiento.
Los conceptos puros que posee el entendimiento no proceden, por lo tanto, de la experiencia.
El entendimiento se caracteriza por su espontaneidad para producir tales conceptos sin derivarlos de la
experiencia, p. ej.: sustancia, causa, necesidad, existencia... Kant amplía esa relación, y llega a enumerar
hasta 12 conceptos puros o categorías del entendimiento.
Llegados a este punto es importante señalar la dependencia y necesidad mutua de conceptos e intuiciones
según Kant para hacer posible el conocimiento. Éste no es posible sin el concurso de ambos. En palabras
del propio Kant:
Las intuiciones sin conceptos son ciegas (desarticuladas), y los conceptos sin intuiciones son vacíos (han de
llenarse con datos procedentes del conocimiento sensible).
2. Los juicios sintéticos a priori en la física.
Los juicios fundamentales en los que se basa la física son los juicios sintéticos a priori, y uno de ellos
es el principio de causalidad, que constituye un elemento fundamental para nuestro conocimiento de la
naturaleza. El principio de causalidad es un juicio sintético y a priori por lo siguiente:
1º. Está basado en la categoría de causa, por tanto no procede de la experiencia, sino que es previo
a la experiencia, a la cual se aplica; luego la validez del principio de causalidad no depende de la
experiencia, sino que es anterior a ésta. Por tanto, es a priori.
2º. Los fenómenos sólo pueden ser conocidos si el entendimiento les aplica sus categorías. Luego
el principio de causalidad, basado en la categoría de causa, será aplicable a todos los fenómenos
que entendimiento conoce o pueda conocer. Es, pues, estrictamente universal y necesario.
3. Conclusiones:
1º. Diferencia entre fenómeno y noúmeno
Las categorías no son aplicables más allá de la experiencia, de lo dado en el espacio/tiempo. A lo dado
o intuido/conocido en el espacio/tiempo se le llama fenómeno (= lo que aparece/se muestra). Pero el
aspecto visible de un objeto, lo que conocemos de él, parece presuponer algo subyacente a su aspecto
exterior que no vemos: a esto le llama Kant noúmeno o cosa en sí, el objeto al margen de la sensibilidad,
es decir, del sujeto.
La distinción fenómeno-noúmeno es fundamental en el sistema kantiano. «Noúmeno es algo que
no puede ser conocido mediante la intuición sensible». El noúmeno queda como el límite de nuestra
experiencia, como algo que no puede ser conocido. La razón teórica, por tanto, no puede acceder a las
cosas en sí, a los noúmenos. Esa tarea corresponde a la razón práctica. (El ejemplo que pone Kant para
aclarar esta diferencia, es el de la isla en medio del mar. La isla es el espacio empírico que podemos
conocer, pero un espacio limitado. Al constatar la existencia de un límite, podemos también suponer
que hay algo más allá de él. Nunca podremos traspasarlo, por eso es incognoscible, pero sí saber que
existe ese “mar-noúmeno”…)
2º. El fundamento del objeto está en el sujeto. Existe un «sujeto trascencental», un YO PIENSO que
tiene unas estructuras comunes que le permiten conocer. Esas estructuras comunes a priori de todo
sujeto racional, son las intuiciones puras y las categorías, (esas gafas que todos llevamos puestas, sin
las que no podríamos ver y que hacen que todos veamos según las mismas reglas.)
D) EL ANÁLISIS DE LA RAZÓN: DIALÉCTICA TRASCENDENTAL.
El problema de Kant ahora es saber si la metafísica puede llegar a ser una ciencia, o, dicho de otra forma,
hasta qué punto nos podemos fiar del conocimiento metafísico. Para resolver este problema hemos de ver
qué características tiene este tipo de conocimiento “científico” analizando aquellas disciplinas que realmente
poseen este tipo de conocimiento.
Posteriormente hemos de ver si la metafísica está en condiciones de poseer estas cualidades.
Según su teoría del conocimiento, cada facultad de conocimiento va haciendo una síntesis sobre el material que
recibe, una síntesis que se realiza con los distintos elementos a priori que cada facultad posee. Pues bien, la
misión de la razón es la de hacer la última síntesis de conocimiento.
Podemos afirmar que la razón tiene la función de relacionar juicios y formar razonamientos, esto es, hacer
silogismos. Depende del entendimiento en cuanto es esta facultad la que crea los propios juicios.
La razón, a su vez, aspira a construir un sistema de conocimiento completo y ordenado alrededor de algunas
ideas centrales que tienen la virtud de agrupar en su entorno lo fundamental del conocimiento, y a lograr
conocer lo incondicionado. (Incondicionado: aquello que no tiene ninguna condición para existir, ya que existe
por sí mismo, no depende de nada más, y es lo demás lo que depende de él). Para conseguir estos objetivos
intenta traspasar los límites de la experiencia, y por ello cae en el error. A este intento de traspasar los límites
de la experiencia se le denomina ilusión trascendental.
Las ideas de las que se ocupa la razón son tres: alma, mundo, Dios.
En definitiva, la metafísica no puede ser ciencia porque sus ideas no pueden ser demostradas, al no ser
contrastables en la experiencia. Cualquier afirmación que hagamos de ellas puede admitir también su contraria,
y no es posible demostrar cuál de las dos es verdadera.
Ejemplo:
1ª ANTINOMIA
Tesis: “el mundo tiene un comienzo y además, por lo que respecta al espacio, tiene unos límites”.
Antítesis: “el mundo no tiene un comienzo ni unos límites espaciales, sino que es infinito, tanto espacial, como
temporalmente”.
Por último, decir que el ideal de la razón, es la idea de Dios. Por medio de este ideal la razón pretende hacer
la síntesis y la justificación definitiva del conocimiento, y además supone un modelo para todas las cosas.
Kant se propone la crítica a todas las demostraciones racionales de la existencia de Dios. Dios no es un tema para
la filosofía teórica, quizá lo sea de la filosofía práctica. En cualquier caso, al no ser un concepto contrastable
empíricamente, no podemos considerarlo verdadero, (tampoco falso), es indemostrable. Sin embargo, las ideas
de la razón se van a convertir en elementos fundamentales y necesarios de la razón práctica, actuando como
postulados de la razón, (esto es, una “apuesta” que la razón hace para darle sentido a su ética). De este modo,
los postulados prácticos, tendrán un uso normativo, y nosotros actuamos como si realmente existieran.
La conclusión a la que va a llegar Kant con respecto a la metafísica es que es una tendencia natural de
la razón a la que ésta no puede renunciar, pero, al mismo tiempo, no es posible como conocimiento teórico
fiable.
4. USO PRÁCTICO DE LA RAZÓN.
El desarrollo de la razón práctica va a ser la consecuencia natural de la CRP, ya que va a ser la
encargada de aceptar las ideas de la razón pura como fundamento de la ética. De este modo, se ocupará
de responder a la pregunta “¿cómo debo actuar?”. Mientras la razón pura se ocupaba de investigar cómo
son las cosas en la naturaleza, la razón práctica se preocupará por cómo deben ser. Se encarga de
responder a la pregunta ¿qué debo hacer? Y para ello utiliza las ideas de la razón teórica para convertirlas
en postulados (apuestas) y darles un uso normativo, sin el que la acción moral no sería posible. Se ocupa,
pues, del cómo deben ser las acciones, de su forma, no de cómo son las cosas (razón teórica). El postulado
básico de la razón del que parte y que la hacer posible es la libertad. (Práctico: aquello que es posible por
medio de la libertad.)
a) El problema de la libertad.
El problema de la libertad se presentaba en la filosofía teórica como una antinomia sobre la cual la razón
no podía pronunciarse al no tener una relación clara con la experiencia. La disyuntiva entre libertad o
determinismo se plantea ahora de nuevo en la razón práctica.
Para Kant el determinismo supone la sumisión a leyes extrañas y ajenas, siendo el ejemplo más clásico el
determinismo existente en los seres físicos.
La libertad, por oposición consiste en la sumisión a las propias leyes y esta libertad es únicamente
existente en el hombre. Como la razón ilustrada ha alcanzado ya la mayoría de edad está en condiciones de
darse sus propias leyes y de asumir sus propias responsabilidades en el campo de la acción.
Asistimos de esta forma a un intento de fundamentación racional de las normas morales. Sin embargo, la
razón puede dotarse de sus propias leyes de actuación de dos formas diferentes: teniendo en cuenta la
experiencia o con independencia de toda experiencia. En el primer caso hablamos de una ética material
mientras en el segundo caso nos encontramos dentro de la ética formal.
Las éticas materiales proponen que la bondad o maldad de la conducta dependen de algo que se
considera como bien supremo. Una conducta será buena en la medida en que se acerque a ese bien y
será mala en la medida en que se aparte. Una vez establecido este bien supremo lo que hacen las distintas
éticas materiales es proponer una serie de normas para alcanzar ese fin.
Como ejemplos de este tipo de éticas podríamos poner la propuesta de Aristóteles (afirma que la felicidad
es el bien supremo y que la sabiduría es el camino para conseguirla).
Este tipo de éticas tienen para Kant varios inconvenientes importantes:
-Son empíricas o a posteriori. El establecimiento del bien supremo se determina a partir de la
experiencia.
-Sus preceptos son hipotéticos y aparecen como medios para conseguir un fin, es decir, dependen
de las circunstancias en la que uno se encuentre. Por ejemplo: “si no quieres engordar, no comas
dulces.” ¿Y si no me preocupara engordar?
- Van en contra de la autonomía de la razón. Las normas no provienen de
a razón sino de la
experiencia y por tanto todas las éticas materiales son heterónomas.
- No tienen validez universal. Al depender de la experiencia no son válidas para todos los sujetos
ni para todos los contextos. La ética aristotélica únicamente será válida para los aristotélicos y la
epicúrea para los epicúreos.
Por todos estos motivos Kant pretende construir una ética a priori: universal, necesaria e independiente de
toda experiencia que por ser a priori necesariamente ha de ser una ética formal, vacía de contenidos, y
universal, válida para todos los seres racionales.
El problema que se plantea ahora es: cómo es capaz la razón de darse a sí misma sus propias leyes, a lo
que Kant responde que a través de órdenes que no están sometidas a ningún tipo de condicionamiento. A
este tipo de mandato racional le llama imperativo categórico.
Kant formula el imperativo de esta forma:
1. “Obra de tal modo que puedas desear que el principio que dirige tu acción se convierta en ley universal."
(Cuando uno actúa, debe plantearse si le gustaría que todo el mundo hiciera lo mismo.)
2. "Obra de tal modo que consideres a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro siempre como
fin y nunca como medio."
(Cuando uno actúa debe considerar siempre a los demás como posibles beneficiarios de la
acción, no como instrumentos para mi propio interés.)
b) El concepto de deber.
Kant fundamenta la ética en el deber y no en el bien. Ésta es la base de una ética formal, que es
universalmente válida para cualquier ser racional. Ésta era la pretensión kantiana, y no sólo lo consiguió,
sino que provocó una auténtica revolución, también, en el ámbito moral. Se suprime cualquier fin subjetivo,
ya no es la consecución de un bien determinado lo que da valor moral a una acción, sino la forma de la
misma, fundada en una voluntad buena.
La ética formal no establece lo que hemos de hacer: se limita a señalar cómo debemos actuar siempre,
independientemente de cuál sea la acción concreta que nos ocupe.
• Según Kant, los humanos sólo actuamos moralmente cuando lo hacemos por deber. Define el deber como
«la necesidad de una acción por respeto a la ley». Esto significa que actuar moralmente supone someternos
a una ley, no por la utilidad o satisfacción que su cumplimiento pueda proporcionarnos, sino por el respeto
que toda ley merece, porque ese es nuestro deber.
• Kant diferencia entre acciones contrarias al deber, acciones conformes al deber y acciones por deber. Solamente
estas últimas poseen valor moral. El político que dice la verdad, actúa conforme al deber. Pero no por eso
actúa moralmente: puede hacerlo únicamente para ganar votos, que es lo que le interesa. Según Kant, el
político actúa moralmente cuando dice la verdad porque ése es su deber, independientemente de que gane o
pierda votos al hacerlo. La acción hecha por deber no es un medio para alcanzar un fin, sino algo que debe ser
hecho por sí mismo.
• El valor moral de una acción no depende del fin o propósito a conseguir, sino de la máxima, móvil o
intención que la inspira, siempre que esa intención coincida con el deber: «una acción hecha por deber tiene
su valor moral, no en el propósito que por medio de ella se quiera alcanzar, sino en la máxima por la cual ha
sido resuelta; no depende, pues, de la realidad del objeto de la acción, sino meramente del principio de la
voluntad».
5. LA PAZ PERPETUA.
Esta pequeña obra de Kant, escrita en la última parte de su vida (1795), supone la aplicación de
su pensamiento a la política. Sin su idea formal (a priori) del conocimiento, sin los conceptos morales de
deber, libertad, voluntad, etc., no se puede comprender su proyecto político. No se ha considerado nunca
este escrito como una de las grandes obras del pensamiento kantiano, y sin embargo, ha sido reivindicada
en los últimos años porque anticipa otros proyectos de gran importancia en el último siglo; como la creación
de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos, o más cercano a nosotros, la
constitución de la Unión Europea.
La pretensión del autor en esta obra, es señalar las condiciones previas y las condiciones
definitivas necesarias para que los estados puedan alcanzar la paz perpetua. La consecución de este
objetivo último, lo considera Kant un deber, ya que se le manifiesta a la razón bajo la forma de un imperativo
categórico. Éste exige que no debe haber guerra. ¿Por qué? Porque la guerra supone un estado de
dependencia (heteronomía) frente a nuestra propia naturaleza. Una vez que la razón ilustrada ha superado
su minoría de edad y ha sido capaz de imponerse a sí misma sus propias normas (autonomía), exige el
cumplimiento de una paz perpetua como máximo ejercicio de la libertad, es decir, no determinación frente a
los mandatos de la naturaleza. Para entender esta idea, hay que remontarse a la concepción kantiana de
estado de naturaleza, esto es, aquel en el que los hombres no se han organizado social y políticamente. Este
estado de naturaleza supone una constante amenaza de agresión de unos contra otros. Esta situación de
permanente riesgo de conflicto, se superará a partir de un contrato originario que llevará a la constitución de
una sociedad civil bajo la forma de Estado. Es importante aclarar en este punto, que Kant toma esta idea de
contrato de toda una tradición de pensamiento político que surge a partir del filósofo inglés Thomas Hobbes
(1588-1679), y que tendrá importantes seguidores en J. Locke y sobre todo en Jean-Jacques Rousseau
(1712-1778). Esta corriente se llama contractualismo, y afirma que el hombre no es un ser social por
naturaleza, sino por convención, y que crea la sociedad a partir de un contrato (pacto), en el que se buscan
las condiciones más ventajosas para todos. La forma y el fin de este contrato dependerá de la consideración
que se tenga del estado previo del hombre (estado presocial o de naturaleza). Siempre hay que recordar
que no se está hablando de un momento histórico, sino de una hipótesis que sirve para explicar la
formación de la sociedad y su constitución. En esta línea de pensamiento se enmarca Kant, heredando
algunos conceptos importantes sobre todo de Hobbes y de Rousseau. Del primero la noción de estado de
naturaleza como el de una “guerra de todos contra todos”, y del segundo la idea de “voluntad general” como
dueña de la soberanía.
Esta concepción del estado presocial del hombre que le lleva a establecer un pacto como
mandato de la razón para garantizar sus derechos elementales, la aplicará Kant a los Estados. Éstos
deberán construir un Estado de Estados que una a todos bajo unos principios comunes para alcanzar la paz
perpetua. Así pues, aboga por una federación de estados libres, unidos por un convenio que prohíba la
guerra y así oponerse al despotismo. La razón condena la guerra, y para evitarla, la mejor forma es
establecer un gobierno internacional. Kant considera que el estado sería el ámbito en el que se da el
derecho, y entiende éste como “el conjunto de condiciones bajo las cuales las distintas formas de proceder
de los individuos puedan ser compatibles entre sí, respetando la libertad.” Este estado que va a resultar de
la unión de todos los demás se llamará ESTADO COSMOPOLITA. Éste, a su vez, supondrá el principio
regulativo que debe terminar con la guerra utilizando para ello un derecho mundial o cosmopolita. Esta
forma de derecho, ha de garantizar lo que Kant llama hospitalidad universal, es decir, la posibilidad de
moverse por cualquier estado sin ser considerado un enemigo, y por lo tanto, libre circulación de personas y
bienes. (En este punto las similitudes con la actual UE son más que evidentes…) Así pues, la paz
(éticamente necesaria) está vinculada a la organización política a través de una federación, para lo que será
necesario contar con la buena voluntad y responsabilidad humana que harán posible ese logro.
La primera condición de posibilidad de la paz perpetua entre estados, sería que éstos tuvieran una
constitución republicana. Ésta tiene dos características fundamentales:
a. Separación de poderes.
b. Representatividad.
Esta constitución es el resultado del contrato social que busca el respeto hacia los derechos inalienables de
los hombres, esto es, libertad e igualdad.
6. IMPORTANCIA DE LA FILOSOFÍA DE KANT.
1. En la teoría del conocimiento. Supone una grandiosa aportación a la historia del pensamiento por
su capacidad de delimitar qué es posible conocer de forma universal y necesaria, y devolver la
confianza en la misma posibilidad del progreso del conocimiento a través de las ciencias. Para
hablar de este enorme paso en la historia de la filosofía, se suele decir que lo que Kant hizo fue una
revolución copernicana. Su gran hazaña fue la realización de una síntesis de las corrientes que habían
predominado hasta entonces: racionalismo y empirismo. De ambas supo extraer sus enseñanzas más
útiles, partiendo primero del racionalismo y de una confianza ciega en el poder único de la razón, para
filtrarlo después por el empirismo de Hume, que le hizo darse cuenta de la importancia absolutamente
esencial de la experiencia para el conocer. De esta síntesis nacerá la filosofía crítica que significa un
antes y un después en la historia de la filosofía.
Es fundamental para comprender su pensamiento la distinción entre materia y forma de conocimiento, lo
que va a suponer la distinción entre conocimiento a priori y a posteriori. También la clasificación de los
juicios es un paso adelante sin precedentes ya que le va a permitir conocer cuáles son necesarios y útiles
para ampliar el conocimiento. Otro avance importantísimo para superar el callejón sin salida al que había
llegado Hume, es el descubrimiento del sujeto trascendental como aquel capaz de conocer en función de
una serie de estructuras que lo conforman (espacio/tiempo y categorías), y que por lo tanto dan validez a
aquello que conoce. Lo cual no dependerá de la experiencia particular del sujeto. Nos mostrará al final de
su investigación que efectivamente el cocimiento tiene unos límites que el sujeto no puede superar. De ahí
su importante y complicada diferenciación entre fenómeno y noúmeno. De sus propuestas surgirá todo el
idealismo del siglo XIX, que buscará conocer el noúmeno, y de su gran discípulo Hegel nacerá otra filosofía
fundamental en el XIX y el XX: el marxismo. También a lo largo del siglo XX se han dado importantes
escuelas neokantianas.
2. En la ética. La ética kantiana es la primera ética formal de la historia de la filosofía. Nunca antes de
3.
él se habían clasificado las éticas como materiales y formales, y por lo tanto, no se habían estudiado
sus diferencias. Kant pretende hacer una ética universalmente válida, igual que había hecho con
el conocimiento, y para ello, se da cuenta de que necesita establecer unos principios normativos
puramente formales que se adecuen a las características racionales del ser humano. Crea un nuevo
concepto de libertad a partir del cual fundamentará su idea de autonomía moral. Todas las éticas
posteriores a Kant son deudoras de estos conceptos que entienden al individuo como un ser capaz
de imponerse normas morales. Esta forma de entender la ética también va a condicionar la teoría
política, que no deja de ser aquella que afecta a la comunidad de individuos libres y racionales. Por
último señalar que la pretensión de validez universal que Kant buscaba para su ética se muestra en
la posibilidad de contemplarla todavía hoy como perfectamente adecuada y útil para la circunstancias
actuales.
En la política. La pretensión kantiana de alcanzar una federación de estados libres para garantizar la
paz perpetua entre los estados, ahora más que nunca se puede decir que está cada vez más cerca
de llevarse a la práctica. La tendencia a la universalización de la justicia a través de la ONU y su
declaración universal de Derechos Humanos, y ahora con la creación de la Corte Penal Internacional,
junto con la eliminación de las fronteras en Europa, muestra que la idea de Kant era posible y deseable.
Sin embargo, para darnos cuenta de la necesidad de crear un estado cosmopolita con un sistema legal
común, hemos tenido que sufrir dos guerras mundiales, que hubieran podido evitarse si se hubiera
seguido el proyecto kantiano para una paz perpetua.
7. TÉRMINOS.
1. Imperativo: orden o mandato que describe la forma en que debemos actuar. Existen dos tipos de
imperativos en la ética kantiana: hipotéticos y categóricos. Los imperativos hipotéticos tienen la forma
general "debes hacer X si quieres conseguir Y". Kant creyó que las éticas materiales sólo se pueden
fundamentar en este tipo de mandatos, pero nunca en imperativos categóricos. Los imperativos
hipotéticos (al igual que los juicios sintéticos a posteriori) son particulares y contingentes. El imperativo
categórico es un tipo de mandato universal y necesario, que obliga a actuar de una determinada
manera sin estar sometido a ningún tipo de condiciones. Es el imperativo propio de la ética formal. Los
imperativos categóricos tienen la forma general "debes (o no debes) hacer X", por ejemplo: "no debes
robar". Para averiguar si la orden es de tipo hipotético o categórico, es preciso referirse a lo que ha
movido nuestra voluntad: si no hemos robado, nuestra conducta es conforme al deber (conforme al
imperativo “no debes robar”), pero si no hemos robado por miedo a la policía, el imperativo que hemos
seguido es hipotético (“no debes robar si no quieres tener problemas con la policía”). Sin embargo, si
no hemos robado porque la acción de robar es mala en sí misma, independientemente de si nos pueda
detener o no la policía, es decir, hemos actuado por deber, entonces nuestro imperativo es categórico.
Kant consideró que nunca se puede estar absolutamente seguro de que nuestra conducta no haya
estado motivada por un interés o por algún temor, y por ello concluyó que cuando nos parece seguir un
imperativo categórico siempre es posible que el imperativo por el que nos regimos sea hipotético. Las
formas en que se presenta este imperativo son las siguientes:
- "Obra de tal modo que puedas desear que el principio que dirige tu acción se convierta en ley universal."
(Cuando uno actúa, debe plantearse si le gustaría que todo el mundo hiciera lo mismo.)
- "Obra de tal modo que consideres a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro siempre como fin
y nunca como medio."
(Cuando uno actúa debe considerar siempre a los demás como posibles beneficiarios de la acción, no como
instrumentos para mi propio interés.)
2. Giro copernicano: Kant explica el cambio que supone su filosofía en la concepción del conocimiento
basándose en una analogía con la revolución copernicana. Kant considerará que en filosofía es preciso
una revolución semejante a la copernicana: el problema consiste en explicar el conocimiento sintético a
priori. La filosofía anterior a Kant suponía que el sujeto cognoscente es pasivo, que el objeto conocido
influye en el sujeto y provoca en él una representación fidedigna. Kant propone darle la vuelta a la
relación y aceptar que en la experiencia cognoscitiva el sujeto cognoscente es activo, que en el acto de
conocimiento el sujeto cognoscente modifica la realidad conocida. Según Kant, para conocer un objeto,
antes ha de someterse a las condiciones formales (a priori) impuestas por la estructura de nuestras
facultades cognoscitivas. Es posible saber a priori alguno de los rasgos que ha de tener cuando esté
presente ante nosotros, precisamente los rasgos que dependen de dichas condiciones. Por ejemplo,
a priori no podemos saber nunca si la figura que vamos a ver en la pizarra es un triángulo, ni las
características contingentes de dicha figura (como su tamaño, su forma concreta, etc.) pero sí podemos
saber a priori que, si es un triángulo, ha de poseer todas las propiedades descritas por la geometría, ya
que, según Kant, éstas son una consecuencia de la peculiar estructura de nuestra mente, y a ellas se
debe someter todo objeto del cual podamos tener experiencia.
3. Ilusión trascendental: Kant denomina de esta forma a la tendencia natural del ser humano de buscar
lo incondicionado. Es la dialéctica trascendental la que se encarga de poner en evidencia la existencia
de esta ilusión, pero no puede evitar que ésta se dé. Consiste en la falsa creencia de que podemos ir
más allá de los límites del conocimiento. Esto se manifestaría a partir del intento de utilizar la razón para
probar la validez de determinadas ideas de la metafísica, como son Dios, alma y mundo. En la dialéctica
trascendental, Kant muestra cómo las proposiciones que se siguen de dichos ideales de la razón no
son demostrables y se podría afirmar tanto una idea como su contraria. A partir de ahí se plantean las
antinomias y los paralogismos.
4. Racionalismo – empirismo: corrientes filosóficas de la Modernidad, predecesoras ambas de la filosofía
kantiana y contrapuestas entre sí. Kant dijo que Hume (empirista), le había despertado del sueño
dogmático de la razón (puesto que en un principio, Kant se encontraba más cerca de los racionalistas).
(Para desarrollar este término vean los apuntes del tema anterior y expliquen las diferencias entre
dichas corrientes.)
5. Contrato social: pacto (hipotético) entre individuos para salir del estado de naturaleza y crear un estado
civil, en virtud del cual se constituyen como pueblo que actúa como unidad en el conjunto de sus
miembros, que deben ser libres e iguales. (ver apuntes y relacionar con estado natural)
6. Libertad: libertad la característica de cada individuo de no estar sometido a las leyes de la naturaleza,
es decir, la libertad de decidir por uno mismo. El problema de la libertad se presentaba en la filosofía
teórica como una antinomia sobre la cual la razón no podía pronunciarse al no tener una relación clara
con la experiencia. Sin embargo, toda la ética kantiana está apoyada en la apuesta por la libertad
humana, ésta es, pues, un postulado de la razón práctica.
La libertad, frente al determinismo, consiste en la sumisión a las propias leyes y esta libertad es
únicamente existente en el ser humano. Como la razón ilustrada ha alcanzado ya la mayoría de edad está
en condiciones de darse sus propias leyes y de asumir sus propias responsabilidades en el campo de la
acción.
Por ello, la filosofía kantiana pretende formular las bases de una ética que deje al ser humano decidir
por sí mismo, con lo que se ve ante la necesidad de diferenciar la ética material – heterónoma, de la
formal – autónoma, por la que apuesta. (Explicar…)
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