Por: Alfonso Rentería, 1954 Ella, la amable e inolvidable ausente, quiso que este Liceo fuera: “TENSIÓN Y RITMO”. es fuerza. Tensa está la cuerda cuando vibra, tenso el músculo en el trabajo, tenso el corazón cuando ama, tenso el cerebro cuando piensa. Tensión es calor, es luz, es vida. El cuerpo que oscila libremente es la tensión de la fuerza resultante que vigila el desplazamiento ordenado de la masa en su inalterable movimiento. Hay tensión en la voz, tensión es acción; el coraje es tensión, tensión es energía. hay en la luz. Frecuencias ordenadas y periódicas, controladas por valores aritméticos constante dan por resultado la gama perfecta de los colores. Ritmo cumplido en los sonidos es la armonía, armonía que arroba y ennoblece. El artista fija impecable sobre el lienzo ritmos inconfundibles que dan forma a la belleza; ritmo hay en la flor, ritmo en la brisa, ritmo en el paisaje. La tensión es fuerza, el ritmo es armonía. En el diario vivir todo es tensión y todo es ritmo. Tensión hay en la lucha cotidiana, ritmo en el descanso; tensión en las preocupaciones que abrazan los minutos de la jornada diaria, ritmo en las horas reposadas de la noche; tensión es el padre, ritmo es la madre, armonía los hijos; ellos son la sonrisa en la vida, porque ellos son el ritmo sostenido e indeficiente del hogar. Muy hondo es el significado de estas dos palabras que grabaron sabiamente en el escudo de armas de este Liceo las fundadoras de esta empresa consagrada al servicio permanente de la cultura del espíritu.