Discurso del Sr. Cesar Gaviria

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PALABRAS DEL SECRETARIO GENERAL DE LA OEA, CESAR GAVIRIA, EN
EL GRUPO DE CONSULTA DE GUATEMALA
Washington, Febrero 11 de 2002
Excelentísimo Señor Presidente de la República de Guatemala Alfonso Portillo, funcionarios del Gobierno y
representantes de la sociedad civil, funcionarios y representantes internacionales ante este grupo consultivo, señores y
señoras:
Permítanme antes que nada extender mi agradecimiento al Banco Interamericano de Desarrollo y al Presidente Enrique
Iglesias por la seriedad, profesionalismo y dedicación con la que han organizado este Grupo Consultivo sobre Guatemala.
Los desafíos que enfrenta Guatemala son algunos de los más significativos en nuestro Hemisferio. El país logró dejar
atrás la lucha fratricida que lo desangró por tantos años y alcanzó acuerdos que le permitieron al país tomar el sendero de
la reconciliación y salir del periodo de guerra civil que absorbió las energías nacionales por casi dos décadas. Los
acuerdos de paz establecieron un marco para seguir por el sendero de la igualdad, la justicia social, el crecimiento.
Sin duda ha habido algunos avances pero también notables contratiempos. En la OEA los representantes de nuestros
pueblos han sido testigos de los múltiples esfuerzos desarrollados por el pueblo guatemalteco en aras de consolidar su
transición y democratización; entre ellos se destacan la desmovilización y la reinserción política de la Unidad
Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) y la reducción de los efectivos militares del ejército de Guatemala. A
través de sus misiones de observación electoral, la OEA ha visto el fortalecimiento del pluralismo político que incluye
a partidos de la izquierda con viabilidad electoral. En el marco de los acuerdos de paz, se establecieron mecanismos
para un diálogo entre diferentes sectores de la sociedad y el reconocimiento de la importancia del respeto mutuo
entre los guatemaltecos.
Pero falta mucho por hacer. Cada día es más evidente que la polarización limita las posibilidades de un consenso
nacional para cumplir con las metas de los acuerdos de paz. Esto ha provocado un creciente desencanto del pueblo
guatemalteco en la institucionalidad democrática del país. Mientras tanto, hay serios déficits en áreas tales como
educación, salud, vivienda y reducción de la pobreza.
Pero eso solo será posible si como lo planteó el Presidente Portillo se cubre ese inmenso déficit de estado que tiene
el país, particularmente en las áreas de desarrollo social y de las regiones pobladas por comunidades indígenas y por
ladinos empobrecidos. Guatemala tiene el estado más pequeño y frágil en todas las Américas y es imprescindible
superar ese significativo escollo. Ese es el gran desafío que impone el cumplimiento de los Acuerdos de paz. Un
estado democrático, respetuoso y garante de los derechos de todos, protector de los más vulnerables es la labor de
todos los guatemaltecos.
A los desafíos de naturaleza económica, sobre los que no me voy a referir, se han ido sumando los que surgen de
instituciones democráticas sometidas al severo análisis de los medios de comunicación, de protagonistas de la
sociedad civil que juzgan las instituciones guatemaltecas en comparación con las de otras latitudes, que reclaman
políticas sociales eficaces, servicios públicos de buena calidad, y un congreso que ejerza en forma debida el control
Político y contribuya a la modernización de las instituciones económicas. Muchos demandan modernización sin los
sobresaltos que los cambios usualmente traen.
Todos a una reclaman que Guatemala avance hacia una sociedad multilingüe, pluricultural, multiétnica. Todos reclaman
mejor infraestructura física. Todos piden políticas efectivas para disminuir la desigualdad; todos reclaman eficacia en la
administración de justicia y resultados en la lucha contra la corrupción. Este panorama nos lleva a que casi como en
ningún otro país de América se han ido sumando tantas aspiraciones, necesidades, propósitos.
Infortunadamente no ha sido posible construir un consenso para incrementar la capacidad fiscal del estado guatemalteco,
para dar todos los medios necesarios para acometer la formidable tarea que tiene el país y no sólo el gobierno por delante.
A ello deberían contribuir no solo los aliados del Presidente sino sus opositores también. Para ello debería el Presidente
dar los pasos, hacer los gestos que creen un clima de entendimiento y cooperación que le devuelva la credibilidad al
instrumento del diálogo y que convierta este cúmulo de propósitos de los acuerdos de paz en un asunto no sólo de
gobierno sino de estado, de tal forma que ayude a desarrollar las políticas públicas que nos aproximen al cumplimiento de
estas tareas en las que deben converger todos los guatemaltecos.
Cabe reconocer también que muchas de las deficiencias y carencias del sistema político y la sociedad existen en otras
latitudes en América y que de ellas no se puede responsabilizar a un solo grupo o estamento de la sociedad.
Todos, amigos y adversarios del gobierno, se deben unir para asumir estas responsabilidades colectivas. No se
trata de que nadie renuncie al derecho de crítica o de libre expresión, ni que abandone su posición critica de la
sociedad. Se trata de que todos entiendan que los guatemaltecos tienen derecho a reclamar, a pedir y a exigir que
sus derechos sean respetados y que sus instituciones funcionen. Pero también tienen, y en especial sus clases
dirigentes, políticas, periodistas, empresarios, académicos, lideres sociales, deberes y obligaciones para con el
país. Aunque también es necesario dejar claro que la acción del estado no puede caer de manera precisa o
especifica contra grupos económicos o de ciudadanos que se sienten lejanos del gobierno y sus políticas.
Desde la OEA estamos dispuestos a colaborar para propiciar ese diálogo y entendimiento al que todas las partes
deben contribuir para asegurar el tránsito a una Guatemala más justa, pacífica, democrática y próspera. El papel
de la OEA es el de la diplomacia preventiva, evitando que los problemas connaturales a nuestras sociedades se
conviertan en conflictos y estos a su vez en violencia. En otras palabras, que su trámite se realice por los canales
institucionales. A ese diálogo se debe avanzar sin condicionamientos y con voluntad de transigir, de hacer
compromisos esenciales para el establecimiento de un clima de libertades democráticas y justicia social.
Al pasar a los compromisos y tareas de la comunidad internacional dentro de este grupo de consulta, quiero
señalar que nos proponemos mantener el programa especial de apoyo a Guatemala dispuesto por nuestras
asambleas, y que hace relación a tareas posconflicto, al apoyo a la desmovilización, a la resolución de
conflictos, al apoyo técnico electoral, al fortalecimiento de los partidos políticos y la destrucción de artefactos
explosivos. Asimismo, la OEA busca conformar un programa que ágilmente responda a nuevos retos.
Para renovar el marco del trabajo de la OEA, el Gobierno de Guatemala y la Organización firmaron el año pasado un
nuevo acuerdo que recoge las prioridades resultantes después de cinco años de la firma de los Acuerdos de Paz.
En la OEA estamos irrevocablemente comprometidos con la institucionalidad democrática del país y con el Gobierno
Constitucional. Por solicitud del Gobierno de Guatemala hemos estado identificando la existencia de condiciones para un
diálogo nacional, en la búsqueda de soluciones consensuadas sobre gobernabilidad, reactivación económica,
transparencia y corrupción, cumplimiento de los Acuerdos de Paz y otros temas cardinales de la realidad guatemalteca.
Actualmente el informe está bajo consideración y en su momento se dará respuesta al gobierno guatemalteco sobre tan
importante solicitud.
La comunidad internacional está lista para ayudar a Guatemala a avanzar definitivamente en el cumplimiento de sus
propósitos de desarrollo, en especial esa carta de navegación del país que son los Acuerdos de Paz. Para ello se necesita
que haya un clima de tolerancia y de consenso, de tal forma que las políticas públicas sirvan como catalizador del
bienestar de la población y como instrumento de la consolidación de la unidad nacional.
Muchas Gracias.
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