Cajón de Ciencias Mary Anning (1799-1847) Mary Anning nació, vivió y murió en Lyme Regis (Inglaterra). Cuando tenía tan solo doce años, su hermano Joseph encontró algo que parecía ser un cráneo de cocodrilo, pero el muchacho no dio importancia a su descubrimiento. Mary, sin embargo, siguió investigando en el lugar del hallazgo, hasta dar con un increíble fósil de más de cinco metros de largo, que no se parecía a ningún animal conocido. Por aquella época, las teorías creacionistas habían empezado a recibir los primeros ataques serios. En 1809 Lamarck había presentado su teoría evolutiva, la cual, aunque sabemos hoy inexacta, resultó revolucionaria en su momento y un auténtico golpe para las concepciones fijistas. El descubrimiento de la niña llamada Mary Anning causó auténtico furor en los círculos científicos, y toda la sociedad inglesa quiso ver el fósil de aquel monstruo desconocido, y circularon teorías de reputados hombres de ciencia afirmando que se trataba de un pez, o incluso una mezcla de salamandra y lagartija. Lo que en realidad había descubierto Mary era el primer fósil conocido (¡y prácticamente completo además de bien conservado!) de ictiosaurio, un reptil marino del Jurásico. Tan fabulosa hazaña paleontológica despertó en ella una auténtica pasión por la búsqueda de fósiles. Eso sí, a cambio de su descubrimiento Mary Anning solo recibió 27 libras. El hecho de ser de clase baja y además mujer impidió que entrara a formar parte de la Sociedad Geológica de Londres, a pesar de que muchos paleontólogos del momento publicaron artículos basados en sus descubrimientos sin ni siquiera mencionarla. A los 27 años, Mary Anning abrió una tienda de fósiles en la que vendía sus tesoros, y que contaba con clientela distinguida que recorría enormes distancias para comprar lo que ella encontraba. Parece ser que el propio rey Federico Augusto II de Sajonia le compró en una ocasión un ictiosaurio como capricho personal. Mary carecía de estudios formales, pero fue una autodidacta insaciable, diseccionando peces y moluscos y leyendo libros dispersos de paleontología que compraba cuando conseguía ahorrar lo suficiente. Llegó a convertirse en una experta en la materia. www.cajondeciencias.com Cajón de Ciencias Además, parecía tener un don natural para encontrar fósiles. Cuando tenía 22 años descubrió el primer fósil registrado de plesiosaurio (y unos años más tarde, un segundo plesiosaurio en mejores condiciones que el primero). Peces mesozoicos, un fósil de pterosaurio, belemnites (calamares fósiles, de los cuales Mary conjeturó acertadamente que serían capaces de arrojar tinta como los calamares modernos) y una enorme cantidad de coprolitos (heces fosilizadas) son solo una muestra de sus múltiples hallazgos. Mary Anning aportó pruebas paleontológicas de la extinción de las especies, un concepto que, si bien hoy en día nos resulta natural, en aquella época era rechazado por muchos (consideraban que la extinción era una imperfección incompatible con la idea de creación divina). También fue una de las fundadoras de la ciencia geológica que hoy conocemos como paleontología, demostrando que se podía estudiar la historia de los seres vivos mediante pruebas fósiles. El análisis de la cronología de la tierra a partir de pruebas geológicas y paleontológicas experimentó un auge gracias a muchos de sus descubrimientos. A los 47 años de edad, murió de cáncer de mama, dejando tras de sí un legado inolvidable. Tras su muerte, numerosas obras se realizaron en su honor. Desde la Sociedad Geológica de Londres, le dedicaron un tardío homenaje que nunca antes se le había hecho a alguien ajeno a la propia sociedad, y menos aún a una mujer. Otros ejemplos de reconocimiento son la iglesia de San Miguel Arcángel, en Lyme Regis, que tiene una vidriera realizada en honor de la paleontóloga; y el famoso escritor Charles Dickens, que llegó a dedicarle un artículo en una de las revistas en las que escribía, recordando las grandes dificultades por las que pasó esta pionera y experta de la paleontología. www.cajondeciencias.com