formularios de denuncias penales

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Javier Alonso García
FORMULARIOS
DE DENUNCIAS
PENALES
Con comentarios doctrinales y jurisprudenciales,
legislación aplicable y notas prácticas
Acceso On-line a los formularios
FORMULARIOS DE DENUNCIAS PENALES
Javier Alonso García
Juez Sustituto
FORMULARIOS
DE DENUNCIAS PENALES
Con comentarios doctrinales y jurisprudenciales,
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[Fuente de la legislación contenida en la obra: Agencia Estatal
Boletín Oficial del Estado.]
[Fuente de la jurisprudencia en extracto literal contenida en
la obra: Centro de Documentación Judicial. Consejo General
del Poder Judicial.]
[Los formularios confeccionados son una sugerencia de
aplicación práctica de la ley sustantiva y procesal penal en
relación a las cuestiones a las que se refieren los diversos
escritos, fruto de una apreciación personal del autor que no
debe sustituir nunca el juicio que, en cada caso concreto, debe
efectuar el lector o profesional en su práctica forense.]
Es propiedad,
© 2014, Javier Alonso García
Para la presente edición:
© 2014, Wolters Kluwer
Avenida Carrilet, 3
Edificio D, 9.ª planta
08902 Hospitalet de Llobregat (Barcelona)
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Primera edición: julio, 2014
ISBN: 978-84-16018-72-7
Depósito legal: M-19239-2014
Diseño, Preimpresión e Impresión: Wolters Kluwer España, S.A.
Printed in Spain
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación
pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada
con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista
por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos
Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o
escanear algún fragmento de esta obra.
f20.
F20. Denuncia por delito de maltrato habitual
en el ámbito de la violencia doméstica o de género
(maltrato físico y psicológico habitual
por cónyuge o pareja sentimental)
aljuzgadodeviolenCiasobrelamujerde…
Dª …, con domicilio en C/ …, número …, puerta …, (…), ante el Juzgado
comparezco, y como mejor proceda en Derecho, digo:
Que por medio de este escrito formulo DENUNCIA en relación con las
personas y por los hechos que a continuación se dirán, por si los mismos fuesen
constitutivos de infracción penal:
d. …, con domicilio en C/ …, número …, puerta …, (…).
Hechos
Primero.- Desde el año …, vengo conviviendo con el Sr. …, con quien
he tenido dos hijas, ambas menores de edad, que también conviven con nosotros, en una vivienda que alquilamos al inicio de la relación, sita en la calle …,
número …, puerta …, de la población de …, estando el contrato de alquiler a
nombre de ambos.
Desde el inicio de nuestra relación, el Sr. … me ha venido limitando, en
el domicilio, el uso del agua, de la electricidad, de la calefacción e incluso del
dinero –del cual no puedo disponer libremente ni para atenciones domésticas–,
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denuncias por delitos contra la integridad moral
con estrictas y rígidas reglas de consumo, y me ha venido increpando frecuentemente por simples cuestiones domésticas.
Se adjunta copia del contrato de alquiler y algunos recibos de la renta (docs.
1 a 5).
Segundo.- Durante los últimos dos años, de forma habitual, el Sr. … se
dirige a mí, incluso en presencia de nuestras hijas, con expresiones como “puta,
mierda, bruja, zorra, hija de puta, burra, subnormal”, “no vales para nada”, “no
tienes idea de nada”, “eres una basura”, llegando con fecha … a agarrarme por
el cuello en nuestro domicilio.
Esta situación me ha provocado una permanente sensación de angustia,
miedo y nerviosismo, hasta el punto de que con fecha … he tenido que acudir
a mi médico de cabecera de la Seguridad Social, donde se me ha diagnosticado
trastorno adaptativo ansioso-depresivo relacionado con los indicados hechos.
Se adjunta documentación acreditativa de lo expuesto (docs. 6 a 9).
Se ponen tales hechos en conocimiento del Juzgado, por si pudieran ser
constitutivos de un delito de MALTRATO HABITUAL EN EL ÁMBITO
DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA O DE GÉNERO (art. 173 CP), u otra
infracción penal.
Por lo expuesto,
Suplico al Juzgado, que se sirva admitir este escrito, tenga por formulada
denuncia y acuerde las actuaciones que estime procedentes.
Otrosí primero digo: Que solicito al Juzgado que acuerde la medida de
protección consistente en salida del Sr. … del domicilio común, prohibición al
mismo de aproximarse a mi persona, domicilio, lugar de trabajo y lugares que
frecuento, así como de comunicarse conmigo por cualquier medio. Suplico al
Juzgado que así se sirva acordarlo.
Otrosí segundo digo: Que reclamo la responsabilidad civil que pueda corresponder, interesando, para el caso de que finalmente se estime la existencia de infracción penal, la indemnización que resulte procedente, no sólo por daños y perjuicios
materiales, sino también por daños y perjuicios morales (por la afrenta, desasosiego y,
en definitiva, sufrimiento psicológico, producidos por los hechos objeto de denuncia). Suplico al Juzgado que tenga por hechas estas manifestaciones.
En …, a … de … de …
Firma: …
F20. denuncia por delito de maltrato habitual
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Comentarios
En el Título VII del Libro Segundo del CP (“De las torturas y otros delitos contra
la integridad moral”), encontramos en primer lugar el artículo 173 CP, que en su
primer párrafo contempla, entre otras cosas, el trato degradante. El Tribunal Supremo
ha declarado que el delito de trato degradante (artículo 173.1 CP), es el tipo básico en
los delitos contra la integridad moral de las personas, requiriendo una acción (infligir
trato degradante mediante repetición de actos o mediante un solo acto de suficiente
intensidad) y un resultado (menoscabo grave de la integridad moral), sometiendo a
la víctima a una situación de humillación e indignidad, debiendo en consecuencia
ser grave el atentado a la integridad moral, pues cuando no lo es constituye falta del
artículo 620.2 CP –vejación injusta– (SSTS 8-5-02, 5-5-03 y 31-1-07). El artículo
173.1 CP, además del tipo básico (primer párrafo), contempla dos supuestos que, sin
llegar a constituir trato degradante, castiga con idéntica pena: actos hostiles o humillantes en el ámbito laboral o funcionarial que supongan grave acoso (segundo
párrafo) y actos hostiles o humillantes que pretendan impedir el legítimo disfrute
de la vivienda (tercer párrafo), añadidos por Ley Orgánica 5/2010, de 22 de junio.
En cuanto al delito de violencia doméstica habitual (artículo 173.2 CP), que es tipo
residual en dicho precepto, el Tribunal Supremo ha declarado que la conducta típica
se caracteriza por la presencia constante de la violencia, creando una situación permanente de dominación sobre las víctimas, que las atemoriza impidiéndoles el libre
desarrollo de su vida. Tal forma de actuar se traduce y manifiesta en distintos actos
agresivos, de mayor o menor entidad, pero siempre encuadrados en aquel marco de
comportamiento (SSTS 14-2-07 y 20-12-07); recientemente ha señalado que «esa
situación de dominación mediante el temor suscitado en la víctima se alcanza ordinariamente a través de actos que incorporan diferentes dosis de violencia, física o psíquica,
que incluso de forma sutil provocan en la víctima una sensación de automenosprecio
que una vez instaurada conduce al sometimiento de su persona a la voluntad del autor»
(STS 26-6-12). El precepto no exige otro resultado que la situación de sometimiento
bajo parámetros de indignidad, pues el bien jurídico protegido es la integridad moral,
exigiendo la habitualidad de la violencia, que determina una convivencia insoportable
para la víctima. Esta habitualidad es una exigencia imprecisa que originó diversas corrientes interpretativas, pero actualmente se entiende que lo relevante no es el número
de actos, sino el carácter permanente del trato violento, esto es, que la víctima viva en
estado de agresión permanente. La conducta se sanciona sin perjuicio de las penas que
pudieran corresponder a los delitos o faltas en que se hubieran concretado los actos de
violencia. En cuanto a la casuística, en la regulación del artículo 173.1 CP tienen
encaje diversas conductas, como el acoso escolar (bullying), el acoso laboral (mobbing) y
otras de diversa índole (véanse los formularios correspondientes). No obstante, los casos
más frecuentes se producen en el supuesto específico del artículo 173.2 CP, añadido
por Ley Orgánica 11/2003, de 29 de septiembre, de medidas concretas en materia de
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denuncias por delitos contra la integridad moral
seguridad ciudadana, violencia doméstica e integración social de los extranjeros (clara
precursora de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección
Integral contra la Violencia de Género), que castiga la violencia doméstica de carácter
habitual, ya sea física o psíquica; en este sentido, cabe destacar sentencias condenatorias
de los tribunales en casos como el de un individuo que de forma constante y con ánimo de humillar y someter a su pareja sentimental, con la cual convivía y tenía dos hijas,
se dirigía a ella y a sus hijas con expresiones tales como “puta, mierda, maldita bruja,
zorra, hija de puta” y “solo vales para trabajar como una burra, no tienes idea de nada,
eres una basura” (SAP Las Palmas de Gran Canaria, de 4-4-12), el marido que de forma
permanente estuvo sometiendo a su esposa a un trato de violencia psíquica, limitándole
el uso del agua, de la electricidad, de la calefacción, impidiéndole el uso del dinero y
dirigiéndole expresiones agresivas, de menosprecio y de humillación constantes, tales
como “mugre, caos, tercermundista, subnormal, que está en la inopia, que no vale para
nada, que se vaya a su país” (SAP Soria, de 12-3-12), el de un menor que mantenía
un constante comportamiento violento en el entorno familiar, con expresiones de
desprecio hacia su madre tales como “no eres nadie, no me jodas la puta vida” y “que
puta compra traes, traes una mierda”, golpes al mobiliario, amenazas, apoderamiento
de dinero y provocación de conflictos (SAP Orense, de 9-3-12) o el del individuo que
en un periodo inferior a un año mantuvo varias discusiones con su pareja sentimental
agrediéndola en todas ellas y la amenazó en varias ocasiones diciéndole que no iba a ver
más a su hija o que la iba a matar (SAP Sevilla, de 26-1-12).
legislaCiónpenalapliCable
Art. 173 CP. 1. El que infligiera a otra persona un trato degradante, menoscabando
gravemente su integridad moral, será castigado con la pena de prisión de seis meses a
dos años.
Con la misma pena serán castigados los que, en el ámbito de cualquier relación
laboral o funcionarial y prevaliéndose de su relación de superioridad, realicen contra
otro de forma reiterada actos hostiles o humillantes que, sin llegar a constituir trato
degradante, supongan grave acoso contra la víctima.
Se impondrá también la misma pena al que de forma reiterada lleve a cabo actos
hostiles o humillantes que, sin llegar a constituir trato degradante, tengan por objeto
impedir el legítimo disfrute de la vivienda.
2. El que habitualmente ejerza violencia física o psíquica sobre quien sea o haya sido
su cónyuge o sobre persona que esté o haya estado ligada a él por una análoga relación
de afectividad aun sin convivencia, o sobre los descendientes, ascendientes o hermanos
por naturaleza, adopción o afinidad, propios o del cónyuge o conviviente, o sobre los
menores o incapaces que con él convivan o que se hallen sujetos a la potestad, tutela,
curatela, acogimiento o guarda de hecho del cónyuge o conviviente, o sobre persona
F20. denuncia por delito de maltrato habitual
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amparada en cualquier otra relación por la que se encuentre integrada en el núcleo de
su convivencia familiar, así como sobre las personas que por su especial vulnerabilidad
se encuentran sometidas a custodia o guarda en centros públicos o privados, será castigado con la pena de prisión de seis meses a tres años, privación del derecho a la tenencia
y porte de armas de dos a cinco años y, en su caso, cuando el juez o tribunal lo estime
adecuado al interés del menor o incapaz, inhabilitación especial para el ejercicio de la
patria potestad, tutela, curatela, guarda o acogimiento por tiempo de uno a cinco años,
sin perjuicio de las penas que pudieran corresponder a los delitos o faltas en que se
hubieran concretado los actos de violencia física o psíquica.
Se impondrán las penas en su mitad superior cuando alguno o algunos de los actos
de violencia se perpetren en presencia de menores, o utilizando armas, o tengan lugar
en el domicilio común o en el domicilio de la víctima, o se realicen quebrantando una
pena de las contempladas en el artículo 48 de este Código o una medida cautelar o de
seguridad o prohibición de la misma naturaleza.
3. Para apreciar la habitualidad a que se refiere el apartado anterior, se atenderá al
número de actos de violencia que resulten acreditados, así como a la proximidad temporal de los mismos, con independencia de que dicha violencia se haya ejercido sobre
la misma o diferentes víctimas de las comprendidas en este artículo, y de que los actos
violentos hayan sido o no objeto de enjuiciamiento en procesos anteriores.
Art. 174 CP. 1. Comete tortura la autoridad o funcionario público que, abusando de su cargo, y con el fin de obtener una confesión o información de cualquier
persona o de castigarla por cualquier hecho que haya cometido o se sospeche que ha
cometido, o por cualquier razón basada en algún tipo de discriminación, la sometiere a
condiciones o procedimientos que por su naturaleza, duración u otras circunstancias, le
supongan sufrimientos físicos o mentales, la supresión o disminución de sus facultades
de conocimiento, discernimiento o decisión o que, de cualquier otro modo, atenten
contra su integridad moral. El culpable de tortura será castigado con la pena de prisión
de dos a seis años si el atentado fuera grave, y de prisión de uno a tres años si no lo
es. Además de las penas señaladas se impondrá, en todo caso, la pena de inhabilitación
absoluta de ocho a 12 años.
2. En las mismas penas incurrirán, respectivamente, la autoridad o funcionario de
instituciones penitenciarias o de centros de protección o corrección de menores que
cometiere, respecto de detenidos, internos o presos, los actos a que se refiere el apartado
anterior.
Art. 175 CP. La autoridad o funcionario público que, abusando de su cargo y fuera
de los casos comprendidos en el artículo anterior, atentare contra la integridad moral
de una persona será castigado con la pena de prisión de dos a cuatro años si el atentado
fuera grave, y de prisión de seis meses a dos años si no lo es. Se impondrá, en todo caso,
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denuncias por delitos contra la integridad moral
al autor, además de las penas señaladas, la de inhabilitación especial para empleo o cargo
público de dos a cuatro años.
Art. 176 CP. Se impondrán las penas respectivamente establecidas en los artículos
precedentes a la autoridad o funcionario que, faltando a los deberes de su cargo, permitiere que otras personas ejecuten los hechos previstos en ellos.
Art. 177 CP. Si en los delitos descritos en los artículos precedentes, además del
atentado a la integridad moral, se produjere lesión o daño a la vida, integridad física,
salud, libertad sexual o bienes de la víctima o de un tercero, se castigarán los hechos separadamente con la pena que les corresponda por los delitos o faltas cometidos, excepto
cuando aquél ya se halle especialmente castigado por la Ley.
Art. 13 LECrim. Se consideran como primeras diligencias la de consignar las pruebas del delito que puedan desaparecer, la de recoger y poner en custodia cuanto conduzca a su comprobación y a la identificación del delincuente, la de detener, en su caso,
a los presuntos responsables del delito, y la de proteger a los ofendidos o perjudicados
por el mismo, a sus familiares o a otras personas, pudiendo acordarse a tal efecto las medidas cautelares a las que se refiere el artículo 544 bis o la orden de protección prevista
en el artículo 544 ter de esta ley.
Art. 544 ter LECrim. 1. El Juez de Instrucción dictará orden de protección para las
víctimas de violencia doméstica en los casos en que, existiendo indicios fundados de la
comisión de un delito o falta contra la vida, integridad física o moral, libertad sexual,
libertad o seguridad de alguna de las personas mencionadas en el artículo 173.2 del
Código Penal, resulte una situación objetiva de riesgo para la víctima que requiera la
adopción de alguna de las medidas de protección reguladas en este artículo.
2. La orden de protección será acordada por el juez de oficio o a instancia de la
víctima o persona que tenga con ella alguna de las relaciones indicadas en el apartado
anterior, o del Ministerio Fiscal.
Sin perjuicio del deber general de denuncia previsto en el artículo 262 de esta ley,
las entidades u organismos asistenciales, públicos o privados, que tuvieran conocimiento de alguno de los hechos mencionados en el apartado anterior deberán ponerlos
inmediatamente en conocimiento del juez de guardia o del Ministerio Fiscal con el
fin de que se pueda incoar o instar el procedimiento para la adopción de la orden de
protección.
3. La orden de protección podrá solicitarse directamente ante la autoridad judicial
o el Ministerio Fiscal, o bien ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, las oficinas de
atención a la víctima o los servicios sociales o instituciones asistenciales dependientes de las Administraciones públicas. Dicha solicitud habrá de ser remitida de forma
inmediata al juez competente. En caso de suscitarse dudas acerca de la competencia
La presente monografía ofrece un completísimo inventario de modelos de denuncia, plenamente adaptados a los
tipos penales vigentes. Se trata, en definitiva, de una obra
de formularios completa, todos ellos orientados específicamente a la materialización de denuncias penales. La ordenación de los diferentes formularios se ajusta a la clasificación de las diversas figuras delictivas contempladas en
el Código Penal.
Cabe destacar la utilidad práctica de la obra, pues cada
modelo de denuncia no sólo se acompaña del correspondiente comentario doctrinal y jurisprudencial, sino también de las leyes aplicables del orden jurisdiccional, incluyendo aquéllas que aportan aspectos complementarios a
la denuncia, tales como la posibilidad de solicitar las medidas de protección adecuadas a cada caso, o la mención
a las ayudas públicas de índole económica de las que son
tributarios muchos delitos. Especialmente valiosas resultan también las notas prácticas que matizan, en cada caso,
aspectos de gran relevancia que deben de ser valorados
convenientemente por el operador jurídico.
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