ABRAHAM MASLOW: TEORIA MOTIVACIONAL DE UN PSICOLOGO HUMANISTA Rafael Castellano Abraham Maslow Existen pocos autores tan citados y, al mismo tiempo, tan insuficientemente analizados como Abraham Maslow. Su extendida fama está directamente asociada con la masiva aplicación de su teoría de la motivación en el campo de la educación y en el mundo de las organizaciones, (ilustrada por medio del dispositivo de la “jerarquía de necesidades”). Sin embargo – sorprendentemente- no es mucha la gente (entre quienes aplican o utilizan de algún modo ese dispositivo o constructo) que comprende los fundamentos y supuestos filosóficos y antropológicos que están detrás de su teoría motivacional. El objetivo de este artículo es ahondar brevemente en esos fundamentos, refrescar y profundizar la lógica de la “jerarquía de necesidades” y ofrecer una crítica actual de las propuestas de este autor. Hacia fines de la década de 1940 Maslow había decidido que su principal área de interés – dentro del campo de la psicologíasería investigar sobre la motivación de la conducta humana y, en este terreno, predominaban por entonces el psicoanálisis freudiano y el conductismo de Skinner. Los psicólogos humanistas (Gordon Allport, Erich Fromm, Rollo May, Carl Rogers y el propio Maslow) se presentaron como una alternativa diferente (más optimista acerca de la naturaleza humana) que las encarnadas por Freud y por el conductismo. Para conocer mejor a Maslow, creo que es importante comenzar por recordar de qué perspectivas intentó diferenciarse. A Maslow le interesaba investigar la naturaleza y la dinámica de la energía que motoriza la conducta humana. Freud - desde el psicoanálisis- y Skinner –desde el conductismo- ya habían propuesto sendos marcos teóricos y experimentales para explicar esa cuestión. Maslow intrentó diferenciarse de esas dos tradiciones. Para llegar a Maslow repasaremos brevemente, entonces, lo que Freud y el conductismo sostenían. Sigmund Freud 1) FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS Y ANTROPOLÓGICOS A) AMBIENTE Y EPOCA QUE ENMARCAN LA OBRA DE MASLOW Rafael Castellano Freud concibió la personalidad como una totalidad dinámica organizada de acuerdo con tres grandes sistemas o instancias que, Página 1 en mutua interacción permitían explicar la vida psíquica. Ello, Yo y Superyó, influyéndose y condicionándose, estructuran el psiquismo. El Ello (nombre impersonal que Freud toma de Groddeck) es la parte más primitiva de nuestro psiquismo y se refiere a las funciones y fenómenos psíquicos originados por nuestras necesidades orgánicas. Dice Freud: “Ha de sernos muy provechoso (…) seguir la invitación de Groddeck, el cual afirma siempre que aquello que llamamos nuestro Yo se conduce en la vida pasivamente y que en vez de vivir somos vividos por poderes ignotos e invencibles (…) Propongo dar el nombre de Yo al ente que emana del sistema psíquico y es primero preconsciente, y el de Ello –según lo hace Groddeck- a lo psíquico restante –inconsciente- en lo que dicho Yo se continúa.” (1) El Ello es la fuente de impulsos que se nos imponen y de los que no experimentamos la vivencia de ser sus autores. Solo sentimos la demanda de movernos hacia aquello que calmará la urgencia interior produciendo el placer de la satisfacción. Este mundo interior de impulsos ciegos que no implican otra meta inmediata que el placer, es el mundo del Ello: un conjunto de impulsos y tendencias instintivas (*) _____ (*) En psicología se entiende por “instinto” una tendencia innata de orden sensible, ciega y específica a la posesión o al rechazo de objetos que, percibidos por los órganos de los sentidos, aparecen como convenientes o no en función de la resolución afectiva de agrado o desagrado que despiertan en el individuo. En psicoanálisis, en cambio, instinto es la fuerza o energía que origina los impulsos a la satisfacción causados por las necesidades biológicas del organismo. Freud no usó, en rigor, la palabra “instinto” sino la palabra alemana “triebb” que expresa la idea de fuerza, tendencia, pulsión. Así, en cuanto el instinto es un impulso, debe ser entendido como representante psíquico de una excitación somática. Rafael Castellano Este mundo interior de impulsos ciegos, que no implican otra meta inmediata que el placer, es el mundo del Ello: un conjunto de impulsos y tendencias “instintivos”. La actividad del Ello está sometida a una ley: el principio del placer (la descarga de la tensión psíquica) Los procesos del Ello son inconscientes y solo tenemos conciencia de ellos indirectamente en cuanto se forman representaciones mentales. En síntesis: los impulsos del Ello se satisfacen o bien mediante la acción, o bien por medio de la representación mental de objetos capaces de procurarle placer. De lo contrario, insatisfechos, quedan sujetos a la “represión”. Así, capaz de obtener placer gracias a unas representaciones mentales, el Ello no necesita de la realidad ni tiene contacto con ella. El Ello es incapaz –así- de aprender. Su falta de contacto con la realidad lo priva de experiencias de aprendizaje. El Ello, además, no conoce la moralidad: su único criterio de discernimiento es el placer o displacer. Dice Freud: “El núcleo de nuestra esencia está formado por el oscuro Ello (…) En él actúan los instintos orgánicos formados, a su vez, por la fusión (…) de dos fuerzas primordiales: Eros y Tanatos (destrucción) Más la satisfacción instintual inmediata e inescrupulosa, tal como la exige el Ello llevaría a peligrosos conflictos con el mundo exterior y a la destrucción del individuo”. (2) El Yo, por su parte, nos aparece como el “agente” responsable de la experiencia cognoscitiva del querer. Se nos muestra abierto, en comunicación con dos mundos diferentes: nuestro mundo interior y el mundo exterior de la realidad. Esta comunicación se logra porque el Yo percibe, es capaz de captar cognoscitivamente tanto Página 2 nuestros propios fenómenos internos como los objetos reales del mundo. Mediante la percepción el Yo forma las representaciones mentales de los objetos con los que entra en contacto y guarda tales representaciones mentales, las que puede evocar por medio de la memoria. Cuando hablamos de representaciones mentales que “aparecen” ante el Yo, hablamos de “fenómenos psíquicos conscientes” pero también de “fenómenos psíquicos latentes” a la conciencia que reciben el calificativo de preconscientes. A diferencia del Ello el Yo tiene, entonces, contenidos conscientes. El hecho de que no solo perciba sino que también recuerde, implica –contrastando con el Ello- que el Yo vive en el tiempo. Distingue entre pasado y presente y proyecta el futuro. La percepción de la realidad y el recuerdo sugieren que el Yo aprende, evoluciona, madura. El Ello es eternamente infantil. El Yo es además agente ejecutor ya que no solo forma representaciones mentales de los objetos que pueden servir al Ello para sus procesos primarios de realización de deseos, sino que también puede procurarse los objetos mismos. El Yo está sujeto a la realidad al punto que esta se le impone condicionando y rigiendo se actividad de manera semejante a como el placer condiciona y rige la actividad del Ello. Y así como la actividad del Ello es eficaz en cuanto obedece a la orientación impuesta por el principio del placer, así es eficaz la actividad del Yo en cuanto este se sujeta a la orientación que le impone la realidad misma. Por esta razón decimos que el Yo está sujeto al principio de la realidad. La realidad lo condiciona y lo rige. Rafael Castellano En síntesis, Freud dice respecto al Yo: El Yo gobierna la motilidad voluntaria. Su tarea consiste en la autoconservación, y la realiza en doble sentido. Frente al mundo exterior se percata de los estímulos, acumula (en la memoria) experiencias sobre los mismos, elude (por la fuga) los que son demasiado intensos, enfrenta (por adaptación) los estímulos moderados y, por fin, aprende a modificar el mundo exterior, adecuándolo a su propia conveniencia (actividad). Hacia el interior, frente al Ello, conquista el dominio sobre las exigencias de los instintos, decide si han de tener acceso a la satisfacción, aplazándola hasta oportunidades y circunstancias más favorables del mundo exterior, o bien suprimiendo totalmente las excitaciones instintivas. (3) Sigmund Freud Por otro lado, la realidad proporciona al Yo la dimensión ética-cultural, con sus maneras de ver, de interpretar, de juzgar, de valorar y sobre todo de aprobar o desaprobar, de premiar o castigar. Se crea así una nueva instancia que llamamos Superyó que tiene una doble función. El Superyó como autoridad ética incorporada manda lo que hay que hacer ofreciendo ideales que realizar (el Yo Ideal), y establece censuras y prohibiciones (castigando al Yo con remordimientos y sentimientos de culpa por sus desobediencias). Dice Freud: Página 3 Esta nueva instancia psíquica continúa las funciones que anteriormente desempeñaron las personas correspondientes del mundo exterior: observa al Yo, le imparte órdenes, lo corrige y lo amenaza con castigos, tal como lo hicieron los padres, cuya plaza ha venido a ocupar. A esta instancia la llamamos Superyó, y en sus Dice Freud: La identificación es la forma primitiva de enlace a un objeto. Siguiendo una dirección regresiva, se convierte en sustitución de un enlace libidinoso a un objeto en introyección del objeto en el Yo. (5) funciones judicativas la sentimos como conciencia. (4) En resumen: para Freud la fuente de donde proviene la energía psíquica es el Ello (en forma de energía que apetece placer sexual, o en forma de libido libremente móvil), pero el Yo controla al Ello manteniendo el contacto con la realidad exterior en bien de la persona. Sin embargo el proceso dinámico-económico de distribución, control y gasto de energía no es simple. El Yo gasta energía en sus propios procesos psicológicos cuyo objetivo es, en primer lugar, satisfacer las necesidades biológicas (los impulsos del Ello), actuando al servicio de las elecciones o “catexias objetales” del Ello. El Yo orienta la libido y la transforma en libido objetal. La catexia objetal del Ello concuerda y se refuerza con la libido objetal que el Yo dirige hacia el objeto satisfactorio. Por medio de un progresivo aprendizaje el Yo va cargando sus representaciones mentales de de tales objetos satisfactorios apareciendo, así, catexias del Yo, lo que genera un superávit de energía que se orienta a descubrir nuevos objetos hacia los cuales orientar su libido que (aún cuando sigue condicionada por el principio del placer) puede ser desexualizada. Igual sigue siendo una fuerza impulsora caracterizada por su movilidad y capacidad de desplazamiento. El modo en que el Yo invierte su libido se relaciona con un proceso clave, denominado “identificación”. Rafael Castellano Burrhus Frederic Skinner (6) Skinner propuso un análisis funcional de la conducta que relaciona variables independientes ambientales con variables dependientes conductuales. Sugiere que una vez conocidas las relaciones funcionales se puede predecir una conducta si se tienen claras las variables controladoras (variables de las cuales la conducta es función), y se puede controlar una conducta si se manipulan esas variables controladoras. B.F. Skinner Los estados hipotéticos internos (motivación, deseos, sentimientos) no son variables causales. Las variables independientes pueden ser temporalmente remotas (las contingencias a las cuales estuvo expuesto el organismo en su historia de aprendizaje). La conducta está determinada; posee regularidades. Es posible establecer leyes para predecirla y controlarla. Página 4 Skinner se oponía a la idea de libre albedrío (que concibe la conducta como actos de un agente libre y no determinado causalmente). La idea de que el individuo está más allá de factores controladores le parecía peligrosa y afirmaba que la era necesario identificar los factores controladores para ejercitar el máximo control sobre la propia vida. biología, por lo que su objeto de estudio es la conducta de los organismos. Optar por la mente –dice- no contribuye a la predicción y el control de la conducta. Pero, siendo la conducta algo funcional y contextuado, no puede restringirse al organismo: debe abarcar sus relaciones funcionales y no su morfología. Lo que controla la conducta no son ni sentimientos ni estados observados introspectivamente sino procesos y estructuras mentales dentro del organismo. Sin embargo se opone a quienes al explicar la conducta se detienen en los “eventos privados”. La cadena causal –sostiene- solo se completa al llegar a las causas iniciadoras en el ambiente. No existen causas puramente mentales ni autonomía humana. La regularidad de las conductas tiene que ver con lo que llama “reforzamiento” (consecuencias ambientales cuyos efectos se detectan más tarde). La conducta es función de sus consecuencias ambientales pasadas. Los genes no determinan directamente la conducta. Lo que se hereda es la susceptibilidad hacia ciertas contingencias ontogenéticas. Toda conducta es condicionada por factores genéticos y ambientales. Considera importante tratar el tema de la “privacidad” (fenomenología) abordándolo desde la conducta en lugar de partir de la experiencia inmediata. La conducta es, en síntesis, un patrón modificado por la exposición a contingencias de reforzamiento durante la vida. Es el resultado de esa historia de aprendizaje. Pero esto no tiene que ver con un almacenamiento de información de las contingencias. Las contingencias de reforzamiento cambian a la persona; cambian el organismo pero no en un sentido psíquico o cognitivo, sino mediante cambios fisiológicos que dan lugar a nuevas conductas. Las conductas pueden ser “respondientes” (reflejos y conductas aprendidas por ciertos condicionamientos o estímulos) u “operantes” (conductas llamadas voluntarias que operan seleccionando consecuencias en el ambiente). La “operante” explica el propósito, significado o intención cuando identifica sus variables controladoras. Propósito, significado, intención, no son propiedades de la conducta en sí misma sino formas de referirse a variables controladoras (potencialmente manipulables). Skinner no niega la conciencia pero la limita a dos significados: a) capacidad de responder ante ciertos estímulos; b) capacidad de conducta auto- descriptiva. Distingue entre “mente” (ficción explicativa) y “eventos privados” (imaginación, diálogo interno, atención, emociones, percepción). Señala que los términos psicológicos son válidos como conductas verbales a estudiar, pero no como factores explicativos. Su objeto de estudio no es la mente o la experiencia consciente, sino la conducta. Entiende a la psicología como parte de la Rafael Castellano Página 5 Pues bien: estos dos enfoques (el de Freud y el de Skinner) dominaban la escena por entonces. Dos psicólogos, desencantados con la visión de Freud tendiente a explicar la conducta humana en términos “deshumanizantes” (en el sentido de que obedecía a “energías”, “sistemas psíquicos”, etc.), e insatisfechos con la insistencia del psicoanálisis en pensar la conducta partiendo de casos patológicos y sin prestar demasiada atención a las personas “sanas”, comienzan a abrir un camino por el que luego transitará Maslow: el de la reflexión psicológica a partir de los principios de la filosofía existencial. Esas dos personas fueron el psiquiatra Ludwig Binswanger y el psicoanalista -y también psiquiatra- Medard Boss. Binswanger sugirió que Freud estaba perdiendo la realidad fenoménica de la experiencia humana, refiriéndose al hecho de que para la fenomenología existe una unidad mente/cuerpo, y que en la experiencia fenoménica la persona es y permanece como una unidad. Tanto Binswanger como Boss fueron muy influenciados por la filosofía de Heidegger. Ambos estudiaron la existencia del “ser” en un tiempo presente, en un espacio determinado y en la perspectiva de un carácter ideográfico centrado en la individualidad. La visión desarrollada por estos autores concibe a un ser humano que progresa activamente en la vida asumiendo la responsabilidad de realizar sus posibilidades, aprendiendo a trascender realizando sus potencialidades. Rafael Castellano La psicología humanista de Maslow también está fuertemente enraizada en el existencialismo, que concibe al hombre como un “ser- en- el- mundo”, consciente de su propia existencia. Los existencialistas rechazan la noción de que las personas estén sobre-determinadas por factores hereditarios o influencias ambientales y creen que cada quien tiene la libertad de elegir, y es responsable por su propia existencia. Los principios del existencialismo que mayor influencia ejercieron sobre las teorías de Maslow, son tres: Libertad Para el existencialismo el individuo es completamente libre de elegir y es, por tanto, completamente responsable de su existencia. “La vida es lo que hacemos de ella”. Tal libertad de elección no implica necesariamente que el individuo actuará en función de su mejor interés. La libertad no asegura que todas las elecciones serán sabias. Esta premisa existencial atrae a los teóricos humanistas (Maslow incluído) porque colocan al ser humano como eje determinante de su propia conducta y experiencia. El humano es un “agente Página 6 consciente” que experimenta, decide y escoge sus acciones. La psicología humanista toma este modelo como punto de partida propio: un ser responsable, libre y realizando elecciones entre diversas posibilidades abiertas. Devenir Quizás, el concepto existencialista más relevante (desde el punto de vista del análisis de la teoría motivacional de Maslow), es el de “devenir”. Para el existencialismo una persona no es algo estático: siempre está en el proceso de devenir algo diferente. En consecuencia depende de ella –en tanto agente libre- realizar (en todo cuanto sea posible) sus potencialidades. Solo “actualizando” esos potenciales puede el individuo vivir una vida auténtica. Para el humanismo, una existencia auténtica requiere más que la satisfacción de las necesidades biológicas y los impulsos sexuales y/o agresivos. Las personas que resisten el “devenir” se niegan a sí mismas las posibilidades de una vida humana. Para Maslow esto es una tragedia porque contemplaba el proceso de devenir (o –en sus propia palabras- de auto –actualización o auto- realización) como inherente a la naturaleza humana. Esto no significa que los psicólogos humanistas no reconozcan las dificultades propias del intento por desplegar una vida plena de sentido y realización, sobre todo en un escenario de profundos cambios culturales en el que los valores y las creencias tradicionales han dejado de actuar como guías para la vida. Experiencia Humana Rafael Castellano El humanismo enfatiza el modo en que la consciencia, los sentimientos y emociones subjetivas, y las experiencias personales, se relacionan con la propia existencia en un “mundo- de- otros”. Se trata de una perspectiva “fenomenológica” para la cual la cual la experiencia subjetiva (tal como se presenta aquí y ahora) es el fenómeno primario para el estudio de la naturaleza humana. Las explicaciones teóricas son secundarias respecto de la experiencia en sí misma y respecto del sentido que esta tiene para los propios individuos. En este sentido, Maslow escribió: “El elemento básico del campo del conocimiento es la experiencia íntima y directa. (…) No existe ningún substituto de la experiencia”. Esto llevó a Maslow a apreciar la individualidad. Este enfoque (en lo que se refiere al estudio de la personalidad) se denomina “ideográfico”: el foco principal está puesto en las singularidades de cada persona. Como resultado, Maslow sostuvo que toda conducta está gobernada por una tendencia hacia la auto-actualización, tendencia que es idiosincrática (característica) del individuo. Esta tendencia lleva a los individuos a través de una progresión jerárquica orientada a alcanzar la auto-actualización. De un modo similar a Freud denomina a cada una de estas etapas “necesidades”, pero el sentido o el énfasis es muy distinto: Maslow no se refiere a procesos inconscientes, y su teoría no hace alusiones a conflictos internos que operarían como la fuente de la motivación. A diferencia de Freud enfatiza el componente idiosincrático, individual, de la naturaleza humana, y una progresión sistemática a través de una pirámide de necesidades jerárquicamente organizada. (7) Página 7 B) MARCO ANTROPOLÓGICO Y FILOSÓFICO DE LA OBRA DE MASLOW. Maslow, como ya señalé, se encuadró dentro de las posturas teóricas del existencialismo. Escribió: Nos hallamos en un período de transición de una imagen del ser humano a otra, de una filosofía de vida a otra (…) Como afirmación general puede llamarse visión humanista (…) Se trata de un rechazo del enfoque no humano, impersonal y orientado hacia el objeto (…) ¿Que está sucediendo en la psicología? El punto de vista mecanicista de la ciencia, la imagen conductista de los seres humanos, trata al individuo como un objeto pasivo (…) El nuevo existencialismo contrasta la imagen de los seres humanos como objetos pasivos, dominados por las fuerzas económicas marxistas o por las fuerzas inconscientes freudianas con la imagen del ser humano como alguien en movimiento. Hoy día se habla mucho de elección, experiencia personal, decisión y responsabilidad. Hay muchos escritos sobre la forma en que es posible (…) tomar nuestro propio destino en nuestras manos. En los escritos de Skinner nunca encontrarán estas palabras. Por el contrario, él constantemente habla de refuerzo. En la novela de Skinner “Walden Dos” se trata a toda la población condicionándola, conformándola y moldeándola por un profeta benévolo (…) Por el contrario, el enfoque existencialista pone de relieve la capacidad de cada persona para escoger y para resistir (…) Actualmente se habla mucho del Yo y de la identidad personal. Lo que se halla implicado en estos debates es algo que podemos llamar “cualidad del ser humano”, pero entre los pensadores mecanicistas no existe el concepto de naturaleza humana. El existencialismo es el “agente” (…) el que decide. (8) En relación a este punto afirmaba lo siguiente: “Elegir, reconocer y asumir lo propio, lo idiosincrático, es lo mismo que elegir la realización de los potenciales instintoides. En la búsqueda personal de identidad descubrimos la manera en que somos distintos de las demás personas, pero –al mismo tiempo- descubrimos Rafael Castellano lo que es común a todos. No se trata de una teoría conductista o de los instintos: las conductas que están genéticamente determinadas son “reflejas” y no tienen mucha importancia para el psicólogo, como si la tienen los impulsos, las necesidades en sentido estricto (…) Me importa destacar lo instintoide (aunque esta palabra me haya generado muchos problemas) porque me irrita el punto de vista que acentúa en exceso lo sociológico y ambiental en la psicología, como es el caso de Erich Fromm. (…) Aunque la meta consiste en volverse plenamente humano, en convertirse en todo lo que la persona puede llegar a ser, la persona tiene que hacer elecciones y seleccionar entre una gran reserva de potenciales. Para una persona muy limitada o poco inteligente, la plena realización (el máximo de lo que puede lograr) puede consistir en algo muy simple. (…) Al elegir, uno también hace sacrificios porque posterga ciertos potenciales. (9) La psicología humanista supone que existe una esencia humana definida. La forma concreta que adopta es la “teoría de los instintos”, pero también tiene que ver con la “teoría de la capacidad y de las necesidades”, es decir, con el hecho de “capacidades que quieren expresarse y realizarse” (en este punto Maslow subraya una diferencia con la idea de Sartre de una relatividad total, sosteniendo –por el contrario- que la naturaleza humana no es infinitamente maleable y que posee parámetros definidos). (9). Cada uno de nosotros, desde su óptica, tiene una naturaleza superior que es parte de nuestra esencia, lo que significa que –bajo condiciones favorables- las personas manifestarán rasgos como afecto, altruismo, amistad, generosidad, bondad. Estas son las características propias de lo que llamó “autorrealización”. Esta naturaleza superior se manifiesta gracias a buenas condiciones del entorno, en las personas “plenamente evolucionadas”. Esto no significa que Maslow rechace las diversas teorías que señalan que en los humanos radica tanto el potencial Página 8 para lo bueno como para lo malo, pero pone el acento en la tendencia a lo bueno en entornos favorables. Así, afirmó: “Una buena sociedad es aquella que posibilita la autorrealización de sus miembros”. (10) “El humano, cuando está plenamente implicado en lo que hace, tiende a considerar que sus mayores gratificaciones son las metagratificaciones, los “valores del ser”: contribuir a la justicia, la excelencia, la belleza, la verdad. (11) Abraham Maslow Pues bien, nos habíamos planteado identificar cuáles son los elementos que distinguen los planteos teóricos de Maslow respecto de los de aquellos de quienes pretendió diferenciarse (el psicoanálisis freudiano y el conductismo de Skinner). Repasemos entonces las principales divergencias. Para Freud, la fuente de donde proviene la energía psíquica es el Ello, donde actúan instintos orgánicos cuyo único criterio de discernimiento es el placer o displacer. No hay allí moralidad, temporalidad, maduración ni teleología alguna. La constitución del Ello es irracional e inconsciente. En el Yo sí aparecen fenómenos psíquicos conscientes, temporalidad, aprendizaje y principios Rafael Castellano morales (Superyó), pero no es allí donde radican las motivaciones y la energía. Su función –antes bien- es controlar, reprimir y orientar las demandas que surgen del Ello. El Yo es en mayor medida sede de remordimientos, culpas y angustias que de motivaciones. Las representaciones mentales que el Yo produce para descubrir e investir objetos satisfactorios -en términos de las exigencias del Ello-, implican un desgaste de energía, pero el origen de tal desgaste se inicia en el Ello. El Yo, cuando logra generar un superávit de energía, se orienta a descubrir nuevos objetos en los que invertir su propia libido, mediante el proceso de identificación. Para Skinner, la conducta no está determinada por causas mentales, ni exclusivamente genéticas, ni se puede hablar de autonomía humana. Las causas iniciadoras de la conducta son externas, están en el ambiente, y los patrones de conducta se van estableciendo mediante procesos de reforzamiento. En ellos no hay propósito, significado ni intención, sino solo manipulación de variables controladoras. La conciencia no va más allá de la capacidad para responder ante ciertos estímulos, o para la auto-descripción. Maslow, por el contrario, coloca al ser humano como eje de su propia conducta y experiencia, como “agente consciente” que experimenta y decide sus acciones. Pero este decidir va más allá de la satisfacción de necesidades biológicas y pulsiones. La naturaleza humana tiende a “devenir”, a realizar –en cuanto sea posible- sus potencialidades. Toda conducta está gobernada por una tendencia a la Página 9 actualización. Y cada persona es singular por lo que los procesos de auto-actualización también lo son. En una difundida entrevista en la Universidad de Brandeis con el Dr. Frick (12), Maslow expresa que el hombre realiza sus potenciales de manera muy similar a como una bellota se transforma en un árbol. Esta sentencia le sugiere a Frick una suerte de “programación” que le preocupa. Maslow no rechaza esta connotación pero, al ratificarla y reelaborarla, expresa una postura nítidamente existencialista. Dice: Tenemos un sentido interior de una fuerza irresistible y prácticamente nada puede impedir que un gato se convierta en un gato, pero actuar sobre esa naturaleza es lo que constituye la insistencia existencial en la que el hombre se hace a sí mismo. Diría que las potencialidades de la naturaleza humana tienen una raíz biológica y son instintoides, pero que es en la cultura y en la propia vida, y con voluntad y con autoresponsabilidad que el hombre se hace a sí mismo. Es decir, sin no se hace nada con las potencialidades uno es un vegetal, de modo que el trabajo esforzado es el camino (...) (Pero) no hay que pecar de antibiologismo. Frick le señala una posible contradicción: descubrir la propia naturaleza o crearla, elegirla. Maslow contesta: Falta una palabra que exprese conjuntamente las ideas de descubrir (los propios talentos, tendencias, gustos, propensión constitucional temperamental) y revelar, crear (mediante el esfuerzo y la propia determinación de uno mismo); pero con acento en lo “receptivo”. La creación no es arbitraria. No puedo transformarme en mujer, salvo de una manera muy ineficaz e insatisfactoria. Así, crear parece ser –para Maslowdescubrir que es uno (tendencias, propensiones, intenciones) y, luego, trabajar para que todo eso se actualice, se concrete. Rafael Castellano Sin embargo, dice: (Pero) la mayoría de las personas no solo no conocen y no aprecian su tendencia a volverse más plenamente humanas, sino que están dominadas por las necesidades del momento. No saben de antemano que luego de haber llegado esa gratificación buscarán otra necesidad superior. Para ellos el valor absoluto es la necesidad, en la jerarquía, por la que están dominados durante un período particular. 2) LA JERARQUÍA DE NECESIDADES (13) A) BREVE PRESENTACIÓN DEL DESARROLLO DE MASLOW Trabajando con monos, Maslow descubrió muy al principio en su carrera- que ciertas necesidades prevalecen sobre otras. Por ejemplo, si alguien está hambriento o sediento tenderá a calmar la sed antes que comer. Alguien puede pasarse sin comer unos cuantos días, pero solo podrá estar un par de días sin agua. La sed es una necesidad “más fuerte” que el hambre. De la misma forma, si alguien está muy sediento, pero lo han sometido a condiciones que no le permiten respirar, privilegiará la necesidad de respirar. El sexo, naturalmente, es menos importante que cualquiera de estas necesidades. Maslow recogió esta idea y creó su ahora famosa jerarquía de necesidades. Además de considerar las evidentes agua, aire, comida y sexo, identificó cinco grandes bloques: las necesidades fisiológicas, necesidades de seguridad y reaseguramiento, la necesidad de amor y pertenencia, necesidad de estima y la necesidad de actualizar el sí mismo (self); en ese orden. 1. Las necesidades fisiológicas. Incluyen las necesidades que tenemos de oxígeno, agua, Página 10 proteínas, sal, azúcar, calcio y otros minerales y vitaminas. También se incorpora aquí la necesidad de mantener el equilibrio del PH (volverse demasiado ácido o básico nos mataría) y de la temperatura (36.7 ºC o cercano a él). Otras necesidades consideradas en este punto son las dirigidas a mantenernos activos, a dormir, a descansar, a eliminar desperdicios (CO2, sudor, orina y heces), a evitar el dolor y a tener sexo. Maslow creía, apoyándose en sus investigaciones, que éstas eran de hecho necesidades individuales y que, por ejemplo, una falta de vitamina C conduciría a una persona a buscar específicamente aquellas cosas que en el pasado proveían de vitamina C, por ejemplo el jugo de naranja. 2. Las necesidades de seguridad y reaseguramiento. Cuando las necesidades fisiológicas se mantienen compensadas, entra en juego este segundo grupo relacionado con la preocupación por cuestiones relativas a la provisión de seguridad, protección y estabilidad. Incluso puede desarrollarse una necesidad de estructura, de ciertos límites, de orden. Desde una perspectiva negativa, el sujeto puede empezar a preocuparse no por necesidades como el hambre y la sed, sino por sus miedos y ansiedades. En el adulto medio no marginalizado, este grupo de necesidades se representa en las urgencias por hallar una casa en un lugar seguro, la estabilidad laboral, un buen plan de jubilación un buen seguro de vida, etc. Rafael Castellano 3. Las necesidades de amor y de pertenencia. Cuando las necesidades fisiológicas y de seguridad se equilibran entran en escena las necesidades de amistad, de pareja, de hijos, de relaciones afectivas en general, incluyendo la sensación general de comunidad. Desde el ángulo negativo, nos volvemos exageradamente susceptibles a la soledad y a las ansiedades sociales. En nuestra vida cotidiana, exhibimos estas necesidades en nuestros deseos de unión (matrimonio), de tener familias, de ser parte de una comunidad, de ser miembros de una iglesia, de una hermandad, de ser parte de una barra de amigos o pertenecer a un club. También se manifiesta en lo que buscamos al elegir una carrera. 4. Las necesidades de estima. Resuelto lo anterior empezamos a preocuparnos por la autoestima. Maslow describió dos versiones de necesidades de estima, una baja y otra alta. La baja es la del respeto de los demás, la necesidad de estatus, fama, gloria, reconocimiento, atención, reputación, apreciación, dignidad e incluso dominio. La alta comprende las necesidades de respeto por uno mismo, incluyendo sentimientos tales como confianza, competencia, logros, maestría, independencia y libertad. Señalaba que esta es la forma “alta” porque, a diferencia del respeto de los demás, una vez que desarrollamos cierto respeto por nosotros mismos, suele ser más estable y es más difícil perderlo. La versión negativa de estas necesidades es una baja autoestima y complejos de inferioridad. Maslow creía que Adler había descubierto algo importante cuando propuso Página 11 que este asunto estaba en la raíz de muchos de nuestros problemas psicológicos. Maslow llama a estos cuatro niveles anteriormente mencionados necesidades de déficit o Necesidades-D. Si no tenemos lo suficiente de algo (tenemos un déficit), sentimos la necesidad. Pero si logramos lo que necesitamos, no sentimos tal déficit. En otras palabras, no tenemos esa motivación. En términos de desarrollo general, nos movemos a través de estos niveles como si fueran estadios. Apenas nacidos, nuestro foco (o casi nuestro completo complejo de necesidades) está en lo fisiológico. Inmediatamente, empezamos a reconocer que necesitamos estar seguros. Poco tiempo después, buscamos atención y afecto. Un poco más tarde, buscamos la autoestima. Bajo condiciones de estrés o cuando nuestra supervivencia está amenazada, podemos “regresar” a un nivel de necesidad anterior. El autor también habla de estos niveles en términos de homeostasis, principio a través del cual opera nuestro termostato de forma equilibrada: cuando hace mucho frío, enciende la calefacción; cuando hace mucho calor, apaga el calentador. De la misma manera, en nuestro cuerpo, cuando falta alguna sustancia, desarrolla un ansia por ella; cuando logra conseguir suficiente de ella, entonces se detiene el ansia. Lo que Maslow hace es simplemente extender el principio de la homeostasis a las necesidades, tales como la seguridad, pertenencia y estima. Considera a todas estas necesidades como esencialmente vitales. Incluso el amor y la estima son necesarios para el mantenimiento de la salud. Afirma que todas estas necesidades están construidas genéticamente en todos nosotros, como los instintos. De hecho, les llama necesidades instintoides (casi instintivas). Rafael Castellano También todo esto puede ocurrir en una sociedad de cierto bienestar: cuando la sociedad sufre abruptas disrupciones las personas empiezan a reclamar que un nuevo líder tome las riendas y se haga cargo. Maslow sugiere que podríamos preguntarles a las personas sobre su “filosofía de futuro”, cuál sería su ideal de vida o del mundo y- así - conseguir suficiente información sobre cuáles de sus necesidades están cubiertas y cuáles no. Quien tiene problemas significativos a lo largo de su desarrollo (por ejemplo, periodos más o menos largos de inseguridad o desamparo en la infancia, o la pérdida de un miembro familiar por muerte o divorcio, o rechazo significativo y abuso) podría “fijar” este grupo de necesidades para el resto de su vida. Página 12 ser”. Es una cuestión de ser más completo; de estar “auto-actualizado”. Esta es la comprensión de Maslow sobre la neurosis. Por ejemplo: quien atravesó situaciones de privaciones en su infancia, aunque tenga ahora todo lo que necesita, se seguirá sintiendo necesitadoobsesivamente- por tener dinero y ahorrar constantemente. O, si sus padres se divorciaron cuando aún era muy pequeño; aunque ahora tenga una familia integra se sentirá constantemente celoso o creerá que lo van abandonar en cualquier oportunidad porque no es lo suficientemente “bueno” para ella. 5. Auto-actualización El último nivel es diferente. Maslow ha utilizado una gran variedad de términos para referirse al mismo: motivación de crecimiento (opuesto al déficit motivacional), necesidades de ser (o B-needs, opuesto al Dneeds), y auto-actualización. Se trata de necesidades que no comprenden balance u homeostasis. Una vez logradas, continúan haciéndonos sentir su presencia. De hecho, tienden a ser aún más insaciables a medida que las alimentamos. Comprenden aquellos continuos deseos de llenar potenciales, de “ser todo lo que se pueda Rafael Castellano Dada la dificultad evidente de cubrir satisfactoriamente todas las necesidades previas de la jerarquía, no es sorprendente que solo exista un puñado de personas que sean verdadera y predominantemente autoactualizadas. En algún momento, Maslow sugirió que se trata de apenas un 2%. La pregunta es: ¿qué es lo que Maslow quiere decir exactamente con autoactualización? Para responder, tendremos que analizar a aquellas personas que Maslow considera auto-actualizadas. Empezó escogiendo a un grupo de personas (algunas figuras históricas y otras que él conocía y que le parecía que cumplían con los criterios de ser auto-actualizadas). Se incluyeron en este angosto grupo personajes como Abraham Lincoln, Thomas Jefferson, Mahatma Gandhi, Albert Einstein, Eleanor Roosevelt, William James, y otros. Luego se centró en sus biografías, escritos, actos,(y palabras de aquellos a los que conoció personalmente) y así sucesivamente. De estas fuentes, desarrolló entonces una lista de cualidades similares a todo el grupo, opuesta a la gran masa compuesta por el resto. Estas personas estaban – sugiriócentradas en la realidad, lo que significa que podían diferenciar lo falso o ficticio de lo real y genuino. También eran personas centradas en el problema, o lo que es lo mismo, personas que enfrentaban los problemas de la realidad en virtud de sus soluciones, no como problemas personales inabordables o ante los que se sometían. Y además, tenían una percepción diferente de los significados y los fines. Creían que los fines no Página 13 necesariamente justifican los medios; que los medios pueden ser fines en sí mismos y que los medios eran con frecuencia más importantes que los fines. Los auto-actualizadores poseían también una manera peculiar de relacionarse con los demás. En primer lugar, tenían una necesidad de privacidad, y se sentían cómodos estando solos. Eran relativamente independientes de la cultura y el entorno, apoyándose más en sus propias experiencias y juicios. Así mismo, eran resistentes a la enculturación, esto es, que no eran susceptibles a la presión social; eran de hecho, inconformistas en el mejor sentido. Poseían, por otra parte, lo que Maslow llamaba valores democráticos, o sea, que eran abiertos a la variedad étnica e individual, e incluso la defendían. Tenían la cualidad llamada en alemán Gemeinschaftsgefühl (interés social, compasión, humanidad). Y disfrutaban de las relaciones personales íntimas con pocos amigos cercanos y miembros familiares, más que de un montón de relaciones superficiales con mucha gente. Tenían un sentido del humor no hostil, prefiriendo las bromas a costa de sí mismos o de la condición humana, pero nunca dirigida a otros. Poseían además una cualidad llamada aceptación de sí mismo y de los demás, lo cual implica que preferían aceptar a las personas como eran, más que querer cambiarlas. La misma actitud la tenían consigo mismos: si tenían alguna cualidad que no fuese dañina, la dejaban estar, incluso aunque fuese una rareza personal. En consonancia con esto surge la espontaneidad y simplicidad: ellos preferían Rafael Castellano ser ellos mismos antes que pretenciosos o artificiales. De hecho, ante sus inconformidades, tendían a ser convencionales en la superficie, precisamente lo contrario que los inconformistas menos auto-actualizados que tienden a ser más dramáticos. Además, estas personas tenían una cierta frescura en la apreciación; una habilidad para ver cosas, incluso ordinarias, como preciosas. Por consiguiente eran creativos, inventivos y originales. Y, finalmente, tenían una tendencia a vivir con mayor intensidad las experiencias que el resto de las personas. Una experiencia cumbre, como le gustaba llamarla, es aquella que nos hace sentir como fuera de nosotros; como pertenecientes a un Universo; pequeños o grandes en virtud de nuestra pertenencia a la naturaleza. Sostenía que estas experiencias tienden a dejar una huella sobre las personas que las viven, transformándolas. Mucha gente busca estas experiencias de forma activa. También son llamadas experiencias místicas y constituyen parte importante de muchas religiones y tradiciones filosóficas. No obstante, Maslow no creía que los autoactualizados sean personas perfectas. También descubrió una serie de imperfecciones a lo largo de su análisis: en primer lugar, con bastante frecuencia sentían ansiedad y culpa; pero una ansiedad y culpa realistas, no neuróticas o fuera de contexto. Algunos de ellos eran “idos” (ausentes mentalmente). Y por último, algunos otros sufrían de momentos de pérdida de humor, frialdad y rudeza. Página 14 B) PRESUPUESTOS DE LA TEORIA DE LA JERARQUÍA DE NECESIDADES (14) • Libertad El ser humano es fundamentalmente libre y responsable por su conducta. Esa libertad se manifiesta en el modo en que cada quien decide como satisfacer sus necesidades, y –más específicamente- en cómo cada persona tiende hacia la autoactualización, decidiendo cuáles son sus potencialidades y cómo desarrollarlas. Una persona es tanto más libre cuanto menos dominada se encuentra por las necesidades fisiológicas. A medida que una persona asciende a través de la jerarquía, va progresivamente esculpiendo su propia individualidad; va creando la “clase de persona que será” a partir de una serie de posibilidades. Las personas se autorrealizan “a su modo”. • Racionalidad Maslow resaltaba la capacidad de los humanos de recordar conscientemente experiencias pasadas y considerar posibilidades futuras y experiencias presentes, y – así- decidir respecto de cursos de acción. Cualquier ser humano realiza este tipo de actividades cotidianamente, por lo que –cree Maslow- la racionalidad es central en la conducta humana. Maslow no ignora que la irracionalidad se manifiesta en conflictos entre Rafael Castellano necesidades, compulsiones, inconsistencias en la conducta y en los procesos inconscientes, pero sostiene que el comportamiento está mayormente gobernado por fuerzas racionales. Su convicción lo lleva a afirmar que el reporte consciente que una persona ofrece sobre su propia experiencia subjetiva, es un elemento válido para el estudio científico (los psicólogos –en generalrechazan los métodos introspectivos, salvo en casos muy específicos). Para Maslow los seres humanos toman decisiones racionales para actualizar su potencial. • Constitucionalismo Si las personas son libres para autoesculpirse y determinar creativamente sus propios destinos, entonces ni lo constitucional ni lo ambiental tienen un rol significativo en lo que se refiere al moldeado de la conducta. Pero, de los dos, Maslow se inclina a otorgar mayor peso a lo constitucional, desde el momento en que en la base de su concepto de “jerarquía” están las necesidades fisiológicas (originalmente constitutivas). Otros rastros de constitucionalismo pueden hallarse en el concepto de autorrealización. Maslow considera el impulso hacia la actualización del propio potencial como un “aspecto inherente de lo que una persona es”, en lugar de cómo aquello que una persona “aprende”. Ese impulso es innato. El rol de la sociedad y la Página 15 cultura se limita a ser –meramenteel de “facilitador” o “inhibidor”. El ambiente social no puede formar ni alterar la cualidad y la naturaleza esencial de la auto-actualización (determinada fundamentalmente por lo biológico). Lo máximo que una sociedad y una cultura pueden hacer es alentar la auto-actualización mediante la gratificación de las necesidades más básicas, y proveyendo oportunidades y formas de expresión. Pero, es importante resaltar que debido a su fuerte compromiso con la presunción de libertad, la inclinación de Maslow hacia el constitucionalismo es apenas más enfática que la que muestra hacia el ambientalismo. • Maleabilidad La libertad y el crecimiento (entendido como la constante persecución de la auto-actualización, ubicada en la cumbre de la pirámide) interactúan -en la teoría humanistaprovocando cambios en la personalidad de los individuos a través del tiempo. En la medida en que una persona asciende en la jerarquía de necesidades, se convierte progresivamente en alguien más libre para escoger la dirección de su crecimiento personal. Los cambios en la personalidad deben - así- ser concebidos como movimientos hacia la autoactualización de los propios potenciales. Aún cuando algunos de estos potenciales son innatos, el Rafael Castellano grado y la forma de su actualización dependen centralmente de elecciones personales. • Subjetividad La perspectiva fenomenológica del aquí y ahora, a la que suscribe Maslow lo enrola en los presupuestos propios de la subjetividad. Las personas no pueden ser entendidas si no es en referencia a su mundo interior privado; la experiencia subjetiva es más importante que las conductas observables. Así, si bien la jerarquía de necesidades es común para todos los humanos, las necesidades se manifiestan de un modo específico en cada individuo y se expresan de modos únicos. Cada persona está constantemente persiguiendo la actualización de un “self”, que únicamente ese individuo puede apreciar y experimentar subjetivamente. • Proactividad El ser humano, tal como lo concibe Maslow no se comporta en función de respuestas a estímulos externos. Las personas tienden a satisfacer sus estados interiores; son esas necesidades las que generan los comportamientos. No puede, por ejemplo, existir un estímulo externo asociado a la auto-actualización (por su propia naturaleza se trata de un concepto proactivo). La gente, cree Maslow, está orientada hacia el Página 16 futuro, consciente de sus potencialidades y siempre luchando por realizarlas en su ser. El único modo en que una persona puede auto- actualizarse es a través de acciones generadas internamente. • Teleología ¿De dónde proviene el “estímulo interno” que origina la mencionada proactividad, la búsqueda incesante de una realización que opera “de adentro hacia afuera”? La idea de “realización” es una noción compleja que no se limita al pleno desarrollo de ciertas potencialidades personales entendidas en términos de dones, talentos o capacidades. Parte de una manera de concebir la “salud” que se establece en disputa con Freud. El concepto clásico de Freud de salud (15) se traduce normalmente en la fórmula: capacidad de trabajar y capacidad de amar. La capacidad de establecer vínculos gratificantes con otras personas (amar) y con las cosas (el trabajo) daría por resultado una vida gratificante, saludable y plena. El hombre dentro de esta concepción es un ser incompleto que se completa al amar y ser amado, así como al cumplir con deberes que le requiere la vida en sociedad. Rafael Castellano Maslow modifica esta concepción de salud al ampliarla y definirla desde el contexto a la vez que interiormente. Agrega a las dimensiones objetales de Freud el plano ético. Dice Estoy rechazando deliberadamente nuestra distinción facilona entre enfermedad y salud, por lo menos en cuanto a los signos aparentes se refiere. ¿Significa enfermedad tener síntomas? Yo sostengo, con respecto a esto, que la enfermedad puede consistir muy bien en no tener síntomas cuando deberían tenerse. ¿Salud significa estar libre de síntomas? Yo lo niego. ¿Qué Nazis estaban sanos en Auschwitz o Dachau? Aquellos que sentían angustiada su conciencia o los que la poseían lozana, clara y feliz? ¿Es posible que una persona profundamente humana no sintiera, en tales circunstancias, conflicto, sufrimiento, depresión, cólera, etc.? Como dice G. Aquino (a quien estoy siguiendo en este punto) la salud, entonces, más que un equilibrio, una homeostasis, es una dinámica lanzada desde la estructura interna hacia el futuro. De allí que la relación entre autoconocimiento, ética, vocación y proyecto de vida sean los pilares o los frentes de lucha contra la frustración, la neurosis, la enfermedad (…) En el hombre está, entonces, la necesidad de autodesarrollo en plano ontológico y, por lo tanto, el principio de salud como necesidad. Este concepto de hombre trasciende la visión de un ser encerrado en la alternancia entre el principio de placer y el instinto de autodestrucción. Es una concepción de la criatura humana como permanente vocación y anhelo de sí misma. Para Maslow la vocación difiere y trasciende al modelo psicoanalítico de sublimación, identificaciones y reparaciones. Si las necesidades de autodesarrollo y de Página 17 autorrealización dan la intensidad, la vocación dará la orientación. Dice Maslow: Por lo que se refiere al estado motivacional, las personas sanas han satisfecho suficientemente sus necesidades básicas de seguridad, entrega, amor, respeto y autoestima, de tal modo que ahora se sienten motivadas por tendencias conducentes a la autorrealización, definida como realización creciente de las potencialidades, capacidades y talentos; como cumplimiento de la misión o llamada, destino, vocación; como aceptación más plena de la naturaleza intrínseca propia y como tendencia hacia la unidad, integración o sinergia dentro de los límites de la misma persona. Esta concepción teleológica implica concebir la vocación como mandato (…) El desarrollo de esta vocación, de este llamado interno, es –entonces- un proceso individual de responsabilidad hacia sí mismo (…) No es un estado dado sino un logro. (16) 3) CONSIDERACIONES CRÍTICAS. En su interés por tomar distancia de las teorías sobre la personalidad humana de matriz freudiana (el hombre como sede de un conflicto entre las pulsiones orgánicas inconscientes y las restricciones de la realidad y la cultura) y de las teorías disposicionales (encarnadas en los diversos enfoques que enumeran rasgos inmutables de personalidad), Maslow desarrolla una visión del fenómeno humano respecto de la cual podrían enunciarse algunas observaciones críticas. Trascendentalismo antropocéntrico Hay en los escritos de Maslow una deriva trascendentalista y antropocéntrica de orden metafísico. Afirma que existe una esencia Rafael Castellano humana definida de naturaleza superior, tal que, bajo condiciones favorables, las personas manifestarán rasgos como afecto, altruismo, amistad, generosidad, bondad. Esta “esencia” o “naturaleza” pareciera ser el fundamento de la ética. Una persona “profundamente humana” no puede no sentir, en circunstancias como las imperantes en la Alemania nazi, conflicto, sufrimiento, depresión, cólera, etc. Las personas “sanas” afirma Maslow- sienten la necesidad interior de diferenciarse de un contexto enfermo y “enfermante”. Este punto es interesante porque si los valores no son propiamente culturales (y partiendo de la idea de que alguien sano necesita –para protegersediferenciarse de su propia cultura) cabe preguntarse cual es el origen de tales valores. ¿Tienen relación con algún ente sobrenatural? ¿Son fruto de una “buena conciencia” universal sedimentada a través de siglos de experiencia humana? Uno podría interrogarse (a la luz de la trama de la historia universal, en la cual fueron más comunes los períodos de guerras, devastación, sometimiento e intolerancia que los de paz y armonía) ¿cómo puede explicarse que esa esencia humana – enunciada por Maslow- no haya prevalecido y no hayan florecido mejores sociedades? ¿Qué impacto puede tener esta postura trascendentalista al ser aplicada a una teoría motivacional? Por lo pronto habría que aceptar que los contravalores que se oponen a las “buenas tendencias” enunciadas por Maslow (contravalores como el odio, la avaricia, el egoísmo, la enemistad o la maldad) nunca actuarían como telón de fondo emocional de las Página 18 acciones humanas, y que, por consiguiente, siempre que alguien realiza – conscientemente- algo perjudicial para terceros, ese agente estaría actuando contra su esencia y por razones de fuerza mayor impuestas por el ambiente. Sin embargo, la experiencia corriente resulta contra-intuitiva respecto de esta postura de Maslow. Esta postura trascendentalista tiene otras implicancias. El ser trascendente que imagina Maslow no tiene otro guión más importante para encauzar su vida que sus propios valores éticos, su vocación y la plena realización de sus capacidades. Pareciera no haber en este esquema pautas culturales que puedan desviar al ser humano de ese derrotero, salvo la lucha por satisfacer las necesidades correspondientes a las escalas más bajas de la jerarquía. Aquí, surgen dos problemas importantes. El primero tiene que ver con la subestimación de lo que se denomina “adscripción social de motivos” (asunto del que hablaremos enseguida). El segundo se vincula con una vaga idea de destino, que sería una mezcla de potencialidades, vocación, valores, voluntad y circunstancias. Veamos lo que dice el propio Maslow: Quien traiciona su talento, quien ha nacido pintor y en su lugar vende medias, el hombre inteligente que vive una vida estúpida, el que contempla la verdad y mantiene cerrada la boca, el cobarde que rinde sus fuerzas, todos ellos perciben en el fondo que se han hecho una injusticia a sí mismos y se desprecian por ese motivo. (17) Rafael Castellano Este párrafo - expresado con toda crudezaes diáfano, pero sus consecuencias resultan preocupantes, o –cuando menos- intrigantes para un lector situado a principios del siglo XXI. Antes de emitir cualquier opinión convendría apelar a una parte de la entrevista que Frick le realizó a Maslow en Brandeis. (18) Frick: Doctor Maslow, usted ha caracterizado a las personas autorrealizadoras como modelos, como individuos que eligen bien (…) En otras palabras, usted parece pensar que (…) proporcionan realmente una respuesta a la pregunta ¿cuál es la vida buena? También ha sugerido que las elecciones libres y los valores de los individuos que se autorrealizan señalan que es lo bueno para la mayoría de los otros seres humanos. Ahora bien, si esto es cierto (…) ¿Cuáles serían las consecuencias particulares de este hallazgo? ¿Qué significa? Debo confesar que me asusta un poco. Maslow: ¿Qué significa la autorrealización en un débil mental? O bien, ¿qué significa la autorrealización, y es acaso posible, para alguien atrapado en una situación en la que debe sacrificar sus propios potenciales individuales? Usted sabe a qué me refiero; el hombre con cuatro hijos, un empleo espantoso y una hipoteca. Quizás el sepa que quiere hacer, pero no puede hacerlo por los demás. (…) Siempre hemos partido del supuesto de que si se deja a los individuos librados a sus propios recursos, ellos “crecerán”; si se deja que todo dependa de la elección individual (…) esta libertad será bien utilizada (…) Ahora nos estamos enterando de cuándo funciona y cuándo no, y en qué circunstancias (…) Las metas de la autenticidad, de lo que podríamos llamar idealismo (verdad, honestidad, justicia y excelencia pura) (…) es un proyecto para toda una vida (por el) que uno lucha y trabaja por lograrlo, y que no se logra en una única y enorme “experiencia cumbre” (…) La metamotivación no puede sobrevenir en forma automática luego de la gratificación de las necesidades básicas(…) Uno encuentra gente que está en la (…) hermosa situación gratificadora de necesidades y, sin embargo, tiene una suerte de patología de los valores. Página 19 Frick: En otras palabras, incluso con todas estas gratificaciones básicas, ¿usted quiere decir que no pasan a ninguna etapa de autorrealización? Maslow: Algunos sí y otros no. Algunos no lo hacen. Simplemente se deprimen en ese momento, y muchas otras cosas que he descripto como “metapatología”, incluyendo toda clase de trastornos de los valores: no solo cinismo y nihilismo y un tipo destructivo de anarquismo (…) sino también anomia y desesperanza y pesimismo que llevan a la apatía; y también perfeccionismo, es decir, “o las cosas son perfectas o no me involucraré”, que desde luego no encaja en el mundo real. Fritz: Digamos que tomamos dos personas, una de las cuales está básicamente gratificada en sus necesidades y se siente segura, cómoda y funcionando dentro de ese marco. La otra persona está gratificada y, sin embargo, una de ellas avanza hacia algo mejor, mas autorrealizador, y la otra permanece estancada en un sentido de enclavamiento. ¿Qué determina esa diferencia? Maslow: En líneas generales una es “pro-vida” y la otra es “pro-muerte”. Hay muchos otros términos: el ganador y el perdedor, el que se esfuerza y el que no lo hace, el triunfador y el fracasado, el luchador débil o el activo y el pasivo. Por el momento uso “pro-vida” o “vida-positivo” (…) Frick: Pero esta orientación positiva con respecto a la vida no necesariamente sobreviene en forma automática, como una función de la gratificación de necesidades básicas, ¿no es así? Maslow: Creo que en gran parte se trata de algo constitucional (…) Las personas que tienen una actitud positiva frente a la vida son individuos con intensos apetitos. Mi expresión es “voces de los impulsos”. Me refiero a la fuerza de la necesidad (..) la fuerza o debilidad de todo el asunto.(…) Podemos hablar de personas autorrealizadoras en distintos niveles (…) Personas que están básicamente gratificadas en sus necesidades, libres de neurosis y utilizando bien algunas capacidades, a pesar de lo cual son “meramente sanas”, en comparación con las que trascienden. Rafael Castellano Me voy a permitir hacer la siguiente relectura: las metas trascendentes enraizadas en el fundamento ético de la naturaleza humana y orientadas a la búsqueda de la “excelencia pura” (asociada al despliegue de la propia vocación y las propias potencialidades) pueden encontrar una barrera en las circunstancias (un mal trabajo, una pesada hipoteca, etc.) pero, aún así, las personas “pro-vida”, aquellas que tienen una actitud positiva, trascienden, se autorrealizan, llegan a ser lo que potencialmente son. Esa actitud es de orden constitucional. Podría decirse que ese rasgo “pro-vida”se refiere a algo exclusivamente biológico. Sin embargo parece ir más allá, parece invocar una “voluntad”, una “disciplina”. Invocar la idea de “voluntad” significa apelar a sujetos libres e intencionales (algo perfectamente compatible con la postura filosófica y antropológica de Maslow). ¿Cómo entender esto? Si las circunstancias pueden llegar a convertirse en una barrera para la autorrealización, entonces, dadas esas circunstancias, no somos libres. Pero, por otro lado, hay algo en nosotros mismos que nos hace intrínsecamente libres: nuestra conciencia de las restricciones y nuestra voluntad de superarlas. ¿De dónde proviene eso intrínseco? Quien no ejerce esa conciencia y esa voluntad, parece sugerir Maslow, tiene un déficit constitutivo. ¿Dónde queda en este escenario el poder de la cultura para construir conciencias alienadas y cooptar voluntades? Pues bien: diluido tras el peso de una noción trascendente de lo propiamente humano. Página 20 ¿Adónde nos lleva esta visión en términos de una teoría motivacional? Dice Maslow: “(…) las conductas que están genéticamente determinadas son muy triviales, no triviales sino reflejas y, por eso, no tienen mucha importancia para el psicólogo (…) Me refiero a los impulsos, a las necesidades en sentido estricto. (18) En otras palabras, los cuatro primeros estamentos de la jerarquía de necesidades (las necesidades de déficit o “necesidadesd”) se asocian con conductas reflejas y homeostáticas. Pero algunas personas (las auto-actualizadoras) pueden ir más allá por mérito de la voluntad, el esfuerzo y la autoresponsabilidad). Pueden hacerlo por mérito de una predisposición constitutiva pero también -señala nuestro autor-en virtud de una adecuada educación. Cuando Frick le pregunta si este énfasis en lo educativo no representa una variante de “ingeniería de la conducta”, Maslow le responde que piensa que si existiera alguna “escuela ideal”, la consideraría muy “útil”, pero que piensa en ella con un criterio “taoísta”. -----------------------El Tao es algo que no puede ser alcanzado por ninguna forma de pensamiento humano y que significa “camino” o “sendero” que conduce a la meta. Decía Lao-Tsé que “el Tao es el espacio vacío para que se manifieste el todo. Es la fuente primaria, “cósmica”, de la que proviene la creación. Es insondable. (…) Al encontrar el camino que conduce de la confusión del mundo hacia lo eterno, estamos en el camino del Tao”. (19) El objetivo del Tao es enseñar al hombre a integrarse a la naturaleza, enseñarle a fluir, a integrarse a sí mismo en concordancia y armonía. Enseña a compenetrarse con esa naturaleza y armonía de tal modo que llegue a experimentar en su propio cuerpo sus ritmos vitales, ganando así serenidad mental y energía física. El hombre taoísta no se deja arrastrar por las dualidades (lo bueno, lo malo) porque vive consciente de su unidad y busca el equilibrio alejándose de los artificios de la vida social, pero inmerso activamente en el día a día. Rafael Castellano En otras palabras, no hay en las cuatro primeras escalas completas de la Jerarquía de Necesidades, “motivaciones” sino “móviles de la conducta” que son “reflejos”. No hay, allí, “agente de la conducta” identificable. El estímulo para actuar es orgánico, homeostático. La motivación, entendida como “propósito”, “proyecto” solo se da en la búsqueda de la autorrealización y, con relación a esa solo se destacan dos posibilidades disparadoras o facilitadoras: 1) un rasgo constitutivo que nos define como personas pro-vida o promuerte (rasgo biológico pero también trascendental); 2) una educación que nos enseñe a implicarnos equilibradamente con lo cotidiano, integrando lo bueno y lo malo, lo favorable y lo desfavorable, armónicamente, y también a comprometernos en recorrer un sendero de descubrimiento y creación de nuestro destino (ser lo que potencialmente podemos ser). Si los móviles responden a conductas reflejas, solo hay “motivación” entendida, o bien como “carácter” (rasgo constitutivo) o bien como “búsqueda” (persecución entrenada de un destino y un modo de vivir). Biologismo ambiguo Haciendo una crítica a las posturas existencialistas radicalizadas, dice Maslow: (He utilizado) la analogía “el hombre realiza sus potenciales de manera muy similar a como una bellota se convierte en un roble”, para señalar Página 21 que las potencialidades son de tipo genético, instintivo o de base biológica. (…) Pero a continuación reafirma su mirada existencialista: Diría que las potencialidades de la naturaleza humana tienen una raíz biológica (…) pero es en la cultura y en la propia vida, y con voluntad y con autorresponsabilidad que el hombre se hace a sí mismo. Es decir, si no hace nada con las potencialidades, uno es un vegetal (…) Creo que la manera más sencilla de decirlo es con los términos existencialistas: “El hombre es su propio proyecto”. Pero lo exageran, porque se vuelven antibiológicos. (20) La primera observación que surge espontánea e inmediatamente es la que plantea J. Richey (21): Si las personas son libres para esculpirse y determinar creativamente sus propios destinos, entonces ni lo “constitucional” ni lo “ambiental” juegan un rol significativo en la conducta humana. Entre ambas, Maslow se inclina levemente por lo constitucional, sin embargo parece utilizar ese concepto más para reconocer la raíz biológica común de lo humano que para explicar las diferencias individuales de personalidad. Ve el impulso hacia la auto-actualización como algo innato y entiende que el rol de la sociedad y la cultura es meramente el de facilitador o inhibidor. De hecho solo le otorga un peso más o menos significativo al “entorno temprano” en que se desarrolla la personalidad, cuando se ha tratado de algo devastador y destructivo, generador de disturbios emocionales en etapas posteriores. No creo que sea demasiado justo criticar a Maslow en lo que concierne a su visión sobre Rafael Castellano la herencia biológica y en lo que respecta a su difusa visión sobre la influencia recíproca entre biología y ambiente. En primer lugar, porque los significativos avances de la biología y de la neurofisiología actuales no estaban disponibles en su época. En segundo lugar porque, aunque muy superficialmente, no dejó de señalar esa repercusión mutua entre ambiente y biología. Sin embargo es interesante entender las implicancias de ciertos puntos oscuros de su teoría, vistos desde las perspectivas actuales. Maslow no extrae ni extrema las derivaciones de su postura “constitucionalista”. Por ejemplo, en el ámbito de lo que el señala como “naturaleza” fundamentalmente bondadosa (y relacionada con intuiciones morales) de los seres humanos, su afirmación parece alinearse conciertos postulados de la “biología evolutiva”, de matriz darwinista, encarnada por ejemplo por el biólogo Frans de Waal y el psicólogo Steven Pinker, y también por algunos “psicólogos del desarrollo” como Jerome Kagan. Las posturas de estos autores parte del imperativo darwinista: reconocer la continuidad con los animales. Nuestro cerebro, así como todo el resto de nuestro equipamiento biológico, es un producto de la evolución. Esa base innata, biológica, está en el origen de nuestro funcionamiento Página 22 psicológico. Pues bien: ¿Qué podemos aprender mediante la observación de la conducta de monos, como los capuchinos, cuyo ADN es impresionantemente similar al de los humanos? es una cualidad particular de nuestra especie, así como la araña sabe tejer una tela o la abeja construir un panal. Así, pues, desde muy temprano manifestamos una capacidad para no actuar mal. Pero esa tendencia biológica a actuar de manera moral, si bien es universal, lo es a nivel general; no dicta en nada tal o cual moral particular, específica de una cultura. (24) Podemos aprender, por ejemplo, como señala De Waal (22), que somos agresivos pero podemos posponer la hostilidad cuando se revela la necesidad o la conveniencia de cooperar. Sin embargo cuando las recompensas son asimétricas, se tiende a retacear la cooperación y a conductas de objeción. La noción de injusticia, inequidad, parece estar enraizada en nuestra naturaleza. Pero no se trata aquí de una idea de “justicia”, despojada o sublime (del tipo: es justo que todos puedan acceder a las mismas posibilidades o bienes que yo ya tengo), sino de un sentimiento más egoísta (no es justo que yo no tenga o reciba lo que otros ya tienen o reciben). Otro punto (que puede extraerse de la psicología evolutiva) es la idea de Pinker (23) de que existe una capacidad innata para actuar como ser moral, en base a valores que tienen una base biológica (“un reflejo consciente de la acción de nuestros lóbulos pre-frontales que nos permiten actuar según reglas sociales que llamamos responsabilidad, reproche, recompensa y castigo”). ¿Cómo interpretar esta definición de “ser moral”? Una idea complementaria, de Kagan, puede iluminar esta aseveración. Dice Kagan: La evolución de las especies nos ha dotado con la facultad de distinguir precozmente el “bien” del “mal” y de sentir cierto malestar al realizar actos que sabemos o presentimos que están prohibidos, e incluso que son inmorales. Este atributo inscripto en nuestra biología, Rafael Castellano La vergüenza y la culpa, según Kagan, son para los seres humanos tan intrínsecas como el miedo, y determinan nuestro funcionamiento con la misma influencia y con igual precocidad. Sostiene que hay que abandonar la idea según la cual el “principio del placer” está en el origen de nuestra moral y, con ella, de nuestra conducta en sociedad. Es difícil realizar una lectura unívoca de estas afirmaciones porque el fundamento biológico innato, que nos define como “seres morales” (seres que orientan sus acciones por valores asociados al “bien”) pareciera haberse desarrollado – como facultad- en el transcurso de la evolución, pero al modo de un mecanismo adaptativo a reglas y prohibiciones sociales. Así queda planteada una noción de “innatismo” muy evasiva, donde el equipamiento biológico provendría de constantes adaptaciones derivadas de exigencias sociales remotas. (*) _____ (*) Aún cuando el fundamento biológico, que nos constituiría como seres morales, me parece difuso, lo es en grado menor a las afirmaciones de H. Maturana de que somos seres amorosos, las que se apoyan en la explicación de que los humanos conservamos un modo de vida en la aceptación alrededor de la mujer, que expandió su sexualidad al pasar de ciclos anuales a una sexualidad permanente en torno a la ternura y la sensualidad, lo que expande la intimidad y el placer de la coexistencia como fuente de bienestar. Este modo de vivir dio origen a la familia ancestral y permite, por ejemplo, compartir alimentos y colaborar en la crianza de los niños. Página 23 ¿Es esta la idea de “constitucional” que abraza Maslow? La pregunta no es ociosa (ya veremos las implicancias de contestarla en uno u otro sentido) porque lo innato puede entenderse desde otra perspectiva. Por ejemplo, al modo en que lo entiende la psicóloga del desarrollo Mary Rothbart. (25) Rothbar, quien realizó trabajos en cooperación con Michael Posner, tomó de este una idea relacionada con el “estudio de la atención”. Posner descubrió la existencia de tres redes neuronales que serían los componentes más importantes de la atención. El primero es el sistema de orientación en el mundo que nos rodea; el segundo mantiene el estado de alerta y el tercero permite el ajuste a los conflictos frente a otras respuestas posibles (lo que él llama la “atención ejecutiva”). El desarrollo de esas redes se produce sobre todo entre los cuatro y los seis años. Las investigaciones de Mary Rothbart contribuyeron a definir el “temperamento”. Descubrió que la evolución de este depende de “factores de inestabilidad” o de “estabilidad”, en otras palabras de elementos que contribuyen a mantener estables algunos aspectos del temperamento o a modificarlos. Esos factores son cinco: 1) Las condiciones biológicas del niño; 2) La red social; 3) La consolidación de determinados comportamientos o el aprendizaje social; 4) Los prejuicios sociales acerca del género, la edad, la apariencia física, etc., 5) La ecología, incluido el ambiente físico y los factores económicos. Rafael Castellano Sus investigaciones la llevaron a “encontrar” una suerte de huella original del individuo a la que llama “temperamento”, y que define como diferencias individuales constitucionales de reactividad y autorregulación (aquí la palabra “constitucional” hace referencia a la idea de fundamento biológico influenciado por la herencia, la maduración y la experiencia). Esta definición está lejos de ser un concepto rígido donde el temperamento sería una suerte de carácter hereditario e inmutable que determinaría de forma definitiva la conducta futura de un individuo. Más bien se trata de un esbozo de partida. Rothbart demostró que los niños tienen, desde el comienzo, características comportamentales propias, algunas de las cuales son relativamente estables y que se relacionan con las tres redes neuronales o sistemas descriptos por Posner, y que permiten la autorregulación (capacidad de seguir reglas, comprender instrucciones, organizar o formular un pensamiento). El temperamento está ligado a factores biológicos y es algo diferente a otras dimensiones de la personalidad que son más del orden de las interacciones entre individuos y que pertenecen a un nivel cognitivo. Si aceptamos que lo “constitucional” está asociado al temperamento, tal como lo propone Rothbart, estaríamos adoptando una visión de lo “innato” que va más allá de las condiciones biológicas del niño (producto de la evolución y de los procesos adaptativos remotos de la especie) y que incluye una ponderación fuerte de las cuestiones ambientales que intervienen en etapas muy tempranas de cada vida particular, co-produciendo ese algo innato Página 24 que Rothbart denomina, justamente, “temperamento”. ¿Será esta la idea que Maslow adopta acerca de “lo constitucional”? Es difícil decirlo. Sin embargo tenemos una pista que el propio Maslow nos ofrece cuando dice: “…me irrita el punto de vista que acentúa en exceso lo sociológico y ambiental …”(cita que ya hemos adelantado en la página ocho). Esto parecería indicar que Maslow está más cerca de los biólogos evolutivos que de posturas como las de Rothbart. Esta impresión parece fortalecerse cuando uno recuerda la siguiente afirmación de Darwin: “Como la selección natural trabaja solo para y por el bien, todas las dotaciones de cada ser tenderán a progresar hacia la perfección”. (26) En la afirmación de Maslow que sostiene que la más alta motivación es la que se relaciona con la necesidad de auto-actualización o realización de los potenciales de cada quien, resuena inequívocamente esa afirmación de Darwin. Si pensamos a Maslow –entonces- como alguien fuertemente influído por el biologismo evolucionista, es difícil entender (si es que realmente esa es su idea) que esa auto-actualización sea posible en el marco temporal de una vida concreta: la selección evolutiva es un proceso lento y transgeneracional. Tal como escribió el biólogo Humberto Maturana: “La ontogénesis de cualquier sistema estructuralmente determinado comienza- en su origen- con una estructura celular inicial. Como consecuencia, lo que constituye el linaje de un sistema vivo es la Rafael Castellano conservación de su estructura inicial particular, estructura que especifica una configuración particular de derivas ontogenéticas. Esa configuración de posibles derivas ontogenéticas es lo que llamo “fenotipo ontogenético del linaje”. Una sola de esas posibles derivas tendrá lugar, y será resultado de sus dinámicas internas ante las contingencias de las particulares perturbaciones que debe enfrentar. (…) Alguien podría afirmar que el curso ontogenético de un sistema vivo es seleccionado por el medio. Sin embargo la selección no ocurre dentro del plazo de la historia de vida de un sistema vivo (….)” (27) Creo que estas hipotéticas inconsistencias en el biologismo de Maslow están muy relacionadas con su temerario propósito de conciliar el biologismo evolutivo con el existencialismo sartreano y con la influencia (nunca negada y contradictoriamente combatida y admirada al mismo tiempo) de los postulados de Freud. Ese intento colocaademás- a su teoría motivacional en clara contradicción con los postulados de la biología evolutiva. Para especialistas de esta corriente, la motivación se vincula más con la autoconservación y con algunas emociones primordiales (el miedo, la culpa, la vergüenza) que con respuestas de carácter homeostático a necesidades no satisfechas. La jerarquía de necesidades de Maslow (las cuatro categorías más básicas) sigue siendo tributaria del principio de placer freudiano. Son, en definitiva, numerosos y diversos los problemas que surgen del biologismo ambiguo de Maslow y de sus esfuerzos por acoplarlo con el existencialismo y el psicoanálisis. Para no extenderme mucho más me concentraré en dos temas adicionales a lo ya mencionado. Página 25 ¿Qué implicancias tiene hablar de “voluntad” (como lo hace Maslow) cuando se adopta una postura biologista? Alguien que ha estudiado la “fisiología de la voluntad” es Marc Jeannerod (28), quien ha investigado las acciones autogeneradas (es decir, las que no son reflejas) descubriendo que antes de un movimiento hay secuencias de activaciones cerebrales observables que describen etapas anatómicas sucesivas puestas en juego para la construcción de una representación. Ahora bien: ¿Qué motiva la acción? Jeannerod valora –frente a esta pregunta- el trabajo de Antonio Damassio quien sostiene que hay “marcadores somáticos” que sirven de índice en la toma de una decisión. Así, la mejor decisión es la que genera más afectos positivos (emoción y humor) y menos afectos negativos. Jeannerod vincula esta idea con las de Joshua Green y Jonathan Cohen quienes conciben la motivación como la decisión que provoca al sujeto el menor mal y le produce el mayor placer. Esta definición lleva a otra: las personas más inteligentes y las más morales son –justamente- aquellas que, ignorando los marcadores somáticos, toman decisiones basadas en la lógica y en la racionalidad. Sin embargo ocurre que, puestas ante decisiones que involucran problemas morales, las personas dudan respecto de que es lo racional, sobre todo cuando el nivel de implicación personal es muy grande. La conciencia de la acción es un fenómeno tardío, lo que plantea un problema respecto de la cuestión del libre albedrío. La tesis fisiológica muestra que existe un determinismo cerebral de la acción Rafael Castellano voluntaria. La mayoría de las acciones son ejecutadas de manera inconsciente o automática. La conciencia de la acción aparece, entonces, después de la acción misma. Es exactamente lo contrario de lo que sucede cuando uno aprende. Existe una toma de conciencia cuando el modo automático no funciona más, o no funciona bien; en cambio, hay un pasaje a modo automático cuando una secuencia de acción es sobre-aprendida. El papel de la conciencia es establecer una coherencia “después de la jugada”, entre una acción, su objetivo, sus motivaciones, o incluso establecer una consonancia cognitiva entre el antes y el después de la acción. Como ya vimos, Maslow también realiza una distinción entre “actividades reflejas” y “acciones auto-generadas”. En el mundo de “lo reflejo” ubica todas las actividades vinculadas a lo que suele denominarse “drive reduction” (generadas por la tendencia homeostática a reducir los desequilibrios que surgen de un déficit de satisfacción en las “necesidades D”) y en el universo de las acciones autogeneradas se alistarían las acciones conscientes, donde tiene lugar una “voluntad” operante. Para Maslow, como ya señalamos, esa voluntad sería una facultad que opera sobre un trasfondo de determinismos biológicos productores de automatismos, y que –aún así- se erige y se Página 26 sostiene a partir de “marcadores somáticos” que nos inducen a tomar decisiones y modificar conductas, con lo que se busca – justamente- quebrar esos automatismos. La voluntad, así entendida, no es teleológica, no persigue ningún proyecto ni pretende alcanzar ciertas perfecciones. Despunta, en cambio, a partir de la insatisfacción o incomodidad (gatilladas por marcadores somáticos) frente a los resultados de nuestras respuestas automatizadas. Para Maslow, en cambio, la voluntad es una facultad de naturaleza consciente (no hay que olvidar que Maslow asocia, de algún modo, las ideas de voluntad y responsabilidad, y está última no es posible sin la capacidad consciente de autoatribución) y orientada a desarrollar una suerte de plenitud. Para neuro-fisiólogos como Jeannerod, la conciencia es un fenómeno posterior a la acción. Dice Jeannerod: La conciencia de la acción es un fenómeno tardío. Esto plantea la cuestión del libre albedrío. La tesis fisiológica muestra que existe un determinismo cerebral de la acción voluntaria (…) La mayoría de las acciones son ejecutadas de manera inconsciente o automática. La conciencia de la acción aparece, entonces, después de la acción misma. Las implicancias de volcarse hacia una u otra postura son vastas. Si la voluntad es solo una respuesta adaptativa, consciente y ex post (a lo Jeannerod), cuyo mecanismo para decidir y disparar acciones se vincula con marcadores somáticos y señales de desajuste (cognitivo y/o emocional), estamos ante algo similar a las redes neuronales que describe Michael Posner y sobre las cuales Rothbart Rafael Castellano estudió la “atención” y construyó su visión del temperamento. Si, en cambio, la voluntad es una facultad consciente que disciplina al organismo y lo orienta hacia el desarrollo de todas sus posibilidades potenciales, estamos ante un “agente” existencialista. Esta parece ser la postura de Maslow. Una de las posibles críticas que podrían hacerse es que no se puede ser “constitucionalista” y homeostático para el amplio mundo de las “necesidades d”, y “existencialista” y teleológico para hablar de una facultad como, en este caso, la voluntad. Sin embargo, no es algo que podamos despachar tan fácilmente. No habría que cerrar sin más la posibilidad de preguntarnos: ¿por qué no se puede? El último punto que deseo abordar respecto de lo que hemos llamado “biologismo ambiguo” de Maslow son los alcances e implicancias de su idea de conciencia, y atado a ella, de su idea de potenciales. ¿Cuál es el origen y la naturaleza de los “potenciales personales” en los que Maslow basa lo más importante de su teoría motivacional orientada hacia la “autoactualización? La verdad es que no lo sabemos con precisión (es en este punto donde la brecha entre los avances científicos recientes y los que estaban disponibles en la época en la que Maslow desarrolló su obra, tiene mayor impacto). Por eso, empecemos al revés. ¿Qué dicen la neurobiología y la neurofisiología sobre la estructura del cerebro, la conciencia, la memoria, etc.? Página 27 David Hubel (29), por ejemplo, realizó importantes investigaciones sobre la vista cuyos emergentes son interesantes como introducción a estas cuestiones. Por ejemplo, cuando miramos un libro no hay –hablando con propiedad- un libro en nuestra retina, sino un conjunto de pixeles (cercano al millón). Luego, al cabo de un proceso de “construcción”, se nos aparece el libro con sus signos, sus gráficos, etc. “Ver” es, entonces, la respuesta final de un proceso de “interpretación”. ¿Cómo funciona este complejo sistema? Hubel invirtió años en inventariar las funciones cerebrales localizando, entre otras, las zonas responsables del reconocimiento visual del color, de la profundidad y del movimiento. Se preguntó, entonces, si la corteza visual primaria ya se encuentra “cableada” antes del nacimiento o si el cableado se elabora en los primeros meses de vida gracias a los estímulos visuales que recibe el bebé. Desarrolló un experimento, hoy famoso, provocando una ceguera parcial en animales recién nacidos (tapando uno de sus parpados). Percibió que el ojo privado de visión se vuelve ciego, pero no el otro. Cuando se le devuelve la visión al animal esta ceguera se revierte, aunque no por completo, y solo a condición de privar esta vez de visión al otro ojo. De esta manera, el ojo que se había enceguecido primero puede compensar las lagunas sufridas en su desarrollo. Al entrar a “competir”, ambos ojos se disputan las conexiones neuronales. El ojo dotado de visión impedirá al ojo cerrado que se desarrolle normalmente puesto que las conexiones neuronales reservadas a este último se desactivarán. Rafael Castellano Este descubrimiento trastocó los preconceptos de la época sobre el aprendizaje porque descubrió que ciertas partes del cerebro están pre-cableadas y que este cableado puede debilitarse por la falta de estímulos. David Hubel demostró que existe un período crítico de elaboración del funcionamiento de la visión: según el tipo de estimulaciones recibidas por los ojos durante el período crítico (semanas o meses que siguen al nacimiento) es posible obtener cambios importantes en las conexiones neuronales, cambios que se vuelven imposibles de realizar en el adulto. La consecuencia más importante de sus descubrimientos, para la psicología, (sostiene el propio Hubel) es demostrar la falsedad del concepto de “tabla rasa”. Es innegable que, después del nacimiento, nuestro medio contribuye al desarrollo de muchas conexiones neuronales. Sin embargo, ya existen numerosas correlaciones al momento del nacimiento. En un sentido parecido se despliegan las investigaciones de Gerald Edelman (30) (neurobiólogo, premio Nobel). Edelman estudió como se estructura el cerebro en el curso de su desarrollo; que grupos neuronales se privilegian y cuáles no. En el feto, durante el transcurso del crecimiento del futuro sistema nervioso, las células neurales (que forman las neuronas) se desplazan siguiendo un trazado que las lleva al lugar donde se constituyen las estructuras del cerebro (la corteza). ¿Cómo son señalizadas estas vías? ¿Qué señal indica a una célula neural, que puede detener su migración y comenzar a crecer para formar una neurona? Edelman sostiene que esta Página 28 guía es provista por las moléculas de adherencia de las células nerviosas. Poco a poco, además del plano funcional que sigue al plano anatómico, asistimos en el cerebro a la instalación de “grupos neuronales”, de redes interactivas entre estos grupos. Luego, a configuraciones de mapas (redes del cortex y el tálamo en interacción). Edelman intenta explicar la selección, el arreglo y las funciones de los grupos neuronales, en tres niveles sucesivos: - - - La formación de un repertorio primario (anatómico) por un proceso de selección neuronal ligado al desplazamiento, actividad y/o muerte de las células, y a las conexiones que las neuronas pueden establecer entre ellas (neuronas vecinas se conectan abundantemente y cooperan). Luego, la formación de un repertorio secundario (que toma como base al repertorio primario/anatómico) donde se producen algunas modificaciones funcionales en la organización del cerebro, que ocurren por el fortalecimiento de ciertas conexiones (sinapsis) de grupos neuronales y que se originan en las experiencias del organismo. Finalmente, estos circuitos funcionales terminan por formar cartografías cerebrales globales. Esos mapeados utilizan grupos neuronales enteros de manera variable y realizan nuestros procesos psicológicos más sofisticados (fenómenos perceptivos, cognitivos y conscientes). Rafael Castellano Partiendo de estos mapeados globales que se forman en nuestro cerebro: ¿cómo se produce el fenómeno que llamamos “conciencia”? Edelman sostiene que deben darse tres condiciones: a) Una “percepción activa” del mundo exterior (que pueda utilizarse en el interior de los mapeados). Esta “percepción activa” descansa tanto sobre la percepción pasiva de las informaciones sensoriales provistas por los sentidos, como sobre “acciones motrices” que permiten obtener nuevas informaciones sensoriales y ajustar el comportamiento a la información en una suerte de “bucle dinámico”. Además de la entrada continua de nuevas informaciones en el interior de los mapas corticales, hay un intercambio recíproco de señales, de un mapa al otro, que se mezclan con las nuevas entradas y permanecen disponibles. Edelman los denomina “bucles de categorización o clasificación de las percepciones”. Estas categorizaciones perceptivas nada tienen que ver con las categorías kantianas: son determinadas (“en tiempo real”) por valores internos al organismo ligados a las exigencias biológicas (necesidad de energía, de agua, de descanso, etc.) implicadas en la supervivencia. b) La posibilidad de una memoria a corto y largo plazo. Quien dice “percepción” y categorización (para poner un poco de orden en lo que ofrece el mundo) dice necesidad de una memoria (en especial, para que Página 29 pueda llevarse a cabo algún aprendizaje). La memoria, para el cerebro, refleja la posibilidad de elaborar, a partir de las categorías perceptivas, mapeados globales susceptibles de ser reactivados en su momento. De hecho, la memoria consiste en consolidar y reforzar las categorizaciones perceptivas que el cerebro realizó con anterioridad. Comporta también (en función de las categorías y la situación) modificaciones sinápticas suplementarias. Recordar es realizar un proceso de re-categorización continuo y dinámico. Nuestra memoria descansa sobre la reactivación de un mapeado global particular del cerebro, en una situación particular: el cerebro está de nuevo en un estado similar o próximo al que tenía cuando hicimos la experiencia de la que nos acordamos. Eso explica que la memoria dependa de los contextos en los cuales recordamos. c) Con la posibilidad de realizar categorizaciones perceptivas cada vez más finas, y de recordarlas en momentos útiles, el cerebro desarrolla una condición suplementaria para el nacimiento de la conciencia (que ajusta un poco más el comportamiento de los organismos a su entorno): se trata de la capacidad de formar “conceptos”. Aún antes de la aparición de un lenguaje, el cerebro establece relaciones elaboradas, cada vez más “abstractas”, entre los actos del Rafael Castellano organismo y las cosas. Se vuelve capaz de reconocer relaciones entre acontecimientos variados, activando los mapeados apropiados e integrando, a la vez, nuevas señales. Formar conceptos consiste en realizar categorizaciones cada vez más extensas, con mayor variedad de matices, a medida que evolucionan las relaciones anatómicas y funcionales entre grupos neuronales. Esto se debe a la posibilidad de memorizar a largo plazo. El “zócalo” de relaciones que se va formando es la base para la aparición de un primer tipo de conciencia. Con mayor frecuencia estas categorizaciones elaboradas no reciben entradas directas (señales venidas del exterior): se basan en las señales que provienen del interior, desde los mapas funcionales específicos. El cerebro realiza pues, por una parte, los mapas de los acontecimientos exteriores y de las acciones –los mapeados globales cambiantes- y, por otra, mapas de sus propias actividades, de las categorías generales de los diversos tipos de mapeados globales. Conserva así las huellas de sus actividades pasadas y, llegado el caso, recurre a “conceptos generales”: la reactivación de mapeados globales por medio de estructuras que rigen las relaciones entre mapas en un nivel más general. Aparece, así, una primera forma de conciencia. Página 30 Las corrientes que venimos ilustrando suelen ser agrupadas bajo el nombre de “conexionismo”. Quizás, las ideas de James McClelland (31) (psicólogo cognitivo) nos puedan ayudar a resumir algunos principios básicos del conexionismo. Nuestro cerebro se compone de neuronas organizadas en redes. La información se procesa en redes, más que en sistemas independientes. Una red designa el conjunto de unidades simples –llamadas básicasconectadas entre sí. Pueden activarse más o menos, en función de las señales que reciben de las otras unidades de la red; y recíprocamente ellas mismas enviarán señales a otras unidades. Las conexiones entre unidades pueden ser “excitatorias “ aumentan la activación de la unidad que recibe la conexión- o “inhibitorias” – la disminuyen-. Para explicar la mente, la fuerza de esas conexiones entre unidades básicas es esencial. Los conexionistas consideran que las unidades que se activan al mismo tiempo refuerzan su relación, y luego tienen más tendencia a influirse y activarse juntas. Finalmente, para conocer la activación general de salida de cada unidad, se agregan las “señales de entrada” excitatorias e inhibitorias. A partir de la información que se le provee al principio, la respuesta de una red depende, entonces, de la activación general del conjunto de sus unidades. La red presentará una configuración de activación, Rafael Castellano un “aspecto” general: es diferente para cada información de entrada y da respuestas adaptadas a cada situación. Pues bien, la pregunta que habíamos dejado planteada era: ¿Cuál es el origen y la naturaleza de los “potenciales personales” en los que Maslow basa la parte más importante de su teoría motivacional orientada hacia la auto-realización? Lo que, de alguna manera, nos dicen autores como Hubel, Edelman y McClelland es que tales potenciales se desarrollan por un proceso de selección donde neuronas, posteriormente grupos de neuronas interconectadas y, finalmente, cartografías cerebrales, emergen a partir de un sustrato anatómico (células neurales) pero se constituten y entraman a partir de las experiencias del organismo frente al medio (sobre todo aquellas que tienen lugar durante el temprano “período crítico”). Los potenciales surgen de esta trama la que, si bien los determina en buen grado, es una trama dinámica y puede ir cambiando a partir de las experiencias. Si bien Maslow no especifíca cual es el origen de los “potenciales” podríamos intuir que no se refiere exactamente al entramado recién descripto porque sostiene, por ejemplo, que el hombre puede realizar sus potenciales a partir de la voluntad y la responsabilidad (lo que implica también a la conciencia). Los autores recién citados sostienen que la conciencia y la voluntad son producto de la misma trama neuronal. Maslow –por su parte- entiende que conciencia y voluntad pueden orientar y desplegar el máximo potencial de esa trama (como si se tratara de Página 31 cosas ajenas a ella). Esta es, a mi juicio, otra muestra de lo difuso del biologismo de Maslow. Minimización de lo cultural En este punto de vista seré breve. Como señalamos en la página ocho, Maslow afirmó: “Me irrita el punto de vista que acentúa en exceso lo sociológico y ambiental en la psicología”. Esta postura también está en la base de una serie de problemas de su teoría motivacional. La más importante de las debilidades que surgen de ella es ignorar por completo la “adscripción social de motivos”. Por empezar, y más allá de que Maslow se haya sentido irritado por quienes otorgan un peso importante a lo social, son (además de los profesionales de disciplinas humanistas) las distintas corrientes “constitucionalistas” (la biología, la neurofisiología, la psicología del desarrollo, y hasta la propia rama que estudia la genética del comportamiento) quienes han rescatado el rol de lo social. Un ejemplo de lo que estoy señalando es Robert Plomin (32), uno de los expertos más reconocidos internacionalmente en el estudio de las influencias recíprocas entre genes y ambiente, quien ha explorado la relación entre genética y personalidad. Como resultado de sus investigaciones sobre las moléculas de ADN en más de 10.000 casos de gemelos monocigóticos, Plomin no toma partido ni por lo innato ni por lo adquirido. Nuestros genes hacen eco en nuestro ambiente: no le hablan al vacío. La genética del comportamiento evalúa la influencia de los genes, pero se interesa también Rafael Castellano por las influencias ambientales. Sobre esa base estudia los parecidos y diferencias de personas familiares, poniendo especial atención sobre las interacciones entre los genes y el ambiente. El resultado general es simple de enunciar: existe un índice de contribución de los genes sobre diferentes rasgos, pero esto no implica un determinismo genético total o despótico. El entorno, afirma Plomin, tiene poca influencia en las similitudes, pero contribuye intensamente en las diferencias observadas. Por “entorno” los genetistas se refieren a algo más que nuestro entorno próximo: más allá de la acción parental incluyen todas las influencias que no son genéticas: desde lo que sucede en el útero materno, hasta enfermedades y regímenes alimentarios. Estas influencias ambientales, específicas de cada persona, son “no compartidas” y producen diferencias en niños de una misma familia. Estos eventos no son fácilmente determinables, pero incluyen cosas tales como la experiencia de un divorcio, la actitud de los padres, las relaciones de amistad, etc. Es decir, los distintos acontecimientos y experiencias de cada vida particular. Dicen Alan Blum y Peter McHugo (33) que cuando se minimiza o ignora lo social, los motivos tienden a ser concebidos como características internas y privadas de las personas, que las coercionan a realizar ciertas conductas. En tal visión característica, se los considera – simultáneamente- cómo: 1) variables o antecedentes causales de un evento; 2) estados característicos de las personas implicadas en el evento. Eso les parece inadecuado porque parte de la idea de que los motivos son emergentes privados e interiores que residen en la gente, antes que cursos de acción públicos y observables. Si los sociólogos tratan de entender y formular descripciones de la acción social, y si el estatus analítico de la acción social reside en su carácter Página 32 de conducta normativamente orientada por el mismo ambiente que ella constituye, entonces un motivo puede funcionar como una “regla del observador” para decidir el carácter normativamente orientado de la conducta. Visto así, un motivo representa una elección (sociológica) sobre de que manera reformular ítems de conducta concretos como instancias de acción social. Sirve como elección teórica para explicar el carácter de un evento en tanto instancia de la acción. Un motivo no es, entonces, una “cosa en el mundo” sino un modo de concebir la acción social. En un sentido sociológico más preciso, son los observadores quienes introducen un tópico en la conducta, se trate de motivos u otros tópicos. Así, decir que existen las “clases sociales”, o que un grupo privilegia el “alcanzar sus metas”, implica –para el observador- decidir que cierto grupo de personas está orientado como actor colectivo, al estatus, y concebirlo como alguien que actúa bajo los auspicios de tal orientación. Al considerar los motivos como “reglas de relevancia de los observadores”, estos adquieren fuerza analítica para entender las raíces de la conducta. Los motivos son un modo que tiene el observador de asignar relevancia a su conducta, de tal modo que estos puedan ser reconocidos como una instancia más de la acción normativamente ordenada. Así, si los motivos son (sociológicamente) descubiertos en su adscripción a reglas, esta adscripción en sí misma presupone el uso de un lenguaje que es público y observable. Tratar a los motivos como algo privado, es perder de vista que las reglas vigentes los hacen socialmente posibles y les otorgan su estatus. y debe entenderse gramaticalmente (como parte del sentido de una acción) antes que como un informe de algún evento antecedente contingente. Los motivos no son fuerzas o eventos en el mundo, extraños a algún observador. Son sociológicamente posibles –solo- porque un observador práctico posee métodos y procedimientos (por ejemplo, reglas para situarlos como eventos en el mundo). Dado que los eventos no pueden existir –sociológicamenteexcepto como “cursos de acción”, y dado que estos últimos no son inteligibles si no es a través de reglas sociales disponibles, los motivos no pueden ser situados si no es mediante reglas que hacen que las conductas asociadas sean posibles. Así, el motivo es un procedimiento. Las reglas son cursos de acción organizados. Un motivo no es “algo” que un actor tenga. No es una propiedad de un actor. Un motivo es un método disponible, que un “miembro” tiene para hablar y tratar con los “objetos”. Los motivos son eventos de “sentido común”. Para adscribir a motivos, entonces, hay reglas. Al decir “guiados por reglas” no queremos significar que los actores sean autómatas gobernados por reglas abstractas, o que los actores –por definición- son guiados por reglas. Por el contrario, es quien puede comportarse pero no actuar a quien concebimos como alguien gobernado por reglas, porque es quien parece actuar como mero mecanismo de necesidades universales. Solamente estamos afirmando que tanto ego como alter deben asumir que existe -en uso- un corpus de reglas de membresía en el muestrario de conductas, que es previo a que ellos puedan ser caracterizados por un esquema de motivos sustantivo. Para estos autores el motivo adquiere su carácter analítico en tanto producto público (metódico) antes que como un “estado privado”, Rafael Castellano Página 33 BIBLIOGRAFIA: 1) FREUD, S.: El Yo y el Ello – en Obras CompletasAmorrortu Edit. 2) FREUD, S.: Compendio del Psicoanálisis- en Obras Completas- Amorrortu Edit. 3) 4) FREUD, S.: Compendio del Psicoanálisis- en Obras Completas- Amorrortu Edit. FREUD, S.: Compendio del Psicoanálisis- en Obras Completas- Amorrortu Edit. 5) FREUD, S.: Psicología de las masas y análisis del Yoen Obras Completas- Amorrortu Edit. 6) DEL PRATO Y MIDGLEY: Some fundamentals of B.F. Skinner’s Behaviourism- American Psichologist –Vol 47- Número 11. 7) RICHEY, J. D.: Critique: Maslow Theory of Human Motivation. Brigham Young University- 2003 8) MASLOW, A.: Ciencia, psicología y el punto de vista existencial – En Maslow. A,: Visiones del futuroEdit. Kairós. 9) ENTREVISTA: Maslow entrevistado por el Dr. W. J. 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