Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe del Buen Tono

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Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe del Buen Tono
Levantada en 1911 en donde estuvo la iglesia del monasterio de San Juan de la
Penitencia, ocupado por monjas clarisas, que abarcaba toda la manzana donde
hoy está la XEW y el mercado de San Juan.
Ernesto Pugibet, dueño de la Tabacalera del Buen Tono compró la iglesia para
construir un teatro para sus empleados y al enterarse estos de esa intención le
solicitaron que fuese una iglesia y así fue que esta iglesia, abierta al público en
1912, hoy con más de 100 años, fue edificada.
La Tabacalera del Buen Tono fue construida en 1875 por Ernesto Pugibet,
francés, que llegó a México en el último tercio del siglo XIX y se casó con
Guadalupe Portilla, hija de un acaudalado empresario textil. En muy pocos años
su sociedad abarcaba la Plaza de San Juan, el antiguo convento de San Juan de
la Penitencia y diversos terrenos adyacentes. Hacia 1912 la fábrica se organizaba
por una calle interior llamada Porfirio Díaz y sus propiedades abarcaban varias
manzanas, incluyendo al actual Mercado de Artesanías de San Juan, el de
productos frescos, además de varias casas y predios.
Ubicada en el mismo barrio en donde había estado la Real Fábrica de Tabacos
que había inaugurado el virrey Iturrigaray, empleaba a dos mil obreros que
diariamente elaboraban 12,000 cigarrillos hexagonales y sin pegamento junto con
los puros llamados "Canela Pura" y fue pionera en hacer publicidad y promociones
o activaciones como se dice hoy, para sus productos y en 1960 se fusionó con su
rival Tabacalera Mexicana y posteriormente fue absorbida por la Philip Morris.
En su actividad promocional El Buen Tono producía cigarros de chocolate para
niños.
La Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe del Buen Tono se encuentra frente a
la Plaza de San Juan, en su inauguración participó la señora Doña Sara P. de
Madero, esposa del Presidente de la República, Francisco I. Madero, y fue
consagrada bajo el padrinazgo del Arzobispo de México, Don José Mora y del Río.
A partir de entonces el templo ganó mucha popularidad entre la alta sociedad de
aquella época y se convirtió en la sede de exclusivas bodas protagonizadas por la
élite.
Una iglesia que en su arquitectura y decoración manifiesta una marcada influencia
francesa, destacando a lo alto de su fachada la linternilla metálica y en la
decoración de su portada, un vitral con círculos entreverados. Su interior blanco,
ventanales con vitrales alargados que permiten dar paso a la luz del sol lanzando
coloridos reflejos. Cuenta con un órgano de manufactura alemana y su altar mayor
muestra la imagen de "La Guadalupana" al centro de su cúpula semicircular.
Ya estando en este lugar es muy aconsejable dar un recorrido por los pasillos del
mercado de San Juan que se encuentra a la vuelta de la iglesia, frente a las torres
de la antena de Teléfonos de México.
Emilio Herrera Arce
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