1 - Can Guineueta todavia existe y. al paso que van las cosas. nosotros deseariamos que siguiera existiendo muchos años más. 2 - En dos ocasiones intentamos. sin éxito. penetrar en un edificio insólito que exhibe increiblemente un más que modesto campanario para comprobar si <aquello, era la iglesia. Texto: Luis Nadal Oller, Arqto. Fotos: Maspons + Ubiña Situación y posibilidades 1 I Del centro d e la ciudad puede irse a la Guineueta siguiendo dos itinerarios distintos. El camino más directo es el q u e jalonan sucesivamente las plazas de Maragall, del V i r r e y A m a t y la d e Lluchmajor ya al t é r m i n o de nuest r o recorrido. Estas tres plazas señalan m u y claramente u n eje Norte-Sur. Es necesario advertir, s i n embargo, que, h o y p o r hoy, la mencionada plaza d e Lluchmajor -que constituye c o m o el pórtico d e entrada al polígonoes una p u r a ficción. La calificación más apta q u e corresponde a aquel lugar es, a nuestro m o d o d e ver, la d e u n descampado convert i d o en estación t e r m i n a l de tranvías. De manera que nadie debe llamarse a engaño y a tal f i n l e aconsejaríamos sustituir la referencia que corresponde a aquella plaza p o r otra m u y p r ó x i m a y bastante más corpórea, la que f o r m a el impresionante conjunto d e edificios del Hospital Mental d e la Santa Cruz. Exactamente detrás d e esta institución se ha desarrollado el Polígono d e la Guineueta El o t r o itinerario ofrece u n solo p u n t o clave: el d e encuentro d e la nueva avenida del Hospital M i l i t a r con el Paseo del Valle d e Hebrón. A p a r t i r d e aquí n o hay más que seguir dicho paseo incluso cuando se transforma simplemente en estrecha y sinuosa carretera hasta llegar al polígono p o r su extremo N.O. La carretera, ya con el n o m b r e d e Paseo d e Valldaura, .sigue a ú n hasta aquel descampado llamado a ser tal vez algún día una plaza digna d e u n n o m b r e tan lleno d e evocación c o m o Lluchmajor. En este p u n t o tan poco espectacular de nuestra geografía urbana se f u n d e n con pocos aspavientos aquellos dos caminos d e acceso a la Guineueta. Nos hallamos pues junto a l Barrio d e Horta, n o leios d e su cementerio y e n terrenos lindantes al s u r con el f l a m a n t e Paseo d e Valldaura; terrenos que habían pertenecido a una finca llamada la Guineueta, que, según puede deducirse, además d e los terrenos ha cedido al polígono su nombre. Can Guineueta todavía existe y, al paso q u e van las cosas, nosotros desearíamos que siguiera existiendo muchos años más. Seguramente n o es ajena a la indudable depreciación q u e desde la última guerra la zona d e H o r t a ha sufrido, a los ojos d e los burgueses barceloneses, l a estima q u e hacia aquellos lugares vienen mostrando las administraciones estatal y del municipio. En t o d o caso ya puede deducirse q u e la Guineueta ocupa u n lugar m u y agradable en l a parte alta d e Barcelona, u n lugar d e excelentes vistas aunaue tal vez demasiado alejado de los b a r r i o s más industriales.' Los Polígonos d e Barcelona vienen patrocinados, unos, p o r la Comisión d e Urbanismo, y p o r el Patronato Municipal d e la Vivienda, los restantes. Sin embargo, niucho más que esta circunstancia q u e se nos antoja puramente administrativa, los caracteriza su respectiva situación. Ocupan, los unos, terrenos llanos, bajos y húmedos a causa d e la p r o x i m i d a d del m a r ; otros, los menos, gozan d e una situación privilegiada, desarrollándose, según ya dijimos, e n la p a r t e alta d e la ciudad, e n l o q u e es aún ladera d e Collcerola o d e sus estribaciones. Los d e M o n t b a u y la Guineueta f i g u r a n entre los últimos, y parece que la topografía había de infundirles necesariamente u n carácter particular. La ordenación en Montbau, y principalmente e n la etapa que constituye la segunda fase d e su ejecución, responde e n m a y o r o m e n o r grado a aquella característica. En la Guineueta, si bien las condiciones n o son tan favorables c o m o en Montbau, es evidente que la topografía se ha ignorado totalmente. Esta es una d e las mayores sorpresas q u e esperan a l visitante al llegar al polígono objeto d e estas líneas. Planteamiento urbanístico Resulta difícil comprender c ó m o a estas alturas el h o m b r e q u e ocupa nuestra área del Mediterráneo, tan barroco e n muchos aspectos, puede manifestar tan poca imaginación llegado e l m o m e n t o de disponer unos edificios sobre u n terreno virgen. Este fenómeno se produce d e una manera tan general q u e puede comprobarse e n cualquiera d e los polígonos d e Barcelona. Parece c o m o si hubier a n s i d o trazados según u n p a t r ó n único. E n la Guineueta esta comprobación se hace obsesionante. Los edificios perforan el espacio, n o se articulan n i se relacionan, f o r m a n volúmenes individuales, estáticos, sin vida. El esquema -si l o hay- debe ser tan precario q u e u n o n o puede adivinarlo p o r más esfuerzos q u e haga e n este senq u é gra-, tido. De la disposición aislada d e los edificios - i y d o d e aislamien to' !- según dos únicas direcciones ortogonales y según dos alturas que han d e juzgarse puramente arbitrarias, resultan unos espacios q u e n o son tales, amorfos y sin carácter p o r q u e su importancia n o está jerarquizada. En la Guineueta n o hay calles n i plazas; existen, eso sí, unos restos, unos sobrantes d e espacio, obtenidos -que no previstosd e la separación entre bloques. De una f o r m a general y a m o d o d e resumen podemos decir q u e e n los polígonos d e nuestra ciudad echamos m u y d e menos el sentido d e macla en la edificación, l o que lleva c o m o consecuencia inmediata e l q u e las áreas que ocupan PLAN PARCIAL DE LA BARRIADA DE LA GUINEUETA 1 2 3 4 ^ L^ ^D?SrD ^^ N ^^-^-- 0 10 50 Iglesia Centro parroquial Sala de espectáculos Grupo escolar en proyecto 4 100 \ ^A MS LA DEL \ 4 \ \. ^ I LJ P AS EO D E V A LLO A UR A sean tratadas con sentido excesivamente primario a modo de inmensas trepas. La reiterada comprobación de lo que venimos manifestando nos lleva a pensar que, en nuestra actuación como urbanistas, mucho más que un mimetismo que ni siquiera intentamos disimular, debiera guiarnos el más elemental sentido común. Quedan ya muy lejanos los tiempos en que parecía estar fuera de toda duda la inamovilidad en cuanto a su supremacía de los tres pilares centrales de la gestación urbanística : el sol, el aire y la luz. Se ha demostrado sobradamente que las cosas resultan en este aspecto bastante más complejas. Seguramente hoy antes cle empezar un trabajo de tanta trascendencia, uno debería librarse de muchos prejuicios, pasear con mucha tranquilidad de espíritu, conocer a fondo el terreno y plantearse seriamente la posibilidad de ir a vivir uno mismo en estos núcleos. Probablemente la privilegiada situación de que gozamos los profesionales del país nos permite muchas veieidades, sin tomarnos la molestia de contrarrestar con la realidad de unas premisas cuya presencia es bastante ostensible, la inevitable deformación que la profesión procura. Una última particularidad reclama la atención en la Guineueta. Generalmente todos los planes de ordenación prevén los edificios necesarios para el normal desarrollo de las actividades sociales, culturales, religiosas y de cualquier otro tipo de la colectividad. Incluso a veces no hemos podido sustraernos a la idea de considerar excesivas tales previsiones, tal vez porque abrigamos serias dudas respecto a las facultades de asociación de la gente del país. Creemos pues que todo esto debería ser objeto de poca especulación. No obstante en la Guineueta, donde algunas casas han tenido casi tiempo para envejecer, no hemos sabido hallar ni rastro de los edificios indispensables para satisfacer la necesidades más elementales de un barrio, excepción hecha de un flamante y excelente mercado recién inaugurado y evidentemente mal emplazado, un ambulatorio de la sanidad en el que se está trabajando y un rótulo anunciando la construcción de un cine —rótulo cuyo estado de conservación se prestaría a fáciles argumentaciones—. En dos ocasiones intentamos sin éxito penetrar en un edificio insólito que exhibe increíblemente un más que modesto campanario para comprobar si «aquello» era la iglesia. La puerta estaba cerrada y nuestra curiosidad quedó por satisfacer. 1 - Hoy por hoy, la Plaza de Lluchmajor es una mera ficción. 2 - Los edificios perforan el espacio, no se articulan ni se relacionan: forman volúmenes individuales, estáticos y sin vida. La verdad de nuestros barrios nuevos Aun siendo conscientes del problema que plantea la insoslayable y urgente necesidad de dotar de nuevas viviendas a una ciudad como Barcelona, uno cree sinceramente que debiera procederse con un poco de orden. La urbanización debería efectuarse antes que las viviendas y al mismo tiempo que las primeras de éstas deberían construirse aquellos edificios que, como hemos comentado, han de permitir satisfacer las necesidades más urgentes de la gente. Si no se hace así todos sabemos cómo nos exponemos a dar estado de perpetuidad a las soluciones que, con l a mayor buena fe, proponemos como interinas, o a las que, en el peor de los casos, improvisan los propios interesados. Esta es, probablemente, una de las causas por las que nuestros barrios nacen sin vida y condenados seguramente a no disfrutarla iamás. No es difícil entrever las consecuencias que derivan de una tal forma de proceder. Los ocupantes del polígono se sientes desarraigados, obligados como vienen a desarrollar en un lugar sus actividades y a refugiarse, al término de ellas, en otro, frecuentemente muy alejado. Este fenómeno debe producirles sin duda un desequilibrio y un sentimiento de angustia que mal puede contribuir al mejoramiento del hombre que, a costa de un esfuerzo extraordinario, ha llegado a poseer una vivienda. La Arquitectura como factor del urbanismo Cuando tanto se habla del urbanismo en el sentido de l a más pura abstracción, hemos de referirnos a las realidades muy concretas en que se apoya, manifestando cómo el buen sentido de los profesionales, expresado a través de sus obras, puede mejorar el aspecto de l a ordenación más vulgar, de la misma forma que una desafortunada aportación de los arquitectos puede contribuir grandemente a desvirtuar el pensamiento urbanístico más inspirado. Es necesario distinguir en el proceso de materialización y concreción de un polígono entre los edificios propiamente dichos y lo que hemos de entender como obra de urbanización. Aquéllos suelen ser fruto de acciones dispares e individuales que en cuanto a composición volumétrica deben ajustarse a criterios preestablecidos que, en general, hemos de considerar demasiado rígidos. No obstante l a aportación personal puede ser en este campo muy importante. La urbanización -el urbanismo a pequeña escala, o de poca monta, para entendernosno debería escapar en ningún caso al control del autor de la ordenación general, aunque sería de desear una más acusada labor de equipo en este campo de tanta complejidad. Una y otra actuación, ya lo hemos dicho, pueden hacer olvidar, según el grado alcanzado de acierto o desacierto, la idea cieneral de l a trama que las sostiene, y constituir para el profano -y a menudo ta'mbién para el que se precia de entendidolos únicos elementos de iuicio a la hora de determinar las cualidades de un polígono. Admitir esta realidad no quiere en modo alguno significar un menosprecio de la idea principal, de l a concepción urbanística, cuyo valor está naturalmente muy por encima de los demás, y que jamás podrá desconocerse en un examen tan sólo medianamente riguroso. Esta puntualización es indispensable en el momento de proseguir estas reflexiones, cuando ya hemos aludido a la ordenación de nuestros polígonos en general y al de la Guineueta en particular. Respecto a l a urbanización ya mencionamos anteriormente el desfase que l a s obras correspondientes suelen llevar respecto a l a edificación propiamente dicha. La Guineueta no constituye ninguna excepción y algunas de sus abundantes zonas libres ofrecen un aspecto sencillamente lamentable. Hemos de insistir una vez más en la necesidad de dar cuanto antes a los nuevos barrios su fisonomía definitiva; la obra eternamente inacabada produce inevitablemente un efecto poco agradable e induce al visitante a concebir pocas esperanzas respecto a la solución definitiva. Mientras se mantenga esta situación y en tanto no constituya una realidad tangible hemos de renunciar a comentar más extensamente l a urbanización de la Guineueta. - i EI primer edificio que se encuentra al llegar a l a Guineueta p6r el Paseo del Valle de Hebr6n (aqul ya Paseo de Valldaura) es una torre de quince Pisos... - 2 LaGuineueta dispone de un flamante y excelente mercado, evidentemente mal emplazado. 2 No podemos, en cambio, eludir el juicio que nos merecen los edificios construidos en aquel Polígono. El primero que se encuentra al llegar a la Guineueta por el camino, ya descrito, del Paseo del Valle de Hebrón es una torre de quince pisos que manifiestamente cumple, a nuestro entender, una doble función. De una parte con una altura nada corriente ayuda de forma inequívoca y desde una distancia considerable, a la perfecta localización del Polígono. El otro cometido aparece más tarde, en el preciso momento en que aquel Paseo cambia su nombï e por el de Valldaura, y consiste en la noble misión cíe ocultar en la medida de lo posible —no de una forma total, naturalmente— la visión cíe una serie de bloques de viviendas, una de las más deprimentes, que la construcción haya producido los últimos años en Barcelona. Hemos de referirnos sin más a los edificios de la Obra Sindical del Hogar que, de tan numerosos como son, imprimen ellos solos carácter al Polígono de la Guineueta. La absurda repetición de un mismo bloque ora más corto, ora más largo, aquí alto, allá bajo, no admite parangón posible. El efecto de monotonía y aburrimiento que de esta profusion resulta, a la fuerza ha cíe producirles a los habitantes de la Guineueta una auténtica y perenne sensación de males. tar. Nosotros, simples y esporádicos visitantes, ninguna de las veces pudimos sustraernos a aquella dolorosa impresión. ¿Y no resulta muy significativo que, para evitar un espectáculo tan triste, hayamos de volvernos hacia el grupo relativamente próximo de las llamadas viviendas del Gobernador que con sus colores blanco, azul, rosa y ocre constituyen ciertamente un sedante para nuestros ojos? Consideraciones finales Ya es hora de decir que en la Guineueta se ha alterado el orden lógico de los valores, que la ordenación es lo de menos porque la incontenible marea que constituyen las viviendas de la Obra Sindical del Hogar —incontenible porque sigue produciéndose— lo ha sumergido todo. Frente a este alud no puede existir estructura urbanística alguna capaz cíe permanecer. Y nos atrevemos incluso a pensar, en descargo de la concepción urbanística, que si realmente se tuvo un conocimiento previo del destino que aguardaba a la ordenación, el trabajo, evidentemente, no merecía un mayor esfuerzo... Al visitante, al espectador, anonadado, apenas si le quedan arrestos para reflexionar con un mínimo de serenidad sobre tal estado de cosas. Al profano, en general tan desligado de la cosa pública, le resultará muy difícil comprender. Si llevado por la fuerza de la costumbre es fatalista, se encogerá de hombros, pero si conserva aún un resto de sensibilidad —y no sería éste un caso tan infrecuente— habrá de manifestar en todo caso serias dudas respecto a la eficacia de la enseñanza y aplicación de las teorías más elementales. El profesional por su parte deberá preguntarse si con su actuación no empaña a menudo los buenos deseos de la Administración y si no ha llegado el momento de renunciar a unos monopolios que, mucho nos tememos, se adjudicaron a menudo al margen de unos méritos estrictamente profesionales. Porque es incuestionable que las realizaciones actuales infunden a nuestra ciudad un carácter que habrá de permanecer bastante más tiempo que unas situaciones personales, totalmente ilógicas e insostenibles. Tal vez, justo es decirlo, presa nuestra profesión de una innegable euforia colectiva, no resulte siempre fácil tener una idea clara de nuestra responsabilidad y de nuestras limitaciones. Llegará un día empero, porque la marcha de la cultura es irreversible, en que por encima de todo se apelará a la mínima dedicación que aún hoy debiera ser norma exigir. 1 - Los bloques de la Obra S.nd:cal del Hogar imprimen, por sl solos, carácter al polígono. 2 - La absurda repetición de un mismo bloque ora más corto. ora más largo. aqui alto, allá bajo, no admite parangón posible. - 3 - Siguen produciéndose, a modo de incontenible marea, las viviendas de la Obra Sindical del Hogar,