Reducción de la dependencia respecto de las calificaciones provistas por las agencias de calificación de créditos (CRA) En cumplimiento de lo requerido por los Líderes del G20, en el año 2010 el Financial Stabilty Board (FSB) dio a conocer los “Principios para reducir la dependencia respecto de las calificadoras de riesgo crediticio”, aplicables a las calificaciones contempladas en estándares, leyes y regulaciones. Estos principios contienen guías y disposiciones que deben ser cumplimentadas tanto por los reguladores y supervisores como por las instituciones financieras, los inversores institucionales y restantes participantes del mercado. En forma simultánea, se promueve que las instituciones mejoren su capacidad para evaluar y ejercer una debida diligencia en oportunidad de tomar riesgos de crédito. En octubre de 2012, el FSB publicó una hoja de ruta para la implementación de los principios, la que fue posteriormente ratificada por los Líderes del G20 en San Petersburgo. En ese contexto, el Banco Central de la República Argentina publicó un plan de acción para la revisión de la regulación vigente e implementación de las medidas tendientes a adecuarse a las recomendaciones emitidas por FSB. Posteriormente, y en respuesta al compromiso asumido, esta Institución emitió en el mes de noviembre del 2014, la Comunicación “A” 5671 mediante la cual se dieron a conocer las normas sobre “Evaluaciones crediticias” y la “Tabla de correspondencia de los nuevos requisitos de calificación para las entidades financieras”. Los criterios establecidos en esa Comunicación reemplazan las disposiciones que contenían referencias a calificaciones otorgadas por alguna sociedad calificadora de riesgo local, por otros criterios específicos dependiendo del tipo de contraparte. Respecto a las calificaciones internacionales, los nuevos requisitos tendrán carácter complementario. Como criterio general, se estableció que estos nuevos requisitos no reemplazan la evaluación crediticia que cada entidad financiera debe realizar de sus contrapartes, promoviendo una toma prudente de riesgos y prácticas de gestión del riesgo adecuadas. La norma establece, respecto de disposiciones que contengan exigencias de calificación otorgada por alguna agencia a nivel nacional, el reemplazo de los requisitos de calificación externa por criterios específicos dependiendo de la contraparte (sector financiero, privado no financiero y público no financiero) para una variedad de situaciones que generan exposición crediticia (afectación de activos en garantía, cobertura de créditos con ciertas garantías, operaciones excluidas para el cómputo de ciertos límites regulatorios, etc.). Con relación a las calificaciones internacionales, se solicita que la calificación de riesgo haya sido emitida por una agencia que cuente con un código de conducta basado en los “Principios del Código de Conducta para los Agentes de Calificación de Riesgos” de la Organización Internacional de Comisiones de Valores (OICV – IOSCO). Asimismo se incorporan nuevos criterios, también establecidos en función de la contraparte, que complementan la evaluación otorgada por una agencia internacional. Cabe destacar que en las normas sobre “Lineamientos para la gestión de riesgos en las entidades financieras” se dispone que la utilización de calificaciones crediticias externas no reemplaza la propia evaluación del crédito que debe realizar la entidad financiera. En lo que se refiere a las pautas de inversión de las reservas del Banco Central, se han revisado en la normativa interna los criterios utilizados para la selección y el seguimiento del riesgo de crédito. En particular, se ha sustituido la metodología basada en requisitos mínimos de calificaciones crediticias externas por una nueva metodología que permite seleccionar y controlar el riesgo de crédito a través de un conjunto de información más amplio y oportuno, sin generar una dependencia de algún criterio en particular. Se ha desarrollado un modelo multifactorial que considera a esas calificaciones como un elemento adicional de información, que contribuye dentro de un conjunto más amplio que se complementa con precios promedio de mercado de los seguros de riesgo de crédito (CDS) y con calificaciones que surgen de modelos estructurales. Este nuevo modelo permite ordenar relativamente la calidad de crédito de cada inversión y seleccionar así aquellas inversiones con la calidad de crédito más alta. Se han incorporado, además, señales de alerta temprana a partir de determinados umbrales fijados para el riesgo de incumplimiento cotizado en los precios promedio de mercado, mejorando el seguimiento y el control del riesgo de crédito de cada una de las inversiones realizadas.