se basa en dos afirmaciones: el crecimiento incontrolado e incontrolable del gasto sanitario y la insatisfacción de los usuarios. EL D1scuRso PRIVATIZADOR ción de las relaciones sociales, el beneficio directo como única razón ser de cualquiera actividad económica, la excelencia de lo privado frente a la ineficiencia de lo público y en consecuencia la conveniencia de potenciar la hegemonía de lo privado y la subsidiariedad de lo público. A partir de estos planteamientos se articula todo un discurso sobre la necesidad de reducir drásticamente el sector público trasvasando servicios y recursos a la iniciativa privada siempre, eso sí, que sean económicamente rentables. En el caso concreto de los servicios públicos de atención a la salud, en nuestro país este discurso se basa en dos afirmaciones: el crecimiento incontrolado e incontrolable desde el sector público del gasto sanitario y la insatisfacción de los usuarios con los servicios. ,.. Respecto de la primera afirmación, es cierto que el gasto sanitario ha crecido en los últimos años, pero esto es consecuencia de tres factores: 1. Los costes de transformación del sistema como consecuencia de la necesidad de introducir profundas reformas en una organización sanitaria que estaba enfocada únicamente hacia la enfermedad y basada sólo en servicios curativos o de carácter reparador. La reorientación de la atención sanitaria pública hacia la salud y no sólo hacia la enfermedad·ha supuesto la incorporación de actividades en materia de prevención, promoción de la salud o educación sanitaria al conjunto de servicios que proporciona el sistema. A ello se añade la reforma de la Atención Primaria como única estrategia de organización de los servicios que permite esta atención integral y que constituye un elemento esencial para garantizar el mantenimiento y desarrollo de los principios de equidad y accesibilidad. Todos estos aspectos, cuyo impulso se basa- en criterios de coste-beneficio, actúan además como condiciones necesarias para el cumplimiento de los objetivos contemplados para Europa dentro del programa de la OMS "Salud para todos en el año 2.000". 2. Un segundo factor es el componente demográfico, que incide en una doble vertiente: por un lado como efecto de la incorporación de nuevos· colectivos a la red sanitaria pública; y por otro, como consecuencia del proceso de envejecimiento de la población que supone un crecimiento importante de la demanda de servicios al sistema (la mayor tasa de utilización de servicios se produce en los últimos años de vida), lo que además se ve potenciado por los cambios sociales del país que han trasladado al sistema sanitario demandas antes resueltas en el entorno familiar y por un insuficiente desarrollo de los servicios sociales fundamentalmente en todos aquellos programas orientados a la atención a ancianos que requieren unos cuidados sanitarios mínimos. 3. La introducción de nuevas tecnologías es, indudablemente, el principal factor condicionante del crecimiento del gasto, independientemente del modelo de financiación, gestión y provisión de servicios sanitarios. Este aspecto ha tenido especial incidencia en nuestro país por dos razones: la inexistencia de un organismo público que controlara de forma efectiva la incorporación de nuevas técnicas, procedimientos y aparataje clínico en función de criterios de eficacia-eficiencia y el papel jugado por el sector privado, fundamentalmente en la introducción de nuevos procedimientos diagnósticos, generando un proceso de demanda inducida por la clara finalidad de conseguir nuevos conciertos con la Administración sanitaria correspondiente. ,.. Respecto de la segunda afirmación, uno de los defectos más cla- Lo que subyace en esta campaña de acoso y derribo, es que se está cuestionando lisa y l/a,namente la, existencia misma del servicio público de atención a la, salud tal y como lo conocemos. ramente indentificados de los sistemas sanitarios públicos, es la existencia de una especie de "despotismo ilustrado" ejercido básicamente por las autoridades sanitarias y en menor medida por los profesionales. La consecuencia inmediata de este tipo de actitud es el hecho de que los sistemas nacionales de salud se caractericen por su rigidez y centralismo y por un desequilibrio patente entre los intereses de los tres agentes que intervienen en el sistema: Administración, profesionales y usuarios, fundamentalmente en detrimento de estos últimos, lo que ha contribuido de forma notable a un creciente proceso de deslegitimación del sistema como consecuencia de su incapacidad para responder a sus expectativas. También la falta de participación de los profesionales en los procesos de toma de decisiones ha conducido a su creciente desmotivación y a su baja identificación con el sistema. Este aspecto es fundamental desde el punto de vista del gasto: no olvide-