CULTURA y POLÍTICA / Publicación del Instituto PRISMA y PLURAL editores / 1era. quincena de julio 2014 / Nº 146 / Bs 10 Coincidencias programáticas del gobierno y la oposición La consolidación del Estado como ogro filantrópico Tapir o Anta Artista invitado: Mileniusz Spanowicz. Contrapuntos Memoria Artes y libros Filemón Escóbar: Semblanzas para un tiempo a medias: ¿Por qué escribo?, 4-5 Guillermo Delgado P. De Enron a Evo: Gas, ecología y derechos indígenas, 6-7 Mario Muchnik: Memorias sobre la autenticidad, 7 Juan Antonio Morales: Democracia y desarrollo económico, 8 Fernando Mires: La mordida de Luis Suárez, Inmanuel Kant y el Neo-Macarrismo de la FIFA, 9 Óscar Cerruto (inédito): “Escribí Aluvión de fuego porque estaba solo y me sobraba el tiempo”, 10-11 Arnaldo Córdova: Lo bueno y lo malo en la política: Maquiavelo, Kant, Gramsci, 12-13 Alfonso Gumucio Dagron: La mirada amorosa de Mileniusz Spanowicz, 16 Plural editores: Sobre la Biblioteca del Bicentenario, 17 Ana Rebeca Prada: Venus, 17 Lucía Querejazu Escobari: Hacia una ortografía de la imagen colonial, 18 Luis H. Antezana: ¿Cuáles son las 10 mejores novelas de la literatura boliviana?, 19 Ulrich Beck: La brasileñización de Occidente, 20 Debate Alejandra Ramírez S.: ¿Para qué sirve la U. en Bolivia?, 14 Patricia Flores Palacios: El beso de las Mujeres Creando, 15 Más novedades / julio Librería La Paz: Rosendo Gutiérrez 595 esq. Ecuador Tel. 2411018 / Casilla 5097 / email:plural@plural.bo Librería Cochabamba: Nataniel Aguirre Nº 354 / Tel. 4511547 / Santa Cruz: Tel. 72168839 /3 editorial Julio 2014 / Nº 146 La reproducción del ogro filantrópico U Consejo editorial: Joan Prats (†) Manuel de la Fuente Horst Grebe López José Antonio Quiroga T. Director: Mauricio Souza Crespo www.nuevacronica.com Instituto PRISMA Calle 21 Torre Lydia Piso 2 Of. 201, Calacoto Tel: 2799673 inprisma@entelnet.bo www.institutoprisma.org Plural editores c. Rosendo Gutiérrez 595 esq. Ecuador Tel: 2411018 plural@plural.bo www.plural.bo ISSN: 1996-4420 www.cesu.umss.edu.bo La versión digital de los números pasados de la revista pueden ser obtenidos en la siguiente dirección: www.institutoprisma.org Los lectores de Nueva Crónica pueden escribir al correo electrónico plural@plural.bo Las colaboraciones no solicitadas serán sometidas a la consideración del Consejo Editorial Contactos: cochabamba@plural.bo Tel. 4511547 santacruz@plural.bo Tel. 72168839 n examen preliminar de la oferta programática de los partidos que competirán en estas elecciones generales muestra que la idea –y las conductas e intereses asociados a esa idea– del Estado como el dueño de las riquezas y gran benefactor de la sociedad es compartida por oficialistas y opositores. A lo largo de los nueve años de gobierno del MAS se ha consolidado en el imaginario colectivo la función del Estado como el “preste” o el filántropo que distribuye los recursos públicos mediante un sistema de transferencias y donaciones destinado a ampliar su base de sustentación social, crear una clientela electoral permanente y un sistema de premios y castigos de gran eficacia política. Aunque esa función atribuida al Estado no es nueva en nuestra historia –está en la médula del nacionalismo revolucionario– y es común a la mayoría de los países “en vías de desarrollo”, no hay duda de que el gobierno del MAS, que ha dispuesto de mayores recursos que cualquiera de los gobiernos precedentes, ha llevado la redistribución discrecional de recursos públicos a grados antes desconocidos. Mezcla de capitalismo de camarilla, de patrimonialismo exacerbado y de extractivismo sin límites, el modelo heredado por el MAS y ajustado a su proyecto de poder no parece tener alternativas a la vista. No en estas elecciones, a juzgar por la oferta programática y la dispersión de las principales fuerzas de la oposición que prometen administrar mejor –con menos corrupción, con mayor eficiencia– el Estado corporativo y el capitalismo estatal. Por ello, no sorprende que el gobierno y la oposición compitan en la oferta de grandes obras públicas, de bonos y transferencias directas, de diversos regalos a sus clientelas electorales, todo con los recursos fiscales originados en la explotación irracional de los recursos naturales. Satélites, estadios, CITES, barrios de verdad, bonos, represas, hospitales y escuelas, nuevas empresas estatales, almuerzo escolar… la lista es amplia y generosa. Nadie puede superar en este torneo a Evo Morales que actúa desde el inicio de sus dos gobiernos como el “preste”, confundiendo su función de jefe de Estado con la de alcalde de Bolivia. Su programa Evo Cumple es emblemático de esta función: dispone de los bienes públicos como si fuesen de su propiedad, entregando obras y donaciones todos los días. Además del teleférico y del satélite, están los dos aguinaldos, las canchas deportivas, el regalo de vagonetas, volquetas, hoteles, empleos públicos, maquinaria, y un largo etc. Esta función estatal consolida la figura del “ogro filantrópico” con la que Octavio Paz describió un tipo de Estado moderno, mezcla de despotismo político y patrimonialismo económico, que no genera desarrollo ni ciudadanía, sino clientelas y dependencia económica. El Estado patrimonialista Águila arpía - Mileniusz Spanowicz. fue descrito por Paz en unos términos que se aplican perfectamente a Bolivia: “En un régimen de ese tipo el jefe de Gobierno –el Príncipe o el Presidente– considera al Estado como su patrimonio personal. Por tal razón, el cuerpo de los funcionarios y empleados gubernamentales, de los ministros a los ujieres y de los magistrados y senadores a los porteros, lejos de constituir una burocracia impersonal, forman una gran familia política ligada por vínculos de parentesco, amistad, compadrazgo, paisanaje y otros factores de orden personal. El patrimonialismo es la vida privada incrustada en la vida pública”. Octavio Paz observó la manera en la que el Estado así concebido se reproduce como una maquinaria que cobra vida propia y cuyo brazo político, el partido de Estado, impone hegemónicamente al resto de la sociedad y del sistema político unas reglas de juego y un sentido común de los que es difícil desprenderse. Bolivia no es una excepción. Todo lo contrario, ha demostrado ser en esto más eficaz que sus socios del ALBA, que comparten con el MAS la voluntad de unificar el Estado, la sociedad, el partido y el caudillo en una sola entidad administrada patrimonialmente. La pedagogía democrática L a democracia constituye el horizonte de la presente época. La realización periódica de elecciones es un requisito necesario, pero no suficiente de la democracia. Para que los ciudadanos ejerzan en libertad su derecho a elegir a los gobernantes y legisladores son necesarias instituciones arbitrales independientes y un conjunto de regulaciones específicas respecto de las organizaciones políticas habilitadas para buscar la preferencia de los electores. Pero además resulta conveniente que la ejecución de las campañas proselitistas, la emisión del voto y el conteo correspondiente, contribuyan al establecimiento de una cultura democrática cada vez más arraigada en la ciudadanía. Como se sabe, las elecciones del próximo octubre carecen de muchos requisitos imprescindibles, y sin embargo nada hace pensar que en los próximos meses se subsanarán las asimetrías más flagrantes entre los cinco partidos regis- trados formalmente en el Tribunal Supremo Electoral. Ello no obstante, conviene recordar que además de las organizaciones partidarias también existen otras instituciones cuyo concurso podría coadyuvar a que en las elecciones venideras no sólo se elija al binomio presidencial y los miembros de la Asamblea Legislativa, sino que se logren avances también en lo que hace a la participación de la sociedad civil en el seguimiento electoral. Un gesto democrático por parte de las autoridades en turno consistiría en facilitar el accionar de plataformas independientes organizadas expresamente para tal efecto, lo cual podría complementarse con disposiciones equitativas en cuanto al acceso de los distintos partidos a los medios de comunicación, en particular a los medios estatales. Bajo tales condiciones, se podría lograr que la ciudadanía tenga la información suficiente para definir su opción electoral, en función de un cotejo adecuado de los programas de los partidos y sus candidatos. De lo que se conoce hasta ahora, dichos programas no contienen grandes novedades, distintas de la distribución focalizada de mayores recursos financieros o del acceso ampliado a los distintos servicios públicos. Un debate bien organizado entre los candidatos en los diferentes niveles y ámbitos de representación podría profundizar significativamente en los contenidos programáticos, los recursos previstos y la manera concreta de llevarlos a cabo. Si se considera que en estas elecciones se incorporará un número relevante de jóvenes que ejercerán sus derechos electorales por primera vez, resulta de la mayor importancia que esta nueva cohorte de ciudadanos cuente, a pesar de todo, con condiciones apropiadas para su primer ejercicio de pedagogía democrática. 4/ contrapuntos Julio 2014 / Nº 146 Semblanzas para un tiempo a medias Filemón Escóbar* Reunimos aquí algunos sabrosos fragmentos de Semblanzas, el nuevo libro de Filemón Escóbar. En ellos, Escóbar señala las razones que lo llevaron a la escritura, describe su decepción con la nueva minería de cooperativistas, que llama “oligárquica”, y, finalmente, ofrece el retrato de tres históricos líderes de la izquierda minera: Guillermo Lora, Juan Lechín y Simón Reyes. Cerramos esta selección con una anécdota sobre los orígenes filo-troskistas del Che Guevara. 1. ¿Por qué escribo? Hoy en día vivimos el tiempo de los medios hombres, medias almas, medios revolucionarios; regatean las ideas y los precios, sirven a Dios y trafican con el diablo, fueron dictadores o “guerrilleros”, y son ahora demócratas y “dignatarios”. André Malraux Malraux tenía razón, hace tantos años vivimos el tiempo del desprecio, del olvido, la ingratitud y del acomodo cínico y personal. Pero parafraseando a Josefina Suárez Serrano, biógrafa de Juan Jacobo Rousseau: yo no escribo por oficio como la gente de letras, nunca he escrito “más que por pasión”. He sido minero y gracias a las dirigencias sindicales, apresamientos, confinaciones, encarcelamientos, deportaciones, etc. no he terminado con silicosis, aunque me la detectaron en mínimo grado; y mi vida se ha prolongado. Debo manifestar que mis compañeros de trabajo, mis compañeros de lucha tanto como dirigentes y camaradas de partido, mis compañeros de cárcel durante el gobierno de Barrientos casi todos están muertos. Los que marcharon conmigo en “La Marcha por la Vida”: Simón Reyes, Pablito Rocha y tantos compañeros que sería largo enumerar, ya no están con nosotros. Somos muy pocos los que quedamos de la época gloriosa de las minas. Esto me lleva a escribir sobre lo que me atormenta en las noches de insomnio, el recuerdo de mis compañeros, la muerte trágica de hombres tan valientes y tan valiosos. No puede quedar en el olvido la vida heroica de César Lora, Isaac Camacho, Irineo Pimentel, Federico Escóbar, Domitila Chungara; la influencia política y sindical de Guillermo Lora, Juan Lechín, Simón Reyes, Víctor López. La contribución a la minería boliviana de Marcelino Jofré, Boris Yaksic, Oscar Dávila. Cómo no recordar a Marcelo Quiroga Santa Cruz, hombre de mucha valía y coraje, excelente orador, cuya pérdida fue irreparable. De amigos entrañables como Joseph Mirtenbaum, que me condujo a la senda de los indígenas allá por el año 1990 en San Lorenzo de Moxos, donde se acordó la primera marcha “por el Territorio y la Dignidad”, nombre sugerido por Jossy y aceptada por la asamblea de San Lorenzo de Moxos. Nombro a Car* Dirigente sindical minero. Fundador del MAS. los Mesa porque lo considero un gran demócrata, su distanciamiento de Sánchez de Lozada y su arribo como presidente ha sido de vital importancia para la caída de los partidos neoliberales. Estoy próximo a ser octogenario, pero todavía puedo captar la atmósfera en la que estamos viviendo. Pueden tacharme de loco porque he perdido el miedo no sólo ahora, siempre, de decir las cosas por su nombre y de frente con toda franqueza, sin tapujos, ya sea en gobiernos dictatoriales, neoliberales o durante “este proceso de cambio que no cambia nada”. Y muchas veces actúo impulsivamente, y por esto me han tachado de “viejo chocho” los que se colaron en este gobierno, como es el caso de los Linera, Quintana, Romero, Arce, Sánchez etc., etc., que no tienen trayectoria política que contar salvo su servilismo a los gobiernos dictatoriales y neoliberales. O fueron guerrilleros de escritorio. Recurro a mi memoria sobre lo que conozco respecto a las minas y sobre los personajes que más me han impresionado en mi larga trayectoria de mi vida como minero, dirigente sindical y político. Mi mayor deseo es que se mantenga vivo el recuerdo de las luchas, la tradición y la historia del centro minero más importante de Bolivia en el Siglo XX, que así se llamó a esta mina que tuvo una vida heroica, trágica y a la vez grandiosa. 2. La nueva oligarquía minera Allí donde no existe disciplina filosófica, el pensamiento baja de nivel, se extravía en concepciones arbitrarias, extrañas supersticiones aparecen sin control y el fanatismo florece en todas sus formas, con todas sus estrecheces y con todas sus violencias. Guillermo Francovich El pensamiento ideológico del MAS fue escrito en el año 2002, exactamente en el mes de diciembre. Han pasado 12 años, en los cuales ese pensamiento ideológico no sólo ha sufrido una revisión, sino su total reformulación. (Hasta la propia Amalia Pando, que otrora fue de Vanguardia Obrera, se identificó con Evo hasta las plantas de sus pies, no sé si sigue, aunque ella es muy inteligente para secundar la farsa y el falso indigenismo de izquierda que se encaramó en el poder). Y, con facilidad asombrosa, a organizaciones de larga tradición de lucha –como fue la Federación de Mineros y la COB– Evo las convierte en sus fieles sirvientes. A los casi 10 años del gobierno de Evo, los cooperativistas antes que mineros son destructores de la minería. Se han convertido en la “nueva oligarquía” en la zona occidental del país y han empobrecido a los departamentos de Potosí y Oruro mucho más que en la época de la Colonia y la República. Me explico. En tiempo de los magnates, primero de la plata y luego del estaño, se construyeron los ferrocarriles y Patiño terminó el tramo Machacamarca-Uncía. En sus campamentos se dotó de energía eléctrica, de una vivienda, de baños públicos, de una extraordinaria pulpería barata, sin que falte ningún artículo y menos una libra de coca. El trabajo estaba asegurado, la educación del más alto nivel con los mejores alumnos de las Escuelas Normales de Sucre y de La Paz como profesores. En tiempos de la COMIBOL, el hospital de Catavi poseía una enorme infraestructura, además de enfermeras de alta calidad; no debemos olvidar que la Escuela de Enfermeras de Catavi estaba entre las más importantes de América Latina. Se contrataba a los mejores médicos en las diferentes especialidades. En la sala de operaciones se contaba con la tecnología de punta de ese periodo. La farmacia cubría todas las necesidades de salud no sólo del hospitalizado, sino de toda la familia del trabajador. La mortalidad infantil y materna era la más baja de América Latina, incluyendo a Cuba. La Federación de Mineros garantizaba la seguridad en el trabajo y fue más allá de garantizar por muchos años más la producción minera; logró la gran conquista de los hornos de fundición de Vinto. Otro logro fue la concentración de los minerales de baja ley en la Palca (Potosí) para la exportación y se logró la fundición de la plata y el plomo en la zona de Carachipampa que hasta ahora sigue paralizada. A 10 años de Evo, los cooperativistas mineros, hijos legítimos del 21060 de Sánchez de Lozada, han emprobrecido Potosí y Oruro. No existe salud y menos educación, no existe trabajo estable. No funciona Carachipampa, no funciona la Palca de Potosí. Los cooperativistas mineros son unos asesinos de la historia de la minería, porque Potosí y Oruro sólo pueden sobrevivir con empresas privadas o estatales, pero en ningún caso con el empirismo de los cooperativistas. 3. Tres retratos y una anécdota Retrato de Guillermo Lora No fue fundador del POR e intentó por todos los medios descartar a Tristán Maroff como el fundador del trotskismo y atribuir sólo a Aguirre Gainsborg ese privilegio. Tampoco alcanzó a construir un partido realmente bolchevique, la organización de los “troskos”, y sólo alcanzó a tener células de obreros en algunos sindicatos, en particular en la mina de Siglo XX. Desde el punto de vista ideológico, su pasión era reeditar la revolución de octubre de la vieja Rusia en la Bolivia altiplánica. La Tesis de Pulacayo, que es una copia del Programa de Transición de Trotsky, así lo confirma. Lora nos ha legado una voluminosa historia del movimiento obrero intentando explicar los acontecimientos a la luz de los principios del marxismo, del leninismo y del trotskismo. Por ejemplo, contiene innumerables páginas que tratan de explicar su “repulsión” hacia don Juan Lechín. Y dice cosas contra Federico Escóbar y contra el propio Irineo Pimentel. En el caso de Lechín, lo llama “traidor”. En sus obras denominadas “Completas”, en la página 99, dice de Lechín: “Es la voz popular del momento. Los muros de la ciudad han gritado: ¡Lechín traidor!, que expresa el repudio de todo el pueblo a quien se ha convertido en instrumento del imperialismo”. A mi persona simplemente me ignoró por las divergencias que tuvimos ya en la Asamblea Popular y, posteriormente, el año 1973. De hecho, me borró de su Historia del movimiento obrero. En los 60 volúmenes que dejó don Guillermo, lo que queda claro es que el que no estaba fundido con él, era ya detectado como su enemigo y, por lo tanto, enemigo del POR. Con mucha facilidad expulsaba a los militantes, aunque Julio 2014 / Nº 146 /5 contrapuntos se tratara­de valiosos cuadros. Era muy duro en sus críticas. En sus escritos, que son cientos y cientos de páginas, enarbola la siguiente pieza: “En este 9 de abril declaramos que seguiremos luchando tenazmente hasta arrancar la revolución de las garras del movimientismo”. Eso no ocurrió hasta su muerte. Breve charla con Juan Lechín Fue el año 1954 cuando en la plaza central de Oruro le estrechamos la mano a don Juan Lechín mi compañero Jaime Romero y yo. Una breve introducción para hablar de este personaje que hizo historia. Fue el dirigente minero más acusado y calumniado, sobre todo, por la misma izquierda y por su adversario más temible, don Guillermo Lora y ni qué decir de los políticos de turno. En sus 60 o más tomos, Lora usa más de mil frases para referirse a don Juan y no lo baja de traidor, burócrata sindical y otras sandeces típicas del estilo del lorismo. A don Juan lo conocimos pues en la plaza principal de Oruro, junto a otro compañero del PCB, Jaime Romero, que era de mi edad; éramos dos jovenzuelos con sueños de conocer al hombre de abril. Mi persona, Filippo, ganado a la esfera del lorismo a nombre del trotskismo; por lo tanto, ya con una fuerte predisposición de crítica a Lechín; lo mismo le ocurría a Jaime, es decir, mantenía la crítica de los moscovitas a don Juan. En la plaza le estrechamos la mano, pero por “olfato” nos reconoce y antes de que nos presentemos como dos mineros jóvenes de la mina Siglo XX nos dice: “Ustedes deben ser trotskistas o comunistas”. Con Jaime cruzamos miradas y decimos: “¿Alguien le avisó?”. No, era el “olfato” de don Juan y así fue durante toda su lucha política y sindical: siempre se guió por el “olfato”. Y nos contó lo siguiente: Me parece bien su militancia, les van a obligar a leer aunque el Lorita nunca quiso hacer eso conmigo. ¡Ay Jaime!, los del PC son herederos directos de los colgadores de Villarroel, del PIR. Jaime, cuando se tiene ese tipo de padre y de madre, los del PC van a terminar Alkamari - Mileniusz Spanowicz. siempre traicionando. Para mí Lora es disciplinado, lee bastante, pero es terriblemente sectario, él se marginó de la Federación de Mineros por supuestas diferencias. ¿Saben cuál es la verdad?: Yo estuve con el fusil Máuser en las calles de La Paz y el Lorita estaba ausente, no lo vimos ni en Oruro y tampoco en La Paz. Su ausencia en la lucha fue muy jodida para Lora y eso no es culpa mía. La revolución triunfó el 11 de abril y el 17 de abril fundamos la COB. Todos en el local esperábamos, con mucha impaciencia, la presencia de Guillermo. Ese día estuve con tres de sus ex camaradas, con Ernesto Ayala Mercado, Edwin Moller y Orlando Capriles, y mirando la puerta nos preguntábamos en qué momento llegaba Lora; nunca apareció. Simón Reyes, un auténtico comunista Este hombre aparece en la década de los 60 como minero, en el seno de los metalúrgicos de Potosí. Pero Simón nació en Tarija, ¿cómo aparece entonces de trabajador minero? Es probable que cuando era muy joven haya conocido a los famosos tarijeños Oscar Alfaro, poeta, y a nuestro folklorista Nilo Soruco. Ya ganado a la causa del Partido Comunista de Bolivia, han influido sobre Simón para que se traslade a Potosí e ingrese a la mina con el objetivo de construir la vanguardia del proletariado por la vía del Partido Comunista. En Potosí, el caudillo del partido era Abelardo Villalpando, acompañado por Gualberto Pedrazas. En sus escritos, Guillermo Lora hace referencia a los dos líderes, primero del PIR y luego del PCB. En el texto “¡No olvidar Potosí! Crímenes del stalinismo”, anota: La masacre fue planeada y ejecutada por Gualberto Pedrazas, Prefecto del departamento, Abelardo Villalpando, Rector de la Universidad Tomás Frías y otros connotados stalinistas. Así comenzó la masacre, en la que cayeron 300 trabajadores; el crimen fue deliberadamente provocado por el stalinismo, que buscaba escarmentar a los mineros por el repudio que mostraban a su política pro-rosquera. Simón, por su estatura, era extraño al potosino; ingresar a la bocamina con semejante estatura era irónico. En cada paso tenía que cuidar su cabeza; pero, a pesar de todo, su guardatojo chocaba siempre con la roca. Por su estatura, Simón se hizo conocer con los mineros del Cerro Rico. Tengo la información de que él no alcanzó a trabajar en contrato, no pasó de un mal carrero, esta es su gran diferencia con César Lora e Isaac Camacho; tampoco venía de la escuela pirista, otra diferencia con Federico Escóbar e Irineo Pimentel; tampoco participó en las jornadas de abril y nada tuvo que ver con la fundación de la COB, seguro que era muy jovenzuelo. Simón aparece en Potosí acompañado de un partido relativamente fuerte: el PIR, que era una potencia política antes de abril. La mayoría de esa militancia se vistió de comunista de la nueva era. Su vertiginoso ascenso al sindicato Metalurgista de Potosí se debe, no a méritos propios, sino al poder de organización partidista. Simón no construye el partido, es el partido que lo transforma en dirigente minero y desde esa situación ascenderá desde los metalurgistas a la dirección de la Federación de Mineros en el VIII Congreso. Simón Reyes fue un paladín de la defensa de las coyunturas democráticas; sin embargo, estaba muy lejos de Juan Lechín y de los dirigentes que le pisaban los talones a don Juan, como Irineo Pimentel, Federico Escóbar, César Lora e Isaac Camacho. Estos cuatro últimos eran la representación viva de los mineros de Siglo XX y Catavi. Simón había llegado de Tarija y se convierte en minero en la ciudad de Potosí. “El Che era trotskista” Estábamos cercados en Calamarca. La primera noche dormimos sobre unos cueros de oveja que nos facilitaron los del pueblo. Y le pregunté a Simón Reyes: –Si los mineros intentan romper el bloqueo, ¿qué va a pasar con nosotros? Tengo el temor de que nos pueden “blanquear”. –Sí, también pienso sobre eso –me respondió–. Mañana, en la asamblea tenemos que actuar juntos, oponiéndonos a todo intento de romper el bloqueo. Hay orden de disparar por aire y tierra. Debemos evitar una nueva masacre. Pero si la rabia de los mineros nos impone enfrentar al bloqueo, no tenemos otro camino que encabezar y en esos instantes podemos caer. Sí, todo eso puede pasar. Y luego añadió: –Quiero hacerte una confesión. Si salimos con vida de esto, no se lo cuentes a nadie hasta que yo muera. Filippo, toma debida nota, se trata del Che Guevara. Por informaciones que tiene el partido y todos los partidos comunistas, incluidos los de la URSS, el Che fue alumno del hermano mayor de Arturo Frondizi, que tenía formación trotskista. Por eso todos nosotros desconfiamos del Che. La razón fundamental es que Trotsky se declaró enemigo de la URSS antes que de Stalin y por esa posición antisoviética los troskos sirven al imperio. 6/ contrapuntos Julio 2014 / Nº 146 De Enron a Evo: Gas, ecología y derechos indígenas Guillermo Delgado P.* Que las investigaciones sobre el país realizadas por académicos extranjeros lleguen más o menos en traducción simultánea al público nacional: ese es un deseo siempre señalado. Pero la misión no es fácil porque depende del siempre escaso financiamiento. Cuando sucede, es un triunfo. En esa perspectiva debemos ubicar el reciente libro de Derrick Hindery, De Enron a Evo. Las políticas del gasoducto, el ecologismo global y los derechos indígenas en Bolivia que, en traducción del escritor Juan Cristóbal Mac Lean, aparecerá en Bolivia, pronto. Esta es una primera reseña anticipatoria. transnacionales (CTNs) y las dinámicas regionales en esa franja del país, este texto se inspira en una metodología interdisciplinaria del multi-sitio. El investigador recurre a la etnografía, la ecología política, el contexto neoliberal, las políticas del Estado, y las interacciones múltiples producidas por ONG, la banca internacional, los derechos indígenas sancionados en la nueva Constitución del Estado plurinacional, Brasil, y la Amazonía misma. D errick Hindery, con quien conversé brevemente después de haber leído su libro, es un investigador persistente y tenaz, inspirado en su larga militancia en defensa del medio ambiente. La cuita lo trajo a Bolivia para entender con más precisión la demanda que chiquitanos (población: 7.516) y ayoreos (población: 274) presentaron sobre la protección del Pantanal y el Bosque Seco Chiquitano en el que se proponía construir un gasoducto. Como todo libro, éste llevó su tiempo, en este caso, fácilmente diez años. Ya todo el mundo es el centro En el contexto de la globalización, ya todo mundo antes aparentemente aislado y excluido es ahora “centro” afectado por fuerzas glocales y esto es lo que Hindery analiza. El tema lo lleva a departir sobre el territorio chiquitano y ayoreo y a deconstruir el multi-sitio con una perspectiva que yo llamaría braudeliana. El análisis que el libro privilegia recoge los pormenores de las movilizaciones indígenas de la Amazonía en relación a la euforia neoextractivista, asociándola a las fallas privatizantes del neoliberalismo, y luego, al capitalismo de Estado o a la integración regional. El dilema “conservación vs. desarrollo” queda como intríngulis del problema que se transforma en litigio al entrelazar el caso del TIPNIS, el gasoducto de Cuiabá, los intereses brasileros, Enron, Shell, y la lucha por la conservación del legendario Bosque Seco Chiquitano y el Pantanal. El trabajo de campo lo condujo entre 1999-2000, además de visitar el área unas ocho veces más. Para entender la enajenación de tierras, el neoextractivismo, las El primer momento: el neoliberalismo en acción Dos momentos constitutivos aparecen: la primera fase de la privatización neoliberal (1990-2000) y la segunda (20032014), que trae cambios imprevistos. En el bosque seco chiquitano y el pantanal se traslapan gasoductos e intereses privados (gas, petróleo, minería, madereros, PETROBRAS, élites cruceñas) con derechos indígenas, territorios ancestrales, conservación ecológica, provocando la pregunta: ¿cómo se re-producen las condiciones sociales y del medio ambien­te, y cómo todo ello se imbrica con las varias facetas del capitalismo? Para responder a la interrogante el autor revisita el periodo neoliberal y encuentra discursos capciosos que afirman que las corporaciones transnacionales (CTNs) prometen sustituir a las moribundas compañías estatales, que éstas CTNs protegerán mejor el medioambiente, que aliviarán la pobreza, expandirán la producción, etc. El principal argumento de Hindery es que los esfuerzos coordinados del Banco Mundial, el gobierno estadounidense, el boliviano-neoliberal, y las CTNs (Shell, Petrobras) guiaron la privatización de los hidrocarburos en el país, influyendo a los ambientalistas locales a adoptar reformas neoliberales patrocinadas por el gobierno (Sánchez de Lozada) que terminaron usurpando el control de recursos naturales a chiquitanos y ayoreos. En el primer periodo, según Hindery, con una retórica “progresista”, las CTNs consiguieron la licencia ambiental para el Proyecto Cuiabá con veinte millones de dólares dizque para favorecer la conservación del medio ambiente. Ese Proyecto, que constituía la construcción de doscientos cincuenta kilómetros de gasoducto, proponía en un conflictivo plan de conservación, un cuestionable programa de compensación de inevitables impactos negativos en la Chiquitanía, todo con el propósito de exportar gas de San Miguel a Cuiabá. Enron ofreció 200 millones de dólares para financiar el Proyecto Cuiabá, sin asumir la reforestación, esquivando los planes indígenas de desarrollo e incidiendo indirectamente en la destrucción de la biodiversidad del habitat y los medios de vida de chiquitanos y ayoreos, un área de unos cien mil kilómetros cuadrados. Los neoliberales (Banco Mundial, gobierno estadounidense, Corporación de Inversión Privada, Enron, y el ex-presidente Sánchez de Lozada) en su mayoría se lavaron las manos de toda responsabilidad ulterior. Enron poco después quebró. Naturalmente, los excesos de esa primera fase de privatizaciones, como es sabido, fracasaron rotundamente al provocar la activa emergencia de movimientos sociales que derrocaron dos gobiernos neoliberales (Sánchez de Lozada y Carlos Mesa). Las paradojas del capitalismo redistributivo o el segundo momento En la segunda fase (2005-2014) el presidente Evo Morales, con una estrategia alternativa rechazó los principios previos del neoliberalismo al instituir una forma de capitalismo redistributivo de Estado. Sin embargo, en ambas fases, arguye Hindery, las reformas alentaron, paradojalmente, una expansión sin paralelos de proyectos neoextractivistas de gas y petróleo con el consecuente impacto sobre territorios indígenas, provocando la degradación de frágiles sistemas ecológicos. Este estudio de caso del gasoducto Cuiabá ofrece pistas para entender factores tales como la consulta, el consentimiento y la autodeterminación, sin mencionar la conservación, la intersección con los intereses del Estado, las CTNs, y los derechos indígenas sobre cuyos territorios se ejecutan dichos planes. Sin embargo, chiquitanos y ayoreos, lejos de ser pasivos actores sociales, implementaron estrategias defensivas que desafían al Estado, a las CTNs, a la banca internacional, y las petroleras. Hindery sugiere que dichos actores adoptan “un pragmatismo dinámico, es decir la flexibilidad en la toma de decisiones, un acercamiento que tiene consecuencias prácticas a la luz de las circunstancias cambiantes tanto socio-históricas como ecológicas”. En vez de ser marginados, chiquitanos y ayoreos reforzaron su asertividad histórica al enfrentarse con un conglomerado de inversores, demostrando el impacto negativo del gasoducto sobre el medio ambiente y su destino colectivo como pueblos originarios. Hindery sostiene que mientras la Constitución del Estado Plurinacional del 2009 concede nuevos derechos a los pueblos originarios, el boom neoextractivista los impide, obstaculizándolos. En respuesta, en forma estratégica, chiquitanos y ayoreos utilizan instrumentos legales internacionales de los que Bolivia es signatario, obligando al gobierno, a las CTNs, y las instituciones financieras, a respetar sus derechos, un ejemplo del “pragmatismo dinámico”. En efecto, con el apoyo de instituciones ecologistas y sociedad civil glocal, los originarios luchan por implementar programas autónomos de largo alcance que mejoren las condiciones de vida, aseguren el control de tierra y territorio, sus recursos naturales, y la sobrevivencia de la socionatura. Para lograr todo ello, chiquitanos y ayoreos demandaron el derecho a la consulta, a la compensación y el derecho sobre su territorio. Es decir: “los originarios alentaron a actores externos a respetar sus derechos usando una pragmática combinación de la acción directa, el cabildeo, la negociación y el contacto con la prensa local, regional, nacional e internacional”. En diez capítulos Hindery imbrica la asertividad histórica indígena, con las políticas del medio ambiente, las CTNs, las instituciones locales, regionales, nacionales e internacionales. Sin embargo, al comienzo del libro, y ya desde el presente se pregunta: “¿Cómo el gobierno de Evo Morales puede perseguir simultáneamente, a pesar de su propuesta más radical de enfrentar el cambio climático, un modelo de desarrollo neoextractivista que afecta a las poblaciones marginadas que él presumiblemente defiende?” A través de su investigación, el autor revela las contradicciones de lo que se ha dado en llamar “el capitalismo andinoamazónico”, aquella forma de capitalismo estatal fundado en la utilización de las ganancias por concepto de exportaciones de gas, petróleo, minerales, y otros recursos no-renovables, para promover el desarrollo nacional. El libro, entonces, revela la retórica medioambientalista del gobierno de Morales por un lado, y por otro, su agenda desarrollista y neoextractivista. En efecto, el autor afirma que el gobierno de Morales privilegia un concepto occidental * Antropólogo. Es profesor del Departamento de Antropología de la Universidad de California, Santa Cruz. /7 contrapuntos Julio 2014 / Nº 146 Memorias sobre la autenticidad Mono Lucachi de Madidi - Mileniusz Spanowicz. de la modernización y la industrialización por sobre el de las cosmologías originarias que se hallan entronizadas en la nueva Constitución del Estado Plurinacional. Mientras que el gobierno de Morales ha logrado acumular las ganancias del gas y el petróleo, canalizándolas hacia la industrialización y gastos sociales, el neoextractivismo afecta negativamente a los territorios indígenas. Evidentemente, el gobierno de Morales persigue una agenda desarrollista que implica la explotación de sistemas ecológicos frágiles y que, indirectamente, responde a presiones regionales provenientes del Brasil que buscaría cómo salir, a través de Bolivia, al Pacífico (Varese et al., 2013). Igualmente, la reforma agraria, que ha visto notables transformaciones bajo Morales, continúa enfrentando, no obstante, presiones de ganaderos, madereros y soyeros, fuerzas significativas que han logrado mantener predios de extensión excesiva y deforestada a diario. En esas regiones que se conocen como “la república de la soya”, repunta la agricultura mecanizada de los transgénicos, respondiendo a las demandas de mercados extranjeros que ya han erosionado su medio ambiente, y que carecen de tierras fértiles. (Turzi, 2012: 50-55) Sin embargo, la erosión y envenenamiento de la tierra por insumos de la agricultura química, a la larga, podrían generar peligrosos procesos de total colapso ecológico. En ese sentido, el “progreso” y “el desarrollo” se transforman en riesgo, incertidumbre y ecocidio. Militancia glocal frente al 1% Naturalmente, este libro de Derrick Hindery enriquece los estudios sobre Bolivia en su esfuerzo por mejor entender los múltiples obstáculos que enfrentan las sociedades “en vías del desarrollo” en cuanto a su autodeterminación y esfuerzo por satisfacer las necesidades básicas de su población. Los avances logrados por los pueblos originarios que demandan, y ejercen sus derechos ciudadanos, son tangibles; sus lecciones desafían el neoextractivismo ciego y su exceso; rechazan las políticas neoliberales de la “acumulación por enajenación o desposesión”; e insisten en la transparencia y la rendición de cuentastodos principios que deberían considerarse inherentes a todo estado o instituciones transnacionales de comercio, finanzas, y protección del medio ambiente. Los conceptos indígenas de la conservación ecológica se oponen a la virulencia de la colonialidad neoextractivista, y las fuerzas globales que las patrocinan necesitan ser restringidas por una sociedad civil glocalizada que responsabilice a las CTNs neoextractivistas presionándolas a ofrecer plataformas conservacionistas que vayan más allá de la simple compensación. El capitalismo transnacional está basado en la producción del valor, de ganancias cosechadas por el 1% de las sociedades sobredesarrolladas en colusión con las ‘en desarrollo’. Mientras tanto lo que la antropología ecológica considera ‘el drama fuera de escenario’ –es decir, el colapso ecológico no visible que la humanidad ha ocasionado en los últimos doscientos años de industrialización– ha sido heredado como impagable deuda por el 99% de la población. Hindery reconoce esto cuando dice: “Sacar a Bolivia del modelo desarrollista estructuralmente dependiente de la industria neoextractiva y del capital transnacional será una tarea de titanes porque lo que está en juego es mucho”. A pesar de ello, los pueblos originarios, nuevas y autónomas ONGs y otras organizaciones medioambientalistas siguen buscando alternativas colectivas re-evaluando la co-relacionalidad humanidad/medio ambiente. Esa búsqueda o empuje pueden también ser entendidos como un colectivo de militantes glocales que redefinen un nuevo momento de las luchas por la conservación del medio ambiente, presionando al mundo a detener la ecosis y el ecocidio que provocamos. Referencias Crespo, Miguel Ángel “El gasoducto San Miguel-Cuiabá y el impacto socioambiental en el bosque seco chiquitano.” http://www.fase.org. br/projetos/clientes/noar/noar/UserFiles/17/File/livros/10gasoducto.pdf Prashad, Vijay and Teo Ballvé. 2006. Dispatches from Latinoamerica. On the Fron­ tlines Against Neoliberalism. Cambridge, MA: South End Press. Pp. 140-182. Turzi, Mariano. 2012. “Grown in the Cone: South America’s Soybean Boom.” Current History, Vol. 111, (742), pp. 50-55. Varese, Stefano, Frédérique Apffel-Marglin, Roger Rumrrill (eds.). 2013. Selva Vida. De la destrucción de la Amazonía al paradigma de la regeneración. Lima: IWGIA, UNAM. Casa de las América. Nacido en Buenos Aires (1931), el físico, fotógrafo, director de las editoriales Robert Laffont (París) y Seix Barral (Barcelona), Mario Muchnik, recuerda en este texto a algunos de los personajes reunidos a propósito de la organización de la Feria de Sevilla de 1992, en los 500 años de colonización de América. Entre ellos al entonces vicepresidente boliviano Luis Ossio Sanjinés (candidato del PDC a la vicepresidencia con Hugo Banzer Suárez (ADN) y que ejerciera aquella función durante el gobierno de Jaime Paz Zamora (MIR-Nueva Mayoría) como parte de la negociación entre ambos partidos. T uve el raro privilegio de conocer a Sergio Ramírez en 1991, años después de haber editado su libro Estás en Nicaragua. Fue en abril de 1991 cuando el Ministerio de Relaciones Exteriores español me invitó a participar en una suerte de mesa redonda organizada por el Instituto de Cooperación Iberoamericana que tendría lugar en Barcelona acerca, si mal no recuerdo, de América Latina ante el fin de siglo. O algo así. Lo sorprendente fue que, además de invitarme a mí, que nunca había dado señas de interés por América Latina ni por el fin de siglo, entre otros hubieran invitado también a Julio Carlos Sanguinetti, ex presidente de Uruguay, al vicepresidente de Bolivia en ese momento, de quien no recuerdo el nombre; a Abel Posse, autor argentino y, en ese momento, embajador en Praga; a Luis Racionero, el filósofo; y a Sergio Ramírez, aún vicepresidente de la Nicaragua sandinista. En esa época mi hermana vivía en Managua, viuda con tres hijos, pero ya estaba preparando su mudanza a México. Me acerqué a Ramírez y le mencioné el caso de mi hermana. Me dijo con una seguridad inquietante: –Tu hermana ya no tiene nada que hacer en Nicaragua. No vienen tiempos buenos. Si se puede ir, es mejor que se vaya ahora, antes de que sea demasiado tarde. La mesa redonda no tuvo el mínimo interés para mí. Lo que sí fue interesante fue el viaje que nos regalaron al día siguiente, a Sevilla, para visitar el Archivo de Indias y al Expo 92, que estaba en obras. Era en el momento del año en que a Sevilla la embruja el azahar, cuando la copita fría de fino en Santa Cruz engalanado por la luz de la noche sabe a elixir del diablo, ese momento en que el ruido de pasos en el adoquinado silencioso narra cuentos de entrecasa, para antes o después de la cena. Conmovedora la visita al Archivo, preparado especialmente para nosotros. La directora nos guió personalmente y nos hizo ver, descorriendo las cortinitas que protegían de luz las mesas-vitrinas, antiguos mapas de ciudades del virreinato. Entre otros, un bellísimo y muy viejo mapa ilustrado de la ciudad, creo, de Potosí. Debía de ser un mapa de la época colonial. Estábamos inclinados sobre este mapa junto con el vicepresidente de Bolivia [Luis Ossio Sanjinés], un hombre culto, muy alto, de facciones que luego supimos aymará, cuando vimos su largo dedo color aceituna apoyarse sobre el cristal de la vitrina para indicar un punto preciso del mapa y oímos su voz calma decir: –Ésta, aquí, es mi casa de infancia.­ En cuanto a la Expo 92 no le vi el mínimo interés. Al contrario: me pareció que se preparaba un espectáculo circense de naturaleza meramente comercial, y que se lo preparaba rápido y mal. Sentí, inconfundible, el perfume nauseabundo del dinero. Mario Muchnik: “Sergio Ramírez, el vicepresidente de Bolivia y otra vez, como con Julien Green, la autenticidad”, en: Lo peor no son los autores. Autobiografía editorial (1966-1997), Madrid, Mario Muchnik, 1999, pp. 314-315. 8/ contrapuntos Julio 2014 / Nº 146 Democracia y desarrollo económico Juan Antonio Morales* “En este período pre-electoral vale la pena –sostiene Morales en este artículo– reabrir el debate sobre algunos temas básicos”. Y propone este: el de la relación entre democracia y desarrollo económico. Y, de hecho, se hace esta pregunta: “Considerando que los déficit de democracia en nuestro país son muy significativos, ¿incidirán esas fallas en el devenir económico del país?”. E n este período preelectoral vale la pena reabrir el debate de algunos temas básicos. Uno de ellos es el de la relación entre democracia y desarrollo económico. Se sabe que democracia e ingreso per cápita están correlacionados pero hay controversias sobre el sentido de la causalidad. Los estudios de países muestran que no hay una relación de causalidad significativa entre democracia y crecimiento económico. Autocracias, como las de Corea del Sur hasta principios de este siglo y la China de nuestros días, que a pesar de esa condición han mantenido o ampliado las libertades económicas y el respeto a los derechos de propiedad, han tenido y tienen tasas de crecimiento de su PIB espectaculares. Se hace notar también que la mayoría de los países desarrollados comenzaron su despegue económico con derechos electorales limitados y que solamente después, con la misma prosperidad, se ampliaron los derechos políticos. Se argüirá, sin embargo, que la democracia, entendida en sentido amplio, es la que mejor parece explicar el desarrollo económico, entendido también en sentido amplio. La democracia electoral no es sino un pasito Entenderemos por democracia a la democracia liberal representativa, que tiene como requisito mínimo la libertad de la que gozan los habitantes de un país de elegir a sus autoridades, sin coerciones ni trampas. La democracia exige también un conjunto de procedimientos, codificados en constituciones y leyes, que garanticen derechos y prevengan abusos de las autoridades, aun si ellas han sido elegidas por la mayoría. Es de hacer notar, como lo dice J. Lazarte, que “estos derechos no son sólo ‘negativos’ de protección contra las intrusiones indebidas; son también ‘positivos’ de exigencias y obligaciones de un estado activo en la promoción de condiciones para la realización de proyectos de vida de sus ciudadanos”.1 Con democracia queda muy clara la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, sin privilegios, y quedan claros sus derechos de asociarse 1 Lazarte, J. “El silogismo de la democracia,” en Página Siete, 4 de mayo de 2014. en organizaciones independientes del Estado. El estado de derecho es consubstancial al concepto de democracia; lo es también la división de poderes, con un sistema de pesos y contrapesos En democracia los ciudadanos gozan de una amplia libertad para expresar sus opiniones y creencias. Hace también parte de la cualidad democrática el pluralismo de las fuentes de información y de las modalidades de organización independientes del Estado. En una democracia moderna la sociedad civil se desempeña vigorosamente. La duración de los mandatos del Poder Ejecutivo parece también ser una característica de la democracia. Si los mandatos son indefinidos surgen los incentivos para que las autoridades disminuyan la calidad de su gobernanza y para que tomen medidas en detrimento de sus gobernados. Estas son algunas de las características mencionadas que D. Rodrik, profesor de economía de la Universidad de Princeton, incluye en su conjunto de instituciones de refrenamiento (restraint en inglés) junto con las instituciones de representación. “Representación sin refrenamiento –elecciones sin imperio de la ley- es una receta para la tiranía de la mayoría”.2 Democracia y gobernanza de calidad Las democracias más estables crean un clima propicio para que se forme una 2 Rodrik, D. “Rethinking Democracy”, en Project Syndicate, 11 de Junio de 2014. El desarrollo es más que buenos indicadores macroeconómicos El desarrollo económico es, por supuesto, crecimiento de la economía a tasas razonables, pero el crecimiento y la mayor disponibilidad de bienes y servicios no son fines últimos sino medios, como dice Amartya Sen.3 El desarrollo económico consiste en una expansión de las libertades, siendo una de ellas, la liberación de necesidades básicas apremiantes. El bienestar humano es central en la concepción de Sen. El desarrollo es visto entonces como el proceso de expandir libertades. Para lograr este tipo de desarrollo, Sen arguye, se requiere la remoción de la pobreza, Vizcacha - Mileniusz Spanowicz. de la tiranía, de la falta de oporburocracia competente que coadyuve a tunidades económicas, de las carencias sola gobernanza. La democracia no con- ciales, de la insuficiencia de servicios púduce a un Estado mínimo, como algunas blicos y de la maquinaria de la represión. posiciones ultraliberales lo proponen, Nótese la coincidencia con los marcadores sino a un Estado más eficiente en el lo- de democracia que hemos mencionado al gro de sus tres funciones clásicas de (1) principio de esta exposición. proveer bienes y servicios públicos, (2) El desarrollo económico implica, velar por una distribución equitativa de de manera fundamental, la libertad inlos frutos del progreso, y (3) mantener la dividual de poder expandir al máximo estabilidad de la economía, es decir una sus capacidades. Las instituciones polítiinflación baja, con un nivel satisfactorio cas de la democracia, porque limitan los de empleo y de actividad económica. alcances del poder estatal, aguijonean al Todas estas funciones, claro está, están desarrollo económico. El respeto a los vinculadas a los derechos fundamentales derechos de propiedad y a los frutos del de los ciudadanos. esfuerzo es central para un genuino deEn las economías y sociedades sarrollo económico. modernas, el Estado tiene un papel La inclusión es una característica subsidiario, lo que quiere decir que clave de las sociedades exitosas.4 Desactúa solamente cuando la provisión igualdades muy marcadas en la distribude bienes y servicios para la población ción del ingreso y de la riqueza no sólo por el sector privado es insuficiente. que son injustas sino que conducen a Actúa también para mitigar las grandes inestabilidades políticas. La polarización desigualdades en la distribución del es enemiga del crecimiento económico y ingreso y de la riqueza pero tratando del desarrollo. siempre de no penalizar la eficiencia. Los déficit de democracia en nuesEl equilibrio entre equidad y eficiencia tro país son muy significativos y no poes difícil, pero las sociedades democrá- cos derechos fundamentales individuales ticas lo consiguen. han sido subordinados a derechos colecUn acompañante muy importan- tivos difusos, que aumentan el tamaño y te de la democracia es la rendición de el poder del Estado, más allá de lo que lo cuentas. Ella proporciona los mecanis- hacen las democracias modernas. Tammos para que los gobernantes y la admi- poco, a pesar del discurso, tenemos una nistración que está bajo su tutela rindan sociedad incluyente. ¿Incidirán estas facuentas de lo actuado y para que los ciu- llas de nuestra democracia en el devenir dadanos otorguen premios o sanciones. económico del país? Se subraya también que se juzga a menudo la calidad de la gobernanza por la 3 Sen, A.K. Development as Freedom. New York: ausencia de corrupción. * Economista. Random House, 1999. 4 Acemoglu, D. y Robinson, J. Why Nations Fail? Londres: Profile Books Ltd, 2012. Julio 2014 / Nº 146 contrapuntos /9 Luis Suárez, Inmanuel Kant y el Neo-Macarrismo Fernando Mires* “Yo no defiendo ni he defendido nunca a Suárez. En el fondo, su suerte personal me interesa un carajo. Pero si en relación al caso Suárez hubiera habido, no hablo de una Constitución, por lo menos un reglamento general, yo no habría escrito una sola palabra ni a favor ni en contra de Suárez. Pero no, esa condena provino de la pura subjetividad de unos jueces de la FIFA. De unos jueces que no sólo no tienen la menor idea de fútbol, sino que, además ¡no tienen ninguna formación jurídica!”. L a filosofía, vale decir, el arte de pensar y razonar sobre el mundo y sus alrededores, se encuentra a la vuelta de la esquina y no necesariamente en las academias. No sin razón la filosofía nació en las calles de las islas griegas, cuando los pensadores se detenían en las puertas de las casas e iniciaban discusiones sobre las cosas de la ciudad con los vecinos. Por eso el más callejero de todos, Sócrates, estigmatizó a los sofistas, que pretendían hacer del pensamiento una “cosa en sí” (Kant), propia de eruditos y expertos. No deja de ser ironía que el seguidor más fiel de Sócrates, Platón, haya traicionado la espontaneidad de su maestro e instaurado las llamadas academias iniciándose así una práctica que ha llevado a confundir, lamentablemente, a la filosofía con la hermeneútica. La interpretación de textos es fundamental. Pero la filosofía no puede ser enclaustrada en bibliotecas. Filosofar es pensar mirando cada cierto tiempo hacia afuera de la ventana, leyendo en el libro abierto del mundo. Ahí donde están los mercados, la política y los cuerpos humanos (“el ser es un cuerpo”: Heidegger) y, por cierto, en los estadios de fútbol y en las discusiones que a veces nos provocan. Entre otras, las del caso Luis Suárez, el insólito mordedor uruguayo. Toda discusión, al ser realizada por seres pensantes, contiene en sí un innegable trasfondo filosófico. Quiero decir, cuando discutimos de fútbol, discutimos también sobre la justicia, sobre el error, sobre la violencia, sobre las reglas, sobre la valentía, sobre la moral y el derecho, y no por último, sobre la difícil contingencia de la vida. Un filósofo que no se mezcla con la vida no se mezcla con la filosofía. Y la vida es la experiencia, diría el más grande de todos los filósofos, Inmanuel Kant, en su “Crítica de la Razón Pura” (1787), punto en el que hasta Nietzsche estuvo de acuerdo, pese a que dedicó gran parte de sus escritos a negar a la filosofía kantiana. Inmanuel Kant, a diferencia de los filósofos griegos, no hacía filosofía de calle. El clima de Königsberg no lo permitía. Pero sí discutía acerca de la realidad inmediata en cada uno de sus “almuerzos”. A los almuerzos de Kant no concurrían filósofos. Sus visitantes más asiduos eran el cura, un profesor de escuela y un barbero de Königsberg. Después del almuerzo; Kant dormía media hora, y luego salía a caminar, poniendo en forma filosófica las discusiones del mediodía. En las tardes, después de una frugal cena, leía y leía. En las mañanas muy temprano comenzaba de nuevo a escribir. Su siempre hermosa, profunda y compleja filosofía es en cierta medida un resultado de sus almuerzos. Esa razón hace pensar que a Kant también le habría interesado el caso del futbolista Suárez. En el caso Suárez, hay un nudo que a Kant le habría encantado desatar. Me refiero a uno de sus temas más recurrentes: el de las relaciones entre la moral y el derecho. Una moralidad sin legalidad significaba para Kant devolver al ser humano a su naturaleza más primitiva. A sus representantes los llamó Kant “moralistas”. El término lo recogió después Max Weber para atacar a los políticos moralistas dispuestos a imponer sus principios morales por sobre la Constitución y las Leyes. Son los mismos a los que el poético cantautor Joan Manuel Serrat llamó “macarras de la moral” y a quien yo he decidido llamar, usando el mismo término, “macarristas”. Entiendo por macarrismo una tendencia o actitud destinada a suponer que cada ser humano puede ser juzgado y condenado con prescindencia de nen la menor idea de fútbol, sino que, además ¡no tienen ninguna formación jurídica! La mayoría de ellos proviene del mundo de las empresas, de los negocios, de la bolsa, actividades con las que no tengo nada en contra, aunque no son precisamente los templos de la moral. Entiendan, macarristas, entiendan: Suárez debe ser castigado, y para que les quede aún más claro, les digo: si hubiera habido un respaldo jurídico adecuado, podría haber sido ejecutado, llevado a un paredón, electrocutado, ahorcado, castrado, todo lo que ustedes quieran. Me da igual. Lo que no me da igual es que alguien pueda ser sentenciado sin juicio y sin jueFalsa coral - Mileniusz Spanowicz. ces, suceda en Venezuela, en Corea del Norte, en Cuba o en la FIFA. cuerpo jurídico y legal. En el pasado los Ese es el problema, macarras. ¿Entenmacarristas actuaban en el espacio de la sexualidad, mutilando el alma de sus dieron al fin? Cuando una instancia institucioportadores. Hoy, como neo-macarristas, han expandido sus competencias y lo ha- nal no tiene competencia jurídica –es cen hasta en dominios que, como bue- el caso de la FIFA– debe recurrir a ornos moralistas, suelen ignorar por com- ganismos judiciales competentes. En el caso de Suárez había por lo menos dos pleto, entre ellos, los del fútbol. Ahora bien, el macarrismo moral se alternativas. La primera: Suárez presta deja guiar por máximas que no se ajustan servicios laborales en una empresa llani al sentido ni al espíritu de ninguna ley. mada Liverpool FC en Inglaterra país Son máximas que proceden de experien- donde, además, tiene residencia fiscal. cias muy personales, de sentimientos y La segunda: Suárez es ciudadano uruno del pensamiento, y no por último, guayo. Tanto los tribunales vigentes en de odios, animosidades e incumplidos las zonas de residencia laboral y fiscal, ideales. Freud habría dicho: el moralis- así como en la nación de origen, Urumo es un fruto del “Sobre Yo” (moral) guay, son idóneos y altamente comen alianza con el Ello (pulsional) y en petentes. Frente a esos tribunales, la ausencia del Yo (racional). Esas máximas FIFA debió proceder levantando acusasin ley son, a mi juicio, las que determi- ción o querella en contra del jugador, naron la sentencia en contra del jugador agregando antecedentes (por ejemplo, reincidencias) y testimonios orales y Luis Suárez. Entiendan de una vez macarristas. visuales. Ese debió haber sido el proceYo no defiendo ni he defendido nunca dimiento de acuerdo a las normas más a Suárez. En el fondo su suerte personal elementales del derecho internacional y me interesa un carajo. Puede que inclu- del derecho penal. En cambio la FIFA so que la condena hubiera sido mayor, decidió actuar por su cuenta con el y si hubiera estado respaldada por un propósito salvaje de sentar un ejemplo procedimiento legal, tendríamos que draconiano para que nadie en el futuro haberla aceptado todos. ¿Entienden ma- se atreva a repetir el acto de morder, carristas?: Si en relación al caso Suárez aunque alguien asesine a patadas a un hubiera habido, no hablo de una Cons- adversario. Igual como en las tribus, en titución, por lo menos un reglamento los clanes y en las despotías de nuestro general, yo no habría escrito una sola tiempo, en la FIFA rige la ley de la selva. De eso se trata. Ese es el escándalo. palabra ni a favor ni en contra de Suárez. Pero no, esa condena provino de la Ese es el problema. pura subjetividad de unos jueces de la * Ensayista y catedrático universitario. FIFA. De unos jueces que no sólo no tie- 10 / memoria Julio 2014 / Nº 146 Óscar Cerruto inédito: “Escribí Aluvión de fuego porque estaba solo y me sobraba el tiempo” Transcribimos aquí una entrevista inédita a Óscar Cerruto, acaso –sólo junto a dos o tres más– uno de los escritores bolivianos esenciales del siglo XX (autor de los poemas reunidos en Cántico traspasado, de los cuentos de Cerco de penumbras y de la novela Aluvión de fuego). Son seis hojas escritas a máquina, tamaño oficio, con anotaciones y correcciones en los márgenes, a mano, en lápiz. Las preguntas (de un periodista extranjero, suponemos) se perdieron. La entrevista es de 1974. Mi madre, Lelia Margaret Collier Marín, nació en Macclesfield, Inglaterra, y de vuelta con sus padres en Chile, a los 18 años, conoció a mi padre, Andrés Avelino Cerruto Durand, enviado a estudiar a Santiago pero que nunca terminó una carrera. Los recién casados se instalaron primero en Tacna, donde nació el primogénito, fallecido muy joven, y luego definitivamente en La Paz, donde nací yo. Mi padre pintaba, cantaba y tocaba el piano; mi padre era un hombre de negocios, pero con la desventaja de una moral severamente puritana: nunca hizo fortuna. Un hermano mío es hombre de leyes; mis hermanas, casadas, viven para su hogar. Mi esposa se llama Marina Luna Orozco y tenemos dos hijos, Jorge, de 27 años, ingeniero electrónico, casado con alemana y radicado en Munich, y Madeleine, de 18 años, secretaria de la Gerencia del Banco Mercantil de La Paz. M i familia Hasta donde tengo noticias, mis bisabuelos paternos se llamaban Ignacio Durand Calahumana y Manuela Burgoa, por donde aparecemos emparentados con el Mariscal Andrés de Santa Cruz Calahumana, y mis abuelos eran José Claudio Cerruto y Concepción Durán, esta última de origen peruano. Eran gente de campo, pequeños terratenientes de Huarina, en el Altiplano boliviano. En una oportunidad en que, teniendo 20 años, viajé a Chile, tuve que recabar antes un certificado de salud. Los médicos del Consulado de Chile en La Paz eran un Dr. Adán Fernández, que había estudiado medicina en Santiago y la doctora Elisa Llantén, con la que estaba casado. Al enterarse Fernández de mi apellido, descubrió que éramos parientes y me mostró un cuadro genealógico de la familia. No se trataba de abolengos sino simplemente de antecesores y orígenes por la línea paterna. Nunca tuve preocupaciones genealógicas, y menos a los veinte años, así que no me interesé por tomar notas ni obtener una copia de ese cuadro del Dr. Fernández. Pasados muchos años, en los que yo viví fuera del país, el médico se había divorciado de su esposa y, amargado, se confinó en un rincón de los Yungas; hasta ahora no he podido saber dónde. Poseo en cambio retratos de mis bisabuelos y mis abuelos maternos, dibujados a lápiz por mi madre, que cuelgan en grandes marcos de las paredes de la casa de una de mis hermanas. En su apariencia exterior, son personajes de Emily Brontë. William Collier, mi bisabuelo, casado con Margaret Conley, era dueño de una compañía de vapores en Liverpool, cuyo nombre ignoro. El hijo del mismo nombre vino a Chile para atender los intereses de su padre en ese país y allí conoció a Isabel Marín Dunstan, de La Serena, con quien contrajo matrimonio. Alguna vez reconocimos este vínculo familiar con [los escritores chilenos] Juan Marín y Vicente Huidobro, emparentado con los Marín. O lo reconocieron ellos. Mi educación Ingresé en el Colegio Nacional, que así se llamaba, siendo como era de enseñanza primaria, después de que mi madre me había enseñado a leer; los estudios secundarios los hice en el Colegio Ayacucho, y ni de uno ni de otro guardo buenos recuerdos. Los maestros que moldearon mi educación, si la moldearon de algún modo, carecían ellos mismos de una adecuada formación pedagógica; quizás lo que más hicieron fue forjar mi timidez, que tantos esfuerzos me costó dominar más tarde. En el tercer grado de primaria yo había dibujado espontáneamente un zapatero claveteando unos zapatos para ilustrar una composición en malos versos de un autor cuyo nombre se ha borrado de mi memoria [es del venezolano Elías Calixto Pompa]: “Trabaja, joven, sin cesar trabaja,/ la frente altiva que en sudor se moja /jamás ante otra frente se sonroja, etc.”. Indignado , el maestro, un señor Tejada Fariñas, que además era pintor, sin darme ninguna explicación me expulsó de la clase. Mucho después comprendí que no lo hizo porque el dibujo le pareciese malo (probablemente lo era) sino por la elección del personaje. Aspiraba este maestro a formar nuestro gusto estético, pero tenía puntos de vista muy personales, aunque en consonancia con la reservas sociales de la época, y así sostenía que la chola no podía ser llevada a la tela “porque no era un personaje estético”. Cuánto más debió haberlo molestado que yo eligiera para mi dibujo un zapatero. El resultado fue que nunca más sentí inclinación por el dibujo, si bien no creo que muriera entonces en mí un Picasso. El encuentro con la literatura Tendría yo unos diez años cuanto me sentí vivamente impresionado por el destino de un pobre perro desconocido que vi morir bajo las ruedas de un automóvil. Me sentí impulsado a trasmutar mis sentimientos en unos versos más bien grotescos que mi padre, cuando se los di a leer, juzgó una broma pesada. Por aquellos días, afortunadamente, llegaron de Londres mis tíos Albert y Lily Conley; alquilaron una hermosa casa en un barrio residencial y nos llevaron a vivir con ellos a mi hermana Elena y a mí. Como mi tío Albert venía con la misión de examinar la situación financiera de la empresa The Bo- livia Railway Co. , tarea que le iba a tomar unos meses, habían estudiando con su esposa el español y, al pasar por España, donde se quedaron más de un mes para mejorar su conocimiento del idioma, adquirieron algunas buenas traducciones de literatura inglesa (Dickens a la cabeza) y unos pocos libros de autores españoles. Fue mi tía Lily quien me introdujo en la lectura del Quijote; y por ella conocí a Byron, a Shelley y también a Poe, a Heine y a Bécquer. Algunas noches mi tía nos relataba, a mi hermana y a mí, cuentos de autores ingleses que no estaban traducidos al español. Fue ella, sin duda alguna, quien despertó mi vocación por la literatura. En cuanto a la elección misma de esta forma de expresión, lo que aconteció unos años más tarde, pienso que hubo una concurrencia de motivaciones. Yo había sido el niño débil, mi hermano el fuerte y el preferido, y tuve un padre en extremo severo, con la consecuencia de la falta de amigos que compartieran mi mundo íntimo. Me refugié en los libros, leía cuanto caía en mis manos y, después de la muerte de mi padre, hasta altas horas de la madrugada. Pronto descubrí que tenía facilidades para escribir, un instintivo dominio de la sintaxis, que ejercité redactando cartas destinadas a algunos compañeros de estudio y a algunas muchachas. Es decir, descubrí que poseía un instrumento de comunicación, una forma de salir de mí mismo, de expresar mis sentimientos. Tal vez por ello mismo los primeros versos que logré publicar no fueron versos de amor, como los de cualquier poeta adolescente, sino que estaban dedicados a una calle, “devalada del bullicio ciudadano”. El adjetivo “devalado”, inusual y pretencioso, indicaba ya mi preocupación por el idioma, y la calle, esa calle solitaria, era yo mismo queriendo “hacerse presente” ante el mundo. Mis padres literarios ¿Cuáles son mis padres literarios, quiere usted decir? Por supuesto, uno proviene siempre de alguien. En mi caso, sin embargo, me costaría decidirlo. En poesía nunca fui rubeniano [Rubén Darío], ni un nerudiano [Pablo Julio 2014 / Nº 146 Neruda], ni un vallejiano [César Vallejo], ni un borgiano [Jorge Luis Borges], para citar a quienes más absorbente influencia han ejercido en el tono de la poesía latinoamericana de mi tiempo. Tampoco en mi prosa narrativa es visible ninguna procedencia. No lo menciono como una virtud, pues todos ellos, con Huidobro y algunos más, entre los americanos, son mis predilectos, los sigo leyendo, y me hubiera gustado escribir algo a la altura de lo que ellos produjeron. Releo con placer a Stendhal, a Sófocles (en las lastimosas malas traducciones que hay de sus siete tragedias), a Shakespeare, a Dostoievski, a Chejov, a Gogol; entran asimismo en mis lecturas Góngora, Lope, Quevedo, Baudelaire, Kafka, Joyce, Pound y, ciertamente, leo lo que en poesía, teatro y narrativa se produce contemporáneamente donde quiera que sea. Pienso que quien aspira a escribir (poesía o lo que fuera) debe tener una formación literaria y el escritor, quienquiera que sea, no puede dejar de mantenerse al tanto de lo que en literatura y estos órdenes de cosas sucede o se hace en el mundo. La diplomacia y el periodismo Seguí lo que (en mi país) puede llamarse una carrera diplomática, una carrera con tropezones y caídas a causa de los cambios políticos. Me inicié como auxiliar del consulado de Bolivia en Arica, no secretario sino auxiliar; el de secretario de consulado fue el segundo peldaño, con los correspondientes relapsos en la Cancillería, hasta llegar a Embajador en el Uruguay. No es la función diplomática, como a menudo se cree, la tarea más adecuada para un escritor. La diplomacia dispersa, y las obligaciones sociales, que son parte complementaria del oficio, apartan de su obra al artista, lo socavan. Creo que Saint-John Perse es un gran poeta a pesar de la diplomacia, como Verlaine y Poe fueron poetas a pesar del alcohol y otros lo han sido a pesar de las drogas. A mí me hizo mucho daño, quizá más que el periodismo, tarea que alterné con la diplomacia y que ejercí cada vez que un cambio de gobierno me arrojaba fuera del servicio. A mí la diplomacia no me favoreció, pero de algo tenía que vivir. Me favoreció menos que el periodismo. El periodismo daña si uno no puede salir de él, pero uno aprende, por otra parte, cierta soltura en el manejo de las palabras. El periodismo no da lenguaje, pero facilita su manejo. Los viajes Los viajes son la ventaja de los dos oficios que he mencionado, la diplomacia y el periodismo. Los viajes perfilan la visión del mundo y le muestran al escritor una perspectiva menos imprecisa de su propia realidad. Creo que los viajes nos enseñan a ser humildes. Aluvión de fuego Simplemente la escribí porque estaba solo y me sobraba tiempo. Me habían destinado al Consulado de Arica, donde no conocía a nadie; el cónsul y el secretario eran personas mayores para quienes un muchacho como yo no significaba nada; se limitaban a señalarme algunas tareas y luego me ignoraban. ¿Dónde iba ir yo, qué hacer, además de acodarme un rato frente al mar? Busqué una ocupación de algún aliento y me puse a escribir en la habitación del hotel, sin tener una visión precisa de lo que debía ser una novela. A ello hay que atribuir, principalmente, los defectos de los que adolece Aluvión de fuego, sobre todo en cuanto a estructura. Pero contiene, en cambio, algunas anticipaciones. Por de pronto, es una novela de masas, no un examen psicológico, en un tiempo en el que la novela americana se demoraba morosamente en el rastreo de las intimidades del personaje. Además, está el ingrediente del lirismo, el planteo social, el empleo de un lenguaje creativo. Adelanta lo que en cinematografía se ha llamado después “disolvencias”, vale decir que va dejando fuera del relato detalles, ligazones y aun facetas de personajes que la novela tradicional seguía laboriosa y linealmente a través de páginas de páginas; y, memoria / 11 en fin, Mauricio, el personaje, es “el extranjero” antes de Camus, por culpa de una realidad alienante. Sobre mis obsesiones Puede ser que haya escritores con ideas-ejes y obsesiones, y con seguridad que los hay. Por mi parte, carezco de obsesiones y no creo en ellas como agentes de la pasión lúcida, la libertad esencial a la obra de creación del artista. Claro está que las pasiones son también una forma de fijación. Ahí tiene usted esa frase de Ezra Pound: “Solamente hay dos pasiones en el arte: el amor y el odio, con variaciones infinitas”. Si alguna pasión me domina, como escritor, es la de hacer lo que hago de la mejor manera posible. Creo que el arte es una búsqueda, no sólo de la forma, sino del todo en sí, pensamiento poético y ropaje de la expresión. El resultado es un organismo indivisible. La música y el teatro Cuando tenía doce o trece años quise hacerme violinista. Mi padre me compró un violín barato que yo recibí como si se tratara de un Stradivarius, pero el profesor que elegí resultó ser homosexual y todo terminó en un fracaso. He escrito también un par de obras de teatro, sin mucha fortuna, pues quienes las conocen piensan que son irrepresentables porque carecen de lenguaje teatral, lo que las reduce a la frustrada condición de “teatro para leer”. Los entendidos opinan que el teatro tiene que escribirse “sobre las tablas”, y en Bolivia sobra la madera pero todavía escasean las tablas. que con cualquier lectura “siempre se aprende algo”. Tengo simplemente el vicio de la lectura, lo que Duhmel llamaba “el vicio impune”. Estoy muy lejos de la imagen de un escritor “encuevado”; me gusta bailar y, de vez en cuando, tomarme unos tragos, pero nunca solo. Generaciones y grupos literarios Cuando “se me reveló” la poesía, digamos a los 17 o 18 años, ya con un vaga conciencia de sus valores significantes y del empleo de la forma, que incluye al lenguaje, me encontré con la afirmación de un crítico boliviano de renombre que profetizaba la muerte de la poesía. Fue mi primer conato con uno de los representantes de “la generación perdida” boliviana, hombres entonces entre los 30 y 40 años que no dejaron ninguna obra si se exceptúa a Gregorio Reynolds, Octavio Campero Echazú y Primo Castillo. Le repliqué con un artículo que, tomando el título de Shelley, se empinaba bajo el rótulo de “Defensa de la poesía”. Debo reconocer que el sombrío vaticinio fue emitido en un momento en que la poesía (por lo menos en el ámbito local del crítico) se había congelado en fórmulas vacías, ecos del modernismo, con un lenguaje convencional hecho de imágenes trópicas, divorciado de un genuino sentimiento creador. De modo que hubo otros conatos, o más bien una lucha abierta que emprendí a lo largo de varios años, secundado por dos o tres poetas de mi generación, contra esa anquilosis de la expresión poética. La vanguardia puso en mis manos los instrumentos para restituir un ambiente de libertad creadora, imponer una renovación del lenguaje poético y buscar mis propias afirmaciones. Pero luego no he practicado el gregarismo literario; la poesía es una tarea de soledad. El oficio de la escritura ¿Métodos? No los tengo: ni me someto a un horario, ni llevo notas, ni espero a entrar en trance. Todo lo que necesito es aislamiento, una Royal portátil y una pequeña provisión de cigarrillos. Cuando escribo poesía, sí, me hace falta un lápiz y la necesidad de concentración es mayor y la soledad una condición indispensable; de ahí que la noche sea más propicia para alcanzar ese mundo privado. Corrijo mucho. El poema, al menos para mí, es una elaboración que no termina en la versión primera, que a veces suele ser apenas un esquema de la versión definitiva, que tampoco suele ser definitiva, porque en algunos casos sigo modificando lo que ya ha sido publicado (a menos que lo deseche en su integridad). Al fin y al cabo uno es dueño de su obra, y si el arte, y en particular la poesía, es una de las pocas aspiraciones a la perfección entre las realizaciones humanas, la búsqueda de esa perfección, el intento (quizá ilusorio) de alcanzarla, no puede sino ser inherente a las preocupaciones del artista. Además de muchas otras cosas, la poesía es un oficio, cuyo resultado es el poema, ese organismo verbal que le permite erguirse. Y si el poema es una entidad rítmica, que convoca palabras e imágenes, el esfuerzo del poeta de lograr esencialidad debe llevarlo a expurgar de su obra lo que Kafka llamaba “ruidos”, es decir, de todo aquello que al gastarse o empobrecerse perjudica el esplendor de la poesía. Mi casa La casa que ocupo es bastante amplia y satisfactoria si se considera que mis ambiciones, en este orden, no son extensibles. Se alza a 3.800 metros sobre el nivel del mar y tiene un jardín que yo mismo riego siempre que puedo. Vivo con mi esposa Marina Luna Orozco y con mi hija Madeleine, de 18 años. Hacemos una vida no precisamente burguesa pero sí relativamente tranquila en una ciudad a menudo intranquila. Con mis vecinos mantenemos una relación cortés, lo que aquí se llama “de sombrero” (aunque yo no use la expresión), es decir que no pasamos del saludo porque, realmente, no tenemos mucho en común. En cambio tengo buenos amigos: conversar con ellos puede ser una forma de desintoxicación. A veces nos vamos por unos días a los baños termales de Urmiri. Y leo cualquier cosa, desde luego toda la prensa, que con frecuencia suele ser más bien intoxicante. Leo sobre todo buenas novelas policiales. Y no le diré, hipócritamente, [Transcripción de M. Souza]. 12 / memoria Julio 2014 / Nº 146 Lo bueno y lo malo en la política: Maquiavelo, Kant, Gramsci Arnaldo Córdova* El historiador y politólogo Arnaldo Córdova, fallecido el pasado lunes 30 de junio a sus 77 años, fue acaso el principal artífice de una profunda revisión del legado revolucionario en la historia de México. Sobre el tema escribió un clásico: La ideología de la Revolución Mexicana (que apareció en 1973 y del que se han publicado, hasta hoy, medio centenar de ediciones). Además, Córdova fue investigador emérito de la UNAM, diputado y fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Para recordarlo, publicamos aquí un texto suyo de 1996. Pato de los torrentes - Mileniusz Spanowicz. E ntre más se remonta uno en el tiempo, encuentra que los hombres son más proclives a definir de común acuerdo lo que es lo bueno y lo malo. Eso debe ser, sin duda alguna, porque, viendo hacia atrás, el hombre es cada vez más comunitario y menos individualista. Dicho de otra forma, el hombre, entre más individualista, es más dado a diferir de sus congéneres en cuanto a lo que deben ser esos conceptos. El mundo moderno, fundado en el capitalismo, disolvió violentamente los modos de vida comunitarios en los que se fundaban las sociedades que le antecedieron y fue haciendo de las relaciones sociales relaciones cada vez más individualistas, al grado de que (como lo observó Marx, y fue una de sus mayores aportaciones teóricas) los hombres, en su conjunto, sólo tuvieron ya dos esferas de la vida en que entraban en sociedad: el mercado (incluida en él la producción) y la política. La economía, la política, la moral, la religión, el derecho, que antes habían estado inextricablemente unidos y mezclados, al grado de que ni en teoría era posible disociarlos, aparecieron como provincias de la vida social, interrelacionadas, sí, pero radicalmente diferentes y a veces contrapuestas entre sí. El individuo surgió, como un volcán, del antiguo mundo de la economía natural y de la comunidad en sus más diversas formas. La oposición y diferenciación entre la moral y la política (así como entre la moral y el derecho o entre la religión y la política) no es una mera cuestión teórica. Es un hecho histórico. Maquiavelo no inventó diabólicamente la separación de la política respecto de la moral. Simplemente la percibió en la realidad de su * Historiador y politólogo. tiempo y, con ello, como escribió Antonio Gramsci, les hizo un gran bien a la ciencia política y a la filosofía moral que, desde entonces, se desarrollaron sin barreras. Kant tampoco inventó la separación del derecho respecto de la moral. Sólo la constató y, a partir de ello, hizo avanzar portentosamente tanto la teoría de la moral como la teoría del derecho. Es el individuo moderno, en su nuevo aislamiento social (de nuevo el genio de Marx: “el hombre es un ser que sólo en sociedad puede aislarse”), el que ha acabado por separar la moral. El verdadero aporte de Maquiavelo fue haber entendido desde el principio que la moral, para comprender la política, representaba un lastre que era necesario no eliminar, pero sí poner al margen. Fue casi exactamente la misma experiencia del pietista Kant cuando, él también, se vio forzado a establecer la línea divisoria entre la moral y el derecho. Kant entendió (y con ello decretó la muerte del antiguo derecho natural) que no hay verdadero derecho positivo que los individuos obedezcan sin rémoras de ninguna clase, si no es el derecho que legisla el Estado. Si los hombres obedecen primero a sus principios morales, no habrá derecho que valga. Para hacer del Estado de derecho y del derecho estatal (vigente) un verdadero derecho positivo (observado por los individuos), no había más salida que poner a la moral en otra esfera de la vida social, totalmente separada. Fue Kant, además, quien hizo de la ética una verdadera ciencia filosófica y quien, así, identificó la moral como una forma de vida totalmente individual, interna del individuo. Todo acto que pretenda ser moral o ético (es lo mismo) debe tener como legislador supremo al mismo individuo que lo practica y ya no más a una sociedad que ha dejado de ser una comunidad autoritaria. A ese proceso, teórico y práctico, a la vez, el propio Kant le llamó “revolución copernicana” de las nuevas relaciones sociales. No tuvo la generosidad para reconocer que la primera revolución copernicana había sido hecha por Maquiavelo. Al hacer el recuento constante de las monstruosidades que se cometen en nombre de la política, muchos estudiosos de la vida social moderna han intentado, una y otra vez, moralizar la política e imponerle supuestas normas éticas que la deberían frenar en sus excesos o humanizarla en sus procedimientos. Lord Bertrand Russell escribió hace unos cuarenta años un pequeño libro (Human Society in Ethics and Politics), muy confuso sobre todo en sus concepciones morales, en el cual hizo el intento. Debo decir que en muchas de sus conclusiones yo estoy de acuerdo; pero Russell no tuvo más remedio que partir de una espantosa constatación: “Es tan fuerte en la naturaleza humana la tendencia hacia las pasiones feroces, que quienes se oponen a ellas incurren en el odio de los demás y que se inventan sistemas enteros de moral y teología para que la gente crea que la ferocidad es noble”. Eso era, precisamente, lo que Maquiavelo deseaba evitar: que la moral se mezclara con la política, porque, como hizo notar Gramsci, interpretando a Maquiavelo, la política acaba destruyendo la moral. Maquiavelo no pensaba, como tema, en la ferocidad en la política, aunque sabía que casi siempre la acompañaba. Pensaba más bien en la eficacia del nuevo político, el príncipe maquiaveliano. En el éxito, en el triunfo, en el prevalecer de la política. No fue, de ningún modo, como muchos han querido verlo, el teórico del Estado absolutista, como lo dice varias veces, sin ningún fundamento, el propio Gramsci. Es increíble cómo a todos se les impone siempre la lectura aislada de El príncipe y se olvidan de sus Discursos sobre la primera década de Tito Livio. En la primera obra se describe el modo en que el príncipe conquista y conserva el poder; en la segunda, el modo en el que el príncipe gobierna para su pueblo, haciendo, como él mismo dice, “que todos se vuelvan como príncipes”, vale decir, como hombres libres. La política, para Maquiavelo, tiene sus propios valores y el primero de todos es hacer libres a los hombres, para lo cual es necesario, primero, organizar al Estado. Eso no tiene nada que ver con la moral. La política también tiene reglas y normas. Maquiavelo no le da a su príncipe ninguna carta en blanco. Los fines (los valores políticos) están claros: hacer del pueblo italiano una verdadera nación, con un Estado que lo unifique y lo haga virtuoso (fuerte, poderoso) y, finalmente, libre; y a sus ciudadanos, hombres también virtuosos (que sólo lo serán si los convierte en ciudadanos libres). Kant y Maquiavelo van siempre de la mano. Kant (aunque jamás se lo propusiera o fuera totalmente inconsciente al respecto) consumó muchas de las asombrosas proyecciones teóricas que hizo Maquiavelo. El poder del príncipe, había escrito el florentino, reside “en buenas leyes y buenas armas”. Kant define el derecho, esencialmente, como coerción fundada en la fuerza memoria Julio 2014 / Nº 146 (“Derecho y facultad de coerción –escribió en la Metafísica de las costumbres– son la misma cosa”). La moral, como fuero interno del individuo, puede o no coincidir con el uso de la fuerza para someter a los individuos a la convivencia ordenada y pacífica de los hombres en sus relaciones exteriores (sociales). En ambos casos, si se vuelve animadora de acciones exteriores, se destruye a sí misma. La política y el derecho, en ese ámbito, prevalecen. Kant, en tal respecto, puede decirse que refunda de modo definitivo a la moral. El famoso ejemplo de la caridad es demoledor de esa moral que andaba metida en todas las esferas de la vida social: yo no hago caridad para que se me vea que la hago; la hago porque así me lo dicta mi conciencia, independientemente de lo que los demás puedan ver o juzgar sobre mi acto. Kant postuló, en contra de lo que antes y después de él muchos han sostenido, que el acto moral es fruto del individuo y no de la sociedad. El individuo es su propio legislador moral. Es él quien al formular una máxima (“debo hacer caridad”, sin más) hace de su decisión una ley moral (es la teoría del imperativo categórico: “Haz que la máxima de tu acción se convierta en ley universal”). En realidad, es lo que todo mundo hace en la vida cotidiana: todo nos parece bien o mal y actuamos en consecuencia. Lo que Kant soslayó es que cada cabeza es un mundo y ninguno de nosotros puede dictar una ley universal y nos quedamos en la máxima personal (“debo hacer caridad”, “debo respetar a mis semejantes”). Eso, sin contar con que, muchas veces, no somos de verdad seres morales (“ese tal por cual me las va a pagar”) y eso es lo que prevalece. En todo caso, podemos coincidir entre todos en lo que, más o menos, son el bien y el mal. Como decía Russell, es imposible que, en lo general, no condenemos el genocidio, el asesinato, el crimen en todas sus formas. Pero, ¿qué decir de los nazis que llevaron a las cámaras de gas o fusilaron a seis millones de judíos en Europa? ¿Cómo pensaban ellos? Hoy condenamos unánimemente el terrorismo. Pero, ¿qué decir de los fundamentalistas iraníes o de los etarras o los miembros del Ejército Republicano Irlandés? ¿Es que todos ellos fueron o son seres inmorales? Hasta la pregunta parece ridícula. Antonio Gramsci hizo un par de observaciones que vale la pena recordar. Por un lado, anotó que era “notable la virulencia de ciertas polémicas entre políticos por su carácter personalista y moralista. Si se quiere disminuir o aniquilar el influjo político de una personalidad o de un partido, no se trata de demostrar que su política es inepta o nociva, sino que ciertas personas son canallas, etcétera, que no hay ‘buena fe’, que determinadas acciones son ‘interesadas’… Se trata de una prueba de elementariedad del sentido político, del nivel aún bajo de la vida nacional; se debe al hecho de que realmente existe un vasto sector que ‘vive’ de la política de ‘mala fe’, vale decir, sin convicciones; está ligado a la miseria general, por lo que fácilmente se cree que un hecho político se debe a causas lucrativas, etcétera”. Donde la política funciona y vale, la moralística no tiene sentido ni cabida. O se gobierna bien o se gobierna mal. Eso es lo importante y lo que cabe juzgar en el mismo juego de la política. En otra ocasión, Gramsci hizo notar lo inútil que, en política, resulta moralizar sobre los actos del contrin- / 13 Jaguar - Mileniusz Spanowicz. cante, habida cuenta de que él nos puede contestar con “razones” igualmente moralizantes y vaya usted a saber qué juez podrá dar la razón a alguien. Gramsci, como Maquiavelo, no se atenía sólo a los hechos crudos de la realidad. Es más, los desacreditaba. Para él, los fines declarados por el supuesto político “inmoral” era justo lo que se debía someter a juicio. En ese sentido, escribía: Murcielago - Mileniusz Spanowicz. “…en un conflicto, lo que se necesita evaluar no son las cosas tal y como están, sino el fin que las partes en conflicto se proponen con el conflicto mismo, y cómo este fin, que no existe todavía como realidad efectiva, podrá ser enjuiciado y por quién. El propio juicio no se volverá jamás un elemento del conflicto, es decir, no será nada más que una fuerza del juego a favor o en daño de una parte o de la otra. En todo caso, se puede decir: 1) que en un conflicto todo juicio de moralidad es absurdo porque el mismo puede ser hecho sobre la realidad existente que, precisamente, se tiende a modificar; 2) que el único juicio posible es ‘político’, es decir, de conformidad del medio al fin. Un conflicto es ‘inmoral’ en tanto en cuanto se aleja del fin y no crea condiciones que nos aproximen al mismo…, pero no resulta ‘inmoral’ desde otros puntos de vista ‘moralistas’. De tal suerte, no se puede juzgar al hombre político por el hecho de que él es más o menos honesto, sino por el hecho de que mantiene o no sus compromisos (…el ser honesto puede ser un factor político necesario, y en general lo es, pero el juicio es político y no moral)” (Ouaderni dal carcere). Gramsci se refiere en este pasaje a dos valores esenciales de la política: uno, hay que tener éxito en lo que se propone; dos, hay que mantenerse fieles a los compromisos (eso ya lo sabíamos desde Hobbes: pacta sunt servanda, los pactos deben ser observados). Nada de eso tiene que ver con la moral. Ser equitativos y justos se refiere a valores políticos, no a valores morales. No tiene que ver con la eterna dicotomía moral (y también religiosa) de lo bueno y lo malo, sino con la eficacia en la acción política y con el cumplimiento de los compromisos. Decirle a un político que es inmoral es sólo dar ocasión para que él nos conteste diciendo que nosotros somos los inmorales. Y ambos tendremos razón, porque cada uno tiene su concepción de lo que es bueno y malo desde el punto de vista ético. Otra cosa es, por ejemplo, que a nuestro político se le pueda decir que es un inepto. Maquiavelo siempre pensó que el fin de la política es el éxito. Eso siempre lo dijo o lo dio a entender. Lo que no dijo, pero lo dio a entender también, es que la derrota o el fracaso son la negación de la política. Era un republicano, no un demócrata. En la democracia, la derrota es también parte de la política. Maquiavelo, además, era un gradualista consumado. No todo se puede obtener en la lucha política. Hay que ir por partes y todo lo que se gane es bueno aunque sea poco o limitado. Honestidad, equidad, justicia, solidaridad, fraternidad, amor por los demás, compromiso, piedad, espíritu de sacrificio, entrega en lo que se cree, deseo de libertad, tolerancia, búsqueda de la paz y muchos otros valores, en lo interno, son valores morales. Hacia afuera, en las relaciones jurídicas y políticas, son valores jurídicos o políticos que, por fuerza, tienen que compartirse con otros. La moral fue encerrada en el fuero interno de los individuos por Kant, de hecho, cumpliendo un legado de Maquiavelo. Por eso, expresiones como “moral política”, “moral jurídica” o, lo que suena a un verdadero despropósito, “moral pública”, son expresiones retóricas que carecen de todo significado teórico y práctico. La política, como puede verse, no es el reino de la arbitrariedad o de la compulsión salvaje de los individuos que sólo persiguen la satisfacción de sus propios fines. Es una esfera de la vida social ordenada y ordenante de la misma. Tiene sus normas, a veces, más firmes que las de la moral, la religión y hasta el mismo derecho, por la sencilla razón de que ellas derivan de un entrecruzamiento de intereses reales y concretos que deben luchar entre sí para subsistir o ponerse de acuerdo para el mismo fin. Sin la política, no serían posibles otras formas de convivencia en la sociedad moderna de nuestros días. No hay religión, moral ni derecho que, por sí solos, puedan garantizar esa convivencia. Sólo la política lo puede hacer, porque ella es, además de una feroz lucha por el poder, también la base de entendimientos entre contendientes que garantiza, por su propia naturaleza, la subsistencia de la sociedad ordenada y organizada. Para resolver los problemas relacionados con el avance y el progreso de nuestro régimen jurídico y constitucional hoy hace falta la política (el acuerdo, tan necesario en una sociedad crecientemente plural). Para resolver nuestros problemas económicos, hace falta la política. Para democratizarnos, hasta que un día muchos de los poderes hoy concentrados en el Estado regresen a la sociedad organizada plural y solidariamente, con libertad y justicia social, hace falta, asimismo, la política. Pero una política liberada, como la soñó Maquiavelo, de los prejuicios morales y egoístas. Este ensayo no es sólo una lectura genuina y moderna de Maquiavelo y Kant. Es también una reivindicación de la política como espacio que tiene sus propios valores, entre los cuales se cuenta el de que sólo ella pueda dar cuenta de ella misma. 14 / debate Julio 2014 / Nº 146 (Re)pensando la universidad pública y su sociedad ¿Para qué sirve la U. en Bolivia? Alejandra Ramírez S.* “Un violento conflicto de 35 días generado por alumnos de la Universidad Mayor de San Simón en Cochabamba (UMSS) ha visibilizado una crisis estructural general que, no sólo como Universidad, sino como sociedad estamos viviendo”, sostiene Ramírez en este análisis. Y cree que esa crisis “nos lleva a (re)cuestionarnos el papel de la Universidad pública en Bolivia”. Este es ese cuestionamiento. C omo en todos los casos, las redes sociales demostraron otra vez ser una escenario propicio de discusiones y posturas de diversos tipo en torno a este tema: ¿Cuál es la función de la universidad pública en Bolivia?. Recupero, como guía de este artículo, dos de los debates que se dieron en los espacios virtuales: (a) Cuando una persona comentaba las pulsiones políticas de la movilización estudiantil, otra respondía: “es una visión conservadora de la Universidad esa que cree que la principal función de la U. es la de formar profesionales”; (b) el tema de la investigación en la U. Las discusiones giraban en torno a si ésta debía estar al servicio del Plan General de Desarrollo Económico y Social (PGDES)­nacional o si debía buscar producir conocimiento independiente y con diversos fines, no necesariamente vinculados a las necesidades de las políticas (y políticos) públicas. Ambas discusiones (una sobre la relación estudiante-universidad y otra de orden más académico) me llevan a plantear la siguiente pregunta como eje de reflexión: ¿Cuál es la función de la U. en términos de formación, de política y sobre todo de generación de conocimiento? Facetas de la discusión Durante muchos años, la idea predominante en torno a la función de la U. pública era simple y generosa: “está al servicio de su pueblo”. De ahí que haya sido una vanguardia, no sólo en la formación de los profesionales sino, sobre todo, en la defensa de los derechos humanos de los ciudadanos. Pero en los últimos años ese sentido revolucionario y propositivo ha quedado en calidad de eslogan vacío. En la práctica, fue reemplazado por el imaginario de una universidad como espacio de adquisición de status y de beneficios para un importante porcentaje de la sociedad, sobre todo urbana. Veamos: En el sector estudiantil La U. se ha vuelto un espacio cómodo en el que miles de estudiantes se benefician de, entre otros: acceso a un seguro médico, comedor gratis, pasajes de transporte público con rebaja, acceso a Internet, manejo de fondos del IDH, guarderías para los hijos… Todos estos beneficios son derechos que se adquieren sin firmar contrato, ni asumir obligaciones frente al gasto en el que incurren gran parte de los ciudadanos bolivianos (todos los que pagamos impuestos). De contraparte: nada. Es decir, no se respetan lapsos de permanencia en una carrera, se salta de una a otra, la asistencia a clases es optativa –así como lo son, en muchos casos, las evaluaciones (se puede repetir el semestre en el futuro o en algún rápido y poco exigente curso de invierno o la sociedad boliviana, no sirven ni siquiera para aumentar puntaje en la escala salarial, siendo, al contrario, vistos con recelo: “los doctorcitos” –término aplicado a aquellos que tienen el grado de doctorado– son, generalmente criticados y menospreciados. En definitiva una universidad donde los títulos académicos no cuentan, ni siquiera en la calificación de méritos, y en la que se obtiene más puntos habiendo sido consejero que habiendo publicado varios artículos o libros. Del lado de la investigación No sólo existe un sub-valoración del papel de la investigación y del investigador. Hay además problemas en su evaluación: se prioriLagarto (Caimán yacare) - Mileniusz Spanowicz. za el cumplimiento en términos de verano)–, se manejan fondos económicos públicos cuantitativos y administrativos sin valorar indicadores –a partir de las FUL(es) y Centros de Estudiantes– sin cualitativos. Y, de paso, para coronar su menosprecio, rendir cuentas a la Contraloría Pública, y se exigen hay una creciente tendencia a querer, como política cada vez más derechos. ¿Dónde está el contrato ciuda- universitaria, enmarcar las investigaciones exclusivadano de esta población estudiantil que, siendo mayor mente al servicio del PGDES. Se tiene que tener claro de edad, tiene responsabilidades frente a la sociedad –y que la U. no es una entidad hacedora de políticas púsus ciudadanos– que está invirtiendo en ella? ¿Dónde blicas aunque pueda (y deba) aportar con conocimiento están los profesionales que deben ahora servir a un país, para que los tomadores de decisiones lo utilicen como permitiendo que otros(as) estudien en el futuro? ¿Dón- base (ahí lo que está fallando es la inexistencia de un de están aquellos que a partir de su creatividad, forma- puente entre academia y decisiones públicas). El objeción y profesionalidad, pueden generar discusiones y tivo de toda investigación académica debe ser el de prodebates críticos y propositivos en torno a los desafíos ducir conocimientos de diversa índole –algunos más sociales, económicos, tecnológicos que existen en este prácticos y otros más abstractos (no en vano existe la diferenciación entre lo que es una investigación básica/ país? A ello se suman los grandes problemas que existen fundamental y la que es práctica/aplicable)–. Esos coen términos de formación, problemas que se arrastran nocimientos pueden servir para tomar decisiones, pero desde la educación pre-universitaria [de hecho, en al- deben, sobre todo, ser capaces de generar posturas crígún momento, habría que evaluar los impactos de las ticas, sin inclinarse frente a las autoridades gubernareformas educativas emprendidas durante los últimos mentales –de cualquier nivel o postura ideológica–. 20 años en el país]. Existe consenso sobre el hecho de que hay una notable disminución del rendimiento Volviendo a la pregunta inicial académico de los alumnos que presentan no sólo pro- ¿Para qué sirve la U? Siendo una entidad académica, blemas de lectura, escritura, redacción, y, sobre todo su papel no es desarrollar emprendimientos empresacomprensión, sino de un desconocimiento de todo lo riales, económicos o tecnológicos, ni de hacer políticas que viene a ser un bagaje cultural mínimo que permita públicas. Es un espacio que sirve para (a) formar proun verdadero diálogo de saberes y no un simple rescate fesionales –que son los que efectivamente tendrán que desarrollar los emprendimientos una vez lanzados a la de conocimientos locales. sociedad–; (b) atraer docentes de calidad –regidos por un escalafón/carrera docente–capaces de (c) producir Del lado de los docentes En la Universidad no existe una carrera docente que conocimiento crítico y creativo para, a partir de ello, permita, mediante un proceso de evaluación/formación aportar a la política, economía y la sociedad. La U. no debería servir de remanso de permacontinua, la consolidación de un status de docente universitario que destaque en términos de formador críti- nencia, un lugar cómodo al margen de las obligaciones co de una nueva generación capaz de plantear alternati- ciudadanas. vas frente a la construcción socio-política y económica de Bolivia. La politiquería –y no la política– ha ganado * Responsable del Área de Estudios del Desarrollo del Centro también algunos espacios en este gremio. Los títulos, de Estudios Superiores Universitarios de la Universidad Mayor siguiendo una concepción cada vez más arraigada en de San Simón (CESU-UMSS). debate Julio 2014 / Nº 146 / 15 El beso de las Mujeres Creando: Subversión y misoginia Patricia Flores Palacios* Escribe Flores: “¿Qué vemos en estas fotografías? Una acción pacífica en el atrio de la Catedral de La Paz, una acción que María Galindo y Mujeres Creando llamaron ‘Escultura lesbiana’. Consistía en un abrazo y en un beso. Pero eso, sólo eso, fue suficiente para provocar la acción violenta y represiva de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales, UTOP. No había nada amenazante, ninguna actitud que alterase el orden público. ¿O la propia identidad es una amenaza en estos tiempos ‘de cambio’?”. L a brutalidad policial-parlamentaria Las dos mujeres estaban rodeadas de pancartas que decían: “Ley antidiscriminación es pura decoración”, “GLTB = gorda, lesbiana, terca y boliviana”, “No hay libertad política, sin libertad sexual”, “Sueño con un mundo sin ejército, NO con maricones en el ejército”. Quizá estas frases fueron las que desencadenaron la brutal agresión policial. (Y lo de brutal está verificado: ver los testimonios periodísticos; ver las huellas de los golpes en los cuerpos de María Galindo y las otras integrantes de Mujeres Creando; ver las fotografías que acompañan esta nota). Pero también fueron brutales las expresiones misóginas y homofóbicas de un representante nacional. La historia se repite Y esta es la misma violencia policial que la perpetrada contra Mujeres Creando cuando el grupo protestó la promulgación de la Ley 348 en inmediaciones de Plaza Murillo en febrero de 2013 o cuando denunció esa farsa mediático-folclórica de los “Matrimonios Colectivos desde Nuestra Identidad” en mayo de 2011. Se habla de derechos, pero se los vulnera una y otra vez. Y es que la sola presencia de Mujeres Creando y María parecería una amenaza al sistema, una afrenta a la heteronormatividad, una subversión al orden judeo-cristiano y al teatro culturalista andinocentrista. Y ellas no necesitan mayor institucionalidad que la calle, las paredes o cualquier espacio público (y el atrio de una Iglesia lo es) para revelar las distancias entre el fetichismo jurídico y la realidad, entre la discursividad y las acciones estatales. Basta sólo eso para constatar cuán vigentes y vitales continúan los mandatos medievales e inquisidores de una memoria larga. * Feminista queer y comunicadora social Acciones y discursos ¿Y es que definitivamente la osadía de un beso entre mujeres en la Plaza Murillo o un cartel interpelador y o la mera presencia del propio cuerpo son ya amenazas para un orden estatal anclado desde centurias en el patriarcado colonial, en imperativos machistas, homofóbicos y misóginos? ¿Hemos cambiado tan poco que –a pesar de los enunciados descolonizadores, despatriarcalizadores, de las discursividades grandilocuentes sobre “el vivir bien– se recurre de manera reiterada al uso monopólico de las fuerzas represivas del Estado y paradójicamente contra quien planteó precisamente la despatriarcalización? La misoginia estatal Aquí el “método” de lucha despatriarcalizadora de Mujeres Creando, un método que supone un “afuera de la institucionalidad dominante” y un “afuera del Estado”, devela un claro contenido: que el patriarcado en el proceso de cambio sigue incólume, que las leyes son tan sólo enunciados porque no las cumplen o acatan los propios servidores públicos, que la discriminación, la misoginia y la homofobia son las “estructuras estructurantes” de representantes nacionales como Roberto Rojas. Lucha despatriarcalizadora que a su vez sintetiza la impotencia, la bronca, la ira y la desesperación ante la pérdida de las esperanzas de cientos de mujeres, lesbianas, homosexuales, travestis y familias que no encuentran justicia. A casi una década de “cambio”, Bolivia es el país de la región con los más altos índices de femenicidio e indefensión por la violencia machista y homofóbica. Una violencia que está también cómodamente instalada en el Estado, sus instituciones y sus representantes. Porque son los hechos los que hablan, los que escriben la historia. 16 / artes Julio 2014 / Nº 146 La mirada amorosa de Mileniusz Spanowicz Alfonso Gumucio Dagron* “Cuando uno mira las fotos de Mileniusz Spanowicz –escribe Gumucio Dagron en esta reseña de una exposición– lo hace con un sentimiento a la vez de admiración y de nostalgia. Admiración por su trabajo y por la belleza que pone frente a nosotros, y nostalgia porque no tenemos ninguna garantía de que en el curso de las próximas décadas esa belleza permanezca”. S Colibrí - Mileniusz Spanowicz. quiera) es el que sobresale entre los demás: a veces el fotógrafo lo sabe desde que dispara y a veces lo descubre más tarde cuando revisa la serie completa. Armado de un imponente teleobjetivo blanco Mileniusz se adentra en ríos caudalosos y tupidas selvas. En la fotografía de la naturaleza sucede algo sorprendente, pues no solamente nos maravilla la imagen de un animal de cuerpo entero o de una planta completa, sino las formas y colores que uno descubre si se acerca a la fotografía y observa el detalle en las plumas de un pájaro, en la piel de una serpiente o en el intricado diseño de alguna flor que señala su presencia con su belleza involuntaria. Detrás de la cámara está el ojo del fotógrafo y detrás de él el apoyo de instituciones sin las cuales su trabajo no sería posible: la exposición fue organizada por Wildlife Conservation Society (WCS) y posteriormente contó con el apoyo de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, del Programa Nacional de Biocultura, del Servicio Nacional de Áreas Protegidas y de la Comisión Madre Tierra y Medio Ambiente de la Asamblea Departamental de La Paz. En cada institución hay personas cuyo compromiso hace que se logren resultados concretos, por ello menciono a Robert Wallace, Elvira Salinas, Lilian Painter y Elvira Espejo, para no citar sino algunos. Lo que conocemos gracias a quienes se dedican a la investigación y a la protección de la diversidad biológica es que cerca de 3.000 especies de vertebrados han sido registradas en Bolivia: 389 mamíferos, 1.415 aves, 306 reptiles, 254 anfibios y 635 peces. Nuestro país ocupa el séptimo lugar en el mundo por su diversidad de aves y es el undécimo por en la riqueza de su flora: más de 20.000 especies de plantas superiores se han catalogado en Bolivia. La diversidad de fauna y flora en el departamento de La Paz se explica también por su excepcional condición Bosque nuboso andino - Mileniusz Spanowicz. i no supiera que es su nombre verdadero, pensaría que lo inventó para transitar de su mundo polaco a la sonoridad cercana al habla hispana y a su trabajo en este continente donde el milenio comenzó auspicioso. Mileniusz es uno de esos personajes que llega al país y se sumerge en su vida cotidiana y en su cultura hasta convertirse en hijo adoptivo, no por algún decreto o concesión administrativa, sino por su obra de incontestable amor por Bolivia. Lo conocí en los alrededores de Ricardo Pérez Alcalá, mi querido amigo fallecido hace menos de un año. Mileniusz estaba siempre allí, en el círculo de confianza del pintor, fotografiando su obra plástica y su arquitectura, acumulando un archivo formidable de imágenes. Y de vez en cuando se perdía, desaparecía de la ciudad porque se zambullía en las selvas tropicales del norte del departamento de La Paz. Todos tenemos incrustado en el imaginario de La Paz un paisaje altiplánico montañoso, frío y desolado, con un horizonte de llamas y vicuñas. Lo que no asimilamos fácilmente es que el norte del departamento es también una vasta región tropical, de vegetación exuberante e intricada, poblada por infinitas especies de flora y fauna de las que apenas conocemos unas cuantas.­ Estamos hablando de doce mil especies de plantas superiores que representan el 60% de la flora boliviana, de dos mil especies de vertebrados (3.7% de todos los vertebrados del mundo) y 1.100 especies de aves (34% de las que tenemos en toda la región y 11% de las que existen en el mundo). La mirada de Mileniusz se ocupa de recordarnos esa realidad desconocida para la mayoría de los bolivianos y de traernos en cien fotos una pequeña muestra, quizás para antojarnos o hacernos sentir ignorantes. No es casual que la muestra de fotografías que exhibió a fines de mayo el Museo Nacional de Etnografía y Folklore (MUSEF) se llame “Retratos del Madidi” y no “Fauna y flora del Madidi”. La palabra retrato significa proximidad. Uno retrata a alguien con quien establece lazos de empatía, como los que Mileniusz ha construido a lo largo de muchos viajes y más de seis mil imágenes. Detrás de cada imagen seleccionada hay una aventura, varias anécdotas y un centenar de fotos. Todos los fotógrafos hemos sentido alguna vez una emoción creativa semejante: el fotógrafo espera mientras a través del visor ve modificarse la composición. Cuando dispara, siente que es el instante preciso, el momento que nunca más volverá a repetirse. Es cuestión de un segundo, nada más. Uno de esos clics (que ya no se escuchan en las cámaras digitales, a menos que uno topográfica que abarca desde cumbres nevadas a 6.100 metros de altitud sobre el nivel medio del mar, hasta 180 metros en la cuenca amazónica. Tenemos tres áreas protegidas contiguas que forman parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Bolivia y que sobresalen por su biodiversidad: el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi (1.895.750 hectáreas), el Área Natural de Manejo Integrado Apolobamba (483.743 hectáreas) y la Reserva de la Biósfera y Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas (400 mil hectáreas). Esas zonas tienen también importancia cultural gracias a la presencia de comunidades Leco, Tacana, Araona, Esse Ejja, T´simane y Mosetene. Una muestra fotográfica como esta, acompañada de la información científica pertinente, en lugar de instalarnos en una zona de confort por toda aquella riqueza que tenemos al alcance de la mano, debería cuestionarnos sobre la posibilidad de perderla. Hay, en efecto, especies amenazadas como el ciervo de los pantanos, el jaguar, el borochi, la londra, el águila harpía, pavas de monte, parabas, garzas, el caimán negro, el lagarto y especies de tortugas de tierra y agua. Cuando uno mira las fotos de Mileniusz Spanowicz lo hace con un sentimiento a la vez de admiración y de nostalgia. Admiración por su trabajo y por la belleza que pone frente a nosotros, y nostalgia porque no tenemos ninguna garantía de que en el curso de las próximas décadas esa belleza permanezca intangible. Lo que la diversidad biológica nos proporciona (sin ningún mérito nuestro) lo podemos perder por las acciones que ejercemos sobre la naturaleza. La invasiones de colonos en áreas protegidas, los proyectos depredadores del extractivismo a ultranza, la tala indiscriminada de especies forestales preciosas y la expansión de la frontera agrícola pueden significar la pérdida de un tesoro que la naturaleza elaboró pacientemente a lo largo de miles de años. * Escritor y comunicador. / 17 artes Julio 2014 / Nº 146 Sobre la Biblioteca del Bicentenario Hace ya diez años, en 2004, Plural editores elaboró y presentó un “Proyecto para la creación de la Biblioteca del Bicentenario”. Desde entonces, discutió ­–sin mucha suerte– su posible financiamiento con diversas instituciones. En 2013, la Vicepresidencia del Estado Plurinacional acogió la idea y decidió asumir el proyecto. En los últimos meses, la Vicepresidencia conformó un multitudinario Comité Editorial (del que Plural es parte) y ya elaboró una muy preliminar pre-selección de las obras que serían parte de esta colección de 200 títulos. De esa lista preliminar, Plural editores ya ha publicado, en buenas ediciones, casi cuarenta títulos. Transcribimos aquí fragmentos del Proyecto original, de 2004, de Plural editores. ntecedentes La conmemoración del Bicentenario de la Independencia (2004-2025) alienta diversas iniciativas culturales destinadas a la recuperación del patrimonio artístico e intelectual de los países iberoamericanos. Plural editores quiere contribuir a ese esfuerzo con la publicación de una Biblioteca del Bicentenario, inspirada en la que Gustavo Adolfo Otero creó en 1939, con el nombre de Biblioteca Boliviana y que logró publicar medio centenar de títulos hasta 1947. Con posterioridad a ese emprendimiento, Fernando Diez de Medina formó en 1956 una pequeña Biblioteca de Autores Bolivianos, que sólo logró publicar cuatro volúmenes, y en 1975 se publicó la Biblioteca del Sesquicentenario, con una treintena de obras escogidas de escritores bolivianos. La Biblioteca del Bicentenario se propone recoger, mediante rigurosa selección, la obra de los principales escritores bolivianos y de algunos escritores de otros países que escribieron sobre Bolivia, en ediciones (en la medida de lo posible, de sus Obras completas) que puedan considerarse como “definitivas”. Características de la Biblioteca La Biblioteca del Bicentenario estará conformada por una cantidad aún no determinada de volúmenes, pero en ningún caso inferior a 100, que se publicarán en el curso de los próximos años y se distinguirá de otras ediciones por las siguientes cualidades: – El cuidado puesto en el establecimiento de los textos originales, más allá de las alteraciones surgidas con el correr del tiempo, y las sucesivas ediciones, o bien señalándolas cuando fueron introducidas por el propio autor. – La excelencia de los estudios preliminares preparados especialmente para estas ediciones por intelectuales de reconocida competencia. – La amplitud y minuciosidad de la bibliografía activa y pasiva acerca de cada autor que se incluya y la inclusión de una cronología de la vida del autor y el contexto político e intelectual de su época. – La puesta en página, la calidad del papel empleado y las ilustraciones de las cubiertas, tomadas preferiblemente de obras notables de la plástica boliviana. – El rescate de inéditos o piezas nunca recogidas en libros por sus autores, la publicación crítica de libros desaparecidos hace mucho tiempo de la circulación editorial o que nunca han sido objeto de edición. – La creación de antologías de textos, dedicadas al pensamiento político de la independencia, al pensamiento conservador, al indigenismo, al nacionalismo revolucionario o al de la ilustración. La producción de los libros se hará siguiendo los parámetros internacionales de calidad para este tipo de obras. Los libros de la Biblioteca del Bicentenario se presentarán en dos formatos: una edición rústica, con tapas blandas, y una edición más restringida, con tapas duras. Una versión digital de todas las referencias pertinentes sobre estas obras estará disponible en el sitio Web de la Biblioteca del Bicentenario. Y, obviamente, los libros estarán disponibles en los circuitos comerciales establecidos para la distribución de publicaciones. Araña bananera - Mileniusz Spanowicz. A Fondo de ojo Venus Ana Rebeca Prada R oman Polanski tiene una obra muy heterogénea, muy diversa; cuesta mirarla como un todo con hilos evidentes de cohesión. ¿Cómo comparar La novena puerta (1999), El pianista (2001) y Oliver Twist (2005), sólo para hablar de películas recientes? Obviamente que se trata de un gran director, pero los resultados son muy diferentes. En todo caso y en este contexto, aparece La Venus de las pieles (Francia, Polonia 2013), nominada a la Palma de Oro en Cannes en 2013; ganadora del premio a Mejor Director en los Césares en 2014. Una película muy distante de las grandes producciones que ha realizado. Aquí estamos ante un film de a dos, totalmente realizado en el escenario de un teatro desierto, tarde en la noche en París. Magnífica pareja de actores en esta ocasión: Emmanuelle Seigner, esposa del Polanski y actriz en varias de sus películas; y el maravilloso Mathieu Amalric, director francés, pero sobre todo gran actor, que conocemos por actuaciones excelentes como la de La escafandra y la mariposa y muchas otras. Magnífica pareja que encara, bajo la dirección de Polanski, la puesta en escena de la obra teatral de David Ives (co-guionista de la película, además, con Polanski) que tiene el idéntico título de La Venus de las pieles. Ives es un dramaturgo norteamericano que estrenó con gran éxito esta obra en off Broadway y en Broadway. En la película, Polanski arma –a partir de la obra de Ives- una relación intensa que se da en un teatro parisino solitario, entre un director (antes actor), Thomas, que se dispone a irse a casa luego de una serie de pésimas audiciones, y Vanda, una aspirante al papel de la obra que él está montando, La venus de las pieles. Con este título publicó Leopold von Sacher-Masoch una novela en1870, la que causó gran escándalo por el tema del masoquismo, palabra precisamente inspirada en el apellido del escritor. Los personajes de la novela –que, al interior del film, Thomas ha adaptado para el teatro, respetando la historia y los nombres– son Severin von Kusiemski y Wanda von Dunajew. La actriz, que llega al teatro que Thomas se dispone a abandonar, se llama también Vanda, primer signo de que la película va a mezclar ficción y realidad, en una dinámica que termina en una confusión magnífica al interior de esa intensidad que va in crescendo. Thomas finalmente accede a la audición de Vanda, un poco a desgano. Pero queda absolutamente fascinado cuando ella deja su lenguaje procaz y sus maneras vulgares al convertirse en Wanda von Dunajew en el escenario. Ella lo conmina a leer el rol de Severin von Kusiemski y realizar la audición con ella. Y allí es donde comienza la mencionada confusión estructurante, que está armada con las transiciones permanentes entre personaje y actor (personaje y actriz), y con la creciente fusión (e incluso inversión) de la vida de los personajes con la de los actores. Respetando las relaciones (sado)masoquistas que la novela, fuente primaria de todas las re-escrituras, desarrolla en su trama. Una película de gran calidad, que respeta la estructura teatral de la obra en que está basada, pero utilizando los recursos del cine para llevar la propuesta a su máxima expresión. 18 / artes Julio 2014 / Nº 146 Hacia una ortografía de la imagen colonial Lucía Querejazu Escobari* “Famoso es el caso del cuadro de san Mateo de Caravaggio. La primera versión situaba al evangelista en su escritorio y al ángel prácticamente de pie y apoyado sobre el santo. La obra fue rechazada porque inducía al observador a pensar que el evangelio había sido escrito por un ángel o bien que san Mateo había sido un simple copista. Caravaggio fue obligado a reformular la obra y así surgió el famoso san Mateo, en el que el ángel habla con el evangelista desde las alturas, sin contacto alguno”. U no de los mayores retos de la historia del arte es el de poder comprender la totalidad del contenido de un cuadro o una imagen, para eventual­mente describirlo. Este proceso es común a todas­las obras de arte o imágenes que se analizan dentro de la disciplina. El método más apropiado para hacerlo depende del investigador pero sobre todo del objeto de estudio. En el arte virreinal este proceso es particularmente complejo debido al gusto por lo escondido y lo encriptado que caracterizó al Renacimiento y al Barroco. El arte virreinal o colonial fue creado siguiendo estos patrones y los objetivos que estos delineaban, como ser el afianzamiento de determinadas doctrinas, especialmente en el siglo XVI después de que la iglesia católica iniciara su proceso de reformulación llamado Contrarreforma. De ahí que conocer los pormenores de la lógica de estas imágenes es muy útil pues ellas albergan vastos contenidos que pueden o no apreciarse a simple vista pero que definitivamente están expuestos ante nuestros ojos para ser vistos y comprendidos. Es decir, la pintura virreinal no es decorativa, se desglosa en un universo de pinturas pensadas para llamar a la reflexión en torno a temas concretos. Iconografía e iconología La iconografía es la descripción de una imagen, desde su creación hasta su forma final, identificando su estructura y atributos. Asociada a ella se encuentra la iconología, que con poca claridad se diferencia de la iconografía porque la iconología se ocupa del significado de las imágenes y no sólo de los elementos que la componen. Este tipo de grafía de la imagen o del icono, como sistema, fue analizado a profundidad por Erwin Panofsky, quien sistematizó la teoría como un método de tres pasos que van desde la descripción preiconográfica, al análisis iconográfico para terminar con el análisis iconológico. La lógica de este sistema reside en la premisa de que cada cultura desarrolla sus propios códigos visuales y culturales a partir de los cuales se construye este sistema de referencias o atributos. De esta manera si uno puede determinar cuáles son estos códigos, la interpretación de las imágenes sigue como consecuencia lógica. Este método planteado por Panofsky resultó ser muy eficiente para comprender imágenes creadas dentro de sistemas culturales similares. Pero fue posteriormente criticado por restringirse a una sola forma de construir imágenes y que no sería de utilidad para imágenes que se crean en procesos diferentes. Por ello se han venido desarrollando otras propuestas metodológicas a lo largo de los años, como ser la historia social del arte o la semiótica. El arte virreinal americano deriva de las corrientes artísticas del Renacimiento y del Barroco, tanto español como italiano y flamenco. Debido al controversial uso de imágenes dentro del culto católico, en el Concilio de Trento de 1545 se determinó con mucha rigurosidad cómo debían utilizarse las imágenes y cuáles eran los contenidos a representarse. Para asegurarse de que esto se reprodujera sin alteraciones en el vasto territorio americano, el sistema de administración colonial se valió de los manuales de pintura y los grabados flamencos. En los grabados se presentaba la iconografía apropiada para un determinado tema y en el manual se explicaba cómo se debía lograr este resultado profundizando en los colores (los grabados eran en tinta negra) y cómo generar las expresiones adecuadas en los rostros y manos. De esta forma podemos tener acceso a los códigos y normas que rigen la construcción de las imágenes y por lo tanto se abren las puertas de la comprensión de la imagen en toda su complejidad. El universo del atributo A diferencia de lo que se podría creer, considerando lo rígido que era el tema en cuanto a creatividad, los artistas virreinales generaron importantes variaciones iconográficas que se ajustaban a las necesidades doctrinales de cada región. No está demás aclarar que el arte era un oficio gremial sujeto a normativas, no era un arte liberal (como lo fue posteriormente). Esto significa que los pintores, por ejemplo, cumplían los pedidos siguiendo un modelo pre establecido. Por ejemplo, los atributos de cada santo lo identificaban y dirigían la lectura en el sentido solicitado. Aun así existía un pequeño margen de libertad artística que podía, en algunos casos, causar problemas. Famoso es el caso del cuadro de san Mateo de Caravaggio. En este caso el evangelista escribe su texto inspirado por un ángel que pareciera dictarle el contenido correcto. La primera versión de Caravaggio situaba al evangelista en su escritorio y al ángel prácticamente de pie y apoyado sobre el santo, como llevando su mano a lo largo del papel. La obra fue rechazada porque inducía al observador a pensar que el evangelio habría sido escrito por un ángel o bien que san Mateo no habría sido en sí un evangelista sino un mero copista. Caravaggio fue obligado a reformular la obra y así surgió el famoso san Mateo en el que el ángel habla con el evangelista desde las alturas, sin contacto alguno. Para cada santo, en las diferentes escenas de su vida, así como en las de la Sagrada Familia, existía una normativa estricta. Los atributos en este universo sirven entonces para reconocer y comprender. Así se ha establecido por ejemplo que san José viste túnica verde con manto rojo o que la Virgen Inmaculada siempre lleva vestido azul con manto blanco. San Antonio, san José y san Cayetano llevan al niño Jesús en brazos, pero san Antonio va con el hábito café de la orden franciscana, san Cayetano lleva traje diocesano y san José lleva barba. De esta forma los atributos o la combinación de varios van definiendo el contenido. Ante el inmenso corpus de obra virreinal que puebla nuestros templos el método queda corto sin el sistema de referencias que de cuenta de detalles, variaciones o iconografías poco frecuentes. Ese es el trabajo de más de cuarenta años de Héctor Schenone, historiador del arte argentino que falleció este mes de mayo, dejando un legado inmenso. En sus obras, Schenone dejó consignadas las iconografías más importantes de América asociadas a las doctrinas a las que pertenecen. También identifica en sus escritos aquellas obras que son muy raras y que no pueden compararse o contrastarse con ninguna otra, por ejemplo, las obras del retablo de reliquias de San Ignacio de Bogotá, donde se guardan restos de santos que no hay en ninguna otra parte del mundo. De estos santos extraños y sus representaciones se ocupó Schenone, construyendo diccionarios de ortografía de la imagen. Sin la obra de Schenone, el trabajo de los historiadores del arte americano estaríamos perdidos, tratando de dar sentido a cosas que no lo tienen o perdiendo el valioso contenido en algunas composiciones que aparentan simplicidad. Él y su trabajo son un símbolo del trabajo colaborativo necesario para construir un entendimiento de nuestra historia. * Historiadora de arte. / 19 libros Julio 2014 / Nº 146 Luis H. Antezana responde Al marge del la ley. Entre la seguridad y los derechos en una ciudad boliviana Daniel M. Goldstein Plural editores / Colección Sociedad El preparado de yeso. Blanca Wiethüchter, una crítica afición Marcelo Villena Alvarado IEB-IIL-Plural editores Escritos escogidos ¿Integral, aparente, patrimonial, corporativo, prebendal, plurinacional? Estos son sólo algunos de los muchos adjetivos que han sido usados, en las últimas décadas, para describir el Estado en Bolivia. Desde una antropología de la inseguridad urbana, Daniel M. Golstein propone en este libro una nueva caracterización: el Estado como una entidad espectral, un fantasma frente al cual “la gente se siente al mismo tiempo abrumada y abandonada, simultáneamente oprimida e ignorada, en una relación básica que se ha mantenido sin modificaciones sustanciales por lo menos desde el periodo neoliberal hasta hoy, y que no muestra señales de cambio pese a las transformaciones de la configuración política nacional”. Daniel M. Goldstein es catedrático de Antropología de la Universidad de Rutgers, Estados Unidos. (M.S.) La cada vez mayor inclinación de Marcelo Villena Alvarado hacia la reflexión sobre la imagen gráfica parece explicarse porque ambos, tanto el trabajo del artista como la materialidad del arte, en ella se hacen evidentes. Su primer libro, Las tentaciones de San Ricardo (2003), termina describiendo un lienzo imaginario que “representaría la procesión del corpus de la narrativa boliviana”; otro, en proceso de revisión y traducción del francés, se llamará El deseo del gesto y el modelo de la pintura: Intertexturas a través del corpus pictórico de Roland Barthes; y el que aquí presentamos, que a través de la lectura de Blanca Wiethüchter, comienza con una reflexión sobre la obra del pintor Ricardo Pérez Alcalá y termina con la interpretación de la “obra gráfica” de Jaime Saenz, de sus dibujos de calaveras. (Gilmar Gonzales Salinas). No pocos recuerdan a Arturo Orías como a un gran profesor universitario. Esa memoria no es casual: fue la universidad (y la educación en general) el gran proyecto intelectual de su vida (nacido en 1931, Orías falleció en 2001). Primero, como estudiante de la universidad de Tubinga (Alemania), en la que Orías fue discípulo de Eduard Spranger, Otto Bollnow y Ernst Bloch (a los que luego traduciría, magníficamente, al español, además de a otros, como Brecht). Luego como profesor de la Universidad Mayor de San Andrés, institución en la que, además de dar clases de filosofía de la educación, fue director de carrera, decano, vicerrector y rector. Este libro, compilado por su esposa (desaparecida hace poco) reúne textos breves y largos sobre los temas que apasionaron a Orías durante toda su vida: la literatura, la filosofía, la educación y la universidad. (M.S.) Hoteles Serenata cósmica De kenchas, perdularios y otros malvivientes Maximiliano Barrientos La Hoguera / A la venta en Librerías Plural Juan Pablo Piñeiro Gente Común/ A la venta en Librerías Plural Los Hermanos Loayza El Cuervo / A la venta en Librerías Plural “A la literatura boliviana le sobra historia y le falta intimidad”, dictamina Edmundo Paz Soldán al comentar este libro, que reúne dos relatos de largo aliento (“Primeras canciones” y “Turismo”) y una nouvelle o novela corta (“Hoteles”). Paz Soldán continúa: “Se ha narrado mucho sobre clases y razas en pugna, y poco sobre esa lucha interna que libran todos los individuos sin sosiego. Maximiliano Barrientos pertenece a una generación de narradores y cineastas que se toma muy en serio la intimidad. Su obra poco a poco va construyendo una gran épica de la desaforada Santa Cruz urbana de hoy, pero una épica curiosa que atiende más a los silencios interiores que al gran monumento. Los personajes de Barrientos son jóvenes pero se niegan a crecer; el problema es que lo han hecho y han encontrado allí desilusión, el fin de los sueños, la gran ruptura”. Algo telúrica, la académica argentina Magdalena González Almada dice de estos relatos de Piñeiro que son “un canto a lo ancestral” (whatever that means). Y añade, en la misma prosa confusa, algunos indicios sobre lo que ofrecen: “Un viaje por los espacios sensoriales de lo humano, por los pequeños grandes acontecimientos que sostienen la existencia percibida, múltiples experiencias en nuestra relación con el cosmos, que nos llevan a asumirnos como simples hebras en el gran tejido de la vida. Serenata cósmica nos convoca a mirar la existencia desde otra perspectiva, desde otro sentido común, adormecido por el racionalismo constituido en dogma global”. Más allá de estos esoterismos, lo evidente y racional es que el libro reúne 10 cuentos, los primeros que publica Piñeiro, conocido más bien por sus dos novelas: Cuando Sara Chura despierte de 2003 e Illimini púrpura de 2010. (M.S.) Novela que, en su origen, era tal vez el guión de un largometraje. Los autores, como se indica, no sólo son sino que firman como hermanos, Álvaro y Diego. Sobre el asunto del libro, el escritor colombiano Juan Cárdenas nos ofrece este resumen: “Un joven campesino amante de las ciencias llega a la gran ciudad para cumplir con sus sueños. Allí lo aguardan el ruido, la furia y las desopilantes sorpresas de una urbe”. Y luego, so pretexto de la sinopsis, Cárdenas se permite estos excesos, como de disco folklórico de los setenta o de un Jaime Saenz for export: “La Paz, donde la faz hierática de los ídolos deviene carcajada telúrica, donde el mito y el logos se entreveran en una danza macabra y el tiritar de los huesos desata la reverberación de otras ciencias: el Cacho, el Alcohol, la Palabra, el Cuerpo”. La novela, claro, es mucho mejor que esto. Es hasta recomendable. (M.S.) Arturo Orías (comp. de Christa Fabry de Orías) ¿Cuáles son las 10 mejores novelas de la literatura boliviana? Luis H. Antezana Juárez (Oruro, 1943) es filólogo, catedrático, ensayista y traductor. Pero sobre todo es uno de los mejores lectores que ha producido la cultura boliviana. Un lector de literatura, de fútbol, del pensamiento social (son seminales sus textos sobre René Zavaleta Mercado y Sergio Almaraz). En 1983, respondió a una encuesta de Carlos Mesa sobre “las 10 mejores novelas de la literatura boliviana”. Esta fue su selección: “Separando la novela boliviana arbitrariamente en dos tiempos: uno ‘Clásico’ y uno ‘Moderno’ –lo que tiene alguna motivación al nivel del trabajo sobre el lenguaje narrativo, dicho sea de paso– escogería los siguientes títulos: Clásicas 1. Juan de la Rosa (1885). Nataniel Aguirre. Ya inscribe muchas de nuestras constantes narrativas: rebelión y masacre; busca de la paternidad; dialéctica entre acción y reacción ideológicas (Fray Justo vs. Padre Arredondo). 2. Raza de bronce (1919). Alcides Arguedas. No sólo inventa el indigenismo, sino que marca además el “liberalismo” de nuestra narrativa. 3. Aluvión de fuego (1935). Óscar Cerruto. Inagotable en sugerencias y escrita inmortalmente. 4. La Chaskañawi (1947). Carlos Medinaceli. Una novela que nos busca en nuestras fronteras sociales, como quien nos busca en nuestros límites de sentido. 5. Yanakuna (1952). Jesús Lara. En la que quizá se marca mejor lo ajeno que se ha vuelto nuestro territorio. Wayra es nuestro más fuerte personaje femenino. Modernas 6. Los deshabitados (1959). Marcelo Quiroga Santa Cruz. Por la precisión y sobriedad del lenguaje y por el trabajo de las relaciones interpersonales. 7. Tirinea (1969). Jesús Urzagasti. Toda una poética sobre la complicidad afirmativa entre la escritura y la vida. 8. Manchay Puytu (1977). Néstor Taboada Teráb. Un logro formal, en una dialéctica temática (muerte vs. deseo) muy bien construida. 9. Felipe Delgado (1979). Jaime Saenz. Densa, compleja y múltiple: indagación originalísima de una vida y una ciudad. 10. Morder el silencio (1980). Arturo von Vacano. Una rigurosa búsqueda del lugar de la palabra en un mundo inclinado a otros fines. Y un gran sentido del humor. Y otras más. Carlos Mesa Gisbert 20 / Julio 2014 / Nº 146 La otra orilla Artista invitado La brasileñización de Occidente El norte de La Paz por Mileniusz Spanowicz Ulrich Beck (n. 1944). Cf. Ulrich Beck (1999). Schöne neue Arbeitswelt, Frankfurt, Campus Verlag. (Trad. cast. de Bernardo Moreno: Un nuevo mundo feliz. La precariedad del trabajo en la era de la globalización, Barcelona, Paidós, 2000, pp. 9-16). Ilustramos este número de Nueva Crónica con fotografías del polaco Mileniusz Spanowicz. S obre estas fotografías, Alfonso Gumucio Dagron escribe (ver su nota completa en la p. 16): “Todos tenemos incrustado en el imaginario de La Paz un paisaje altiplánico montañoso, frío y desolado, con un horizonte de llamas y vicuñas. Lo que no asimilamos fácilmente es que el norte del departamento es también una vasta región tropical, de vegetación exuberante e intricada, poblada por infinitas especies de flora y fauna de las que apenas conocemos unas cuantas. La mirada de Mileniusz se ocupa de recordarnos esa realidad desconocida para la mayoría de los bolivianos y de traernos en estas fotos una pequeña muestra, quizás para antojarnos o hacernos sentir ignorantes”.­ Mileniusz Spanowicz nació en 1962 en Varsovia (Polonia). Desde muy joven estuvo interesado en los animales y en la biología como un todo, pero muy en particular en los reptiles. Dada la reducida diversidad herpetológica de su Rana mono - Mileniusz Spanowicz. L a consecuencia involuntaria de la utopía neoliberal del libre mercado es la brasileñización de Occidente. Lo que más llama la atención en el actual panorama laboral a escala mundial no es sólo el elevado índice de paro [desempleo] en los países europeos, el denominado milagro del empleo en EEUU o el paso de la sociedad del trabajo a la sociedad del saber, es decir, qué aspecto tendrá en el futuro el trabajo en el ámbito de la información. Es, más bien, el gran parecido que se advierte en la evolución del trabajo en los denominados primer y tercer mundo. Estamos asistiendo a la irrupción de lo precario, discontinuo, impreciso e informal en ese fortín que es la sociedad del pleno empleo en Occidente. […] En un país semiindustrializado como Brasil, los trabajadores dependientes con empleo a tiempo completo representan sólo una minoría respecto a la gran masa de los económicamente activos. La mayoría vive en unas condiciones laborales precarias. Abundan los vendedores ambulantes, los pequeños comerciantes y los pequeños artesanos, que se ofrecen como asistentes domésticos de toda suerte, o los “nómadas laborales” que se mueven entre los campos de actividad más variados. Como apuntan numerosos datos en las denominadas sociedades del pleno empleo “altamente desarrolladas”, esta “multiactividad” nómada (distintivo hasta ahora generalmente reservado al trabajo femenino en Occidente) no constituye una “magnitud residual premoderna” sino una variante de desarrollo en rápida expansión en las sociedades laborales posmodernas, que se están quedando sin esa modalidad atractiva, altamente cualificada y bien pagada que es la plena actividad laboral. […] Cuantas más relaciones laborales se “desregularizan” y “flexibilizan” más rápidamente se transforma la sociedad laboral en una sociedad de riesgo, un riesgo que no es calculable ni para el modo de vida de cada individuo ni para el Estado y la esfera política. [Así], la inseguridad endémica será el rasgo distintivo que caracterice en el futuro el modo de vida de la mayoría de los humanos ¡incluso de las capas medias, aparentemente bien situadas! Bajo el influjo de la economía política de la inseguridad se modifica también de manera drástica el aspecto general de la sociedad. Las univocidades se vuelven extremas en las franjas más estrechas; es decir, en la parte superior y en la parte inferior, que en realidad ya no es inferior, sino “exterior” o marginal. Mientras que en la zona media se desarrollan, entremezclan e imbrican las equivocidades, son cada vez más los que viven entre las categorías de pobre y rico. […] André Gorz propone un cambio de perspectiva. Da la vuelta a la falta de trabajo y la conceptúa como disfrute del tiempo, mientras que en la falta de crecimiento ve una buena ocasión para volvernos activos todos y cada uno de nosotros. Yo propongo dar un paso más: la antítesis de la sociedad laboral es la potenciación de una sociedad política de los individuos, de una sociedad civil activa en cada lugar concreto, de una democracia europea a la vez local y transnacional. […] Así, en los proyectos comunales se reactivan de esta manera la democracia y la identidad ciudadana, a menudo de manera conflictiva […]. Sólo si se logra transformar la nueva precariedad de las formas de ocupación en un derecho a la actividad remunerada discontinua, a elegir el tiempo, a una nueva soberanía del tiempo de trabajo incrustada en las condiciones salariales vigentes, podrán surgir y garantizarse [una] nueva relación armónica entre trabajo, vida y acción política. […] Marcel Proust tenía razón. La verdadera experiencia no consiste en descubrir nuevos países, sino en ver la realidad con nuevos ojos. país de origen, desarrolló investigaciones y actividades de manejo de reptiles exóticos acumulando en los años ochenta la colección privada de reptiles más grande de Polonia. Fue un período de su vida dedicado a sus estudios superiores y educación artística. En 1988 dejó su país y en los últimos veinticinco años realizó un importante trabajo de especialización y práctica como fotógrafo de vida silvestre. Spanowicz logra en sus fotografías una fascinante combinación entre el registro científico y la intensidad que los animales fotografiados representan. Con paciencia y gran conocimiento de su comportamiento, consigue atrapar los momentos que reflejan mejor la vida de los animales y su entorno, descubriendo un mundo casi completamente desconocido para el común de quienes tienen como contexto sólo la vida urbana. El artista ha presentado varias exposiciones en Polonia, Estados Unidos y Bolivia, donde reside actualmente.