Editorial Condiciones ideales: referentes de la educación superior Las responsabilidades que las universidades se imponen están íntimamente relacionadas con el desarrollo de su entorno, a tal punto que se les exige desarrollar capacidad para colaborar en su transformación. Esto implica que la universidad debe tener una visión de futuro que le permita trazar diferentes caminos y sobre ellos encontrar la manera de orientar a su sociedad buscando sin descanso su beneficio. Una herramienta útil de gestión en las instituciones universitarias es la denominada Planeación Estratégica y al aplicarla, en la mayoría de las veces, se generan ambientes de participación dentro de la institución y es necesario que en esas actividades se conozca con certeza la razón de ser de las universidades y lo que caracteriza su idea. Saber hacia dónde se tiene que ir facilita conocer las variables que tocan el camino y así se hace más fácil llegar, evitando dificultades. No debemos olvidar que las instituciones universitarias están conformadas por diferentes unidades que de alguna manera funcionan independientemente, generando sus propios desarrollos, pero que a la vez deben responder a las exigencias de la institución, más aún, cuando ésta tiene una misión y una visión por construir. La mayoría de las actividades, quizás las más importantes (específicamente las que caracterizan en sí a la universidad), requieren de un tiempo largo para su implementación y desarrollo, tiempo en el que se definen diferentes etapas (una etapa contiene diversas fases) de un proceso. Así se avanza de manera progresiva hacia otros espacios. Espacios que requieren de un nuevo impulso en el tiempo, teniendo que atender nuevos desafíos. Así suele suceder: se busca avanzar para ir de un estado a otro, siempre dejando huella. Paradójicamente cada vez que se alcanza un grado de desarrollo significativo se crece, y en la medida que esto sucede, se fracciona más la institución al aparecer nuevos pensamientos, ideas, propósitos y necesidades. En nuestro caso, el fraccionamiento ha posibilitado la conformación de nuevas unidades académicas, las cuales a su vez se organizan por departamentos, siendo estos últimos los nichos para las áreas de conocimiento, generándose con ello, desde el punto de vista institucional, una cantidad de dependencias o compartimientos con un quehacer propio, si se quiere sui géneris, mediatizado por hábitos específicos orientados a mantener y producir los conocimientos y las prácticas 4 El Hombre y la Máquina No. 22 • Enero - Junio de 2004 propios de cada saber o disciplina; los cuales en muchas ocasiones incluso pueden obstaculizar el acceso de funcionarios a dichos espacios, siendo posible sólo para aquellos individuos capaces de entender por ejemplo las imbricaciones propias de la dinámica curricular. La organización de esta infraestructura que permite la diferenciación de las partes, tal como se ha indicado, dificulta la planeación global, en la medida en que cada vez demanda del consenso entre los diferentes sectores. Del mismo modo pareciera ser que la organización requiere del fraccionamiento del poder al interior del sistema (sin desconocer que entre todos los componentes hay interacciones o influencias) con miras a dar paso a las innovaciones y en procura además de que los motores del cambio permanezcan encendidos. Aunque este fenómeno parece contradictorio, no se puede negar que resulta ser un proceso importante ya que finalmente permite a la institución, como un todo, más que mantenerse, llegar a consolidarse. Las variables mencionadas, tiempo y fraccionamiento, analizadas en el concierto de características de una institución, que a su vez requiere de la articulación generacional permanente, dificultan la percepción de aquello que se mantiene constante y de lo que está en proceso de cambio. La verdad es que si no se establecen algunas directrices, conocidas y apropiadas por todos, señalando las rutas que se deben seguir, prácticamente sería imposible cumplir las misiones y visiones que en diferentes momentos se trazan en la universidad. Esas directrices las aceptamos como ayudas mentales y se llaman condiciones ideales. Son ideas que se generan a partir de un ideal de Universidad y se caracterizan por permanecer en el tiempo, se convierten en los referentes permanentes que se deben apropiar, intentando construirlos. Por lo general no se logran en su totalidad, dado que a medida que se avanza en sus logros, también se corren las fronteras, pero ellas están ahí, señalando el camino, iluminándolo e insinuando que esa es la vía que lleva al logro de la calidad y excelencia en una institución de educación superior. Las condiciones ideales son fundamentales en el desarrollo de cualquier proyecto prospectivo de la institución y su búsqueda debe verificarse desde el planteamiento mismo del proyecto. Las condiciones ideales están correlacionadas con una idea de universidad que se quiere construir y marcan las pautas que permanecen desde el origen de la institución, hasta los tiempos actuales, adicionándoles a ellas las variaciones que con el transcurrir del tiempo se vayan generando. Esta es una forma de construir camino permitiendo que las cosas buenas del pasado incidan en el presente y ayuden a construir futuro. En el fondo se trata de conseguir la institucionalización de la universidad, buscando que adquiera una sólida base de conocimiento, enraizado en las diversas unidades académicas para que desde ellas se gesten los cambios requeridos. El Hombre y la Máquina No. 22 • Enero - Junio de 2004 5 Enumerar una buena cantidad de condiciones ideales es una excelente guía como temas comunes y útiles a todas y cada una de las diferentes dependencias de la institución, desde las cuales si se adicionan y generan las propias y particulares, es posible que se cuente con un manifiesto de elementos que guían el camino en busca de la calidad en la universidad y en cada una de sus dependencias, las cuales de por sí pueden tener diferentes niveles de desarrollo. Entre las condiciones ideales más relevantes cabe mencionar: 6 • Actualización permanente del talento humano: Procurar que el personal académico de la institución avance en el conocimiento a través de planes de capacitación y actualización relacionados con las responsabilidades que cada persona tiene en la institución, es fundamental para mantener un avance y evitar los retrocesos. • Conocimiento pleno del entorno: La universidad es uno de los agentes que busca el bienestar social y la transformación del entorno, para ello se requiere entender y saber cómo se construye la cultura, sus planteamientos socio-económicos, políticos y su organización social. Conocer las dificultades y necesidades y por supuesto la relación entre los diferentes sectores gubernamentales, empresariales y sociales, es un buen camino que facilita soluciones. • Planificar y gestar un proyecto permanente de calidad: La autoevaluación, la acreditación por programas e institucional, la búsqueda de altos resultados en los exámenes de Estado, la obtención de los registros calificados y la articulación de las funciones sustantivas, deben ser metas permanentes de la institución. En la medida que se logre un buen nivel a ese respecto se puede seguir avanzando, aprovechando las experiencias y los planes elaborados de mejoramiento. • Hacer presencia local, nacional e internacional: Buscar que los profesores, estudiantes y funcionarios de la institución participen activamente en eventos académicos con ponencias surgidas de proyectos de investigación, demostrando así la capacidad creativa, de innovación y cientificidad. • Desarrollar proyectos académico-curriculares pertinentes: Apropiar el conocimiento mundial, enseñarlo, investigar con él y aplicarlo localmente es fundamental para colaborarle al país en su inserción en los procesos de globalización y competitividad. Subyace aquí la idea de tener convenios internacionales, nacionales y regionales que bien utilizados apoyen la docencia y la investigación de la universidad. • Crear un clima laboral agradable: Fomentar el sentido de pertenencia, compromiso y motivación en las personas es requisito fundamental para construir, sin sobresaltos, los diferentes proyectos institucionales. Cada uno debe saber qué aporta desde su posición en la construcción del todo. • Dominar el conocimiento que se maneja: El conocimiento varía permanentemente y en diferentes sitios y países. Es necesario entonces mantener una actitud constante de apropia- El Hombre y la Máquina No. 22 • Enero - Junio de 2004 ción de conocimiento para sistematizarlo, transmitirlo, mantenerlo vigente, aplicarlo y así poder estar en condiciones de generar nuevos saberes. • Hacer uso permanente de la tecnología: En cada época se producen diversas tecnologías, aprender su aplicación, uso y desarrollo es fundamental también en la universidad. Mantenerse en la frontera de las diferentes ciencias, disciplinas y profesiones con sus usos tecnológicos específicos es una condición que fortalece a la universidad como tal. • Fomentar el aprendizaje de un idioma universalmente aceptado: Intercambiar conocimientos, reflexionar y ejercer la tarea crítica en torno suyo, es una costumbre aceptada que se realiza entre las diferentes comunidades académicas del mundo. Los paradigmas se construyen o invalidan entre grupos disciplinares razón por la cual se requiere un medio de comunicación que facilite dicho intercambio. Un idioma universal, actualmente el inglés, permite esa labor. Se debe introducir en el mundo académico institucional. • Formación pedagógica permanente: Los científicos y profesionales que son la mayor fuente de académicos en las universidades, requieren ser formados en innovaciones pedagógicas y sus aplicaciones, haciendo uso intensivo de tecnologías para variar sustancialmente, dependiendo del momento histórico, la forma y el modo de realizar docencia, producir conocimiento y aplicarlo convenientemente. • Ampliar, en la medida que se pueda, los saberes en la institución: Lo que caracteriza y distingue a una universidad de otra institución agenciadora y/o productora de conocimiento, es su capacidad de tener y abarcar todos los saberes y mantenerlos en el nivel de punta. Por tal motivo es necesario propiciar la adquisición y el dominio de nuevos saberes, para con ellos poder ofrecer nuevos productos. Cada dependencia debe conocer el campo y la extensión de conocimientos que la caracteriza y buscar, mediante decisiones políticas institucionales estratégicas, sus vinculaciones. Quizá son muchas más las condiciones ideales requeridas en una universidad y es obligación de los directivos académicos ampliar la gama y precisar las posibilidades de las enunciadas. Las que aquí se han mencionado están enraizadas en una idea de universidad desarrollada históricamente, a través del pensamiento de individuos estudiosos del tema, artífices y constructores, en otros casos, de lo que hoy por hoy se define universidad. Reconocida como un espacio de formación de hombres, producción de conocimientos y de servicio social; actividades que se logran con el desarrollo de la docencia, la investigación y la extensión, de manera articulada, procurando a su vez que cada una de ellas se refuerce con las otras y viceversa. Aquí toma fuerza la idea de Alejandro Dumas en la legendaria frase de Los Tres Mosqueteros: Todos para uno y uno para todos. SIGIFREDO SATIZÁBAL GONZÁLEZ Decano Facultad de Ingeniería Universidad Autónoma de Occidente El Hombre y la Máquina No. 22 • Enero - Junio de 2004 7