Palabras de Jesús Sibón QUERIDA COMUNIDAD Querida Comunidad, aunque lo que me pide el corazón es decir, después de más de cuarenta año de relación, querida familia. Estos días he estado recordando anécdotas y hechos de todos estos años, recuerdo como el P. Carmelo me comentaba, sobre los años 70, que querían pagarle 100 pesetas al mes, por darles clase de Ingles a unos chicos y que eso le parecía una barbaridad. Recuerdo perfectamente su fallecimiento y la alegría que me dio recientemente leer un soneto escrito por él en aquellas ruinas, cerca de Miranda. En Octubre de 1974, Oswaldo nos casó en una capilla del antiguo seminario, pues no se habían terminado las obras de la iglesia, pero todo nos pareció maravilloso incluida a mi familia que aun recuerdan lo bien que estuvieron alojados en esta casa con los agradables cuidados de Manuel. ¡Cuántas charlas tuvimos, en la antigua portería, hasta que te destinaron a Miranda! charlas que aun mantenemos, cuando vienes. De 1976 al 79, estuve destinado en Talavera de la Reina y solo esporádicamente veníamos por el Escorial. A mi vuelta y hasta la actualidad, he continuado viniendo asiduamente por la Residencia, atendiendo primero a los que estaban en la comunidad y posteriormente, cuando se reformó para hacer la “Casa de mayores”, a los que necesitaban más cuidado. De todos estos años tengo buenísimos recuerdos y también tristes al tener que despedirme de tan buenos religiosos y para mi amigos. En mi memoria permanecen todos y cada uno de los que he conocido en esta casa, y que sería demasiado prolongado, entretenerme en todas ellas. Pero cómo olvidar al P. Recaredo, al P. Rodrigo y su preocupación por la construcción del salón de actos, al padre Claudio, al P. Vitorino, y al P. Fermín con sus trabajos de agricultor en macetas y posteriormente manuales de los que guardo algún recuerdo en casa y a tantos otros. Como no recordar también a Joaquín, a Plácido, o la sonrisa seráfica del P. Tarsicio, y al P Daniel que a pesar de su larga enfermedad, que él iba notando como le hacía perder facultades, siempre recibía a todos con una sonrisa y sobre todo cuando José, que siempre ha estado pendiente de todos, le daba un poco del chocolate que tanto le gustaba. Recuerdo a Jose María, que lo pasó tan mal, pues en muchos momentos era consciente de su estado y a pesar de ello siempre estaba dispuesto a tocar el piano. No puedo olvidar a los que han pasado por esta casa y están destinados en otros lugares, como al P. Millán, artífice del gimnasio, ¡qué buena idea!, los desvelos y dedicación del P. Florentino y el P. Manuel, al P Javier, al P Roberto, y a tantos otros, con los que en alguna ocasión comentaba los ratos tan felices que pasaba en esta casa. Y a los que continúan aquí, pues para mí esta casa es como encontrar un oasis en muchos días de desaliento, al contemplar la resignación y la aceptación de la Voluntad de Dios. No puedo terminar sin mencionar a Angel y a su hermano Eugenio. Son más de 10 años de compartir vivencias, penas, alegrías y algún chiste. Y Jeremías, que cuida de la comunidad con desvelo estos últimos años, mejorando la rehabilitación de los que lo necesitan. No quiero ser pesado, así que, para terminar deseo daros las gracias por todos estos años que me habéis permitido estar aquí y espero seguir estando y por todas las atenciones que hemos recibido tanto Aurora como yo de vosotros. MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TODO. ------------------------------------------------------------------ A JESÚS SIBÓN EN SU JUBILACIÓN Jeremías Cuesta ss.cc. No sé si esto es fácil o difícil, no sé si acertaré con las palabras adecuadas para este acontecimiento; en principio ya sé que te gusta pasar más desapercibido, pero, bueno, alguna vez te tendría que tocar el dejarte QUERER por los que tú has querido y sigues queriendo. Me ha tocado a mí el decirte lo que todos nosotros sentimos y tantas veces hemos comentado entre nosotros. “Hay quien solo contagia amargura o escepticismo. Pero hay, también, quien con sus palabras, con sus miradas, con sus gestos o con su calma, transmite serenidad, alegría; ayuda a encontrar motivos y horizontes. Hay mucha gente así en la vida. Tal vez no copan titulares ni acaparan portadas. No les verás desfilando bajo los flashes de los fotógrafos (o tal vez sí). Pero cuando compartes un rato, más si son muchos ratos, con ellos, te ayudan a disipar problemas imaginarios. Y te hacen pensar que la vida es bella y digna de ser vivida, y te ayudan a recobrar –si acaso lo has perdido- el aprecio por los otros. No es la suya la alegría vacía o engañada de quien cierra los ojos a la realidad, sino la alegría lúcida de quien sabe apreciar lo importante. Seguro que conoces gente así”. Seguro que conocemos gente así; nosotros te hemos tenido muy cerca y te encuadramos en este grupo de personas El gran gesto de GESTO DE JESÚS- RESUMEN DE TODA SU VIDA, fue el de lavar los pies a los discípulos con el encargo de que nosotros hiciéramos lo mismo. La vocación y profesión de médicos proporciona a diario el cuidado, la atención y la oportunidad de tratar a los enfermos como los trató Jesús, cuando vivió entre nosotros; fue y es el gran médico de nuestras vidas. Sin compararnos a Jesús de Nazaret, nosotros sí podemos decir y hablar de tantos gestos tuyos, de tantos servicios prestados, de tanta disponibilidad de noche y de día para acudir a esta casa a la que consideras como tuya; para escuchar y auscultar los latidos de un corazón lento o acelerado, y auscultando al mismo tiempo, el estado de ánimo interior, para recetar la medicina oportuna y la palabra que calma, la sonrisa que esponja el espíritu y la frase a la vez oportuna y graciosa, que alivia, pacifica y anima a seguir, contando siempre con la voluntad de Dios. Ya sé que me dirás que los médicos sois así y que para eso te hiciste médico; es verdad pero nosotros lo hemos visto en ti y por eso te lo decimos y estamos agradecidos. A tu esposa no hemos tenido oportunidad de manifestarle nuestro aprecio, nuestro cariño, nuestro agradecimiento; ella seguramente puede confirmar lo que nosotros sentimos y manifestamos en este momento por Jesús; ella es testigo de tantas y tantas llamadas al móvil, oportuna e inoportunamente; y siempre la misma respuesta: voy enseguida. Gracias también a ti Aurora. La Congregación y, más en concreto todos los religiosos de España, a quien hoy representamos nosotros, y esta comunidad de El Escorial han sido testigos de todo esto y de mucho más que cada uno podría expresar. PADRE EUSTAQUIO VAN LIESHOUT: En la Eucaristía he tomado los textos que leemos en la fiesta del Beato Eustaquio a quien Dios le concedió el don de sanar el cuerpo y sobre todo el espíritu: SALUD y PAZ ES EL LEMA que recoge y sintetiza su vida dedicada a los pobres y enfermos; ”Ganar almas, ahorrar dolores y sufrimiento: ¡he aquí mi gran ideal inspirado por Dios”. PADRE DAMIÁN DE MOLOKAI: el salmo que hemos orado está tomado de de la Eucaristía del P. Damián, San Damián de Molokai: con él hemos dado gracias a Dios por la bondad y el amor que nos tiene, en especial en situaciones de dificultad; todos sabemos, admiramos e intentamos vivir su atención y el cuidado hacia los enfermos de lepra en Molokai. Aunque de lejos todos intentamos imitarles en nuestro relación con los personas y en especial a los enfermos en esta casa. Así creemos que tú has intentado manifestar esta bondad con los enfermos. Como recuerdo de este momento te ofrecemos este pequeño obsequio-Icono del P. Damián con leprosos- que, como siempre es un recuerdo y que lo importante es lo que quiere trasmitir y que lo expresamos en esta palabra: GRACIAS.