14. CARTAS MONTADAS 18/9/06 18:41 Página 393 393 Vol. 23, N.º 8, 2006 Cartas al Director Utilización de internet en los pacientes con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana Sr. Director: Recientemente hemos presentado en su revista, los resultados de un pequeño estudio en el que analizábamos, mediante el empleo de una sencilla encuesta, la frecuencia con la que utilizaban internet los pacientes atendidos en la consulta de oncología médica de nuestro hospital (1). Los resultados revelaban una utilización escasa, aunque apreciable de esta técnica. Se ha analizado el empleo de internet en pacientes con enfermedades endocrinológicas, digestivas y reumatológicas y en dichas patologías entre el 18 y el 44% de los pacientes habían utilizado internet para buscar información médica sobre su enfermedad (2-4). Existen otras enfermedades en las que también han existido cambios revolucionarios en los últimos años, siendo el paradigma de las mismas, la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Así en los últimos 8 años ha pasado de ser una enfermedad irremediablemente mortal en un corto plazo a convertirse en una gran mayoría de los casos en una enfermedad crónica, que no origina demasiados problemas, pero eso sí, únicamente en los pacientes que acuden regularmente a las consultas y siguen el tratamiento antirretroviral con una buena adherencia. Es conocido que en esta enfermedad existe un interés y una participación muy relevante del propio afectado para conocer de buena fuente su problema y sus perspectivas futuras. La disponibilidad de una herramienta de acceso libre y rápido como internet ha llevado a la existencia de múltiples páginas dedicadas exclusivamente a la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana/sida (5). La información clínica que existe en internet sobre el sida es muy extensa y se puede encontrar todo tipo de información, noticias, avisos de congresos y reuniones, bases de datos, resúmenes y comentarios a las indicaciones terapéuticas publicadas, consultas dirigidas a expertos, casos clínicos, imágenes, datos epidemiológicos, revistas electrónicas, etc. (5). Numerosas organizaciones sin ánimo de lucro, ofrecen sus servicios de apoyo psicológico y social a través de internet. Decidimos efectuar un pequeño estudio en el que analizábamos la frecuencia con la que los pacientes afectos de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana utilizaban el internet para conocer más sobre su enfermedad. Utilizamos la misma encuesta que empleamos en los pacientes oncológicos, añadiendo si disponía de ordenador en el domicilio. Recogíamos los siguientes datos: 1) edad y sexo; 2) tipo de estudios que habían realizado: ninguno, elemental, medios y superior; 3) ¿ha buscado información sobre su enfermedad por internet?; 4) ha buscado información sobre su enfermedad por otros medios: prensa, enciclopedia médica, otros médicos, etc.; 5) ¿le gustaría que el médico le facilitara direcciones de internet, donde consultar aspectos sobre su enfermedad?; y 6) tiene ordenador. Presentamos los resultados de 36 encuestas cumplimentadas: 24 varones (66%) y 12 mujeres (33%). La edad media era de 41,3 años (19-64 años). El tipo de estudios que habían realizado fue: ninguno en cuatro casos (11%), elemental en 24 (66%), medios en 8 (22%), ninguno tenía un nivel superior de estudios. Había buscado información sobre su enfermedad en internet, un paciente (2,7%) y 35, no (97,3%). Habían buscado información por la prensa, 14 pacientes (38,8%), 8 por enciclopedia médica (22%), 18 no habían buscado información, salvo la que el médico de la consulta les había aportado (50%). Les gustaría que el médico les facilitará direcciones de Internet para conocer más sobre su enfermedad, 5 pacientes (13,8%). Disponían de ordenador en su domicilio, 6 pacientes (16,6%) y 30 no (83%). Con respecto a los 5 pacientes que referían que les gustaría que su médico les facilitará direcciones de Internet para conocer más sobre su enfermedad, 4 tenían un nivel de estudios medios y uno elemental. A mayor nivel de estudios, mayor será la probabilidad de que el paciente busque información adicional por internet, el mismo resultado encontramos en el estudio que presentamos anteriormente en su revista y los mismos resultados se han encontrado en otros estudios anteriores sobre este tema (1,4,6). En los pacientes afectos de procesos tumorales, se observó una mayor utilización de internet (20 versus 2,7% en los afectos de infección por el VIH) y asimismo fue notable la diferencia en la pregunta sobre si les gustaría que su médico les facilitara direcciones de Internet para conocer más sobre su enfermedad (40 versus 14. CARTAS MONTADAS 394 18/9/06 18:41 Página 394 CARTAS AL DIRECTOR 13,8% en los pacientes con VIH). Estas diferencias pueden deberse a que en los pacientes oncológicos, existía un nivel de estudios medios y superiores en el 73% de los pacientes y sin embargo en los pacientes afectos de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana, únicamente existía un nivel de estudios medios-bachiller en el 22% de los casos y ningún paciente tenía un nivel de estudios superior. F. Marcos Sánchez, M. I. Albo Castaño, S. Casallo Blanco, L. de Matías Salces Servicio de Medicina Interna. Hospital Nuestra Señora del Prado. Talavera de la Reina, Toledo 1. 2. 3. 4. 5. 6. Marcos Sánchez F, Albo Castaño MI, Viana Alonso A, Moyano Jato A. Utilización de Internet en los pacientes de oncología. An Med Interna (Madrid) 2006; 23: 101. Ortega-Centeno N, Callejas Rubio JL, Benticuaga Martínez MN, Navarro Pelayo F, de la Higuera Torres-Puchol J. Utilización de Internet como fuente de información por los pacientes de una consulta de enfermedades Autoinmunes sistémicas. Rev Clin Esp 2005; 205: 255- 258. O’Connor B, Johanson JF. Use for the Web for medical information by a gastroenterology clinic population. JAMA 2000; 284: 1962-1964. Panes J, de Lacy AM, Sans M, Soriano A, Pique JM. Frequent Internet use among Catalan patients with inflammatory bowel disease. Gastroenterol Hepatol 2002; 25: 306-309. García F, Romeu J. Internet y Sida. En Guía práctica del SIDA, de Gatell JM, Clotet B, Podzamczer D, Miró JM, Mallolas J. Ediciones Masson. Barcelona 2002; 531-538. Tassone P, Georgalas C, Patel NN, Appleby E, Kotecha B. ¿Do otolaryngology out-patients use to the internet prior to attending their appointment? J Laryngol Otol 2004; 118: 34-38. Metástasis endobronquial por hipernefroma Sr. Director: Las metástasis endobronquiales (ME) por tumores no pulmonares son raras y las neoplasias implicadas con más frecuencia son mama, riñón y colon (1-5). Suele haber un largo intervalo entre el diagnóstico del tumor primitivo y la aparición de ME pero le confieren mal pronóstico (1-4). Presentamos un caso de ME 20 años después de una nefrectomía por un hipernefroma. Mujer de 66 años que consultaba por un cuadro de 6 meses de lumbalgia con mala respuesta a tratamiento antiinflamatorio, astenia, anorexia y pérdida de aproximadamente 6 kg de peso. En sus antecedentes destacaba enfermedad de Graves Basedow y nefrectomía izquierda por hipernefroma a los 46 años. En la exploración física destacaba hepatomegalia de 3 cm. En la analítica presentaba anemia normocítica con colestasis disociada. Se realizó una ecografía abdominal objetivando múltiples nódulos hepáticos y una masa paraaórtica izquierda de 5,6 cm. En la radiografía de tórax se visualizaba un aumento de densidad mal definido a nivel retrocardíaco. Se realizó una tomografía computerizada torácica que confirmó la presencia de una masa en el lóbulo inferior izquierdo (LII) con adenopatías hiliares ipsilaterales y mediastínicas contralaterales. En la gammagrafía ósea había focos de hipercaptación a nivel lumbar. Se intentó una punciónaspiración con aguja fina de los nódulos hepáticos pero se suspendió por sangrado de las lesiones. Posteriormente se realizó una broncoscopia que objetivó a la entrada del LII una masa AN. MED. INTERNA (Madrid) vegetante de aspecto necrosado y muy sangrante, la biopsia fue indicativa de ME de hipernefroma. La paciente recibió tratamiento con interferón y radioterapia a nivel lumbar pero la evolución fue mala y falleció a los 6 meses. La incidencia de ME por tumores no pulmonares oscila entre 2-50% (1,3,4), según los criterios usados para su definición. Cuando se incluye la afectación primaria o secundaria de la pared bronquial por estructuras adyacentes la prevalencia es mayor, mientras que si sólo se consideran las metástasis directas en la pared bronquial es mucho menor. Los tumores implicados con más frecuencia son los de mama, riñón y colon (1-5). Aunque el hipernefroma suele metastatizar a pulmón la afectación endobronquial sólo ocurre en 5-25% de los casos (5). En 2001 Kiryu y cols. propusieron la clasificación de las ME en 4 tipos en función de su modo de desarrollo: tipo I, afectación primaria de la luz bronquial, tipo II, invasión de la luz bronquial por una lesión parenquimatosa, tipo III, invasión de la pared bronquial desde ganglios mediastínicos o hiliares, tipo IV, una lesión periférica que se extiende a lo largo del bronquio proximal (3). Aunque es difícil diferenciar entre el tipo II y IV, cuando hay invasión de la mucosa, al igual que en este caso, se trata del tipo IV que es el más frecuente (3). El tipo III es el que se asocia a peor pronóstico mientras que entre los otros no hay diferencias significativas (3). Los síntomas más frecuentes son tos, disnea y hemoptisis, pero entre el 20-60% de los pacientes pueden estar asintomáticos (1,3). Tanto las manifestaciones clínicas como los hallazgos radiológicos son similares al carcinoma broncogénico por lo que para su diagnóstico es importante realizar broncoscopia y estudio histológico. Las ME pueden aparecer de manera aislada pero lo más frecuente, como en este caso, es que se asocie a recidiva de la enfermedad en otros lugares (1-3). En el caso del hipernefroma son lesiones muy vascularizadas y sangrantes (1,5,6) lo cual puede dificultar la realización de la broncoscopia. Entre el diagnóstico del tumor primitivo y las ME suelen pasar entre 4-5 años pero también pueden aparecer sincrónicamente (1-5) y una vez diagnosticadas se asocian mal pronóstico con una supervivencia media inferior a los 2 años (1,2). El tratamiento de las ME depende de la extensión de la enfermedad y de la situación del paciente (3). Si no se asocia a metástasis en otros lugares se puede considerar la resección quirúrgica. En caso contrario pueden plantearse tratamientos locales como braquiterapia endobronquial (1,5), la embolización de la arteria bronquial (5), recanalización broncoscópica (5) y en el caso del hipernefroma la inmunoterapia (3). C. Martínez-Rey, M. Rodríguez-Framil, S. Paredes-Vila, I. Villamil-Cajoto Servicio de Medicina Interna y Neumología. Hospital Clínico Universitario. Santiago de Compostela, A Coruña 1. 2. 3. 4. 5. 6. Sorensen JB. Endobronchial metastases from extrapulmonary solid tumors. Acta Oncol 2004; 43: 73-9. Katsimbri PP, Bamias AT, Froudarakis ME, Peponis IA, Constantopoulos S, Pavlidis NA. Endobronchial metastases secondary to solid tumours: report of eight cases and review of the literature. Lung Cancer 2000; 28: 163-70. Kiryu T, Hoschi H, Matsui E, Iwata H, Kokubo M, Schimokawa K, Kawaguchi S. Endotracheal/endobronchial metastases: clinicopathologic study with special reference to developmental modes.Chest 2001; 119: 768-75. Dursun AB, Demirag F, Bayiz H, Sertkaya D. Endobronchial metastases: a clinicopathological analysis. Respirology 2005; 10: 510-4. Dobbertin I, Dierkesmann R, Kwiatkowski J, Reichardt W. Bronchoscopic aspects of renal cell carcinoma (RCC). Anticancer Res 1999; 19: 1567-72. Campos Álvarez C, Hernández González JI, Chapulle AG, Duo Buendía AM, Lobo Fernández J, Suárez González JA. Metástasis endobronquiales y laríngeas. Una forma poco habitual de diseminación del hipernefroma. Arch Esp Urol 2000; 53: 734-6.